El Cielo y el Infierno
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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
Un ateo<br />
M.J. B.D... era un hombre de instrucción, pero imbuido hasta <strong>el</strong> último grado en las ideas<br />
materialistas. No creía en Dios ni en su alma. Fue evocado dos años después de su muerte en la<br />
Sociedad de París, a petición de uno de sus parientes.<br />
1. Evocación.<br />
R. Sufro, soy réprobo.<br />
2. Se nos ha rogado que os llamásemos de parte de vuestros parientes que desean conocer<br />
vuestra suerte. ¿Queréis expresarnos si nuestra evocación os es agradable o penosa?<br />
R. Penosa.<br />
3. ¿Vuestra muerte ha sido voluntaria?<br />
R. Sí.<br />
<strong>El</strong> espíritu escribe con dificultad. La escritura es muy grande, irregular, convulsiva y casi ilegible. Al<br />
principio demuestra cólera, rompe <strong>el</strong> lápiz y desgarra <strong>el</strong> pap<strong>el</strong>.<br />
4. Tened más calma, todos rogaremos a Dios por vos.<br />
R. Me veo forzado a creer en Dios.<br />
5. ¿Qué motivo os condujo a vuestra destrucción?<br />
R. Fastidio de la vida sin esperanza.<br />
Se concibe <strong>el</strong> suicidio cuando se vive sin esperanza. Se quiere evitar la desgracia a todo precio. Con <strong>el</strong><br />
Espiritismo, <strong>el</strong> porvenir se desarrolla y la esperanza se legitima. <strong>El</strong> suicidio no tiene, pues, objeto. Al contrario,<br />
se reconoce que por este medio se evita un mal para caer en otro que es cien veces peor. He aquí por qué <strong>el</strong><br />
Espiritismo ha arrancado tantas víctimas a la muerte voluntaria. Los que se esfuerzan en acreditar con sofismas<br />
científicos, y a pretensión de tener la razón de su parte, la idea desconsoladora, origen de tantos males y crímenes,<br />
de que todo acaba con la vida, son muy culpables. Serán responsables, no sólo de sus propios errores, sino de<br />
todos los males de que habrán sido causa.<br />
6. Quisisteis evadiros de las vicisitudes de la vida, ¿habéis ganado en <strong>el</strong>lo algo? ¿Sois más<br />
f<strong>el</strong>iz ahora?<br />
R. ¿Por qué no existe la nada?<br />
7. ¿Queréis tener la bondad de describirnos vuestra situación lo mejor que podáis?<br />
R. Sufro cuando me veo obligado a creer todo lo que negaba. Mi alma está como en ascuas,<br />
atormentada horriblemente.<br />
8. ¿De dónde sacasteis las ideas materialistas que teníais en vuestra vida?<br />
R. En otra existencia había sido malo, y mi espíritu estaba condenado a sufrir los tormentos<br />
de la duda, durante mi vida, bajo cuyos impulsos me suicidé.<br />
Hay aquí todo un orden de ideas. Se pregunta uno muchas veces cómo puede haber materialistas, puesto<br />
que habiendo ya pasado por <strong>el</strong> mundo espiritual deberían tener de él la intuición. Pero, precisamente, esta<br />
intuición se niega a ciertos espíritus que han conservado su orgullo, y no se arrepintieron de sus faltas. Su<br />
prueba consiste en adquirir, durante la vida corporal, y por su propia razón, la prueba de la existencia de Dios y<br />
de la vida futura, que tienen incesantemente a la vista, pero con frecuencia la presunción de no admitir nada<br />
fuera de sus conocimientos domina todavía, y sufren la pena hasta que, vencido su orgullo, se rinden por fin a la<br />
evidencia.<br />
9. ¿Cuando os ahogasteis, qué pensabais que vendría a ser de vos? ¿Qué reflexiones hicisteis<br />
en aqu<strong>el</strong> momento?<br />
R. Ninguna, era la nada para mí. He visto después que, no habiendo sufrido toda mi<br />
condena, tenía aún que sufrir mucho más.<br />
l0. ¿Estáis ahora bien convencido de la existencia de Dios, d<strong>el</strong> alma y de la vida futura?<br />
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