32000000220
32000000220
32000000220
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
NUMERO 101<br />
SEPTIEMBRE-OCTUBRE • 2007 • $36.00<br />
PLAZA DE LA CIUDADELA, 4, CENTRO HISTÓRICO<br />
DE LA CIUDAD DE MÉXICO.<br />
CP 06040. TELÉFONOS (55) 9172 47 lOY 12<br />
CORREO ELECTRÓNICO;<br />
bibmex@correo.conaculta.gob.mx<br />
CERTIFICADO DE LICITUD DETÍTULO # 6270<br />
CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO U 4380<br />
CONSEJO NACIONAL PARA<br />
LA CULTURA Y LAS ARTES<br />
PRESIDENTE<br />
SERGIO VELA<br />
DIRECTOR GENERAL DE BIBLIOTECAS<br />
FEDERICO HERNÁNDEZ PACHECO<br />
REVISTA BIBLIOTECA DE MÉXICO<br />
DIRECTOR FUNDADOR:<br />
|AIME GARCÍA TERRÉS f<br />
DIRECTOR: EDUARDO UZALDE<br />
EDITOR: |OSÉ ANTONIO MONTERO<br />
EDITOR ASOCIADO: MARIO BOJÓRQUEZ<br />
SECRETARIO DE REDACCIÓN:<br />
JOSÉ DE LA COLINA<br />
CONSEJO DE REDACCIÓN:<br />
JUAN ALMELA. FERNANDO ÁLVAREZ DEL CASTILLO,<br />
MIGUEL CAPI5TRÁN. ADOLFO ECHEVERRÍA,VÍCTOR<br />
TOLEDO Y RAFAEL VARGAS<br />
PROMOCIÓN EDITORIAL:<br />
MIGUEL GARCÍA RUIZ<br />
DISEÑO: BRUNO ACEVES HUMANA<br />
ASISTENCIA EDITORIAL: MARINA GRAF<br />
ASISTENCIA TÉCNICA Y CORRECCIÓN:<br />
UNA GARAY VAQUERA<br />
RAÚL ZENDEJAS DE LA PEÑA<br />
COMERCIALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN:<br />
RUYSDAEL NAVA<br />
IMPRESIÓN:<br />
EDICIONES CORUNDA, S.A. DE C.V<br />
PORTADA: RENE CHAR POR VÍCTOR BRAUNER<br />
2- DE FORROS: PAUL ÉLUARDY RENE CHAR<br />
EN NIZA EN 1930<br />
4- DE FORROS: WILUAM BlAKE A LOS 28 Y A LOS<br />
69 AÑOS 0£ EDAD. POR FREDERICK TATHAM.<br />
ILUSTRACIONES INTERIORES:<br />
PÁGINA 6: FOTOGRAFÍA DE RENE CHAR<br />
REPRODUCIDA EN PATRICK V^íALDBERG.<br />
SURREALISM.THAMES AND HUDSON. LONDON,<br />
1965.<br />
PÁGINA 7: FOTOGRAFÍA DE BRETÓN, DALÍ,<br />
CHAR Y ÉLUARD. REPRODUCIDA EN ALDO<br />
PELLEGRINI, ANTOLOGÍA DE LA POESÍA SURREAL/STA.<br />
COMPAÑÍA GENERAL FABRIL EDITORA. BUENOS<br />
AIRES, 1961.<br />
PÁGINA 19: FOTOGRAFÍAS DE JEAN-PAUL<br />
SARTREY ALBERT CAMUS REPRODUCIDAS EN<br />
RENÉ-MARILL ALBÉRÉS ET AL. CAMUS (COLLECTION<br />
CENÍES ET RÉAUTÉS). HACHETTE, PARÍS, 1966.<br />
PÁGINAS 28 Y 30: OBRAS DE EDVARD MUNCH<br />
REPRODUCIDAS EN PIPER-BÜCHEREl, EDVARD<br />
MUNCH LE&ENFRIES. 46 GRAPHIKEN. R. PIPER & CO.<br />
VERLAG, MUNCHEN. 1955.<br />
PÁGINA 34: OBRA DE PAUL KLEE REPRODUCIDA<br />
EN JUAN GARCÍA PONCE. PAUL KLEE. IMPRENTA<br />
MADERO. S.A., CIUDAD DE MÉXICO. 1965.<br />
BBIBLIOTECA<br />
DE MÉXICO<br />
2 Rene Char:<br />
Un poeta en armas<br />
Laurent Greilsamer<br />
23 Rene Char:<br />
Poesía de la claridad<br />
(Antología)<br />
41 Proverbios del infierno<br />
William Blake<br />
44 Poetas de América<br />
• Bill Bissett<br />
• Michael Palmer<br />
• Rafael Toriz<br />
• osé Manuel Recillas<br />
• ulio Eutiquio Sarabia<br />
• Eduardo Langagne<br />
•José Kozer<br />
•Waldo Leyva<br />
• osé Mármol<br />
• Roberto Sosa<br />
• Ernesto Cardenal<br />
• uan Gelman<br />
58 Las antologías poéticas mexicanas<br />
y sus propuestas<br />
uan C)omingo Arguelles
René Char a los siete años junto a su madre en la casa natal del poeta<br />
LAURENT GREILSAMER*<br />
,<br />
RENE CHAR:<br />
UN POETA EN ARMAS**<br />
TRADUCCiÓN DE MARTA DONís<br />
* Periodista en Le Monde, ha publicado tres biografias en Editorial Fayard: Hubert Beuve-Méry (1990); Le prince foutroye_ La vie de Nicolas de Staiil (/998);<br />
y LEclairaufront. La vie de René CiJar (2004).<br />
** Una vez más Biblioteca de México agradece debidamente a Jacqueline André, encargada de la Mediateca de la Casa de Francia en México, su generosa<br />
y diligente participación para obtener los derechos de autor del texto e imágenes sobre René Char que aquí se publican, así como al autor y a<br />
CULTURESFRANc. éditions, institución del Ministére de Alfaires Étrangeres francés, por conceder la autorización correspondiente.<br />
1<br />
BIBUOncA DE M[XICO
Los ojos por sí solos<br />
son capaces también<br />
de dar gritos.'<br />
No escribiré<br />
poemas<br />
de aquiescencia. 2<br />
Ser de avanzada.<br />
No del festín,<br />
su epílogo. 3<br />
A 10 largo de toda su vida René Char fue un<br />
rebelde. Y esta rebelión comenzó muy pronto,<br />
en el seno mismo de su familia y en la escuela.<br />
Ya desde niño era insumiso y de adolescente se<br />
convirtió en un sublevado. Un itinerario de mercurio.<br />
Nacido en 1907 en un país bendecido por<br />
los dioses (en Provenza, y más precisamente en<br />
el Luberon, no lejos de Aviñón) e hijo de una familia<br />
burguesa que reinaba como ama y señora<br />
en su ciudad natal (L'Isle-sur-la-Sorgue). Desde<br />
antes de llegar a la adolescencia se opuso violentamente<br />
a su madre y a su hermano mayor.<br />
Todo comenzó cuando murió su padre, industrial<br />
y patrón de la sociedad que administraba<br />
los hornos de yeso del departamento de Vaucluse,<br />
quien fue alcalde de L'Isle-sur-la-Sorgue.<br />
René Char tenía once años. Mucho tiempo después<br />
escribió: En realidad no lloré sino una sola vez.<br />
El sol, al desaparecer, hirió tu rostro. Tu cabeza rodó<br />
en lalosa del cielo y ya no creí más en el mañana. 4<br />
A partir de ese día, todo cambió drásticamente.<br />
No aceptó más la autoridad de su familia.<br />
O, para ser más exactos, se consideró progresivamente<br />
el heredero legítimo, el jefe natural,<br />
el representante real de la familia Charo Su hermano<br />
mayor, Albert, diez años mayor que él y<br />
que conocía bien cómo desempeñar este papel,<br />
chocó con un muro. René sufría sus órdenes, sus<br />
bromas pesadas y sus golpes como injurias y humillaciones<br />
insoportables.<br />
Fue en esos años, capitales en su formación,<br />
que René Char se sublevó, años en que maduró<br />
su venganza y pensaba en el asesinato. Esto es<br />
, Feuillets d HypIlOS, CEu vres complétes, París, Gallimard, col. Bibliothéque<br />
de la P1éiade (en lo sucesivo o. C.) , 1983 , p. 200.<br />
, !bid. p. 202.<br />
J !bid. p. 222 .<br />
• o. c., op. cit., p. 362.<br />
Centmario de René CIuu<br />
(1907-1988)<br />
Publicamos en este número<br />
de la revista un inteli¡ente y<br />
brillante ensayo del escritor<br />
y periodista francés Laurent<br />
Greilsamer, que él mismo ha<br />
titulado con fortuna René C1rar,<br />
un poeta en armas, (CULTUaESnANCE,<br />
2007, ediciones del<br />
Ministerio francés de asuntos<br />
extranjeros), El texto se publica<br />
aqui, por supuesto, con la autorización<br />
del autor y los editores<br />
y gracias a la siempre generosa<br />
diligencia de nuestros amigos<br />
de la Mediateca de la Casa de<br />
Francia en México.<br />
La versión española se debe<br />
a nuestra colaboradora Marta<br />
Donís, que también se ha<br />
encargado de traducir varios<br />
poemas y materiales prosísticos<br />
publicados por el poeta en<br />
distintas épocas de su vida.<br />
¿Pero quién es Char para<br />
nuestros lectores de hoy, este<br />
gigante de un metro noventa<br />
y tantos centímetros, pugilista<br />
social e intelectual, siempre entregado<br />
con pasión a la batalla<br />
contra todas las intolerancias,<br />
los racismos y las injusticias<br />
que le toca afrontar y padecer<br />
en su patria entre las dos grandes<br />
guerras del siglo XX (la<br />
primera la vivió en la infancia<br />
y la segunda en la joven madurez)?<br />
El retrato del poeta en armas<br />
que nos entrega Laurent<br />
Greilsamer es, además de impresionante<br />
y conmovedor, un<br />
retrato de toda la generación<br />
europea, y sobre todo francesa<br />
del periodo de entreguerras, y<br />
una radiografia de los conflictos<br />
ideológicos y sociales en<br />
que se debatieron los militantes<br />
de todas las tendencias en<br />
esa época,<br />
Entre los centenares de páginas<br />
que ocupan en la obra de<br />
Octavio Paz (otro poeta que anduvo<br />
siempre en armas y a punto<br />
estuvo como Char de hacerlo<br />
en forma fisica), hay algunas<br />
como las de la entrevista concedida<br />
en Cambridge, Inglaterra<br />
(1970), en el Churchill College<br />
a Rita Guibert que cuando le<br />
pregunta al poeta sobre el estado<br />
y los logros de la literatura<br />
latinoamericana del momento<br />
1<br />
BIBUOncA ¡ M[XICO
lo que se manifiesta en esta semiconfesión del<br />
siguiente cuarteto:<br />
He estrangulado a mi hermano<br />
porque no le gustaba dormir<br />
con la ventana abiertaS<br />
Aquí la poesía disfraza el furor y el resentimiento.<br />
René Char se construyó a sí mismo contra<br />
ese hermano que se convirtió con el tiempo<br />
en el símbolo de todo lo que detestaba: el conformismo<br />
burgués, la ideología reaccionaria, la<br />
arrogancia de quienes se sienten portadores del<br />
derecho de primogenitura. Cuando llegaron los<br />
años de juventud, René Char expulsó a este rival<br />
de su pensamiento. Para él ya no hubo más dudas:<br />
él era el jefe, el heredero. La residencia familiar,<br />
lugar central del poder del linaje de los Char,<br />
seria obligatoriamente suya. Simbólicamente. De<br />
ello hizo el punto fijo de su vida, y exigió poder ir<br />
a pasar algunos días cuando él quisiera, sin tolerar<br />
el más mínimo comentario: "Dormiré en Névons,<br />
mi casa .. . es preciso que nadie 10 0Ivide",6<br />
le escribió a su madrina, reafirmando enérgicamente<br />
que el título de propiedad no es nada en<br />
comparación con el apego y la convicción. Mientras<br />
fue niño todavía, no tuvo ni la fuerza ni los<br />
medios para imponer su ley. Pero fantaseaba con<br />
la muerte del hermano re~hazado, odiado. Un día<br />
consiguió que un amigo le prestara una pistola<br />
(no cargada) durante veinticuatro horas. Para dispararle<br />
al hermano. Para fingir que lo hacía. Para<br />
terminar con todo. Este simulacro dice mucho de<br />
su sufrimiento y su resistencia. En esa lucha cuerpo<br />
a cuerpo sobrevino finalmente un momento<br />
de gracia: cuando llegó a la adolescencia, René<br />
Char creció desmesuradamente (al grado de llegar<br />
a medir 1.92 m) y se volvió musculoso. Jugaba<br />
en el equipo local de rugby. Al convertirse en<br />
un coloso, decidió enfrentar fisicamente a su hermano<br />
en el primer incidente que se presentara. Y<br />
le dio una tunda a trompadas para saldar todas<br />
las cuentas pendientes.<br />
Él mismo eligió a "sus hermanos" entre los<br />
chicos del pequeño pueblo provenzal, con una<br />
predilección por los humildes, los trabajadores<br />
temporales y los marginados: como poeta los<br />
llamaría los "transparentes". Francis Curel, su<br />
, "Quatre ages", o. e, op. cit., p. 93.<br />
•
hasta segundo año de Preparatoria. Él mismo<br />
puso fin a sus estudios: su profesor de literatura<br />
lo sorprendió divagando en clase y como él no<br />
soportó los comentarios que hizo acerca de él,<br />
le lanzó violentamente al rostro su diccionario<br />
de latín y abandonó la escuela, donde ya no se<br />
le vio más.<br />
El resto de sus estudios parece un aprendizaje<br />
de la bohemia. Frecuentaba como aficionado<br />
los cursos de una escuela de comercio en Marsella.<br />
Fue la ocasión para dar largos paseos por la<br />
ciudad y conocer de improviso a poetas, pícaros,<br />
prostitutas y adivinas. Frecuentaba bares y burdeles<br />
y redondeaba sus fines de mes representando<br />
una marca de anisado. Su contacto con el<br />
mundo le hizo olvidar sus deberes familiares y el<br />
respeto que le debía a su madre. Le confiaba a su<br />
madrina: Estoy definitivamente enojado con toda mi<br />
familia; son chuscos todos esos seres repugnantes, ¿no<br />
es cierto? .. ¡Ah!, mi madre' ¡Con cuánto gusto me<br />
vería desaparecer de este mundo!"<br />
En sus excesos y su concisión, la juventud le<br />
permitió asimismo tomar algunas decisiones fundamentales.<br />
Decidió rechazar cualquier empleo<br />
asalariado a fin de tener libertad de movimiento.<br />
Eligió sobre todo ser poeta, con las manos llenas<br />
de palabras, como granadas. ¿Poeta o dinamitero?<br />
Después de Les Cloches sur le CCEur, su primer<br />
volumen (tenía veinte años), publicó Arsenal. El<br />
tono había cambiado. El romanticismo ya no era<br />
admisible. En las guardas del primer ejemplar,<br />
dice: HA Paul Éluard, ¡finalmente! ". Éluard le<br />
respondió de inmediato invitándolo a que fuera<br />
a verlo a París. Fue un encuentro decisivo que lo<br />
hizo ascender otro poco en la revuelta y la resistencia.<br />
En un último artículo de su revista Mén·diens,<br />
que acababa de fundar junto con André<br />
Cayatte, Char escribió: A partir de ahora será con<br />
hombres con nombres como Paul Éluard, André Breton<br />
y Louis Aragon, que se traducirán mis esfoerzos. Mis<br />
ojos han encendido todos los bosques para verlos vivir. 9<br />
11<br />
Char se instaló provisionalmente en París. Estaba<br />
más libre que nunca. Los grandes poetas del<br />
siglo lo habían admitido como un par a su mesa.<br />
Breton lo armó caballero en solemne ceremonia.<br />
Aragon lo bautizó, Éluard lo trataba como su<br />
8 Carta a las señoritas Roze, correspondencia particular. Citada en<br />
L Éelair au /ront. op. cit.<br />
o En la revista Méridiens, cahiers delittérattlre, d iciembre de 1929.<br />
(que era el del boom), recibe de<br />
él la siguiente respuesta: "me<br />
opongo a que se pretenda, por<br />
razones de propaganda comercial<br />
y (publicidad desaforada)<br />
que la literatura latinoamericana<br />
contemporánea se reduzca<br />
exclusivamente a la novela;<br />
(esto es) ... una mutilación que<br />
la cercena y la priva de la mitad<br />
de su cuerpo; la poesía", y concluía<br />
Paz: "¡Imagínese 10 que<br />
seria la literatura norteamericana<br />
sin Pound, sin Lowell, o<br />
la francesa sin René Char, sin<br />
Francis Ponge o Ives Bonnefoy!<br />
Ninguno de estos últimos<br />
es un best sel/er ¿y qué?"<br />
Ya desde los años 50 o 51 en<br />
París, como asimismo 10 refiere<br />
Greilsamer, y cuando se estrecha<br />
la cercanía fraternal entre<br />
Char y Albert Camus (que<br />
hace arnístad desde entonces<br />
con Paz), el mexicano es testigo<br />
de las criticas, reticencias y<br />
animadversiones que se provocan<br />
en el medio francés cuando<br />
sale a la luz L Homme Revolté,<br />
de Camus, el cual indignó a su<br />
egregio maestro y amigo Jean<br />
Paul Sartre, que acababa de<br />
estrenar -dice Paz- su admirable<br />
obra dramática Le Diable<br />
et le bon Dieu, donde se traslucía<br />
sin embargo "una indirecta<br />
apología del stalinismo", que<br />
también sublevó en esos años<br />
al revolucionario René Charo<br />
En otra sección de la revista<br />
rendimos homenaje a un genío<br />
de la lirica inglesa, William<br />
Blake (1757-1827) de cuyo nacirníento<br />
se conmemoran 250<br />
años en el presente. Se edita de<br />
nuevo para este aníversario la<br />
preciosa versión española que<br />
Xavier Villaurrutia publicó en<br />
1942 de Proverbios del infierno,<br />
un fragmento del Matrimonio<br />
del cielo y el infierno; fue célebre<br />
también la versión castellana<br />
de Pablo Neruda, en la revista<br />
Cruz y Raya.<br />
El número se cierra éon<br />
otra antología de poetas americanos<br />
de distintas lenguas, que<br />
nos entregan su colaboración y<br />
a ésta se agrega un artículo del<br />
poeta Juan Domingo Argüelles<br />
sobre algunas antologías poéticas<br />
mexicanas de la historia.<br />
E.L.<br />
s<br />
BIBllomA Ol ',:[\1(0
6<br />
BIBLIOTECA DE MEXICO
hermano mellizo. En contacto con ellos, su fervor<br />
aumentó de intensidad. Se electrizó. Durante<br />
cinco años, sería un surrealista determinado<br />
y devoto, combativo y militante. Había abandonado<br />
de paso su atuendo de sublevado para<br />
adoptar la túnica de revolucionario. Al adherirse<br />
al surrealismo, se convirtió en comunista. 0,<br />
más exactamente, entró en forma definitiva en<br />
oposición frontal con la burguesía. Vive en una<br />
contra-Iglesia impetuosa y tajante.<br />
A partir de 1930 empezó a dar lecciones. Tenía<br />
veintidós años cuando participó en su primera<br />
expedición punitiva. Detrás de André Breton,<br />
penetró una noche de febrero en el cabaret<br />
Le Maldoror, situado en Montparnasse, en París,<br />
para armar un escándalo a fin de dar término a<br />
lo que percibía como un sacrilegio: habían osado<br />
dar el nombre sagrado de Maldoror, inventado<br />
por el poeta Lautréamont, a un vulgar establecimiento<br />
nocturno .. . Había unos diez detrás de<br />
ellos para armar el alboroto, y unas cien personas<br />
cenando adentro. La riña comenzó cuando<br />
apenas había blandido Breton un garrote y dicho<br />
con voz teatral: "¡Somos los invitados del conde<br />
de Lautréamont'''.<br />
La trifulca fue general. Hubo intimidación, injurias<br />
y puñetazos, y después la gente empezó a<br />
aventar vasos y botellas. Por su tamaño y su fuerza,<br />
René Char se halló de pronto en primera fIla .<br />
Las estocadas más duras le tocaron a él, así como<br />
los ataques más nutridos. Al terminar el asalto,<br />
fue el último combatiente de la pequeña tropa surrealista<br />
y recibió una cuchillada en la ingle. El<br />
coloso se libró de ella con unos puntos de sutura.<br />
La escena es conocida. Sirvió para levantar la<br />
cortina y subrayar precisamente que René Char<br />
no fue un poeta de salón. Desde el principio,<br />
también fue un poeta en movimiento, un hombre<br />
de acción. La declamación no fue su género.<br />
No se contentó con las palabras. En él, el paso al<br />
acto fue natural.<br />
Por el momento, se embriagaba con el surrealismo,<br />
fraternizaba con su nueva familia . Aprendió<br />
rápido el alfabeto revolucionario y se convirtió<br />
en un profesional del anticolonialismo, un<br />
amante exaltado del ateísmo, un perdonavidas<br />
de la patria, un despreciador de las virtudes burguesas.<br />
Se embarcó en el oscuro y magnífico navío<br />
surrealista, del que nadie sabía a qué costa<br />
bogaba. La bandera roja servía de estandarte,<br />
izada hasta lo más alto. Una vez que entró en la<br />
resistencia intelectual, siguió adelante hasta tocar<br />
fondo. Del patriotismo azul-blanco-rojo dice:<br />
Lo que nos interesa es la destrucción total del edificio<br />
en una de cuyas ventanas viene a inclinarse periódicamente<br />
la solterona tricolor. 10 Dice de su madre: Sin<br />
lugar a dudas, "me considera capaz de cualquier<br />
cosa", pero la seguridad de hacer que triunfe la Moral<br />
sobre el monstruo presta aún a su imaginación recursos<br />
insospechados. Encantadora madre mía. ¡En la<br />
época de las guerras de religión, era rara la vez en que<br />
uno lograba poner de su lado una cantidad de tnúnfos<br />
tan apreciablefl l Sobre la religión: El más miserable<br />
de los sacerdotes maneja con igual felicidad el garrote<br />
que la cruZ. 12 Sobre los presidios y el colonialismo:<br />
Pese a que de Biribi uno no regresa, en Indochina<br />
se cita a los indígenas a los tribunales franceses, y<br />
luego son asesinados a sangre fría por haber intentado<br />
librarse del espantoso yugo que los oprime. 13<br />
Estas ásperas citas se han extraído de uno de<br />
sus primeros textos publicados en la revista del<br />
grupo. Lo que sorprende, además de la violencia<br />
expresada, es la madurez del pensamiento. Aunque<br />
abandonó la escuela, estudió bien y bonito.<br />
Nunca sorprendemos en falta a este autodidacta.<br />
y el surrealismo le sirvió de universidad. Durante<br />
todos esos años participó y firmó los libelos<br />
inflamados de sus camaradas, llamando con sus<br />
deseos a la Gran Noche. Su fidelidad fue intachable.<br />
Su gusto por la revolución, completo.<br />
Bretón. Dalí, Char y Éluard<br />
Se detuvo simple y resueltamente en el umbral<br />
del Partido Comunista. Al respecto, juzgó<br />
severamente lo que consideró como la traición<br />
de Louis Aragon, en 1932, y compartió la cólera<br />
de Breton y de Éluard. Este último, que no estaba<br />
en París, le pidió que actuara y redactara un<br />
panfleto a su nombre: Cuento mucho contigo para<br />
que me sustituyas con extrema violencia y la mayor<br />
'O" Le jour el la nuít de la liberté" , a c. , op. ell. , pp. 1282· 1284. Le Surrea·<br />
lisme au service de la révolutiol1 , núm. 1, julio de 1930.<br />
" [bid.<br />
" "Les pores en líberlé", o. C. op. cil., pp. 1284- 1285.<br />
IJ [bid.<br />
7<br />
81BlIOHCA O[ ,',:[\1(0
objetividad en la elaboración del ataque contra Aragon;<br />
ya que no podemos dejar que éste, revolucionario<br />
de pacotilla a más no poder, peligrosa veleta, nos deje<br />
plantados en esa encantadora forma. 14<br />
Char cumplió el mandato con René Crevel.<br />
Se encarnizó con él. Volcó toda su rabia. Pero,<br />
por desgracia, por órdenes de Breton, tuvo que<br />
reescribir el texto, hacerlo más aséptico ... Aun<br />
así, algunas frases permanecieron: Surrealistas,<br />
para nosotros no se vale usar a la poesía como pretexto<br />
para rechazar la acción política. Hemos visto cómo<br />
Aragon [. . .] no hacía más que introducir entre nosotros<br />
una creciente confosión con sus continuas evasiones,<br />
sus dilaciones, su pasividad, sus cambios súbitos<br />
de opinión; el artículo de L'Humanité ha revelado<br />
finalmente sus móviles y segundas intenciones. 15<br />
No es el libelo del siglo pero es una fecha ; pues<br />
ya se sentía que aumentaba el fastidio de René<br />
Char ante las imposiciones de André Breton.<br />
Para su gusto, este último se parecía demasiado<br />
a un sumo sacerdote. Y a Char lo descomponían<br />
las iglesias. Poco a poco empezó a alejarse del<br />
cuartel general parisino para irse a Provenza, o<br />
para viajar a España y Suiza. O incluso para hacer<br />
una rápida incursión en Alemania.<br />
En realidad, sólo el ascenso de los fascismos<br />
captó en adelante su atención. Al día siguiente de<br />
la jornada del 6 de febrero de 1934, en la que las<br />
Ligas patrióticas de extrema derecha quisieron<br />
tomar por la fuerza la Asamblea nacional y hacer<br />
caer la República, regresó precipitadamente<br />
a París para participar en la contra-manifestación<br />
del 9 de febrero alIado de André Breton, de Benjarnin<br />
Péret, de Tristan Tzara y de Yves Tanguy.<br />
Prohibida por la prefectura de policía, la<br />
concentración adoptó el aspecto de un campo<br />
atrincherado en los barrios de Belleville y de la<br />
estación de ferrocarriles del Norte y el Este. Los<br />
surrealistas, los anarquistas, los comunistas y los<br />
socialistas se encontraban en desorden frente a la<br />
policía. Char y sus amigos levantaron una barricada<br />
junto con los comunistas. Fue un momento<br />
de fusión insólito. Un momento feliz en el que<br />
la acción barrió todo. Una vez que pasaron las<br />
escaramuzas, se levantaron nueve muertos y centenares<br />
de heridos.<br />
Char salió ileso, como siempre. Pero ahí , sin<br />
ponerlo mucho en duda, firmó su adiós al su-<br />
" Carta de Paul Éluard aRené Char, correspondencia particular. Citada<br />
en Chay, dans 1 atelierdu poéte, Marie·Claude Char (ed.), Paris, Gallimard,<br />
col. "Quarto", p. 167.<br />
" Paillasse', citado en Chay, dans 1 atetier du poéte, op. cit., pp. 169·170.<br />
René Char en 1973<br />
rrealismo. Discretamente dejó de tomar parte en<br />
las reuniones del grupo, se alejó cada vez más y<br />
terminó por instalarse en los Névons, en la residencia<br />
familiar de L'Isle-sur-la-Sorgue. Hizo falta<br />
una intriga de Benjarnin Péret para sacarlo de<br />
sus casillas y explicar públicamente su ruptura:<br />
En el curso de los dos últimos años el surrealismo ha<br />
adoptado resueltamente un camino que lo conduce infaliblemente<br />
al asilo de ancianos de las Bellas Letras y la<br />
Violencia reunidas. ¿Por qué no reconocer honestamente<br />
que, después del admirable Dada, hubo errores desde el<br />
principio? Nos equivocamos. Pero eso no es nada. Lo<br />
más grave es haber carecido de valor. Era necesario "disolver"<br />
al surrealismo en belleza, pura y simplemente,<br />
para evitarle la vergüenza de llegar a ser centenario, pero<br />
ustedes no son fatalistas. 16 Aquí Char se puso de pie<br />
en forma definitiva. Se reveló adulto no sólo polí-<br />
" Carta a Benjamin Péret , L' lsle·sur·la·Sorgue, 7 de diciembre de 1935.<br />
Citada en Chay, dans 1 atetierdll poéte, op. cit., pp. 227·229.<br />
8<br />
BIBllOmA o¡ M¡XICO
ticamente sino decidido a asumir una larga carrera<br />
solitaria si ello era preciso. A Paul Éluard, que<br />
lamentó su alejamiento del grupo, le escribió lo<br />
siguiente: No he hecho más que afirmar una rebelión<br />
que bramaba dentro de mí desde hacía mucho tiempo.<br />
Para mí no hay "surrealistas ", sino solamente hombres,<br />
y algunos de ellos se comportan como aquellos contra<br />
los que me rebelé a los quince años, incluso peor. En ese<br />
sentido nunca, nunca me someteré a riesgo de perderlo<br />
todo. No tengo miedo de la soledad ni de la maldad. 17<br />
No fue un repliegue político ni un alineamiento al<br />
conformismo reinante, sino que más bien se trató<br />
de un claro y nítido rechazo al más mínimo reclutamiento.<br />
La época de los libelos políticos firmados<br />
colectivamente había caducado. René Char<br />
estaba resuelto en lo sucesivo a comprometerse<br />
solamente a su nombre. A riesgo del aislamiento.<br />
17 Citada en L Éclair aufront, op. cit. (correspondencia particular).<br />
Así, observó estremecido el ascenso de los<br />
peligros. Solitario e impotente. Al sur, España<br />
estaba al borde de la guerra civil. Al este, Italia<br />
se doblegaba bajo el puño de Mussolini. En Alemania,<br />
el Tercer Reich desplegaba sus pompas<br />
nazis y revelaba su verdadera naturaleza. Como<br />
era un hombre de premoniciones presintió lo<br />
peor, adivinó la amenaza ciega que avanzaba.<br />
Asistió asqueado a la anexión de Austria en marzo<br />
de 1938. Se enfureció al enterarse cuando se<br />
fIrmaron los acuerdos de Munich, en septiembre<br />
del mismo año; Londres y París cedieron ante la<br />
ofensiva de Hitler para apoderarse de los Sudetes<br />
en Checoslovaquia. A sus ojos todo estaba dicho.<br />
La Historia ya estaba escrita. En este punto,<br />
su pensamiento estaba armado. Cual un gigante<br />
trabado, retumba y eructa su cólera. En una<br />
carta a Picasso, del 14 de enero de 1939, dice:<br />
En las abominables horas en que vivimos, en las que<br />
Francia -esta marrana, esta Cleopatra de canal- le<br />
da la espalda a España, es imposible pensar en otra<br />
cosa que en el acero empapado de muerte ... 18 En el<br />
momento en que las divisiones alemanas comenzaron<br />
a invadir el Este de Francia, en 1939,<br />
Char supo que por muchos años nada sería igual<br />
que antes. Escribió lo siguiente a su amigo más<br />
cercano en ese momento, Gilbert Lély: Como tú,<br />
querido hermano, estoy estupefacto, horrorizado ante<br />
la incomprensión total que tiene la mayoría de la gente<br />
de los acontecimientos. No entienden quién es Hitler;<br />
no perciben la monstruosidad absolutamente inédita<br />
del personaje que hace de esta guerra un conflicto sin<br />
relación alguna con todo lo que haya podido tener lugar<br />
sobre la tierra antes de la cruz gamada. 19<br />
Char formó parte, pues, de las poquísimas<br />
personas que no se engañaron, que propusieron<br />
una lectura política clara de lo sucedido. ¿Poeta?<br />
Sí, ciertamente: fue ante todo un poeta; pero un<br />
poeta en movimiento. Un poeta en resistencia.<br />
111<br />
Una oropéndola le anunció que el tiempo de los<br />
monstruos había llegado. El pájaro entró en su<br />
habitación y silbó con un timbre fúnebre el fInal<br />
de la preguerra. A partir de ese día de 1939 René<br />
Char fue un hombre en armas, decidido a devolver<br />
golpe por golpe, ojo por ojo. Se fue al frente<br />
de Alsacia, impaciente por pelear, irritado ante<br />
\8 Carta de René Char a Pablo Picas so, fechada el 24 de enero de 1939<br />
(archivos del museo Picasso, hótel Salé, Paris).<br />
\9 Citada en L Éclair au front, op. cit. (correspondencia particular).<br />
9<br />
BIBliOTECA Dl MÉXICO
Aguafuerte de George, Braque<br />
10<br />
818110mA o¡ M[XICO
una guerra singular que (sabía) anunciaba la barbarie.<br />
Incluso antes de que Francia se derrumbara<br />
entre mayo y junio de 1940, que el ejército<br />
sumera una humillante derrota y que los franceses<br />
se vieran precipitados a las rutas del éxodo,<br />
Char tomó partido. Capitular no tenía sentido<br />
para él. Siguiendo el ejemplo de Napoleón, que<br />
retiró la palabra "imposible" de su diccionario, él<br />
desterró este verbo de su pensamiento. Cuando<br />
los generales comenzaron a debilitarse, invocó el<br />
valor y la crueldad: Es preciso que este país salga de<br />
su entorpecimiento, de sus prejuicios imbéciles, de su<br />
ancianidad caduca. Hay que ir hacia delante, volvernos<br />
crueles si queremos vencer. ¿No se dan cuenta de<br />
eso los gobernantes-¡Zo<br />
Char entró psicológicamente en la resistencia<br />
cuando la mayoría se hundía en la desesperación,<br />
el abandono y la negación. Su mujer lo conocía<br />
demasiado y se preocupaba por los arrebatos<br />
de este hombre temible. ¿Las descargas? No<br />
les temía, convencido de que era invencible en lo<br />
más profundo. ¿El mo, el hambre? No pensaba<br />
en eso. Para él, el combate había comenzado.<br />
Soñaba con pelear: Hay que esperar una barbarie<br />
sistemática de parte de estos crápulas. j Te pido que<br />
creas que no trato con miramientos a los que llegan a<br />
mis manos (paracaidistas y espías)! y menos aún en<br />
los próximos díasfl1 "Hay que": ése fue su nuevo<br />
credo. Su imperativo. No lo dejó ya nunca más.<br />
Hacía tiempo que había olvidado sus diatribas<br />
antipatrióticas, su disgusto por el nacionalismo;<br />
pero cuando la Wehrmacht empezó a acudir en<br />
tropel a Francia, peleó como un león, resistió en<br />
el Loira, provocó la admiración de sus jefes. La<br />
guerra era una cosa horrorosa, repulsiva, con su<br />
cortejo de heridos y de muertos, pero él la atravesó<br />
igual que un semidiós furioso y vencedor,<br />
optimista y determinado. Le escribió a su mujer:<br />
Sé que saldré vivo para después. He tenido en mis<br />
brazos a niños y mujeres ensangrentados, cuando la<br />
mayoría de quienes debían socorrerlos huían aterrorízados<br />
por las bombas de los aviones. Pero no he visto<br />
otra cosa que cobardes. Aquí y allá HOMBRES, los<br />
hombres del mañana. Amor mío, cree en el porvenir,<br />
en nuestro porvenir. [. . .] Tu pensamiento todo me escolta<br />
y me protege. 22<br />
y de hecho salió ileso en una Francia despedazada:<br />
el norte estaba ocupado por los alemanes;<br />
,. Carta a Gilbert Lély, correspondencia particular. Citada en L te/air au<br />
front, op. cit.<br />
21 !bid.<br />
2l [bid.<br />
el sur se hallaba bajo el dominio del régimen de<br />
Vichy, encabezado por el mariscal Pétain y Pierre<br />
Laval. Como un boxeador al que le han dado<br />
una buena zurra, se replegó a L'Isle-sur-la-Sorgue<br />
después de su desmovilización del ejército.<br />
Observaba y era observado. Ni uno solo de sus<br />
desplazamientos escapaba a la vigilancia policíaca<br />
de que era objeto, por órdenes de la dirección<br />
central de los servicios secretos de Información.<br />
Aquellos días de sospecha generalizada no le<br />
fueron favorables. Si bien se sentía libre de cualquier<br />
capilla política, estaba claramente situado<br />
en el campo de los revolucionarios. Muy pronto<br />
fue catalogado como un comunista peligroso.<br />
La policía no se preocupó por sutilezas. Denunciado<br />
en los archivos de la Seguridad General<br />
como un miembro activo del grupo de los<br />
surrealistas, se lo consideró como un extremista<br />
que profesaba la erradicación del modelo social y<br />
político existente. Lo rastrearon. El gobierno de<br />
Vichy se impacientaba ante la lentitud de los inspectores<br />
encargados de averiguar sus relaciones y<br />
su vida y milagros. El gobierno de Vichy se mostró<br />
enervado cuando le reportaron, a nivel departamental,<br />
que René Char estaba tranquilo. Al<br />
finalizar el año de 1940, se programó finalmente<br />
una indagación en los Névons. En la madrugada<br />
del 20 de diciembre, a las 6: 15 horas para ser<br />
exactos, unos inspectores atravesaron el parque e<br />
ingresaron en la residencia familiar. Casi cuatro<br />
horas más tarde, no tenían contra él más que la<br />
posesión de una pistola automática calibre 6.35<br />
de seis balas. René Char salió bien librado. En el<br />
momento de retirarse, uno de los policías le dijo:<br />
"Váyase mientras pueda. Nosotros regresaremos<br />
en unos días para detenerlo. " 23<br />
¿Irse? Dejar Francia no le agradaba. Sin embargo<br />
en Marsella visitó, en la villa Air-Bel, a sus<br />
antiguos amigos André Breton, Max Ernst, Marcel<br />
Duchamp, Victor Brauner y Oscar DomÍnguez.<br />
Todos esperaban y tenían la esperanza de<br />
obtener una visa, algo que les permitiera llegar al<br />
Nuevo Mundo, allende el Atlántico. Man Ray,<br />
Yves Tanguy y Salvador Dalí los habían precedido.<br />
René Char no los juzgó, así como tampoco<br />
los criticó en modo alguno. Pero ni por un segundo<br />
examÍnó esa posibilidad para sí mismo.<br />
En cambio muy pronto comprendió la necesidad<br />
de irse de los N évons, de levantar una<br />
23 Testimonio de René Charo<br />
11<br />
BIBlIOmA Of M[XlCO
preguntaba sobre los últimos sucesos y siempre<br />
esperaba una respuesta detallada antes de aflojar<br />
el puño. Poco a poco, se fueron afinando los<br />
contornos políticos del pueblo. A su juicio estaba<br />
sano. Como hace un castrador de animales estudió<br />
a las diferentes figuras locales, a los notables<br />
y los de abajo. Solamente ubicó algunas soplonas<br />
potenciales en el correo y un médico poco seguro.<br />
En suma, pocos fanáticos o quizá ninguno.<br />
Durante sus caminatas<br />
siempre se le unía una<br />
cohorte de niños. Se detenía<br />
para hablar con los<br />
ganaderos y los pastores<br />
con quienes se cruzaba.<br />
Inspiró confianza al instante;<br />
hablaba bastante<br />
bien el provenzal para<br />
establecer un lazo casi<br />
carnal. Lo sintieron sólido.<br />
Sabía escuchar. Era<br />
un hombre de la tierra,<br />
pensaban. Y él se decía<br />
que Céreste tenía que resultar,<br />
que Céreste debía<br />
convertirse en su pueblo,<br />
un pueblo de piedra, un<br />
pueblo tranquilo y tranquilizador.<br />
Pues la paradoja<br />
quería que Céreste,<br />
para cumplir su designio,<br />
se abstuviera de toda ex-<br />
citación, de todo nerviosismo, de toda demostración<br />
intempestiva. Céreste habría de aprender a<br />
vivir camuflado, enteramente dirigido a difundir<br />
el espiritu de la resistencia sin ofrecer un botín al<br />
enemigo.<br />
y él mismo comprendió la necesidad de matar<br />
en él no al poeta pero sí al autor. En los primeros<br />
meses de la Ocupación aún creía posible<br />
publicar un libro de poemas a cuenta de autor.<br />
Pero muy pronto se dio cuenta de que todas las<br />
publicaciones, incluso las más confidenciales,<br />
como los poemas, se sometían al arbitrio de la<br />
censura. Renunció. Decidió continuar escribiendo<br />
lo más posible, pero para él. La publicación<br />
debería esperar tiempos mejores, de libertad. Explicó<br />
sus razones a su amigo Francis Curel: No<br />
deseo publicar en una revista los poemas que te envío.<br />
El compendio de donde los he sacado, en el que trabajo<br />
pese a la adversidad, podría tener como título Seuls<br />
cortina de humo entre él y la policía. Para ello a<br />
veces bastaban unas cuantas cosas: una frontera<br />
departamental, por ejemplo. Se estableció en<br />
el departamento de Vaucluse, instalándose con<br />
toda discreción ahí, en una localidad cercana a<br />
los Alpes Bajos y más allá de Apt, la prefectura,<br />
en el pueblo de Céreste, dominado por un sólido<br />
campanano.<br />
La elección de Céreste no fue precipitada, sino<br />
que por el contrario la<br />
meditó detenidamente.<br />
Fueron muchos años los<br />
que Char estuvo en esa<br />
región salvaje donde pasaba<br />
temporadas largas<br />
de varios meses. Para caminar<br />
y escribir con calma.<br />
El pueblo es pobre<br />
y secreto, hecho de piedras<br />
secas y de silencios,<br />
un pueblo agobiado por<br />
el sol durante el verano y<br />
traspasado por el frío durante<br />
el invierno. Unos<br />
republicanos españoles<br />
encontraron refugio ahí<br />
al fmalizar la década de<br />
los treinta. Ahí también<br />
conoció complacido a la<br />
familia Roux, una familia<br />
del tipo que le encantaba.<br />
Una familia con<br />
instinto. El padre notario y muchos híjos llenos<br />
de fuego y poetas.<br />
Fue en este valle, pues, donde se replegó para<br />
recuperar sus fuerzas, para salvarse y finalmente<br />
para luchar. Haría de Céreste su punto de partida.<br />
Su República. La sitúa "en la montaña" ...<br />
¿Mentira de poeta o fantasía de pureza? Señal en<br />
todo caso de un deseo de reencontrar el aire de<br />
las cimas. Transfiguró este corredor prealpino<br />
en un lugar fuera del mundo donde podría renacer,<br />
en un fortín inexpugnable, en una mítica<br />
isla protectora.<br />
Aquí, todo es bosque, pedernal y escarcha ... 24<br />
En cuanto llegó, examinó a los habitantes del<br />
pueblo y a los campesinos de los alrededores.<br />
Escuchaba y hablaba poco. Las abuelas apreciaban<br />
su apretón de manos, largo y firme. Él les<br />
" Carta de René Char a Gi1bert Lé1y fechada el 15 de julio de 1941 (archivos<br />
particulares). Citada en L Éelair au front, op. cit.<br />
René Char en 1975<br />
11<br />
BIBliOTECA DE MÉXICO
demeurent. Pero te repito que permanecerán inéditos<br />
por mucho tiempo, todo el tiempo necesan'o hasta que<br />
suceda algo que cambie por completo la innombrable situaciónen<br />
la que nos hallamos inmersos. Me dicta mis<br />
razones el muy increíble y detestable exhibicionismo de<br />
que han hecho gala desde el mes de junio de 1940 muchos<br />
intelectuales, entre los que había unos cuyo nombre<br />
estaba precedido o seguido de un prestigio benéfico,<br />
de una garantía de solidez cuando viniera la prueba no<br />
dificil de prever. i Uno puede<br />
ser un agitado, estar deprimido<br />
o ser moralmente inestable<br />
pero mantener su honor!<br />
¿ Tengo que enumerarlos? Sería<br />
demasiado penoso. 25<br />
Todo estaba listo para<br />
que entrara cabal y totalmente<br />
en la Resistencia.<br />
Muy pronto no escribiría<br />
más que fragmentos, astillas<br />
que volaran hacia la<br />
acción. Frases duras, lapidarias.<br />
Anotaciones para<br />
no olvidar, para fijar el<br />
instante. Aforismos como<br />
el siguiente:<br />
Actuar en forma primitiva<br />
y prever como estratega.<br />
26<br />
Aplicóalaletraestepro- ' , .P......t wt¿.. ~<br />
¡¿"JA-.<br />
grama. En 1941 y 1942,<br />
tejió su tela, elaboró la estructura<br />
de su red clandestina. Visto de lejos, el<br />
trabajo de los primeros resistentes puede juzgarse<br />
a la vez como irrisorio y admirable. Irrisorio porque<br />
en la noche de la Ocupación hacer contacto<br />
con unos hombres y comprobar su lealtad, puede<br />
parecer muy poco fructífero. Admirable porque<br />
de este trabajo de hormiga nació el ejército de las<br />
sombras.<br />
Al explorar en e! oriente de! departamento,<br />
en Manosque, entró en contacto con e! socialista<br />
Louis Martin-Bret, antiguo consejero general y<br />
presidente de la cooperativa agrícola. Organizó<br />
una primera cardada con Elols Castor en Simiane,<br />
Marius Bardouin y Élie Figuiere en Forcalquier,<br />
Roger Chaudon en Oraison, Fran~ois Cuzin en<br />
Digne y Gabriel Besson en Manosque. En cada<br />
pueblo uno o dos hombres seguros se unen a esta<br />
""Billets á Francis Curel" , Q e, op.cit., pp. 632-633.<br />
26 Feuil/ets d Hypnos, O. e, op. cit., p. 192.<br />
~", .. '~'<br />
S~".,...¿~<br />
tropa anónima. En la planicie de Albion, en el<br />
macizo del Luberon, por todos lados se dibujan<br />
los contornos de una red de valerosos.<br />
Cuando se volvió inspector de los Movimientos<br />
Unidos de la Resistencia (MUR), René Char<br />
comenzó a llevar la vida de un viajante de co<br />
. mercio de la Resistencia. Iba a Aix-en-Provence,<br />
a Marsella, a Tolón, a Niza, a todo lo largo<br />
del valle de Durance. En todas partes establecía<br />
contactos, daba confianza,<br />
seducía, tranquilizaba,<br />
prometía, acallaba las preguntas:<br />
"No estamos solos.<br />
¡Lo sé mejor que tú!"<br />
Si consiguió sus fines fue a<br />
causa de su encanto y de su<br />
autoridad natural. Y si este<br />
coloso reconocible entre todos<br />
no se hizo arrestar fue<br />
porque nació, literalmente,<br />
para la clandestinidad y la<br />
guerra ... Poseía la capacidad<br />
de llevar a cabo todo<br />
de frente e igualmente de<br />
tener siempre razones para<br />
viajar: una reunión con<br />
sus amigos (que realmente<br />
tuvo lugar), un encuentro<br />
amoroso (que sucedió con<br />
toda exactitud), un contacto<br />
para un negocio (confirmado).<br />
René Char vivía<br />
frugalmente en Céreste, se vestía con sencillez,<br />
circulaba sin ostentación, pero poseía la seguridad<br />
de los grandes burgueses, confiados en sí<br />
mismos. A pesar de su tamaño, pasaba entre las<br />
mallas de todas las redes, haciendo ostentación<br />
siempre de una sangre fría que confundía.<br />
Sí, había nacido para la clandestinidad y su<br />
red lo comprendió instintivamente. Incluso antes<br />
de que los paracaidistas británicos comenzaran<br />
a suministrar documentos falsos, comida,<br />
armas y explosivos, llegó a ser el responsable del<br />
sector de la Durance-Sud dentro del Ejército secreto<br />
(AS), bajo el seudónimo de Alexandre, homenaje<br />
explícito a Alejando el Grande, amo de<br />
Grecia antigua en el siglo IV antes de Jesucristo,<br />
gran guerrero prendado de la filosofía; una referencia<br />
inconsciente, también, al alejandrino,<br />
verso de doce pies que fue el molde privilegiado<br />
de la poesía francesa clásica y romántica.<br />
Col/age de André Bretón y Paul Éluard<br />
Il<br />
BIBlIOncA O¡ M[XlCO
Rene Char en 1950<br />
A fines de 1942 todo estaba listo. Había extendido<br />
su red, y tanto Céreste como los caserios<br />
de los alrededores eran partidarios suyos. Fue<br />
admirable este pueblo en el que los gendarmes<br />
estaban de su lado y desempeñarian un papel<br />
considerable a su servicio. La familia Roux le<br />
brindó una gran ayuda para que rentara algunos<br />
apriscos aislados. Al vender unos terrenos recibidos<br />
como herencia, constituyó diversas provisiones.<br />
Así también fue como pudo recibir a los<br />
primeros guerrilleros de la Resistencia durante<br />
el invierno de 1942-1943, cuando el régimen de<br />
Vichy puso en marcha el Servicio de Trabajo<br />
Obligatorio (STO), cuyo objetivo era enrolar a<br />
los jóvenes franceses a fin de enviarlos a Alemania<br />
y contribuir al esfuerzo de guerra nazi.<br />
La labor fue inmensa: fue preciso ocuparlos,<br />
ponerlos a trabajar, alimentarlos, vestirlos, darles<br />
donde vivir. René Char, hombre rudo y violento,<br />
jugaria por supuesto el papel de padre protector.<br />
y todos estos jóvenes le hablaban con una deferencia<br />
espontánea. Tenían veinte años; él tenía<br />
treinta y cinco. En un texto célebre que publicó<br />
después de la guerra, da consejos en forma de<br />
consignas a sus ayudantes sobre cómo dirigir a<br />
esta joven tropa: En el trabajo, esfoércense más que<br />
cada uno de ellos, sin pavonearse por ello. Coman y<br />
fomen visiblemente menos que ellos. No prefieran más<br />
a uno que a otro. Sólo admitan alguna mentira improvisada<br />
y gratuita. No dejen que se llamen entre sí de<br />
lejos. Que mantengan limpios su cuerpo, su cama y su<br />
ropa de cama. Que aprendan a cantar en voz baja y a<br />
no silbar algo obsesiva mente, a decir la verdad cuando<br />
se ofrezca. De noche, que caminen en la onlla de los<br />
senderos. Sugieran precauciones: déjenles el mérito de<br />
descubn·rlas. Emulación excelente. Combatan las costumbres<br />
monótonas. Den inspiración a aquellos que<br />
no quieran ustedes ver morir muy pronto. Finalmente,<br />
amen en el mismo momento que ellos a los seres que<br />
ellos aman. Sumen, no dividan. 27<br />
N o es más que un extracto que no obstante<br />
restituye un tono de época: el maquis de René<br />
Char comienza con unas cuantas decenas de<br />
muchachos perdidos y algunos militares verdaderos<br />
que habían desertado, para terminar con<br />
dos mil hombres entrenados y dispuestos a morir<br />
bajo el fuego.<br />
Por el momento, a veces Char se comparaba<br />
con Hipnos, el semidiós griego hermano de la<br />
muerte. Y sí, veía todos los peligros que se cernían<br />
en la noche ininterrumpida de la Ocupación,<br />
"este tiempo de álgebra condenada".28 En<br />
" Feuilletsd Hypnos, o. c., op. cit., pp. 195· 196.<br />
" Feuillets d Hypnos, o. c., op. cit., p. 180.<br />
14<br />
818l10ncA O[ MÉXICO
lo sucesivo se necesitarían armas para preparar<br />
la liberación y devolver al país su limpidez.<br />
La providencia lo escuchó. En 1943, un enviado<br />
especial de Londres, Camille Rayón, alias<br />
Archiduc, de treinta años, se presentó con él y le<br />
propuso una alianza. A ambos se les asignó la<br />
sección de aterrizaje y lanzamiento de paracaídas<br />
de la Región 2, esto es los siete departamentos<br />
del sudeste: Dróme, Vaucluse, los Alpes Bajos,<br />
los Alpes Altos, Bouches-du-Rhóne (campo),<br />
Var y los Alpes Marítimos. Camille Rayón llegó<br />
con el dinero y los medios de enlace de radio con<br />
Londres; Rene Char poseía la ciencia del terreno<br />
y la red. CamUle Rayón reconstruyó su diálogo:<br />
-Sí usted me ayuda, nosotros tendremos las armas,<br />
debe aprovecharlo. Muchas armas. Todos los<br />
lanzamientos de paracaídas los haremos nosotros.<br />
Tendremos el dinero y las armas.<br />
-Es políticamente determinante; pero ¿ya le dijeron?<br />
No soy nada fácil<br />
-Usted manda. Se lo digo solemnemente: me<br />
sentiré muy honrado de tenerlo como asociado. Nosotros<br />
dos cubriremos toda la Región 2. Tendremos<br />
carta blanca de Londres y de Argel<br />
-Quiero seguir ocupándome de los Alpes Bajos.<br />
-Usted dirigirá los Alpes Bajos, que le pertenecen,<br />
y me ayudará en lo restante de la red Acción.<br />
Se concluyó el acuerdo. A partir de ese día<br />
Rene Char se convirtió en el capitán Alexandre.<br />
Toda su tropa se movilizó para identificar<br />
y acondicionar unos diez terrenos de aterrizaje<br />
para aviones de tipo Lysander. Otros lugares se<br />
balizaron para permitir el largamiento de armas<br />
y explosivos. Al comienzo fue un trabajo inmenso<br />
que requería de discreción: a veces se trataba<br />
de trabajos de aplanamiento y de desmonte.<br />
Su arte consistiría en enardecer a esos hombres,<br />
en conseguir aprovisionar enormes depósitos<br />
de explosivos y de armas sin que lo prendieran,<br />
y en neutraüzar la presión cada vez mayor<br />
de la Gestapo. Para eUo, era menester que sujetara<br />
con una mano invisible al pueblo de Céreste,<br />
donde estableció su cuartel general, castigar sin<br />
flaquear a los traidores y soportar los golpes.<br />
¿Y Céreste? Él cuidaba su pueblo, lo escuchaba<br />
y lo observaba como un médico vigila la respiración<br />
de un enfermo. Céreste no debía ceder.<br />
Debía ser irreprochable. Un solo aldeano podía<br />
hacer que todo se viniera abajo. Una sola habla-<br />
^' Testimonio de Camille Rayón al autor.<br />
duría, un rumor malévolo podían desmorahzar<br />
a una colectividad. Cuando Céreste llegaba a<br />
dudar, Char investigaba. Un día se enteró de que<br />
una anciana que se había especiahzado en curar<br />
el dolor de muelas poniendo a hervir alfileres,<br />
había predicho la victoria de los alemanes. Con<br />
mirada sombría y furor contenido, entró campechanamente<br />
en su casa, se sentó, sacó la pistola<br />
y la puso sobre la mesa. La miró fijamente con<br />
aire malvado:<br />
-¡Madre, los Aliados son los que van a ganar esta<br />
guerra!<br />
-Eso es lo que usted dice, ¿verdad?<br />
-... ¡Sí, por supuesto!<br />
-Tiene usted razón. Nosotros tenemos la misma<br />
certeza. ¡Los Aliados! Acuérdese bien: ¡los Aliados!^"<br />
Jugó unos segundos con su pistola, luego se<br />
fiíe. Sabía que la vieja no hablaría más. No tenía<br />
duda alguna respecto de los medios a utilizar.<br />
Tenemos que espantar más que la Gestapo, pensaba.<br />
Terror contra terror. Sin piedad.<br />
Los traidores eran Hquidados porque la supervivencia<br />
del grupo estaba de por medio. En el<br />
curso de una reunión trazó la línea de conducta:<br />
Las cuentas se arreglan en el acto. Estamos en guerra,<br />
por lo tanto nos asiste la legítima defensa. No podemos<br />
permitirnos ser compasivos con los enemigos. Nosotros<br />
mismos haremos justicia.^' En consecuencia los soplones<br />
eran ejecutados. Se trataba de medidas<br />
excepcionales, dolorosas. Rene Char tuvo cuidado<br />
de que se asignaran estos trabajos sucios a<br />
adultos experimentados. ¿Sahó de eUo indemne?<br />
En una larga carta detenidamente meditada se<br />
confía a Francis Curel: Nunca quiero olvidar que<br />
fui obligado a convertirme -¿por cuánto tiempo?- en<br />
un monstruo de justicia y de intolerancia, en un simplificador<br />
recluido, en un personaje ártico que se desinteresa<br />
de la suerte de todo aquel que no se vincule a<br />
él para abatir a los canes del infierno.^^<br />
En otro lado el combatiente reconoce que el<br />
tiempo de la guerra es una burbuja extraña en<br />
la que el cursor de los valores enloquece. En el<br />
momento que comienza una guerra la vida ya no vale<br />
nada. La bebemos como un vaso de agua.^^ Y la tierra<br />
tenía sed en esos tiempos que se volvieron de<br />
nuevo primitivos.<br />
^ Testimonio de Rene Char y de la familia Roux.<br />
Testimonio de Camille Rayón al autor.<br />
"Billets á Francis Curel", O. C, op. rít.. p. 633.<br />
" Testimonio a Jean Pénard. Citado en Jean Pénard, Rsncontres avecRmé<br />
Char.B^assÍ..&mi.QQl, "Enlisantenécáyajit". 1591, _
La muerte de Roger Bernard, joven poeta al<br />
que había tomado bajo su protección, marcó<br />
también los límites de su poder. Arrestado por los<br />
alemanes cerca de Céreste, Bernard sería fusilado<br />
poco tiempo después. De esta muerte René Char<br />
se sentiria no culpable pero sí responsable, y cargaría<br />
con el cargo de conciencia obsesivo hasta su<br />
misma muerte. En Feullets d Hypnos escribió esta<br />
página que lo dice todo: ¡Fue un día horn"ble! Asistí,<br />
a una distancia de algunos centenares de metros, a la<br />
ejecución de B. ¡ Yo no tenía más que apretar el gatillo de<br />
la ametralladora y lo podría haber salvado' Estábamos<br />
en los montes que dominan Céreste, con armas que harían<br />
crujir los matorrales y éramos por lo menos iguales<br />
en número a las Ss. Ellos no sabían que estábamos ahí.<br />
A los ojos que me imploraban alrededor y por doquier la<br />
señal de abrir el fuego, respondí que no con la cabeza. El<br />
sol de junio deslizaba un frío polar en mis huesos.<br />
Cayó como si no distinguiera a sus verdugos y con<br />
tanta ligereza, así me lo pareció, que el menor soplo del<br />
viento lo habría levantado de la tierra.<br />
'!Y tP_'¿? - ~ . ~<br />
• V~'l.atJ~/~ ~~,<br />
VIXt4 Ytnu "-~ ~ .~ .<br />
~ oC
IV<br />
¿Existieron días apacibles en la vida de René<br />
Char? Si bien se rehusó obstinadamente a llegar<br />
a ser miembro de un tribunal especial de justicia<br />
para juzgar a los colaboradores, y pese a<br />
que afirmó que no quería prolongar "un clima<br />
de excepción",38 aceptó no obstante permanecer<br />
más de un año en el ejército a fm de liquidar su<br />
red, según la expresión de la época. Se trataba<br />
de poner en limpio las listas de hombres y mujeres<br />
que habían combatido en la clandestinidad,<br />
de reconocer a cada uno su participación en el<br />
combate. Se trataba, asimismo, de conseguirles<br />
trabajo a algunos, de permitir a otros retomar<br />
sus estudios. El capitán Alexandre, enemigo del<br />
papeleo, redactó con todas sus fuerzas certificados,<br />
peticiones de medallas. Intentó organizar<br />
lo mejor posible la vida de las famillas que habían<br />
perdido a alguno de los suyos. Intercedió,<br />
intervino, se puso en contacto con abogados y<br />
notaríos, y con directores de establecimientos<br />
escolares y de internados.<br />
Esta inmensa labor no le impidió preparar<br />
una reedición de su principal compendio, Le<br />
Marteau sans maitre, en José Corti, y la de Seuls<br />
demeurent en Gallimard. Paralelamente, después<br />
de haber recuperado estas notas tomadas durante<br />
la guerra en Céreste, escribió y compuso los<br />
fragmentos de Feuillets d Hypnos. Éstos, todavía<br />
vibrantes del fuego de la guerra y la clandestinidad,<br />
constituyen su verdad, una verdad a la que<br />
se aferró por encima de todo y que lo tuvo en<br />
vilo todo el tiempo durante la posguerra.<br />
En tres ocasiones se enfrentó con el muro de<br />
la mentira. La primera fue la más violenta. Los<br />
hechos se ubicaron en los lugares mismos de su<br />
Resistencia, en Céreste y en los Alpes Bajos. Gabriel<br />
Besson, uno de sus compañeros más cercanos<br />
durante la clandestinidad, fue asesinado con<br />
bala de fusil en la espalda, en Manosque, el 28<br />
de febrero de 1946. Besson regresaba de su trabajo.<br />
Era uno de esos -lo que era bastante poco<br />
frecuente- en los que Char confiaba totalmente;<br />
lo apodaba "el Nadador" y era quien llevaba los<br />
mensajes más confidenciales.<br />
Apenas recibió el telegrama que le informaba<br />
del drama, interrumpió todas sus actividades,<br />
abandonó París y se dirigió a Manosque. Redactó<br />
JI "Después del incendio, somos partidarios de borrar las huellas y de<br />
tapiar el laberinto. Que no se prolongue un clima de excepción" ("Billets<br />
a Francis Curel", o. e, op. cit., pp. 635-639).<br />
un texto breve, "Tuez-nous" ,39 que apareció en el<br />
semanario Les Lettres franraises. Informaba a sus<br />
amigos que no descansaría sino hasta que el culpable<br />
fuese arrestado. "Escribiré menos poesía" 40<br />
Cuando llegó al funeral la policía estaba presente.<br />
El entierro tuvo lugar bajo su protección. Los<br />
amigos del difunto obligaron al periodista Georges<br />
Dubois, a quien los rumores acusaban de haber<br />
financiado el asesinato, a abandonar el lugar.<br />
Antes de que Char se uniera al cortejo un comisario<br />
de la brigada móvil de Niza fue a su encuentro<br />
para disuadirlo de que tomara la palabra ante<br />
la tumba y para decirle que se habían proferido<br />
amenazas de muerte en su contra. Tendría que haber<br />
muchas para alterarme, le escribió a un amigo. No<br />
desvarío fácilmente. Mantendré esto en secreto, simplemente<br />
redoblaré la vigilancia. 41 Pero estas amenazas<br />
le impidieron concentrarse en las razones que<br />
condujeron a la muerte de Gabriel Besson. Varios<br />
dirigentes comunistas locales hicieron correr el<br />
rumor de que el capitán Alexandre era un hombre<br />
de la sombra, un agente equívoco, un antiguo<br />
miembro del servicio secreto. Se le acusaba de<br />
dedicarse al mercado negro e incluso de haberse<br />
unido al campo de milicianos .. .<br />
Estas acusaciones increíbles, ¿tenían por finalidad<br />
legitimar su asesinato? Char así lo creía.<br />
Por lo demás, al prefecto le empezaron a llegar<br />
anónimos como éste: "El doctor Jean Roux de<br />
L'Isle-sur-la-Sorgue, en una casa que recientemente<br />
compró a Robion, tiene un suministro<br />
muy importante de armas bélicas. El doctor sólo<br />
es una sombra. Busque y encontrará detrás de él<br />
la máscara hipócrita de un cagoulard [movimiento<br />
de extrema derecha], un antiguo oficial de la<br />
difunta Dger cuyo único pensamiento es armar<br />
a los maquis blancos contra el pueblo en caso de<br />
que la reacción consiga algún día levantar la cabeza<br />
nuevamente." Y lo firmaba: "Un grupo de<br />
patriotas de Vaucluse".<br />
Fue aquí donde intervino el segundo choque<br />
con la mentira. Convencido de ser el blanco de<br />
una operación del Partido Comunista de los Alpes<br />
Bajos por motivos inconfesables y subalternos,<br />
recurrió a las instancias nacionales del partido<br />
y especialmente a su antiguo amigo Louis<br />
Aragon. Simplemente exigia una investigación<br />
)9 UTuez-nous". Les úttres fran faiMs, marzo de 1946 .<br />
., Carta a Gilbert Lély fechada el 13 de marzo de 1946 (archivos par·<br />
ticulares).<br />
41 Carta a Louis Leboucher, alias Georges Mounin (archivos particulares).<br />
17<br />
il8l10mA Ol MÉXICO
de Georges Dubois: Sé que este crápula que ha<br />
formado una pandilla en esta región y en el interior<br />
del partido, continúa su sucia tarea, y que amenaza<br />
gracias a las rivalidades de clan con tener éxito en sus<br />
hazañas durante un tiempo todavía. Le he hecho y le<br />
hago frente. Sin embargo, la situación no tiene por qué<br />
eternizarse. Cuento contigo para que me envíen a dos<br />
miembros del Comité nacional de los escritores, miembros<br />
del partido también, para contrarrestar la porquería.<br />
Es urgente. 42 Pero la respuesta tardó. Aragon<br />
se escabulló. Fueron necesarios varios meses para<br />
que Georges Dubois quedara excluido del Partido<br />
Comunista francés. Y el misterio de la muerte<br />
de su amigo Besson no se<br />
resolvió en absoluto.<br />
El tercer choque sobrevino<br />
cuando Char<br />
expresó la intención de<br />
hacer una película sobre<br />
la Resistencia. Esto sucedió<br />
en 1949. El gran cine<br />
siempre lo hizo soñar; el<br />
cine que apresa la vida;<br />
el cine que hace que uno<br />
tiemble y se estremezca,<br />
que recrea y abraza el<br />
mundo. Esbozó las primeras<br />
escenas. Queria<br />
mostrar a Francia y a la<br />
"Francette" (la Francia<br />
del mariscal Pétoche,43<br />
para retomar su expresión)<br />
a los resistentes y los<br />
colaboradores, los leales<br />
y los traidores. Proyecto<br />
magnífico, grandioso.<br />
Proyecto literalmente loco ya que las dos grandes<br />
fuerzas políticas que maniobraban en el momento<br />
-el gaullismo y el comunismo- se dedicaban a<br />
reescribir la historia reciente para purgada de sus<br />
cobardías y crímenes.<br />
El Partido Comunista, que había salido todopoderoso<br />
de la guerra, olvidó sus principios<br />
calamitosos, especialmente su apoyo al pacto<br />
germano-soviético de 1939, para recordar únicamente<br />
su odisea clandestina y sus "cien mil fusilados".<br />
El general De Gaulle, desde lo alto de su<br />
resistencia, borró los pecados franceses y exaltó<br />
'" Carta a Louis Aragon (Fondo Aragon del Institut d'Histoire du Temps<br />
Présent/ CNRS) .<br />
.o Mieditis, alusi6n a la cobardía del mariscal Pétain durante la ocupación<br />
nazi.<br />
René Char<br />
los actos de valentía de la Francia combatiente.<br />
La piadosa y bella mentira de un país unido en<br />
la lucha contra el ocupante nazi se construyó,<br />
así, piedra sobre piedra y arrojó a la penumbra<br />
los sucios compromisos de los colaboradores.<br />
Por su parte René Char se propuso ofrecer<br />
un cine verdad. Encontró el título: "Le cancer<br />
au pays natal" . Redactó diez folios para resumir<br />
su argumento y mostrar toda la complejidad de<br />
una historia en la que los héroes se cuentan en el<br />
mejor de los casos por miles. No quería pretextos<br />
falsos, atenuaciones ni mentiras. De entrada,<br />
escribió: Mostrar el lado arriesgado de la empresa en<br />
toda su verdad. Los errores<br />
del enemigo son lo que nos<br />
favorece sobre todo. Sin el<br />
trabajo forzado en Alemania,<br />
las persecuciones, solamente<br />
un pequeño número<br />
de jóvenes habría tomado el<br />
maquis y las armas. Contrariamente<br />
a la opinión<br />
corriente el heroísmo genera<br />
pocos adeptos. 44<br />
Más adelante precisa:<br />
Los intermediarios del enemigo,<br />
los traidores franceses<br />
que le sirven de neblina artificial,<br />
deben quedar exhibidos<br />
en toda su culpabilidad.<br />
45<br />
Programa elocuente,<br />
propiamente revolucionario.<br />
No es ni un guión<br />
ni una sinopsis clásica.<br />
Es algo de Charo Más<br />
de treinta años antes del documental de Marcel<br />
Ophuls Le Chagrin et la Pitié, con una inconsciencia<br />
prodigiosa quería rasgar el velo que se<br />
empezaba a extender sobre la memoria francesa.<br />
Corrió a París a buscar un productor. Escucharon<br />
con deferencia al poeta convertido, junto<br />
con Éluard y Aragon, en una de las glorias del<br />
París de las letras; pero no lo comprendieron.<br />
Hicieron como que estudiaban su proyecto pero<br />
sin convicción alguna. Y muy pronto el asunto<br />
quedó estancado.<br />
Durante aquellos años de estalinismo triunfante<br />
Char se rebeló a las corrientes dominantes.<br />
.. Sinopsis de "Cancera au pays natal" (archivos particulares).<br />
45 !bid.<br />
18<br />
BIBlIOncA DE M[XICO
honores y desdeñó los convencionalismos.<br />
Y reveló su desprecio<br />
cuando lo juzgó conveniente.<br />
En el panorama intelectual<br />
francés de los años cincuenta,<br />
marcado por el enfrentamiento<br />
de los dos bloques constituidos<br />
por Estados Unidos y la Unión<br />
Soviética, dos polos se perfilaran<br />
cada vez con mayor nitidez.<br />
El primero se cristalizó en torno<br />
de la figura de Jean-Paul Sartre<br />
(1905-1980): filósofo y promo-<br />
tor del existencialismo, novelista,<br />
dramaturgo y ensayista; fue asimismo, de ma-<br />
nera cada vez más marcada, compañera de ruta<br />
del Partido Comunista y director de una revista<br />
comprometida, Les Temps modernes. El segundo<br />
polo emerge con Albert Camus (1913-1960), tocado<br />
por la gloria desde la aparición de su primera<br />
novela en 1942, El extranjero, y transfigurado<br />
por su activo papel en la Resistencia. También<br />
dramaturgo y ensayista imprimió su sello<br />
en la opinión pública entregando todos los días<br />
un editorial al prestigioso diario Combat en los<br />
años inmediatamente posteriores a la guerra. Su<br />
desconfianza del bloque comunista era evidente.<br />
¿Cómo no escuchar la información o los graves<br />
rumores que referían en detalle el mecanismo de<br />
una represión política y policíaca despiadada, la<br />
existencia de campos de deportados en Liberia,<br />
el gulag y una injusticia represiva que se nutría<br />
de procesos preparados de antemano?<br />
Camus y Char se conocieron bien. Los dos<br />
estaban en la cima de su notoriedad, ambos conocían<br />
con amplitud la tragedia<br />
que se desarrollaba al otro lado<br />
de la Cortina de hierro. Así fue<br />
como Char animaría y sostendría<br />
sin desfallecer a su amigo a<br />
todo lo largo de la preparación<br />
de un ensayo que prometía desencadenar<br />
la ira de los existencialistas.<br />
Camus deseaba efectivamente<br />
analizar el mecanismo<br />
de perversión de los ideales más<br />
puros, demostrar los peligros<br />
de las utopías, denunciar los<br />
medios de coerción puestos en<br />
marcha por los revolucionarios<br />
El caso Kravchenko, en 1949,<br />
le dio la ocasión de hacer oír su<br />
música. El tránsfuga soviético,<br />
autor de un libro de mucho éxito<br />
(J ai choisi la liberté) en el que<br />
cuenta la represión comunista,<br />
fue calumniado en la prensa cercana<br />
al PCF. Les Lettres fran~aises<br />
lo acusaron de ser un escribano<br />
al servicio de la propaganda<br />
estadounidense. La pasión política<br />
estaba en la cúspide. Estalinistas<br />
y antiestalinistas se<br />
enfrentaban verbalmente con<br />
violencia extrema. La denuncia<br />
de difamación de Victor Kravchenko contra el<br />
semanario comunista permite calibrar el peso<br />
del PCF en la sociedad francesa.<br />
Char consiguió asistir a una o dos audiencias.<br />
El testimonio de Margarete Buber-Neumann, comunista<br />
alemana que fue sucesivamente rehén de<br />
los estalinistas en el gulag siberiano y luego de<br />
los nazis en el campo de Ravensbrück, lo conmovió.<br />
Pero más que ladrar en manada o dar la<br />
razón a uno u otro campo, prefirió nuevamente<br />
decir su verdad. Eligió Combat el25 de febrero de<br />
1949 para expresarlo. En unas cuantas indirectas<br />
afinadas, fastidia a Kravchenko: "Acogido por<br />
los estadounidenses, no tenía más que callarse y<br />
dejar que lo hospedaran. Tendríamos entonces<br />
libertad de concederle o no nuestra simpatía",<br />
decide al final. Pero también ajusta las cuentas<br />
con severidad a la potencia calumniadora: "En<br />
cuanto a las Lettres fran~aises su posición es insostenible<br />
y su melaza irrespirable. Ahí se ve adónde<br />
lleva el uso de una dialéctica enloquecida al servicio<br />
de una causa que carece de<br />
fundamento moral."<br />
Este equilibrio no estaba de<br />
moda; y menos aún esa manera<br />
definitiva de poner a los comunistas<br />
en su lugar. N o obstante,<br />
ése sería su camino. Una vía dificil<br />
que adoptó mofándose, totalmente<br />
decidido a resistirse a<br />
las presiones y a las intrigas. Su<br />
carácter, su mal carácter atestiguado,<br />
le permitió mantenerse<br />
firme y descartar las ofertas de<br />
compromiso. Su independencia<br />
no fue negociable. Rechazó los<br />
Jean-Paul Sartre<br />
Albert e . mus<br />
19<br />
iliUOTECAOfM[XlCO
para lograr sus fines, volver a decir que la URSS<br />
era "hoy día una tierra de esclavos balizada con<br />
torres de observación".<br />
Aragon acababa de publicar L Homme communiste;<br />
Camus se proponía escribir El hombre<br />
rebelde. En silencio reunió una documentación<br />
considerable. Después se puso a escribir. Desde<br />
la primavera de 1951 envió un primer bosquejo<br />
a Char que le pidió más. Pronto estuvo terminado,<br />
y René Char percibió de golpe el coraje<br />
que se requería para la publicación de un libro<br />
semejante. Fue el primero en presentir la polémica<br />
que vendría, la violenta reacción de la<br />
intelligentsia y los golpes que se anunciaban.<br />
Char le confió a Camus su juicio: Después de haber<br />
leído y releído su Homme révolté, busqué quién<br />
y qué obra de este orden -el más esencial- pudiera<br />
parecerse a usted ya su obra en esta época. Nadie ni<br />
ninguna obra. Le digo esto con entusiasmo reflexivo.<br />
[. . .} He admirado a qué altura familiar (que no lo<br />
pone a usted jUera de alcance y haciéndolo solidario<br />
lo expone a todos los golpes) se ha colocado usted<br />
para devanar su hilo de centellas y de sensatez. ¡Qué<br />
generoso corajef4 6<br />
.. Correspondencia con Albert Camus (biblioteca Méjannes. Aix-en<br />
Provence, Centro de Documentación Albert Camus).<br />
lO<br />
BIBlIOHCA OE M[XICO
La historia literaria recuerda que Camus regaló<br />
a Char el ejemplar dactilografiado de su manuscrito<br />
con los tachones que muestran la evolución<br />
de su trabajo. En la dedicatoria puede leerse:<br />
"Para usted, querido René, la primera versión de<br />
este libro que yo quería que fuera nuestro y que,<br />
sin usted, jamás habría podido ser un libro de<br />
esperanza." Esta historia recuerda la solidaridad<br />
sin grietas entre los dos escritores en el combate<br />
más profundo y más constante por la defensa<br />
de la verdad y de la democracia. Mientras que<br />
Jean-Paul Sartre y sus amigos condenaban a Camus,<br />
culpable ante sus ojos de antiestalinismo<br />
y de defender los valores burgueses, René Char<br />
clamaba su rabia en Combat bramando: "¿Qué<br />
tiene que ver con eso El hombre rebelde, gran libro<br />
de socorro, patético y limpio como una cabeza.<br />
trepanada?" Con una frase, midió el extravío de<br />
una época y el peso de la mentira permanente.<br />
V<br />
En un movimiento que le era natural, levantó la<br />
cabeza y dirigió la mirada al cielo. Vagabundeó<br />
por los aires, fue de una constelación a otra, desbrozó<br />
la Vía Láctea. Ése era su país secreto, su<br />
patria inviolada que le permitía descansar de una<br />
Tierra penosa y decepcionante. No había una<br />
sola tarde, ni una sola noche sin que desgranara<br />
los nombres de las estrellas, sin que acariciara<br />
la bóveda celeste, sin que intentara reencontrar<br />
indicios de los principales planetas a simple vista.<br />
En este granero de la Tierra, inmenso e insondable,<br />
colocó todas sus esperanzas poéticas y<br />
humanas. Reserva intocable y virginal, la creyó<br />
eterna hasta el día del sacrilegio.<br />
Ese día, el 4 de octubre de 1957, los soviéticos<br />
lograron lanzar el primer satélite artificial<br />
al espacio. Lo siguieron muchos otros. Lo invadió<br />
un desencanto inmenso: se rebeló y se sintió<br />
humillado. Algunas lineas hablan de su profunda<br />
ira y desesperación: El hombre del espacio que<br />
hoy nace será mil millones de veces menos luminoso<br />
y revelará mil millones de veces menos cosas ocultas<br />
que el hombre parecido al granito, encerrado y yacente<br />
de Lascaux, de duros miembros desenlodados de la<br />
muerte. 47 No se hacía ninguna ilusión en cuanto<br />
a la fuerza de su protesta. ¿Qué peso tenía una<br />
decena de lineas impresas en unas cuantas decenas<br />
de ejemplares de grandes hojas? Y, sin em-<br />
bargo, esta lucha contra la violación repetida de<br />
la "naturaleza" se convertiría en su último combate.<br />
Un combate de frentes múltiples en el que<br />
se manifestaron tanto la amargura de asistir a la<br />
degradación del paisaje y del ambiente como la<br />
angustia ante el despliegue de técnicas de poderes<br />
considerables y en parte incontrolables.<br />
El episodio de los misiles balísticos de la planicie<br />
de Albion simboliza a la perfección esta<br />
nueva insurgencia militante en René Charo En<br />
el otoño de 1965 se enteró de que el ejército había<br />
comenzado a comprar tierras en la planicie<br />
de Albion, al este del macizo de Ventoux. Vagos<br />
al principio los informes se precisaron. En realidad<br />
el gobierno adquirió miles de hectáreas en<br />
forma preferencial. El ministerio de la Defensa<br />
codiciaba este sitio salvaje para cavar silos con<br />
objeto de instalar misiles balísticos con cargas<br />
nucleares. La elección, realizada por el general<br />
de Gaulle, se tenia por estratégica e irreversible.<br />
En los departamentos de la alta Provenza y de<br />
Vaucluse militantes de izquierda comenzaron<br />
a reunirse y buscaron movilizar a la opinión<br />
pública contra este proyecto. Pero muy pronto<br />
comprobaron que, sin una figura carismática, su<br />
movimiento no cobraría fuerza jamás. Fue así<br />
como se pusieron en contacto con René Char,<br />
y éste respondió en el acto. La noche siguiente<br />
redactó un texto en forma de libelo.<br />
Para Char este combate abrazaba una preocupación<br />
central, vital. Para él era también un<br />
renacimiento. Retomó el maquis. La imprenta<br />
Union, en la calle Lecourbe en París, recibió<br />
de parte suya una orden para imprimir dos mil<br />
ejemplares de su texto. Char estaba enardecido,<br />
ofensivo. Escribió a una amiga lo siguiente:<br />
Estos cerdos van a comenzar a hacer perforaciones<br />
para esconder su porquería de hierro y de muerte en<br />
Ventoux. Te hago llegar un pequeño texto: el último<br />
juramento de la rebelión y del rechazo. 48 Entregó todas<br />
sus fuerzas a este combate. De nueva cuenta<br />
fue momento de conciliábulos, de fraternidad y<br />
de unidad. Y de nueva cuenta estaba al mismo<br />
tiempo comprometido y pesimista, tranquilo y<br />
febril. Suscitó ecos y artículos en la prensa regional,<br />
convocó a una manifestación en Sault<br />
que logró reunir algunos miles de habitantes de<br />
la Vaucluse, entre los que se hallaban muchos<br />
alcaldes y consejeros municipales. Todos denun-<br />
""Aux riverains de la smgue", 1959, a e, p. 412.<br />
.. Correspondencia particular.<br />
11<br />
BIBliOTECA o¡ M[XICO
ciaban la concentración de pertrechos nucleares<br />
en la región.<br />
En forma metódica Char intentó entonces<br />
construir un movimiento de protesta nacional.<br />
Redactó un texto destinado a servir de plataforma<br />
para una petición nacional: Que quienes perfo<br />
ran la noble corteza terrestre de Albion midan bien<br />
esto: nosotros peleamos por un sitio donde la nieve<br />
no es solamente la loba del invierno sino el aliso de<br />
la primavera. El Sol sale ahí sobre nuestra sangre<br />
exigente y el hombre no está jamás encarcelado en<br />
casa de su prójimo. Desde nuestro punto de vista, este<br />
lugar vale más que nuestro pan porque nada puede<br />
reemplazarlo 49 Picasso le ofreció un dibujo para<br />
la ilustración: un trío compuesto por Zeus, el<br />
Sol y un águila que observa colérica la Tierra<br />
degradada. Los grandes nombres firmaron: escritores,<br />
pintores, políticos. Se planeaba una<br />
concentración el 5 de junio de 1966 en Fontaine-de-Vaucluse.<br />
René Char militaba sin interrupción,<br />
sacaba fondos de su tesoro de guerra,<br />
pedía prestado para financiar octavillas y reuniones,<br />
traslados e impresión de carteles. Sin<br />
embargo la coalición de protesta no logró una<br />
gran adhesión popular. Y Char lo sintió. Detrás<br />
de la gran pancarta que proclamaba "N o a los<br />
cohetes atómicos en la alta Provenza" no había<br />
el suficiente brío.<br />
Cuando retomó el combate sobre el mismo<br />
tema, en 1967, en vísperas de las elecciones legislativas<br />
de marzo, consiguió la derrota de los<br />
candidatos gaullistas del departamento. A pesar<br />
de su vigilancia los promotores de los misiles de<br />
Albion triunfaron. El aparato de Estado permanecería<br />
sordo a la rebelión de los mendigos de<br />
Vaucluse, y la planicie terminaría por abrigar su<br />
lote de cohetes balísticos. "El gusano está por<br />
todos lados y para todos, escribió Char al poeta<br />
Gustaf Sobin. No hay más que escalas en este<br />
sombrío viaje."<br />
Su militancia jamás sería ciega. Sus últimos<br />
combates estuvieron impregnados de pesimismo.<br />
Pero su lucidez no era desconcertante. Su<br />
amistad con el filósofo alemán Martin Heidegger<br />
(1889-1976) cuajó en parte sobre esta base: la<br />
importancia que se da a la región natal. Ahora<br />
bien, Char llevaba en él una imagen de la Provenza<br />
sobre la que se superpuso una imagen<br />
degradada, envilecida. Los lugares que lo inspi-<br />
" Cartel en el que aparecen el texto de Char y un dibujo de Pablo PicaSSQ.<br />
raron, que más formaron su horizonte, fueron<br />
según él objeto de un saqueo sistemático.<br />
Esta conciencia de una degradación irremediable<br />
no se tradujo en una queja mecánica y<br />
nostálgica. La vivió como un drama, como una<br />
tragedia de alcance universal. Fue la prueba del<br />
sabotaje y la obcecación modernos, estúpidos.<br />
De una mancha esencial. René Char no reconocía<br />
ya ni siquiera el Sorgue, el río nutricio que en<br />
otro tiempo estuvo repleto de peces: Las aguas se<br />
reparten todavía, pero bajan sus párpados para ya no<br />
ver las orillas saturadas de fealdad, acumulada año<br />
tras año para complacer a los nuevos ricos. 50 Ya no sé<br />
con qué me identifico de mi región. Cada vez me siento<br />
más perdido en ella. 5\ Oscilaba entre la indignación<br />
y la insurrección. El furor siempre estaba<br />
ahí; pero más aún el deseo de tomar las armas<br />
para pelear y cambiar el curso de las cosas. A<br />
Gilbert Lély le confió lo siguiente en 1968: Querido<br />
Gilbert, estamos decayendo. La Tierra -y sus habitantes<br />
malditos- está en caída ininterrumpida. La<br />
bomba atómica mental ha explotado en forma terminal<br />
mucho antes que su hermana menor. 52<br />
Confirmó atormentado los estragos de la<br />
contaminación, se ahogó de vergüenza y de ira<br />
ante los espectáculos que descubría. Un día, caminando<br />
con su amigo Claude Lapeyre en un<br />
macizo rocoso a casi seiscientos metros de altura,<br />
unos bancos de nubes tristes se asentaron<br />
en el valle. Char se sintió embargado de una<br />
desesperación inmensa: Claude, mira la niebla con<br />
llovizna. 53 Se cerró en sí mismo y ya no dijo nada<br />
más. El coloso se tapió y su amigo comprendió<br />
que era hora de regresar lo más pronto posible.<br />
Apenas llegó a su casa René Char descargó una<br />
violenta amargura contra la sociedad. ¡Los hombres<br />
han podrido la tierra(54<br />
Fue una de sus últimas insurrecciones. Protestó<br />
contra los poderes plenos otorgados a la<br />
técnica. Fue su testamento. Su coletazo. Su último<br />
llamado a la resistencia.<br />
La ciencia no puede dar<br />
al hombre devastado<br />
más que un faro ciego,<br />
un arma de aflicción,<br />
herramientas sin leyenda SS<br />
" Citado en L Éclar au frOnl, op. cit., p. 361 (correspondencia particular).<br />
Sllbid.<br />
" Carta a Gilbert Lély fechada el 27 de enero de 1968 (biblioteca literaria<br />
Jacques-Doucet, París).<br />
53 Testimonio de Claude Lapeyre al autor.<br />
S4 Testimonio de Anne al autor.<br />
55 "Les apparítions dédaignées", o. c., op. cit., pp. 466467.<br />
12<br />
818l10ncA Ol M[XICO
Grabado de Pablo Picasso<br />
,<br />
RENE CHAR:<br />
POESIA<br />
DE LA CLARIDAD<br />
,<br />
(ANTOLOGIA)<br />
,<br />
2l<br />
¡1¡lIOmA O¡ M[XICO
Profunda y nítida, suave y férrea, oscura y transparente, tradicional y vanguardista, la poesía<br />
de René Char mantiene sin mutaciones su trascendente belleza desde los primeros, originales<br />
libros, hasta los últimos, en un transcurso que va de 1929 -sus 22 años- a 1988, año de su fallecimiento.<br />
En su poesía está el niño, el hombre, la vida, la acción, la reflexión y las ideas indispensables<br />
para encontrar la claridad en un mundo nublado; no se halla en cambio en ella lo "poético", "el<br />
más pernicioso de los venenos para la poesía ... " ni "la subjetividad enígmática que tantos estragos<br />
ha causado en el siglo xx", como escribió acerca de él René Ménard.<br />
En el lenguaje poético de René Char sólo subsiste lo esencial y la emoción no elimina a la<br />
razón. Ese rigor le permite unir realidad e imaginación sin traicionar ni una ní otra y transitar de<br />
lo circunstancial a lo histórico.<br />
René Char no busca hacer un poema como tantos versificadores superficiales, sino crear su<br />
poesía después de un disciplinado trabajo con las palabras -"la disciplina sangra"-, como si puliera<br />
un trozo de mármol. Poesía hecha para los demás, para que los demás valoren a la poesía,<br />
no al poeta. El poeta desaparece, permanece la obra, no a la inversa.<br />
Esta selección de su vasta producción poética sólo pretende, como en el caso de otros autores<br />
publicados en Biblioteca de México, invitar a quienes no lo conocen a que lo lean y a quienes ya lo<br />
han disfrutado a que lo relean. El trabajo de los traductores se extiende desde 1961 hasta la fecha<br />
y revela la importancia del poeta.<br />
José Antonío Montero<br />
VERSIONES DE MARTA DONís<br />
DONNERBACH MÜHLE<br />
Invierno de 1939<br />
N oviembre de brumas, escucha bajo la madera<br />
cómo franquea la noche y desaparece<br />
la campana del último sendero,<br />
cómo el deseo lejano del viento separa<br />
el regreso al cautiverio de la ausencia que pasa.<br />
Estación de animales pacíficos, de chicas sin maldad,<br />
tenéis poderes que mi poder contradice;<br />
tenéis los ojos de mi nombre,<br />
el nombre que me piden que olvide.<br />
Tañido fúnebre de un mundo demasiado amado,<br />
oigo a los monstruos patear en una tierra sin sonrisa.<br />
Mi hermana bermeja está bañada en sudor.<br />
Mi hermana furiosa llama a las armas.<br />
La luna del lago se asienta en la playa<br />
donde el suave fuego vegetal del verano<br />
desciende a la ola que la lleva<br />
a un lecho de profundas cenizas.<br />
Rastreada por el cañón -vivir,<br />
límite inmensola<br />
casa en el bosque se encendió:<br />
trueno, arroyo, molino.<br />
14<br />
BIBlIOHCA O¡ Mimo
ÉVADNÉ<br />
El verano y nuestra vida eran una sola cosa<br />
El campo engullía el color de tu oloroso vestido<br />
Avidez y apretura se habían reconciliado<br />
El castillo de Maubec se hundía en el barro<br />
Muy pronto se derrumbaría el balanceo de su lira<br />
La violencia de las plantas nos hacía vacilar<br />
Un oscuro cuervo remador desviándose de la escuadra<br />
En el mudo pedernal del mediodía descuartizado<br />
Acompañaba nuestro concierto de suaves movimientos<br />
La hoz por doquier debía descansar<br />
Nuestra rareza iniciaba un reino<br />
(El viento insomne que nos arruga el párpado<br />
Al pasar cada noche la página acordada<br />
Quiere que cada parte tuya que yo recuerde<br />
Se extienda a un viejo país hambriento de lagrimal gigante)<br />
Fueron al principio años adorables<br />
La tierra nos amaba un poco me acuerdo.<br />
EL ALUMBRADO DEL PENAL<br />
He deseado para ti noche tan corta<br />
que tu madrastra taciturna<br />
envejeció antes que concibiera<br />
los poderes de tal noche.<br />
Ha soñado estar a tu lado<br />
este fugitivo armonioso,<br />
de la persona apenas indicada,<br />
de beneficio proveniente<br />
de camino triste y angélico.<br />
Nadie se atreve a retrasarlo.<br />
Se ha encogido de pronto el día.<br />
Al perder a todos los muertos que amaba,<br />
despacho a este perro la rosa,<br />
último viviente, distraído verano.<br />
Soy el excluido y el colmado.<br />
Dame tu último toque,<br />
belleza que te ciernes,<br />
con ebrios párpados mal cerrados.<br />
Cada herida pone en la ventana<br />
sus ojos de fénix despabilado.<br />
La satisfacción de resolver<br />
canta y gime en el oro del muro.<br />
No es, de nuevo, más que el viento del yugo.<br />
25<br />
BIBlIOHCA O¡ M[XICO
Viñeta de José Antonio Montero<br />
CONDUCTA<br />
Pasa.<br />
La reja sideral<br />
que ahí estaba en otro tiempo<br />
se hundió.<br />
Esta noche una nube de pájaros<br />
desde muy alto exulta y pasa.<br />
Escucha las sienes rocosas<br />
de las presencias dispersadas<br />
la palabra que hará tu sueño<br />
cálido cual árbol septembrino.<br />
Ve cómo se mueve el tejido<br />
de las certezas que lograron<br />
cerca de nosotros<br />
su quintaesencia,<br />
¡oh mi Bieldo, mi ansiosa Sed!<br />
El rigor de vivir se esmerila<br />
sin cesar para codiciar el exilio.<br />
Con una lluvia fina de almendra<br />
mezclada con dócil libertad,<br />
se ha producido tu alquimia guardiana,<br />
¡oh, bien amada mía!<br />
PARA QUE UN BOSQUE ...<br />
P ara que un bosque sea magnífico<br />
le hacen falta edad e inftnito.<br />
No muráis muy rápido,<br />
amigos del tentempié bajo el granizo.<br />
Abetos que dormís en nuestra cama,<br />
eternizad nuestros pasos en la híerba.<br />
Alsacia, 1939.<br />
26<br />
818110mA O[ MÉXICO
ARTINA*<br />
(FRAGMENTOS)<br />
Al silencio de aquella que permite soñar.<br />
En la cama que me prepararon había: un animal sanguinolento y maltrecho del tamaño<br />
de un bollo, un caño de plomo, una ráfaga de viento, un molusco helado, un cartucho sin<br />
pólvora, dos dedos de un guante, una mancha de aceite; no había una puerta de prisión, pero<br />
sí el sabor de la amargura, un diamante de vidriero, un pelo, un día, una silla rota, un gusano<br />
de seda, el objeto robado, una presilla de sobretodo, una mosca verde domesticada, una rama<br />
de coral, un clavo de zapatero, una rueda de ómnibus.<br />
Ofrecer un vaso de agua al paso de un caballero que se lanza a rienda suelta en un<br />
hipódromo invadido por la multitud supone, de una y otra parte, una falta absoluta<br />
de habilidad; Artina traía a los espíritus que visitaba esa aridez monumental.<br />
El impaciente se daba perfecta cuenta de la clase de sueños que en adelante<br />
frecuentarían su cerebro, sobre todo en el dominio del amor cuya actividad voraz<br />
se manifestaba de ordinario fuera de la época sexual. La asimilación alcanzaba su<br />
desarrollo en la noche profunda de los invernaderos herméticamente cerrados.<br />
Artina cruzó sin dificultad el nombre de una ciudad. Es el silencio que hace<br />
surgir el sueño.<br />
Los objetos designados y reunidos con el nombre de naturaleza-concreta<br />
forman parte del escenario en el cual se desarrollan los actos de erotismo de las<br />
seriesfatales, epopeya cotidiana y nocturna. Los ardientes mundos imaginarios que<br />
circulan sin interrupción por la campiña en la época de las cosechas tornan el ojo<br />
agresivo y la soledad intolerable para aquel que dispone del poder de destrucción.<br />
En los cataclismos extraordinarios, resulta directamente preferible apelar sin<br />
reserva a ellos.<br />
* Traducciones de A1do Pellegrini, Antología de la poesía sumalista, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1961 , 360 pp.<br />
27<br />
ilillOmA D[ MÉXICO
Edvard Munch<br />
LA LUJURIA<br />
El águila ve cómo se borran gradualmente las huellas de la<br />
memoria helada<br />
La extensión de la soledad hace apenas visible la presa que huye<br />
A través de cada una de las regiones<br />
Donde uno mata donde a uno lo matan lib~emente<br />
Presa insensible<br />
Proyectada indistintamente<br />
Más acá del deseo y más allá de la muerte<br />
El soñador embalsamado en su camisa de fuerza<br />
Rodeado de utensilios efimeros<br />
Figuras que se desvanecen apenas formadas<br />
Su revolución celebra la apoteosis de la vida que declina<br />
La desaparición progresiva de las partes lamidas<br />
La caída de los torrentes en la opacidad de las tumbas<br />
Los sudores y malestares que anuncian el fuego central<br />
y finalmente el universo con todo su pecho atlético<br />
Necrópolis fluvial<br />
Después del diluvio de los rabdomantes<br />
Ese fanático de las nubes<br />
Tiene el poder sobrenatural<br />
De desplazar a considerables distancias<br />
Los paisajes habituales<br />
De romper la armonía acumulada<br />
De tornar irreconocibles los lugares fúnebres<br />
Al día siguiente de los homicidios provechosos<br />
Sin que la conciencia originaria<br />
Se cubra con el deslizamiento purificador del suelo.<br />
Le Marteau Sans Maitre<br />
28<br />
BIBLIOTECA DE MÉXICO
METEOROS ROBUSTOS*<br />
En los bosques se oye hervir el gusano<br />
La crisálida volviendo al claro rostro<br />
Su natural liberación<br />
Los hombres tienen hambre<br />
De carnes secretas de herramientas crueles<br />
Levántense bestias a degollar<br />
A ganar el sol.<br />
Arsenal, 1929.<br />
ARGUMENTO<br />
¿Cómo vivir sin un enigma delante?<br />
Los hombres de hoy quieren el poema a imagen de su vida; hecha<br />
de tan pocos miramientos, de tan poco espacio y quemada de<br />
intolerancia.<br />
Dado que no les es permitido ya obrar de modo supremo, en<br />
esta preocupación fatal de destruirse por medio del semejante,<br />
dado que su inerte riqueza los frena y los encadena, los hombres<br />
de hoy, debilitado el instinto, pierden, aunque se conserven vivos,<br />
hasta el polvo de sus nombres.<br />
Nacido del llamado del devenir y de la angustia de la<br />
retención, el poema, al elevarse de su pozo de barro y de estrellas,<br />
testimoniará casi en silencio que nada hay en él que no existiera<br />
realmente en otro lugar, en ese rebelde y solitario mundo de las<br />
contradicciones.<br />
Le poeme pulverisé, 1947.<br />
* Selección y versión de Raúl Gustavo Aguirre. René Char, Antologío, Ediciones del Mediodía, Buenos Aires, 1968,200 pp.<br />
29<br />
!1!lIOmA Ol MÉXICO
ELLA JADEABA<br />
Tú caminas como el incendio de un bosque<br />
Puma mi bienamado<br />
Cómo seguirte<br />
De pronto las piedras se hincharon hasta estallar<br />
El estiércol desapareció<br />
Los matorrales se abrazaron<br />
En la cima de un cedro se encendió un faro salvaje<br />
El cielo sudoroso asestó su humo<br />
Al orzuelo de los ojos más cansados del mundo<br />
Pies heridos de tropezar<br />
Manos delgadas de debatirse<br />
Suerte<br />
Por el tubo del amor<br />
Bienamado escuchó<br />
y derecho se irguió<br />
Oh su frente sublime de habano encendido<br />
Oh su garganta de forja de hada<br />
El cielo demente retrocedió<br />
La baba del fuego se hundió en la tierra<br />
Un vaho de osamentas apareció bailó con los enanos<br />
Una pupila de eucalipto se convirtió en una luna<br />
embalsamada<br />
Muchachas atrevidas<br />
Está bien ser imprudentes<br />
Pero por el amor<br />
De su puma<br />
Con sus labios mojen la llama<br />
Cuando florezca en ellos su imagen.<br />
Placard pour un chemin des écoliers, 1937.<br />
Edvard Munch<br />
lO<br />
BIBLIOTECA DE MÉXICO
LOS PUÑOS APRETADOS<br />
Los puños apretados<br />
Los dientes rotos<br />
Las lágrimas en los ojos<br />
La vida<br />
Apostrofándome sacudiéndome y burlándome<br />
Yo espiga adelantada de las cosechas de agosto<br />
Distingo en la corola del sol<br />
Una yegua<br />
En su orina abrevo.<br />
" Placard pour un chemin des écoliers, 1937.<br />
HOJAS DE HIPNOS<br />
(FRAGMENTOS)<br />
T oda la autoridad, la táctica y el ingenio no pueden<br />
reemplazar una partícula de convicción al servicio de<br />
la verdad. Creo haber mejorado este lugar común.<br />
*<br />
Dejar para más tarde la parte imaginaria, que,<br />
también ella, es susceptible de acción.<br />
*<br />
El poeta no puede permanecer por mucho tiempo<br />
en la estratósfera del Verbo. Debe enroscarse en nuevas<br />
lágrimas y adelantar más en su orden.<br />
*<br />
Tiempo en que el cielo exhausto penetra en la tierra<br />
donde el hombre agoniza entre dos menosprecios.<br />
*<br />
Si el hombre a veces no cerrara soberanamente los<br />
ojos, terminaría por no ver ya lo que vale la pena<br />
mirar.<br />
*<br />
Sólo se combate bien por aquellas causas que uno<br />
modela por sí mismo y con las cuales uno se quema<br />
identificándose.<br />
*<br />
Los ojos, solos, son todavía capaces de lanzar un<br />
grito.<br />
*<br />
La eternidad no es mucho más larga que la vida.<br />
*<br />
Somos parecidos a esos sapos que en la austera<br />
noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando<br />
con su grito de amor toda la fatalidad del universo.<br />
*<br />
En todas nuestras comidas en común, invitamos a<br />
la libertad a sentarse. El lugar permanece vacío pero el<br />
cubierto está puesto.<br />
31<br />
BIBLIOTECA DE MEXICO
ESTRANGULÉ A MI HERMANO*<br />
Estrangulé<br />
A mi hermano<br />
Porque no le gustaba dormir<br />
Con la ventana abierta<br />
Hermana mía<br />
Dijo antes de morir<br />
Noches enteras he pasado<br />
Mirándote dormir<br />
Inclinado sobre tu resplandor en el vidrio.<br />
Placard pour un Chemin des Écoliers, 1937.<br />
FIDELIDAD<br />
Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa hacia dónde en el tiempo<br />
dividido. Ya no es mi amor, todos pueden hablarle. Ella no recuerda ya; ¿quién en<br />
verdad la amó?<br />
Busca su igual en el ruego de las miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad.<br />
Dibuja la esperanza y suavemente la despide. Es decisiva sin que tenga que<br />
ver en ello.<br />
Yo vivo en su profundidad como un despojo feliz . Sin que lo sepa, mi soledad es<br />
su tesoro. En el gran meridiano donde se inscribe su vuelo, mi libertad lo excava.<br />
Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa hacia dónde en el tiempo<br />
dividido. Ya no es mi amor, todos pueden hablarle. Ella no recuerda ya: ¿quién en<br />
verdad la amó y la ilumina desde lejos para que no se caiga?<br />
Fureur et Mystere, 1948.<br />
* Versiones de Raúl Gustavo Aguirre. Poetasfrancesescontemporáneos, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1974, 400 pp.<br />
32<br />
ilillO¡ECA OE M[xICO
ANTONIN ARTAUD<br />
No tengo voz para elogiarte, hermano mío.<br />
Si me inclinara sobre tu cuerpo que la claridad va a dispersar,<br />
Tu risa me rechazaría.<br />
El corazón entre nosotros, durante lo que se llama<br />
impropiamente una hermosa tormenta.<br />
Da en tierra varias veces,<br />
Mata, cava e incendia,<br />
Luego renace más tarde en la dulzura del hongo.<br />
No necesitas un muro de palabras para exaltar tu verdad.<br />
Ni las volutas del mar para ungir tu profundidad.<br />
Ni de esta mano febriciente que nos rodea la muñeca,<br />
Y suavemente nos conduce a derribar un bosque<br />
En donde el hacha son nuestras entrañas.<br />
Está bien. Vuelve al volcán.<br />
Y nosotros,<br />
Que lloremos, asumamos tu relevo o preguntemos: "¿Quién es<br />
Artaud?" a esa espiga de dinamita de la que ningún grano<br />
se separa,<br />
Para nosotros, nada habrá cambiado,<br />
Nada, sino esta quimera viviente del infierno que se despide<br />
de nuestra angustia.<br />
(Paris, 8 de marzo de 1948).<br />
LesMatinaux, 1950.<br />
LA ALDEA VERTICAL<br />
Como lobos ennoblecidos<br />
Por su desaparición<br />
Acechamos el año de miedo<br />
Y de hberación.<br />
Lobos nevados<br />
De las lejanas batidas,<br />
De fecha borrada.<br />
Bajo el porvenir que gruñe,<br />
Furtivos, esperamos,<br />
Para afiliarnos,<br />
La ampHtud de la altura.<br />
Sabemos que las Cosas ocurren<br />
Repentinamente,<br />
Oscuras o demasiado adornadas.<br />
El dardo que unía los dos paños<br />
Vida contra vida, clamor y monte.<br />
Fulguró.<br />
LeNuperdu, 1971.
LA BESTIA INNOMBRABLE<br />
La Bestia ínnombrable cierra la marcha del gracioso rebaño,<br />
como un cíclope bufo.<br />
Ocho improperios le sirven de ornamento, se dividen<br />
su demencia.<br />
La Bestia eructa devotamente en el aire rústico.<br />
Sus flancos rellenos y vacilantes son dolorosos,<br />
están por vaciarse de su preñez.<br />
Desde sus cascos hasta sus vanos colmillos,<br />
está envuelta en fetidez.<br />
Así se me aparece, en el friso de Lascaux, madre<br />
fantásticamente disfrazada,<br />
La Sabiduría con los ojos llenos de lágrimas.<br />
La Paroi et la Prairie, 1951.<br />
HAMBRE ROJA<br />
Eras insensata.<br />
¡Qué lejos ya!<br />
Moriste, un dedo ante tu boca,<br />
En un noble movimiento,<br />
Para poner punto a la efusión;<br />
En el frío sol de un verde límite.<br />
Eras tan bella que nadie advirtió tu muerte.<br />
Más tarde, era de noche, echaste a andar conmigo.<br />
Desnudez sin recelo,<br />
Senos corroídos por tu corazón.<br />
A sus anchas en este mundo que ocurre,<br />
Un hombre que te había estrechado en sus brazos.<br />
Se sentó a la mesa.<br />
Está bien, no existes.<br />
Le Nu perdu, 1971.<br />
34<br />
BIBlIOmA Of MÉXICO
o----<br />
I<br />
'-<br />
-'-<br />
?r-R1UL<br />
,<br />
VE ~z:;.s'lA<br />
' M-JCIlti!EAL'I57A<br />
7~ A'1lr~}i!C; ""<br />
I<br />
n .. ~. .<br />
c:'. .. .. ¿<br />
~ .... ~ ..<br />
'"<br />
LOS SOLES CANOROS*<br />
Las desapariciones inexplicables<br />
Los accidentes imprevisibles<br />
Los infortunios quizá excesivos<br />
Las catástrofes de todo orden<br />
Los cataclismos que ahogan y carbonizan<br />
El suicidio considerado crimen<br />
Los degenerados intratables<br />
Los que se enrollan en la cabeza un delantal de herrero<br />
Los ingenuos de primera magnitud<br />
Los que colocan el féretro de su madre en el fondo<br />
de un pozo<br />
Los cerebros incultos<br />
Los sesos de cuero<br />
Los que invernan en el hospital y conservan la embriaguez<br />
de las ropas desgarradas<br />
La malva de las prisiones<br />
La ortiga de las prisiones<br />
La parietaria de las prisiones<br />
La higuera nodriza de ruinas<br />
Los silenciosos incurables<br />
Los que canalizan la espuma del mundo subterráneo<br />
Los enamorados en éxtasis<br />
Los poetas excavadores<br />
Los que asesinan a los huérfanos tocando el clarín<br />
Los magos de la espiga<br />
Imperan temperatura benigna alrededor de los sudorosos<br />
embalsamadores del trabajo.<br />
L Action de la justice est éteinte<br />
• Ant%gla de /0 poesía su"ea/ista francesa , Ediciones Coma, Traducciones de Aldo PeUegrini, Emilio<br />
Adolfo Westphalen, César Moro, Ricardo Baeza, Guillermo de Torre, México, 1981, 336 pp.<br />
35<br />
ilillOmA Ol MlXICO
A LA SALUD DE LA SERPIENTE<br />
Yo canto el calor con rostro de recién nacido, el calor desesperado.<br />
11<br />
Le toca al pan romper al hombre, le toca ser la belleza del amanecer.<br />
IV<br />
En la ronda de la golondrina una tormenta se forma, un jardín se diseña.<br />
V<br />
Siempre habrá una gota de agua que dure más que el sol<br />
sin que el ascendiente del sol sufra por eso.<br />
VII<br />
Lo que viene al mundo para no trastornar nada, no merece<br />
ni consideración ni paciencia.<br />
XI<br />
Tú harás deJ alma que no existe, un hombre mejor que ella.<br />
XX<br />
No te encorves sino para amar. Aun muerto, sigues amando.<br />
XXIV<br />
Si habitamos un relámpago, allí está el corazón de lo eterno.<br />
XXVI<br />
La poesía es de todas las aguas claras la que menos se<br />
demora ante los reflejos de sus puentes.<br />
Poesía, vida futura en el interior del hombre que ha ganado en calidad.<br />
Le Poeme pulvérisé<br />
DECLARAR EL PROPIO NOMBRE*<br />
Yo tenía diez años. El Sorgue me engastaba. El sol cantaba las horas sobre la<br />
esfera tranquila de las aguas. La despreocupación y el dolor habían inmovilizado<br />
al gallo de hierro sobre el tejado de las casas y juntos se soportaban. Pero. ¿qué<br />
rueda en el corazón del niño al acecho giraba más fuerte, giraba más de prisa que<br />
la del molino de su incendio blanco?<br />
* Traducción de Alicia Bleiberg. René Cbar, Común presencia, Edición Bilingüe, Alianza Editorial, Madrid, 1986, 392 pp.<br />
36<br />
818l10mA O[ MEmO
JUVENTUD DE LOS NÉVONS<br />
En el recinto del parque,<br />
el grillo sólo se calla para imponerse más<br />
En el parque de los Névons<br />
Ceñido de praderas,<br />
Un arroyo sin pendiente.<br />
Un niño sin amigo<br />
Difiíminan su tristeza<br />
Y viven mejor así.<br />
En el parque de los Névons<br />
Un rebelde se ha unido<br />
Al arroyo, al niño,<br />
A su mismo espejismo.<br />
En el parque de los Névons<br />
Mortal sería el verano<br />
Sin la voz de un grillo<br />
Que, un instante, se calla.<br />
EL ADOLESCENTE ABOFETEADO<br />
Los mismos golpes que lo arrojaban contra el suelo lo lanzaban al mismo tiempo<br />
vida adelante, hacia los años futuros en los que, cuando sangrara, ya no sería por<br />
la iniquidad de uno solo. Semejante al arbusto al que sus raíces reconfortan y que<br />
apoya sus ramas herídas contra su tronco resistente, se replegaba a continuación<br />
en el mutismo de ese saber y en su inocencia. Al fin se escapaba, huía y se sentía<br />
soberanamente dichoso. Llegaba hasta el prado y la barrera de cañas cuyo limo<br />
acariciaba y cuyo seco estremecimiento percibía. Parecía que lo que la tierra<br />
había producido de más noble y de más perseverante lo había adoptado, en<br />
compensación.<br />
Volvería a empezar así hasta el momento en que, desaparecida la necesidad de<br />
romper, se irguiera atento entre los hombres, a la vez más vulnerable y más fuerte.<br />
¡VIVA... !<br />
Este país no es más que un<br />
deseo del espíritu, un contrasepulcro.<br />
En mi país se prefieren las tiernas pruebas de la primavera y los<br />
pájaros mal vestidos a las metas lejanas.<br />
La verdad espera la aurora al lado de una vela. No se presta<br />
atención al cristal de ventana. Qué le importa al hombre vigilante.<br />
En mi país, no se interroga a un hombre conmovido.<br />
No hay sombra maligna sobre la barca volcada.<br />
Buenos días apenas, es desconocido en mi país.<br />
Sólo se toma prestado lo que puede devolverse con creces.<br />
37<br />
siwaDErálco
COMÚN PRESENCIA<br />
Tienes prisa por escribir,<br />
Como si fueras con retraso respecto de la vida.<br />
Si es así, acompaña a tus fuentes.<br />
Apresúrate.<br />
Apresúrate a transmitir<br />
Lo que te corresponde de maravilloso de rebeldía de generosidad.<br />
Efectivamente vas con retraso respecto de la vida,<br />
La vida inexpresable,<br />
La única a fin de cuentas a la que aceptas unirte,<br />
La que cada día te niegan los seres y las cosas,<br />
De la que obtienen penosamente aquí y allá algunos fragmentos descarnados<br />
Al cabo de luchas inmisericordes.<br />
Fuera de ella, todo es sólo agonía sumisa, grosero fin.<br />
Sí encuentras la muerte en el curso de tu esfuerzo,<br />
ReClbela como la nuca sudorosa agradece el pañuelo seco,<br />
Inclinándote.<br />
Si quieres reír,<br />
Ofrece tu sumisión,<br />
Nunca tus armas<br />
Has sido creado para momentos poco comunes.<br />
Modíficate, desaparece sin pena<br />
A merced del rigor suave.<br />
Fase tras fase la liquidación del mundo prosigue<br />
Sin interrupción, sin extravío.<br />
\,<br />
I<br />
Enjambra el polvo.<br />
Nadie descubrirá vuestra unión.<br />
LA VERDAD OS HARÁ LIBRES<br />
Eres lámpara, eres noche;<br />
Esta lucera es para tu mirada,<br />
Esta tabla para tu fatiga,<br />
Este poco de agua para tu sed,<br />
Las paredes enteras pertenecen a aquel a quien tu<br />
caridad da a luz.<br />
¡Oh cautiva, oh Desposada!<br />
CANTO DEL RECHAZO<br />
COMIENZO DEL PARTISANO<br />
El poeta ha vuelto para largos años a la nada del padre. No lo Uamas, todos<br />
vosotros que lo amáis. Si os parece que el ala de la golondrina ya DO tiene espejo<br />
sobre la tierra, olvidad esa dícha. Quien panificaba el sufrimiento ya no es visible<br />
en su letargo rojizo.<br />
¡Ah! ¡Hagan la belleza y la verdad que estéis presentes en gran número en las<br />
salvas de la liberación!
LA OROPÉNDOLA<br />
3 de septiembre de 1939<br />
La oropéndola entró en la capital del alba.<br />
La espada de su canto cerró el lecho triste.<br />
Todo terminó para siempre.<br />
LA LIBERTAD<br />
Vino por esta linea blanca que tanto puede significar el comienzo del alba como<br />
la palmatoria del crepúsculo.<br />
Pasó las playas maquinales; pasó las cimas hendidas.<br />
Se acababan la renunciación con rostro de cobarde, la santidad de la mentira,<br />
el alcohol del verdugo.<br />
Su verbo no fue un ciego carnero sino el lienzo donde se inscribió mi aliento.<br />
Con paso de no orientarse mal más. que tras la ausencia, vino, cisne sobre la<br />
herida, por esta linea blanca<br />
LOS SEÑORES DE MAUSSANE*<br />
jUno tras otro, quisieron predecirnos un futuro dichoso,<br />
Eclipsando su imagen y todo la angustia conforme con nosotros!<br />
Desdeñamos tal igualdad,<br />
Dijimos no a sus frecuentes palabras.<br />
Seguimos el empedrado que nuestro corazón había trazado<br />
Hasta las llanuras del aire y el silencio único.<br />
Hicimos sangrar a nuestro amor exigente,<br />
Luchar nuestra felicidad cón cada guijarro.<br />
Dicen ahora que más allá de su visión,<br />
Más pavor les provoca el granizo que la nieve de los muertos.<br />
* Selección y traJ'ucción de Miguel Ángel Flores y Alberto Oliveira. POdaS franceses del siglo XX; presenta·<br />
ción y notas: Miguel Ángel Flores y Alberto Oliveira, Editorial Letras Vivas, México, 2004, 288 pp.<br />
39<br />
818UOmA Of M~ICO
EL CUARTO EN EL ESPACIO<br />
Así es el canto de la paloma cuando<br />
la tormenta se avecina -el aire se<br />
pulveriza con la lluvia, el sol que<br />
regresa- me despierto lavado, me<br />
derrito al levantarme; yo vendimio el<br />
cielo novicio.<br />
Acostado a tu lado, muevo tu libertad.<br />
Soy un pedazo de tierra que reclama su<br />
flor.<br />
¿Es la afinada garganta más radiante<br />
que la tuya? ¡Preguntar es morir!<br />
El ala de tu suspiro pone un plumón en<br />
las hojas. El rasgo de mi amor cierra tu<br />
fruto, lo bebe.<br />
Estoy en la gracia de tu rostro cuando<br />
mis tinieblas se cubren de alegría.<br />
¡Qué hermoso tu grito que me entrega<br />
tu silencio!<br />
VICTORIA RELÁMPAGO<br />
El pájaro labra la tierra,<br />
La serpiente siembra,<br />
La muerte mejorada<br />
Aplaude la cosecha.<br />
¡Plutón en el cielo!<br />
La explosión en nosotros.<br />
Allí solamente en mí.<br />
Loco y sordo, ¿cómo podría yo ser más?<br />
¡Un segundo más en sí mismo, rostro mudable, más estación para la<br />
llama y estación para la sombra!<br />
Con la lenta nieve descienden los leprosos.<br />
De repente el amor, semejante al terror,<br />
Con una mano jamás vista detiene el incendio, incorpora al sol,<br />
reconstruye a la Amiga.<br />
Nada anunciaba una existencia tan fuerte.<br />
r, t· 1 lt. .Jo~ 1110<br />
40<br />
BIBliOTECA OE MEXICO
WILLlAM BLAKE<br />
( I 757 - I 827)<br />
En la Navidad de 1942 tenrunó de imprimirse, al cuidado del poeta español Emilio Prados, la traducción que Xavier Vi ll aurrutia<br />
hiciera del más reconocido poema de William Blake: El matrimonio del Cielo y de/ Infierno; de esa plaquene se ha hecho la selección que<br />
aquí aparece para conmemorar el 250 aniversario del nacimiento del gran poeta inglés. Ahí también se evocará en nota introductoria<br />
un texto de Chesterton que dice en resumen: "Como un titán, Blake, emerge, con su talla colosal y su voz atronadora. Por entre las<br />
tinieblas y el caos de su obcecado simbolismo y sus perversas teorias, por entre la tormenta de delirio y la noche cerrada de su locura ,<br />
reitera, con precisión apasionada, que sólo puede ser adorable aquello que es digno de ser amado, que la divinidad está en una persona<br />
o en una brisa, que tanto más conozcamos las cosas altas, más habremos de hallarlas palpables y encarnadas, y que la forma entera<br />
de los cielos es toda semejanza de la apariencia de un hombre. "<br />
PROVERBIOS<br />
DEL INFIERNO<br />
La Prudencia es una vieja solterona rica y fea<br />
cortejada por la Incapacidad.<br />
Aquel que desea pero no obra, engendra<br />
peste.<br />
El reloj cuenta las horas de la necedad,<br />
pero ningún reloj puede<br />
contar las horas de la sabiduría.<br />
Ningún pájaro se eleva demasiado<br />
alto, si vuela con sus propias<br />
alas.<br />
Un cuerpo muerto no venga las<br />
injurias.<br />
Si el necio persistiera en su necedad<br />
se volvería sabio.<br />
Pudor, máscara del orgullo.<br />
La desnudez de la mujer es la obra de Dios.<br />
Está pronto a decir siempre tu opinión,<br />
y el ruin te evitará.<br />
Nunca perdió más tiempo el águila<br />
que cuando escuchó las lecciones<br />
del cuervo.<br />
La zorra se provee; pero Dios provee<br />
al león.<br />
Piensa por la mañana, obra al mediodía,<br />
come por la tarde y duerme<br />
por la noche.<br />
Aquel que ha permitido que abuses<br />
de él, te conoce.<br />
Del agua estancada espera veneno.<br />
Las pnslOnes están construidas<br />
con piedras de la Ley; los burdeles<br />
con piedras de la Religión.<br />
* WiJliam Blake, El matrimonio del cielo y el infierno,<br />
traducción de Xavier Villaurrutia, El clavo ardiendo,<br />
Editorial Séneca, México, 1942, 60 pp.<br />
Bd. librO" cu:abó rú Un<br />
JH'imir 41 cita 24 tU D i<br />
ci8mbr, tk 1942. en Iot<br />
I4Uu.. .. A,tu Gr4/itu<br />
Comcrcica.&t ... IX Mbico.<br />
bojo '- direoct6n tipogr&<br />
f- de EmiliQ Prado..<br />
Escucha el reproche de los necios:<br />
es un título real.<br />
Así como la oruga elige las hojas<br />
más hermosas para poner sus huevos,<br />
el sacerdote deposita su maldición<br />
sobre los mejores goces.<br />
41<br />
BIBLIOTECA Ol MlXICO
Grabado de William Slake<br />
Crear una sola flor es trabajo de siglos.<br />
Exuberancia es Belleza.<br />
Antes asesina a un niño en su cuna que nutras<br />
deseos que no ejecutes.<br />
Nunca puede ser dicha la verdad de manera que<br />
pueda ser comprendida sin ser creída.<br />
¡Bastante! o, más aún, demasiado.<br />
Los poetas de la antigüedad animaron los objetos<br />
sensibles con dioses y genios, nombrándolos<br />
y dotándolos con las propiedades de los bosques,<br />
ríos, montañas, lagos, ciudades, naciones y todo<br />
lo que sus enormes numerosos sentidos podían<br />
percibir.<br />
Estudiaban particularmente el genio de cada<br />
ciudad y país colocándolo bajo la tutela de una<br />
deidad espiritual.<br />
Bien pronto, para ventaja de algunos y esclavitud<br />
de muchos, se formó un sistema intentando<br />
dar realidad a las deidades espirituales o abstraerlas<br />
de su objeto. Así dio principio el sacerdocio,<br />
instituyendo ritos según los relatos poéticos.<br />
Y, al fin, declararon que los Dioses lo habían<br />
querido de este modo.<br />
Así olvidaron los hombres que todas las deidades<br />
residen en el corazón.<br />
41<br />
BIBlIOmA o¡ Mfxl(O
VISiÓN MEMORABLE<br />
Me hallaba en una imprenta, en el Infierno, y<br />
vi el método por el cual se transmite el conocimiento<br />
de generación en generación.<br />
En la primera cámara había un Dragón-hombre<br />
barriendo los despojos a la boca de una ca-<br />
Así Swedenborg se envanece de que cuanto<br />
escribe es nuevo, aunque sólo es un índice o un<br />
catálogo de libros publicados antes.<br />
Un hombre lleva un mono a una fiesta y porque<br />
era un poco más sabio que el mono se infló<br />
de vanidad y se consideró más sabio que siete<br />
hombres.<br />
Grabado de WiIliam Blake<br />
verna; en el interior, multitud de dragones ahondaban<br />
la caverna.<br />
En la segunda cámara había una serpiente<br />
enredada en torno a la roca y la caverna, y otras<br />
adornándola con plata, oro y piedras preciosas.<br />
En la tercera cámara, un águila de alas y plumas<br />
de aire; y el águila hacía el interior de la caverna<br />
infinito; y a mi alrededor, un gran número<br />
de hombres águilas edificaban palacios sobre las<br />
rocas enormes.<br />
En la cuarta cámara, leones de ardientes llamas<br />
se paseaban furiosos y fundían metales en<br />
fluidos vivientes.<br />
En la quinta cámara, formas sin nombres<br />
arrojaban al espacio los metales.<br />
Estos metales eran recibidos por hombres en<br />
la sexta cámara y tomaban la forma de libros y<br />
eran colocados en bibliotecas.<br />
Siempre me ha parecido que los Ángeles tienen<br />
la vanidad de hablar de sí mismos como si sólo<br />
ellos fueran sabios; lo hacen con una confianza<br />
insolente que nace del razonamiento sistemático.<br />
Así es en el caso de Swedenborg que muestra<br />
la locura de las iglesias y quita la máscara de los<br />
hipócritas e imagina que todos los hombres son<br />
religiosos y que él es el único hombre en la tierra<br />
que rompió las mallas de la red.<br />
Ahora, oíd el hecho tal como es: Swedenborg<br />
no ha escrito una sola verdad nueva.<br />
Y, ahora, oíd la causa: conversaba con los ángeles<br />
que son, todos, religiosos, y no conversaba<br />
con los demonios que odian la religión, porque<br />
sus prejuicios lo hacían incapaz.<br />
Así es que las obras de Swedenborg son una<br />
recapitulación de todas las opiniones superficiales,<br />
y un análisis de las más sublimes; nada más.<br />
He aquí otro hecho: cualquier hombre de talento<br />
mecánico puede extraer de las obras de Paracelso<br />
o de Jacob Behmen diez mil volúmenes de<br />
igual valor que los de Swedenborg, y un número<br />
infinito de los libros de Dante o Shakespeare.<br />
Pero, cuando lo haya hecho, que no pretenda<br />
saber más que su maestro porque sólo sostiene<br />
una bujía en pleno sol.<br />
4]<br />
818l10mA Of M[XICO
POETAS<br />
DE ,<br />
AMERICA*<br />
* Las viñetas que oman y honran esta secclOn de poesía son de Ricardo MartlOez, gran pintor y gran ilustrador, cuyas Imágenes decoraron también,<br />
entre otros libros. Muerte Sin fin, de José Gorostlza. en edición de la UNAM, y Junca de sombras, de Alfonso Reyes. Esta oportunidad nos permite<br />
recordar y reconocer una obra plástica emlOente, que no debiera nunca pasarse por alto a pesar de la discreción con que la creó su autor. El libro de<br />
donde proVIenen es de Enrique Díez Canedo: Epigramas amen'canos, Joaquín Mortiz, Editor, México, 1945,84 pp.<br />
44<br />
BIBliOTECA OE MÉXICO
BILL BISSETT*<br />
(Canadá, 1939)<br />
TRADUCCiÓN DEL INGLÉS POR BENJAMíN VALDIVIA**<br />
A VIOLENT PRSON<br />
is marreed 2 a changling<br />
th changling can adapt<br />
can sumtimez radikalee b<br />
on her his gud side evreethings<br />
going swirnminglee sumtimez<br />
get shit whn he she runs out<br />
uv prsonas masks goez 2<br />
th closet n thers nothing<br />
hanging ther can b myself he<br />
she thinks thn thats th feer<br />
that th punishment will cum<br />
fr sure if he she cant leev her<br />
him self fast enuff breeth b<br />
call her him n start packing<br />
¡r<br />
I PERSONA BIOLENTA<br />
Se kasó kon alguien ke fue kambiado<br />
el kambiado pued adaptarse<br />
pued a beces radikalmente star<br />
en su lado bueno kada kosa<br />
va deslisadamente a beces<br />
de porkeria kuando se kansa<br />
d personas máskaras va asia<br />
el armario i no ai nada<br />
aí colgado puedo estar 10<br />
piensa entons aí stal miedo<br />
d kel kastigo bendrá<br />
d sierto si no puede abandonarle<br />
tan belós kual suspiro<br />
decir ke empiese a empakar<br />
hirn her self is alredee enuff<br />
is alredee fine is alredee a11 ther<br />
can go now can b now she he is<br />
sew flexibul now who 2 trust or<br />
2 find discovr<br />
a mountin sliding in2 th sand<br />
sumwun who wud stay yu cud<br />
with hold n they cud find yu they<br />
wudint leev n yu wud bcum a11<br />
ther with them not that<br />
thers anee all ther<br />
th changling writes lettrs 2 her him<br />
selvs in th ambr waves n touchinglee<br />
with lave keeps th nite<br />
konsigo lla es suficien t<br />
lla stá bien lla todo kompleto<br />
ke lla se baIla sí aora se be<br />
fleksible ahora para konfiar o<br />
alIarse deskubierto<br />
una montaña deslisada asia larena<br />
alguien ke permaneska poder<br />
abrasar i te enkuentren no puedan<br />
d jarte i t kombiertas en todo<br />
aí kon ellos no eso<br />
ai kualkier todo eso<br />
el kambiado le eskribe kartas<br />
en las olas ámbar i gentilmen t<br />
kon amor manti n la noche<br />
* BilI Bissett, nacIó en Halifax, Canada en 1939. es un autor reconocido por sus aportaciones en el campo de la exploraCión rnorfosintacrica, su<br />
pnnclpal fa go de tilo e!:i la ex nmentaclon y subversión del orden gramancal. Sus libros más recientes son: B Ice l' ahu/ char ak In Burnaby, Re.<br />
TaJonbooks,2000 S"" n /h fhon BUI naby B C Talonvooks, 1999<br />
Ber\lamin Valdivia nacio en Aguascahemes. MéXICO, en 1960 Es M,embro correspondIente de la AcademIa Mexicana de la Lengua y de la Academia<br />
Norteamericana de la Lengua Española Cuenta con estudIos de doctorado en Filosofía (UNAM), en EducaCIón (VG) y en Humanidades y Artes<br />
(UAZ) Es prole,or en la UniverSIdad de GuanaJuato ... la fecha funge como dIrector académIco del Centro de Estudios CervalltlllOs, A. C., Y es<br />
presidente de la Red CervantlOa Mundial Su libro mas reciente es Hablar
MICHAEL PALMER*<br />
(Estados Unidos, 1943)<br />
TRADUCCiÓN DEL INGLÉS POR ROMÁN LUJÁN**<br />
NIGHT GARDENING<br />
A reader writes to complain<br />
that there are no cellphones in my poems,<br />
so here is one,<br />
its body chrome,<br />
its face a metallic blue.<br />
It's neither transmitting nor receiving.<br />
A woman from Duluth requests<br />
that 1 cease sending secret messages<br />
to her in my poems.<br />
This 1 will do forthwith.<br />
And the blackbird at evening.<br />
She says, You have misrepresented the river<br />
there where it turns<br />
by the holm oak and the bed<br />
of winter hyacinths.<br />
This 1 will correcto<br />
A recent letter unsigned:<br />
You've mangled the citations from H6lderlin,<br />
and none will mistake your skies<br />
for those of Dominikos Theotokopoulos.<br />
Opines a good citizen, concerned parent,<br />
Your nefarious syntax<br />
has infected my fust-bornhave<br />
you a heart of stone?<br />
And the poem, from its homeless home,<br />
writes of blindsight and silence,<br />
the blackbird at evening,<br />
nothing you can see.<br />
JARDINERíA NOCTURNA<br />
U n lector escribe para quejarse<br />
de que no hay celulares en mis poemas,<br />
así que aquí está uno,<br />
su cuerpo cromado,<br />
su rostro azul metálico.<br />
No está llamando ni recibiendo.<br />
Una mujer de Duluth solicita<br />
que deje de enviarle mensajes<br />
secretos en mis poemas.<br />
Lo haré sin mayor trámite.<br />
y el mirlo en el atardecer.<br />
Me dice, Has tergiversado el río<br />
ahí donde gira<br />
cerca de la encina y el lecho<br />
de invernales jacintos.<br />
Corregiré esto.<br />
Una carta reciente sin firma:<br />
Has destrozado las citas de H6lderlin<br />
y nadie confundirá tus cielos<br />
con los de Dominikos Theotokopolous.<br />
Opina un buen ciudadano, padre consternado,<br />
Tu nefasta sintaxis<br />
ha infectado a mi primogénito-<br />
¿es que tienes de piedra el corazón?<br />
y el poema, desde su hogar desamparado,<br />
escribe de ceguera y silencio,<br />
del mirlo en la tarde,<br />
nada que puedas ver.<br />
* Michael Palmer, nació en New York, en 1943, es autor de Campany af Moths (New Directions, 2005); Codes Appearing: PoenlS 1979·1988 (2001); 71" Pramises<br />
01 Class (2000). Actualmente reside en San Francisco y ha recibido recientemente el Wallace Stevens Award de la Acaderny of American Poets.<br />
** Román Luján (Monclova, Coahuila, 1975), es autor de los poernarios blStnJcciones para hacerse t'l valiente (Premio Nacional de Poesía Abigael<br />
Bohórquez , 1997) , Aspa de Viento (2003) en colaboración con el pintor Jordi Baldó y Deshuesadero (Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes<br />
Vidal, 2005). Actualmente estudia un posgrado de Literatura en la University of California, Los Ángeles.<br />
46<br />
BIBLIOTECA DE M[XICO
RAFAEL T ORIZ<br />
(México, 1983)<br />
DANZAR LA PROSA<br />
La prosa se precipita hacia su propia destrucción<br />
Michel Tournier<br />
Hablar de la presencia es hablar de la voz: puro espectro que puebla con su<br />
ausencia. Ensayar, transcurrir discurriendo, es el arte del diálogo, la calidez de la<br />
plática. El ensayo verdadero -lo supo Platón- es una escritura a medio camino<br />
entre el teatro y la ftlosofia: un lugar para fantasmas.<br />
Es la conversación la forma líquida del ensayo.<br />
El ensayo es también el fuego, luz devoradora que expande y multiplica, con<br />
palabras como ideas, las cenizas del lenguaje.<br />
y por eso es un arte mayor, porque al igual que la prosa profunda sabe que no<br />
durará: el ensayo -en esencia- sólo existe y permanece en su actualización, el<br />
instante del latido y el parpadeo.<br />
Todo ensayo, para serlo, es la sólida expresión de un pensamiento finito,<br />
sincopada luciérnaga en el campo de la noche.<br />
Todo ensayo decoroso no aspira sino a su propia destrucción: una consciencia<br />
que colapsa en su reflejo.<br />
Es preciso remarcarlo: la prosa tiene un origen humilde, mundano, prosaico;<br />
es pura experimentación, tanteo, levedad y sugerencia; nace en la soledad del<br />
hombre que se interroga en monólogo silente.<br />
La poesía, por el contrario, cuenta con padrinos celestes, dioses y diablos<br />
guardianes que custodian su legado y aseguran la permanencia: Mnemosyne<br />
aguarda entre la rima y el verso, en la música de la palabra que marca su huella y<br />
sedimento.<br />
El ensayo asume su condición pasajera: ruta de tránsito entre el pensamiento y lo<br />
pensado (escribir ensayo es tender puentes entre el pantano y la ribera).<br />
Se escribe ensayo desde el margen, en las orillas que se presienten pero se<br />
desconocen.<br />
Se escribe ensayo porque la vida es cuestión de gusto y vulgar la circunstancia.<br />
Pero sobre todo, se escribe ensayo para incendiar la angustia y porque es lo único<br />
que (me) queda cuando ya te has ido.<br />
47<br />
ilillOmA Ol M[XICO
JOSÉ MANUEL RECILLAS<br />
(México, 1964)<br />
PIRíTOO ENTRE LAS SOMBRAS*<br />
A mi hermano Eduardo<br />
"Estas sombras que ves no sombras son,<br />
apenas un hundirse de hojas<br />
en el húmedo telar de la noche;<br />
un lento atardecer mejor seria entre las manos<br />
o la cabeza reposar en sueños<br />
y así mejor mirar lo que se va,<br />
lo que de uno en otros queda ...<br />
olvido ...<br />
o fragmentos ...<br />
un desvanecimiento.<br />
A ti que vi por última ocasión<br />
dejar en el vacío mi extendida mano<br />
a fm de remontar el horizonte<br />
que sólo los Supremos cruzar pueden<br />
recuerdo en esta noche desbordada<br />
y apenas sé a quién recuerdo ...<br />
No el Hades que conoce quien historias lee me condena a cada instante,<br />
otro me rodea que ya antes aquí estaba.<br />
Aquí Cerbero no hace falta ni óbolo que alguno ofrezca o traiga.<br />
No será por Cronos que el pasado o lo vivido borrados queden<br />
si todo en un vacío empíreo es un desvanecerse<br />
que a veces entre comensales se comparte inesperadamente<br />
y en intervalos las historias entremezcladas quedan.<br />
Si vinieras de día sin saber a qué has venido,<br />
lo mismo sucederia al fmal de la jornada,<br />
cuando dejases el escabroso sendero<br />
y te dirigieras tras la pocilga hacia la opaca fachada<br />
y a la lápida sepulcral, y aquello por lo cual creías venir<br />
es solamente una concha, una cáscara de significado<br />
que el propósito rompe sólo cuando ha sido cumplido ...<br />
-otros lugares hay que son también el fin del mundo."<br />
1.agosto.2007<br />
* Pirítoo es un personaje oscuramente relacionado con la leyenda de los ArgonaUlas, enrre otros episodios; en la<br />
niada (1 , 262) se le presenta como hijo de Zeus; Hesíodo (fragmento 280) menciona su relación con Teseo, con qu ien<br />
participa en el rapto de Helena (OdiseQ, Xl, 631), Y posteriormente éste le acompañará al Hades en su intento por raptar<br />
a Persefone, motivo por el cual permanecerá en aquel lugar, mientras Teseo partirá sin poder rescatar a su amigo.<br />
vv. 22·28: Tomados de T. S. Eliot, "Linie Gidding", " 28·33 Y 37·38, ligera mente retocados a partir de la espléndida<br />
versión de Vicente Gaos de 1951 .<br />
48<br />
ilillOmA O[ M~I(O
JULIO EUTIQUIO SARABIA<br />
(México, 1957)<br />
TRASUNTO<br />
Melanie Birds emerge desde la oscuridad anterior a toda sombra.<br />
Luz negra, la adivino, que se desplaza entre mendicantes ayunos de mascotas;<br />
sus dedos, en el arpa suprema de la obediencia a las pulsiones,<br />
conciben melodías en las que disputan los ángeles sus arias y sus coros;<br />
menos visible la espuma de su pecho y más turbulentas las aguas<br />
que concitan la furia del relámpago y el atropellado descenso de los ríos.<br />
Amniótico aún su balbuceo, del lecho se desprende con el vientre encendido de las<br />
parturientas<br />
que anuncian basiliscos, desasosegados murciélagos en las ahnenas, potras que Uevan<br />
la muerte en la montura...<br />
-Si sólo cantara.<br />
Empavorece la muchedumbre ante su faz lavada por la niebla<br />
-el sitio de la Hilandera que prende calamitosos alfileres en el sayo<br />
mientras desgrana su boca confusos parabienes,<br />
emite graznidos de cuerva sometida a la abstinencia<br />
y, uno tras otro, los túmulos va cubriendo con ceniza.<br />
(No digo yo quién habla ni habla quien yo digo.<br />
Está en el vahído y en el útero, en el nirvana y en la Biblia,<br />
en el puñal de Ótelo y en el paisaje desolado del cianuro.)<br />
Interminable polvo se levanta de la tierra<br />
y toma más árido sobre el legado de los muertos:<br />
cardos ni lilas brotan; zanates revolotean como pavesas<br />
de recurrentes hecatombes que, a intervalos,<br />
vuelven con una luz que provoca escalofrío.<br />
Estalla, de pronto, en tartajeos de estrella aprisionada por el talle,<br />
loca la luz que surge de su idioma, delirante el aya que se entrega a dudosas<br />
abluciones<br />
y olvida el mantra entre oráculos y rondas.<br />
La fulmina el vacilante tentar de la ceguera<br />
(¿ven aquellas larvas el arrojo voraz de sus verdugos?,<br />
¿miran las ciervas cuan suculentas han vuéltose sus ancas?)<br />
como si un aleteo acompañara su estancia en Roma o en la bahía,<br />
por donde cruza después de interrogar al envejecido Caronte que suministra bártulos<br />
de caza<br />
y frascos de polvos mil veces maravillosos,<br />
gramos de luz como lluvia de estrellas en los plexos.<br />
"Nadie", podria decir para perderse en el páramo o en la jungla.<br />
"Amanuense", también podria argüir para inclinarse en el venero de las<br />
purificaciones.<br />
Pero no: estatua temblorosa, soplo de frágil continente,<br />
Melanie Birds emprende la marcha tras el tañido que doblega sierpes, piedras, ríos,<br />
exuberantes vegetales;<br />
4»<br />
ÍIJUOTECíOfMÉXICO
vuelve los ojos de musgo iluminado por la lluvia;<br />
cavila, delata nubarrones en sus labios; muda los hábitos de las (<br />
carraspea sincopadas melodías en medio del delirio...<br />
Melanie Birds levanta olas a su paso<br />
y vierte ceniza en la ingente orfandad de los espejos:<br />
abraza clavículas que llama corazón, evoca solteros de reojo.<br />
(Novia de pretéritos azahares se recuerda.<br />
A su lado la dicha caminaba.<br />
Lo supo -rememora- porque ninguna sombra<br />
turbó su andar al borde de las caUes<br />
ni querubín alguno la abandonó<br />
cuando las palomas la rodearon en San Marcos.)<br />
Melanie Birds calcula la proporción de su deseo al expeler el humo<br />
de un Gauloise.<br />
La barca prosigue entre presagios, muy lejos aún de la ribera.<br />
Pañuelos como espuma flotan en el agua. Moscas difuntas<br />
desde el cielo descienden con tornasolados guardianes<br />
que contemplan, pasmados, el prodigio. (¿Melanie? ¿Las aves<br />
multiplicadas una vez?)<br />
Caía el sol a plomo sobre las olas mortecinas<br />
y la furia cainita del homo sapiens aplacaba sus tizones.<br />
Yesca resguarda Melanie Birds de sus estancias pasajeras.<br />
(Soporífera leche bebía para eludir la culpa<br />
que agudizábase al paso de los trenes.<br />
Trajes roídos surgían ante sus ojos de espabilada hembra<br />
que peina sus cabellos con dejos de indolencia.)<br />
Horror vacuno advierte en cada fisgón tras las ventanas,<br />
ahora revestidas de oropel y melosos corazones.<br />
Un instante detiene su andar<br />
y luego, placer antiguo de alquimistas, a un chasquido le siguen yerbajos<br />
y pedruscos.<br />
Melanie Birds consiente pesadillas al ene embotamiento<br />
e ignora que obsequia especies muertas tras el descenso de su Arca;<br />
sobreviven ofidios, quirópteros, pedestres piezas engalanadas por el mar.<br />
Oscuras túnicas en las mañanas de cobalto<br />
velan su cuerpo enternecido por ósculos y magullones;<br />
vesánica leche alienta dislates y dislaha: ictus, carcax, cambujo, ulié...<br />
Colecciona amuletos píira quebrantar la rutina de los padres y para encender<br />
hogueras<br />
y engranajes que ocultan el deshielo de la depresión en el dulce de amaranto.<br />
Abre sus manos y exime al mundo de baratijas y de dioses.<br />
-Si sólo cantara.<br />
-Si sólo emitiera la luz de las luciérnagas que pueblan la bóveda celeste.<br />
(Desconfía de las palabras que no brotan del trastabillón de la lengua.)<br />
so
-----------~-- _ . .,..<br />
EDUARDO LANGAGNE<br />
(México, 1952)<br />
PERCUSIONES<br />
(CANTO GRAVE PARA TAMBOR SOLO)<br />
Madre<br />
madre muerta<br />
mi tambor sobre tu tumba madre muerta<br />
suena el cuero del tambor sobre tu tumba<br />
y mis manos sobre el cuero de~ tambor sobre tu<br />
tumba<br />
las uñas de mis manos<br />
golpeando sobre el cuero del tambor sobre tu tumba<br />
madre muerta<br />
La sangre de las uñas de mis manos<br />
sobre el cuero del tambor sobre tu tumba<br />
La sangre de tu cuello está en las uñas de mis manos<br />
que golpean sobre el cuero del tambor<br />
sobre tu tumba madre muerta.<br />
SI<br />
ilillomA o¡ MfXICO
JOSÉ KOZER<br />
(Cuba, 1940)<br />
SATORI<br />
Prestancia de Fujiwara no Teika cuando se sienta para siempre entre las<br />
costureras de la era Meiji (están todos en la<br />
decimonovena reencarnación): los<br />
batilongos y las camisas sin mangas<br />
serán puestos a la venta para vestir<br />
al público, jubón y saya bordados<br />
con hilo de oro (añil) (escarlata)<br />
(la paulonia y el pájaro innombrable)<br />
(nada de telas sintéticas) para la Casa<br />
Imperial.<br />
Ésa que perderá en lo adelante todas las guerras, no Teika con la espada<br />
larga, con el pincel caligráfico, mantras y<br />
repeticiones a un buda refractario<br />
a su pueblo, no lo podrá impedir:<br />
el exquisito perfeccionista Fujiwara<br />
no Teika se impone como ejercicio<br />
espiritual la fabricación del Toyota<br />
(en serie) ideal, la seda artificial<br />
(al baratillo) que nada tiene que<br />
envidiar al telar del gusano (ahorro<br />
en el consumo de morera). Retirada<br />
de los bonzos, las artes marciales<br />
un juego para impúberes y miembros<br />
de la tercera edad: encontró Japón<br />
su camino (nada que añadir).<br />
Una suerte que no Teika en unos meses alcance Nirvana. El hueso de la<br />
alegria está más alegre que nunca, los ojos<br />
ya entienden a la perfección el modo<br />
de aislar para descartar las imágenes,<br />
el oído sólo oye la plegaria al Buda<br />
Maitreya (se la sabe de memoria) gran<br />
gloria ver venir el Paraíso disuelto,<br />
momentos antes (basta ya de fulgores)<br />
el aposento, la casa, la llave, retirarse<br />
de espaldas.<br />
52<br />
818110mA OE MÉXICO
WALDO LEYVA<br />
(Cuba, 1944)<br />
DEFINITIVAMENTE JUEVES<br />
Quiero que el veintiuno de agosto<br />
del año dos mil diez,<br />
a las seis de la tarde como es hoy,<br />
pases desnuda atravesando el cuarto<br />
y preguntes por mí.<br />
Si estoy, pregunta, y si no existo,<br />
o si me he extraviado en algún lugar de la casa,<br />
de la ciudad, del mundo,<br />
pregunta igual, alguien responderá.<br />
El primero de enero del año dos mil uno será lunes<br />
pero el veintiuno de agosto de la fecha indicada<br />
tiene que ser definitivamente jueves<br />
y el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir.<br />
Las calles serán las mísmas para entonces,<br />
los flamboyanes de efe y trece seguirán floreciendo,<br />
muchos amígos no estarán<br />
y el tiempo habrá pasado por la historia de la casa,<br />
de la ciudad, de mí país, del mundo.<br />
Quiero que el veintiuno de agosto, al despertar,<br />
prepares la piel<br />
el corazón<br />
las ganas de vivir.<br />
5]<br />
BIBlIOmA Of M[XlCO
JOSÉ MÁRMOL<br />
(República Dominicana, 1960)<br />
MIS MANOS<br />
Mis manos son dos arcas hinchadas de rocío,<br />
desiertos que se abren tempestuosos a la espera<br />
de una piel recién mojada en bajío y en deseo.<br />
Mis manos aparecen cuanto las ansias piden.<br />
Sus dedos como pinos o sauces llorones,<br />
sus palmas como deltas abiertos a tus lunas.<br />
Mis manos son la sombra disecada de tus manos.<br />
Escriben cuanto dices. Dibujan lo que sueñas.<br />
y del suspiro a tientas mis dedos sueñan formas:<br />
el trote de la yegua, el acezante brio de la sed<br />
entre sus partes.<br />
S4<br />
818l10TECA OE M[XICO
ROBERTO SOSA<br />
(Honduras, 1930)<br />
JUEGO DE NIÑOS<br />
Duérmete hija mia<br />
y cruza los puentes<br />
que el agua construye.<br />
Camina<br />
hacia donde los soles astillan sus cruces.<br />
y despierta<br />
allí donde juegan iguales los niños.<br />
ELEGíA SIMPLE<br />
He caminado mucho.<br />
Poco a poco -parece- se emosca la deshora.<br />
Toco la cruz sin brazo.<br />
Sí,<br />
usted está ahí bajo los hormigueros.<br />
Quiero estrechar el polvo de su mano, levantarlo, besarlo<br />
y confesarle algo amarrado como un nudo ciego.<br />
Todo<br />
se viene abajo y yo digo su nombre lo más dulce que puedo.<br />
He caminado mucho, padre mio,<br />
mucho.<br />
55<br />
&1&lIOmA Dl MixlCO
ERNESTO CARDENAL<br />
(N icaragua, 1925)<br />
APUNTES<br />
Amanece<br />
El lago gris con obtas<br />
Tres islas<br />
-enfrenteborrosas<br />
por la lluvia:<br />
gris la de atrás<br />
verde-gris la de en medio<br />
verde-tierno la más cerca<br />
Una gran garza blanca vuela lenta<br />
Varios pájaros negros pasan rápido<br />
11<br />
Las nubes color rosa blanco amarillo<br />
(sólo un poco más borrosas<br />
que las de arriba)<br />
en el cristal del lago<br />
111<br />
La calmura de este lago<br />
plata y azul<br />
más plateado que azul<br />
Los volcanes lejanos azul tierno<br />
Arriba como cordilleras nevadas<br />
o crema de afeitar:<br />
su reflejo en el lago<br />
10 que 10 hace plateado<br />
56<br />
818l10HCA o¡ MÉXICO
JUAN GELMAN<br />
(Argentina, 1930)<br />
ALBAS<br />
In memoriam Rapi Diego<br />
El alba<br />
que va del mar a la colina<br />
con la huella del color que pasó y<br />
la memoria del color que tendrá<br />
la quietud de la sangre,<br />
cruza árboles delante del invierno,<br />
trae la dicha y la desdicha<br />
del nacido de un cuerpo.<br />
Pero qué sol el sol que cae<br />
y saca palabras de la tierra:<br />
cosecha el vuelo indestructible<br />
de los granos del sueño.<br />
El aire del amor en la<br />
mano que dibuja la muerte.<br />
57<br />
BIBLIOTECA o¡ MÉXICO
JUAN DOMINGO ARGÜELLES<br />
LAS ANTOLOGIAS<br />
POÉTICAS<br />
MEXICANAS<br />
Y SUS PROPUESTAS<br />
,<br />
Para realizar una antología se debe tener conocimiento<br />
y disponer de información al respecto,<br />
como una ley de sentido común. Justo es advertir<br />
también que con esto no es suficiente. Son importantes<br />
inteligencia y sensibilidad. Y tampoco son<br />
suficientes. Porque habría que añadir una serie<br />
de factores, subjetivos unos y objetivos otros, respecto<br />
de las obras y los autores incluidos u omitidos:<br />
el desprejuicio ante los prestigios y ante la<br />
falta de ellos; la plena valoración literaria de los<br />
escritos y la despreocupación por los presuntos<br />
valores políticos e ideológicos. Es necesario también<br />
no dejarse impresionar por e! peso de las<br />
simpatías y las antipatías, y quién sabe cuántas<br />
cosas más que hay que tomar en cuenta y que,<br />
en general, no es posible abarcar y que casi fatalmente<br />
se confabulan en ausencia para que las<br />
más de las veces se produzca una antología más,<br />
otra entre tantas o, lo que es peor, que argumentando<br />
el gusto personal se incluya a hermanos,<br />
parientes, amigos y favoritos, sin preocuparse en<br />
absoluto por el juicio de los lectores.<br />
Tal ha sido e! drama de los antólogos: no<br />
escapar a estas imposiciones o aquellas limitaciones,<br />
dando como resultado antologías que<br />
serán rebatidas, desdeñadas, atacadas, insultadas,<br />
aborrecidas e incluso elogiadas por quienes<br />
de haberlas emprendido las hubieran realizado,<br />
probablemente, muy similares a las que desdeñan<br />
o muy diferentes a las que elogian.<br />
El drama de las antologías es que, como una<br />
vez lo señaló Gabriel Zaid, quieren asumirse<br />
como el juicio final, que es el cese de todo juicio<br />
y por lo mismo de todo posible diálogo. Con un<br />
concepto un poco más claro de la justicia y de<br />
la modestia, las antologías deberian presentarse<br />
como propuestas mínimas de lectura para quienes<br />
a partir de uno o unos pocos textos, especialmente<br />
atractivos o interesantes, puedan buscar<br />
las páginas de! autor que les llamó la atención o<br />
los sedujo en algún momento.<br />
Habrá que observar que no siempre los textos<br />
antológicos llevan a los lectores a otros de un<br />
mismo autor; a veces, por ejemplo, por lo que<br />
respecta a la poesía, hay autores con algunas<br />
piezas que se consideran antológicas per se y que<br />
son las mismas de siempre porque dicho autor<br />
no dejó otras de la misma calidad. Incluirlas en<br />
una antología cumple con el propósito de ofrecerlas<br />
al lector para que al menos sepa dónde<br />
encontrarlas cuando las quiera releer.<br />
Zaid sugirió un remedio luego de adelantar el<br />
diagnóstico acerca de una enfermedad que, más<br />
de treinta años después, sigue cobrando víctimas:<br />
"Hay que desmitificar las antologías, convertir<br />
ese deseo y terror del Juicio Final, en buen juicio<br />
dialogante, para no acabar sumidos a esa injusticia<br />
inherente, benévola o terrible de la Posteridad<br />
Absoluta. Pero no depende de uno solo. La<br />
sumisión está en e! ambiente. Nuestros pequeños<br />
dedócratas literarios surgen de las expectativas<br />
colectivas. En cuanto se deja de creer en que hay<br />
auténticos lectores (y hay tan pocos), ¿en qué se<br />
va a creer sino en el Dedo Señalador? Desde esta<br />
perspectiva, hacer crítica pertenece a la peor especie<br />
de acto surrealista: sacar el Dedo y tirar contra<br />
la multitud. Lo pide el inconsciente colectivo, si<br />
no la porra. (¡A comprometerse, valientes! ¡Juicios!<br />
¡Nombres!). Acaban por creerlo los críticos."<br />
58<br />
ilillOmA Ol M[XlCO
Para un antologo, tratar con el pasado no<br />
significa tanto problema como la valoración del<br />
presente. Lo sabe todo el mundo, estamos condenados<br />
a no saber tomar distancia de nuestros<br />
contemporáneos, a quienes por tener demasiado<br />
cerca los encuadramos desde el prejuicio de las<br />
simpatías o las antipatías, la fiíerza del prestigio<br />
o la aún más aplastante fuerza del desprestigio,<br />
la admiración o la animadversión, y toda una<br />
serie de condicionantes.<br />
En uno de los ensayos de su libro Verdad y<br />
mentiras en la literatura, el novelista y ensayista<br />
húngaro Stephen Vizinczey explica esta fatalidad<br />
del siguiente modo: "Podemos ver a los personajes<br />
desde una perspectiva clara si nuestro ego<br />
no está implicado en sus creencias y acciones,<br />
er en sus hábitos y modo de vida; en otras palabras,<br />
si<br />
están alejados de nosotros en el tiempo y en<br />
el espacio. Puede haber grandes escritores contemporáneos,<br />
pero muy pocos grandes lectores<br />
contemporáneos; estamos demasiado inmersos<br />
en conflictos actuales, demasiado hipnotizados<br />
por las falsedades dominantes del presente, demasiado<br />
acostumbrados a lo que por casualidad<br />
está 'bien' o 'mal' en un momento dado, para<br />
poder alcanzar la perspicaz imparcialidad de la<br />
an literatura".<br />
A veces, como excepción, negando la preeminencia<br />
en del gusto que muchos aducen como<br />
•<br />
razón y fundamento de toda antología, aceptamos<br />
incluir aquello que nos disgusta, pero que<br />
parece necesario para un determinado tipo de<br />
lector que incluso podría no interesarnos salvo<br />
por el juicio adverso que verterá sobre nosotros.<br />
Tal fue el caso de Jorge Cuesta, en 1928, cuando<br />
incluyó a Amado Ñervo en su Antología de la<br />
poesía mexicana moderna, a quien calificó de un<br />
modo devastador:<br />
"Fue Ñervo una víctima de la sinceridad; no<br />
sin ironía puede pensarse que éste fue su heroísmo.<br />
Nadie mejor que él puede servir de pretexto<br />
para meditar sobre esa antítesis que se ha hecho<br />
de la vida y el arte. Para quienes predican su<br />
deshumanización 'y que rompa las amarras que<br />
a la vida lo sujetan', el ejemplo de este poeta<br />
es un argumento valioso: el hombre, allí, acabó<br />
P por destruir al artista".<br />
Cuando lo desaprobaron por haber dicho<br />
esto, Jorge Cuesta dijo aun más. En una carta<br />
de respuesta a su cuestionador Manuel Horta<br />
enfatizó: "Encuentro que tanto Amado Ñervo y<br />
Rafael López, que figuran en la antología, como<br />
Manuel Gutiérrez Nájera y José de I Núñez y<br />
Domínguez que no figuran en ella, me parecen<br />
detestables poetas", y acto seguido, con magistral<br />
retórica, procedió a argumentar su compromiso<br />
con el interés y no tanto con el gusto.<br />
Así, al insistir en su apreciación sobre Gutiérrez<br />
Nájera y Ñervo, remató con otra frase de desprecio:<br />
"Aquél no vive para mi, no atrae mi interés,<br />
y éste apenas cuando me esfuerzo y me<br />
violento. Y como siempre me parece un poeta<br />
inevitablemente mediocre, no debo de atribuir<br />
mi elección a la manifestación de mi gusto, sino,<br />
como también muy acertadamente se sospecha,<br />
a la conservación de mi interés."<br />
A diferencia de Cuesta, otros argumentan lo<br />
contrario, y señalan que como se trata de sus antologías<br />
ellos están en todo el derecho de que<br />
antes que a ninguno sea a ellos a quienes les<br />
guste leerla. Por lo tanto, no incluyen nada que<br />
no sea el fruto de su gusto individual y soberano,<br />
y el que quiera otra antología que vaya y la<br />
haga y que si puede también la publique, pero<br />
que ésta es la suya y nada más, que quede bien<br />
claro. Caso extraño de conclusión si consideramos<br />
que no se están refiriendo a su original o<br />
a su copia mecanográfica sino a la edición de<br />
al menos un millar de ejemplares más sobrantes<br />
para reposición.<br />
He aquí algunos de los tropiezos y los dilemas<br />
de esta tarea. Y he aquí algunas de las soluciones<br />
que han encontrado los antólogos. Otra<br />
reflexión sería plantear, a manera de cuestionamiento,<br />
qué es lo antológico y qué lo antologable,<br />
porque el problema parece radicar en estos dos<br />
puntos donde muy pocos se ponen de acuerdo.<br />
II<br />
Hemos visto, y la historia se repite cada día, que<br />
entre todas las posibilidades del antologo para<br />
reahzar su tarea hay dos posturas muy frecuentes:<br />
la primera, cada vez más desprestigiada, es<br />
darle un poco de razón al gusto popular; la segunda,<br />
cada vez más empleada, es negarle toda<br />
verdad a ese gusto colectivo y concederle la total<br />
autoridad al gusto único y personal, por arbitr^<br />
rio, limitado o prejuiciado que sea.<br />
En los últimos años, y sobre todo a partir de<br />
la segunda mitad de este siglo, la autoridad del<br />
gusto personal (que a veces se pretende justi|<br />
ficar como objetividad científica) es la actitua<br />
IISLIOTiaDEMÉXICO
más común de los antólogos. Se<br />
desdeñan así las preferencias populares<br />
con el argumento de que<br />
no todo lo que le gusta a mucha<br />
gente debe ser necesariamente<br />
bueno y que, en muchos casos,<br />
no sólo no es bueno sino inclusive<br />
pésimo.<br />
Entre estas posturas encontradas<br />
de los antólogos, podria<br />
darse un término medio de equilibrar<br />
la apreciación estética lo<br />
más objetivamente posible y la<br />
preferencia histórica o de época<br />
que determina muchas veces que<br />
un texto permanezca vivo pese al<br />
tiempo transcurrido. Este tipo de eclecticismo<br />
puede ser visto como un signo de pusilanimidad<br />
del antólogo, sobre todo por aquellos que consideran<br />
lo antologable como un deber egoísta de<br />
la soberanía personal.<br />
La libertad del antólogo por excelencia, que<br />
está pensando en los textos que le gustan y en<br />
los que cree por encima de todo, supone, en ese<br />
arranque de severo optimismo que habrá al menos,<br />
en una población de millones, tres millares<br />
o acaso cinco, de lectores parecidos a él, que<br />
estarán encantados de encontrar una antología<br />
como a cada uno de ellos les hubiera gustado<br />
hacerla, o leerla.<br />
Caso contrario el del antólogo ecléctico, pues<br />
piensa, con cierto pesimismo y no sin algo de<br />
razón, que no pueden ser tantos los lectores con<br />
similar arbitrio y que, por tanto, habrá que conciliar<br />
entre lo "objetivo" y lo "popular" para que<br />
una antología responda verdaderamente a lo<br />
que buscan diversos lectores que, sin embargo,<br />
esperan encontrar en una antología las páginas<br />
(no siempre las mismas para todos) que quisieran<br />
releer.<br />
A veces, en el colmo de nuestro optimismo<br />
individualista, justificamos nuestras inclusiones<br />
y les llamamos, pomposamente, apuestas. Se trata<br />
de textos que no son ni apreciados por la multitud<br />
ni prestigíados por la élite, pero que nos<br />
encantan a nosotros que somos los antologadores.<br />
Hay que preguntarnos cuántas antologías,<br />
a lo largo del tiempo, han conseguido hacer<br />
fructificar sus "apuestas". A veces se convierte<br />
en l1n experimento descorazonador revisar diversas<br />
antologías donde aparecen nombres de<br />
autores de los que ya nadie se<br />
acuerda, con textos que ya nadie<br />
lee y que probablemente sólo<br />
leyó con entusiasmo, en su momento,<br />
el antologador que por<br />
ellos "apostó" .<br />
¿Quién cree hoy realmente<br />
que Las cíen mejores poesías líricas<br />
de la lengua castellana, que canonizó,<br />
en su tiempo, don Marcelino<br />
Menéndez y Pelayo (1856-1912),<br />
son en efecto las cien mejores? De<br />
esas cien piezas elegídas por "el<br />
mejor critico e historiador de la<br />
literatura que produjo España en<br />
el siglo XIX" (según el Diccionario<br />
Oxford de la literatura española), ¿cuántas han sobrevivido<br />
siquiera? ¿De veras se podía creer que<br />
Federico Balart, Manuel del Palacio, Pablo Piferrer,<br />
Vicente W. Querol, Ventura Ruiz Aguilera,<br />
Eulogio Florentino Sanz, José Selgas y Gabriel<br />
García Tassara, por sólo mencionar a algunos<br />
ahí incluidos, habria escrito, cada quien, al menos<br />
una de las cien mejores poesías líricas de la<br />
lengua castellana? Si don Marcelino Menéndez<br />
y Pelayo lo creyó realmente al llevar a cabo su<br />
crestomatía, el tiempo terminó por derrotarlo,<br />
precisamente por culpa de sus contemporáneos,<br />
porque, por el contrario, y como era de esperarse,<br />
no fue víctima de la equivocación (¡cómo<br />
podía serlo!) con autores como Gutierre de Cetina,<br />
San Juan de la Cruz, Andrés Femández<br />
de Andrada, Luis de Góngora, Jorge Manrique,<br />
Francisco de Quevedo, Garcilaso de la Vega y<br />
Lope de Vega.<br />
Ciertamente, le tuvo temor a la historia y, para<br />
protegerse - y para no comprometerse tambiénexcluyó<br />
de modo deliberado a los autores vivos,<br />
y hasta se disculpó un tanto por la parte del gusto<br />
individual que había puesto en su tarea. Para<br />
compensar ese sentimiento de culpa, explicó que<br />
había procurado "no omitir ninguna de las poesías<br />
ya consagradas por la universal admiración,<br />
ni dar entrada a ninguna que no tenga a nuestros<br />
ojos mérito positivo, aunque no siempre llegue a<br />
la absoluta perfección formal".<br />
Que en su oficio de antólogo don Marcelino<br />
temió el juicio de la historia, lo prueba el hecho<br />
de que, por si las dudas, se curó en salud:<br />
"Nuestra tarea era relativamente fácil tratándose<br />
del siglo XVIII, el más prosaico de nuestra his-<br />
60<br />
818l10TECA OE MÉXICO
tona literaria; pero se tornaba dificilísima<br />
respecto de la opulenta<br />
producción poética del siglo XIX,<br />
que sin ser superior a la antigua,<br />
como lo ha sido en Francia y en<br />
otras partes, ha continuado con<br />
nuevo espíritu la tradición de las<br />
formas líricas, las ha remozado a<br />
veces merced al impulso genial de<br />
los poetas y al contacto con extrañas<br />
literaturas y ofrece buen nú- y.<br />
mero de obras ya sancionadas por<br />
el común aplauso. En esta parte<br />
más que en ninguna solicitamos y<br />
esperamos indulgencia."<br />
Y es aquí donde surgen las preguntas<br />
obligadas: los contemporáneos de don<br />
Marcelino, ¿en verdad fueron y eran importantes?,<br />
¿objetivamente eran buenos?, ¿o sólo<br />
eran quizá los que impusieron, en ese tiempo,<br />
su prestigio doméstico? Aun suprimiendo las<br />
suspicacias, a no pocos lectores les quedará<br />
la certeza extemporánea de que, bien mirado,<br />
don Marcelino, que no era poeta, tenía más<br />
bien pésimos gustos, como muy charros nos<br />
parecen hoy los gustos de la mayor parte de los<br />
antólogos que plantearon su crestomatía como<br />
si nunca se hubiese hecho una en el mundo y<br />
ellos estuvieran fundando la Villa Rica de la<br />
Antología.<br />
Lo que la gente suele olvidar, con mucha facilidad,<br />
es que entre todas las cosas no hay peor<br />
gusto que el gusto mismo: un gusto que se modifica,<br />
a veces de la noche a la mañana, o que<br />
cambia radicalmente de un año a otro o de una<br />
época a otra, influyendo en ello las experiencias,<br />
las lecturas, los prejuicios, las simpatías y las antipatías<br />
o cualquier otra disposición o indisposición<br />
de ánimo que hace que los antologadores<br />
de entonces, ya no sean los mismos mañana.<br />
El gusto popular, ciertamente, también se<br />
modifica y cambia de manera drástica, pero no<br />
hay duda que tiene un mayor margen de permanencia.<br />
En este punto es justo concederle la<br />
razón a Jorge Ibargüengoitia cuando dijo: "Ningún<br />
hbro ha llegado a ser famoso por aburrido.<br />
Todos los libros 'consagrados' tuvieron un momento<br />
o muchos en que resultaron fascinantes<br />
para muchas personas".<br />
Si el famoso "Nocturno", de Manuel Acuña,<br />
conocido popularmente (por su dedicatoria)<br />
asamblea<br />
de poetas jóoenes<br />
y^^-^ de méxíco<br />
pReser>tación de<br />
gabRiel zaió<br />
61<br />
!l!UOTECADEMÍl(ia<br />
como el "Nocmrno a Rosario",<br />
fuese hoy impopular es bastante<br />
probable que ya no figurase en<br />
e antología alguna si ésta dependiera<br />
de las nuevas generaciones de<br />
antólogos que, con frecuencia, no<br />
sólo no reparan en el valor lírico<br />
de Acuña sino que incluso lo desdeñan,<br />
del mismo modo que desdeñan<br />
a Ñervo, por popular, a Díaz<br />
Mirón, por popular, a Jaime Sabines,<br />
por popular, etcétera, y encumbran<br />
a algunos impopulares (por<br />
desconocidos y no leídos) que ellos<br />
creen que son magníficos, amparados<br />
en el principio fundamental<br />
de que no son populares y que, por ello mismo,<br />
deben ser seguramente mejores. (Por lo general,<br />
el hecho de que sean mejores radica en el único<br />
e incontrovertible argumento de que son, ni más<br />
ni menos, sus amigos.)<br />
¿Qué es lo antológico y qué lo antologable?<br />
En el universo de las antologías y de los antólogos<br />
aún no hay acuerdo en estos dos conceptos<br />
y es muy probable que nimca lo haya. Porque<br />
cada antología pretende erigirse como una piedra<br />
de verdad y como una roca de salvación en<br />
medio de las aguas agitadas de la confusión y<br />
la torpeza, y porque cada antología cree salvar<br />
para el mundo aquellas páginas que, supuestamente,<br />
no deberían extraviarse o perderse entre<br />
la inadvertencia de quienes no han sabido mirar<br />
ni mucho menos leer.<br />
Por todo eUo, la respuesta a qué es lo antológico<br />
y qué lo antologable tal vez debería considerar,<br />
antes que a nadie, a los lectores; pues si no es<br />
para ellos que se hacen las antologías, ¿entonces<br />
para quién?<br />
Imponerse el deber de ser moderno, dijo Borges,<br />
es una obligación del todo superflua: "Ser moderno<br />
es ser contemporáneo, ser actual; todos<br />
fatalmente lo somos". Del mismo modo, por<br />
fatalidad, nadie escapa a ser nacional. Al igual<br />
que Borges fue argentino sin él proponérselo, de<br />
esta misma manera los poetas mexicanos fueron<br />
y son nacionales con o sin su propósito.<br />
Una forma posible de la antología, que no<br />
deja de ser discutible, es proponer, desde el prólogo<br />
mismo, y con el carácter temático de los
textos incluidos, una historia social de la poesía,<br />
en lugar de ofrecer al lector una imagen literaria,<br />
eminentemente lírica, marginalmente política,<br />
donde lo que prevalezca sea la poesía misma<br />
y no su contexto.<br />
En la antología que privilegia la historia social,<br />
los autores y los textos se explican desde<br />
una perspectiva de política y de historia (como<br />
si el hecho poético estuviera supeditado al hecho<br />
social) en vez de presentarse, antes que nada,<br />
como un ejercicio gozoso de lectura. En la poesía<br />
mexicana, este criterio ha sido muy concurrido<br />
y estimado lo mismo para el siglo XIX -donde el<br />
elemento social y político está<br />
más estrechamente vinculado<br />
a la creación literaria- que para<br />
el siglo xx, pese a la intención<br />
muy concreta de algunos poetas<br />
principales de huir del tema<br />
social declarado y enfático.<br />
Esto en lo que respecta a lo<br />
nacional, pero por lo demás,<br />
del mismo modo que los poetas<br />
mexicanos del siglo XIX fueron,<br />
fatalmente, mexicanos, de ese<br />
mismo modo ineludible fueron<br />
también modernos. Entre el ser<br />
contemporáneo de los poetas del<br />
siglo XX y el ser contemporáneo<br />
de los poetas del XIX no existe mucha diferencia.<br />
Los hombres de la Edad Media, se ha dicho, jamás<br />
supieron que vivían una Edad Media. Igual<br />
los mexicanos del XIX: ignoraron que vivían una<br />
etapa de transición hacia "la modernidad nacional",<br />
y no hubiesen creído ser menos "actuales"<br />
que quienes los "levarlan en el siglo XX.<br />
Muy pronto, a la vuelta de unos años, las generaciones<br />
adultas serán consideradas por las<br />
más jóvenes como del siglo pasado, y muy pronto<br />
el siglo XX se convertirá (con todas sus candorosas<br />
supersticiones milenaristas incluidas) en la<br />
"época superada"; los nuevos "decimonónicos"<br />
(si es posible decirlo así, alterando lo temporal,<br />
nada más para poner el acento en la carga estigmática<br />
del concepto) serán entonces los del<br />
siglo XX y la modernidad (digital o no) será propiedad<br />
de los del siglo XXI. No deja de ser una<br />
ingenuidad pensar que somos mejores porque<br />
vivimos en un tiempo diferente, con "su progreso<br />
renombrado", diría desde hace muchos años<br />
Luis Cemuda. En esencia somos los mismos, y<br />
cada generación, con feliz inadvertencia, se afana<br />
(y se ufana) en cavar la tumba de sus padres<br />
como si estuviera fundando la historia y, gracias<br />
a ella, fuera a vivir por siempre.<br />
Al revisar atentamente la historia escrita de<br />
la poesía mexicana, con frecuencia nos topamos<br />
con una especie de desdén, implícito o explícito,<br />
por la obra producida en el siglo XIX. Da la<br />
impresión de que algunos están convencidos de<br />
que la "mejor" poesía mexicana nace en el '-siglo<br />
XX merced a la Revolución y al Progreso. El<br />
abuso en el concepto de "modernidad", por lo<br />
demás ambiguo, acaba por definir la imposición<br />
nacionalista de un país que celebra<br />
haber salido del atraso y<br />
que luego institucionaliza su<br />
Revolución con el discurso del<br />
"progreso" y pretende incluir<br />
en ella a la poesía misma, aunque<br />
López Velarde siguiera<br />
contemplando con arrobo el<br />
pasado y lamentándose por el<br />
"edén subvertido". Ni la poesía<br />
del siglo XX es mejor que<br />
la del XIX, ni aquélla ha sido<br />
juzgada aún por el siglo XXI<br />
que, previsiblemente, también,<br />
en un discurso lineal y "ascendente"<br />
de progreso, se apropiará<br />
de la "modernidad" y de la "actualidad"<br />
y verá, si acaso con indulgencia, el pasado y sus<br />
vanguardias que tan decisivas nos parecieron a<br />
nosotros y que, con un abuso de la interpretación<br />
histórica, sólo serán entonces antiguallas.<br />
En realidad, los poetas del siglo XIX mexicano<br />
no fueron menos modernos ni menos actuales<br />
que los del XX. SUS vanguardias (el romanticismo,<br />
el modernismo, el antimodernismo) no<br />
fueron menos vanguardistas que las del siglo<br />
que está por terminar (el surrealismo, el intelectualismo,<br />
el coloquialismo y todas esas rupturas<br />
de la tradición a las que constantemente se refirió<br />
Octavio Paz). En el abuso de su discurso casi<br />
antiestético, la historia social de la litelatu:ra<br />
mexicana llega a creer, no sin ingenuidad, que,<br />
en el siglo XIX, los neoclásicos y los académicos<br />
eran menos mexicanos que los románticos,<br />
pues éstos pugnaron por el nacionalismo y por<br />
la independencia cultural respecto de Bspaitl.¡<br />
mientras que los otros segufan cultivaDc10<br />
f011DaS, apegados (yapapdos), por'.CQllíOCUllIIII
al dominio español; pero lo cierto es que no tenían<br />
por qué entender, en su calidad de poetas,<br />
otra forma de ser mexicanos. Eran novohispanos<br />
bajo un concepto político y geográfico, y no<br />
tanto como una definición del espíritu; por ello,<br />
la mejor poesía de ese tiempo no es nada más<br />
un simple testimonio de la época: todavía se<br />
puede leer y disfrutar pese a los años que sobre<br />
ella han pasado.<br />
Si Martínez de Navarrete y Sánchez de Tagle<br />
eran imitadores de una estética, no menos imitadores<br />
de otra eran Quintana Roo, Fernando Calderón<br />
y Rodríguez Galván. La poesía y, en general,<br />
la literatura, se alimenta de<br />
influencias propias y ajenas y si el<br />
modernismo rompió con España<br />
y puso los ojos en Francia -igual<br />
que lo haría, muchos años después,<br />
la generación vigesimonónica<br />
de "Contemporáneos"-, en el<br />
caso de poetas posteríores, como<br />
Octavio Paz, su búsqueda está lo<br />
mismo en Francia que en otros<br />
países europeos (incluido España)<br />
pero también en los Estados<br />
Unidos y en otras tradiciones sin<br />
que por ello sean menos nacionales<br />
ni más audaces. La poesía no<br />
es una cuestión de llegar primero,<br />
y ni siquiera de llegar a ninguna parte que no sea<br />
el poema mismo.<br />
En una propuesta de lectura, que esto debería<br />
ser toda antología, la poesía del XIX tiene<br />
momentos tan luminosos como la del xx, y ni<br />
siquiera es seguro que algunos prestigiados autores<br />
de hoy lleguen, mañana, a tener el peso<br />
poético de, por ejemplo, un Manuel M . Flores,<br />
un Manuel José Othón, o un José Juan Tablada,<br />
con todo y heráldica incluida, con todo y<br />
premios nacionales e internacionales, con todo<br />
y los prestigios que pueden ser tan efímeros de<br />
un siglo a otro. Falta el juicio del tiempo y la<br />
valoración continua de los lectores. No hay que<br />
creer demasiado en lo que nos dicen que debemos<br />
encontrar cuando leemos poesía; hay que creer,<br />
sobre todo, en lo que cada uno de nosotros encuentra<br />
cuando verdaderamente la leemos. (Con<br />
frecuencia, la tiranía de los prestigios y el temor<br />
al ridículo impiden a los lectores exteriorizar<br />
la certeza de que el rey va desnudo cuando, en<br />
efecto, no va vestido.)<br />
Para entender el contexto (y nada más el<br />
contexto) en el que se desarrolla la poesía mexicana<br />
decimonónica, bien vale tener en cuenta<br />
lo que explica José Emilio Pacheco en el prólogo<br />
de su antología de la poesía mexicana del<br />
XIX: "con fray Manuel de Navarrete acaba la<br />
literatura de la Nueva España sin que comience<br />
aún la poesía mexicana". Más aún: "Entre<br />
los últimos poetas novo hispanos sólo Andrés<br />
Quintana Roo cruza las líneas y se afilia a la<br />
causa de Morelos que pugna por la igualdad racial,<br />
la abolición de privilegios y la restitución<br />
de tierras a los indios. Lizardi permanece en territorio<br />
realista aunque contribuye,<br />
dentro de sus limitaciones, a<br />
la empresa insurgente. La poesía<br />
no muestra nada que iguale a El<br />
Periquillo Sarniento, libro fundador<br />
de la novela mexicana aun<br />
antes de que exista la nación".<br />
Como explicación del contexto<br />
en el que se crea la poesía<br />
del XIX, la valoración de Pacheco<br />
es del todo justa; lo demás es<br />
no perder de vista que la poesía,<br />
como tal, se deslinda de la historia<br />
y permanece o perece por sus<br />
propios valores, por la supervivencia<br />
o la caducidad de sus formas<br />
y por la eficacia de sus medios para transmitir<br />
y comunicar emociones que también son<br />
verdades. Así, por ejemplo, cada día que pase,<br />
El Periquillo Sarniento deberá enfrentar su sobrevivencia<br />
más como producto literario que como<br />
testimonio histórico, y si no lo consigue, entonces<br />
su valor será de otro tipo.<br />
"En 1821 -advierte Pacheco- nuestra lírica<br />
padece una miseria en que tampoco tuvo parte.<br />
Porque todo se le dio hecho, hasta la blanda<br />
esterilidad o la exhortación engolada del<br />
neoclasicismo. A partir de entonces la idea de<br />
encontrar la independencia cultural obsesionará<br />
a los escritores ... Según el sitio que ocUpen en la<br />
organización social, los poetas sustentarán las<br />
ideas del liberalismo o del Partido Conservador,<br />
serán románticos o académicos. Hay intercambios<br />
y contaminaciones pero nadie permanece<br />
al margen. Por eso la mejor literatura mexicana<br />
anterior al modernismo resulta casi siempre la<br />
que no es en primera instancia literatura: el periodismo<br />
y la historiografía."<br />
63<br />
818l10mA o¡ MfXICO
Si con esta visión de continuidad antagónica<br />
el romanticismo de Ignacio Manuel Altamirano<br />
se esfuerza por fundar la verdadera literatura<br />
nacional, y si Gutiérrez Nájera y Nervo y<br />
Tablada y Rafael López y Rebolledo se revelan<br />
contra 10 autóctono desde su afrancesamiento<br />
modernista, entonces se comprueba la tesis<br />
tan famosa de Octavio Paz respecto de la tradición<br />
de la ruptura y las rupturas de la tradición.<br />
Sin embargo, no hay que perder de vista<br />
que el desarrollo de la poesía mexicana, como<br />
el desarrollo de toda literatura, no es líneal sino<br />
de sobresaltos, contradicciones y coincidencias<br />
(ideológicas y estéticas) que complementan una<br />
imagen cuyo rostro más fiel será el de sus logros<br />
artísticos y no tanto el de sus propósitos políticos.<br />
En este sentido, Altamirano no pertenece<br />
más a la literatura nacional que Tablada. Es el<br />
tiempo que pasa sobre una obra, y nuestra visión<br />
extemporánea que sobre ella tenemos, 10<br />
que nos hace pensar, a veces con demasiada insistencia,<br />
que 10 decisivo de sus "revoluciones"<br />
fue el propósito y no el producto. A final de<br />
cuentas, el único valor de la literatura y, particUlarmente<br />
de la poesía, es lo que permanece<br />
por sus méritos artísticos inobjetables, y no lo<br />
que nos queda (memoria, anecdotario, chisme,<br />
documento) por sus rivalidades, sus manifiestos<br />
y sus proclamas.<br />
La transición del XIX al XX ha sido vista<br />
por Carlos Monsiváis encarnada en la figura<br />
de Ramón López Velarde: "con él se consuma<br />
significativamente la agonía de algo que podría<br />
denominarse el 'siglo XIX mexicano', cuyo sentimentalismo<br />
se ve expresado en formas que al<br />
serles hostiles o ajenas lo desconocen y niegan."<br />
Vendrían después Alfonso Reyes y el ateneísmo.<br />
Por lo que respecta al anecdotario de las rivalidades,<br />
José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid han<br />
documentado la animadversión mutua entre López<br />
Velarde y Reyes: el primero prefiere al segundo<br />
"fuera de la lírica" y éste lo satiriza<br />
en una fantasía calificándolo como "poeta<br />
de campanario". Mas para los fines de la<br />
poesía, son tan válidos los enemigos como<br />
los compañeros de viaje, de grupo, de generación.<br />
Con esta imagen, donde 10 que<br />
importa es la literatura, los Contemporáneos,<br />
con Villaurrutia, Cuesta,<br />
Gorostiza, Novo y los demás, reivindicarán<br />
lo mismo a López Velarde que a Reyes y<br />
a su vez serán atacados por los nacionalistas a<br />
ultranza bajo la acusación de ser unos descastados<br />
por preferir a Stendhal y no a Federico<br />
Gamboa; esos mismos nacionalistas trasnochados<br />
serán los que pretenderán descalificar a<br />
Reyes menoscabándole su mexicanismo por el<br />
grave pecado de abrevar en 10 universal.<br />
Vendrá después la generación de Taller (con<br />
Octavio Paz a la cabeza) que reivindicará a los<br />
Contemporáneos del mismo modo que las otras<br />
generaciones que estimarán unas veces y negarán<br />
otras a Octavio Paz, hasta llegar a nuestros<br />
días cuando nacionalidad y nacionalismo no significan<br />
10 mismo que en las primeras décadas<br />
del siglo XX ni mucho menos lo que significó (y<br />
por lo que tanto se peleó al grado de enfrentar<br />
a los poetas) en el siglo XIX. Hay batallas que<br />
ya no tienen que librarse y que incluso pelearlas<br />
constituye una beligerante ridiculez. Hoy priva<br />
el escepticismo (a despecho del "México, creo<br />
en ti") respecto de la virtud del que se siente ufano<br />
de ser meXicano y además, no conforme con<br />
ello, lo publica.<br />
Todo esto es anecdótico y puede constituir el<br />
discurso de una historia social de la literatura<br />
mexicana. Lo cierto es que, para los fines del<br />
arte, lo que permanece y 10 que verdaderamente<br />
importa es la poesía, más allá de sus pugnas<br />
y sus contextos. Lo cierto es que finalizando el<br />
siglo xx, permanece una desazón muy parecida<br />
a la que fue consustancial a nuestros antepasados:<br />
las novísimas generaciones desconfian<br />
profundamente de las anteriores y prácticamente<br />
no leen a los poetas muy anteriores,<br />
ocupados como están en creer que las nuevas<br />
tecnologías y la era digital del siglo XXI superarán<br />
toda expectativa y enterrarán, de una vez<br />
y para siempre, la anticuada visión de las letras<br />
nacionales.<br />
La ingenuidad a la que se refería Borges sigue<br />
cobrando sus víctimas propiciatorias en espera<br />
de que, ineludiblemente, vengan los otros,<br />
los que aún no han nacido, a negar a sus<br />
antecesores en un continuo ejercicio intelectual<br />
del desprecio. Todos se imponen el estéril<br />
deber de ser modernos, sin querer<br />
darse cuenta de que, irremisiblemente,<br />
son modernos, como 10 fueron los<br />
del XIX y los del xx, y como lo serán,<br />
en su cumplido tiempo, los del XXI.<br />
64<br />
ilillomA o¡ MÉXICO
REVISTADELA<br />
!U:ik'J=l:MI»H«m'il=MM«<br />
Francisco Hernández<br />
Poema<br />
Esther Seligson<br />
Voz sin sombra<br />
Escúchanos en el<br />
mmam<br />
Y también por<br />
• el canal 2 def Sistema Edusat<br />
• el 6185 khz de Onda Corta en la banda<br />
internacional de 49 metros<br />
• y en www.radioeducacion.edu.mx<br />
iRadioJipi<br />
jEducációñg<br />
Tu mejor escuela<br />
es tu familia<br />
Vicente Leñero<br />
Gazapos contra Gaos<br />
Víctor Hugo Rascón<br />
Banda<br />
Entrevista<br />
Sigas® a<br />
Bárbara Jacobs<br />
Leda Rendón<br />
Ficciones<br />
Sergio Nudelstejer<br />
Sobre Saúl» Bellow.<br />
Mario Saavedra<br />
Sobre Pedro Salinas<br />
Contra el olvido<br />
Sobre Julieta Campos<br />
Denise Dresser<br />
Sealtiel Alatriste<br />
Alfonso González<br />
;Sobre Carlos Fuentes<br />
Josu Landa<br />
Nicol: pensar lo sublime<br />
Sobre Elsa Cecilia Frost<br />
Adolfo Castañón<br />
Mauricio Beuchot •' -"
EL RUGIDO DE LOS LEONES, EL<br />
AULLIDO DE LOS LOBOS, LA CO-<br />
LERA DEL MAR TEMPESTUOSO Y<br />
LA ES PADA DESTRUCTORA SON<br />
PORCIONES DE ETERNIDAD DE-<br />
MASIADO GRANDES PARA EL<br />
OJO DEL HOMBRE.<br />
Consejo NacionaS^<br />
para la<br />
i Cultura y las Artes
a<br />
oí<br />
><br />
Biblioteca<br />
ESMéxico<br />
1_<br />
SUSCRIPCIÓN SEIS NÚMEROS<br />
$214.00 México<br />
FORMA DE PAGO<br />
Cheque a nombre del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes<br />
DATOS PERSONALES<br />
Recibo Oficial a nombre de<br />
Dirección<br />
Delegación o municipio<br />
Código postal<br />
Ciudad<br />
Teléfono oficina<br />
Fax<br />
Teléfono particular<br />
Correo electrónico<br />
País<br />
RFC<br />
A Dartir del número<br />
Plaza de la Ciudadela 4 • Centro Histórico • México, D.F 06040<br />
Tel.: 9172 4712 • Fax: 9172 4711<br />
Correo electrónico: dcedit@correo.conaculta.gob.mx<br />
VALIDO AL 31 DE DICIEMBRE DE 2007