17.04.2014 Views

60 y más. Número 290 - Imserso

60 y más. Número 290 - Imserso

60 y más. Número 290 - Imserso

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ocurrió algo que le marcaría para<br />

siempre: una alumna, por envidia,<br />

destruyó una pintura suya;<br />

este hecho, lejos de amedrentarla,<br />

le daría muchas <strong>más</strong> fuerzas para<br />

seguir trabajando. En aquella escuela,<br />

Maruchi permaneció tres<br />

cursos, durante los cuales supo<br />

alternar otras actividades artísticas,<br />

como clases de piano, composición<br />

musical, clases de ballet,<br />

de canto, de ópera, etc.; todo ello,<br />

en plan amateur.<br />

En 1956, se casó por primera vez<br />

en la ciudad de Palma, teniendo<br />

dos hijos, lo que obligó a que dejase<br />

su actividad artística en un<br />

segundo plano. Seis años <strong>más</strong> tarde,<br />

enviudó, y fue entonces cuando<br />

retornó su sensibilidad que<br />

tenía adormecida. Entonces, Maruchi<br />

Ripoll le dio rienda suelta a<br />

su impulso creativo, y se apuntó<br />

a la Escuela de Artes y Oficios de<br />

Palma, donde aprendió la técnica<br />

del óleo y pintó su primer cuadro:<br />

un bodegón.<br />

Su etapa contestataria<br />

Después, surgieron infinidad de<br />

obras que ya comenzaron a llamar<br />

la atención de los críticos<br />

de entonces. Aquella fue la etapa<br />

contestataria para la artista, en la<br />

cual ella supo reflejar los grandes<br />

cambios que se llevaban a cabo<br />

en la sociedad, como el divorcio.<br />

Para Maruchi, el matrimonio era<br />

una <strong>más</strong>cara, y así lo representó<br />

en un lienzo, en cuya superficie<br />

creó lo siguiente: unas manos que<br />

se unían, en el centro espacial, y<br />

detrás una <strong>más</strong>cara, alusiva a la<br />

incógnita de dicho enlace; en un<br />

lado, una pareja, rodeada de gaviotas,<br />

como amor libre; mientras<br />

que al lado opuesto, la pareja<br />

atada con unas cadenas y rostros<br />

apesadumbrados, sobre cuyas<br />

cabezas, el rostro de un niño que<br />

lloraba amargamente<br />

en forma de esqueleto,<br />

“ellos son los que<br />

pagan las consecuencias”,<br />

añade Maruchi;<br />

y, por encima de todo,<br />

la libertad, como es el<br />

divorcio, que un grupo<br />

de personas encerradas<br />

en la profundidad<br />

de un abismo, luchando<br />

por salir al exterior<br />

a través de unas cuerdas<br />

y escaleras, iluminadas<br />

con antorchas,<br />

y portadas por otros<br />

que ya habían tenido<br />

la suerte de alcanzar<br />

la libertad. Otros cuadros<br />

representativos<br />

de esta época fueron:<br />

“Repulsión”, “La mano<br />

del prepotente”; en este<br />

último, reflejó la situación de España<br />

a comienzos de la década de<br />

los setenta.<br />

Y Maruchi, con un patrimonio<br />

artístico envidiable, decide llamar<br />

a la puerta de Camilo José Cela,<br />

entonces residente en Son Armadans<br />

(Mallorca), y éste, al conocer<br />

la obra pictórica de la artista,<br />

que calificó de contestataria, no<br />

dudó en convertirse en su impulsor;<br />

aconsejándola que expusiese<br />

en Barcelona, ciudad mucho <strong>más</strong><br />

abierta a las nuevas tendencias.<br />

Y así lo hizo. Maruchi Ripoll<br />

llega a la Ciudad Condal con el<br />

apoyo moral de Cela, y una recomendación<br />

bajo el brazo para<br />

Cesáreo Rodríguez Aguilera, sin<br />

duda, uno de los <strong>más</strong> prestigiosos<br />

críticos de arte de la época,<br />

quien residía en la capital catalana.<br />

Rodríguez confirma la dimensión<br />

socio-cultural de la obra<br />

de la artista balear, y se enamora<br />

de sus lienzos. En la prestigiosa<br />

Sala Syra, en la primavera de<br />

1972, se llevaría a cabo aquella<br />

primera exposición; pero, a los<br />

pocos días, se confirmó lo que se<br />

temía: que el régimen franquista<br />

ordenase su clausurara, porque<br />

los lienzos de Maruchi condenaban<br />

la rigidez del sistema que<br />

atenazaba a la sociedad. Mientras<br />

que, por las calles de Barcelona,<br />

grupos sindicales y estudiantes<br />

de izquierdas exhibían<br />

pancartas animando a las gentes<br />

a visitar la exposición. Una de<br />

las obras expuestas representaba<br />

a unos manifestantes portando<br />

escobas, con las cuales barrían<br />

las telarañas…; detrás, una persona<br />

mayor, rodeada de latas de<br />

conservas. Poco después, Camilo<br />

José Cela escribía: “No erré<br />

en mi diagnóstico cuando, dos<br />

años atrás, auguraba a la pintura<br />

de Maruchi Ripoll un porvenir<br />

diáfano. Hechos cantan y obras<br />

son amores y no buenas razones.<br />

Y aquí la tenemos de nuevo, radiante<br />

de sabiduría y pletórica<br />

de belleza, para el mejor deleite<br />

de quienes amamos el arte”.<br />

Más información<br />

53<br />

052-055SESENTA.indd 53 22/04/10 03:37

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!