FREERiDE en norueGA FREERiDE en norueGA - Senderoxtrem
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Kathmandú. El sueño se hace pres<strong>en</strong>te<br />
Un sol raso, invernal, casi inerte, me despierta al colarse<br />
por la v<strong>en</strong>tanilla del avión. Tardo unos segundos<br />
<strong>en</strong> desperezarme. Lo justo para cruzar la línea imaginaria<br />
del cristal que me separa del mundo exterior.<br />
Volamos a once mil metros y la temperatura es de<br />
35º bajo cero. El horizonte es un perfil d<strong>en</strong>tado de<br />
montañas heladas que separan el altiplano tibetano<br />
de lo que durante muchos años fue el reino de Nepal.<br />
Estoy fr<strong>en</strong>te al Himalaya, la cordillera más elevada<br />
del planeta, la morada de los Dioses…<br />
He t<strong>en</strong>ido que dejar atrás meses de preparativos, de<br />
sueños, a veces de pesadillas, para llegar al inicio de<br />
la av<strong>en</strong>tura. Ahora todo me parece irreal. Es como si<br />
tratase de beber un elixir delicioso <strong>en</strong> una copa de<br />
cristal que está a punto de romperse <strong>en</strong> mil pedazos.<br />
Quizá todavía estoy dormido. A veces me cuesta distinguir<br />
<strong>en</strong>tre la ficción de mis fantasías y la realidad<br />
que me rodea. El aterrizaje <strong>en</strong> Kathmandú me da la<br />
respuesta. Voy camino del Great Himalaya Trail. Todo<br />
cobra s<strong>en</strong>tido l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te.<br />
Kathmandú no parece Kathmandú. El bullicio habitual<br />
de las temporadas de trekking, que coincid<strong>en</strong> con los<br />
periodos previo y posterior a las lluvias monzónicas<br />
del verano, ha sido sustituido por una paz cristalina.<br />
Las calles están casi vacías. Todo parece más limpio.<br />
Solam<strong>en</strong>te el sonido de las bocinas de coches<br />
y motos me recuerda donde estoy. Mi<strong>en</strong>tras paseo<br />
por las calles de Thamel int<strong>en</strong>tando recuperarme del<br />
adormecimi<strong>en</strong>to que me provoca el cambio horario,<br />
trato de aclararme. ¿A qué vine de nuevo a Nepal?<br />
Este país de 800 kilómetros de largo por 200 de ancho<br />
vive <strong>en</strong>cerrado <strong>en</strong>tre colosos de la talla de China<br />
y la India. Durante siglos, se rigió por las directrices<br />
marcadas desde el Palacio Real por una dinastía monárquica<br />
que, a pesar de su carácter absolutista, casi<br />
autócrata, era apreciada por el pueblo. Una década<br />
de revueltas provocadas por los Maoistas, que acabó<br />
convirtiéndose <strong>en</strong> una guerra civil <strong>en</strong>cubierta, puso<br />
fin al régim<strong>en</strong>. Pero por <strong>en</strong>cima de id<strong>en</strong>tidades políticas,<br />
religiosas o étnicas, lo que de veras distingue y<br />
condiciona a este pequeño estado es la pres<strong>en</strong>cia de<br />
la cordillera del Himalaya. Nada escapa a la mirada<br />
vigilante de las montañas, que son v<strong>en</strong>eradas como<br />
algo sagrado.<br />
Hace unos años, casi por casualidad, descubrí <strong>en</strong> una<br />
librería de Kathmandú un mapa con una línea pintada<br />
a trazos de colores sobre el territorio de Nepal. Se<br />
iniciaba <strong>en</strong> un extremo y, cambiando gradualm<strong>en</strong>te<br />
de tono, llegaba hasta la otra punta del país. Por un<br />
impulso incompr<strong>en</strong>sible, supe de forma instantánea<br />
que quería recorrerla.<br />
GREAT HIMALAYA TRAIL. EL PAÍS AZAFRÁN<br />
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