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CUADERNOS DE BDSM - nº 23
Frecuentemente tuve la sensación de que el mundo del SM nacional era bastante
reducido. Más o menos las mismas personas probando distintos canales en los que
solíamos coincidir por un lado u otro. Y el boca a boca funcionaba, pese a lo precario de
los medios.
El recuerdo que guardo de aquella época es de una enorme pasión. Todos muy
emocionados y lanzados por hacer realidad nuestras fantasías. Con una ingenuidad y
una franqueza conmovedoras.
Así todo, tardé en dar el paso para tener los primeros encuentros. Quedar en una
cafetería, ver qué tal química había... Ir a algún hotel o picadero, maletas en mano, con
todo el ajuar... Qué candor, mirándolo desde la perspectiva de hoy
Fue la época de rodaje, coger tablas, y autoafirmarme. La etapa de comprobar el salto
entre fantasía y realidad. De llevarme muchos chascos, y algún disgusto. Y la época de
poner a prueba mi relación de pareja, ya que esta faceta me absorbía cada vez más.
Vivir dos vidas a la vez, y no hacer renuncias en ninguna de ellas, es tan intenso como
exigente.
No tenía a mi alcance clubs, foros, grupos, ni nadie afín que me llevase de la mano, así
que aprendí en carne propia cosas valiosísimas, marcadas ya para siempre. Por ejemplo,
que quedar para una "charla de café", es en mi opinión una pésima forma de conocerse;
ya que le quita toda la magia al primer contacto. A la hora de empezar una relación, la
magia, la química inicial, lo es casi todo.
Aprendí a no ir por la vida a cara descubierta. Hay mucho enamoradizo por ahí, y
mucho cotilla, y gente con demasiado tiempo libre. Y las relaciones, se sabe cómo
empiezan, pero no cómo acaban.
Aprendí a disociar tajantemente mi faceta de Dómina, de mi vida cotidiana. El no
hacerlo así desde principio, me ha acarreado innumerables disgustos y problemas. No
por malicia de nadie, sino por simples meteduras de pata o indiscreciones. Así que...
nunca más.
Y aprendí que tener un sitio de encuentros, adecuado y a disposición, es primordial.
Carecer de él, condiciona todo lo demás.
Lo mejor de esta fase iniciática: el vivir experiencias estupendas, y relaciones
excepcionales. Algunas de las cuales siguen hoy, catorce o quince años después. Con
más pasión, si cabe, que entonces. Y eso ya compensa sobradamente todo el esfuerzo
empleado.
LLEGA INTERNET
Cuando se generaliza el uso del correo electrónico, internet pasa a ser el canal de
contacto por excelencia entre personas sadomasoquistas. Apenas hace diez años de ello
y coincide con la implantación de los teléfonos móviles y las cámaras digitales. Tres
pilares clave para alguien que se reconoce fetichista, exhibicionista, y promiscua. Y
obsesa, como soy, con la discreción.
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