02.05.2014 Views

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

que parece, de una aptitud especial para las comunicaciones espontáneas de este género. Sin duda presentía<br />

también que encontraría allí una simpatía particular como otros la habían hallado en semejantes circunstancias.<br />

Su familia, ajena al Espiritismo, quizás antipática a esta creencia, no hubiera acogido su rev<strong>el</strong>ación como este<br />

médium podía hacerlo.<br />

Aunque la muerte ocurrió algunos días antes, <strong>el</strong> espíritu sufría aún todas sus angustias. Es evidente que<br />

no se daba ninguna cuenta de su situación. Se creía todavía vivo, luchando contra las olas, y no obstante,<br />

hablaba de su cuerpo como si estuviese separado de éste. Pide socorro, dice que no quiere morir, y un instante<br />

después habla de la causa de su muerte, que reconoce ser un castigo. Todo esto denota la confusión de las ideas<br />

que sigue casi siempre a las muertes violentas.<br />

Dos meses más tarde, <strong>el</strong> 2 de febrero de l864, se comunicó de nuevo espontáneamente al mismo médium,<br />

y le dictó lo que sigue:<br />

“La piedad que habéis tenido por mis sufrimientos tan horribles, me ha aliviado. Comprendo<br />

la esperanza, entreveo <strong>el</strong> perdón, pero después d<strong>el</strong> castigo de la falta cometida, sufro todavía, y si<br />

Dios permite que durante algunos momentos entrevea <strong>el</strong> fin de mi desgracia, sólo a las oraciones de<br />

las almas caritativas, conmovidas por mi situación, debo este alivio. ¡Oh, esperanza, rayo d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o,<br />

qué bendita eres cuando te siento nacer en mi alma!... Pero, ¡ay de mí! <strong>El</strong> abismo se abre, <strong>el</strong> terror y<br />

<strong>el</strong> sufrimiento hacen que se borre este recuerdo de misericordia... ¡La noche, siempre la noche! ...<br />

“<strong>El</strong> agua, <strong>el</strong> ruido de las olas que tragaron mi cuerpo no son más que una débil imagen d<strong>el</strong><br />

horror que rodea a mi pobre espíritu. Estoy más calmado cuando puedo estar al lado vuestro, porque<br />

de la misma manera que alivia un terrible secreto depositado en <strong>el</strong> seno de un amigo a aqu<strong>el</strong> que<br />

estaba oprimido por él, así también vuestra piedad, motivada por la confidencia de mi miseria,<br />

calma mi mal y da descanso a mi espíritu...<br />

“Vuestras oraciones me hacen mucho bien. No me las rehuséis. No quiero volver a tener <strong>el</strong><br />

horrible sueño, que se hace realidad cuando lo veo... Tomad <strong>el</strong> lápiz más a menudo, ¡me hace tanto<br />

bien comunicarme con vos!”<br />

Algunos días después, a este mismo espíritu, habiendo sido evocado en una reunión espiritista de París,<br />

se le dirigieron las preguntas siguientes, a las cuales respondió en una misma y sola comunicación y por otro<br />

médium.<br />

P: ¿Quién os ha conducido a manifestaros espontáneamente al primer médium a quien os<br />

habéis comunicado? ¿Cuánto tiempo hacía que estabais muerto cuando os habéis manifestado?<br />

Cuando os comunicasteis, ¿estabais incierto de si aún estabais muerto o vivo, y sentíais todas las<br />

angustias de una muerte terrible? ¿Ahora os dais mejor cuenta de vuestra situación? Habéis dicho<br />

positivamente que vuestra muerte era una expiación, ¿queréis decirnos la causa de ésta? Esto será<br />

una instrucción para nosotros y un alivio para vos. Por vuestra confesión sincera atraeréis la<br />

misericordia de Dios, que nosotros solicitaremos con nuestras oraciones.<br />

R. Parece imposible, a primera vista, que una criatura pudiese sufrir tan cru<strong>el</strong>mente. ¡Dios<br />

mío! ¡Qué penoso es <strong>el</strong> verse constantemente en medio de las olas furiosas, y sentir sin cesar esta<br />

amargura, este frío glacial que me invade y oprime <strong>el</strong> pecho!<br />

¿Pero a qué viene entreteneros siempre con tales espectáculos? ¿No debo empezar por<br />

obedecer a las leyes d<strong>el</strong> reconocimiento dando las gracias a todos vosotros, que tomáis tal interés<br />

por mis tormentos? Preguntáis si me he comunicado mucho tiempo después de mi muerte. No<br />

puedo responder con facilidad. ¡Pensad y considerad en qué horrible situación estoy todavía! Sin<br />

embargo, me han conducido al médium, según creo, por una voluntad ajena a la mía y me es<br />

imposible darme razón de <strong>el</strong>lo, me servía de su brazo con la misma facilidad que me sirvo d<strong>el</strong><br />

vuestro en este momento, persuadido de que me pertenece. Ahora mismo siento aún que es un goce<br />

Página 145

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!