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AUSTRALIA & LAS ISLAS DEL PACIFICO 241 por lo cual Australia, a diferencia de otros países del “Primer Mundo” aún tiene que discutir estos temas con inteligencia. Historia y perspectivas Desde comienzos de los noventa, un pequeño pero vociferante grupo de escritores y polemistas han estado atacando el flujo -o el goteo- de políticas indígenas modernas en Australia. Más allá de unos pocos años vigorosos durante el gobierno laborista Hawke-Keating, que terminó abruptamente en 1996, las reformas a la política indígena de Australia han sido paulatinas y tímidas, enfrentándose a una oposición pública, industrial y estatal que en muchos casos ha sido feroz. Un autor, Keith Windschuttle, ha prestado especial atención a las “guerras de la historia”, como se conocen ahora. En una serie de artículos publicados en Quadrant Magazine y, luego, en un libro extenso sobre la historia colonial de Tasmania intitulado The Fabrication of Aboriginal History (2002), atacó a los historiadores académicos establecidos por propagar “mitologías diseñadas para crear un edificio que ubica a los negros en el lugar de las víctimas y a los blancos en el de los culpables” (2002:10). Disputa el acontecimiento de masacres, desposeimientos ilegítimos y destrucción cultural, argumentando por el contrario que “la colonización blanca de Australia fue una de las más pacíficas de la historia”. En Australia se ha dedicado una gran cantidad de espacio en los medios a Windschuttle. Sus ideas son vistas como un desafío académico legítimo a las corrientes principales. Howard y sus partidarios han ganado una gran batalla: los australianos ahora parecen tener una selección de narrativas históricas legítimas y pueden elegir la versión que los haga sentir “relajados y cómodos”, para utilizar una frase de Howard. Esto tiene implicancias políticas profundas y ha provocado un giro en el debate público. Al rescribir el pasado y eliminar la culpabilidad de los blancos, los historiadores revisionistas han dado peso intelectual a la negación de Howard a pedir disculpas a los aborígenes por las masacres, los Niños Robados, etc. Al socavar la idea de que los colonos blancos perjudicaron a la población negra, han desplazado el

242 IWGIA - EL MUNDO INDIGENA - 2005 peso de la responsabilidad por el sufrimiento actual hacia los mismos indígenas. Más allá de que el camino de Howard se sostenga en el largo plazo o que sea simplemente un recurso partidario que pronto caerá en el olvido, la fase actual sólo provocará amargura, radicalización y una mayor movilización en la política indígena. Australia ya es peligrosamente insensible hacia una mezcla de reclamos indígenas más profundos y más amenazantes de lo que se ve en cualquier otro país del “Primer Mundo”, si bien otros países han prestado atención a estos problemas buscando aliviar las divisiones sociales mediante políticas públicas y procesos de reforma política. El “antiterrorismo” ya es una política nacional australiana y una prioridad para el gasto, y, a veces, un fetiche político y una distracción. En noviembre de 2004, Howard aparentaba creer que la violencia política no proviene de las circunstancias sociales, sino de agitadores externos 15 , si bien una simple mirada hacia las estadísticas sociales y criminales de los aborígenes pondría esta postura en tela de juicio. El peligro, aparentemente, sólo llegará a Australia desde el exterior, hablando con acento extranjero y al servicio de creencias extrañas. Sin embargo, la violencia entre indígenas, que es una epidemia, y la violencia en menor grado de negros hacia blancos, que es comunicada con menor frecuencia en los informes (por ejemplo, el vandalismo), podría convertirse rápidamente en una violencia interracial. Lo sorprendente es que esto no haya ocurrido aún. ❑ Notas 1 La población indígena de Australia es de aproximadamente 500.000 habitantes; el 4% de una población total de 20 millones. (N. del E.) 2 En 1992, los isleños de Torres ganaron el juicio clave de Mabo y otros contra Queensland, donde se reconoce el título nativo como perteneciente a la legislación australiana sobre la tierra. (N. del E.) 3 Reynolds, Henry. 1987. Frontier. Sydney: Allen & Unwin; y Reynolds, Henry. 1995. Fate of a Free People. Ringwood: Penguin. 4 Day, David. 1997. Claiming a Continent. Australia: HarperCollins Publishers.

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peso de la responsabilidad por el sufrimiento actual hacia los mismos<br />

indígenas.<br />

Más allá de que el camino de Howard se sostenga en el largo plazo<br />

o que sea simplemente un recurso partidario que pronto caerá en el<br />

olvido, la fase actual sólo provocará amargura, radicalización y una<br />

mayor movilización en la política indígena. Australia ya es peligrosamente<br />

insensible hacia una mezcla de reclamos indígenas más profundos<br />

y más amenazantes de lo que se ve en cualquier otro país del “Primer<br />

Mundo”, si bien otros países han prestado atención a estos problemas<br />

buscando aliviar las divisiones sociales mediante políticas públicas<br />

y procesos de reforma política.<br />

El “antiterrorismo” ya es una política nacional australiana y una<br />

prioridad para el gasto, y, a veces, un fetiche político y una distracción.<br />

En noviembre de 2004, Howard aparentaba creer que la violencia política<br />

no proviene de las circunstancias sociales, sino de agitadores externos<br />

15 , si bien una simple mirada hacia las estadísticas sociales y criminales<br />

de los aborígenes pondría esta postura en tela de juicio. El peligro,<br />

aparentemente, sólo llegará a Australia desde el exterior, hablando<br />

con acento extranjero y al servicio de creencias extrañas. Sin embargo,<br />

la violencia entre indígenas, que es una epidemia, y la violencia en<br />

menor grado de negros hacia blancos, que es comunicada con menor<br />

frecuencia en los informes (por ejemplo, el vandalismo), podría convertirse<br />

rápidamente en una violencia interracial. Lo sorprendente es<br />

que esto no haya ocurrido aún.<br />

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Notas<br />

1 La población indígena de Australia es de aproximadamente 500.000<br />

habitantes; el 4% de una población total de 20 millones. (N. del E.)<br />

2 En 1992, los isleños de Torres ganaron el juicio clave de Mabo y otros<br />

contra Queensland, donde se reconoce el título nativo como perteneciente<br />

a la legislación australiana sobre la tierra. (N. del E.)<br />

3 Reynolds, Henry. 1987. Frontier. Sydney: Allen & Unwin; y Reynolds,<br />

Henry. 1995. Fate of a Free People. Ringwood: Penguin.<br />

4 Day, David. 1997. Claiming a Continent. Australia: HarperCollins Publishers.

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