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NUMERO 101<br />

SEPTIEMBRE-OCTUBRE • 2007 • $36.00<br />

PLAZA DE LA CIUDADELA, 4, CENTRO HISTÓRICO<br />

DE LA CIUDAD DE MÉXICO.<br />

CP 06040. TELÉFONOS (55) 9172 47 lOY 12<br />

CORREO ELECTRÓNICO;<br />

bibmex@correo.conaculta.gob.mx<br />

CERTIFICADO DE LICITUD DETÍTULO # 6270<br />

CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO U 4380<br />

CONSEJO NACIONAL PARA<br />

LA CULTURA Y LAS ARTES<br />

PRESIDENTE<br />

SERGIO VELA<br />

DIRECTOR GENERAL DE BIBLIOTECAS<br />

FEDERICO HERNÁNDEZ PACHECO<br />

REVISTA BIBLIOTECA DE MÉXICO<br />

DIRECTOR FUNDADOR:<br />

|AIME GARCÍA TERRÉS f<br />

DIRECTOR: EDUARDO UZALDE<br />

EDITOR: |OSÉ ANTONIO MONTERO<br />

EDITOR ASOCIADO: MARIO BOJÓRQUEZ<br />

SECRETARIO DE REDACCIÓN:<br />

JOSÉ DE LA COLINA<br />

CONSEJO DE REDACCIÓN:<br />

JUAN ALMELA. FERNANDO ÁLVAREZ DEL CASTILLO,<br />

MIGUEL CAPI5TRÁN. ADOLFO ECHEVERRÍA,VÍCTOR<br />

TOLEDO Y RAFAEL VARGAS<br />

PROMOCIÓN EDITORIAL:<br />

MIGUEL GARCÍA RUIZ<br />

DISEÑO: BRUNO ACEVES HUMANA<br />

ASISTENCIA EDITORIAL: MARINA GRAF<br />

ASISTENCIA TÉCNICA Y CORRECCIÓN:<br />

UNA GARAY VAQUERA<br />

RAÚL ZENDEJAS DE LA PEÑA<br />

COMERCIALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN:<br />

RUYSDAEL NAVA<br />

IMPRESIÓN:<br />

EDICIONES CORUNDA, S.A. DE C.V<br />

PORTADA: RENE CHAR POR VÍCTOR BRAUNER<br />

2- DE FORROS: PAUL ÉLUARDY RENE CHAR<br />

EN NIZA EN 1930<br />

4- DE FORROS: WILUAM BlAKE A LOS 28 Y A LOS<br />

69 AÑOS 0£ EDAD. POR FREDERICK TATHAM.<br />

ILUSTRACIONES INTERIORES:<br />

PÁGINA 6: FOTOGRAFÍA DE RENE CHAR<br />

REPRODUCIDA EN PATRICK V^íALDBERG.<br />

SURREALISM.THAMES AND HUDSON. LONDON,<br />

1965.<br />

PÁGINA 7: FOTOGRAFÍA DE BRETÓN, DALÍ,<br />

CHAR Y ÉLUARD. REPRODUCIDA EN ALDO<br />

PELLEGRINI, ANTOLOGÍA DE LA POESÍA SURREAL/STA.<br />

COMPAÑÍA GENERAL FABRIL EDITORA. BUENOS<br />

AIRES, 1961.<br />

PÁGINA 19: FOTOGRAFÍAS DE JEAN-PAUL<br />

SARTREY ALBERT CAMUS REPRODUCIDAS EN<br />

RENÉ-MARILL ALBÉRÉS ET AL. CAMUS (COLLECTION<br />

CENÍES ET RÉAUTÉS). HACHETTE, PARÍS, 1966.<br />

PÁGINAS 28 Y 30: OBRAS DE EDVARD MUNCH<br />

REPRODUCIDAS EN PIPER-BÜCHEREl, EDVARD<br />

MUNCH LE&ENFRIES. 46 GRAPHIKEN. R. PIPER & CO.<br />

VERLAG, MUNCHEN. 1955.<br />

PÁGINA 34: OBRA DE PAUL KLEE REPRODUCIDA<br />

EN JUAN GARCÍA PONCE. PAUL KLEE. IMPRENTA<br />

MADERO. S.A., CIUDAD DE MÉXICO. 1965.<br />

BBIBLIOTECA<br />

DE MÉXICO<br />

2 Rene Char:<br />

Un poeta en armas<br />

Laurent Greilsamer<br />

23 Rene Char:<br />

Poesía de la claridad<br />

(Antología)<br />

41 Proverbios del infierno<br />

William Blake<br />

44 Poetas de América<br />

• Bill Bissett<br />

• Michael Palmer<br />

• Rafael Toriz<br />

• osé Manuel Recillas<br />

• ulio Eutiquio Sarabia<br />

• Eduardo Langagne<br />

•José Kozer<br />

•Waldo Leyva<br />

• osé Mármol<br />

• Roberto Sosa<br />

• Ernesto Cardenal<br />

• uan Gelman<br />

58 Las antologías poéticas mexicanas<br />

y sus propuestas<br />

uan C)omingo Arguelles


René Char a los siete años junto a su madre en la casa natal del poeta<br />

LAURENT GREILSAMER*<br />

,<br />

RENE CHAR:<br />

UN POETA EN ARMAS**<br />

TRADUCCiÓN DE MARTA DONís<br />

* Periodista en Le Monde, ha publicado tres biografias en Editorial Fayard: Hubert Beuve-Méry (1990); Le prince foutroye_ La vie de Nicolas de Staiil (/998);<br />

y LEclairaufront. La vie de René CiJar (2004).<br />

** Una vez más Biblioteca de México agradece debidamente a Jacqueline André, encargada de la Mediateca de la Casa de Francia en México, su generosa<br />

y diligente participación para obtener los derechos de autor del texto e imágenes sobre René Char que aquí se publican, así como al autor y a<br />

CULTURESFRANc. éditions, institución del Ministére de Alfaires Étrangeres francés, por conceder la autorización correspondiente.<br />

1<br />

BIBUOncA DE M[XICO


Los ojos por sí solos<br />

son capaces también<br />

de dar gritos.'<br />

No escribiré<br />

poemas<br />

de aquiescencia. 2<br />

Ser de avanzada.<br />

No del festín,<br />

su epílogo. 3<br />

A 10 largo de toda su vida René Char fue un<br />

rebelde. Y esta rebelión comenzó muy pronto,<br />

en el seno mismo de su familia y en la escuela.<br />

Ya desde niño era insumiso y de adolescente se<br />

convirtió en un sublevado. Un itinerario de mercurio.<br />

Nacido en 1907 en un país bendecido por<br />

los dioses (en Provenza, y más precisamente en<br />

el Luberon, no lejos de Aviñón) e hijo de una familia<br />

burguesa que reinaba como ama y señora<br />

en su ciudad natal (L'Isle-sur-la-Sorgue). Desde<br />

antes de llegar a la adolescencia se opuso violentamente<br />

a su madre y a su hermano mayor.<br />

Todo comenzó cuando murió su padre, industrial<br />

y patrón de la sociedad que administraba<br />

los hornos de yeso del departamento de Vaucluse,<br />

quien fue alcalde de L'Isle-sur-la-Sorgue.<br />

René Char tenía once años. Mucho tiempo después<br />

escribió: En realidad no lloré sino una sola vez.<br />

El sol, al desaparecer, hirió tu rostro. Tu cabeza rodó<br />

en lalosa del cielo y ya no creí más en el mañana. 4<br />

A partir de ese día, todo cambió drásticamente.<br />

No aceptó más la autoridad de su familia.<br />

O, para ser más exactos, se consideró progresivamente<br />

el heredero legítimo, el jefe natural,<br />

el representante real de la familia Charo Su hermano<br />

mayor, Albert, diez años mayor que él y<br />

que conocía bien cómo desempeñar este papel,<br />

chocó con un muro. René sufría sus órdenes, sus<br />

bromas pesadas y sus golpes como injurias y humillaciones<br />

insoportables.<br />

Fue en esos años, capitales en su formación,<br />

que René Char se sublevó, años en que maduró<br />

su venganza y pensaba en el asesinato. Esto es<br />

, Feuillets d HypIlOS, CEu vres complétes, París, Gallimard, col. Bibliothéque<br />

de la P1éiade (en lo sucesivo o. C.) , 1983 , p. 200.<br />

, !bid. p. 202.<br />

J !bid. p. 222 .<br />

• o. c., op. cit., p. 362.<br />

Centmario de René CIuu<br />

(1907-1988)<br />

Publicamos en este número<br />

de la revista un inteli¡ente y<br />

brillante ensayo del escritor<br />

y periodista francés Laurent<br />

Greilsamer, que él mismo ha<br />

titulado con fortuna René C1rar,<br />

un poeta en armas, (CULTUaESnANCE,<br />

2007, ediciones del<br />

Ministerio francés de asuntos<br />

extranjeros), El texto se publica<br />

aqui, por supuesto, con la autorización<br />

del autor y los editores<br />

y gracias a la siempre generosa<br />

diligencia de nuestros amigos<br />

de la Mediateca de la Casa de<br />

Francia en México.<br />

La versión española se debe<br />

a nuestra colaboradora Marta<br />

Donís, que también se ha<br />

encargado de traducir varios<br />

poemas y materiales prosísticos<br />

publicados por el poeta en<br />

distintas épocas de su vida.<br />

¿Pero quién es Char para<br />

nuestros lectores de hoy, este<br />

gigante de un metro noventa<br />

y tantos centímetros, pugilista<br />

social e intelectual, siempre entregado<br />

con pasión a la batalla<br />

contra todas las intolerancias,<br />

los racismos y las injusticias<br />

que le toca afrontar y padecer<br />

en su patria entre las dos grandes<br />

guerras del siglo XX (la<br />

primera la vivió en la infancia<br />

y la segunda en la joven madurez)?<br />

El retrato del poeta en armas<br />

que nos entrega Laurent<br />

Greilsamer es, además de impresionante<br />

y conmovedor, un<br />

retrato de toda la generación<br />

europea, y sobre todo francesa<br />

del periodo de entreguerras, y<br />

una radiografia de los conflictos<br />

ideológicos y sociales en<br />

que se debatieron los militantes<br />

de todas las tendencias en<br />

esa época,<br />

Entre los centenares de páginas<br />

que ocupan en la obra de<br />

Octavio Paz (otro poeta que anduvo<br />

siempre en armas y a punto<br />

estuvo como Char de hacerlo<br />

en forma fisica), hay algunas<br />

como las de la entrevista concedida<br />

en Cambridge, Inglaterra<br />

(1970), en el Churchill College<br />

a Rita Guibert que cuando le<br />

pregunta al poeta sobre el estado<br />

y los logros de la literatura<br />

latinoamericana del momento<br />

1<br />

BIBUOncA ¡ M[XICO


lo que se manifiesta en esta semiconfesión del<br />

siguiente cuarteto:<br />

He estrangulado a mi hermano<br />

porque no le gustaba dormir<br />

con la ventana abiertaS<br />

Aquí la poesía disfraza el furor y el resentimiento.<br />

René Char se construyó a sí mismo contra<br />

ese hermano que se convirtió con el tiempo<br />

en el símbolo de todo lo que detestaba: el conformismo<br />

burgués, la ideología reaccionaria, la<br />

arrogancia de quienes se sienten portadores del<br />

derecho de primogenitura. Cuando llegaron los<br />

años de juventud, René Char expulsó a este rival<br />

de su pensamiento. Para él ya no hubo más dudas:<br />

él era el jefe, el heredero. La residencia familiar,<br />

lugar central del poder del linaje de los Char,<br />

seria obligatoriamente suya. Simbólicamente. De<br />

ello hizo el punto fijo de su vida, y exigió poder ir<br />

a pasar algunos días cuando él quisiera, sin tolerar<br />

el más mínimo comentario: "Dormiré en Névons,<br />

mi casa .. . es preciso que nadie 10 0Ivide",6<br />

le escribió a su madrina, reafirmando enérgicamente<br />

que el título de propiedad no es nada en<br />

comparación con el apego y la convicción. Mientras<br />

fue niño todavía, no tuvo ni la fuerza ni los<br />

medios para imponer su ley. Pero fantaseaba con<br />

la muerte del hermano re~hazado, odiado. Un día<br />

consiguió que un amigo le prestara una pistola<br />

(no cargada) durante veinticuatro horas. Para dispararle<br />

al hermano. Para fingir que lo hacía. Para<br />

terminar con todo. Este simulacro dice mucho de<br />

su sufrimiento y su resistencia. En esa lucha cuerpo<br />

a cuerpo sobrevino finalmente un momento<br />

de gracia: cuando llegó a la adolescencia, René<br />

Char creció desmesuradamente (al grado de llegar<br />

a medir 1.92 m) y se volvió musculoso. Jugaba<br />

en el equipo local de rugby. Al convertirse en<br />

un coloso, decidió enfrentar fisicamente a su hermano<br />

en el primer incidente que se presentara. Y<br />

le dio una tunda a trompadas para saldar todas<br />

las cuentas pendientes.<br />

Él mismo eligió a "sus hermanos" entre los<br />

chicos del pequeño pueblo provenzal, con una<br />

predilección por los humildes, los trabajadores<br />

temporales y los marginados: como poeta los<br />

llamaría los "transparentes". Francis Curel, su<br />

, "Quatre ages", o. e, op. cit., p. 93.<br />


hasta segundo año de Preparatoria. Él mismo<br />

puso fin a sus estudios: su profesor de literatura<br />

lo sorprendió divagando en clase y como él no<br />

soportó los comentarios que hizo acerca de él,<br />

le lanzó violentamente al rostro su diccionario<br />

de latín y abandonó la escuela, donde ya no se<br />

le vio más.<br />

El resto de sus estudios parece un aprendizaje<br />

de la bohemia. Frecuentaba como aficionado<br />

los cursos de una escuela de comercio en Marsella.<br />

Fue la ocasión para dar largos paseos por la<br />

ciudad y conocer de improviso a poetas, pícaros,<br />

prostitutas y adivinas. Frecuentaba bares y burdeles<br />

y redondeaba sus fines de mes representando<br />

una marca de anisado. Su contacto con el<br />

mundo le hizo olvidar sus deberes familiares y el<br />

respeto que le debía a su madre. Le confiaba a su<br />

madrina: Estoy definitivamente enojado con toda mi<br />

familia; son chuscos todos esos seres repugnantes, ¿no<br />

es cierto? .. ¡Ah!, mi madre' ¡Con cuánto gusto me<br />

vería desaparecer de este mundo!"<br />

En sus excesos y su concisión, la juventud le<br />

permitió asimismo tomar algunas decisiones fundamentales.<br />

Decidió rechazar cualquier empleo<br />

asalariado a fin de tener libertad de movimiento.<br />

Eligió sobre todo ser poeta, con las manos llenas<br />

de palabras, como granadas. ¿Poeta o dinamitero?<br />

Después de Les Cloches sur le CCEur, su primer<br />

volumen (tenía veinte años), publicó Arsenal. El<br />

tono había cambiado. El romanticismo ya no era<br />

admisible. En las guardas del primer ejemplar,<br />

dice: HA Paul Éluard, ¡finalmente! ". Éluard le<br />

respondió de inmediato invitándolo a que fuera<br />

a verlo a París. Fue un encuentro decisivo que lo<br />

hizo ascender otro poco en la revuelta y la resistencia.<br />

En un último artículo de su revista Mén·diens,<br />

que acababa de fundar junto con André<br />

Cayatte, Char escribió: A partir de ahora será con<br />

hombres con nombres como Paul Éluard, André Breton<br />

y Louis Aragon, que se traducirán mis esfoerzos. Mis<br />

ojos han encendido todos los bosques para verlos vivir. 9<br />

11<br />

Char se instaló provisionalmente en París. Estaba<br />

más libre que nunca. Los grandes poetas del<br />

siglo lo habían admitido como un par a su mesa.<br />

Breton lo armó caballero en solemne ceremonia.<br />

Aragon lo bautizó, Éluard lo trataba como su<br />

8 Carta a las señoritas Roze, correspondencia particular. Citada en<br />

L Éelair au /ront. op. cit.<br />

o En la revista Méridiens, cahiers delittérattlre, d iciembre de 1929.<br />

(que era el del boom), recibe de<br />

él la siguiente respuesta: "me<br />

opongo a que se pretenda, por<br />

razones de propaganda comercial<br />

y (publicidad desaforada)<br />

que la literatura latinoamericana<br />

contemporánea se reduzca<br />

exclusivamente a la novela;<br />

(esto es) ... una mutilación que<br />

la cercena y la priva de la mitad<br />

de su cuerpo; la poesía", y concluía<br />

Paz: "¡Imagínese 10 que<br />

seria la literatura norteamericana<br />

sin Pound, sin Lowell, o<br />

la francesa sin René Char, sin<br />

Francis Ponge o Ives Bonnefoy!<br />

Ninguno de estos últimos<br />

es un best sel/er ¿y qué?"<br />

Ya desde los años 50 o 51 en<br />

París, como asimismo 10 refiere<br />

Greilsamer, y cuando se estrecha<br />

la cercanía fraternal entre<br />

Char y Albert Camus (que<br />

hace arnístad desde entonces<br />

con Paz), el mexicano es testigo<br />

de las criticas, reticencias y<br />

animadversiones que se provocan<br />

en el medio francés cuando<br />

sale a la luz L Homme Revolté,<br />

de Camus, el cual indignó a su<br />

egregio maestro y amigo Jean<br />

Paul Sartre, que acababa de<br />

estrenar -dice Paz- su admirable<br />

obra dramática Le Diable<br />

et le bon Dieu, donde se traslucía<br />

sin embargo "una indirecta<br />

apología del stalinismo", que<br />

también sublevó en esos años<br />

al revolucionario René Charo<br />

En otra sección de la revista<br />

rendimos homenaje a un genío<br />

de la lirica inglesa, William<br />

Blake (1757-1827) de cuyo nacirníento<br />

se conmemoran 250<br />

años en el presente. Se edita de<br />

nuevo para este aníversario la<br />

preciosa versión española que<br />

Xavier Villaurrutia publicó en<br />

1942 de Proverbios del infierno,<br />

un fragmento del Matrimonio<br />

del cielo y el infierno; fue célebre<br />

también la versión castellana<br />

de Pablo Neruda, en la revista<br />

Cruz y Raya.<br />

El número se cierra éon<br />

otra antología de poetas americanos<br />

de distintas lenguas, que<br />

nos entregan su colaboración y<br />

a ésta se agrega un artículo del<br />

poeta Juan Domingo Argüelles<br />

sobre algunas antologías poéticas<br />

mexicanas de la historia.<br />

E.L.<br />

s<br />

BIBllomA Ol ',:[\1(0


6<br />

BIBLIOTECA DE MEXICO


hermano mellizo. En contacto con ellos, su fervor<br />

aumentó de intensidad. Se electrizó. Durante<br />

cinco años, sería un surrealista determinado<br />

y devoto, combativo y militante. Había abandonado<br />

de paso su atuendo de sublevado para<br />

adoptar la túnica de revolucionario. Al adherirse<br />

al surrealismo, se convirtió en comunista. 0,<br />

más exactamente, entró en forma definitiva en<br />

oposición frontal con la burguesía. Vive en una<br />

contra-Iglesia impetuosa y tajante.<br />

A partir de 1930 empezó a dar lecciones. Tenía<br />

veintidós años cuando participó en su primera<br />

expedición punitiva. Detrás de André Breton,<br />

penetró una noche de febrero en el cabaret<br />

Le Maldoror, situado en Montparnasse, en París,<br />

para armar un escándalo a fin de dar término a<br />

lo que percibía como un sacrilegio: habían osado<br />

dar el nombre sagrado de Maldoror, inventado<br />

por el poeta Lautréamont, a un vulgar establecimiento<br />

nocturno .. . Había unos diez detrás de<br />

ellos para armar el alboroto, y unas cien personas<br />

cenando adentro. La riña comenzó cuando<br />

apenas había blandido Breton un garrote y dicho<br />

con voz teatral: "¡Somos los invitados del conde<br />

de Lautréamont'''.<br />

La trifulca fue general. Hubo intimidación, injurias<br />

y puñetazos, y después la gente empezó a<br />

aventar vasos y botellas. Por su tamaño y su fuerza,<br />

René Char se halló de pronto en primera fIla .<br />

Las estocadas más duras le tocaron a él, así como<br />

los ataques más nutridos. Al terminar el asalto,<br />

fue el último combatiente de la pequeña tropa surrealista<br />

y recibió una cuchillada en la ingle. El<br />

coloso se libró de ella con unos puntos de sutura.<br />

La escena es conocida. Sirvió para levantar la<br />

cortina y subrayar precisamente que René Char<br />

no fue un poeta de salón. Desde el principio,<br />

también fue un poeta en movimiento, un hombre<br />

de acción. La declamación no fue su género.<br />

No se contentó con las palabras. En él, el paso al<br />

acto fue natural.<br />

Por el momento, se embriagaba con el surrealismo,<br />

fraternizaba con su nueva familia . Aprendió<br />

rápido el alfabeto revolucionario y se convirtió<br />

en un profesional del anticolonialismo, un<br />

amante exaltado del ateísmo, un perdonavidas<br />

de la patria, un despreciador de las virtudes burguesas.<br />

Se embarcó en el oscuro y magnífico navío<br />

surrealista, del que nadie sabía a qué costa<br />

bogaba. La bandera roja servía de estandarte,<br />

izada hasta lo más alto. Una vez que entró en la<br />

resistencia intelectual, siguió adelante hasta tocar<br />

fondo. Del patriotismo azul-blanco-rojo dice:<br />

Lo que nos interesa es la destrucción total del edificio<br />

en una de cuyas ventanas viene a inclinarse periódicamente<br />

la solterona tricolor. 10 Dice de su madre: Sin<br />

lugar a dudas, "me considera capaz de cualquier<br />

cosa", pero la seguridad de hacer que triunfe la Moral<br />

sobre el monstruo presta aún a su imaginación recursos<br />

insospechados. Encantadora madre mía. ¡En la<br />

época de las guerras de religión, era rara la vez en que<br />

uno lograba poner de su lado una cantidad de tnúnfos<br />

tan apreciablefl l Sobre la religión: El más miserable<br />

de los sacerdotes maneja con igual felicidad el garrote<br />

que la cruZ. 12 Sobre los presidios y el colonialismo:<br />

Pese a que de Biribi uno no regresa, en Indochina<br />

se cita a los indígenas a los tribunales franceses, y<br />

luego son asesinados a sangre fría por haber intentado<br />

librarse del espantoso yugo que los oprime. 13<br />

Estas ásperas citas se han extraído de uno de<br />

sus primeros textos publicados en la revista del<br />

grupo. Lo que sorprende, además de la violencia<br />

expresada, es la madurez del pensamiento. Aunque<br />

abandonó la escuela, estudió bien y bonito.<br />

Nunca sorprendemos en falta a este autodidacta.<br />

y el surrealismo le sirvió de universidad. Durante<br />

todos esos años participó y firmó los libelos<br />

inflamados de sus camaradas, llamando con sus<br />

deseos a la Gran Noche. Su fidelidad fue intachable.<br />

Su gusto por la revolución, completo.<br />

Bretón. Dalí, Char y Éluard<br />

Se detuvo simple y resueltamente en el umbral<br />

del Partido Comunista. Al respecto, juzgó<br />

severamente lo que consideró como la traición<br />

de Louis Aragon, en 1932, y compartió la cólera<br />

de Breton y de Éluard. Este último, que no estaba<br />

en París, le pidió que actuara y redactara un<br />

panfleto a su nombre: Cuento mucho contigo para<br />

que me sustituyas con extrema violencia y la mayor<br />

'O" Le jour el la nuít de la liberté" , a c. , op. ell. , pp. 1282· 1284. Le Surrea·<br />

lisme au service de la révolutiol1 , núm. 1, julio de 1930.<br />

" [bid.<br />

" "Les pores en líberlé", o. C. op. cil., pp. 1284- 1285.<br />

IJ [bid.<br />

7<br />

81BlIOHCA O[ ,',:[\1(0


objetividad en la elaboración del ataque contra Aragon;<br />

ya que no podemos dejar que éste, revolucionario<br />

de pacotilla a más no poder, peligrosa veleta, nos deje<br />

plantados en esa encantadora forma. 14<br />

Char cumplió el mandato con René Crevel.<br />

Se encarnizó con él. Volcó toda su rabia. Pero,<br />

por desgracia, por órdenes de Breton, tuvo que<br />

reescribir el texto, hacerlo más aséptico ... Aun<br />

así, algunas frases permanecieron: Surrealistas,<br />

para nosotros no se vale usar a la poesía como pretexto<br />

para rechazar la acción política. Hemos visto cómo<br />

Aragon [. . .] no hacía más que introducir entre nosotros<br />

una creciente confosión con sus continuas evasiones,<br />

sus dilaciones, su pasividad, sus cambios súbitos<br />

de opinión; el artículo de L'Humanité ha revelado<br />

finalmente sus móviles y segundas intenciones. 15<br />

No es el libelo del siglo pero es una fecha ; pues<br />

ya se sentía que aumentaba el fastidio de René<br />

Char ante las imposiciones de André Breton.<br />

Para su gusto, este último se parecía demasiado<br />

a un sumo sacerdote. Y a Char lo descomponían<br />

las iglesias. Poco a poco empezó a alejarse del<br />

cuartel general parisino para irse a Provenza, o<br />

para viajar a España y Suiza. O incluso para hacer<br />

una rápida incursión en Alemania.<br />

En realidad, sólo el ascenso de los fascismos<br />

captó en adelante su atención. Al día siguiente de<br />

la jornada del 6 de febrero de 1934, en la que las<br />

Ligas patrióticas de extrema derecha quisieron<br />

tomar por la fuerza la Asamblea nacional y hacer<br />

caer la República, regresó precipitadamente<br />

a París para participar en la contra-manifestación<br />

del 9 de febrero alIado de André Breton, de Benjarnin<br />

Péret, de Tristan Tzara y de Yves Tanguy.<br />

Prohibida por la prefectura de policía, la<br />

concentración adoptó el aspecto de un campo<br />

atrincherado en los barrios de Belleville y de la<br />

estación de ferrocarriles del Norte y el Este. Los<br />

surrealistas, los anarquistas, los comunistas y los<br />

socialistas se encontraban en desorden frente a la<br />

policía. Char y sus amigos levantaron una barricada<br />

junto con los comunistas. Fue un momento<br />

de fusión insólito. Un momento feliz en el que<br />

la acción barrió todo. Una vez que pasaron las<br />

escaramuzas, se levantaron nueve muertos y centenares<br />

de heridos.<br />

Char salió ileso, como siempre. Pero ahí , sin<br />

ponerlo mucho en duda, firmó su adiós al su-<br />

" Carta de Paul Éluard aRené Char, correspondencia particular. Citada<br />

en Chay, dans 1 atelierdu poéte, Marie·Claude Char (ed.), Paris, Gallimard,<br />

col. "Quarto", p. 167.<br />

" Paillasse', citado en Chay, dans 1 atetier du poéte, op. cit., pp. 169·170.<br />

René Char en 1973<br />

rrealismo. Discretamente dejó de tomar parte en<br />

las reuniones del grupo, se alejó cada vez más y<br />

terminó por instalarse en los Névons, en la residencia<br />

familiar de L'Isle-sur-la-Sorgue. Hizo falta<br />

una intriga de Benjarnin Péret para sacarlo de<br />

sus casillas y explicar públicamente su ruptura:<br />

En el curso de los dos últimos años el surrealismo ha<br />

adoptado resueltamente un camino que lo conduce infaliblemente<br />

al asilo de ancianos de las Bellas Letras y la<br />

Violencia reunidas. ¿Por qué no reconocer honestamente<br />

que, después del admirable Dada, hubo errores desde el<br />

principio? Nos equivocamos. Pero eso no es nada. Lo<br />

más grave es haber carecido de valor. Era necesario "disolver"<br />

al surrealismo en belleza, pura y simplemente,<br />

para evitarle la vergüenza de llegar a ser centenario, pero<br />

ustedes no son fatalistas. 16 Aquí Char se puso de pie<br />

en forma definitiva. Se reveló adulto no sólo polí-<br />

" Carta a Benjamin Péret , L' lsle·sur·la·Sorgue, 7 de diciembre de 1935.<br />

Citada en Chay, dans 1 atetierdll poéte, op. cit., pp. 227·229.<br />

8<br />

BIBllOmA o¡ M¡XICO


ticamente sino decidido a asumir una larga carrera<br />

solitaria si ello era preciso. A Paul Éluard, que<br />

lamentó su alejamiento del grupo, le escribió lo<br />

siguiente: No he hecho más que afirmar una rebelión<br />

que bramaba dentro de mí desde hacía mucho tiempo.<br />

Para mí no hay "surrealistas ", sino solamente hombres,<br />

y algunos de ellos se comportan como aquellos contra<br />

los que me rebelé a los quince años, incluso peor. En ese<br />

sentido nunca, nunca me someteré a riesgo de perderlo<br />

todo. No tengo miedo de la soledad ni de la maldad. 17<br />

No fue un repliegue político ni un alineamiento al<br />

conformismo reinante, sino que más bien se trató<br />

de un claro y nítido rechazo al más mínimo reclutamiento.<br />

La época de los libelos políticos firmados<br />

colectivamente había caducado. René Char<br />

estaba resuelto en lo sucesivo a comprometerse<br />

solamente a su nombre. A riesgo del aislamiento.<br />

17 Citada en L Éclair aufront, op. cit. (correspondencia particular).<br />

Así, observó estremecido el ascenso de los<br />

peligros. Solitario e impotente. Al sur, España<br />

estaba al borde de la guerra civil. Al este, Italia<br />

se doblegaba bajo el puño de Mussolini. En Alemania,<br />

el Tercer Reich desplegaba sus pompas<br />

nazis y revelaba su verdadera naturaleza. Como<br />

era un hombre de premoniciones presintió lo<br />

peor, adivinó la amenaza ciega que avanzaba.<br />

Asistió asqueado a la anexión de Austria en marzo<br />

de 1938. Se enfureció al enterarse cuando se<br />

fIrmaron los acuerdos de Munich, en septiembre<br />

del mismo año; Londres y París cedieron ante la<br />

ofensiva de Hitler para apoderarse de los Sudetes<br />

en Checoslovaquia. A sus ojos todo estaba dicho.<br />

La Historia ya estaba escrita. En este punto,<br />

su pensamiento estaba armado. Cual un gigante<br />

trabado, retumba y eructa su cólera. En una<br />

carta a Picasso, del 14 de enero de 1939, dice:<br />

En las abominables horas en que vivimos, en las que<br />

Francia -esta marrana, esta Cleopatra de canal- le<br />

da la espalda a España, es imposible pensar en otra<br />

cosa que en el acero empapado de muerte ... 18 En el<br />

momento en que las divisiones alemanas comenzaron<br />

a invadir el Este de Francia, en 1939,<br />

Char supo que por muchos años nada sería igual<br />

que antes. Escribió lo siguiente a su amigo más<br />

cercano en ese momento, Gilbert Lély: Como tú,<br />

querido hermano, estoy estupefacto, horrorizado ante<br />

la incomprensión total que tiene la mayoría de la gente<br />

de los acontecimientos. No entienden quién es Hitler;<br />

no perciben la monstruosidad absolutamente inédita<br />

del personaje que hace de esta guerra un conflicto sin<br />

relación alguna con todo lo que haya podido tener lugar<br />

sobre la tierra antes de la cruz gamada. 19<br />

Char formó parte, pues, de las poquísimas<br />

personas que no se engañaron, que propusieron<br />

una lectura política clara de lo sucedido. ¿Poeta?<br />

Sí, ciertamente: fue ante todo un poeta; pero un<br />

poeta en movimiento. Un poeta en resistencia.<br />

111<br />

Una oropéndola le anunció que el tiempo de los<br />

monstruos había llegado. El pájaro entró en su<br />

habitación y silbó con un timbre fúnebre el fInal<br />

de la preguerra. A partir de ese día de 1939 René<br />

Char fue un hombre en armas, decidido a devolver<br />

golpe por golpe, ojo por ojo. Se fue al frente<br />

de Alsacia, impaciente por pelear, irritado ante<br />

\8 Carta de René Char a Pablo Picas so, fechada el 24 de enero de 1939<br />

(archivos del museo Picasso, hótel Salé, Paris).<br />

\9 Citada en L Éclair au front, op. cit. (correspondencia particular).<br />

9<br />

BIBliOTECA Dl MÉXICO


Aguafuerte de George, Braque<br />

10<br />

818110mA o¡ M[XICO


una guerra singular que (sabía) anunciaba la barbarie.<br />

Incluso antes de que Francia se derrumbara<br />

entre mayo y junio de 1940, que el ejército<br />

sumera una humillante derrota y que los franceses<br />

se vieran precipitados a las rutas del éxodo,<br />

Char tomó partido. Capitular no tenía sentido<br />

para él. Siguiendo el ejemplo de Napoleón, que<br />

retiró la palabra "imposible" de su diccionario, él<br />

desterró este verbo de su pensamiento. Cuando<br />

los generales comenzaron a debilitarse, invocó el<br />

valor y la crueldad: Es preciso que este país salga de<br />

su entorpecimiento, de sus prejuicios imbéciles, de su<br />

ancianidad caduca. Hay que ir hacia delante, volvernos<br />

crueles si queremos vencer. ¿No se dan cuenta de<br />

eso los gobernantes-¡Zo<br />

Char entró psicológicamente en la resistencia<br />

cuando la mayoría se hundía en la desesperación,<br />

el abandono y la negación. Su mujer lo conocía<br />

demasiado y se preocupaba por los arrebatos<br />

de este hombre temible. ¿Las descargas? No<br />

les temía, convencido de que era invencible en lo<br />

más profundo. ¿El mo, el hambre? No pensaba<br />

en eso. Para él, el combate había comenzado.<br />

Soñaba con pelear: Hay que esperar una barbarie<br />

sistemática de parte de estos crápulas. j Te pido que<br />

creas que no trato con miramientos a los que llegan a<br />

mis manos (paracaidistas y espías)! y menos aún en<br />

los próximos díasfl1 "Hay que": ése fue su nuevo<br />

credo. Su imperativo. No lo dejó ya nunca más.<br />

Hacía tiempo que había olvidado sus diatribas<br />

antipatrióticas, su disgusto por el nacionalismo;<br />

pero cuando la Wehrmacht empezó a acudir en<br />

tropel a Francia, peleó como un león, resistió en<br />

el Loira, provocó la admiración de sus jefes. La<br />

guerra era una cosa horrorosa, repulsiva, con su<br />

cortejo de heridos y de muertos, pero él la atravesó<br />

igual que un semidiós furioso y vencedor,<br />

optimista y determinado. Le escribió a su mujer:<br />

Sé que saldré vivo para después. He tenido en mis<br />

brazos a niños y mujeres ensangrentados, cuando la<br />

mayoría de quienes debían socorrerlos huían aterrorízados<br />

por las bombas de los aviones. Pero no he visto<br />

otra cosa que cobardes. Aquí y allá HOMBRES, los<br />

hombres del mañana. Amor mío, cree en el porvenir,<br />

en nuestro porvenir. [. . .] Tu pensamiento todo me escolta<br />

y me protege. 22<br />

y de hecho salió ileso en una Francia despedazada:<br />

el norte estaba ocupado por los alemanes;<br />

,. Carta a Gilbert Lély, correspondencia particular. Citada en L te/air au<br />

front, op. cit.<br />

21 !bid.<br />

2l [bid.<br />

el sur se hallaba bajo el dominio del régimen de<br />

Vichy, encabezado por el mariscal Pétain y Pierre<br />

Laval. Como un boxeador al que le han dado<br />

una buena zurra, se replegó a L'Isle-sur-la-Sorgue<br />

después de su desmovilización del ejército.<br />

Observaba y era observado. Ni uno solo de sus<br />

desplazamientos escapaba a la vigilancia policíaca<br />

de que era objeto, por órdenes de la dirección<br />

central de los servicios secretos de Información.<br />

Aquellos días de sospecha generalizada no le<br />

fueron favorables. Si bien se sentía libre de cualquier<br />

capilla política, estaba claramente situado<br />

en el campo de los revolucionarios. Muy pronto<br />

fue catalogado como un comunista peligroso.<br />

La policía no se preocupó por sutilezas. Denunciado<br />

en los archivos de la Seguridad General<br />

como un miembro activo del grupo de los<br />

surrealistas, se lo consideró como un extremista<br />

que profesaba la erradicación del modelo social y<br />

político existente. Lo rastrearon. El gobierno de<br />

Vichy se impacientaba ante la lentitud de los inspectores<br />

encargados de averiguar sus relaciones y<br />

su vida y milagros. El gobierno de Vichy se mostró<br />

enervado cuando le reportaron, a nivel departamental,<br />

que René Char estaba tranquilo. Al<br />

finalizar el año de 1940, se programó finalmente<br />

una indagación en los Névons. En la madrugada<br />

del 20 de diciembre, a las 6: 15 horas para ser<br />

exactos, unos inspectores atravesaron el parque e<br />

ingresaron en la residencia familiar. Casi cuatro<br />

horas más tarde, no tenían contra él más que la<br />

posesión de una pistola automática calibre 6.35<br />

de seis balas. René Char salió bien librado. En el<br />

momento de retirarse, uno de los policías le dijo:<br />

"Váyase mientras pueda. Nosotros regresaremos<br />

en unos días para detenerlo. " 23<br />

¿Irse? Dejar Francia no le agradaba. Sin embargo<br />

en Marsella visitó, en la villa Air-Bel, a sus<br />

antiguos amigos André Breton, Max Ernst, Marcel<br />

Duchamp, Victor Brauner y Oscar DomÍnguez.<br />

Todos esperaban y tenían la esperanza de<br />

obtener una visa, algo que les permitiera llegar al<br />

Nuevo Mundo, allende el Atlántico. Man Ray,<br />

Yves Tanguy y Salvador Dalí los habían precedido.<br />

René Char no los juzgó, así como tampoco<br />

los criticó en modo alguno. Pero ni por un segundo<br />

examÍnó esa posibilidad para sí mismo.<br />

En cambio muy pronto comprendió la necesidad<br />

de irse de los N évons, de levantar una<br />

23 Testimonio de René Charo<br />

11<br />

BIBlIOmA Of M[XlCO


preguntaba sobre los últimos sucesos y siempre<br />

esperaba una respuesta detallada antes de aflojar<br />

el puño. Poco a poco, se fueron afinando los<br />

contornos políticos del pueblo. A su juicio estaba<br />

sano. Como hace un castrador de animales estudió<br />

a las diferentes figuras locales, a los notables<br />

y los de abajo. Solamente ubicó algunas soplonas<br />

potenciales en el correo y un médico poco seguro.<br />

En suma, pocos fanáticos o quizá ninguno.<br />

Durante sus caminatas<br />

siempre se le unía una<br />

cohorte de niños. Se detenía<br />

para hablar con los<br />

ganaderos y los pastores<br />

con quienes se cruzaba.<br />

Inspiró confianza al instante;<br />

hablaba bastante<br />

bien el provenzal para<br />

establecer un lazo casi<br />

carnal. Lo sintieron sólido.<br />

Sabía escuchar. Era<br />

un hombre de la tierra,<br />

pensaban. Y él se decía<br />

que Céreste tenía que resultar,<br />

que Céreste debía<br />

convertirse en su pueblo,<br />

un pueblo de piedra, un<br />

pueblo tranquilo y tranquilizador.<br />

Pues la paradoja<br />

quería que Céreste,<br />

para cumplir su designio,<br />

se abstuviera de toda ex-<br />

citación, de todo nerviosismo, de toda demostración<br />

intempestiva. Céreste habría de aprender a<br />

vivir camuflado, enteramente dirigido a difundir<br />

el espiritu de la resistencia sin ofrecer un botín al<br />

enemigo.<br />

y él mismo comprendió la necesidad de matar<br />

en él no al poeta pero sí al autor. En los primeros<br />

meses de la Ocupación aún creía posible<br />

publicar un libro de poemas a cuenta de autor.<br />

Pero muy pronto se dio cuenta de que todas las<br />

publicaciones, incluso las más confidenciales,<br />

como los poemas, se sometían al arbitrio de la<br />

censura. Renunció. Decidió continuar escribiendo<br />

lo más posible, pero para él. La publicación<br />

debería esperar tiempos mejores, de libertad. Explicó<br />

sus razones a su amigo Francis Curel: No<br />

deseo publicar en una revista los poemas que te envío.<br />

El compendio de donde los he sacado, en el que trabajo<br />

pese a la adversidad, podría tener como título Seuls<br />

cortina de humo entre él y la policía. Para ello a<br />

veces bastaban unas cuantas cosas: una frontera<br />

departamental, por ejemplo. Se estableció en<br />

el departamento de Vaucluse, instalándose con<br />

toda discreción ahí, en una localidad cercana a<br />

los Alpes Bajos y más allá de Apt, la prefectura,<br />

en el pueblo de Céreste, dominado por un sólido<br />

campanano.<br />

La elección de Céreste no fue precipitada, sino<br />

que por el contrario la<br />

meditó detenidamente.<br />

Fueron muchos años los<br />

que Char estuvo en esa<br />

región salvaje donde pasaba<br />

temporadas largas<br />

de varios meses. Para caminar<br />

y escribir con calma.<br />

El pueblo es pobre<br />

y secreto, hecho de piedras<br />

secas y de silencios,<br />

un pueblo agobiado por<br />

el sol durante el verano y<br />

traspasado por el frío durante<br />

el invierno. Unos<br />

republicanos españoles<br />

encontraron refugio ahí<br />

al fmalizar la década de<br />

los treinta. Ahí también<br />

conoció complacido a la<br />

familia Roux, una familia<br />

del tipo que le encantaba.<br />

Una familia con<br />

instinto. El padre notario y muchos híjos llenos<br />

de fuego y poetas.<br />

Fue en este valle, pues, donde se replegó para<br />

recuperar sus fuerzas, para salvarse y finalmente<br />

para luchar. Haría de Céreste su punto de partida.<br />

Su República. La sitúa "en la montaña" ...<br />

¿Mentira de poeta o fantasía de pureza? Señal en<br />

todo caso de un deseo de reencontrar el aire de<br />

las cimas. Transfiguró este corredor prealpino<br />

en un lugar fuera del mundo donde podría renacer,<br />

en un fortín inexpugnable, en una mítica<br />

isla protectora.<br />

Aquí, todo es bosque, pedernal y escarcha ... 24<br />

En cuanto llegó, examinó a los habitantes del<br />

pueblo y a los campesinos de los alrededores.<br />

Escuchaba y hablaba poco. Las abuelas apreciaban<br />

su apretón de manos, largo y firme. Él les<br />

" Carta de René Char a Gi1bert Lé1y fechada el 15 de julio de 1941 (archivos<br />

particulares). Citada en L Éelair au front, op. cit.<br />

René Char en 1975<br />

11<br />

BIBliOTECA DE MÉXICO


demeurent. Pero te repito que permanecerán inéditos<br />

por mucho tiempo, todo el tiempo necesan'o hasta que<br />

suceda algo que cambie por completo la innombrable situaciónen<br />

la que nos hallamos inmersos. Me dicta mis<br />

razones el muy increíble y detestable exhibicionismo de<br />

que han hecho gala desde el mes de junio de 1940 muchos<br />

intelectuales, entre los que había unos cuyo nombre<br />

estaba precedido o seguido de un prestigio benéfico,<br />

de una garantía de solidez cuando viniera la prueba no<br />

dificil de prever. i Uno puede<br />

ser un agitado, estar deprimido<br />

o ser moralmente inestable<br />

pero mantener su honor!<br />

¿ Tengo que enumerarlos? Sería<br />

demasiado penoso. 25<br />

Todo estaba listo para<br />

que entrara cabal y totalmente<br />

en la Resistencia.<br />

Muy pronto no escribiría<br />

más que fragmentos, astillas<br />

que volaran hacia la<br />

acción. Frases duras, lapidarias.<br />

Anotaciones para<br />

no olvidar, para fijar el<br />

instante. Aforismos como<br />

el siguiente:<br />

Actuar en forma primitiva<br />

y prever como estratega.<br />

26<br />

Aplicóalaletraestepro- ' , .P......t wt¿.. ~<br />

¡¿"JA-.<br />

grama. En 1941 y 1942,<br />

tejió su tela, elaboró la estructura<br />

de su red clandestina. Visto de lejos, el<br />

trabajo de los primeros resistentes puede juzgarse<br />

a la vez como irrisorio y admirable. Irrisorio porque<br />

en la noche de la Ocupación hacer contacto<br />

con unos hombres y comprobar su lealtad, puede<br />

parecer muy poco fructífero. Admirable porque<br />

de este trabajo de hormiga nació el ejército de las<br />

sombras.<br />

Al explorar en e! oriente de! departamento,<br />

en Manosque, entró en contacto con e! socialista<br />

Louis Martin-Bret, antiguo consejero general y<br />

presidente de la cooperativa agrícola. Organizó<br />

una primera cardada con Elols Castor en Simiane,<br />

Marius Bardouin y Élie Figuiere en Forcalquier,<br />

Roger Chaudon en Oraison, Fran~ois Cuzin en<br />

Digne y Gabriel Besson en Manosque. En cada<br />

pueblo uno o dos hombres seguros se unen a esta<br />

""Billets á Francis Curel" , Q e, op.cit., pp. 632-633.<br />

26 Feuil/ets d Hypnos, O. e, op. cit., p. 192.<br />

~", .. '~'<br />

S~".,...¿~<br />

tropa anónima. En la planicie de Albion, en el<br />

macizo del Luberon, por todos lados se dibujan<br />

los contornos de una red de valerosos.<br />

Cuando se volvió inspector de los Movimientos<br />

Unidos de la Resistencia (MUR), René Char<br />

comenzó a llevar la vida de un viajante de co­<br />

. mercio de la Resistencia. Iba a Aix-en-Provence,<br />

a Marsella, a Tolón, a Niza, a todo lo largo<br />

del valle de Durance. En todas partes establecía<br />

contactos, daba confianza,<br />

seducía, tranquilizaba,<br />

prometía, acallaba las preguntas:<br />

"No estamos solos.<br />

¡Lo sé mejor que tú!"<br />

Si consiguió sus fines fue a<br />

causa de su encanto y de su<br />

autoridad natural. Y si este<br />

coloso reconocible entre todos<br />

no se hizo arrestar fue<br />

porque nació, literalmente,<br />

para la clandestinidad y la<br />

guerra ... Poseía la capacidad<br />

de llevar a cabo todo<br />

de frente e igualmente de<br />

tener siempre razones para<br />

viajar: una reunión con<br />

sus amigos (que realmente<br />

tuvo lugar), un encuentro<br />

amoroso (que sucedió con<br />

toda exactitud), un contacto<br />

para un negocio (confirmado).<br />

René Char vivía<br />

frugalmente en Céreste, se vestía con sencillez,<br />

circulaba sin ostentación, pero poseía la seguridad<br />

de los grandes burgueses, confiados en sí<br />

mismos. A pesar de su tamaño, pasaba entre las<br />

mallas de todas las redes, haciendo ostentación<br />

siempre de una sangre fría que confundía.<br />

Sí, había nacido para la clandestinidad y su<br />

red lo comprendió instintivamente. Incluso antes<br />

de que los paracaidistas británicos comenzaran<br />

a suministrar documentos falsos, comida,<br />

armas y explosivos, llegó a ser el responsable del<br />

sector de la Durance-Sud dentro del Ejército secreto<br />

(AS), bajo el seudónimo de Alexandre, homenaje<br />

explícito a Alejando el Grande, amo de<br />

Grecia antigua en el siglo IV antes de Jesucristo,<br />

gran guerrero prendado de la filosofía; una referencia<br />

inconsciente, también, al alejandrino,<br />

verso de doce pies que fue el molde privilegiado<br />

de la poesía francesa clásica y romántica.<br />

Col/age de André Bretón y Paul Éluard<br />

Il<br />

BIBlIOncA O¡ M[XlCO


Rene Char en 1950<br />

A fines de 1942 todo estaba listo. Había extendido<br />

su red, y tanto Céreste como los caserios<br />

de los alrededores eran partidarios suyos. Fue<br />

admirable este pueblo en el que los gendarmes<br />

estaban de su lado y desempeñarian un papel<br />

considerable a su servicio. La familia Roux le<br />

brindó una gran ayuda para que rentara algunos<br />

apriscos aislados. Al vender unos terrenos recibidos<br />

como herencia, constituyó diversas provisiones.<br />

Así también fue como pudo recibir a los<br />

primeros guerrilleros de la Resistencia durante<br />

el invierno de 1942-1943, cuando el régimen de<br />

Vichy puso en marcha el Servicio de Trabajo<br />

Obligatorio (STO), cuyo objetivo era enrolar a<br />

los jóvenes franceses a fin de enviarlos a Alemania<br />

y contribuir al esfuerzo de guerra nazi.<br />

La labor fue inmensa: fue preciso ocuparlos,<br />

ponerlos a trabajar, alimentarlos, vestirlos, darles<br />

donde vivir. René Char, hombre rudo y violento,<br />

jugaria por supuesto el papel de padre protector.<br />

y todos estos jóvenes le hablaban con una deferencia<br />

espontánea. Tenían veinte años; él tenía<br />

treinta y cinco. En un texto célebre que publicó<br />

después de la guerra, da consejos en forma de<br />

consignas a sus ayudantes sobre cómo dirigir a<br />

esta joven tropa: En el trabajo, esfoércense más que<br />

cada uno de ellos, sin pavonearse por ello. Coman y<br />

fomen visiblemente menos que ellos. No prefieran más<br />

a uno que a otro. Sólo admitan alguna mentira improvisada<br />

y gratuita. No dejen que se llamen entre sí de<br />

lejos. Que mantengan limpios su cuerpo, su cama y su<br />

ropa de cama. Que aprendan a cantar en voz baja y a<br />

no silbar algo obsesiva mente, a decir la verdad cuando<br />

se ofrezca. De noche, que caminen en la onlla de los<br />

senderos. Sugieran precauciones: déjenles el mérito de<br />

descubn·rlas. Emulación excelente. Combatan las costumbres<br />

monótonas. Den inspiración a aquellos que<br />

no quieran ustedes ver morir muy pronto. Finalmente,<br />

amen en el mismo momento que ellos a los seres que<br />

ellos aman. Sumen, no dividan. 27<br />

N o es más que un extracto que no obstante<br />

restituye un tono de época: el maquis de René<br />

Char comienza con unas cuantas decenas de<br />

muchachos perdidos y algunos militares verdaderos<br />

que habían desertado, para terminar con<br />

dos mil hombres entrenados y dispuestos a morir<br />

bajo el fuego.<br />

Por el momento, a veces Char se comparaba<br />

con Hipnos, el semidiós griego hermano de la<br />

muerte. Y sí, veía todos los peligros que se cernían<br />

en la noche ininterrumpida de la Ocupación,<br />

"este tiempo de álgebra condenada".28 En<br />

" Feuilletsd Hypnos, o. c., op. cit., pp. 195· 196.<br />

" Feuillets d Hypnos, o. c., op. cit., p. 180.<br />

14<br />

818l10ncA O[ MÉXICO


lo sucesivo se necesitarían armas para preparar<br />

la liberación y devolver al país su limpidez.<br />

La providencia lo escuchó. En 1943, un enviado<br />

especial de Londres, Camille Rayón, alias<br />

Archiduc, de treinta años, se presentó con él y le<br />

propuso una alianza. A ambos se les asignó la<br />

sección de aterrizaje y lanzamiento de paracaídas<br />

de la Región 2, esto es los siete departamentos<br />

del sudeste: Dróme, Vaucluse, los Alpes Bajos,<br />

los Alpes Altos, Bouches-du-Rhóne (campo),<br />

Var y los Alpes Marítimos. Camille Rayón llegó<br />

con el dinero y los medios de enlace de radio con<br />

Londres; Rene Char poseía la ciencia del terreno<br />

y la red. CamUle Rayón reconstruyó su diálogo:<br />

-Sí usted me ayuda, nosotros tendremos las armas,<br />

debe aprovecharlo. Muchas armas. Todos los<br />

lanzamientos de paracaídas los haremos nosotros.<br />

Tendremos el dinero y las armas.<br />

-Es políticamente determinante; pero ¿ya le dijeron?<br />

No soy nada fácil<br />

-Usted manda. Se lo digo solemnemente: me<br />

sentiré muy honrado de tenerlo como asociado. Nosotros<br />

dos cubriremos toda la Región 2. Tendremos<br />

carta blanca de Londres y de Argel<br />

-Quiero seguir ocupándome de los Alpes Bajos.<br />

-Usted dirigirá los Alpes Bajos, que le pertenecen,<br />

y me ayudará en lo restante de la red Acción.<br />

Se concluyó el acuerdo. A partir de ese día<br />

Rene Char se convirtió en el capitán Alexandre.<br />

Toda su tropa se movilizó para identificar<br />

y acondicionar unos diez terrenos de aterrizaje<br />

para aviones de tipo Lysander. Otros lugares se<br />

balizaron para permitir el largamiento de armas<br />

y explosivos. Al comienzo fue un trabajo inmenso<br />

que requería de discreción: a veces se trataba<br />

de trabajos de aplanamiento y de desmonte.<br />

Su arte consistiría en enardecer a esos hombres,<br />

en conseguir aprovisionar enormes depósitos<br />

de explosivos y de armas sin que lo prendieran,<br />

y en neutraüzar la presión cada vez mayor<br />

de la Gestapo. Para eUo, era menester que sujetara<br />

con una mano invisible al pueblo de Céreste,<br />

donde estableció su cuartel general, castigar sin<br />

flaquear a los traidores y soportar los golpes.<br />

¿Y Céreste? Él cuidaba su pueblo, lo escuchaba<br />

y lo observaba como un médico vigila la respiración<br />

de un enfermo. Céreste no debía ceder.<br />

Debía ser irreprochable. Un solo aldeano podía<br />

hacer que todo se viniera abajo. Una sola habla-<br />

^' Testimonio de Camille Rayón al autor.<br />

duría, un rumor malévolo podían desmorahzar<br />

a una colectividad. Cuando Céreste llegaba a<br />

dudar, Char investigaba. Un día se enteró de que<br />

una anciana que se había especiahzado en curar<br />

el dolor de muelas poniendo a hervir alfileres,<br />

había predicho la victoria de los alemanes. Con<br />

mirada sombría y furor contenido, entró campechanamente<br />

en su casa, se sentó, sacó la pistola<br />

y la puso sobre la mesa. La miró fijamente con<br />

aire malvado:<br />

-¡Madre, los Aliados son los que van a ganar esta<br />

guerra!<br />

-Eso es lo que usted dice, ¿verdad?<br />

-... ¡Sí, por supuesto!<br />

-Tiene usted razón. Nosotros tenemos la misma<br />

certeza. ¡Los Aliados! Acuérdese bien: ¡los Aliados!^"<br />

Jugó unos segundos con su pistola, luego se<br />

fiíe. Sabía que la vieja no hablaría más. No tenía<br />

duda alguna respecto de los medios a utilizar.<br />

Tenemos que espantar más que la Gestapo, pensaba.<br />

Terror contra terror. Sin piedad.<br />

Los traidores eran Hquidados porque la supervivencia<br />

del grupo estaba de por medio. En el<br />

curso de una reunión trazó la línea de conducta:<br />

Las cuentas se arreglan en el acto. Estamos en guerra,<br />

por lo tanto nos asiste la legítima defensa. No podemos<br />

permitirnos ser compasivos con los enemigos. Nosotros<br />

mismos haremos justicia.^' En consecuencia los soplones<br />

eran ejecutados. Se trataba de medidas<br />

excepcionales, dolorosas. Rene Char tuvo cuidado<br />

de que se asignaran estos trabajos sucios a<br />

adultos experimentados. ¿Sahó de eUo indemne?<br />

En una larga carta detenidamente meditada se<br />

confía a Francis Curel: Nunca quiero olvidar que<br />

fui obligado a convertirme -¿por cuánto tiempo?- en<br />

un monstruo de justicia y de intolerancia, en un simplificador<br />

recluido, en un personaje ártico que se desinteresa<br />

de la suerte de todo aquel que no se vincule a<br />

él para abatir a los canes del infierno.^^<br />

En otro lado el combatiente reconoce que el<br />

tiempo de la guerra es una burbuja extraña en<br />

la que el cursor de los valores enloquece. En el<br />

momento que comienza una guerra la vida ya no vale<br />

nada. La bebemos como un vaso de agua.^^ Y la tierra<br />

tenía sed en esos tiempos que se volvieron de<br />

nuevo primitivos.<br />

^ Testimonio de Rene Char y de la familia Roux.<br />

Testimonio de Camille Rayón al autor.<br />

"Billets á Francis Curel", O. C, op. rít.. p. 633.<br />

" Testimonio a Jean Pénard. Citado en Jean Pénard, Rsncontres avecRmé<br />

Char.B^assÍ..&mi.QQl, "Enlisantenécáyajit". 1591, _


La muerte de Roger Bernard, joven poeta al<br />

que había tomado bajo su protección, marcó<br />

también los límites de su poder. Arrestado por los<br />

alemanes cerca de Céreste, Bernard sería fusilado<br />

poco tiempo después. De esta muerte René Char<br />

se sentiria no culpable pero sí responsable, y cargaría<br />

con el cargo de conciencia obsesivo hasta su<br />

misma muerte. En Feullets d Hypnos escribió esta<br />

página que lo dice todo: ¡Fue un día horn"ble! Asistí,<br />

a una distancia de algunos centenares de metros, a la<br />

ejecución de B. ¡ Yo no tenía más que apretar el gatillo de<br />

la ametralladora y lo podría haber salvado' Estábamos<br />

en los montes que dominan Céreste, con armas que harían<br />

crujir los matorrales y éramos por lo menos iguales<br />

en número a las Ss. Ellos no sabían que estábamos ahí.<br />

A los ojos que me imploraban alrededor y por doquier la<br />

señal de abrir el fuego, respondí que no con la cabeza. El<br />

sol de junio deslizaba un frío polar en mis huesos.<br />

Cayó como si no distinguiera a sus verdugos y con<br />

tanta ligereza, así me lo pareció, que el menor soplo del<br />

viento lo habría levantado de la tierra.<br />

'!Y tP_'¿? - ~ . ~<br />

• V~'l.atJ~/~ ~~,<br />

VIXt4 Ytnu "-~ ~ .~ .<br />

~ oC


IV<br />

¿Existieron días apacibles en la vida de René<br />

Char? Si bien se rehusó obstinadamente a llegar<br />

a ser miembro de un tribunal especial de justicia<br />

para juzgar a los colaboradores, y pese a<br />

que afirmó que no quería prolongar "un clima<br />

de excepción",38 aceptó no obstante permanecer<br />

más de un año en el ejército a fm de liquidar su<br />

red, según la expresión de la época. Se trataba<br />

de poner en limpio las listas de hombres y mujeres<br />

que habían combatido en la clandestinidad,<br />

de reconocer a cada uno su participación en el<br />

combate. Se trataba, asimismo, de conseguirles<br />

trabajo a algunos, de permitir a otros retomar<br />

sus estudios. El capitán Alexandre, enemigo del<br />

papeleo, redactó con todas sus fuerzas certificados,<br />

peticiones de medallas. Intentó organizar<br />

lo mejor posible la vida de las famillas que habían<br />

perdido a alguno de los suyos. Intercedió,<br />

intervino, se puso en contacto con abogados y<br />

notaríos, y con directores de establecimientos<br />

escolares y de internados.<br />

Esta inmensa labor no le impidió preparar<br />

una reedición de su principal compendio, Le<br />

Marteau sans maitre, en José Corti, y la de Seuls<br />

demeurent en Gallimard. Paralelamente, después<br />

de haber recuperado estas notas tomadas durante<br />

la guerra en Céreste, escribió y compuso los<br />

fragmentos de Feuillets d Hypnos. Éstos, todavía<br />

vibrantes del fuego de la guerra y la clandestinidad,<br />

constituyen su verdad, una verdad a la que<br />

se aferró por encima de todo y que lo tuvo en<br />

vilo todo el tiempo durante la posguerra.<br />

En tres ocasiones se enfrentó con el muro de<br />

la mentira. La primera fue la más violenta. Los<br />

hechos se ubicaron en los lugares mismos de su<br />

Resistencia, en Céreste y en los Alpes Bajos. Gabriel<br />

Besson, uno de sus compañeros más cercanos<br />

durante la clandestinidad, fue asesinado con<br />

bala de fusil en la espalda, en Manosque, el 28<br />

de febrero de 1946. Besson regresaba de su trabajo.<br />

Era uno de esos -lo que era bastante poco<br />

frecuente- en los que Char confiaba totalmente;<br />

lo apodaba "el Nadador" y era quien llevaba los<br />

mensajes más confidenciales.<br />

Apenas recibió el telegrama que le informaba<br />

del drama, interrumpió todas sus actividades,<br />

abandonó París y se dirigió a Manosque. Redactó<br />

JI "Después del incendio, somos partidarios de borrar las huellas y de<br />

tapiar el laberinto. Que no se prolongue un clima de excepción" ("Billets<br />

a Francis Curel", o. e, op. cit., pp. 635-639).<br />

un texto breve, "Tuez-nous" ,39 que apareció en el<br />

semanario Les Lettres franraises. Informaba a sus<br />

amigos que no descansaría sino hasta que el culpable<br />

fuese arrestado. "Escribiré menos poesía" 40<br />

Cuando llegó al funeral la policía estaba presente.<br />

El entierro tuvo lugar bajo su protección. Los<br />

amigos del difunto obligaron al periodista Georges<br />

Dubois, a quien los rumores acusaban de haber<br />

financiado el asesinato, a abandonar el lugar.<br />

Antes de que Char se uniera al cortejo un comisario<br />

de la brigada móvil de Niza fue a su encuentro<br />

para disuadirlo de que tomara la palabra ante<br />

la tumba y para decirle que se habían proferido<br />

amenazas de muerte en su contra. Tendría que haber<br />

muchas para alterarme, le escribió a un amigo. No<br />

desvarío fácilmente. Mantendré esto en secreto, simplemente<br />

redoblaré la vigilancia. 41 Pero estas amenazas<br />

le impidieron concentrarse en las razones que<br />

condujeron a la muerte de Gabriel Besson. Varios<br />

dirigentes comunistas locales hicieron correr el<br />

rumor de que el capitán Alexandre era un hombre<br />

de la sombra, un agente equívoco, un antiguo<br />

miembro del servicio secreto. Se le acusaba de<br />

dedicarse al mercado negro e incluso de haberse<br />

unido al campo de milicianos .. .<br />

Estas acusaciones increíbles, ¿tenían por finalidad<br />

legitimar su asesinato? Char así lo creía.<br />

Por lo demás, al prefecto le empezaron a llegar<br />

anónimos como éste: "El doctor Jean Roux de<br />

L'Isle-sur-la-Sorgue, en una casa que recientemente<br />

compró a Robion, tiene un suministro<br />

muy importante de armas bélicas. El doctor sólo<br />

es una sombra. Busque y encontrará detrás de él<br />

la máscara hipócrita de un cagoulard [movimiento<br />

de extrema derecha], un antiguo oficial de la<br />

difunta Dger cuyo único pensamiento es armar<br />

a los maquis blancos contra el pueblo en caso de<br />

que la reacción consiga algún día levantar la cabeza<br />

nuevamente." Y lo firmaba: "Un grupo de<br />

patriotas de Vaucluse".<br />

Fue aquí donde intervino el segundo choque<br />

con la mentira. Convencido de ser el blanco de<br />

una operación del Partido Comunista de los Alpes<br />

Bajos por motivos inconfesables y subalternos,<br />

recurrió a las instancias nacionales del partido<br />

y especialmente a su antiguo amigo Louis<br />

Aragon. Simplemente exigia una investigación<br />

)9 UTuez-nous". Les úttres fran faiMs, marzo de 1946 .<br />

., Carta a Gilbert Lély fechada el 13 de marzo de 1946 (archivos par·<br />

ticulares).<br />

41 Carta a Louis Leboucher, alias Georges Mounin (archivos particulares).<br />

17<br />

il8l10mA Ol MÉXICO


de Georges Dubois: Sé que este crápula que ha<br />

formado una pandilla en esta región y en el interior<br />

del partido, continúa su sucia tarea, y que amenaza<br />

gracias a las rivalidades de clan con tener éxito en sus<br />

hazañas durante un tiempo todavía. Le he hecho y le<br />

hago frente. Sin embargo, la situación no tiene por qué<br />

eternizarse. Cuento contigo para que me envíen a dos<br />

miembros del Comité nacional de los escritores, miembros<br />

del partido también, para contrarrestar la porquería.<br />

Es urgente. 42 Pero la respuesta tardó. Aragon<br />

se escabulló. Fueron necesarios varios meses para<br />

que Georges Dubois quedara excluido del Partido<br />

Comunista francés. Y el misterio de la muerte<br />

de su amigo Besson no se<br />

resolvió en absoluto.<br />

El tercer choque sobrevino<br />

cuando Char<br />

expresó la intención de<br />

hacer una película sobre<br />

la Resistencia. Esto sucedió<br />

en 1949. El gran cine<br />

siempre lo hizo soñar; el<br />

cine que apresa la vida;<br />

el cine que hace que uno<br />

tiemble y se estremezca,<br />

que recrea y abraza el<br />

mundo. Esbozó las primeras<br />

escenas. Queria<br />

mostrar a Francia y a la<br />

"Francette" (la Francia<br />

del mariscal Pétoche,43<br />

para retomar su expresión)<br />

a los resistentes y los<br />

colaboradores, los leales<br />

y los traidores. Proyecto<br />

magnífico, grandioso.<br />

Proyecto literalmente loco ya que las dos grandes<br />

fuerzas políticas que maniobraban en el momento<br />

-el gaullismo y el comunismo- se dedicaban a<br />

reescribir la historia reciente para purgada de sus<br />

cobardías y crímenes.<br />

El Partido Comunista, que había salido todopoderoso<br />

de la guerra, olvidó sus principios<br />

calamitosos, especialmente su apoyo al pacto<br />

germano-soviético de 1939, para recordar únicamente<br />

su odisea clandestina y sus "cien mil fusilados".<br />

El general De Gaulle, desde lo alto de su<br />

resistencia, borró los pecados franceses y exaltó<br />

'" Carta a Louis Aragon (Fondo Aragon del Institut d'Histoire du Temps<br />

Présent/ CNRS) .<br />

.o Mieditis, alusi6n a la cobardía del mariscal Pétain durante la ocupación<br />

nazi.<br />

René Char<br />

los actos de valentía de la Francia combatiente.<br />

La piadosa y bella mentira de un país unido en<br />

la lucha contra el ocupante nazi se construyó,<br />

así, piedra sobre piedra y arrojó a la penumbra<br />

los sucios compromisos de los colaboradores.<br />

Por su parte René Char se propuso ofrecer<br />

un cine verdad. Encontró el título: "Le cancer<br />

au pays natal" . Redactó diez folios para resumir<br />

su argumento y mostrar toda la complejidad de<br />

una historia en la que los héroes se cuentan en el<br />

mejor de los casos por miles. No quería pretextos<br />

falsos, atenuaciones ni mentiras. De entrada,<br />

escribió: Mostrar el lado arriesgado de la empresa en<br />

toda su verdad. Los errores<br />

del enemigo son lo que nos<br />

favorece sobre todo. Sin el<br />

trabajo forzado en Alemania,<br />

las persecuciones, solamente<br />

un pequeño número<br />

de jóvenes habría tomado el<br />

maquis y las armas. Contrariamente<br />

a la opinión<br />

corriente el heroísmo genera<br />

pocos adeptos. 44<br />

Más adelante precisa:<br />

Los intermediarios del enemigo,<br />

los traidores franceses<br />

que le sirven de neblina artificial,<br />

deben quedar exhibidos<br />

en toda su culpabilidad.<br />

45<br />

Programa elocuente,<br />

propiamente revolucionario.<br />

No es ni un guión<br />

ni una sinopsis clásica.<br />

Es algo de Charo Más<br />

de treinta años antes del documental de Marcel<br />

Ophuls Le Chagrin et la Pitié, con una inconsciencia<br />

prodigiosa quería rasgar el velo que se<br />

empezaba a extender sobre la memoria francesa.<br />

Corrió a París a buscar un productor. Escucharon<br />

con deferencia al poeta convertido, junto<br />

con Éluard y Aragon, en una de las glorias del<br />

París de las letras; pero no lo comprendieron.<br />

Hicieron como que estudiaban su proyecto pero<br />

sin convicción alguna. Y muy pronto el asunto<br />

quedó estancado.<br />

Durante aquellos años de estalinismo triunfante<br />

Char se rebeló a las corrientes dominantes.<br />

.. Sinopsis de "Cancera au pays natal" (archivos particulares).<br />

45 !bid.<br />

18<br />

BIBlIOncA DE M[XICO


honores y desdeñó los convencionalismos.<br />

Y reveló su desprecio<br />

cuando lo juzgó conveniente.<br />

En el panorama intelectual<br />

francés de los años cincuenta,<br />

marcado por el enfrentamiento<br />

de los dos bloques constituidos<br />

por Estados Unidos y la Unión<br />

Soviética, dos polos se perfilaran<br />

cada vez con mayor nitidez.<br />

El primero se cristalizó en torno<br />

de la figura de Jean-Paul Sartre<br />

(1905-1980): filósofo y promo-<br />

tor del existencialismo, novelista,<br />

dramaturgo y ensayista; fue asimismo, de ma-<br />

nera cada vez más marcada, compañera de ruta<br />

del Partido Comunista y director de una revista<br />

comprometida, Les Temps modernes. El segundo<br />

polo emerge con Albert Camus (1913-1960), tocado<br />

por la gloria desde la aparición de su primera<br />

novela en 1942, El extranjero, y transfigurado<br />

por su activo papel en la Resistencia. También<br />

dramaturgo y ensayista imprimió su sello<br />

en la opinión pública entregando todos los días<br />

un editorial al prestigioso diario Combat en los<br />

años inmediatamente posteriores a la guerra. Su<br />

desconfianza del bloque comunista era evidente.<br />

¿Cómo no escuchar la información o los graves<br />

rumores que referían en detalle el mecanismo de<br />

una represión política y policíaca despiadada, la<br />

existencia de campos de deportados en Liberia,<br />

el gulag y una injusticia represiva que se nutría<br />

de procesos preparados de antemano?<br />

Camus y Char se conocieron bien. Los dos<br />

estaban en la cima de su notoriedad, ambos conocían<br />

con amplitud la tragedia<br />

que se desarrollaba al otro lado<br />

de la Cortina de hierro. Así fue<br />

como Char animaría y sostendría<br />

sin desfallecer a su amigo a<br />

todo lo largo de la preparación<br />

de un ensayo que prometía desencadenar<br />

la ira de los existencialistas.<br />

Camus deseaba efectivamente<br />

analizar el mecanismo<br />

de perversión de los ideales más<br />

puros, demostrar los peligros<br />

de las utopías, denunciar los<br />

medios de coerción puestos en<br />

marcha por los revolucionarios<br />

El caso Kravchenko, en 1949,<br />

le dio la ocasión de hacer oír su<br />

música. El tránsfuga soviético,<br />

autor de un libro de mucho éxito<br />

(J ai choisi la liberté) en el que<br />

cuenta la represión comunista,<br />

fue calumniado en la prensa cercana<br />

al PCF. Les Lettres fran~aises<br />

lo acusaron de ser un escribano<br />

al servicio de la propaganda<br />

estadounidense. La pasión política<br />

estaba en la cúspide. Estalinistas<br />

y antiestalinistas se<br />

enfrentaban verbalmente con<br />

violencia extrema. La denuncia<br />

de difamación de Victor Kravchenko contra el<br />

semanario comunista permite calibrar el peso<br />

del PCF en la sociedad francesa.<br />

Char consiguió asistir a una o dos audiencias.<br />

El testimonio de Margarete Buber-Neumann, comunista<br />

alemana que fue sucesivamente rehén de<br />

los estalinistas en el gulag siberiano y luego de<br />

los nazis en el campo de Ravensbrück, lo conmovió.<br />

Pero más que ladrar en manada o dar la<br />

razón a uno u otro campo, prefirió nuevamente<br />

decir su verdad. Eligió Combat el25 de febrero de<br />

1949 para expresarlo. En unas cuantas indirectas<br />

afinadas, fastidia a Kravchenko: "Acogido por<br />

los estadounidenses, no tenía más que callarse y<br />

dejar que lo hospedaran. Tendríamos entonces<br />

libertad de concederle o no nuestra simpatía",<br />

decide al final. Pero también ajusta las cuentas<br />

con severidad a la potencia calumniadora: "En<br />

cuanto a las Lettres fran~aises su posición es insostenible<br />

y su melaza irrespirable. Ahí se ve adónde<br />

lleva el uso de una dialéctica enloquecida al servicio<br />

de una causa que carece de<br />

fundamento moral."<br />

Este equilibrio no estaba de<br />

moda; y menos aún esa manera<br />

definitiva de poner a los comunistas<br />

en su lugar. N o obstante,<br />

ése sería su camino. Una vía dificil<br />

que adoptó mofándose, totalmente<br />

decidido a resistirse a<br />

las presiones y a las intrigas. Su<br />

carácter, su mal carácter atestiguado,<br />

le permitió mantenerse<br />

firme y descartar las ofertas de<br />

compromiso. Su independencia<br />

no fue negociable. Rechazó los<br />

Jean-Paul Sartre<br />

Albert e . mus<br />

19<br />

iliUOTECAOfM[XlCO


para lograr sus fines, volver a decir que la URSS<br />

era "hoy día una tierra de esclavos balizada con<br />

torres de observación".<br />

Aragon acababa de publicar L Homme communiste;<br />

Camus se proponía escribir El hombre<br />

rebelde. En silencio reunió una documentación<br />

considerable. Después se puso a escribir. Desde<br />

la primavera de 1951 envió un primer bosquejo<br />

a Char que le pidió más. Pronto estuvo terminado,<br />

y René Char percibió de golpe el coraje<br />

que se requería para la publicación de un libro<br />

semejante. Fue el primero en presentir la polémica<br />

que vendría, la violenta reacción de la<br />

intelligentsia y los golpes que se anunciaban.<br />

Char le confió a Camus su juicio: Después de haber<br />

leído y releído su Homme révolté, busqué quién<br />

y qué obra de este orden -el más esencial- pudiera<br />

parecerse a usted ya su obra en esta época. Nadie ni<br />

ninguna obra. Le digo esto con entusiasmo reflexivo.<br />

[. . .} He admirado a qué altura familiar (que no lo<br />

pone a usted jUera de alcance y haciéndolo solidario<br />

lo expone a todos los golpes) se ha colocado usted<br />

para devanar su hilo de centellas y de sensatez. ¡Qué<br />

generoso corajef4 6<br />

.. Correspondencia con Albert Camus (biblioteca Méjannes. Aix-en­<br />

Provence, Centro de Documentación Albert Camus).<br />

lO<br />

BIBlIOHCA OE M[XICO


La historia literaria recuerda que Camus regaló<br />

a Char el ejemplar dactilografiado de su manuscrito<br />

con los tachones que muestran la evolución<br />

de su trabajo. En la dedicatoria puede leerse:<br />

"Para usted, querido René, la primera versión de<br />

este libro que yo quería que fuera nuestro y que,<br />

sin usted, jamás habría podido ser un libro de<br />

esperanza." Esta historia recuerda la solidaridad<br />

sin grietas entre los dos escritores en el combate<br />

más profundo y más constante por la defensa<br />

de la verdad y de la democracia. Mientras que<br />

Jean-Paul Sartre y sus amigos condenaban a Camus,<br />

culpable ante sus ojos de antiestalinismo<br />

y de defender los valores burgueses, René Char<br />

clamaba su rabia en Combat bramando: "¿Qué<br />

tiene que ver con eso El hombre rebelde, gran libro<br />

de socorro, patético y limpio como una cabeza.<br />

trepanada?" Con una frase, midió el extravío de<br />

una época y el peso de la mentira permanente.<br />

V<br />

En un movimiento que le era natural, levantó la<br />

cabeza y dirigió la mirada al cielo. Vagabundeó<br />

por los aires, fue de una constelación a otra, desbrozó<br />

la Vía Láctea. Ése era su país secreto, su<br />

patria inviolada que le permitía descansar de una<br />

Tierra penosa y decepcionante. No había una<br />

sola tarde, ni una sola noche sin que desgranara<br />

los nombres de las estrellas, sin que acariciara<br />

la bóveda celeste, sin que intentara reencontrar<br />

indicios de los principales planetas a simple vista.<br />

En este granero de la Tierra, inmenso e insondable,<br />

colocó todas sus esperanzas poéticas y<br />

humanas. Reserva intocable y virginal, la creyó<br />

eterna hasta el día del sacrilegio.<br />

Ese día, el 4 de octubre de 1957, los soviéticos<br />

lograron lanzar el primer satélite artificial<br />

al espacio. Lo siguieron muchos otros. Lo invadió<br />

un desencanto inmenso: se rebeló y se sintió<br />

humillado. Algunas lineas hablan de su profunda<br />

ira y desesperación: El hombre del espacio que<br />

hoy nace será mil millones de veces menos luminoso<br />

y revelará mil millones de veces menos cosas ocultas<br />

que el hombre parecido al granito, encerrado y yacente<br />

de Lascaux, de duros miembros desenlodados de la<br />

muerte. 47 No se hacía ninguna ilusión en cuanto<br />

a la fuerza de su protesta. ¿Qué peso tenía una<br />

decena de lineas impresas en unas cuantas decenas<br />

de ejemplares de grandes hojas? Y, sin em-<br />

bargo, esta lucha contra la violación repetida de<br />

la "naturaleza" se convertiría en su último combate.<br />

Un combate de frentes múltiples en el que<br />

se manifestaron tanto la amargura de asistir a la<br />

degradación del paisaje y del ambiente como la<br />

angustia ante el despliegue de técnicas de poderes<br />

considerables y en parte incontrolables.<br />

El episodio de los misiles balísticos de la planicie<br />

de Albion simboliza a la perfección esta<br />

nueva insurgencia militante en René Charo En<br />

el otoño de 1965 se enteró de que el ejército había<br />

comenzado a comprar tierras en la planicie<br />

de Albion, al este del macizo de Ventoux. Vagos<br />

al principio los informes se precisaron. En realidad<br />

el gobierno adquirió miles de hectáreas en<br />

forma preferencial. El ministerio de la Defensa<br />

codiciaba este sitio salvaje para cavar silos con<br />

objeto de instalar misiles balísticos con cargas<br />

nucleares. La elección, realizada por el general<br />

de Gaulle, se tenia por estratégica e irreversible.<br />

En los departamentos de la alta Provenza y de<br />

Vaucluse militantes de izquierda comenzaron<br />

a reunirse y buscaron movilizar a la opinión<br />

pública contra este proyecto. Pero muy pronto<br />

comprobaron que, sin una figura carismática, su<br />

movimiento no cobraría fuerza jamás. Fue así<br />

como se pusieron en contacto con René Char,<br />

y éste respondió en el acto. La noche siguiente<br />

redactó un texto en forma de libelo.<br />

Para Char este combate abrazaba una preocupación<br />

central, vital. Para él era también un<br />

renacimiento. Retomó el maquis. La imprenta<br />

Union, en la calle Lecourbe en París, recibió<br />

de parte suya una orden para imprimir dos mil<br />

ejemplares de su texto. Char estaba enardecido,<br />

ofensivo. Escribió a una amiga lo siguiente:<br />

Estos cerdos van a comenzar a hacer perforaciones<br />

para esconder su porquería de hierro y de muerte en<br />

Ventoux. Te hago llegar un pequeño texto: el último<br />

juramento de la rebelión y del rechazo. 48 Entregó todas<br />

sus fuerzas a este combate. De nueva cuenta<br />

fue momento de conciliábulos, de fraternidad y<br />

de unidad. Y de nueva cuenta estaba al mismo<br />

tiempo comprometido y pesimista, tranquilo y<br />

febril. Suscitó ecos y artículos en la prensa regional,<br />

convocó a una manifestación en Sault<br />

que logró reunir algunos miles de habitantes de<br />

la Vaucluse, entre los que se hallaban muchos<br />

alcaldes y consejeros municipales. Todos denun-<br />

""Aux riverains de la smgue", 1959, a e, p. 412.<br />

.. Correspondencia particular.<br />

11<br />

BIBliOTECA o¡ M[XICO


ciaban la concentración de pertrechos nucleares<br />

en la región.<br />

En forma metódica Char intentó entonces<br />

construir un movimiento de protesta nacional.<br />

Redactó un texto destinado a servir de plataforma<br />

para una petición nacional: Que quienes perfo<br />

ran la noble corteza terrestre de Albion midan bien<br />

esto: nosotros peleamos por un sitio donde la nieve<br />

no es solamente la loba del invierno sino el aliso de<br />

la primavera. El Sol sale ahí sobre nuestra sangre<br />

exigente y el hombre no está jamás encarcelado en<br />

casa de su prójimo. Desde nuestro punto de vista, este<br />

lugar vale más que nuestro pan porque nada puede<br />

reemplazarlo 49 Picasso le ofreció un dibujo para<br />

la ilustración: un trío compuesto por Zeus, el<br />

Sol y un águila que observa colérica la Tierra<br />

degradada. Los grandes nombres firmaron: escritores,<br />

pintores, políticos. Se planeaba una<br />

concentración el 5 de junio de 1966 en Fontaine-de-Vaucluse.<br />

René Char militaba sin interrupción,<br />

sacaba fondos de su tesoro de guerra,<br />

pedía prestado para financiar octavillas y reuniones,<br />

traslados e impresión de carteles. Sin<br />

embargo la coalición de protesta no logró una<br />

gran adhesión popular. Y Char lo sintió. Detrás<br />

de la gran pancarta que proclamaba "N o a los<br />

cohetes atómicos en la alta Provenza" no había<br />

el suficiente brío.<br />

Cuando retomó el combate sobre el mismo<br />

tema, en 1967, en vísperas de las elecciones legislativas<br />

de marzo, consiguió la derrota de los<br />

candidatos gaullistas del departamento. A pesar<br />

de su vigilancia los promotores de los misiles de<br />

Albion triunfaron. El aparato de Estado permanecería<br />

sordo a la rebelión de los mendigos de<br />

Vaucluse, y la planicie terminaría por abrigar su<br />

lote de cohetes balísticos. "El gusano está por<br />

todos lados y para todos, escribió Char al poeta<br />

Gustaf Sobin. No hay más que escalas en este<br />

sombrío viaje."<br />

Su militancia jamás sería ciega. Sus últimos<br />

combates estuvieron impregnados de pesimismo.<br />

Pero su lucidez no era desconcertante. Su<br />

amistad con el filósofo alemán Martin Heidegger<br />

(1889-1976) cuajó en parte sobre esta base: la<br />

importancia que se da a la región natal. Ahora<br />

bien, Char llevaba en él una imagen de la Provenza<br />

sobre la que se superpuso una imagen<br />

degradada, envilecida. Los lugares que lo inspi-<br />

" Cartel en el que aparecen el texto de Char y un dibujo de Pablo PicaSSQ.<br />

raron, que más formaron su horizonte, fueron<br />

según él objeto de un saqueo sistemático.<br />

Esta conciencia de una degradación irremediable<br />

no se tradujo en una queja mecánica y<br />

nostálgica. La vivió como un drama, como una<br />

tragedia de alcance universal. Fue la prueba del<br />

sabotaje y la obcecación modernos, estúpidos.<br />

De una mancha esencial. René Char no reconocía<br />

ya ni siquiera el Sorgue, el río nutricio que en<br />

otro tiempo estuvo repleto de peces: Las aguas se<br />

reparten todavía, pero bajan sus párpados para ya no<br />

ver las orillas saturadas de fealdad, acumulada año<br />

tras año para complacer a los nuevos ricos. 50 Ya no sé<br />

con qué me identifico de mi región. Cada vez me siento<br />

más perdido en ella. 5\ Oscilaba entre la indignación<br />

y la insurrección. El furor siempre estaba<br />

ahí; pero más aún el deseo de tomar las armas<br />

para pelear y cambiar el curso de las cosas. A<br />

Gilbert Lély le confió lo siguiente en 1968: Querido<br />

Gilbert, estamos decayendo. La Tierra -y sus habitantes<br />

malditos- está en caída ininterrumpida. La<br />

bomba atómica mental ha explotado en forma terminal<br />

mucho antes que su hermana menor. 52<br />

Confirmó atormentado los estragos de la<br />

contaminación, se ahogó de vergüenza y de ira<br />

ante los espectáculos que descubría. Un día, caminando<br />

con su amigo Claude Lapeyre en un<br />

macizo rocoso a casi seiscientos metros de altura,<br />

unos bancos de nubes tristes se asentaron<br />

en el valle. Char se sintió embargado de una<br />

desesperación inmensa: Claude, mira la niebla con<br />

llovizna. 53 Se cerró en sí mismo y ya no dijo nada<br />

más. El coloso se tapió y su amigo comprendió<br />

que era hora de regresar lo más pronto posible.<br />

Apenas llegó a su casa René Char descargó una<br />

violenta amargura contra la sociedad. ¡Los hombres<br />

han podrido la tierra(54<br />

Fue una de sus últimas insurrecciones. Protestó<br />

contra los poderes plenos otorgados a la<br />

técnica. Fue su testamento. Su coletazo. Su último<br />

llamado a la resistencia.<br />

La ciencia no puede dar<br />

al hombre devastado<br />

más que un faro ciego,<br />

un arma de aflicción,<br />

herramientas sin leyenda SS<br />

" Citado en L Éclar au frOnl, op. cit., p. 361 (correspondencia particular).<br />

Sllbid.<br />

" Carta a Gilbert Lély fechada el 27 de enero de 1968 (biblioteca literaria<br />

Jacques-Doucet, París).<br />

53 Testimonio de Claude Lapeyre al autor.<br />

S4 Testimonio de Anne al autor.<br />

55 "Les apparítions dédaignées", o. c., op. cit., pp. 466467.<br />

12<br />

818l10ncA Ol M[XICO


Grabado de Pablo Picasso<br />

,<br />

RENE CHAR:<br />

POESIA<br />

DE LA CLARIDAD<br />

,<br />

(ANTOLOGIA)<br />

,<br />

2l<br />

¡1¡lIOmA O¡ M[XICO


Profunda y nítida, suave y férrea, oscura y transparente, tradicional y vanguardista, la poesía<br />

de René Char mantiene sin mutaciones su trascendente belleza desde los primeros, originales<br />

libros, hasta los últimos, en un transcurso que va de 1929 -sus 22 años- a 1988, año de su fallecimiento.<br />

En su poesía está el niño, el hombre, la vida, la acción, la reflexión y las ideas indispensables<br />

para encontrar la claridad en un mundo nublado; no se halla en cambio en ella lo "poético", "el<br />

más pernicioso de los venenos para la poesía ... " ni "la subjetividad enígmática que tantos estragos<br />

ha causado en el siglo xx", como escribió acerca de él René Ménard.<br />

En el lenguaje poético de René Char sólo subsiste lo esencial y la emoción no elimina a la<br />

razón. Ese rigor le permite unir realidad e imaginación sin traicionar ni una ní otra y transitar de<br />

lo circunstancial a lo histórico.<br />

René Char no busca hacer un poema como tantos versificadores superficiales, sino crear su<br />

poesía después de un disciplinado trabajo con las palabras -"la disciplina sangra"-, como si puliera<br />

un trozo de mármol. Poesía hecha para los demás, para que los demás valoren a la poesía,<br />

no al poeta. El poeta desaparece, permanece la obra, no a la inversa.<br />

Esta selección de su vasta producción poética sólo pretende, como en el caso de otros autores<br />

publicados en Biblioteca de México, invitar a quienes no lo conocen a que lo lean y a quienes ya lo<br />

han disfrutado a que lo relean. El trabajo de los traductores se extiende desde 1961 hasta la fecha<br />

y revela la importancia del poeta.<br />

José Antonío Montero<br />

VERSIONES DE MARTA DONís<br />

DONNERBACH MÜHLE<br />

Invierno de 1939<br />

N oviembre de brumas, escucha bajo la madera<br />

cómo franquea la noche y desaparece<br />

la campana del último sendero,<br />

cómo el deseo lejano del viento separa<br />

el regreso al cautiverio de la ausencia que pasa.<br />

Estación de animales pacíficos, de chicas sin maldad,<br />

tenéis poderes que mi poder contradice;<br />

tenéis los ojos de mi nombre,<br />

el nombre que me piden que olvide.<br />

Tañido fúnebre de un mundo demasiado amado,<br />

oigo a los monstruos patear en una tierra sin sonrisa.<br />

Mi hermana bermeja está bañada en sudor.<br />

Mi hermana furiosa llama a las armas.<br />

La luna del lago se asienta en la playa<br />

donde el suave fuego vegetal del verano<br />

desciende a la ola que la lleva<br />

a un lecho de profundas cenizas.<br />

Rastreada por el cañón -vivir,<br />

límite inmensola<br />

casa en el bosque se encendió:<br />

trueno, arroyo, molino.<br />

14<br />

BIBlIOHCA O¡ Mimo


ÉVADNÉ<br />

El verano y nuestra vida eran una sola cosa<br />

El campo engullía el color de tu oloroso vestido<br />

Avidez y apretura se habían reconciliado<br />

El castillo de Maubec se hundía en el barro<br />

Muy pronto se derrumbaría el balanceo de su lira<br />

La violencia de las plantas nos hacía vacilar<br />

Un oscuro cuervo remador desviándose de la escuadra<br />

En el mudo pedernal del mediodía descuartizado<br />

Acompañaba nuestro concierto de suaves movimientos<br />

La hoz por doquier debía descansar<br />

Nuestra rareza iniciaba un reino<br />

(El viento insomne que nos arruga el párpado<br />

Al pasar cada noche la página acordada<br />

Quiere que cada parte tuya que yo recuerde<br />

Se extienda a un viejo país hambriento de lagrimal gigante)<br />

Fueron al principio años adorables<br />

La tierra nos amaba un poco me acuerdo.<br />

EL ALUMBRADO DEL PENAL<br />

He deseado para ti noche tan corta<br />

que tu madrastra taciturna<br />

envejeció antes que concibiera<br />

los poderes de tal noche.<br />

Ha soñado estar a tu lado<br />

este fugitivo armonioso,<br />

de la persona apenas indicada,<br />

de beneficio proveniente<br />

de camino triste y angélico.<br />

Nadie se atreve a retrasarlo.<br />

Se ha encogido de pronto el día.<br />

Al perder a todos los muertos que amaba,<br />

despacho a este perro la rosa,<br />

último viviente, distraído verano.<br />

Soy el excluido y el colmado.<br />

Dame tu último toque,<br />

belleza que te ciernes,<br />

con ebrios párpados mal cerrados.<br />

Cada herida pone en la ventana<br />

sus ojos de fénix despabilado.<br />

La satisfacción de resolver<br />

canta y gime en el oro del muro.<br />

No es, de nuevo, más que el viento del yugo.<br />

25<br />

BIBlIOHCA O¡ M[XICO


Viñeta de José Antonio Montero<br />

CONDUCTA<br />

Pasa.<br />

La reja sideral<br />

que ahí estaba en otro tiempo<br />

se hundió.<br />

Esta noche una nube de pájaros<br />

desde muy alto exulta y pasa.<br />

Escucha las sienes rocosas<br />

de las presencias dispersadas<br />

la palabra que hará tu sueño<br />

cálido cual árbol septembrino.<br />

Ve cómo se mueve el tejido<br />

de las certezas que lograron<br />

cerca de nosotros<br />

su quintaesencia,<br />

¡oh mi Bieldo, mi ansiosa Sed!<br />

El rigor de vivir se esmerila<br />

sin cesar para codiciar el exilio.<br />

Con una lluvia fina de almendra<br />

mezclada con dócil libertad,<br />

se ha producido tu alquimia guardiana,<br />

¡oh, bien amada mía!<br />

PARA QUE UN BOSQUE ...<br />

P ara que un bosque sea magnífico<br />

le hacen falta edad e inftnito.<br />

No muráis muy rápido,<br />

amigos del tentempié bajo el granizo.<br />

Abetos que dormís en nuestra cama,<br />

eternizad nuestros pasos en la híerba.<br />

Alsacia, 1939.<br />

26<br />

818110mA O[ MÉXICO


ARTINA*<br />

(FRAGMENTOS)<br />

Al silencio de aquella que permite soñar.<br />

En la cama que me prepararon había: un animal sanguinolento y maltrecho del tamaño<br />

de un bollo, un caño de plomo, una ráfaga de viento, un molusco helado, un cartucho sin<br />

pólvora, dos dedos de un guante, una mancha de aceite; no había una puerta de prisión, pero<br />

sí el sabor de la amargura, un diamante de vidriero, un pelo, un día, una silla rota, un gusano<br />

de seda, el objeto robado, una presilla de sobretodo, una mosca verde domesticada, una rama<br />

de coral, un clavo de zapatero, una rueda de ómnibus.<br />

Ofrecer un vaso de agua al paso de un caballero que se lanza a rienda suelta en un<br />

hipódromo invadido por la multitud supone, de una y otra parte, una falta absoluta<br />

de habilidad; Artina traía a los espíritus que visitaba esa aridez monumental.<br />

El impaciente se daba perfecta cuenta de la clase de sueños que en adelante<br />

frecuentarían su cerebro, sobre todo en el dominio del amor cuya actividad voraz<br />

se manifestaba de ordinario fuera de la época sexual. La asimilación alcanzaba su<br />

desarrollo en la noche profunda de los invernaderos herméticamente cerrados.<br />

Artina cruzó sin dificultad el nombre de una ciudad. Es el silencio que hace<br />

surgir el sueño.<br />

Los objetos designados y reunidos con el nombre de naturaleza-concreta<br />

forman parte del escenario en el cual se desarrollan los actos de erotismo de las<br />

seriesfatales, epopeya cotidiana y nocturna. Los ardientes mundos imaginarios que<br />

circulan sin interrupción por la campiña en la época de las cosechas tornan el ojo<br />

agresivo y la soledad intolerable para aquel que dispone del poder de destrucción.<br />

En los cataclismos extraordinarios, resulta directamente preferible apelar sin<br />

reserva a ellos.<br />

* Traducciones de A1do Pellegrini, Antología de la poesía sumalista, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1961 , 360 pp.<br />

27<br />

ilillOmA D[ MÉXICO


Edvard Munch<br />

LA LUJURIA<br />

El águila ve cómo se borran gradualmente las huellas de la<br />

memoria helada<br />

La extensión de la soledad hace apenas visible la presa que huye<br />

A través de cada una de las regiones<br />

Donde uno mata donde a uno lo matan lib~emente<br />

Presa insensible<br />

Proyectada indistintamente<br />

Más acá del deseo y más allá de la muerte<br />

El soñador embalsamado en su camisa de fuerza<br />

Rodeado de utensilios efimeros<br />

Figuras que se desvanecen apenas formadas<br />

Su revolución celebra la apoteosis de la vida que declina<br />

La desaparición progresiva de las partes lamidas<br />

La caída de los torrentes en la opacidad de las tumbas<br />

Los sudores y malestares que anuncian el fuego central<br />

y finalmente el universo con todo su pecho atlético<br />

Necrópolis fluvial<br />

Después del diluvio de los rabdomantes<br />

Ese fanático de las nubes<br />

Tiene el poder sobrenatural<br />

De desplazar a considerables distancias<br />

Los paisajes habituales<br />

De romper la armonía acumulada<br />

De tornar irreconocibles los lugares fúnebres<br />

Al día siguiente de los homicidios provechosos<br />

Sin que la conciencia originaria<br />

Se cubra con el deslizamiento purificador del suelo.<br />

Le Marteau Sans Maitre<br />

28<br />

BIBLIOTECA DE MÉXICO


METEOROS ROBUSTOS*<br />

En los bosques se oye hervir el gusano<br />

La crisálida volviendo al claro rostro<br />

Su natural liberación<br />

Los hombres tienen hambre<br />

De carnes secretas de herramientas crueles<br />

Levántense bestias a degollar<br />

A ganar el sol.<br />

Arsenal, 1929.<br />

ARGUMENTO<br />

¿Cómo vivir sin un enigma delante?<br />

Los hombres de hoy quieren el poema a imagen de su vida; hecha<br />

de tan pocos miramientos, de tan poco espacio y quemada de<br />

intolerancia.<br />

Dado que no les es permitido ya obrar de modo supremo, en<br />

esta preocupación fatal de destruirse por medio del semejante,<br />

dado que su inerte riqueza los frena y los encadena, los hombres<br />

de hoy, debilitado el instinto, pierden, aunque se conserven vivos,<br />

hasta el polvo de sus nombres.<br />

Nacido del llamado del devenir y de la angustia de la<br />

retención, el poema, al elevarse de su pozo de barro y de estrellas,<br />

testimoniará casi en silencio que nada hay en él que no existiera<br />

realmente en otro lugar, en ese rebelde y solitario mundo de las<br />

contradicciones.<br />

Le poeme pulverisé, 1947.<br />

* Selección y versión de Raúl Gustavo Aguirre. René Char, Antologío, Ediciones del Mediodía, Buenos Aires, 1968,200 pp.<br />

29<br />

!1!lIOmA Ol MÉXICO


ELLA JADEABA<br />

Tú caminas como el incendio de un bosque<br />

Puma mi bienamado<br />

Cómo seguirte<br />

De pronto las piedras se hincharon hasta estallar<br />

El estiércol desapareció<br />

Los matorrales se abrazaron<br />

En la cima de un cedro se encendió un faro salvaje<br />

El cielo sudoroso asestó su humo<br />

Al orzuelo de los ojos más cansados del mundo<br />

Pies heridos de tropezar<br />

Manos delgadas de debatirse<br />

Suerte<br />

Por el tubo del amor<br />

Bienamado escuchó<br />

y derecho se irguió<br />

Oh su frente sublime de habano encendido<br />

Oh su garganta de forja de hada<br />

El cielo demente retrocedió<br />

La baba del fuego se hundió en la tierra<br />

Un vaho de osamentas apareció bailó con los enanos<br />

Una pupila de eucalipto se convirtió en una luna<br />

embalsamada<br />

Muchachas atrevidas<br />

Está bien ser imprudentes<br />

Pero por el amor<br />

De su puma<br />

Con sus labios mojen la llama<br />

Cuando florezca en ellos su imagen.<br />

Placard pour un chemin des écoliers, 1937.<br />

Edvard Munch<br />

lO<br />

BIBLIOTECA DE MÉXICO


LOS PUÑOS APRETADOS<br />

Los puños apretados<br />

Los dientes rotos<br />

Las lágrimas en los ojos<br />

La vida<br />

Apostrofándome sacudiéndome y burlándome<br />

Yo espiga adelantada de las cosechas de agosto<br />

Distingo en la corola del sol<br />

Una yegua<br />

En su orina abrevo.<br />

" Placard pour un chemin des écoliers, 1937.<br />

HOJAS DE HIPNOS<br />

(FRAGMENTOS)<br />

T oda la autoridad, la táctica y el ingenio no pueden<br />

reemplazar una partícula de convicción al servicio de<br />

la verdad. Creo haber mejorado este lugar común.<br />

*<br />

Dejar para más tarde la parte imaginaria, que,<br />

también ella, es susceptible de acción.<br />

*<br />

El poeta no puede permanecer por mucho tiempo<br />

en la estratósfera del Verbo. Debe enroscarse en nuevas<br />

lágrimas y adelantar más en su orden.<br />

*<br />

Tiempo en que el cielo exhausto penetra en la tierra<br />

donde el hombre agoniza entre dos menosprecios.<br />

*<br />

Si el hombre a veces no cerrara soberanamente los<br />

ojos, terminaría por no ver ya lo que vale la pena<br />

mirar.<br />

*<br />

Sólo se combate bien por aquellas causas que uno<br />

modela por sí mismo y con las cuales uno se quema<br />

identificándose.<br />

*<br />

Los ojos, solos, son todavía capaces de lanzar un<br />

grito.<br />

*<br />

La eternidad no es mucho más larga que la vida.<br />

*<br />

Somos parecidos a esos sapos que en la austera<br />

noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando<br />

con su grito de amor toda la fatalidad del universo.<br />

*<br />

En todas nuestras comidas en común, invitamos a<br />

la libertad a sentarse. El lugar permanece vacío pero el<br />

cubierto está puesto.<br />

31<br />

BIBLIOTECA DE MEXICO


ESTRANGULÉ A MI HERMANO*<br />

Estrangulé<br />

A mi hermano<br />

Porque no le gustaba dormir<br />

Con la ventana abierta<br />

Hermana mía<br />

Dijo antes de morir<br />

Noches enteras he pasado<br />

Mirándote dormir<br />

Inclinado sobre tu resplandor en el vidrio.<br />

Placard pour un Chemin des Écoliers, 1937.<br />

FIDELIDAD<br />

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa hacia dónde en el tiempo<br />

dividido. Ya no es mi amor, todos pueden hablarle. Ella no recuerda ya; ¿quién en<br />

verdad la amó?<br />

Busca su igual en el ruego de las miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad.<br />

Dibuja la esperanza y suavemente la despide. Es decisiva sin que tenga que<br />

ver en ello.<br />

Yo vivo en su profundidad como un despojo feliz . Sin que lo sepa, mi soledad es<br />

su tesoro. En el gran meridiano donde se inscribe su vuelo, mi libertad lo excava.<br />

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa hacia dónde en el tiempo<br />

dividido. Ya no es mi amor, todos pueden hablarle. Ella no recuerda ya: ¿quién en<br />

verdad la amó y la ilumina desde lejos para que no se caiga?<br />

Fureur et Mystere, 1948.<br />

* Versiones de Raúl Gustavo Aguirre. Poetasfrancesescontemporáneos, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1974, 400 pp.<br />

32<br />

ilillO¡ECA OE M[xICO


ANTONIN ARTAUD<br />

No tengo voz para elogiarte, hermano mío.<br />

Si me inclinara sobre tu cuerpo que la claridad va a dispersar,<br />

Tu risa me rechazaría.<br />

El corazón entre nosotros, durante lo que se llama<br />

impropiamente una hermosa tormenta.<br />

Da en tierra varias veces,<br />

Mata, cava e incendia,<br />

Luego renace más tarde en la dulzura del hongo.<br />

No necesitas un muro de palabras para exaltar tu verdad.<br />

Ni las volutas del mar para ungir tu profundidad.<br />

Ni de esta mano febriciente que nos rodea la muñeca,<br />

Y suavemente nos conduce a derribar un bosque<br />

En donde el hacha son nuestras entrañas.<br />

Está bien. Vuelve al volcán.<br />

Y nosotros,<br />

Que lloremos, asumamos tu relevo o preguntemos: "¿Quién es<br />

Artaud?" a esa espiga de dinamita de la que ningún grano<br />

se separa,<br />

Para nosotros, nada habrá cambiado,<br />

Nada, sino esta quimera viviente del infierno que se despide<br />

de nuestra angustia.<br />

(Paris, 8 de marzo de 1948).<br />

LesMatinaux, 1950.<br />

LA ALDEA VERTICAL<br />

Como lobos ennoblecidos<br />

Por su desaparición<br />

Acechamos el año de miedo<br />

Y de hberación.<br />

Lobos nevados<br />

De las lejanas batidas,<br />

De fecha borrada.<br />

Bajo el porvenir que gruñe,<br />

Furtivos, esperamos,<br />

Para afiliarnos,<br />

La ampHtud de la altura.<br />

Sabemos que las Cosas ocurren<br />

Repentinamente,<br />

Oscuras o demasiado adornadas.<br />

El dardo que unía los dos paños<br />

Vida contra vida, clamor y monte.<br />

Fulguró.<br />

LeNuperdu, 1971.


LA BESTIA INNOMBRABLE<br />

La Bestia ínnombrable cierra la marcha del gracioso rebaño,<br />

como un cíclope bufo.<br />

Ocho improperios le sirven de ornamento, se dividen<br />

su demencia.<br />

La Bestia eructa devotamente en el aire rústico.<br />

Sus flancos rellenos y vacilantes son dolorosos,<br />

están por vaciarse de su preñez.<br />

Desde sus cascos hasta sus vanos colmillos,<br />

está envuelta en fetidez.<br />

Así se me aparece, en el friso de Lascaux, madre<br />

fantásticamente disfrazada,<br />

La Sabiduría con los ojos llenos de lágrimas.<br />

La Paroi et la Prairie, 1951.<br />

HAMBRE ROJA<br />

Eras insensata.<br />

¡Qué lejos ya!<br />

Moriste, un dedo ante tu boca,<br />

En un noble movimiento,<br />

Para poner punto a la efusión;<br />

En el frío sol de un verde límite.<br />

Eras tan bella que nadie advirtió tu muerte.<br />

Más tarde, era de noche, echaste a andar conmigo.<br />

Desnudez sin recelo,<br />

Senos corroídos por tu corazón.<br />

A sus anchas en este mundo que ocurre,<br />

Un hombre que te había estrechado en sus brazos.<br />

Se sentó a la mesa.<br />

Está bien, no existes.<br />

Le Nu perdu, 1971.<br />

34<br />

BIBlIOmA Of MÉXICO


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LOS SOLES CANOROS*<br />

Las desapariciones inexplicables<br />

Los accidentes imprevisibles<br />

Los infortunios quizá excesivos<br />

Las catástrofes de todo orden<br />

Los cataclismos que ahogan y carbonizan<br />

El suicidio considerado crimen<br />

Los degenerados intratables<br />

Los que se enrollan en la cabeza un delantal de herrero<br />

Los ingenuos de primera magnitud<br />

Los que colocan el féretro de su madre en el fondo<br />

de un pozo<br />

Los cerebros incultos<br />

Los sesos de cuero<br />

Los que invernan en el hospital y conservan la embriaguez<br />

de las ropas desgarradas<br />

La malva de las prisiones<br />

La ortiga de las prisiones<br />

La parietaria de las prisiones<br />

La higuera nodriza de ruinas<br />

Los silenciosos incurables<br />

Los que canalizan la espuma del mundo subterráneo<br />

Los enamorados en éxtasis<br />

Los poetas excavadores<br />

Los que asesinan a los huérfanos tocando el clarín<br />

Los magos de la espiga<br />

Imperan temperatura benigna alrededor de los sudorosos<br />

embalsamadores del trabajo.<br />

L Action de la justice est éteinte<br />

• Ant%gla de /0 poesía su"ea/ista francesa , Ediciones Coma, Traducciones de Aldo PeUegrini, Emilio<br />

Adolfo Westphalen, César Moro, Ricardo Baeza, Guillermo de Torre, México, 1981, 336 pp.<br />

35<br />

ilillOmA Ol MlXICO


A LA SALUD DE LA SERPIENTE<br />

Yo canto el calor con rostro de recién nacido, el calor desesperado.<br />

11<br />

Le toca al pan romper al hombre, le toca ser la belleza del amanecer.<br />

IV<br />

En la ronda de la golondrina una tormenta se forma, un jardín se diseña.<br />

V<br />

Siempre habrá una gota de agua que dure más que el sol<br />

sin que el ascendiente del sol sufra por eso.<br />

VII<br />

Lo que viene al mundo para no trastornar nada, no merece<br />

ni consideración ni paciencia.<br />

XI<br />

Tú harás deJ alma que no existe, un hombre mejor que ella.<br />

XX<br />

No te encorves sino para amar. Aun muerto, sigues amando.<br />

XXIV<br />

Si habitamos un relámpago, allí está el corazón de lo eterno.<br />

XXVI<br />

La poesía es de todas las aguas claras la que menos se<br />

demora ante los reflejos de sus puentes.<br />

Poesía, vida futura en el interior del hombre que ha ganado en calidad.<br />

Le Poeme pulvérisé<br />

DECLARAR EL PROPIO NOMBRE*<br />

Yo tenía diez años. El Sorgue me engastaba. El sol cantaba las horas sobre la<br />

esfera tranquila de las aguas. La despreocupación y el dolor habían inmovilizado<br />

al gallo de hierro sobre el tejado de las casas y juntos se soportaban. Pero. ¿qué<br />

rueda en el corazón del niño al acecho giraba más fuerte, giraba más de prisa que<br />

la del molino de su incendio blanco?<br />

* Traducción de Alicia Bleiberg. René Cbar, Común presencia, Edición Bilingüe, Alianza Editorial, Madrid, 1986, 392 pp.<br />

36<br />

818l10mA O[ MEmO


JUVENTUD DE LOS NÉVONS<br />

En el recinto del parque,<br />

el grillo sólo se calla para imponerse más<br />

En el parque de los Névons<br />

Ceñido de praderas,<br />

Un arroyo sin pendiente.<br />

Un niño sin amigo<br />

Difiíminan su tristeza<br />

Y viven mejor así.<br />

En el parque de los Névons<br />

Un rebelde se ha unido<br />

Al arroyo, al niño,<br />

A su mismo espejismo.<br />

En el parque de los Névons<br />

Mortal sería el verano<br />

Sin la voz de un grillo<br />

Que, un instante, se calla.<br />

EL ADOLESCENTE ABOFETEADO<br />

Los mismos golpes que lo arrojaban contra el suelo lo lanzaban al mismo tiempo<br />

vida adelante, hacia los años futuros en los que, cuando sangrara, ya no sería por<br />

la iniquidad de uno solo. Semejante al arbusto al que sus raíces reconfortan y que<br />

apoya sus ramas herídas contra su tronco resistente, se replegaba a continuación<br />

en el mutismo de ese saber y en su inocencia. Al fin se escapaba, huía y se sentía<br />

soberanamente dichoso. Llegaba hasta el prado y la barrera de cañas cuyo limo<br />

acariciaba y cuyo seco estremecimiento percibía. Parecía que lo que la tierra<br />

había producido de más noble y de más perseverante lo había adoptado, en<br />

compensación.<br />

Volvería a empezar así hasta el momento en que, desaparecida la necesidad de<br />

romper, se irguiera atento entre los hombres, a la vez más vulnerable y más fuerte.<br />

¡VIVA... !<br />

Este país no es más que un<br />

deseo del espíritu, un contrasepulcro.<br />

En mi país se prefieren las tiernas pruebas de la primavera y los<br />

pájaros mal vestidos a las metas lejanas.<br />

La verdad espera la aurora al lado de una vela. No se presta<br />

atención al cristal de ventana. Qué le importa al hombre vigilante.<br />

En mi país, no se interroga a un hombre conmovido.<br />

No hay sombra maligna sobre la barca volcada.<br />

Buenos días apenas, es desconocido en mi país.<br />

Sólo se toma prestado lo que puede devolverse con creces.<br />

37<br />

siwaDErálco


COMÚN PRESENCIA<br />

Tienes prisa por escribir,<br />

Como si fueras con retraso respecto de la vida.<br />

Si es así, acompaña a tus fuentes.<br />

Apresúrate.<br />

Apresúrate a transmitir<br />

Lo que te corresponde de maravilloso de rebeldía de generosidad.<br />

Efectivamente vas con retraso respecto de la vida,<br />

La vida inexpresable,<br />

La única a fin de cuentas a la que aceptas unirte,<br />

La que cada día te niegan los seres y las cosas,<br />

De la que obtienen penosamente aquí y allá algunos fragmentos descarnados<br />

Al cabo de luchas inmisericordes.<br />

Fuera de ella, todo es sólo agonía sumisa, grosero fin.<br />

Sí encuentras la muerte en el curso de tu esfuerzo,<br />

ReClbela como la nuca sudorosa agradece el pañuelo seco,<br />

Inclinándote.<br />

Si quieres reír,<br />

Ofrece tu sumisión,<br />

Nunca tus armas<br />

Has sido creado para momentos poco comunes.<br />

Modíficate, desaparece sin pena<br />

A merced del rigor suave.<br />

Fase tras fase la liquidación del mundo prosigue<br />

Sin interrupción, sin extravío.<br />

\,<br />

I<br />

Enjambra el polvo.<br />

Nadie descubrirá vuestra unión.<br />

LA VERDAD OS HARÁ LIBRES<br />

Eres lámpara, eres noche;<br />

Esta lucera es para tu mirada,<br />

Esta tabla para tu fatiga,<br />

Este poco de agua para tu sed,<br />

Las paredes enteras pertenecen a aquel a quien tu<br />

caridad da a luz.<br />

¡Oh cautiva, oh Desposada!<br />

CANTO DEL RECHAZO<br />

COMIENZO DEL PARTISANO<br />

El poeta ha vuelto para largos años a la nada del padre. No lo Uamas, todos<br />

vosotros que lo amáis. Si os parece que el ala de la golondrina ya DO tiene espejo<br />

sobre la tierra, olvidad esa dícha. Quien panificaba el sufrimiento ya no es visible<br />

en su letargo rojizo.<br />

¡Ah! ¡Hagan la belleza y la verdad que estéis presentes en gran número en las<br />

salvas de la liberación!


LA OROPÉNDOLA<br />

3 de septiembre de 1939<br />

La oropéndola entró en la capital del alba.<br />

La espada de su canto cerró el lecho triste.<br />

Todo terminó para siempre.<br />

LA LIBERTAD<br />

Vino por esta linea blanca que tanto puede significar el comienzo del alba como<br />

la palmatoria del crepúsculo.<br />

Pasó las playas maquinales; pasó las cimas hendidas.<br />

Se acababan la renunciación con rostro de cobarde, la santidad de la mentira,<br />

el alcohol del verdugo.<br />

Su verbo no fue un ciego carnero sino el lienzo donde se inscribió mi aliento.<br />

Con paso de no orientarse mal más. que tras la ausencia, vino, cisne sobre la<br />

herida, por esta linea blanca<br />

LOS SEÑORES DE MAUSSANE*<br />

jUno tras otro, quisieron predecirnos un futuro dichoso,<br />

Eclipsando su imagen y todo la angustia conforme con nosotros!<br />

Desdeñamos tal igualdad,<br />

Dijimos no a sus frecuentes palabras.<br />

Seguimos el empedrado que nuestro corazón había trazado<br />

Hasta las llanuras del aire y el silencio único.<br />

Hicimos sangrar a nuestro amor exigente,<br />

Luchar nuestra felicidad cón cada guijarro.<br />

Dicen ahora que más allá de su visión,<br />

Más pavor les provoca el granizo que la nieve de los muertos.<br />

* Selección y traJ'ucción de Miguel Ángel Flores y Alberto Oliveira. POdaS franceses del siglo XX; presenta·<br />

ción y notas: Miguel Ángel Flores y Alberto Oliveira, Editorial Letras Vivas, México, 2004, 288 pp.<br />

39<br />

818UOmA Of M~ICO


EL CUARTO EN EL ESPACIO<br />

Así es el canto de la paloma cuando<br />

la tormenta se avecina -el aire se<br />

pulveriza con la lluvia, el sol que<br />

regresa- me despierto lavado, me<br />

derrito al levantarme; yo vendimio el<br />

cielo novicio.<br />

Acostado a tu lado, muevo tu libertad.<br />

Soy un pedazo de tierra que reclama su<br />

flor.<br />

¿Es la afinada garganta más radiante<br />

que la tuya? ¡Preguntar es morir!<br />

El ala de tu suspiro pone un plumón en<br />

las hojas. El rasgo de mi amor cierra tu<br />

fruto, lo bebe.<br />

Estoy en la gracia de tu rostro cuando<br />

mis tinieblas se cubren de alegría.<br />

¡Qué hermoso tu grito que me entrega<br />

tu silencio!<br />

VICTORIA RELÁMPAGO<br />

El pájaro labra la tierra,<br />

La serpiente siembra,<br />

La muerte mejorada<br />

Aplaude la cosecha.<br />

¡Plutón en el cielo!<br />

La explosión en nosotros.<br />

Allí solamente en mí.<br />

Loco y sordo, ¿cómo podría yo ser más?<br />

¡Un segundo más en sí mismo, rostro mudable, más estación para la<br />

llama y estación para la sombra!<br />

Con la lenta nieve descienden los leprosos.<br />

De repente el amor, semejante al terror,<br />

Con una mano jamás vista detiene el incendio, incorpora al sol,<br />

reconstruye a la Amiga.<br />

Nada anunciaba una existencia tan fuerte.<br />

r, t· 1 lt. .Jo~ 1110<br />

40<br />

BIBliOTECA OE MEXICO


WILLlAM BLAKE<br />

( I 757 - I 827)<br />

En la Navidad de 1942 tenrunó de imprimirse, al cuidado del poeta español Emilio Prados, la traducción que Xavier Vi ll aurrutia<br />

hiciera del más reconocido poema de William Blake: El matrimonio del Cielo y de/ Infierno; de esa plaquene se ha hecho la selección que<br />

aquí aparece para conmemorar el 250 aniversario del nacimiento del gran poeta inglés. Ahí también se evocará en nota introductoria<br />

un texto de Chesterton que dice en resumen: "Como un titán, Blake, emerge, con su talla colosal y su voz atronadora. Por entre las<br />

tinieblas y el caos de su obcecado simbolismo y sus perversas teorias, por entre la tormenta de delirio y la noche cerrada de su locura ,<br />

reitera, con precisión apasionada, que sólo puede ser adorable aquello que es digno de ser amado, que la divinidad está en una persona<br />

o en una brisa, que tanto más conozcamos las cosas altas, más habremos de hallarlas palpables y encarnadas, y que la forma entera<br />

de los cielos es toda semejanza de la apariencia de un hombre. "<br />

PROVERBIOS<br />

DEL INFIERNO<br />

La Prudencia es una vieja solterona rica y fea<br />

cortejada por la Incapacidad.<br />

Aquel que desea pero no obra, engendra<br />

peste.<br />

El reloj cuenta las horas de la necedad,<br />

pero ningún reloj puede<br />

contar las horas de la sabiduría.<br />

Ningún pájaro se eleva demasiado<br />

alto, si vuela con sus propias<br />

alas.<br />

Un cuerpo muerto no venga las<br />

injurias.<br />

Si el necio persistiera en su necedad<br />

se volvería sabio.<br />

Pudor, máscara del orgullo.<br />

La desnudez de la mujer es la obra de Dios.<br />

Está pronto a decir siempre tu opinión,<br />

y el ruin te evitará.<br />

Nunca perdió más tiempo el águila<br />

que cuando escuchó las lecciones<br />

del cuervo.<br />

La zorra se provee; pero Dios provee<br />

al león.<br />

Piensa por la mañana, obra al mediodía,<br />

come por la tarde y duerme<br />

por la noche.<br />

Aquel que ha permitido que abuses<br />

de él, te conoce.<br />

Del agua estancada espera veneno.<br />

Las pnslOnes están construidas<br />

con piedras de la Ley; los burdeles<br />

con piedras de la Religión.<br />

* WiJliam Blake, El matrimonio del cielo y el infierno,<br />

traducción de Xavier Villaurrutia, El clavo ardiendo,<br />

Editorial Séneca, México, 1942, 60 pp.<br />

Bd. librO" cu:abó rú Un­<br />

JH'imir 41 cita 24 tU D i­<br />

ci8mbr, tk 1942. en Iot<br />

I4Uu.. .. A,tu Gr4/itu<br />

Comcrcica.&t ... IX Mbico.<br />

bojo '- direoct6n tipogr&­<br />

f- de EmiliQ Prado..<br />

Escucha el reproche de los necios:<br />

es un título real.<br />

Así como la oruga elige las hojas<br />

más hermosas para poner sus huevos,<br />

el sacerdote deposita su maldición<br />

sobre los mejores goces.<br />

41<br />

BIBLIOTECA Ol MlXICO


Grabado de William Slake<br />

Crear una sola flor es trabajo de siglos.<br />

Exuberancia es Belleza.<br />

Antes asesina a un niño en su cuna que nutras<br />

deseos que no ejecutes.<br />

Nunca puede ser dicha la verdad de manera que<br />

pueda ser comprendida sin ser creída.<br />

¡Bastante! o, más aún, demasiado.<br />

Los poetas de la antigüedad animaron los objetos<br />

sensibles con dioses y genios, nombrándolos<br />

y dotándolos con las propiedades de los bosques,<br />

ríos, montañas, lagos, ciudades, naciones y todo<br />

lo que sus enormes numerosos sentidos podían<br />

percibir.<br />

Estudiaban particularmente el genio de cada<br />

ciudad y país colocándolo bajo la tutela de una<br />

deidad espiritual.<br />

Bien pronto, para ventaja de algunos y esclavitud<br />

de muchos, se formó un sistema intentando<br />

dar realidad a las deidades espirituales o abstraerlas<br />

de su objeto. Así dio principio el sacerdocio,<br />

instituyendo ritos según los relatos poéticos.<br />

Y, al fin, declararon que los Dioses lo habían<br />

querido de este modo.<br />

Así olvidaron los hombres que todas las deidades<br />

residen en el corazón.<br />

41<br />

BIBlIOmA o¡ Mfxl(O


VISiÓN MEMORABLE<br />

Me hallaba en una imprenta, en el Infierno, y<br />

vi el método por el cual se transmite el conocimiento<br />

de generación en generación.<br />

En la primera cámara había un Dragón-hombre<br />

barriendo los despojos a la boca de una ca-<br />

Así Swedenborg se envanece de que cuanto<br />

escribe es nuevo, aunque sólo es un índice o un<br />

catálogo de libros publicados antes.<br />

Un hombre lleva un mono a una fiesta y porque<br />

era un poco más sabio que el mono se infló<br />

de vanidad y se consideró más sabio que siete<br />

hombres.<br />

Grabado de WiIliam Blake<br />

verna; en el interior, multitud de dragones ahondaban<br />

la caverna.<br />

En la segunda cámara había una serpiente<br />

enredada en torno a la roca y la caverna, y otras<br />

adornándola con plata, oro y piedras preciosas.<br />

En la tercera cámara, un águila de alas y plumas<br />

de aire; y el águila hacía el interior de la caverna<br />

infinito; y a mi alrededor, un gran número<br />

de hombres águilas edificaban palacios sobre las<br />

rocas enormes.<br />

En la cuarta cámara, leones de ardientes llamas<br />

se paseaban furiosos y fundían metales en<br />

fluidos vivientes.<br />

En la quinta cámara, formas sin nombres<br />

arrojaban al espacio los metales.<br />

Estos metales eran recibidos por hombres en<br />

la sexta cámara y tomaban la forma de libros y<br />

eran colocados en bibliotecas.<br />

Siempre me ha parecido que los Ángeles tienen<br />

la vanidad de hablar de sí mismos como si sólo<br />

ellos fueran sabios; lo hacen con una confianza<br />

insolente que nace del razonamiento sistemático.<br />

Así es en el caso de Swedenborg que muestra<br />

la locura de las iglesias y quita la máscara de los<br />

hipócritas e imagina que todos los hombres son<br />

religiosos y que él es el único hombre en la tierra<br />

que rompió las mallas de la red.<br />

Ahora, oíd el hecho tal como es: Swedenborg<br />

no ha escrito una sola verdad nueva.<br />

Y, ahora, oíd la causa: conversaba con los ángeles<br />

que son, todos, religiosos, y no conversaba<br />

con los demonios que odian la religión, porque<br />

sus prejuicios lo hacían incapaz.<br />

Así es que las obras de Swedenborg son una<br />

recapitulación de todas las opiniones superficiales,<br />

y un análisis de las más sublimes; nada más.<br />

He aquí otro hecho: cualquier hombre de talento<br />

mecánico puede extraer de las obras de Paracelso<br />

o de Jacob Behmen diez mil volúmenes de<br />

igual valor que los de Swedenborg, y un número<br />

infinito de los libros de Dante o Shakespeare.<br />

Pero, cuando lo haya hecho, que no pretenda<br />

saber más que su maestro porque sólo sostiene<br />

una bujía en pleno sol.<br />

4]<br />

818l10mA Of M[XICO


POETAS<br />

DE ,<br />

AMERICA*<br />

* Las viñetas que oman y honran esta secclOn de poesía son de Ricardo MartlOez, gran pintor y gran ilustrador, cuyas Imágenes decoraron también,<br />

entre otros libros. Muerte Sin fin, de José Gorostlza. en edición de la UNAM, y Junca de sombras, de Alfonso Reyes. Esta oportunidad nos permite<br />

recordar y reconocer una obra plástica emlOente, que no debiera nunca pasarse por alto a pesar de la discreción con que la creó su autor. El libro de<br />

donde proVIenen es de Enrique Díez Canedo: Epigramas amen'canos, Joaquín Mortiz, Editor, México, 1945,84 pp.<br />

44<br />

BIBliOTECA OE MÉXICO


BILL BISSETT*<br />

(Canadá, 1939)<br />

TRADUCCiÓN DEL INGLÉS POR BENJAMíN VALDIVIA**<br />

A VIOLENT PRSON<br />

is marreed 2 a changling<br />

th changling can adapt<br />

can sumtimez radikalee b<br />

on her his gud side evreethings<br />

going swirnminglee sumtimez<br />

get shit whn he she runs out<br />

uv prsonas masks goez 2<br />

th closet n thers nothing<br />

hanging ther can b myself he<br />

she thinks thn thats th feer<br />

that th punishment will cum<br />

fr sure if he she cant leev her<br />

him self fast enuff breeth b<br />

call her him n start packing<br />

¡r<br />

I PERSONA BIOLENTA<br />

Se kasó kon alguien ke fue kambiado<br />

el kambiado pued adaptarse<br />

pued a beces radikalmente star<br />

en su lado bueno kada kosa<br />

va deslisadamente a beces<br />

de porkeria kuando se kansa<br />

d personas máskaras va asia<br />

el armario i no ai nada<br />

aí colgado puedo estar 10<br />

piensa entons aí stal miedo<br />

d kel kastigo bendrá<br />

d sierto si no puede abandonarle<br />

tan belós kual suspiro<br />

decir ke empiese a empakar<br />

hirn her self is alredee enuff<br />

is alredee fine is alredee a11 ther<br />

can go now can b now she he is<br />

sew flexibul now who 2 trust or<br />

2 find discovr<br />

a mountin sliding in2 th sand<br />

sumwun who wud stay yu cud<br />

with hold n they cud find yu they<br />

wudint leev n yu wud bcum a11<br />

ther with them not that<br />

thers anee all ther<br />

th changling writes lettrs 2 her him<br />

selvs in th ambr waves n touchinglee<br />

with lave keeps th nite<br />

konsigo lla es suficien t<br />

lla stá bien lla todo kompleto<br />

ke lla se baIla sí aora se be<br />

fleksible ahora para konfiar o<br />

alIarse deskubierto<br />

una montaña deslisada asia larena<br />

alguien ke permaneska poder<br />

abrasar i te enkuentren no puedan<br />

d jarte i t kombiertas en todo<br />

aí kon ellos no eso<br />

ai kualkier todo eso<br />

el kambiado le eskribe kartas<br />

en las olas ámbar i gentilmen t<br />

kon amor manti n la noche<br />

* BilI Bissett, nacIó en Halifax, Canada en 1939. es un autor reconocido por sus aportaciones en el campo de la exploraCión rnorfosintacrica, su<br />

pnnclpal fa go de tilo e!:i la ex nmentaclon y subversión del orden gramancal. Sus libros más recientes son: B Ice l' ahu/ char ak In Burnaby, Re.<br />

TaJonbooks,2000 S"" n /h fhon BUI naby B C Talonvooks, 1999<br />

Ber\lamin Valdivia nacio en Aguascahemes. MéXICO, en 1960 Es M,embro correspondIente de la AcademIa Mexicana de la Lengua y de la Academia<br />

Norteamericana de la Lengua Española Cuenta con estudIos de doctorado en Filosofía (UNAM), en EducaCIón (VG) y en Humanidades y Artes<br />

(UAZ) Es prole,or en la UniverSIdad de GuanaJuato ... la fecha funge como dIrector académIco del Centro de Estudios CervalltlllOs, A. C., Y es<br />

presidente de la Red CervantlOa Mundial Su libro mas reciente es Hablar


MICHAEL PALMER*<br />

(Estados Unidos, 1943)<br />

TRADUCCiÓN DEL INGLÉS POR ROMÁN LUJÁN**<br />

NIGHT GARDENING<br />

A reader writes to complain<br />

that there are no cellphones in my poems,<br />

so here is one,<br />

its body chrome,<br />

its face a metallic blue.<br />

It's neither transmitting nor receiving.<br />

A woman from Duluth requests<br />

that 1 cease sending secret messages<br />

to her in my poems.<br />

This 1 will do forthwith.<br />

And the blackbird at evening.<br />

She says, You have misrepresented the river<br />

there where it turns<br />

by the holm oak and the bed<br />

of winter hyacinths.<br />

This 1 will correcto<br />

A recent letter unsigned:<br />

You've mangled the citations from H6lderlin,<br />

and none will mistake your skies<br />

for those of Dominikos Theotokopoulos.<br />

Opines a good citizen, concerned parent,<br />

Your nefarious syntax<br />

has infected my fust-bornhave<br />

you a heart of stone?<br />

And the poem, from its homeless home,<br />

writes of blindsight and silence,<br />

the blackbird at evening,<br />

nothing you can see.<br />

JARDINERíA NOCTURNA<br />

U n lector escribe para quejarse<br />

de que no hay celulares en mis poemas,<br />

así que aquí está uno,<br />

su cuerpo cromado,<br />

su rostro azul metálico.<br />

No está llamando ni recibiendo.<br />

Una mujer de Duluth solicita<br />

que deje de enviarle mensajes<br />

secretos en mis poemas.<br />

Lo haré sin mayor trámite.<br />

y el mirlo en el atardecer.<br />

Me dice, Has tergiversado el río<br />

ahí donde gira<br />

cerca de la encina y el lecho<br />

de invernales jacintos.<br />

Corregiré esto.<br />

Una carta reciente sin firma:<br />

Has destrozado las citas de H6lderlin<br />

y nadie confundirá tus cielos<br />

con los de Dominikos Theotokopolous.<br />

Opina un buen ciudadano, padre consternado,<br />

Tu nefasta sintaxis<br />

ha infectado a mi primogénito-<br />

¿es que tienes de piedra el corazón?<br />

y el poema, desde su hogar desamparado,<br />

escribe de ceguera y silencio,<br />

del mirlo en la tarde,<br />

nada que puedas ver.<br />

* Michael Palmer, nació en New York, en 1943, es autor de Campany af Moths (New Directions, 2005); Codes Appearing: PoenlS 1979·1988 (2001); 71" Pramises<br />

01 Class (2000). Actualmente reside en San Francisco y ha recibido recientemente el Wallace Stevens Award de la Acaderny of American Poets.<br />

** Román Luján (Monclova, Coahuila, 1975), es autor de los poernarios blStnJcciones para hacerse t'l valiente (Premio Nacional de Poesía Abigael<br />

Bohórquez , 1997) , Aspa de Viento (2003) en colaboración con el pintor Jordi Baldó y Deshuesadero (Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes<br />

Vidal, 2005). Actualmente estudia un posgrado de Literatura en la University of California, Los Ángeles.<br />

46<br />

BIBLIOTECA DE M[XICO


RAFAEL T ORIZ<br />

(México, 1983)<br />

DANZAR LA PROSA<br />

La prosa se precipita hacia su propia destrucción<br />

Michel Tournier<br />

Hablar de la presencia es hablar de la voz: puro espectro que puebla con su<br />

ausencia. Ensayar, transcurrir discurriendo, es el arte del diálogo, la calidez de la<br />

plática. El ensayo verdadero -lo supo Platón- es una escritura a medio camino<br />

entre el teatro y la ftlosofia: un lugar para fantasmas.<br />

Es la conversación la forma líquida del ensayo.<br />

El ensayo es también el fuego, luz devoradora que expande y multiplica, con<br />

palabras como ideas, las cenizas del lenguaje.<br />

y por eso es un arte mayor, porque al igual que la prosa profunda sabe que no<br />

durará: el ensayo -en esencia- sólo existe y permanece en su actualización, el<br />

instante del latido y el parpadeo.<br />

Todo ensayo, para serlo, es la sólida expresión de un pensamiento finito,<br />

sincopada luciérnaga en el campo de la noche.<br />

Todo ensayo decoroso no aspira sino a su propia destrucción: una consciencia<br />

que colapsa en su reflejo.<br />

Es preciso remarcarlo: la prosa tiene un origen humilde, mundano, prosaico;<br />

es pura experimentación, tanteo, levedad y sugerencia; nace en la soledad del<br />

hombre que se interroga en monólogo silente.<br />

La poesía, por el contrario, cuenta con padrinos celestes, dioses y diablos<br />

guardianes que custodian su legado y aseguran la permanencia: Mnemosyne<br />

aguarda entre la rima y el verso, en la música de la palabra que marca su huella y<br />

sedimento.<br />

El ensayo asume su condición pasajera: ruta de tránsito entre el pensamiento y lo<br />

pensado (escribir ensayo es tender puentes entre el pantano y la ribera).<br />

Se escribe ensayo desde el margen, en las orillas que se presienten pero se<br />

desconocen.<br />

Se escribe ensayo porque la vida es cuestión de gusto y vulgar la circunstancia.<br />

Pero sobre todo, se escribe ensayo para incendiar la angustia y porque es lo único<br />

que (me) queda cuando ya te has ido.<br />

47<br />

ilillOmA Ol M[XICO


JOSÉ MANUEL RECILLAS<br />

(México, 1964)<br />

PIRíTOO ENTRE LAS SOMBRAS*<br />

A mi hermano Eduardo<br />

"Estas sombras que ves no sombras son,<br />

apenas un hundirse de hojas<br />

en el húmedo telar de la noche;<br />

un lento atardecer mejor seria entre las manos<br />

o la cabeza reposar en sueños<br />

y así mejor mirar lo que se va,<br />

lo que de uno en otros queda ...<br />

olvido ...<br />

o fragmentos ...<br />

un desvanecimiento.<br />

A ti que vi por última ocasión<br />

dejar en el vacío mi extendida mano<br />

a fm de remontar el horizonte<br />

que sólo los Supremos cruzar pueden<br />

recuerdo en esta noche desbordada<br />

y apenas sé a quién recuerdo ...<br />

No el Hades que conoce quien historias lee me condena a cada instante,<br />

otro me rodea que ya antes aquí estaba.<br />

Aquí Cerbero no hace falta ni óbolo que alguno ofrezca o traiga.<br />

No será por Cronos que el pasado o lo vivido borrados queden<br />

si todo en un vacío empíreo es un desvanecerse<br />

que a veces entre comensales se comparte inesperadamente<br />

y en intervalos las historias entremezcladas quedan.<br />

Si vinieras de día sin saber a qué has venido,<br />

lo mismo sucederia al fmal de la jornada,<br />

cuando dejases el escabroso sendero<br />

y te dirigieras tras la pocilga hacia la opaca fachada<br />

y a la lápida sepulcral, y aquello por lo cual creías venir<br />

es solamente una concha, una cáscara de significado<br />

que el propósito rompe sólo cuando ha sido cumplido ...<br />

-otros lugares hay que son también el fin del mundo."<br />

1.agosto.2007<br />

* Pirítoo es un personaje oscuramente relacionado con la leyenda de los ArgonaUlas, enrre otros episodios; en la<br />

niada (1 , 262) se le presenta como hijo de Zeus; Hesíodo (fragmento 280) menciona su relación con Teseo, con qu ien<br />

participa en el rapto de Helena (OdiseQ, Xl, 631), Y posteriormente éste le acompañará al Hades en su intento por raptar<br />

a Persefone, motivo por el cual permanecerá en aquel lugar, mientras Teseo partirá sin poder rescatar a su amigo.<br />

vv. 22·28: Tomados de T. S. Eliot, "Linie Gidding", " 28·33 Y 37·38, ligera mente retocados a partir de la espléndida<br />

versión de Vicente Gaos de 1951 .<br />

48<br />

ilillOmA O[ M~I(O


JULIO EUTIQUIO SARABIA<br />

(México, 1957)<br />

TRASUNTO<br />

Melanie Birds emerge desde la oscuridad anterior a toda sombra.<br />

Luz negra, la adivino, que se desplaza entre mendicantes ayunos de mascotas;<br />

sus dedos, en el arpa suprema de la obediencia a las pulsiones,<br />

conciben melodías en las que disputan los ángeles sus arias y sus coros;<br />

menos visible la espuma de su pecho y más turbulentas las aguas<br />

que concitan la furia del relámpago y el atropellado descenso de los ríos.<br />

Amniótico aún su balbuceo, del lecho se desprende con el vientre encendido de las<br />

parturientas<br />

que anuncian basiliscos, desasosegados murciélagos en las ahnenas, potras que Uevan<br />

la muerte en la montura...<br />

-Si sólo cantara.<br />

Empavorece la muchedumbre ante su faz lavada por la niebla<br />

-el sitio de la Hilandera que prende calamitosos alfileres en el sayo<br />

mientras desgrana su boca confusos parabienes,<br />

emite graznidos de cuerva sometida a la abstinencia<br />

y, uno tras otro, los túmulos va cubriendo con ceniza.<br />

(No digo yo quién habla ni habla quien yo digo.<br />

Está en el vahído y en el útero, en el nirvana y en la Biblia,<br />

en el puñal de Ótelo y en el paisaje desolado del cianuro.)<br />

Interminable polvo se levanta de la tierra<br />

y toma más árido sobre el legado de los muertos:<br />

cardos ni lilas brotan; zanates revolotean como pavesas<br />

de recurrentes hecatombes que, a intervalos,<br />

vuelven con una luz que provoca escalofrío.<br />

Estalla, de pronto, en tartajeos de estrella aprisionada por el talle,<br />

loca la luz que surge de su idioma, delirante el aya que se entrega a dudosas<br />

abluciones<br />

y olvida el mantra entre oráculos y rondas.<br />

La fulmina el vacilante tentar de la ceguera<br />

(¿ven aquellas larvas el arrojo voraz de sus verdugos?,<br />

¿miran las ciervas cuan suculentas han vuéltose sus ancas?)<br />

como si un aleteo acompañara su estancia en Roma o en la bahía,<br />

por donde cruza después de interrogar al envejecido Caronte que suministra bártulos<br />

de caza<br />

y frascos de polvos mil veces maravillosos,<br />

gramos de luz como lluvia de estrellas en los plexos.<br />

"Nadie", podria decir para perderse en el páramo o en la jungla.<br />

"Amanuense", también podria argüir para inclinarse en el venero de las<br />

purificaciones.<br />

Pero no: estatua temblorosa, soplo de frágil continente,<br />

Melanie Birds emprende la marcha tras el tañido que doblega sierpes, piedras, ríos,<br />

exuberantes vegetales;<br />

4»<br />

ÍIJUOTECíOfMÉXICO


vuelve los ojos de musgo iluminado por la lluvia;<br />

cavila, delata nubarrones en sus labios; muda los hábitos de las (<br />

carraspea sincopadas melodías en medio del delirio...<br />

Melanie Birds levanta olas a su paso<br />

y vierte ceniza en la ingente orfandad de los espejos:<br />

abraza clavículas que llama corazón, evoca solteros de reojo.<br />

(Novia de pretéritos azahares se recuerda.<br />

A su lado la dicha caminaba.<br />

Lo supo -rememora- porque ninguna sombra<br />

turbó su andar al borde de las caUes<br />

ni querubín alguno la abandonó<br />

cuando las palomas la rodearon en San Marcos.)<br />

Melanie Birds calcula la proporción de su deseo al expeler el humo<br />

de un Gauloise.<br />

La barca prosigue entre presagios, muy lejos aún de la ribera.<br />

Pañuelos como espuma flotan en el agua. Moscas difuntas<br />

desde el cielo descienden con tornasolados guardianes<br />

que contemplan, pasmados, el prodigio. (¿Melanie? ¿Las aves<br />

multiplicadas una vez?)<br />

Caía el sol a plomo sobre las olas mortecinas<br />

y la furia cainita del homo sapiens aplacaba sus tizones.<br />

Yesca resguarda Melanie Birds de sus estancias pasajeras.<br />

(Soporífera leche bebía para eludir la culpa<br />

que agudizábase al paso de los trenes.<br />

Trajes roídos surgían ante sus ojos de espabilada hembra<br />

que peina sus cabellos con dejos de indolencia.)<br />

Horror vacuno advierte en cada fisgón tras las ventanas,<br />

ahora revestidas de oropel y melosos corazones.<br />

Un instante detiene su andar<br />

y luego, placer antiguo de alquimistas, a un chasquido le siguen yerbajos<br />

y pedruscos.<br />

Melanie Birds consiente pesadillas al ene embotamiento<br />

e ignora que obsequia especies muertas tras el descenso de su Arca;<br />

sobreviven ofidios, quirópteros, pedestres piezas engalanadas por el mar.<br />

Oscuras túnicas en las mañanas de cobalto<br />

velan su cuerpo enternecido por ósculos y magullones;<br />

vesánica leche alienta dislates y dislaha: ictus, carcax, cambujo, ulié...<br />

Colecciona amuletos píira quebrantar la rutina de los padres y para encender<br />

hogueras<br />

y engranajes que ocultan el deshielo de la depresión en el dulce de amaranto.<br />

Abre sus manos y exime al mundo de baratijas y de dioses.<br />

-Si sólo cantara.<br />

-Si sólo emitiera la luz de las luciérnagas que pueblan la bóveda celeste.<br />

(Desconfía de las palabras que no brotan del trastabillón de la lengua.)<br />

so


-----------~-- _ . .,..<br />

EDUARDO LANGAGNE<br />

(México, 1952)<br />

PERCUSIONES<br />

(CANTO GRAVE PARA TAMBOR SOLO)<br />

Madre<br />

madre muerta<br />

mi tambor sobre tu tumba madre muerta<br />

suena el cuero del tambor sobre tu tumba<br />

y mis manos sobre el cuero de~ tambor sobre tu<br />

tumba<br />

las uñas de mis manos<br />

golpeando sobre el cuero del tambor sobre tu tumba<br />

madre muerta<br />

La sangre de las uñas de mis manos<br />

sobre el cuero del tambor sobre tu tumba<br />

La sangre de tu cuello está en las uñas de mis manos<br />

que golpean sobre el cuero del tambor<br />

sobre tu tumba madre muerta.<br />

SI<br />

ilillomA o¡ MfXICO


JOSÉ KOZER<br />

(Cuba, 1940)<br />

SATORI<br />

Prestancia de Fujiwara no Teika cuando se sienta para siempre entre las<br />

costureras de la era Meiji (están todos en la<br />

decimonovena reencarnación): los<br />

batilongos y las camisas sin mangas<br />

serán puestos a la venta para vestir<br />

al público, jubón y saya bordados<br />

con hilo de oro (añil) (escarlata)<br />

(la paulonia y el pájaro innombrable)<br />

(nada de telas sintéticas) para la Casa<br />

Imperial.<br />

Ésa que perderá en lo adelante todas las guerras, no Teika con la espada<br />

larga, con el pincel caligráfico, mantras y<br />

repeticiones a un buda refractario<br />

a su pueblo, no lo podrá impedir:<br />

el exquisito perfeccionista Fujiwara<br />

no Teika se impone como ejercicio<br />

espiritual la fabricación del Toyota<br />

(en serie) ideal, la seda artificial<br />

(al baratillo) que nada tiene que<br />

envidiar al telar del gusano (ahorro<br />

en el consumo de morera). Retirada<br />

de los bonzos, las artes marciales<br />

un juego para impúberes y miembros<br />

de la tercera edad: encontró Japón<br />

su camino (nada que añadir).<br />

Una suerte que no Teika en unos meses alcance Nirvana. El hueso de la<br />

alegria está más alegre que nunca, los ojos<br />

ya entienden a la perfección el modo<br />

de aislar para descartar las imágenes,<br />

el oído sólo oye la plegaria al Buda<br />

Maitreya (se la sabe de memoria) gran<br />

gloria ver venir el Paraíso disuelto,<br />

momentos antes (basta ya de fulgores)<br />

el aposento, la casa, la llave, retirarse<br />

de espaldas.<br />

52<br />

818110mA OE MÉXICO


WALDO LEYVA<br />

(Cuba, 1944)<br />

DEFINITIVAMENTE JUEVES<br />

Quiero que el veintiuno de agosto<br />

del año dos mil diez,<br />

a las seis de la tarde como es hoy,<br />

pases desnuda atravesando el cuarto<br />

y preguntes por mí.<br />

Si estoy, pregunta, y si no existo,<br />

o si me he extraviado en algún lugar de la casa,<br />

de la ciudad, del mundo,<br />

pregunta igual, alguien responderá.<br />

El primero de enero del año dos mil uno será lunes<br />

pero el veintiuno de agosto de la fecha indicada<br />

tiene que ser definitivamente jueves<br />

y el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir.<br />

Las calles serán las mísmas para entonces,<br />

los flamboyanes de efe y trece seguirán floreciendo,<br />

muchos amígos no estarán<br />

y el tiempo habrá pasado por la historia de la casa,<br />

de la ciudad, de mí país, del mundo.<br />

Quiero que el veintiuno de agosto, al despertar,<br />

prepares la piel<br />

el corazón<br />

las ganas de vivir.<br />

5]<br />

BIBlIOmA Of M[XlCO


JOSÉ MÁRMOL<br />

(República Dominicana, 1960)<br />

MIS MANOS<br />

Mis manos son dos arcas hinchadas de rocío,<br />

desiertos que se abren tempestuosos a la espera<br />

de una piel recién mojada en bajío y en deseo.<br />

Mis manos aparecen cuanto las ansias piden.<br />

Sus dedos como pinos o sauces llorones,<br />

sus palmas como deltas abiertos a tus lunas.<br />

Mis manos son la sombra disecada de tus manos.<br />

Escriben cuanto dices. Dibujan lo que sueñas.<br />

y del suspiro a tientas mis dedos sueñan formas:<br />

el trote de la yegua, el acezante brio de la sed<br />

entre sus partes.<br />

S4<br />

818l10TECA OE M[XICO


ROBERTO SOSA<br />

(Honduras, 1930)<br />

JUEGO DE NIÑOS<br />

Duérmete hija mia<br />

y cruza los puentes<br />

que el agua construye.<br />

Camina<br />

hacia donde los soles astillan sus cruces.<br />

y despierta<br />

allí donde juegan iguales los niños.<br />

ELEGíA SIMPLE<br />

He caminado mucho.<br />

Poco a poco -parece- se emosca la deshora.<br />

Toco la cruz sin brazo.<br />

Sí,<br />

usted está ahí bajo los hormigueros.<br />

Quiero estrechar el polvo de su mano, levantarlo, besarlo<br />

y confesarle algo amarrado como un nudo ciego.<br />

Todo<br />

se viene abajo y yo digo su nombre lo más dulce que puedo.<br />

He caminado mucho, padre mio,<br />

mucho.<br />

55<br />

&1&lIOmA Dl MixlCO


ERNESTO CARDENAL<br />

(N icaragua, 1925)<br />

APUNTES<br />

Amanece<br />

El lago gris con obtas<br />

Tres islas<br />

-enfrenteborrosas<br />

por la lluvia:<br />

gris la de atrás<br />

verde-gris la de en medio<br />

verde-tierno la más cerca<br />

Una gran garza blanca vuela lenta<br />

Varios pájaros negros pasan rápido<br />

11<br />

Las nubes color rosa blanco amarillo<br />

(sólo un poco más borrosas<br />

que las de arriba)<br />

en el cristal del lago<br />

111<br />

La calmura de este lago<br />

plata y azul<br />

más plateado que azul<br />

Los volcanes lejanos azul tierno<br />

Arriba como cordilleras nevadas<br />

o crema de afeitar:<br />

su reflejo en el lago<br />

10 que 10 hace plateado<br />

56<br />

818l10HCA o¡ MÉXICO


JUAN GELMAN<br />

(Argentina, 1930)<br />

ALBAS<br />

In memoriam Rapi Diego<br />

El alba<br />

que va del mar a la colina<br />

con la huella del color que pasó y<br />

la memoria del color que tendrá<br />

la quietud de la sangre,<br />

cruza árboles delante del invierno,<br />

trae la dicha y la desdicha<br />

del nacido de un cuerpo.<br />

Pero qué sol el sol que cae<br />

y saca palabras de la tierra:<br />

cosecha el vuelo indestructible<br />

de los granos del sueño.<br />

El aire del amor en la<br />

mano que dibuja la muerte.<br />

57<br />

BIBLIOTECA o¡ MÉXICO


JUAN DOMINGO ARGÜELLES<br />

LAS ANTOLOGIAS<br />

POÉTICAS<br />

MEXICANAS<br />

Y SUS PROPUESTAS<br />

,<br />

Para realizar una antología se debe tener conocimiento<br />

y disponer de información al respecto,<br />

como una ley de sentido común. Justo es advertir<br />

también que con esto no es suficiente. Son importantes<br />

inteligencia y sensibilidad. Y tampoco son<br />

suficientes. Porque habría que añadir una serie<br />

de factores, subjetivos unos y objetivos otros, respecto<br />

de las obras y los autores incluidos u omitidos:<br />

el desprejuicio ante los prestigios y ante la<br />

falta de ellos; la plena valoración literaria de los<br />

escritos y la despreocupación por los presuntos<br />

valores políticos e ideológicos. Es necesario también<br />

no dejarse impresionar por e! peso de las<br />

simpatías y las antipatías, y quién sabe cuántas<br />

cosas más que hay que tomar en cuenta y que,<br />

en general, no es posible abarcar y que casi fatalmente<br />

se confabulan en ausencia para que las<br />

más de las veces se produzca una antología más,<br />

otra entre tantas o, lo que es peor, que argumentando<br />

el gusto personal se incluya a hermanos,<br />

parientes, amigos y favoritos, sin preocuparse en<br />

absoluto por el juicio de los lectores.<br />

Tal ha sido e! drama de los antólogos: no<br />

escapar a estas imposiciones o aquellas limitaciones,<br />

dando como resultado antologías que<br />

serán rebatidas, desdeñadas, atacadas, insultadas,<br />

aborrecidas e incluso elogiadas por quienes<br />

de haberlas emprendido las hubieran realizado,<br />

probablemente, muy similares a las que desdeñan<br />

o muy diferentes a las que elogian.<br />

El drama de las antologías es que, como una<br />

vez lo señaló Gabriel Zaid, quieren asumirse<br />

como el juicio final, que es el cese de todo juicio<br />

y por lo mismo de todo posible diálogo. Con un<br />

concepto un poco más claro de la justicia y de<br />

la modestia, las antologías deberian presentarse<br />

como propuestas mínimas de lectura para quienes<br />

a partir de uno o unos pocos textos, especialmente<br />

atractivos o interesantes, puedan buscar<br />

las páginas de! autor que les llamó la atención o<br />

los sedujo en algún momento.<br />

Habrá que observar que no siempre los textos<br />

antológicos llevan a los lectores a otros de un<br />

mismo autor; a veces, por ejemplo, por lo que<br />

respecta a la poesía, hay autores con algunas<br />

piezas que se consideran antológicas per se y que<br />

son las mismas de siempre porque dicho autor<br />

no dejó otras de la misma calidad. Incluirlas en<br />

una antología cumple con el propósito de ofrecerlas<br />

al lector para que al menos sepa dónde<br />

encontrarlas cuando las quiera releer.<br />

Zaid sugirió un remedio luego de adelantar el<br />

diagnóstico acerca de una enfermedad que, más<br />

de treinta años después, sigue cobrando víctimas:<br />

"Hay que desmitificar las antologías, convertir<br />

ese deseo y terror del Juicio Final, en buen juicio<br />

dialogante, para no acabar sumidos a esa injusticia<br />

inherente, benévola o terrible de la Posteridad<br />

Absoluta. Pero no depende de uno solo. La<br />

sumisión está en e! ambiente. Nuestros pequeños<br />

dedócratas literarios surgen de las expectativas<br />

colectivas. En cuanto se deja de creer en que hay<br />

auténticos lectores (y hay tan pocos), ¿en qué se<br />

va a creer sino en el Dedo Señalador? Desde esta<br />

perspectiva, hacer crítica pertenece a la peor especie<br />

de acto surrealista: sacar el Dedo y tirar contra<br />

la multitud. Lo pide el inconsciente colectivo, si<br />

no la porra. (¡A comprometerse, valientes! ¡Juicios!<br />

¡Nombres!). Acaban por creerlo los críticos."<br />

58<br />

ilillOmA Ol M[XlCO


Para un antologo, tratar con el pasado no<br />

significa tanto problema como la valoración del<br />

presente. Lo sabe todo el mundo, estamos condenados<br />

a no saber tomar distancia de nuestros<br />

contemporáneos, a quienes por tener demasiado<br />

cerca los encuadramos desde el prejuicio de las<br />

simpatías o las antipatías, la fiíerza del prestigio<br />

o la aún más aplastante fuerza del desprestigio,<br />

la admiración o la animadversión, y toda una<br />

serie de condicionantes.<br />

En uno de los ensayos de su libro Verdad y<br />

mentiras en la literatura, el novelista y ensayista<br />

húngaro Stephen Vizinczey explica esta fatalidad<br />

del siguiente modo: "Podemos ver a los personajes<br />

desde una perspectiva clara si nuestro ego<br />

no está implicado en sus creencias y acciones,<br />

er en sus hábitos y modo de vida; en otras palabras,<br />

si<br />

están alejados de nosotros en el tiempo y en<br />

el espacio. Puede haber grandes escritores contemporáneos,<br />

pero muy pocos grandes lectores<br />

contemporáneos; estamos demasiado inmersos<br />

en conflictos actuales, demasiado hipnotizados<br />

por las falsedades dominantes del presente, demasiado<br />

acostumbrados a lo que por casualidad<br />

está 'bien' o 'mal' en un momento dado, para<br />

poder alcanzar la perspicaz imparcialidad de la<br />

an literatura".<br />

A veces, como excepción, negando la preeminencia<br />

en del gusto que muchos aducen como<br />

•<br />

razón y fundamento de toda antología, aceptamos<br />

incluir aquello que nos disgusta, pero que<br />

parece necesario para un determinado tipo de<br />

lector que incluso podría no interesarnos salvo<br />

por el juicio adverso que verterá sobre nosotros.<br />

Tal fue el caso de Jorge Cuesta, en 1928, cuando<br />

incluyó a Amado Ñervo en su Antología de la<br />

poesía mexicana moderna, a quien calificó de un<br />

modo devastador:<br />

"Fue Ñervo una víctima de la sinceridad; no<br />

sin ironía puede pensarse que éste fue su heroísmo.<br />

Nadie mejor que él puede servir de pretexto<br />

para meditar sobre esa antítesis que se ha hecho<br />

de la vida y el arte. Para quienes predican su<br />

deshumanización 'y que rompa las amarras que<br />

a la vida lo sujetan', el ejemplo de este poeta<br />

es un argumento valioso: el hombre, allí, acabó<br />

P por destruir al artista".<br />

Cuando lo desaprobaron por haber dicho<br />

esto, Jorge Cuesta dijo aun más. En una carta<br />

de respuesta a su cuestionador Manuel Horta<br />

enfatizó: "Encuentro que tanto Amado Ñervo y<br />

Rafael López, que figuran en la antología, como<br />

Manuel Gutiérrez Nájera y José de I Núñez y<br />

Domínguez que no figuran en ella, me parecen<br />

detestables poetas", y acto seguido, con magistral<br />

retórica, procedió a argumentar su compromiso<br />

con el interés y no tanto con el gusto.<br />

Así, al insistir en su apreciación sobre Gutiérrez<br />

Nájera y Ñervo, remató con otra frase de desprecio:<br />

"Aquél no vive para mi, no atrae mi interés,<br />

y éste apenas cuando me esfuerzo y me<br />

violento. Y como siempre me parece un poeta<br />

inevitablemente mediocre, no debo de atribuir<br />

mi elección a la manifestación de mi gusto, sino,<br />

como también muy acertadamente se sospecha,<br />

a la conservación de mi interés."<br />

A diferencia de Cuesta, otros argumentan lo<br />

contrario, y señalan que como se trata de sus antologías<br />

ellos están en todo el derecho de que<br />

antes que a ninguno sea a ellos a quienes les<br />

guste leerla. Por lo tanto, no incluyen nada que<br />

no sea el fruto de su gusto individual y soberano,<br />

y el que quiera otra antología que vaya y la<br />

haga y que si puede también la publique, pero<br />

que ésta es la suya y nada más, que quede bien<br />

claro. Caso extraño de conclusión si consideramos<br />

que no se están refiriendo a su original o<br />

a su copia mecanográfica sino a la edición de<br />

al menos un millar de ejemplares más sobrantes<br />

para reposición.<br />

He aquí algunos de los tropiezos y los dilemas<br />

de esta tarea. Y he aquí algunas de las soluciones<br />

que han encontrado los antólogos. Otra<br />

reflexión sería plantear, a manera de cuestionamiento,<br />

qué es lo antológico y qué lo antologable,<br />

porque el problema parece radicar en estos dos<br />

puntos donde muy pocos se ponen de acuerdo.<br />

II<br />

Hemos visto, y la historia se repite cada día, que<br />

entre todas las posibilidades del antologo para<br />

reahzar su tarea hay dos posturas muy frecuentes:<br />

la primera, cada vez más desprestigiada, es<br />

darle un poco de razón al gusto popular; la segunda,<br />

cada vez más empleada, es negarle toda<br />

verdad a ese gusto colectivo y concederle la total<br />

autoridad al gusto único y personal, por arbitr^<br />

rio, limitado o prejuiciado que sea.<br />

En los últimos años, y sobre todo a partir de<br />

la segunda mitad de este siglo, la autoridad del<br />

gusto personal (que a veces se pretende justi|<br />

ficar como objetividad científica) es la actitua<br />

IISLIOTiaDEMÉXICO


más común de los antólogos. Se<br />

desdeñan así las preferencias populares<br />

con el argumento de que<br />

no todo lo que le gusta a mucha<br />

gente debe ser necesariamente<br />

bueno y que, en muchos casos,<br />

no sólo no es bueno sino inclusive<br />

pésimo.<br />

Entre estas posturas encontradas<br />

de los antólogos, podria<br />

darse un término medio de equilibrar<br />

la apreciación estética lo<br />

más objetivamente posible y la<br />

preferencia histórica o de época<br />

que determina muchas veces que<br />

un texto permanezca vivo pese al<br />

tiempo transcurrido. Este tipo de eclecticismo<br />

puede ser visto como un signo de pusilanimidad<br />

del antólogo, sobre todo por aquellos que consideran<br />

lo antologable como un deber egoísta de<br />

la soberanía personal.<br />

La libertad del antólogo por excelencia, que<br />

está pensando en los textos que le gustan y en<br />

los que cree por encima de todo, supone, en ese<br />

arranque de severo optimismo que habrá al menos,<br />

en una población de millones, tres millares<br />

o acaso cinco, de lectores parecidos a él, que<br />

estarán encantados de encontrar una antología<br />

como a cada uno de ellos les hubiera gustado<br />

hacerla, o leerla.<br />

Caso contrario el del antólogo ecléctico, pues<br />

piensa, con cierto pesimismo y no sin algo de<br />

razón, que no pueden ser tantos los lectores con<br />

similar arbitrio y que, por tanto, habrá que conciliar<br />

entre lo "objetivo" y lo "popular" para que<br />

una antología responda verdaderamente a lo<br />

que buscan diversos lectores que, sin embargo,<br />

esperan encontrar en una antología las páginas<br />

(no siempre las mismas para todos) que quisieran<br />

releer.<br />

A veces, en el colmo de nuestro optimismo<br />

individualista, justificamos nuestras inclusiones<br />

y les llamamos, pomposamente, apuestas. Se trata<br />

de textos que no son ni apreciados por la multitud<br />

ni prestigíados por la élite, pero que nos<br />

encantan a nosotros que somos los antologadores.<br />

Hay que preguntarnos cuántas antologías,<br />

a lo largo del tiempo, han conseguido hacer<br />

fructificar sus "apuestas". A veces se convierte<br />

en l1n experimento descorazonador revisar diversas<br />

antologías donde aparecen nombres de<br />

autores de los que ya nadie se<br />

acuerda, con textos que ya nadie<br />

lee y que probablemente sólo<br />

leyó con entusiasmo, en su momento,<br />

el antologador que por<br />

ellos "apostó" .<br />

¿Quién cree hoy realmente<br />

que Las cíen mejores poesías líricas<br />

de la lengua castellana, que canonizó,<br />

en su tiempo, don Marcelino<br />

Menéndez y Pelayo (1856-1912),<br />

son en efecto las cien mejores? De<br />

esas cien piezas elegídas por "el<br />

mejor critico e historiador de la<br />

literatura que produjo España en<br />

el siglo XIX" (según el Diccionario<br />

Oxford de la literatura española), ¿cuántas han sobrevivido<br />

siquiera? ¿De veras se podía creer que<br />

Federico Balart, Manuel del Palacio, Pablo Piferrer,<br />

Vicente W. Querol, Ventura Ruiz Aguilera,<br />

Eulogio Florentino Sanz, José Selgas y Gabriel<br />

García Tassara, por sólo mencionar a algunos<br />

ahí incluidos, habria escrito, cada quien, al menos<br />

una de las cien mejores poesías líricas de la<br />

lengua castellana? Si don Marcelino Menéndez<br />

y Pelayo lo creyó realmente al llevar a cabo su<br />

crestomatía, el tiempo terminó por derrotarlo,<br />

precisamente por culpa de sus contemporáneos,<br />

porque, por el contrario, y como era de esperarse,<br />

no fue víctima de la equivocación (¡cómo<br />

podía serlo!) con autores como Gutierre de Cetina,<br />

San Juan de la Cruz, Andrés Femández<br />

de Andrada, Luis de Góngora, Jorge Manrique,<br />

Francisco de Quevedo, Garcilaso de la Vega y<br />

Lope de Vega.<br />

Ciertamente, le tuvo temor a la historia y, para<br />

protegerse - y para no comprometerse tambiénexcluyó<br />

de modo deliberado a los autores vivos,<br />

y hasta se disculpó un tanto por la parte del gusto<br />

individual que había puesto en su tarea. Para<br />

compensar ese sentimiento de culpa, explicó que<br />

había procurado "no omitir ninguna de las poesías<br />

ya consagradas por la universal admiración,<br />

ni dar entrada a ninguna que no tenga a nuestros<br />

ojos mérito positivo, aunque no siempre llegue a<br />

la absoluta perfección formal".<br />

Que en su oficio de antólogo don Marcelino<br />

temió el juicio de la historia, lo prueba el hecho<br />

de que, por si las dudas, se curó en salud:<br />

"Nuestra tarea era relativamente fácil tratándose<br />

del siglo XVIII, el más prosaico de nuestra his-<br />

60<br />

818l10TECA OE MÉXICO


tona literaria; pero se tornaba dificilísima<br />

respecto de la opulenta<br />

producción poética del siglo XIX,<br />

que sin ser superior a la antigua,<br />

como lo ha sido en Francia y en<br />

otras partes, ha continuado con<br />

nuevo espíritu la tradición de las<br />

formas líricas, las ha remozado a<br />

veces merced al impulso genial de<br />

los poetas y al contacto con extrañas<br />

literaturas y ofrece buen nú- y.<br />

mero de obras ya sancionadas por<br />

el común aplauso. En esta parte<br />

más que en ninguna solicitamos y<br />

esperamos indulgencia."<br />

Y es aquí donde surgen las preguntas<br />

obligadas: los contemporáneos de don<br />

Marcelino, ¿en verdad fueron y eran importantes?,<br />

¿objetivamente eran buenos?, ¿o sólo<br />

eran quizá los que impusieron, en ese tiempo,<br />

su prestigio doméstico? Aun suprimiendo las<br />

suspicacias, a no pocos lectores les quedará<br />

la certeza extemporánea de que, bien mirado,<br />

don Marcelino, que no era poeta, tenía más<br />

bien pésimos gustos, como muy charros nos<br />

parecen hoy los gustos de la mayor parte de los<br />

antólogos que plantearon su crestomatía como<br />

si nunca se hubiese hecho una en el mundo y<br />

ellos estuvieran fundando la Villa Rica de la<br />

Antología.<br />

Lo que la gente suele olvidar, con mucha facilidad,<br />

es que entre todas las cosas no hay peor<br />

gusto que el gusto mismo: un gusto que se modifica,<br />

a veces de la noche a la mañana, o que<br />

cambia radicalmente de un año a otro o de una<br />

época a otra, influyendo en ello las experiencias,<br />

las lecturas, los prejuicios, las simpatías y las antipatías<br />

o cualquier otra disposición o indisposición<br />

de ánimo que hace que los antologadores<br />

de entonces, ya no sean los mismos mañana.<br />

El gusto popular, ciertamente, también se<br />

modifica y cambia de manera drástica, pero no<br />

hay duda que tiene un mayor margen de permanencia.<br />

En este punto es justo concederle la<br />

razón a Jorge Ibargüengoitia cuando dijo: "Ningún<br />

hbro ha llegado a ser famoso por aburrido.<br />

Todos los libros 'consagrados' tuvieron un momento<br />

o muchos en que resultaron fascinantes<br />

para muchas personas".<br />

Si el famoso "Nocturno", de Manuel Acuña,<br />

conocido popularmente (por su dedicatoria)<br />

asamblea<br />

de poetas jóoenes<br />

y^^-^ de méxíco<br />

pReser>tación de<br />

gabRiel zaió<br />

61<br />

!l!UOTECADEMÍl(ia<br />

como el "Nocmrno a Rosario",<br />

fuese hoy impopular es bastante<br />

probable que ya no figurase en<br />

e antología alguna si ésta dependiera<br />

de las nuevas generaciones de<br />

antólogos que, con frecuencia, no<br />

sólo no reparan en el valor lírico<br />

de Acuña sino que incluso lo desdeñan,<br />

del mismo modo que desdeñan<br />

a Ñervo, por popular, a Díaz<br />

Mirón, por popular, a Jaime Sabines,<br />

por popular, etcétera, y encumbran<br />

a algunos impopulares (por<br />

desconocidos y no leídos) que ellos<br />

creen que son magníficos, amparados<br />

en el principio fundamental<br />

de que no son populares y que, por ello mismo,<br />

deben ser seguramente mejores. (Por lo general,<br />

el hecho de que sean mejores radica en el único<br />

e incontrovertible argumento de que son, ni más<br />

ni menos, sus amigos.)<br />

¿Qué es lo antológico y qué lo antologable?<br />

En el universo de las antologías y de los antólogos<br />

aún no hay acuerdo en estos dos conceptos<br />

y es muy probable que nimca lo haya. Porque<br />

cada antología pretende erigirse como una piedra<br />

de verdad y como una roca de salvación en<br />

medio de las aguas agitadas de la confusión y<br />

la torpeza, y porque cada antología cree salvar<br />

para el mundo aquellas páginas que, supuestamente,<br />

no deberían extraviarse o perderse entre<br />

la inadvertencia de quienes no han sabido mirar<br />

ni mucho menos leer.<br />

Por todo eUo, la respuesta a qué es lo antológico<br />

y qué lo antologable tal vez debería considerar,<br />

antes que a nadie, a los lectores; pues si no es<br />

para ellos que se hacen las antologías, ¿entonces<br />

para quién?<br />

Imponerse el deber de ser moderno, dijo Borges,<br />

es una obligación del todo superflua: "Ser moderno<br />

es ser contemporáneo, ser actual; todos<br />

fatalmente lo somos". Del mismo modo, por<br />

fatalidad, nadie escapa a ser nacional. Al igual<br />

que Borges fue argentino sin él proponérselo, de<br />

esta misma manera los poetas mexicanos fueron<br />

y son nacionales con o sin su propósito.<br />

Una forma posible de la antología, que no<br />

deja de ser discutible, es proponer, desde el prólogo<br />

mismo, y con el carácter temático de los


textos incluidos, una historia social de la poesía,<br />

en lugar de ofrecer al lector una imagen literaria,<br />

eminentemente lírica, marginalmente política,<br />

donde lo que prevalezca sea la poesía misma<br />

y no su contexto.<br />

En la antología que privilegia la historia social,<br />

los autores y los textos se explican desde<br />

una perspectiva de política y de historia (como<br />

si el hecho poético estuviera supeditado al hecho<br />

social) en vez de presentarse, antes que nada,<br />

como un ejercicio gozoso de lectura. En la poesía<br />

mexicana, este criterio ha sido muy concurrido<br />

y estimado lo mismo para el siglo XIX -donde el<br />

elemento social y político está<br />

más estrechamente vinculado<br />

a la creación literaria- que para<br />

el siglo xx, pese a la intención<br />

muy concreta de algunos poetas<br />

principales de huir del tema<br />

social declarado y enfático.<br />

Esto en lo que respecta a lo<br />

nacional, pero por lo demás,<br />

del mismo modo que los poetas<br />

mexicanos del siglo XIX fueron,<br />

fatalmente, mexicanos, de ese<br />

mismo modo ineludible fueron<br />

también modernos. Entre el ser<br />

contemporáneo de los poetas del<br />

siglo XX y el ser contemporáneo<br />

de los poetas del XIX no existe mucha diferencia.<br />

Los hombres de la Edad Media, se ha dicho, jamás<br />

supieron que vivían una Edad Media. Igual<br />

los mexicanos del XIX: ignoraron que vivían una<br />

etapa de transición hacia "la modernidad nacional",<br />

y no hubiesen creído ser menos "actuales"<br />

que quienes los "levarlan en el siglo XX.<br />

Muy pronto, a la vuelta de unos años, las generaciones<br />

adultas serán consideradas por las<br />

más jóvenes como del siglo pasado, y muy pronto<br />

el siglo XX se convertirá (con todas sus candorosas<br />

supersticiones milenaristas incluidas) en la<br />

"época superada"; los nuevos "decimonónicos"<br />

(si es posible decirlo así, alterando lo temporal,<br />

nada más para poner el acento en la carga estigmática<br />

del concepto) serán entonces los del<br />

siglo XX y la modernidad (digital o no) será propiedad<br />

de los del siglo XXI. No deja de ser una<br />

ingenuidad pensar que somos mejores porque<br />

vivimos en un tiempo diferente, con "su progreso<br />

renombrado", diría desde hace muchos años<br />

Luis Cemuda. En esencia somos los mismos, y<br />

cada generación, con feliz inadvertencia, se afana<br />

(y se ufana) en cavar la tumba de sus padres<br />

como si estuviera fundando la historia y, gracias<br />

a ella, fuera a vivir por siempre.<br />

Al revisar atentamente la historia escrita de<br />

la poesía mexicana, con frecuencia nos topamos<br />

con una especie de desdén, implícito o explícito,<br />

por la obra producida en el siglo XIX. Da la<br />

impresión de que algunos están convencidos de<br />

que la "mejor" poesía mexicana nace en el '-siglo<br />

XX merced a la Revolución y al Progreso. El<br />

abuso en el concepto de "modernidad", por lo<br />

demás ambiguo, acaba por definir la imposición<br />

nacionalista de un país que celebra<br />

haber salido del atraso y<br />

que luego institucionaliza su<br />

Revolución con el discurso del<br />

"progreso" y pretende incluir<br />

en ella a la poesía misma, aunque<br />

López Velarde siguiera<br />

contemplando con arrobo el<br />

pasado y lamentándose por el<br />

"edén subvertido". Ni la poesía<br />

del siglo XX es mejor que<br />

la del XIX, ni aquélla ha sido<br />

juzgada aún por el siglo XXI<br />

que, previsiblemente, también,<br />

en un discurso lineal y "ascendente"<br />

de progreso, se apropiará<br />

de la "modernidad" y de la "actualidad"<br />

y verá, si acaso con indulgencia, el pasado y sus<br />

vanguardias que tan decisivas nos parecieron a<br />

nosotros y que, con un abuso de la interpretación<br />

histórica, sólo serán entonces antiguallas.<br />

En realidad, los poetas del siglo XIX mexicano<br />

no fueron menos modernos ni menos actuales<br />

que los del XX. SUS vanguardias (el romanticismo,<br />

el modernismo, el antimodernismo) no<br />

fueron menos vanguardistas que las del siglo<br />

que está por terminar (el surrealismo, el intelectualismo,<br />

el coloquialismo y todas esas rupturas<br />

de la tradición a las que constantemente se refirió<br />

Octavio Paz). En el abuso de su discurso casi<br />

antiestético, la historia social de la litelatu:ra<br />

mexicana llega a creer, no sin ingenuidad, que,<br />

en el siglo XIX, los neoclásicos y los académicos<br />

eran menos mexicanos que los románticos,<br />

pues éstos pugnaron por el nacionalismo y por<br />

la independencia cultural respecto de Bspaitl.¡<br />

mientras que los otros segufan cultivaDc10<br />

f011DaS, apegados (yapapdos), por'.CQllíOCUllIIII


al dominio español; pero lo cierto es que no tenían<br />

por qué entender, en su calidad de poetas,<br />

otra forma de ser mexicanos. Eran novohispanos<br />

bajo un concepto político y geográfico, y no<br />

tanto como una definición del espíritu; por ello,<br />

la mejor poesía de ese tiempo no es nada más<br />

un simple testimonio de la época: todavía se<br />

puede leer y disfrutar pese a los años que sobre<br />

ella han pasado.<br />

Si Martínez de Navarrete y Sánchez de Tagle<br />

eran imitadores de una estética, no menos imitadores<br />

de otra eran Quintana Roo, Fernando Calderón<br />

y Rodríguez Galván. La poesía y, en general,<br />

la literatura, se alimenta de<br />

influencias propias y ajenas y si el<br />

modernismo rompió con España<br />

y puso los ojos en Francia -igual<br />

que lo haría, muchos años después,<br />

la generación vigesimonónica<br />

de "Contemporáneos"-, en el<br />

caso de poetas posteríores, como<br />

Octavio Paz, su búsqueda está lo<br />

mismo en Francia que en otros<br />

países europeos (incluido España)<br />

pero también en los Estados<br />

Unidos y en otras tradiciones sin<br />

que por ello sean menos nacionales<br />

ni más audaces. La poesía no<br />

es una cuestión de llegar primero,<br />

y ni siquiera de llegar a ninguna parte que no sea<br />

el poema mismo.<br />

En una propuesta de lectura, que esto debería<br />

ser toda antología, la poesía del XIX tiene<br />

momentos tan luminosos como la del xx, y ni<br />

siquiera es seguro que algunos prestigiados autores<br />

de hoy lleguen, mañana, a tener el peso<br />

poético de, por ejemplo, un Manuel M . Flores,<br />

un Manuel José Othón, o un José Juan Tablada,<br />

con todo y heráldica incluida, con todo y<br />

premios nacionales e internacionales, con todo<br />

y los prestigios que pueden ser tan efímeros de<br />

un siglo a otro. Falta el juicio del tiempo y la<br />

valoración continua de los lectores. No hay que<br />

creer demasiado en lo que nos dicen que debemos<br />

encontrar cuando leemos poesía; hay que creer,<br />

sobre todo, en lo que cada uno de nosotros encuentra<br />

cuando verdaderamente la leemos. (Con<br />

frecuencia, la tiranía de los prestigios y el temor<br />

al ridículo impiden a los lectores exteriorizar<br />

la certeza de que el rey va desnudo cuando, en<br />

efecto, no va vestido.)<br />

Para entender el contexto (y nada más el<br />

contexto) en el que se desarrolla la poesía mexicana<br />

decimonónica, bien vale tener en cuenta<br />

lo que explica José Emilio Pacheco en el prólogo<br />

de su antología de la poesía mexicana del<br />

XIX: "con fray Manuel de Navarrete acaba la<br />

literatura de la Nueva España sin que comience<br />

aún la poesía mexicana". Más aún: "Entre<br />

los últimos poetas novo hispanos sólo Andrés<br />

Quintana Roo cruza las líneas y se afilia a la<br />

causa de Morelos que pugna por la igualdad racial,<br />

la abolición de privilegios y la restitución<br />

de tierras a los indios. Lizardi permanece en territorio<br />

realista aunque contribuye,<br />

dentro de sus limitaciones, a<br />

la empresa insurgente. La poesía<br />

no muestra nada que iguale a El<br />

Periquillo Sarniento, libro fundador<br />

de la novela mexicana aun<br />

antes de que exista la nación".<br />

Como explicación del contexto<br />

en el que se crea la poesía<br />

del XIX, la valoración de Pacheco<br />

es del todo justa; lo demás es<br />

no perder de vista que la poesía,<br />

como tal, se deslinda de la historia<br />

y permanece o perece por sus<br />

propios valores, por la supervivencia<br />

o la caducidad de sus formas<br />

y por la eficacia de sus medios para transmitir<br />

y comunicar emociones que también son<br />

verdades. Así, por ejemplo, cada día que pase,<br />

El Periquillo Sarniento deberá enfrentar su sobrevivencia<br />

más como producto literario que como<br />

testimonio histórico, y si no lo consigue, entonces<br />

su valor será de otro tipo.<br />

"En 1821 -advierte Pacheco- nuestra lírica<br />

padece una miseria en que tampoco tuvo parte.<br />

Porque todo se le dio hecho, hasta la blanda<br />

esterilidad o la exhortación engolada del<br />

neoclasicismo. A partir de entonces la idea de<br />

encontrar la independencia cultural obsesionará<br />

a los escritores ... Según el sitio que ocUpen en la<br />

organización social, los poetas sustentarán las<br />

ideas del liberalismo o del Partido Conservador,<br />

serán románticos o académicos. Hay intercambios<br />

y contaminaciones pero nadie permanece<br />

al margen. Por eso la mejor literatura mexicana<br />

anterior al modernismo resulta casi siempre la<br />

que no es en primera instancia literatura: el periodismo<br />

y la historiografía."<br />

63<br />

818l10mA o¡ MfXICO


Si con esta visión de continuidad antagónica<br />

el romanticismo de Ignacio Manuel Altamirano<br />

se esfuerza por fundar la verdadera literatura<br />

nacional, y si Gutiérrez Nájera y Nervo y<br />

Tablada y Rafael López y Rebolledo se revelan<br />

contra 10 autóctono desde su afrancesamiento<br />

modernista, entonces se comprueba la tesis<br />

tan famosa de Octavio Paz respecto de la tradición<br />

de la ruptura y las rupturas de la tradición.<br />

Sin embargo, no hay que perder de vista<br />

que el desarrollo de la poesía mexicana, como<br />

el desarrollo de toda literatura, no es líneal sino<br />

de sobresaltos, contradicciones y coincidencias<br />

(ideológicas y estéticas) que complementan una<br />

imagen cuyo rostro más fiel será el de sus logros<br />

artísticos y no tanto el de sus propósitos políticos.<br />

En este sentido, Altamirano no pertenece<br />

más a la literatura nacional que Tablada. Es el<br />

tiempo que pasa sobre una obra, y nuestra visión<br />

extemporánea que sobre ella tenemos, 10<br />

que nos hace pensar, a veces con demasiada insistencia,<br />

que 10 decisivo de sus "revoluciones"<br />

fue el propósito y no el producto. A final de<br />

cuentas, el único valor de la literatura y, particUlarmente<br />

de la poesía, es lo que permanece<br />

por sus méritos artísticos inobjetables, y no lo<br />

que nos queda (memoria, anecdotario, chisme,<br />

documento) por sus rivalidades, sus manifiestos<br />

y sus proclamas.<br />

La transición del XIX al XX ha sido vista<br />

por Carlos Monsiváis encarnada en la figura<br />

de Ramón López Velarde: "con él se consuma<br />

significativamente la agonía de algo que podría<br />

denominarse el 'siglo XIX mexicano', cuyo sentimentalismo<br />

se ve expresado en formas que al<br />

serles hostiles o ajenas lo desconocen y niegan."<br />

Vendrían después Alfonso Reyes y el ateneísmo.<br />

Por lo que respecta al anecdotario de las rivalidades,<br />

José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid han<br />

documentado la animadversión mutua entre López<br />

Velarde y Reyes: el primero prefiere al segundo<br />

"fuera de la lírica" y éste lo satiriza<br />

en una fantasía calificándolo como "poeta<br />

de campanario". Mas para los fines de la<br />

poesía, son tan válidos los enemigos como<br />

los compañeros de viaje, de grupo, de generación.<br />

Con esta imagen, donde 10 que<br />

importa es la literatura, los Contemporáneos,<br />

con Villaurrutia, Cuesta,<br />

Gorostiza, Novo y los demás, reivindicarán<br />

lo mismo a López Velarde que a Reyes y<br />

a su vez serán atacados por los nacionalistas a<br />

ultranza bajo la acusación de ser unos descastados<br />

por preferir a Stendhal y no a Federico<br />

Gamboa; esos mismos nacionalistas trasnochados<br />

serán los que pretenderán descalificar a<br />

Reyes menoscabándole su mexicanismo por el<br />

grave pecado de abrevar en 10 universal.<br />

Vendrá después la generación de Taller (con<br />

Octavio Paz a la cabeza) que reivindicará a los<br />

Contemporáneos del mismo modo que las otras<br />

generaciones que estimarán unas veces y negarán<br />

otras a Octavio Paz, hasta llegar a nuestros<br />

días cuando nacionalidad y nacionalismo no significan<br />

10 mismo que en las primeras décadas<br />

del siglo XX ni mucho menos lo que significó (y<br />

por lo que tanto se peleó al grado de enfrentar<br />

a los poetas) en el siglo XIX. Hay batallas que<br />

ya no tienen que librarse y que incluso pelearlas<br />

constituye una beligerante ridiculez. Hoy priva<br />

el escepticismo (a despecho del "México, creo<br />

en ti") respecto de la virtud del que se siente ufano<br />

de ser meXicano y además, no conforme con<br />

ello, lo publica.<br />

Todo esto es anecdótico y puede constituir el<br />

discurso de una historia social de la literatura<br />

mexicana. Lo cierto es que, para los fines del<br />

arte, lo que permanece y 10 que verdaderamente<br />

importa es la poesía, más allá de sus pugnas<br />

y sus contextos. Lo cierto es que finalizando el<br />

siglo xx, permanece una desazón muy parecida<br />

a la que fue consustancial a nuestros antepasados:<br />

las novísimas generaciones desconfian<br />

profundamente de las anteriores y prácticamente<br />

no leen a los poetas muy anteriores,<br />

ocupados como están en creer que las nuevas<br />

tecnologías y la era digital del siglo XXI superarán<br />

toda expectativa y enterrarán, de una vez<br />

y para siempre, la anticuada visión de las letras<br />

nacionales.<br />

La ingenuidad a la que se refería Borges sigue<br />

cobrando sus víctimas propiciatorias en espera<br />

de que, ineludiblemente, vengan los otros,<br />

los que aún no han nacido, a negar a sus<br />

antecesores en un continuo ejercicio intelectual<br />

del desprecio. Todos se imponen el estéril<br />

deber de ser modernos, sin querer<br />

darse cuenta de que, irremisiblemente,<br />

son modernos, como 10 fueron los<br />

del XIX y los del xx, y como lo serán,<br />

en su cumplido tiempo, los del XXI.<br />

64<br />

ilillomA o¡ MÉXICO


REVISTADELA<br />

!U:ik'J=l:MI»H«m'il=MM«<br />

Francisco Hernández<br />

Poema<br />

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;Sobre Carlos Fuentes<br />

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VALIDO AL 31 DE DICIEMBRE DE 2007

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