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CUADERNOS DE BDSM - nº 23 • La creciente presencia del bDsM o el sadomasoquismo o el fetichismo en el menú sexual de prácticas normativas… La fagocitación de la minoría “desviada” por la mayoría: sexualización de la cultura popular y agresivización de las prácticas sexuales. Esto no quiere decir que el bDsM haya dejado de ser minoritario o desviado, pero la cultura mainstream lo toma como espejo en el que mirarse por los datos explicados de refuerzo o incluso recreación y ampliación de roles de género clásicos mujer/hombre. El sadomasoquismo ofrece un trampolín inmejorable para el capitalismo del deseo como una tapadera “hedonista” (lo que siempre ha hecho el consumismo) para relaciones sexuales y de género problemáticas (sexo particularmente violento o agresivo –no consensuado- por parte de varones hacia mujeres u hombres, insatisfacción sexual masculina heterosexual –principalmente- resuelta por el consumo de porno que idealiza la sumisión femenina). ¿Y las mujeres? No obstante, la pequeña/gran comunidad bDsM, diversa en su interior, está compuesta en su mitad (bueno, esto es algo optimista, digamos que “debería estar compuesta por”) por (cis)mujeres que también somos partícipes de la cultura pornográfica, como espectadoras/lectoras, creadoras/productoras e intérpretes/actrices. He sido interpelada en numerosas ocasiones sobre la compatibilidad de una militancia en la diversidad sexual feminista… con la práctica y fantasía bDsM, especialmente como practicante/disfrutadora de un rol “pasivo” (sumiso o, más exactamente, bottom). En muchas ocasiones sé que tiene que ver con mi identidad femenina: si soy una víctima del sistema que me cosifica (heteropatriarcal capitalista) tengo el cerebro lavado por las fantasías masculinistas. Suelo contestar que, sí, que lo personal es político. Y, en segundo momento, que es la misma pregunta-tesis farisea de que los públicos y audiencias televisivas o de los medios de comunicación fueran exclusivamente receptores pasivos de las agendas públicas y políticas. En síntesis, que “lo personal es político y en la cama representamos lo que podemos, lo que nos dejan y lo que sabemos”. ¿Qué sabemos? En primerísimo lugar: hablar de “sexo” es hablar de control social (por parte de las iglesias, de la sociedad, de éticas conservadoras). En segundo lugar, el sexo es lo que nos enseñan las representaciones culturales de lo que es “sexo” (penetración pene en vagina, entre dos personas, en una cama). En tercer lugar, superado el estupor y la emoción de los primeros escarceos sexuales, el sexo es lo que nos enseñan y practicamos con nuestras parejas sexuales. En cuarto lugar, el sexo es lo que nos señala nuestro cerebro/entrepierna como deseable/húmedo aunque esté mediado por esos códigos binarios y vainilla. Las humanas y los humanos somos capaces de sobreponernos al estupor de esas cuatro dimensiones del heterosexismo que nos cae encima incluso antes de la primera vez que follamos; e idear formas nuevas/viejas/distintas de relacionarnos. Una de ellas es el bDsM. Y es que, al final, de lo que se trata, sea en un estilo más clásico o más innovador, es de que lo que hagamos nos ponga, nos seduzca, nos excite. Si, como hombre profeminista, no te pone ser activo CuadernosBDSM es un proyecto sin ánimo de lucro y su distribución es libre y gratuita, sólo para PÙBLICO ADULTO. Los artículos pertenecen a sus autores. Está prohibido modificar los textos, así como comerciar con este material.. Pag. 10

CUADERNOS DE BDSM - nº 23 o top con tu pareja sexual, bienvenida sea tu sexualidad. Si, no obstante, tu conciencia feminista conflictúa con el deseo de tu entrepierna socializado en el porno mainstream, puede ser una buena idea que busques una compañera de juegos sexuales a quien le ponga la representación –estrictamente lúbrica- de esos roles en el sexo. Hecha la ley, hecha la trampa: la heteronormatividad ofrece una plataforma para reírnos de ella o reapropiarnos de ella desde lo queer, transgénero, feminista, bDsM o, simplemente, dando la vuelta a la tortilla. Y es que, al final lo que importa, es ser felices consensuadamente. Gracias a mis amantes masculinos y femeninas por haber cocreado mi ars amandi, a las activistas transfeministas y queer por servirme de inspiración y a mis amigas por ser interlocutoras con sus vidas, palabras y obras; y a Anaïs Nin y Catherine M. por crear un imaginario experiencial femenino. Dita Bi Teese Otros artículos publicados en Cuadernos de BDSM con la colaboración de esta autora que también pueden interesarles: ESCENAS BDSM ¿QUEER? Francisco Javier Gallardo Linares & Dita bi Teese. CuadernosBDSM nº 18 http://cuadernosbdsm.sadomania.net/cuadernos/CBDSM18.pdf LesTESTÖ: Abiertos. “Versiones de la masculinidad femenina desde lo Trans y BDSM” Toxic Lesbians. CuadernosBDSM nº 17 http://cuadernosbdsm.sadomania.net/cuadernos/CBDSM17.pdf CuadernosBDSM es un proyecto sin ánimo de lucro y su distribución es libre y gratuita, sólo para PÙBLICO ADULTO. Los artículos pertenecen a sus autores. Está prohibido modificar los textos, así como comerciar con este material.. Pag. 11

CUADERNOS DE BDSM - nº 23<br />

• La creciente presencia del bDsM o el sadomasoquismo o el fetichismo en el<br />

menú sexual de prácticas normativas… La fagocitación de la minoría “desviada”<br />

por la mayoría: sexualización de la cultura popular y agresivización de las<br />

prácticas sexuales.<br />

Esto no quiere decir que el bDsM haya dejado de ser minoritario o desviado, pero la<br />

cultura mainstream lo toma como espejo en el que mirarse por los datos explicados de<br />

refuerzo o incluso recreación y ampliación de roles de género clásicos mujer/hombre. El<br />

sadomasoquismo ofrece un trampolín inmejorable para el capitalismo del deseo como<br />

una tapadera “hedonista” (lo que siempre ha hecho el consumismo) para relaciones<br />

sexuales y de género problemáticas (sexo particularmente violento o agresivo –no<br />

consensuado- por parte de varones hacia mujeres u hombres, insatisfacción sexual<br />

masculina heterosexual –principalmente- resuelta por el consumo de porno que idealiza<br />

la sumisión femenina).<br />

¿Y las mujeres?<br />

No obstante, la pequeña/gran comunidad bDsM, diversa en su interior, está compuesta<br />

en su mitad (bueno, esto es algo optimista, digamos que “debería estar compuesta por”)<br />

por (cis)mujeres que también somos partícipes de la cultura pornográfica, como<br />

espectadoras/lectoras, creadoras/productoras e intérpretes/actrices. He sido interpelada<br />

en numerosas ocasiones sobre la compatibilidad de una militancia en la diversidad<br />

sexual feminista… con la práctica y fantasía bDsM, especialmente como<br />

practicante/disfrutadora de un rol “pasivo” (sumiso o, más exactamente, bottom). En<br />

muchas ocasiones sé que tiene que ver con mi identidad femenina: si soy una víctima<br />

del sistema que me cosifica (heteropatriarcal capitalista) tengo el cerebro lavado por las<br />

fantasías masculinistas. Suelo contestar que, sí, que lo personal es político. Y, en<br />

segundo momento, que es la misma pregunta-tesis farisea de que los públicos y<br />

audiencias televisivas o de los medios de comunicación fueran exclusivamente<br />

receptores pasivos de las agendas públicas y políticas. En síntesis, que “lo personal es<br />

político y en la cama representamos lo que podemos, lo que nos dejan y lo que<br />

sabemos”. ¿Qué sabemos?<br />

En primerísimo lugar: hablar de “sexo” es hablar de control social (por parte de las<br />

iglesias, de la sociedad, de éticas conservadoras). En segundo lugar, el sexo es lo que<br />

nos enseñan las representaciones culturales de lo que es “sexo” (penetración pene en<br />

vagina, entre dos personas, en una cama). En tercer lugar, superado el estupor y la<br />

emoción de los primeros escarceos sexuales, el sexo es lo que nos enseñan y<br />

practicamos con nuestras parejas sexuales. En cuarto lugar, el sexo es lo que nos señala<br />

nuestro cerebro/entrepierna como deseable/húmedo aunque esté mediado por esos<br />

códigos binarios y vainilla. Las humanas y los humanos somos capaces de<br />

sobreponernos al estupor de esas cuatro dimensiones del heterosexismo que nos cae<br />

encima incluso antes de la primera vez que follamos; e idear formas<br />

nuevas/viejas/distintas de relacionarnos. Una de ellas es el bDsM. Y es que, al final, de<br />

lo que se trata, sea en un estilo más clásico o más innovador, es de que lo que hagamos<br />

nos ponga, nos seduzca, nos excite. Si, como hombre profeminista, no te pone ser activo<br />

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