¿Psicoanálisis y/o Psicoterapia? - Asociación Psicoanalítica de ...
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REVISTA DE PSICOANÁLISIS<br />
DE GUADALAJARA<br />
Grupo Psicoanalítico <strong>de</strong> Guadalajara<br />
COMITÉ EDITORIAL<br />
Directora<br />
Norah Gramajo<br />
Secretaria<br />
Adriana Lira<br />
MIEMBROS DE COMITÉ EDITORIAL<br />
María Esther Guzmán<br />
Celia González<br />
María Cristina Espinosa<br />
Patricia Reyes<br />
Carmen Villoro
La Revista <strong>de</strong> Psicoanálisis <strong>de</strong> Guadalajara<br />
es propiedad <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara, A.C.<br />
Publicación anual, 2010.<br />
El Comité Editorial no es responsable<br />
<strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> los artículos publicados.<br />
Todos los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> reproducción<br />
<strong>de</strong> los textos aquí publicados están<br />
reservados a Revista <strong>de</strong> Psicoanálisis <strong>de</strong> Guadalajara<br />
DR © 2010 <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara, A.C.<br />
(Grupo <strong>de</strong> estudio)<br />
Filial <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA)<br />
Sociedad Componente <strong>de</strong> la Fe<strong>de</strong>ración <strong>Psicoanalítica</strong><br />
<strong>de</strong> América Latina (FEPAL)<br />
Paseo <strong>de</strong> la Arboleda No. 632. Jardines <strong>de</strong>l Bosque<br />
Guadalajara, Jalisco, México<br />
ISSN 1870-5952<br />
R.D: 04-2008-061314551900-102
REVISTA DE PSICOANÁLISIS<br />
DE GUADALAJARA<br />
Grupo Psicoanalítico <strong>de</strong> Guadalajara<br />
Prólogo<br />
ADRIANA LIRA<br />
Psicoanálisis y/o psicoterapia<br />
EDUARDO BRAIER<br />
El analista confrontado al trabajo con pacientes adolescentes<br />
en riesgo: más allá <strong>de</strong> los límites<br />
SILVIA FLECHNER<br />
Juegos <strong>de</strong> vida - Juegos <strong>de</strong> muerte en la adolescencia<br />
ÁLVARO NIN<br />
Sobre el encuadre en psicoanálisis<br />
RICARDO AVENBURG<br />
El padre real, el padre i<strong>de</strong>alizado y la función paterna<br />
J-C STOLOFF<br />
Efectos <strong>de</strong> la violencia sobre la persona <strong>de</strong>l analista en el campo<br />
psicoanalítico<br />
CLARA G. BENSEÑOR y otros<br />
Cena en familia<br />
CRISTINA FALISE<br />
La hospitalidad en las fronteras<br />
CECILIA RODRÍGUEZ<br />
Al filo <strong>de</strong>l diván. Interrogaciones sobre la clínica<br />
ADRIANA LIRA<br />
El prejuicio, sus efectos en la clínica psicoanalítica<br />
MIRIAM GRYNBERG<br />
Índice<br />
7<br />
11<br />
21<br />
29<br />
37<br />
41<br />
49<br />
53<br />
57<br />
63<br />
67<br />
Núm. 5 2011
La terapia psicoanalítica un nuevo camino <strong>de</strong>l psicoanálisis<br />
LAURA MEJORADA<br />
Águila o Sol. Psicoanálisis vs. <strong>Psicoterapia</strong><br />
PATRICIA REYES<br />
Por los caminos <strong>de</strong> la cura. Vicisitu<strong>de</strong>s en el encuentro analítico<br />
MICAELA HERNÁNDEZ ABAD<br />
Reflexiones sobre la “cura”. Psicoanálisis y/o psicoterapia<br />
MARÍA ESTHER GUZMÁN<br />
El psicoanálisis o el trompo <strong>de</strong> la vida<br />
CRISTINA OETLING<br />
75<br />
79<br />
83<br />
87<br />
91
Tiene en sus manos el número 5<br />
<strong>de</strong> la Revista <strong>de</strong> psicoanálisis <strong>de</strong><br />
Guadalajara, al abrir esta revista cruza<br />
una vez más, la puerta que ya por 5<br />
años la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara<br />
franquea, invitando a compartir, discutir y pensar;<br />
continuamos dialogando con los colegas, intentando<br />
complejizar el psicoanálisis, enriqueciéndolo con<br />
diferentes posturas teóricas. Con este número<br />
compartimos también un importante momento <strong>de</strong><br />
la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara, ya que<br />
a principio <strong>de</strong> año hemos festejado la graduación <strong>de</strong><br />
la primera generación <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Psicoanálisis<br />
ya como grupo <strong>de</strong> estudio reconocido por la<br />
<strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> Internacional.<br />
En esta ocasión el recorrido nos lleva por los<br />
aportes que en el Simposio <strong>de</strong> las Américas han<br />
realizado generosos colegas como el Dr. Eduardo<br />
Braier, quien en su artículo “Psicoanálisis o<br />
<strong>Psicoterapia</strong>” <strong>de</strong>sarrolla <strong>de</strong> manera fecunda y clara,<br />
como es su carácter, su argumentación personal<br />
a la polémica pregunta <strong>de</strong> <strong>¿Psicoanálisis</strong> y/o<br />
<strong>Psicoterapia</strong>? nos señala que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su posición<br />
teórica y su experiencia clínica con ambos métodos<br />
terapéuticos, reconoce diferentes. Especifica que<br />
los procesos terapéuticos pue<strong>de</strong>n tener semejanzas,<br />
pero también diferencias significativas y se trata <strong>de</strong><br />
procedimientos no sólo técnicamente distintos en<br />
<strong>de</strong>terminados puntos, sino también con distintas<br />
indicaciones clínicas, objetivos y alcances, que<br />
<strong>de</strong>smenuza para tenerse siempre en cuenta y saber<br />
qué estamos haciendo y a dón<strong>de</strong> vamos con ello.<br />
En el siguiente piso encontramos los artículos<br />
que la Dra. Silvia Flechner “El analista confrontado<br />
Prólogo<br />
al trabajo con pacientes adolescentes<br />
en riesgo: más allá <strong>de</strong> los límites”,<br />
y el <strong>de</strong> “Juegos <strong>de</strong> vida–Juegos <strong>de</strong><br />
muerte en la adolescencia” <strong>de</strong>l Dr.<br />
Álvaro Nin, ambos presentados en Guadalajara, en<br />
las “Jornadas <strong>de</strong> niños y adolescentes”. Dos trabajos<br />
que se correspon<strong>de</strong>n con los problemas que hacen a<br />
la clínica con adolescentes y a las dificulta<strong>de</strong>s que<br />
encontramos al confrontarnos en forma incesante a<br />
la vida, la sexualidad y la muerte.<br />
“Movimientos pulsionales los que se ponen en<br />
juego, <strong>de</strong> una forma peculiar que, en gran medida<br />
se materializa a través <strong>de</strong>l actuar. Actuar que en<br />
muchos casos toma la forma <strong>de</strong> un acto intrusivo<br />
y violento para el propio adolescente o para su<br />
entorno” nos dice la Dra. Flechner; mientras<br />
el Dr. Nin partiendo <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as freudianas y<br />
winnicottianas nos a<strong>de</strong>ntra en la perspectiva <strong>de</strong>l<br />
juego que permite abrir paso hacia la comprensión<br />
<strong>de</strong> las dinámicas inconscientes, dando un recorrido<br />
explicativo <strong>de</strong> cada tipo <strong>de</strong> juego, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el juego<br />
<strong>de</strong>l espejo, al juego <strong>de</strong>l otro-otros, etc. y profundiza<br />
en cómo, a través <strong>de</strong>l juego se pue<strong>de</strong> permitir<br />
el acceso a la exogamia, siendo el análisis y el<br />
juego con adolescentes portador <strong>de</strong> lo nuevo y lo<br />
diferente que posibilite nuevas resignificaciones y<br />
reestructuraciones psíquicas.<br />
En el tercer nivel Ricardo Avenburg nuevamente<br />
nos convoca a pensar sobre el dispositivo analítico,<br />
con su característica orientación rigurosa, el autor<br />
invita a pensar sobre el encuadre que se da para que<br />
se posibilite el diálogo, que no pue<strong>de</strong> ser previo a la<br />
relación entre analista y analizado. Nos propone, la<br />
tarea <strong>de</strong> crear las condiciones para que los diferentes<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
7
niveles <strong>de</strong> lógica puedan <strong>de</strong>sarrollarse a la vez que<br />
permitir el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> las contradicciones entre<br />
ellos. Propone, que la forma que adquirirán estos<br />
diálogos ha <strong>de</strong> ser construida a partir <strong>de</strong> los mismos,<br />
en el mismo proceso y no establecida <strong>de</strong> antemano,<br />
en esta orientación “armamos el encuadre en<br />
función <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s, ante todo subjetivas,<br />
<strong>de</strong>l paciente y <strong>de</strong>l objetivo o los objetivos que nos<br />
propongamos; el escenario (“setting”) ha <strong>de</strong> ser<br />
a<strong>de</strong>cuado a la obra que se representa”.<br />
Seguimos el recorrido <strong>de</strong> esta edificación en<br />
revista y nos encontramos con tres artículos <strong>de</strong><br />
colaboradores extranjeros, “El padre real, el padre<br />
i<strong>de</strong>alizado y la función paterna” don<strong>de</strong> el Dr. J.-<br />
C. Stoloff, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> París nos comparte sus actuales<br />
indagatorias sobre si en la sociedad posmo<strong>de</strong>rna y<br />
por lo tanto en el individuo existe una <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong> la función paterna más allá <strong>de</strong>l padre real,<br />
sosteniendo su discusión en la teoría lacaniana, se<br />
pregunta cómo nuestras socieda<strong>de</strong>s laicas pue<strong>de</strong>n<br />
asumir al mismo tiempo la paridad o la igualdad<br />
hombre-mujer y sus consecuencias: la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong> la representación <strong>de</strong>l padre i<strong>de</strong>alizado y preservar<br />
sin embargo la función paterna, transmisora <strong>de</strong> la<br />
ley moral.<br />
Es un ameno recorrido por diversos autores<br />
sustentando cómo se mantiene o no la primacía<br />
<strong>de</strong>l falo, lo femenino y el transcurrir edípico,<br />
<strong>de</strong>finiendo allí la función que se espera <strong>de</strong>l analista.<br />
Con la misma tónica <strong>de</strong> la clínica muy actual, el<br />
grupo <strong>de</strong> investigación <strong>de</strong> la Lic. Liliana Revuelta<br />
nos ejemplifica los “Efectos <strong>de</strong> la violencia sobre<br />
la persona <strong>de</strong>l analista en el campo analítico”<br />
enmarcando la situación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un fenómeno<br />
sociocultural actual, discusión para pensar los<br />
fenómenos <strong>de</strong>l trabajo analítico que se sustenta<br />
en la elaboración y /o metabolización <strong>de</strong>l empuje<br />
pulsional, principalmente <strong>de</strong>l agresivo, cómo<br />
ingresa al setting analítico la violencia y qué<br />
recursos tiene el analista ante ella y su propia<br />
violencia. Y por último en este piso, la Lic. Falise<br />
nos presenta, con gran creatividad, ingrediente<br />
indispensable para cualquier analista <strong>de</strong> niños, un<br />
menú para a<strong>de</strong>ntrarnos en la perspectiva <strong>de</strong>l trabajo<br />
con una niña obesa y dar cuenta <strong>de</strong> las dolorosas<br />
vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la “Cena en familia” plato por plato<br />
sin faltar el postre agridulce.<br />
En el piso superior y último, encontramos<br />
ocho artículos que fueron presentados en las<br />
mesas <strong>de</strong>l simposio <strong>de</strong> las Américas don<strong>de</strong> el tema<br />
que encauzó los <strong>de</strong>bates que en él se sucedieron<br />
fue Psicoanálisis y <strong>Psicoterapia</strong>, encontramos<br />
8<br />
así, diversas sendas para un mismo tema, Cecilia<br />
Rodríguez escribe sobre “La hospitalidad en las<br />
fronteras”, “el encuentro analítico precisa <strong>de</strong> esa<br />
hospitalidad por parte <strong>de</strong> ambos miembros <strong>de</strong> la<br />
dupla analítica, es <strong>de</strong>cir, analizante y analizado,<br />
para que cualesquiera que sean las condiciones<br />
posibles, pueda darse cabida a la construcción <strong>de</strong><br />
un espacio <strong>de</strong> intimidad que permita el trabajo<br />
analítico”.<br />
Adriana Lira, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> “Al filo <strong>de</strong>l diván,<br />
interrogaciones sobre la clínica” invita a los<br />
analistas a orientar sus prácticas basados siempre<br />
en el cuestionamiento, pensar en los fenómenos<br />
que se presentan en la sesión, fuera <strong>de</strong> la sesión<br />
y permitirse en todo momento ser permeables al<br />
inconsciente y su inconsistencia, las explicaciones<br />
y teorías, nos dice, “son la metonimia que aparece<br />
ante lo <strong>de</strong>sconocido, ante lo incognoscible <strong>de</strong>l<br />
inconsciente, con ellas nos agarramos fuerte <strong>de</strong><br />
un peldaño, pero lo que hace a este artículo y a la<br />
clínica psicoanalítica es la interrogación. Así que<br />
sigamos al filo <strong>de</strong>l diván, al filo <strong>de</strong>l inconsciente.<br />
La permanente interrogación es el corazón<br />
<strong>de</strong> nuestra práctica”. Seguida <strong>de</strong> otra entrega <strong>de</strong><br />
Miriam Grynberg que mantiene su interés en “el<br />
prejuicio, sus efectos en la clínica psicoanalítica”<br />
y cómo pue<strong>de</strong> el analista verse afectado y afectar el<br />
proceso analítico ante sus prejuicios <strong>de</strong>biendo como<br />
analistas, en cada aventura analítica arriesgarse a<br />
<strong>de</strong>construir sus prejuicios para permitirse entrar<br />
en el espacio enigmático. Laura Mejorada con<br />
su trabajo “la terapia psicoanalítica un nuevo<br />
camino al psicoanálisis” y Micaela Hernán<strong>de</strong>z,<br />
con “Por los caminos <strong>de</strong> la cura, Vicisitu<strong>de</strong>s en<br />
el encuentro analítico”. Anuda teóricamente los<br />
casos clínicos que nos muestran su enfoque acerca<br />
<strong>de</strong> la psicoterapia o cómo trabaja el psicoanálisis.<br />
En ambos artículos se muestra las posibilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> modificación tanto <strong>de</strong> la psicoterapia como <strong>de</strong>l<br />
psicoanálisis y la pasión <strong>de</strong> la entrega analítica es<br />
lo que les da cuerpo a cada una <strong>de</strong> ellos. Patricia<br />
Reyes echa un volado “Águila o sol, Psicoanálisis<br />
vs. <strong>Psicoterapia</strong>”, nos manifiesta su preocupación<br />
centrada en no confundir la forma con el fondo y<br />
conservar lo que al psicoanálisis le da su i<strong>de</strong>ntidad.<br />
Al diferenciar una técnica <strong>de</strong> otra, precisa que<br />
las diferencias (si las hay) y las aproximaciones<br />
tienen mucho que ver con la forma <strong>de</strong> dirigir la cura.<br />
Personalmente no cree que ni la psicopatología ni<br />
los preceptos técnicos como la frecuencia <strong>de</strong> las<br />
sesiones, el uso <strong>de</strong>l diván o la implementación<br />
<strong>de</strong> un encuadre rígido sean <strong>de</strong>marcatorios <strong>de</strong> los<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
límites entre lo que sería una psicoterapia o un<br />
psicoanálisis, y coinci<strong>de</strong> con Laura Mejorada en que<br />
se pue<strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> una psicoterapia el primer paso<br />
<strong>de</strong> un análisis: El uno a partir <strong>de</strong>l otro y viceversa.<br />
En “Reflexiones sobre la “cura” Psicoanálisis y/o<br />
<strong>Psicoterapia</strong>”, Ma. Esther Guzmán nos lleva a repasar<br />
las vías <strong>de</strong> la cura psicoanalítica y sus objetivos<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Freud hasta autores contemporáneos como<br />
André Green, articula en un importante trabajo<br />
sintético el compromiso que le lleva a una reflexión<br />
<strong>de</strong> la práctica clínica propia, la forma en que se<br />
aplica la teoría obtenida mediante la investigación<br />
<strong>de</strong>l psiquismo <strong>de</strong>l analista y <strong>de</strong>l analizado en<br />
el trabajo clínico. Al final <strong>de</strong> este quinto piso,<br />
encontramos a Cristina Oetling jugando con “El<br />
psicoanálisis o el trompo <strong>de</strong> la vida” un artículo<br />
vivaz, lleno <strong>de</strong> colorido don<strong>de</strong> se muestra a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> la particular inspiración <strong>de</strong> la autora, la parte<br />
clínica don<strong>de</strong> ofrece un “psicoanálisis que gira<br />
y tiene colores, como un trompo, que <strong>de</strong>safía la<br />
objetividad y reformula la psicopatología en su<br />
vínculo con la cultura, para ofrecerle al ser humano<br />
una vida distinta que apunte hacia los colores <strong>de</strong>l<br />
cielo alegres y suaves, <strong>de</strong>jando atrás las tormentas<br />
<strong>de</strong> grises y negros”.<br />
Con este colorido llegamos al techo <strong>de</strong> nuestro<br />
edificio <strong>de</strong> conversaciones que esperamos que<br />
promuevan la discusión común, que lleven a<br />
construir nuevas controversias para ser presentadas<br />
el próximo año, renovando el psicoanálisis en esta<br />
interminable necesidad <strong>de</strong> construir e intercambiar<br />
conocimientos. Las puertas <strong>de</strong> este edificio se<br />
cierran por el momento para po<strong>de</strong>r ser inaugurado<br />
y mientras cimentamos el siguiente. A recorrer los<br />
pisos <strong>de</strong> esta quinta revista y ¡a disfrutar! todo lo<br />
que tenemos por festejar.<br />
9
¿<br />
Psicoanálisis y/o <strong>Psicoterapia</strong>?<br />
Esta pregunta sintetiza una ya<br />
antigua polémica. Sin embargo, creo<br />
que años atrás este asunto era un poco menos<br />
complicado o estaba algo más claro.<br />
Sólo intentaré dar una visión personal, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi<br />
posición teórica y mi experiencia clínica <strong>de</strong> muchos<br />
años <strong>de</strong> práctica profesional con ambos métodos<br />
terapéuticos (con lo que estoy diciendo <strong>de</strong> antemano<br />
que los reconozco como diferentes), sin preten<strong>de</strong>r<br />
llegar a un acuerdo en un asunto tan controvertido<br />
como éste, que entre otras cosas, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> tanto <strong>de</strong><br />
la filiación psicoanalítica <strong>de</strong> cada uno.<br />
Hay mucho que hablar y es un tema que suele<br />
suscitar polémicas entusiastas y hasta apasionadas.<br />
¿Por dón<strong>de</strong> po<strong>de</strong>mos empezar a abordar la<br />
cuestión? En los últimos tiempos hay cosas que<br />
han cambiado <strong>de</strong> tal forma que la vuelven aún más<br />
compleja. ¿Cuáles son?: 1) el tipo <strong>de</strong> patología<br />
predominante; 2) el psicoanálisis mismo: para<br />
po<strong>de</strong>r abordar estas patologías, más graves, y<br />
también como consecuencia <strong>de</strong> su propia evolución,<br />
el procedimiento ha experimentado cambios y<br />
agregados sustanciales, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la diversidad<br />
<strong>de</strong> escuelas que integran la babel psicoanalítica1 ;<br />
y 3) no por ser mencionado en último término es<br />
menos importante: la sociedad, qué duda cabe, ha<br />
experimentado enormes transformaciones y, como<br />
la patología, no siempre para bien, incidiendo<br />
esto, en lo que ha sido llamada la posmo<strong>de</strong>rnidad,<br />
consi<strong>de</strong>rablemente en nuestra praxis (ya saben, la<br />
pretensión <strong>de</strong>l tratamiento <strong>de</strong> la letra b: “bueno,<br />
breve, bonito y barato”). Estos vectores, para<br />
Psicoanálisis y psicoterapia<br />
emplear una metáfora proveniente <strong>de</strong><br />
la física, se entrecruzan <strong>de</strong> diferentes<br />
modos e influyen <strong>de</strong> sobremanera en la<br />
visión <strong>de</strong> la problemática.<br />
Quiero comenzar mencionando la influencia <strong>de</strong><br />
los cambios que observamos en estos años en la<br />
clínica psicoanalítica. Me refiero al predominio <strong>de</strong><br />
lo que se ha dado en llamar “patologías actuales”<br />
o “patología contemporánea”, lo que no nos dice<br />
<strong>de</strong>masiado acerca <strong>de</strong> su naturaleza; si en cambio, por<br />
ejemplo, la <strong>de</strong>nominación “trastornos narcisistas no<br />
psicóticos”. Bien, todos saben <strong>de</strong> qué hablo.<br />
El cuadro prototípico está dado por los<br />
pacientes limítrofes o bor<strong>de</strong>rline. En cambio,<br />
vemos bastante menos neurosis y caracteropatías<br />
<strong>de</strong> naturaleza neurótica. Y todo esto ha traído<br />
modificaciones importantes en nuestra práctica.<br />
Sólo haré hincapié en unas pocas. A saber: <strong>de</strong><br />
acuerdo con la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la cura – tipo, que<br />
tiene como protagonista a un analizando neurótico,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> más <strong>de</strong> una teoría <strong>de</strong> la técnica psicoanalítica<br />
*Ponencia magistral en el XXIV Simposium <strong>de</strong> las Américas,<br />
Guadalajara, efectuada el 18. 02. 11. La misma reproduce algunas<br />
i<strong>de</strong>as formuladas por el autor en el panel <strong>de</strong>l ciclo “Psicoanálisis y/o<br />
psicoterapia”, que fuera organizado por la <strong>Asociación</strong> Española <strong>de</strong><br />
Historia <strong>de</strong>l Psicoanálisis y que integrara junto a los doctores Joan<br />
Co<strong>de</strong>rch y Clotil<strong>de</strong> Pascual, bajo la coordinación <strong>de</strong>l Dr. Roberto<br />
Goldstein. (Barcelona, 6 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 2007).<br />
**Médico Psiquiatra y psicoanalista. Miembro Titular con Función<br />
Didáctica <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> Argentina y Miembro Pleno<br />
<strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> Internacional. Dirección: Salvador<br />
Espriu, 69/ 71, 6º 2ª. 08005 Barcelona, España. Dirección <strong>de</strong> correo<br />
electrónico: eabraier@telefonica.net<br />
1<br />
Me he ocupado recientemente <strong>de</strong> este tema en mi libro Hacer camino<br />
con Freud (Buenos Aires, Lugar editorial. 2009)<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
11
se espera que éste <strong>de</strong>sarrolle una neurosis <strong>de</strong><br />
transferencia, neurosis en cierto modo artificial en<br />
relación con la figura <strong>de</strong>l analista, cuyo análisis y<br />
ulterior resolución serán un eje fundamental en el<br />
proceso analítico.<br />
Otro punto, y quizá <strong>de</strong>biera plantearse antes<br />
que el <strong>de</strong> la neurosis <strong>de</strong> transferencia: dábamos<br />
por sentado que el tratamiento es un análisis <strong>de</strong> las<br />
representaciones (y los afectos, claro está), esto es, el<br />
<strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> representaciones (pensamientos,<br />
i<strong>de</strong>as, fantasías) inconscientes, labor que se<br />
sustenta en las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> figurabilidad <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>seos, <strong>de</strong> las pulsiones, esto es, en la capacidad<br />
<strong>de</strong> simbolización <strong>de</strong>l sujeto, contemplando las<br />
con<strong>de</strong>nsaciones y los <strong>de</strong>splazamientos en sus<br />
ocurrencias espontáneas, sueños, tanto nocturnos<br />
como diurnos, en los síntomas, etc., todo esto<br />
bajo la dinámica <strong>de</strong> la represión y el retorno <strong>de</strong> lo<br />
reprimido.<br />
¿Qué pasa con los pacientes no neuróticos, hoy?<br />
Primero, que como señala con acierto Green, no<br />
hacen neurosis <strong>de</strong> transferencia; y segundo, que<br />
muchos presentan una fijación a traumas psíquicos<br />
tempranos, con<strong>de</strong>nados a repetirlos (compulsión<br />
<strong>de</strong> repetición “más allá <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> placer”)<br />
sin po<strong>de</strong>r recordarlos, porque remiten a estadios<br />
anteriores a la adquisición <strong>de</strong>l lenguaje. Nos<br />
encontramos ante historias sin palabras. Aquí son<br />
necesarias las construcciones <strong>de</strong>l analista. Se<br />
trata <strong>de</strong> un gran <strong>de</strong>safío para nosotros, consistente<br />
en el análisis <strong>de</strong> lo irrepresentable o apenas<br />
representable. Es otro psicoanálisis, que atien<strong>de</strong> a<br />
un inconsciente escindido, antes que al inconsciente<br />
reprimido. Pue<strong>de</strong> verse como un abordaje <strong>de</strong> plena<br />
naturaleza psicoanalítica, al que acce<strong>de</strong>mos hoy<br />
con un mayor conocimiento <strong>de</strong> las perturbaciones<br />
<strong>de</strong>l narcisismo primitivo y <strong>de</strong>l trauma temprano en<br />
particular y frente a enfermos que antes hubiésemos<br />
tal vez consi<strong>de</strong>rado no analizables...<br />
Para algunos se estaría en los límites <strong>de</strong> la<br />
analizabilidad. Para otros, en cambio, ya nos<br />
hallaríamos fuera <strong>de</strong>l psicoanálisis vero y esta<br />
sería una extensión <strong>de</strong>l análisis o una psicoterapia<br />
psicoanalítica.<br />
¿Y la frecuencia <strong>de</strong> las sesiones? Por diferentes<br />
motivos y por lo general suele ser bastante menor<br />
que antaño. La posmo<strong>de</strong>rnidad torna difícil,<br />
aunque no imposible, que se acepten nuestras antes<br />
habituales reglas <strong>de</strong>l juego.<br />
Entretanto, las ansieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l paciente son muy<br />
otras. No prevalece la angustia <strong>de</strong> castración sino<br />
las angustias <strong>de</strong> vacío y separación, cuando no la<br />
12<br />
<strong>de</strong> aniquilamiento. Por tanto, al paciente <strong>de</strong> hoy<br />
hay que contenerlo más, frustrarlo menos y muy<br />
a menudo efectuar una terapia combinada con<br />
psicofármacos.<br />
Y ¿qué hay <strong>de</strong> la neutralidad? Pues, que con<br />
mayor asiduidad, tenemos que apartarnos <strong>de</strong><br />
una actitud neutral con el paciente frente a sus<br />
actuaciones que atentan contra él mismo, sus<br />
allegados y/o el encuadre y que nos fuerzan a<br />
adoptar <strong>de</strong>terminadas actitu<strong>de</strong>s y medidas. Pasada<br />
la tormenta, y si el paciente recupera el predominio<br />
<strong>de</strong> sus niveles neuróticos <strong>de</strong> funcionamiento,<br />
po<strong>de</strong>mos retornar a la neutralidad que caracteriza<br />
el tratamiento <strong>de</strong> las neurosis, analizando con el<br />
paciente las circunstancias que nos llevaron a ese<br />
apartamiento temporario <strong>de</strong> la posición neutral;<br />
por ejemplo, porque necesitó <strong>de</strong>l analista para<br />
que pusiera límites útiles a su yo, a la manera <strong>de</strong><br />
un superyó auxiliar. De esta pérdida, temporaria,<br />
reglada y <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong> la neutralidad con los<br />
bor<strong>de</strong>r hablaba ya Kernberg por los años 80´s.<br />
El mismo Kernberg, que a su vez <strong>de</strong>saconsejaba<br />
el empleo <strong>de</strong>l diván para este tipo <strong>de</strong> enfermos, en<br />
una <strong>de</strong> sus habituales visitas a Buenos Aires por esos<br />
años, nos <strong>de</strong>cía que en estos casos podría hablarse<br />
<strong>de</strong> psicoanálisis modificado o <strong>de</strong> psicoterapia<br />
psicoanalítica. Claro, el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la cura tipo<br />
con los neuróticos conservaba todavía gran parte<br />
<strong>de</strong> su esplendor, siendo punto <strong>de</strong> referencia y una<br />
posibilidad a nuestro alcance en mucha mayor<br />
medida que hoy.<br />
Y vinieron los aportes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diversas líneas<br />
teóricas sobre el tratamiento <strong>de</strong> esta patología<br />
contemporánea, <strong>de</strong> autores como A. Green (SPP),<br />
C. y S. Botella (SPP), N. Marucco (A. P. A.),<br />
por nombrar, entre los <strong>de</strong>stacados, a aquellos<br />
cuyo pensamiento conozco mejor; y hoy, quizá<br />
sin ambages, se habla <strong>de</strong> psicoanálisis en estos<br />
casos.....<br />
Es cuestión <strong>de</strong> ponernos <strong>de</strong> acuerdo en este<br />
punto, <strong>de</strong> lograr un consenso. Por mi parte no<br />
veo inconvenientes en llamarlo psicoanálisis; ésta<br />
es al fin y al cabo nuestra praxis psicoanalítica<br />
hoy, mayoritariamente; eso sí, cabría hablar <strong>de</strong><br />
psicoanálisis siempre y cuando mantengamos el<br />
objetivo <strong>de</strong> lograr la elaboración <strong>de</strong> los conflictos,<br />
la consecución <strong>de</strong> un trabajo elaborativo en<br />
el analizando en virtud <strong>de</strong>l cual se consiga<br />
la simbolización, la figurabilidad, ligar las<br />
experiencias traumáticas, historizar.<br />
En parte, por esto les <strong>de</strong>cía que el <strong>de</strong>bate se ha<br />
complicado un poco más en estos años. Es que la<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
epresentación <strong>de</strong>l procedimiento psicoanalítico,<br />
hasta hace poco a cargo <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> cura tipo,<br />
se ha <strong>de</strong>scentrado un tanto.<br />
En estos tratamientos hay recursos técnicos que<br />
ocupan un lugar <strong>de</strong> importancia y que no son <strong>de</strong><br />
raíz propiamente analítica sino psicoterapéutica,<br />
pero que para nada están- a mi enten<strong>de</strong>r, al<br />
menos- reñidos con los propiamente analíticos<br />
(interpretaciones, construcciones), tales como<br />
brindar sostén, continencia, constancia objetal,<br />
confianza, etc.; antes bien, estos recursos hacen<br />
posible el empleo <strong>de</strong> las herramientas terapéuticas<br />
<strong>de</strong>l psicoanálisis.<br />
Pero reservaremos el ahondar en las características<br />
<strong>de</strong>l tratamiento <strong>de</strong> las patologías actuales para mi<br />
segunda conferencia, la <strong>de</strong> mañana; ahora continuaré<br />
encarando otras cuestiones.<br />
Otra manera <strong>de</strong> abordar el tema psicoanálisispsicoterapias<br />
podría ser empezando <strong>de</strong> cero,<br />
es <strong>de</strong>cir, comenzando por <strong>de</strong>finir aunque sea<br />
brevemente los términos en cuestión, esto es,<br />
el psicoanálisis y la o las psicoterapias. Así, el<br />
término psicoanálisis, <strong>de</strong> acuerdo con su propio<br />
creador, tiene, como sabemos, una triple acepción,<br />
según lo que expresara Freud para la Enciclopedia<br />
Británica en 1922 (“Psicoanálisis y teoría <strong>de</strong> la<br />
libido”). El psicoanálisis es, nos <strong>de</strong>cía Freud:<br />
1º Un procedimiento dirigido a investigar<br />
el funcionamiento psíquico, en particular el<br />
inconsciente;<br />
2º Al mismo tiempo, un procedimiento<br />
terapéutico, empleado para tratar <strong>de</strong>terminadas<br />
enfermeda<strong>de</strong>s mentales. Estos dos objetivos, el<br />
investigativo y el terapéutico, confluyen en el<br />
llamado método psicoanalítico; y<br />
3º un conjunto <strong>de</strong> teorías que aspiran a<br />
organizarse para constituir una disciplina científica.<br />
Para el problema que hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>batir es<br />
importante esta triple acepción <strong>de</strong>l término<br />
psicoanálisis; pronto veremos por qué lo digo.<br />
En cuanto a la <strong>de</strong>nominación psicoterapia: se<br />
llama así a todo procedimiento con fines terapéuticos<br />
que esté dirigido a mitigar o resolver pa<strong>de</strong>cimientos<br />
psíquicos y/o corporales a través <strong>de</strong> la relación<br />
interpersonal entre un terapeuta y un paciente<br />
(aunque terapeuta y paciente pue<strong>de</strong>n ser más <strong>de</strong><br />
uno, claro está). Aquí nos interesan especialmente<br />
las psicoterapias verbales y, en particular, las que<br />
se conocen como psicoterapias psicoanalíticas o<br />
<strong>de</strong> orientación psicoanalítica.<br />
A todo esto, conviene recordar que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>finición que acabamos <strong>de</strong> dar acerca <strong>de</strong><br />
la psicoterapia en general, el propio método<br />
psicoanalítico no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser también una forma <strong>de</strong><br />
psicoterapia. Etchegoyen (1986), en una analogía<br />
con la cirugía, nos dice que, así como en medicina<br />
hablamos <strong>de</strong> cirugía mayor y cirugía menor,<br />
el psicoanálisis equivaldría a una psicoterapia<br />
mayor; pero en la jerga psicoanalítica cuando<br />
<strong>de</strong>cimos psicoterapia no incluimos al análisis y lo<br />
diferenciamos <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más psicoterapias.<br />
Ahora bien, ¿qué enten<strong>de</strong>mos por una<br />
psicoterapia psicoanalítica? En principio, y<br />
siguiendo esta vez a Laplanche y Pontalis (1968),<br />
se trata <strong>de</strong> una terapia basada en “los principios<br />
teóricos y técnicos <strong>de</strong>l psicoanálisis” (inconsciente,<br />
sexualidad infantil, Edipo, represión, transferencia,<br />
etc.), en la que no se cumplen, por distintas<br />
circunstancias, ciertas condiciones <strong>de</strong>l método<br />
y <strong>de</strong>l proceso psicoanalíticos en un sentido más<br />
estricto o riguroso; ya veremos luego con más en<br />
<strong>de</strong>talle esto último. Pero psicoterapia psicoanalítica<br />
sería ya aquella que en 1919, en Los nuevos<br />
caminos <strong>de</strong> la terapia psicoanalítica, proponía<br />
y avalaba el mismísimo Freud, y que, concebida<br />
a partir <strong>de</strong>l empleo <strong>de</strong> ciertas herramientas técnicas<br />
fundamentales <strong>de</strong>l psicoanálisis, admitía la aleación<br />
<strong>de</strong>l oro puro <strong>de</strong>l análisis con el cobre <strong>de</strong> otros recursos<br />
terapéuticos, para pergeñar lo que en ese contexto<br />
el inventor <strong>de</strong>l psicoanálisis llamó “psicoterapias<br />
para el pueblo”, que consistían en adaptar la técnica<br />
a otras condiciones, distintas <strong>de</strong>l encuadre analítico<br />
tradicional. Esto se viene haciendo en instituciones<br />
asistenciales públicas, por ejemplo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace ya<br />
muchos años y en distintos países.<br />
Siempre hubo y probablemente habrá<br />
psicoanalistas que no establecen -ni lo intentan<br />
siquiera- una tal distinción entre psicoanálisis y<br />
psicoterapias psicoanalíticas, consi<strong>de</strong>rándolas un<br />
continuum. Aquí influye mucho el marco referencial<br />
psicoanalítico <strong>de</strong>l que se parte. Winnicott ha sido<br />
uno <strong>de</strong> esos psicoanalistas. En 1958 (“Análisis <strong>de</strong>l<br />
niño en período <strong>de</strong> latencia”) dijo:<br />
He sido invitado a hablar <strong>de</strong>l tratamiento psicoanalítico, y en<br />
compensación un colega ha sido invitado a hablar <strong>de</strong> la psicoterapia<br />
individual. Confío en que ambos partamos <strong>de</strong>l mismo problema:<br />
¿Cómo distinguir una cosa <strong>de</strong> otra? Personalmente no me veo en<br />
condiciones <strong>de</strong> precisar la diferencia. Para mí la cuestión es: ¿Ha<br />
tenido el terapeuta formación analítica o no?<br />
Hasta aquí la cita <strong>de</strong> Winnicott. Digo yo,<br />
¿tiene sentido discriminar, caracterizar uno y otro<br />
PSICOANÁLISIS Y/O PSICOTERAPIA • EDUARDO BRAIER<br />
13
procedimiento? En mi criterio, sí, ya que, salvo en<br />
los puntos <strong>de</strong> frontera en que resulta difícil <strong>de</strong>cir<br />
que una terapia sea una cosa u otra y hasta <strong>de</strong>ja<br />
<strong>de</strong> ser algo necesario o importante precisarlo, en<br />
muchas otras ocasiones, por el contrario, resulta<br />
conveniente saber qué estamos haciendo, en tanto<br />
los procesos terapéuticos pue<strong>de</strong>n tener semejanzas<br />
pero también diferencias significativas y se trata <strong>de</strong><br />
procedimientos no solo técnicamente distintos en<br />
<strong>de</strong>terminados puntos, sino también con distintas<br />
indicaciones clínicas, objetivos y alcances.<br />
El siguiente paso es intentar <strong>de</strong>finir el<br />
método psicoanalítico -que correspon<strong>de</strong> tanto a la<br />
primera como a la segunda acepción <strong>de</strong>l término<br />
psicoanálisis- una vez más, si es que resulta posible<br />
hoy; y éste es un factor que también complejiza<br />
gran<strong>de</strong>mente el panorama. Nos encontramos<br />
con la babel psicoanalítica. De qué psicoanálisis<br />
hablamos? ¿Freudiano, kleiniano, lacaniano,<br />
winnicottiano, meltzeriano, relacional?<br />
Sólo mencionaré muy sucintamente, sin po<strong>de</strong>r<br />
exten<strong>de</strong>rme, los que me parecen los aspectos<br />
esenciales <strong>de</strong>l método psicoanalítico; y lo haré<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una raigambre freudiana, por ser aspectos<br />
fundantes y porque aquí hablo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una posición<br />
personal, la cual tiene filiación freudiana; <strong>de</strong> ahí que<br />
posea mi propia versión <strong>de</strong>l proceso psicoanalítico,<br />
que cabe advertir se parecerá a la que tienen<br />
algunos y será muy diferente <strong>de</strong> la <strong>de</strong> otros...<br />
De acuerdo con el creador <strong>de</strong>l psicoanálisis,<br />
estamos en presencia <strong>de</strong>l método psicoanalítico<br />
cuando recurrimos a su regla fundamental, la<br />
asociación libre en el paciente y su correlato, la<br />
atención flotante en el analista. (Es lo que llamamos<br />
el diálogo analítico, un diálogo peculiar don<strong>de</strong> los<br />
haya). A ello agregaremos, atentos a lo que a lo largo<br />
<strong>de</strong> su obra nos dice Freud (1914. Contribución a la<br />
historia <strong>de</strong>l movimiento psicoanalítico. AE, XIV,<br />
p. 16), que no se pue<strong>de</strong> concebir un análisis sin un<br />
miramiento por la transferencia y la resistencia.<br />
Esto último, lo <strong>de</strong> las resistencias, nos conduce<br />
en mi criterio a que, si no hay posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
elaboración (o reelaboración, como se le prefiera<br />
llamar) por parte <strong>de</strong>l analizando, o sea, en suma,<br />
análisis y superación <strong>de</strong> las distintas formas <strong>de</strong><br />
resistencia, no habrá un auténtico proceso analítico<br />
sino un mero efecto <strong>de</strong> sugestión, tal como lo señala<br />
Freud en su célebre artículo Recordar, repetir y<br />
reelaborar.<br />
Otra premisa que viene a sumarse, enunciada<br />
en 1919 en “Pegan a un niño” por Freud, es la que<br />
14<br />
se relaciona con la recuperación <strong>de</strong> recuerdos, que<br />
anuncia que un verda<strong>de</strong>ro análisis <strong>de</strong>be intentar<br />
dar cuenta <strong>de</strong> la amnesia infantil, que va <strong>de</strong> los<br />
dos a los cinco años (por supuesto, esto implica el<br />
análisis <strong>de</strong>l Edipo). Y así podríamos continuar aun<br />
limitándonos en principio a un mo<strong>de</strong>lo freudiano<br />
<strong>de</strong> la cura. Ni qué <strong>de</strong>cir cuánto se complejiza todo<br />
esto si <strong>de</strong> entrada quisiéramos incluir los mo<strong>de</strong>los<br />
suministrados por otros -gran<strong>de</strong>s- autores <strong>de</strong>l<br />
campo psicoanalítico. Nos vamos a<strong>de</strong>ntrando en<br />
puntos nodales <strong>de</strong> la polémica, y no voy a eludir<br />
una toma <strong>de</strong> posición en lo personal.<br />
Hay un criterio que se ubica en el extremo<br />
opuesto al que estoy <strong>de</strong>scribiendo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual<br />
basta con que simplemente haya una escucha <strong>de</strong><br />
parte <strong>de</strong>l analista para autorizarnos a hablar <strong>de</strong> que<br />
eso que estamos haciendo es psicoanálisis, más allá<br />
<strong>de</strong> si se cumplen o no los requisitos antes citados.<br />
Quienes así piensen podrán –o no- fundamentar<br />
tal posición <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su marco referencial particular.<br />
Es entonces cuando la polémica <strong>de</strong>saparece; ya<br />
no hay discusión posible. Pero aquí entiendo que<br />
habría que distinguir entre lo que sería un acto<br />
psicoanalítico y un proceso psicoanalítico. Podría<br />
tratarse eventualmente <strong>de</strong> lo primero, <strong>de</strong> un acto,<br />
pero el proceso ya es otra cuestión. Ahora bien, sin<br />
ir más lejos, el propio Winnicott sostenía que lo que<br />
todo psicoanalista hace con un paciente es siempre<br />
psicoanálisis y no pue<strong>de</strong> ser otra cosa que eso. No<br />
estoy <strong>de</strong> acuerdo con Winnicott. No creo que sea<br />
suficiente con el solo hecho <strong>de</strong> ser psicoanalista,<br />
salvo que podamos hablar que eso es psicoanálisis<br />
en la tercera <strong>de</strong> las acepciones mencionadas<br />
por Freud, vale <strong>de</strong>cir, en tanto corpus teórico,<br />
como base teórica <strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong>l abordaje<br />
terapéutico que haga en esas circunstancias el<br />
analista en cuestión...O que podamos consi<strong>de</strong>rar<br />
como psicoanálisis, quiero <strong>de</strong>cir, como tratamiento<br />
psicoanalítico, simplemente una sucesión <strong>de</strong><br />
actos psicoanalíticos, como últimamente viene<br />
proponiendo Norberto Marucco, prescindiendo <strong>de</strong><br />
la noción <strong>de</strong> proceso...<br />
Otro cantar es que haya o no un proceso<br />
psicoanalítico. Si efectuamos una mirada más<br />
cuidadosa <strong>de</strong> la situación podremos dilucidarlo,<br />
atendiendo a que el análisis es cosa <strong>de</strong> dos y a<br />
aspectos <strong>de</strong> la práctica psicoanalítica que han dado<br />
lugar a innumerables y valiosos aportes a lo largo<br />
<strong>de</strong> más <strong>de</strong> un siglo <strong>de</strong> psicoanálisis, en relación<br />
con conceptos tales como la transferencia, la<br />
contratransferencia, la regresión, el análisis <strong>de</strong> las<br />
resistencias, el insight y la elaboración.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Claro, hay otro razonamiento riesgoso y es<br />
que: todo tratamiento realizado por un analista, si<br />
no cumple con ciertas condiciones, que en parte<br />
he citado ya, se <strong>de</strong>sliza hacia una psicoterapia<br />
psicoanalítica. Esto es cierto, pero es una manera<br />
<strong>de</strong> entrar en las psicoterapias psicoanalíticas por<br />
la puerta trasera. Se dirá: “Es lo que hay”, “peor<br />
es nada”, “es la pariente pobre <strong>de</strong>l psicoanálisis”.<br />
O sea, se pue<strong>de</strong> caer fácilmente en menospreciar<br />
in toto a estos procedimientos, algunos <strong>de</strong> los<br />
cuales han ido alcanzando una verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad<br />
teórica con los años y <strong>de</strong>mostrado una probada<br />
eficacia terapéutica. Es que los mismos pue<strong>de</strong>n ser<br />
técnicamente a veces bastante diferenciables <strong>de</strong>l<br />
análisis y merece la pena que se estudien a fondo<br />
analogías y diferencias. Hay que <strong>de</strong>cir que en<br />
materia <strong>de</strong> estudios comparativos entre el método<br />
psicoanalítico y las psicoterapias psicoanalíticas<br />
son los autores americanos quienes tienen una larga<br />
trayectoria.<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> la aplicación<br />
<strong>de</strong> terapias <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l psicoanálisis en las<br />
instituciones asistenciales públicas, dicha<br />
aplicación pue<strong>de</strong> también justificarse por sus<br />
indicaciones clínicas, al constituir la indicación<br />
a<strong>de</strong>cuada en un momento dado; vale <strong>de</strong>cir que<br />
su existencia no solo se <strong>de</strong>be a limitaciones <strong>de</strong><br />
or<strong>de</strong>n resistencial, económico, <strong>de</strong> tiempo y/o <strong>de</strong><br />
distancia, sino también a que su empleo pue<strong>de</strong> ser<br />
consecuente con las características y circunstancias<br />
<strong>de</strong>l paciente en el momento <strong>de</strong> la consulta. En tren<br />
<strong>de</strong> nombrar, al pasar, una técnica psicoterapéutica<br />
inspirada en el psicoanálisis pero con perfiles<br />
propios, po<strong>de</strong>mos citar la que hoy cada vez con<br />
mayor frecuencia llamamos psicoterapias focales,<br />
antes conocidas simplemente como psicoterapias<br />
breves o psicoterapias <strong>de</strong> tiempo y objetivos<br />
limitados.<br />
Al respecto contamos con el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
Malan, <strong>de</strong> 1963, quien pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado el<br />
padre <strong>de</strong> la terapia focal, como <strong>de</strong>cía Mauricio<br />
Knobel. Luego vinieron otros aportes, como los<br />
<strong>de</strong> Fiorini; hay autores que han <strong>de</strong>sarrollado un<br />
mo<strong>de</strong>lo focal en Cataluña, como Víctor Hernán<strong>de</strong>z<br />
y otros; personalmente he propuesto, hace<br />
treinta años atrás, un posible mo<strong>de</strong>lo teórico <strong>de</strong><br />
este procedimiento 2 . Una situación puntual <strong>de</strong> la<br />
vida <strong>de</strong>l paciente, que po<strong>de</strong>mos llamar situaciónproblema,<br />
situación crítica o situación-obstáculo,<br />
que es una situación focalizable (más o menos<br />
recortable <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su problemática general),<br />
pue<strong>de</strong> constituir un elemento para su indicación<br />
clínica, un factor que avala y facilita su aplicación<br />
con perspectivas <strong>de</strong> buenos resultados terapéuticos,<br />
especialmente en circunstancias en las que el<br />
análisis riguroso, por así <strong>de</strong>cir, no estaría indicado.<br />
Y la técnica <strong>de</strong> la terapia focal es muy, pero que muy<br />
diferente <strong>de</strong> la técnica analítica en varios aspectos,<br />
aunque también empleemos las interpretaciones o<br />
aún las construcciones. El que no sean reconocidas<br />
y adoptadas como técnicas por algunos analistas ya<br />
es otro tema.<br />
Y están las psicoterapias psicoanalíticas no<br />
focales, a veces más difíciles <strong>de</strong> diferenciar<br />
<strong>de</strong>l método psicoanalítico, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi punto<br />
<strong>de</strong> vista son hoy por hoy mayoría en la práctica<br />
psicoanalítica, en lugar <strong>de</strong> lo que conocemos como<br />
la cura –tipo (a la que, dicho sea <strong>de</strong> paso, <strong>de</strong>bemos<br />
mantenerla como referente). Retomemos ahora<br />
la cuestión <strong>de</strong> la caracterización <strong>de</strong>l método y el<br />
proceso psicoanalíticos: Un aspecto insoslayable<br />
es el <strong>de</strong>l lugar central <strong>de</strong> la transferencia en el<br />
tratamiento psicoanalítico. La entronización <strong>de</strong> la<br />
transferencia en el análisis comienza con trabajos<br />
<strong>de</strong>l propio Freud, quien mantiene este mo<strong>de</strong>lo<br />
hasta el final <strong>de</strong> su obra, si bien con algunas<br />
vacilaciones y dándole un lugar cada vez más<br />
importante a las construcciones. Actualmente sigue<br />
habiendo analistas freudianos (no todos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
ya), también <strong>de</strong> la psicología <strong>de</strong>l yo y a<strong>de</strong>más,<br />
kleinianos, winnicottianos, meltzerianos, vale<br />
<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> distintas filiaciones, que no conciben el<br />
análisis sin un trabajo interpretativo intensivo <strong>de</strong><br />
la transferencia analítica, o sin el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la<br />
neurosis <strong>de</strong> transferencia, análisis y resolución <strong>de</strong><br />
la misma.<br />
Citaré nuevamente a Winnicott (“Objetivos <strong>de</strong>l<br />
tratamiento psicoanalítico”, 1962), quien, por<br />
ejemplo, expresó:<br />
Si nuestro propósito sigue siendo el verbalizar la conciencia<br />
naciente en términos <strong>de</strong> transferencia, estamos haciendo análisis;<br />
si no, somos analistas en el ejercicio <strong>de</strong> cualquier otra técnica que<br />
estimemos a<strong>de</strong>cuada para la ocasión.<br />
Des<strong>de</strong> este criterio el proceso transferencial y<br />
su <strong>de</strong>stino en la cura es <strong>de</strong>cisivo. Hay una <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong> Rangell en este sentido en cuanto al método<br />
psicoanalítico que nos lo pone muy difícil. Llegó a<br />
<strong>de</strong>cir Leo Rangell (1954; 1966) 3 :<br />
El psicoanálisis es un método <strong>de</strong> terapia por el cual se establecen<br />
condiciones favorables para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una neurosis<br />
transferencial, en la que el pasado se restituye en el presente con<br />
el propósito <strong>de</strong> que , mediante un ataque interpretativo sistemático<br />
2<br />
Braier, E., <strong>Psicoterapia</strong> breve <strong>de</strong> orientación psicoanalítica,<br />
Buenos Aires, Nueva visión, 1981.<br />
PSICOANÁLISIS Y/O PSICOTERAPIA • EDUARDO BRAIER<br />
15
a las resistencias que se oponen a ello, se llegue a una resolución<br />
<strong>de</strong> esa neurosis (transferencial e infantil) con el fin <strong>de</strong> provocar<br />
cambios estructurales en el aparato mental <strong>de</strong>l paciente para que<br />
éste sea capaz <strong>de</strong> una adaptación óptima a la vida. (El <strong>de</strong>stacado<br />
es <strong>de</strong>l autor).<br />
O sea, el proceso analítico pivotea aquí sobre<br />
la transferencia y su análisis como condición sine<br />
qua non. Piensen cuántos tratamientos podrían hoy<br />
respon<strong>de</strong>r estrictamente a este requisito. Creo que la<br />
mayoría <strong>de</strong> ellos no podría entrar en esta <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong> lo que merecería o no llamarse un análisis,<br />
excepción hecha <strong>de</strong> los análisis didácticos <strong>de</strong> los<br />
institutos psicoanalíticos, en los que podrían darse<br />
más ciertas condiciones favorables para una tarea así.<br />
Es que para trabajar profundizando en el análisis <strong>de</strong><br />
la transferencia por lo general necesitamos también<br />
un encuadre apropiado (en cuanto a frecuencia <strong>de</strong><br />
las sesiones, diván, etc.). Y para Rangell el lugar<br />
central <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la transferencia, que juzgaba<br />
indispensable, diferencia a<strong>de</strong>más al psicoanálisis <strong>de</strong><br />
sus <strong>de</strong>rivados psicoterapéuticos.<br />
Para otros en cambio este referente <strong>de</strong> que todo<br />
se juegue en el campo <strong>de</strong> la transferencia analítica<br />
hoy no es tan <strong>de</strong>terminante y en cambio sí discutible.<br />
Sería una cuestión <strong>de</strong> grados, con posibilidad<br />
<strong>de</strong> reconocerle al análisis <strong>de</strong> la transferencia un<br />
lugar importante pero sin <strong>de</strong>scuidar otros aspectos<br />
<strong>de</strong>l análisis, que busca al fin y al cabo “hacer<br />
consciente lo inconsciente” y tal vez por ello no<br />
<strong>de</strong>biera consistir en el análisis <strong>de</strong> nada en especial,<br />
ni <strong>de</strong> la transferencia, ni <strong>de</strong> los sueños, ni <strong>de</strong> los<br />
síntomas, etcétera.<br />
Mi opinión personal es que con la transferencia<br />
no hay que exagerar y que no todo pasa por ella.<br />
Pero el tema ya daría lugar a una discusión aparte<br />
por sí mismo, dada su importancia; será mejor<br />
entonces que volvamos al contexto <strong>de</strong> estas<br />
reflexiones.<br />
Todo esto no es otra cosa que tener en cuenta si<br />
se está <strong>de</strong>sarrollando o no un proceso psicoanalítico<br />
(aquí hago intervenir la noción <strong>de</strong> proceso, que<br />
introduzco para <strong>de</strong>cir si se trata o no <strong>de</strong>l método<br />
psicoanalítico), condicionando nuestra respuesta al<br />
quehacer <strong>de</strong> la dupla analizando-analista y haciendo<br />
también intervenir –cómo no- al encuadre, habida<br />
cuenta que hay una relación estrecha entre encuadre<br />
16<br />
3<br />
Rangell, L. (1954), “Psicoanálisis y psicoterapia<br />
dinámica: similitu<strong>de</strong>s y diferencias”, Rev. <strong>de</strong><br />
Psicoanál., XXVIII, 1, Buenos Aires, 1971; (1966),<br />
“El proceso psicoanalítico”. En L. Grinberg, M.<br />
Langer y E. Rodrigué, Psicoanálisis en las Américas,<br />
Paidós, Buenos Aires, 1968.<br />
y proceso, dado que el encuadre en sus distintos<br />
aspectos, en especial los temporales (frecuencia <strong>de</strong><br />
las sesiones) y espaciales (uso <strong>de</strong>l diván), es, ni más,<br />
pero tampoco menos que el conjunto <strong>de</strong> condiciones<br />
necesarias para llevar a cabo eficazmente la labor<br />
analítica, permitiendo y facilitando el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l<br />
proceso psicoanalítico. Siguiendo la analogía con<br />
lo quirúrgico, para que la intervención que ha <strong>de</strong><br />
empren<strong>de</strong>r sea exitosa, un cirujano necesitará los<br />
instrumentos necesarios y en buenas condiciones,<br />
así como ayudantes y, por supuesto, buena luz, ya<br />
que es muy difícil hacerlo bien en penumbras, sobre<br />
todo si el problema en cuestión no es sencillo.<br />
A fuerza <strong>de</strong> tener que sintetizar para no<br />
exten<strong>de</strong>rme <strong>de</strong>masiado, correré el riesgo <strong>de</strong><br />
parecer dogmático, puesto que cada una <strong>de</strong> las<br />
posiciones que uno pueda sustentar al respecto<br />
requeriría explicaciones más amplias para po<strong>de</strong>r<br />
fundamentarlas: personalmente consi<strong>de</strong>ro que la<br />
existencia <strong>de</strong>l proceso psicoanalítico se <strong>de</strong>fine por<br />
lo que suce<strong>de</strong> con el par analizando - analista y no<br />
unilateralmente por la intervención <strong>de</strong> uno solo <strong>de</strong><br />
los miembros; que el psicoanálisis es cosa <strong>de</strong> dos.<br />
Que, más allá <strong>de</strong> que pudieran haber esquemas<br />
referenciales que eventualmente avalen lo que<br />
suce<strong>de</strong> en una situación <strong>de</strong>terminada como que en la<br />
misma está teniendo lugar un análisis en toda regla,<br />
y que en última instancia se podría respetar esta<br />
posición, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi perspectiva una interpretación<br />
aislada, por así <strong>de</strong>cir, “no hace verano” y un insight<br />
aislado <strong>de</strong>l paciente tampoco hace verano. Vaya<br />
como muestra el calificar <strong>de</strong> proceso analítico una<br />
terapia <strong>de</strong> muy pocas sesiones semanales (una,<br />
por ejemplo): me parece a veces una expresión <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l analista, un no aceptar la castración,<br />
en un quiero y no puedo en el que se prefiere no<br />
distinguir la enorme diferencia existente con prestar<br />
atención a lo que suce<strong>de</strong> con el paciente y con un<br />
proceso más intensivo que pueda propen<strong>de</strong>r a lo<br />
que en verdad es la marca <strong>de</strong> fábrica <strong>de</strong>l proceso<br />
analítico: la elaboración, la que significa el trabajo<br />
dirigido a la superación <strong>de</strong> todas y cada una <strong>de</strong> las<br />
distintas formas <strong>de</strong> resistencia <strong>de</strong>l analizando que<br />
se contraponen a la labor analítica y a las metas <strong>de</strong>l<br />
análisis, vale <strong>de</strong>cir: resistencias a hacer consciente<br />
lo inconsciente, al cambio psíquico y, en <strong>de</strong>finitiva,<br />
a la curación o mejoría.<br />
Elaboración que <strong>de</strong>manda tiempo y trabajo,<br />
como <strong>de</strong>cía Freud. Tiempo, que <strong>de</strong>bemos enten<strong>de</strong>r<br />
no sólo como el correr <strong>de</strong>l tiempo en el almanaque<br />
sino también el concretamente <strong>de</strong>stinado a la tarea<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sciframiento y elaboración propiamente dicha,<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
vinculado con el número <strong>de</strong> sesiones; y trabajo,<br />
que no es otra cosa que la labor analítica. Es que<br />
no se pue<strong>de</strong>n hacer milagros. Pero esto es así en<br />
tanto la meta clínica sea tan ambiciosa como pue<strong>de</strong><br />
serlo en un análisis, aspirando al cambio psíquico<br />
estructural <strong>de</strong>l analizando. Nadie pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />
que sea lo mismo el tratamiento que Freud pudo<br />
haber realizado a Gustav Mahler, <strong>de</strong> pocas horas,<br />
caminando por las calles <strong>de</strong> Ley<strong>de</strong>n, que un trabajo<br />
profundo, paciente y prolongado, con continuidad<br />
<strong>de</strong> años, con capacidad <strong>de</strong> tolerancia a la frustración<br />
y a la espera en analizando y analista, pasando por<br />
períodos <strong>de</strong> transferencia negativa incluso, con<br />
posibilidad final <strong>de</strong> cambio psíquico estructural<br />
(la estructura como lo estable, lo en principio<br />
inalterable). Decía Freud en uno <strong>de</strong> sus trabajos<br />
sobre técnica psicoanalítica <strong>de</strong> la década <strong>de</strong>l ’10<br />
(“Sobre la iniciación <strong>de</strong>l tratamiento”):<br />
“[…] aun personas inteligentes olvidan la necesaria<br />
proporcionalidad entre tiempo, trabajo y resultado.”<br />
Pero no quisiera reducir la polémica a la<br />
frecuencia <strong>de</strong> las sesiones. Diré al menos, eso<br />
sí, que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong>l encuadre,<br />
el número <strong>de</strong> sesiones semanales es un factor<br />
importante, que inci<strong>de</strong> no solo cuantitativamente<br />
sino también cualitativamente en la labor analítica<br />
y <strong>de</strong> múltiples maneras, sobre las que ahora no me<br />
exten<strong>de</strong>ré (es una posibilidad incluir este tema en<br />
el coloquio); que, como sabemos, se ha venido<br />
estudiando especialmente en distintas socieda<strong>de</strong>s<br />
psicoanalíticas la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la baja frecuencia<br />
<strong>de</strong> las sesiones en los procesos terapéuticos. Por<br />
mi parte entiendo que cierto número <strong>de</strong> sesiones<br />
semanales es una condición necesaria aunque<br />
no suficiente para que tenga lugar un proceso<br />
terapéutico o psicoanalítico. (He <strong>de</strong>sarrollado<br />
exhaustivamente este tema <strong>de</strong> la frecuencia <strong>de</strong> las<br />
sesiones y el proceso analítico en un texto que<br />
publiqué hace algo más <strong>de</strong> veinte años 4 ). Ya sé<br />
que existen, afortunadamente, tratamientos con dos<br />
sesiones por semana que se aproximan mucho a lo<br />
que sería el método y el proceso analíticos (influye,<br />
entre otras cosas, el grado <strong>de</strong> analizabilidad <strong>de</strong>l<br />
paciente) y que en cambio habrá pacientes con<br />
cinco sesiones semanales en los que no se pue<strong>de</strong><br />
hablar meramente basados en este solo dato, o sea<br />
por el envase <strong>de</strong>l producto, que esté teniendo lugar<br />
un análisis.<br />
Y en cuanto al uso <strong>de</strong>l diván, ¿qué? No olvi<strong>de</strong>mos<br />
que se trata <strong>de</strong> un recurso que tiene sentido, tiene<br />
su razón <strong>de</strong> ser; no <strong>de</strong>bemos menospreciarlo, la<br />
cuestión no es igual con el analizando sentado que<br />
recostado, y no sólo por la comodidad para trabajar<br />
<strong>de</strong>l analista. Hay, en realidad, una serie <strong>de</strong> factores.<br />
Freud hablaba (parece que se lo <strong>de</strong>cía a Blanton<br />
cuando lo analizaba) <strong>de</strong> que el analizando no <strong>de</strong>be<br />
mirar el rostro <strong>de</strong>l analista porque ello perturbaría<br />
su proceso asociativo, por ejemplo. El diván,<br />
agreguemos nosotros, ayudará para que el sujeto se<br />
concentre en su mundo interior y en la asociación<br />
libre “regresivante” y se <strong>de</strong>sprenda un tanto <strong>de</strong> la<br />
realidad exterior.<br />
Todo cuenta, pero es sobre todo el conjunto <strong>de</strong><br />
los elementos que se combinan y confluyen en el<br />
encuadre para lograr condiciones apropiadas lo que<br />
opera. Asimismo, importa mucho también lo que<br />
hoy en día algunos llaman “el encuadre interno <strong>de</strong>l<br />
analista”, esencialmente la actitud <strong>de</strong>l analista en el<br />
contexto <strong>de</strong> la relación y el tratamiento. Tampoco<br />
hay que exagerar con lo <strong>de</strong>l encuadre formal y es<br />
bueno que exista una auténtica flexibilidad <strong>de</strong> parte<br />
<strong>de</strong>l analista. Porque no se trata simplemente <strong>de</strong><br />
cumplir con una marca registrada <strong>de</strong> 3-4 sesiones<br />
+ diván= psicoanálisis; no, y que esto sea el<br />
tratamiento psicoanalítico, y que si no se cumple no<br />
lo es. Lo cierto es que uno pue<strong>de</strong> empezar con un<br />
tratamiento con todo preparado para un análisis y no<br />
llegar a serlo jamás y, por el contrario, una terapia<br />
que no lo parece acaba dando lugar a un trabajo<br />
analítico satisfactorio; así <strong>de</strong> complicada pue<strong>de</strong><br />
llegar a ser la realidad. Lo que está claro también<br />
es que el encuadre por sí solo no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir si<br />
estamos o no ante un proceso psicoanalítico o bien<br />
una psicoterapia psicoanalítica.<br />
Ahora repasemos brevemente por un momento<br />
las tres acepciones <strong>de</strong>l término psicoanálisis.<br />
Por un lado, tenemos el método psicoanalítico,<br />
procedimiento que reúne 1) el aspecto investigativo<br />
y 2) el terapéutico, a lo que se suma 3) el<br />
psicoanálisis como disciplina o como proyecto <strong>de</strong><br />
disciplina científica (no es el momento <strong>de</strong> entrar<br />
ahora en discusiones epistemológicas acerca <strong>de</strong> si<br />
el psicoanálisis es o no una ciencia).<br />
A continuación veamos otro punto, que es<br />
<strong>de</strong> lo más controvertido, esquematizando algo<br />
groseramente la cuestión: supongamos un paciente<br />
4<br />
Braier, E., Tabúes en teoría <strong>de</strong> la técnica.<br />
Metapsicología <strong>de</strong> la cura, Buenos Aires,<br />
Nueva Visión , 1990.<br />
PSICOANÁLISIS Y/O PSICOTERAPIA • EDUARDO BRAIER<br />
17
en terapia, cara a cara, una vez por semana y no<br />
más (por problemas <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n resistencial y/o<br />
económico, por ejemplo), en un tratamiento con un<br />
analista, con una técnica que no es focal, con una<br />
duración en principio in<strong>de</strong>terminada, sin el empleo<br />
sistemático <strong>de</strong> la asociación libre, difícil <strong>de</strong> por<br />
sí con este encuadre, aunque apelando el analista<br />
a las interpretaciones, a la tentativa <strong>de</strong> hacer<br />
consciente lo inconsciente. Se me pregunta, esto<br />
¿es psicoanálisis? Contesto: Sí es psicoanálisis,<br />
pero enseguida advierto: Sí… y no.<br />
Sí es psicoanálisis y no es psicoanálisis. ¿Cómo<br />
es esto?, me dirán. Por favor, ¿por qué no te pones<br />
<strong>de</strong> acuerdo primero contigo mismo?<br />
Respon<strong>de</strong>ré: es sí y es no, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> a cuál <strong>de</strong> las<br />
acepciones <strong>de</strong>l término psicoanálisis nos estemos<br />
refiriendo. Sí es psicoanálisis en tanto telón <strong>de</strong><br />
fondo, como basamento teórico, es <strong>de</strong>cir, en la<br />
tercera <strong>de</strong> sus acepciones, según la <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong> Freud <strong>de</strong> psicoanálisis que recordé antes; si<br />
quieren, se pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> psicoanálisis aplicado<br />
a las psicoterapias, otra noción polémica. Sería<br />
un tratamiento que se vale <strong>de</strong> una comprensión<br />
psicoanalítica <strong>de</strong>l vínculo terapéutico y <strong>de</strong>l material<br />
<strong>de</strong>l paciente en particular, que instrumenta recursos<br />
técnicos <strong>de</strong>l método psicoanalítico, pero que no<br />
alcanza a constituir un proceso psicoanalítico, ni<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el diálogo analítico, ni <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el análisis <strong>de</strong><br />
la transferencia y <strong>de</strong> las resistencias (Braier, 1990),<br />
sino que se trata <strong>de</strong> un proceso psicoterapéutico,<br />
con semejanzas pero también con diferencias<br />
con el proceso psicoanalítico. Entonces, no es<br />
propiamente psicoanálisis en cuanto al método<br />
psicoanalítico, la primera y la segunda <strong>de</strong> las<br />
acepciones <strong>de</strong>l término.<br />
¿Y es válida esta terapia para mí,<br />
terapéuticamente hablando? Por supuesto que lo<br />
es. Pue<strong>de</strong> ser una terapia útil, o muy útil inclusive.<br />
A<strong>de</strong>más, los pacientes y nosotros haremos todo<br />
lo que podamos, poniendo lo mejor <strong>de</strong> nosotros,<br />
aunque sea con una sesión por semana o cada<br />
quince días; siempre será mejor que nada, a mi<br />
juicio al menos... pero no me atrevo a hablar en<br />
estos casos <strong>de</strong> proceso psicoanalítico.<br />
La <strong>de</strong>nominación le queda gran<strong>de</strong> a esta terapia<br />
hecha <strong>de</strong> 45 ó 50 minutos semanales, porque no<br />
hay análisis intensivo <strong>de</strong> las resistencias y por en<strong>de</strong><br />
no hay suficiente elaboración, etc. No le pidamos<br />
tampoco los resultados terapéuticos que se esperan<br />
<strong>de</strong> un análisis más intensivo, por en<strong>de</strong> más regresivo<br />
y profundo (y con lo <strong>de</strong> regresivo puedo estar<br />
tocando otro punto urticante o por lo menos sensible<br />
18<br />
y polémico; si creen que es importante la regresión<br />
<strong>de</strong>l analizando en el proceso psicoanalítico tienen<br />
allí otro elemento a consi<strong>de</strong>rar a la hora <strong>de</strong> contar<br />
con pocas sesiones, que no favorecen la regresión,<br />
o si no se emplea el diván, cuya utilización también<br />
la favorece...).<br />
¿Qué hay un porcentaje elevado <strong>de</strong> estas terapias<br />
en los consultorios psicoanalíticos <strong>de</strong> Europa y<br />
América? Sí, son los tiempos actuales, creo que en<br />
la mayoría <strong>de</strong> los casos en los que a los analistas se<br />
refiere, ésta no es una elección nuestra; simplemente<br />
es así. Son, como suelo <strong>de</strong>cir (con cierto humor<br />
agridulce), “las psicoterapias nuestras <strong>de</strong> cada<br />
día”. ¿Es psicoanálisis?, ¿no es psicoanálisis? La<br />
polémica, como hemos visto, hasta pue<strong>de</strong> consistir<br />
también en una cuestión semántica...<br />
<strong>¿Psicoanálisis</strong> o psicoterapia?<br />
1) Si nos referimos a las indicaciones clínicas<br />
en cada persona que <strong>de</strong>manda ayuda terapéutica<br />
y en <strong>de</strong>terminado momento existencial <strong>de</strong> ésta,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi perspectiva, consistente en valorar no<br />
sólo al método psicoanalítico sino también los<br />
procedimientos psicoterapéuticos <strong>de</strong> orientación<br />
psicoanalítica concienzudamente aplicados y<br />
a los que tiendo a diferenciar <strong>de</strong>l primero sin<br />
<strong>de</strong>sconocer sus analogías, diré que podrá ser tan<br />
válido un procedimiento como el otro. O será un<br />
análisis o será una psicoterapia, o empezará siendo<br />
una psicoterapia que luego evolucionará hacia un<br />
análisis.<br />
2) Si, por el contrario, a la pregunta ¿psicoanálisis<br />
o psicoterapia? la enten<strong>de</strong>mos como que tenemos<br />
que optar por uno u otro <strong>de</strong> los procedimientos,<br />
que queremos <strong>de</strong>splazar y anular a una <strong>de</strong> ellas a<br />
favor <strong>de</strong> la otra, digo que para mí es una propuesta<br />
que rechazaría <strong>de</strong> plano. Por si hace falta aclararlo<br />
a estas alturas: juzgo al análisis irremplazable y<br />
el tratamiento <strong>de</strong> elección para, por ejemplo, las<br />
neurosis y las perturbaciones <strong>de</strong>l carácter, así como<br />
para diversos cuadros <strong>de</strong>l espectro psicopatológico;<br />
y para la formación profesional como analista y/o<br />
psicoterapeuta dinámico. Aunque <strong>de</strong>man<strong>de</strong> bastante<br />
tiempo, esfuerzo y dinero. Es con lo que contamos,<br />
ya lo <strong>de</strong>cía Freud también. Pero no todo es el<br />
análisis. ¿O análisis o nada, y con cuatro sesiones<br />
semanales? Así pensaban algunos analistas, pero<br />
<strong>de</strong> esto hace mucho tiempo: la realidad <strong>de</strong>l mundo<br />
contemporáneo nos pasó por encima y <strong>de</strong>bemos<br />
a<strong>de</strong>cuarnos a ella. En ocasiones, hay también<br />
experiencias psicoterapéuticas que nos <strong>de</strong>jan un<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
aprendizaje que es útil para aquellos analistas<br />
centrados en la práctica analítica más tradicional; <strong>de</strong><br />
modo que no hay que subestimar nada. Y, reitero, las<br />
psicoterapias <strong>de</strong> inspiración psicoanalítica pue<strong>de</strong>n<br />
tener sus indicaciones clínicas, en especial allí<br />
don<strong>de</strong> el análisis no está indicado, porque tampoco<br />
el psicoanálisis es para todo el mundo o para todo<br />
momento en la vida <strong>de</strong> un sujeto.<br />
A todo esto, pensemos que la polémica se<br />
<strong>de</strong>sata cuando se propone discriminar, con i<strong>de</strong>ntidad<br />
teórica propia, a las psicoterapias individuales.<br />
Sus relaciones con el análisis (individual también,<br />
se entien<strong>de</strong>) siempre fueron conflictivas. En<br />
cierta época y en <strong>de</strong>terminados cenáculos, a<br />
quienes proponíamos otras alternativas en terapia<br />
individual <strong>de</strong> orientación psicoanalítica se nos<br />
podía llegar a consi<strong>de</strong>rar herejes, o se pensaba que<br />
teníamos resistencias al análisis y/o éramos presa<br />
<strong>de</strong> la megalomanía. Noten que la cosa cambia<br />
radicalmente si en cambio se trata <strong>de</strong> psicoterapias<br />
psicoanalíticas no individuales, como las <strong>de</strong> pareja,<br />
familia, grupos, comunida<strong>de</strong>s terapéuticas, etc.<br />
Ahí ya la coexistencia con el análisis individual<br />
es generalmente muy bien consentida y tolerada,<br />
y hasta bienvenida; entonces no hay conflicto,<br />
ni confusiones, ni mayores discusiones. Las<br />
psicoterapias individuales, por el contrario, generan<br />
dudas acerca <strong>de</strong> si estamos instalados en el oro<br />
puro <strong>de</strong>l análisis o en la aleación con el cobre <strong>de</strong><br />
la sugestión, lo que nos incomoda y hasta pue<strong>de</strong><br />
herir nuestro narcisismo e i<strong>de</strong>ales psicoanalíticos,<br />
y también <strong>de</strong>spiertan en algunos el temor <strong>de</strong> que<br />
acaben <strong>de</strong>splazando y remplazando al método<br />
psicoanalítico, cosa que en mi caso personal<br />
<strong>de</strong>scarto pues nunca me ha animado un propósito<br />
así.<br />
Una salida <strong>de</strong> todo esto, <strong>de</strong>fensiva a mi manera<br />
<strong>de</strong> ver y con la que –<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego- no concuerdo es,<br />
como vengo señalando, llamarle psicoanálisis a<br />
todo acto terapéutico a cargo <strong>de</strong> un psicoanalista,<br />
sin establecer distingos teórico-técnicos.<br />
<strong>¿Psicoanálisis</strong> y psicoterapia? Sí, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que<br />
sí, consi<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi perspectiva particular que es<br />
<strong>de</strong>seable su coexistencia. Y que es asimismo positivo<br />
que un analista llegado el caso pueda llevar a cabo<br />
una terapia <strong>de</strong> inspiración psicoanalítica, consciente<br />
<strong>de</strong> sus diferencias técnicas con el análisis, que<br />
amplíe su repertorio terapéutico sumando al método<br />
psicoanalítico otros procedimientos para hacer<br />
frente a las exigencias <strong>de</strong> la clínica, aunque no es<br />
forzoso que así sea, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego. Pero, a<strong>de</strong>más,<br />
cabe reiterar que hay recursos psicoterapéuticos<br />
que intervienen útil y complementariamente en<br />
la tarea <strong>de</strong> “hacer consciente lo inconsciente”,<br />
<strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong>l análisis, que sería<br />
la meta específica <strong>de</strong> éste. Esto es psicoterapia<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proceso psicoanalítico; las formas puras<br />
no siempre son lo mejor. “Lo mejor es enemigo<br />
<strong>de</strong> lo bueno”, suele <strong>de</strong>cirse y con razón; sería el<br />
análisis “contaminado” <strong>de</strong> catarsis, contención,<br />
etc., terapéuticamente necesario y que pue<strong>de</strong> hacer<br />
posible la tarea “mayor”.<br />
PSICOANÁLISIS Y/O PSICOTERAPIA • EDUARDO BRAIER<br />
19
El analista confrontado al trabajo con pacientes<br />
adolescentes en riesgo: más allá <strong>de</strong> los límites<br />
El psicoanálisis <strong>de</strong> adolescentes nos<br />
confronta en forma incesante a la<br />
vida, la sexualidad y la muerte. O sea,<br />
que son los movimientos pulsionales<br />
los que se ponen en juego, <strong>de</strong> una forma peculiar<br />
que, en gran medida se materializa a través <strong>de</strong>l<br />
actuar, que en muchos casos toma la forma <strong>de</strong> un<br />
acto intrusivo y violento para el propio adolescente<br />
o para su entorno.<br />
Des<strong>de</strong> nuestro lugar <strong>de</strong> analistas, el trabajo<br />
analítico con estos jóvenes nos compromete<br />
y jaquea la mayoría <strong>de</strong> las veces, llevándonos<br />
por caminos peligrosos, don<strong>de</strong> nuestros propios<br />
puntos <strong>de</strong> referencia pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>svanecerse. Es el<br />
trabajo con los afectos lo que moviliza al analista,<br />
porque el proceso representativo pue<strong>de</strong> no ser lo<br />
suficientemente potente como para ser expresado y<br />
contenido. Por lo tanto, cuando los adolescentes nos<br />
hacen pensar en la muerte, no se contentan siempre<br />
con evocar un escenario mortífero, sino que pue<strong>de</strong>n<br />
llevarlo a escena (Chabert, 2004).<br />
Cuando <strong>de</strong> adolescencia se trata, será en gran<br />
medida la clínica, la que nos señalará los diferentes<br />
aspectos que se van poniendo en juego a lo largo<br />
<strong>de</strong> este tránsito <strong>de</strong> vida. La corriente narcisista<br />
así como la objetal irán advirtiendo al púber y su<br />
entorno acerca <strong>de</strong> los cambios que están por advenir.<br />
Partiendo <strong>de</strong>l ¿qué me está pasando? tan propio <strong>de</strong><br />
la pubertad y continuando luego por los frustrados<br />
intentos <strong>de</strong> control sobre los cambios corporales,<br />
las sensaciones y afectos pue<strong>de</strong>n generar en el<br />
joven distintos efectos; al apreciar en sí mismo un<br />
cuerpo nuevo y <strong>de</strong>sconocido, sexualmente maduro<br />
y quizá muy diferente a sus expectativas.<br />
El psiquismo adolescente pue<strong>de</strong><br />
enfrentar esta ebullición hormonal <strong>de</strong><br />
distintas formas; a veces acompañando<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> parámetros esperables<br />
dichos cambios. Mientras que otras veces hacen<br />
eclosión diferentes aspectos psicopatológicos que,<br />
por un lado dan expresión a situaciones nuevas y<br />
<strong>de</strong>sconocidas - tanto para el adolescente como para<br />
su familia – mientras que, simultáneamente, pue<strong>de</strong>n<br />
reavivar <strong>de</strong>terminadas huellas o marcas traumáticas<br />
ya vividas por el infans y el niño. Reactivando<br />
procesos que hasta ese momento habían quedado<br />
temporariamente encubiertos, haciendo eclosión en<br />
este tránsito. Son situaciones <strong>de</strong> diversa índole, a<br />
las cuales nos vemos muchas veces confrontados<br />
los analistas.<br />
Los cambios corporales, la pérdida <strong>de</strong> los<br />
puntos <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> la infancia, el cambio <strong>de</strong><br />
parámetros espacio-temporal, así como el corporal,<br />
incidirán sobre las bases únicas e irrepetibles en<br />
las cuales se ha ido formando el psiquismo <strong>de</strong>l<br />
infans hasta el arribo a la adolescencia. Dichas<br />
bases atravesarán un nuevo y largo proceso don<strong>de</strong><br />
estará en juego parte <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l adolescente<br />
entramándose con una nueva historia que estará<br />
por inscribirse y que se hará teniendo en cuenta<br />
las circunstancias previas que comienzan con el<br />
nacimiento y posterior <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l infans, <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado marco que pue<strong>de</strong> ser, entre otros,<br />
el familiar. Si bien no tomaré el marco social como<br />
centro <strong>de</strong>l trabajo, <strong>de</strong>jo señalado que éste será un<br />
punto fundamental a lo largo <strong>de</strong> todo el proceso <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollo y estructuración <strong>de</strong>l psiquismo, cobrando<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
21
un lugar prepon<strong>de</strong>rante en lo que a la adolescencia<br />
se refiere.<br />
No me centraré en este caso en lo que<br />
consi<strong>de</strong>ramos un tránsito esperable por la<br />
adolescencia, sino que a través <strong>de</strong> la clínica me<br />
interesa <strong>de</strong>stacar los complejos lazos que se van<br />
entramando, como en un palimpsesto, removiendo<br />
las bases <strong>de</strong> la problemática narcisista y objetal<br />
propia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> un cuerpo sexualmente<br />
maduro y un psiquismo cuyas marcas se reavivan<br />
“a posteriori”, <strong>de</strong>jando abiertas para el adolescente<br />
en su trabajo con el analista, distintas posibilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> nuevas inscripciones.<br />
El sufrimiento <strong>de</strong> Ana<br />
Un colega cardiólogo me solicitó ver a los<br />
padres <strong>de</strong> una adolescente <strong>de</strong> 18 años que había<br />
recibido un trasplante <strong>de</strong> corazón hacía ya 2 años.<br />
La operación había sido exitosa, sin embargo la<br />
joven estaba haciendo todo lo posible para que las<br />
cosas no funcionaran y así terminar <strong>de</strong> una vez con<br />
su vida.<br />
Evi<strong>de</strong>ntemente mi colega me transmitía una<br />
mezcla <strong>de</strong> angustia y rabia, me explicaba que son<br />
muchos los análisis que se hacen (entre ellos los<br />
psicológicos) para saber si el órgano <strong>de</strong>l donador<br />
será compatible con los <strong>de</strong>l receptor. Los difíciles<br />
caminos por los cuales es necesario transitar para<br />
que la familia <strong>de</strong>l donante acepte la donación <strong>de</strong>l<br />
órgano y el sinfín <strong>de</strong> tratamientos posteriores para<br />
llegar a estabilizar fisiológica y mentalmente al<br />
receptor que comenzará a re-vivir con un órgano<br />
extraño, sustituyendo al propio. En este caso, se<br />
trataba <strong>de</strong>l trasplante <strong>de</strong> un corazón que funcionaba<br />
aún en una persona con muerte cerebral, y que<br />
seguiría latiendo en el cuerpo <strong>de</strong> otra persona<br />
cuyo corazón estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> funcionar.<br />
Sumándole a ello todo lo que implica <strong>de</strong>l punto<br />
<strong>de</strong> vista real y fantaseado, “renacer” luego <strong>de</strong> una<br />
operación <strong>de</strong> este tipo con un órgano proveniente<br />
<strong>de</strong> un donante que murió para ser utilizado por otra<br />
persona que si no logra compatibilizar <strong>de</strong>l punto <strong>de</strong><br />
vista <strong>de</strong> la inmunidad, también morirá.<br />
Los padres <strong>de</strong> Ana estaban claramente<br />
<strong>de</strong>sesperados. Su mamá relataba que el problema<br />
cardíaco apareció <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el nacimiento, y entonces<br />
le advirtieron que en la adolescencia habría que<br />
operarla. Pero en aquel momento la adolescencia<br />
les parecía una época lejana y trataron <strong>de</strong> darle<br />
a Ana una vida lo más normal posible, <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>s económicas que por cierto<br />
22<br />
eran muy limitadas. De todas formas algo <strong>de</strong> la<br />
problemática <strong>de</strong> Ana se colaba entre los intersticios<br />
<strong>de</strong> una relación familiar que parecía armónica. Sus<br />
hermanos eran agresivos con ella, probablemente<br />
por el cuidado preferencial que sentían <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />
la madre hacia la niña. Según palabras <strong>de</strong> la madre<br />
“se <strong>de</strong>jaba pegar”. Había también una relación <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>strato entre sus padres, don<strong>de</strong> predominaba la<br />
<strong>de</strong>svalorización <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Ana hacia el padre.<br />
Éste, trabajaba permanentemente pero nunca era<br />
suficiente lo que traía a la casa. El padre pasaba por<br />
largos períodos <strong>de</strong> tolerancia hasta que llegaba el<br />
maltrato hacia la madre, que aunque duraba poco<br />
tenía un efecto nefasto en Ana.<br />
Ana tenía muy buen rendimiento escolar,<br />
comenzaron a hacerse evi<strong>de</strong>ntes algunas situaciones<br />
problemáticas con el inicio <strong>de</strong>l liceo don<strong>de</strong> su<br />
rendimiento bajó claramente hasta llegar a no entrar<br />
a clase para quedarse con su barra <strong>de</strong> amigos sin<br />
volver a interesarse por los estudios. Al mismo<br />
tiempo, los problemas cardíacos comenzaron a<br />
agravarse en la pubertad e inicios <strong>de</strong> la adolescencia,<br />
en los momentos en que Ana comenzaba a vivir sus<br />
primeros cambios corporales, su menarca y a su<br />
vez, comenzaba a sentirse y mostrarse diferente <strong>de</strong>l<br />
resto <strong>de</strong> las chicas <strong>de</strong> su edad. Se había vuelto más<br />
retraída, su bajo rendimiento escolar así como el no<br />
querer asistir a clase la llevó a cambiar su grupo<br />
<strong>de</strong> amigos, que al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> su madre eran “malas<br />
juntas”. Ana ya se encontraba en ese momento en<br />
una lista para ser trasplantada ni bien apareciera un<br />
donante y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> sus 16 años, apareció. La<br />
operación fue exitosa, no así el actuar <strong>de</strong> Ana que<br />
continuó <strong>de</strong> mal en peor.<br />
Cuando les planteo a los padres ver a Ana me<br />
dicen que no es posible, ya que dos días atrás había<br />
hecho un intento <strong>de</strong> autoeliminación cortándose<br />
las venas en el baño <strong>de</strong> su casa, mientras se<br />
encontraba drogada. La mezcla que ella realizaba<br />
con el consumo <strong>de</strong> drogas pesadas y la medicación<br />
indicada por el trasplante (inmuno<strong>de</strong>presores,<br />
etc.) era incompatible e implicaba un serio riesgo<br />
en la joven. La psiquiatra que la vio en la puerta<br />
<strong>de</strong> emergencia <strong>de</strong> su sociedad <strong>de</strong>cidió internarla y<br />
medicarla, algo que hasta ese momento no se había<br />
realizado.<br />
En cierta forma los padres se mostraban aliviados<br />
con la internación, no lograban tener paz, ya que<br />
Ana se iba sin avisar y no volvía hasta la madrugada,<br />
muchas veces traída por algunos amigos que<br />
la <strong>de</strong>positaban en la puerta <strong>de</strong> su casa y se iban<br />
rápidamente para no tener que dar explicaciones<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
<strong>de</strong> quiénes eran. Otras veces volvía borracha y<br />
así la vida <strong>de</strong> ella y la <strong>de</strong> sus padres y hermanos,<br />
pasaba <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sconsuelo por no encontrar forma <strong>de</strong><br />
ayudarla, al odio y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> muerte solapado y<br />
negado <strong>de</strong>bido a la impotencia que les provocaba la<br />
situación por la que estaban atravesando.<br />
Ana se había vuelto una joven agresiva,<br />
<strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rada, intrusiva y actuadora <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
vida familiar. A su vez, su actitud era violenta <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> pares, pero también el grupo en sí era<br />
<strong>de</strong>finido como violento. Promiscua en sus vínculos<br />
sexuales que eran tanto homo como heterosexuales,<br />
con características sumamente agresivas tanto para<br />
ella como para el grupo, con plena conciencia <strong>de</strong><br />
que a raíz <strong>de</strong>l trasplante y todas las complicaciones<br />
que surgieron posteriormente, no podría tener hijos.<br />
El relato <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong>jaba en claro que Ana<br />
estaba haciendo lo posible por terminar con su vida.<br />
Quedé <strong>de</strong> ver a Ana cuando saliera <strong>de</strong> la internación.<br />
Mi propósito era investigar si aún existía en<br />
ella algún <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> vivir. Ana llegó a la consulta<br />
acompañada por sus padres unas semanas <strong>de</strong>spués.<br />
Me encontré con una chica muy <strong>de</strong>lgada, vestida<br />
<strong>de</strong> una manera más bien hippie, con numerosos<br />
colores, telas <strong>de</strong> diferentes texturas, unas sobre<br />
otras, numerosas caravanas, pendientes, una boina<br />
en la cabeza <strong>de</strong> un color estri<strong>de</strong>nte, en su conjunto<br />
se notaba algo extravagante, su pelo cortado muy<br />
corto y sus rasgos faciales daban la apariencia <strong>de</strong><br />
no <strong>de</strong>jar en claro si me encontraba frente a un<br />
muchachito o una mujer.<br />
Me quedé a solas hablando con ella y rápidamente<br />
comenzó a hablar con un tono confianzudo en el<br />
lenguaje típico <strong>de</strong> los adictos, don<strong>de</strong> “la frula”<br />
(la droga), el saque <strong>de</strong> merca (cocaína) o picarse<br />
(heroína intravenosa) eran términos que daba por<br />
sentado que yo <strong>de</strong>bía enten<strong>de</strong>r. Su indiscriminación<br />
con el otro se instalaba <strong>de</strong> forma rápida y solo era<br />
necesario <strong>de</strong>jarla hablar para notar que todos sus<br />
inicios habían sido problemáticos. Su llegada al<br />
mundo con una malformación cardíaca congénita,<br />
sus cambios corporales a partir <strong>de</strong> la pubertad que<br />
la tomaron totalmente por sorpresa generándole<br />
una confusión acerca <strong>de</strong> las diferencias <strong>de</strong> sexo.<br />
Sus inicios por los sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la sexualidad y el<br />
no po<strong>de</strong>r concebir la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> realizar proyectos <strong>de</strong><br />
vida a largo plazo porque siempre estaba el riesgo<br />
para ella <strong>de</strong> que esa cosa que llevaba a<strong>de</strong>ntro se “le<br />
pare”.<br />
Así hablaba Ana:<br />
Yo vivo al día, no sé ni me interesa qué va a<br />
pasar mañana, si hoy hay frula la uso, mañana veo<br />
cómo la consigo. No me interesa nada, ni estudiar<br />
ni trabajar, ni nada. No me vengas con la sanata<br />
<strong>de</strong> que estoy <strong>de</strong>primida, la psiquiatra ya me dio la<br />
medicación y me cago en ella. La tomo porque mi<br />
vieja me la da, sino ni eso. Y ahora lo único que<br />
me jo<strong>de</strong> es que no me <strong>de</strong>jan salir y estar con mis<br />
amigos.<br />
Preguntándole por sus amigos, quiénes son y qué<br />
hacen dirá:<br />
Ellos son como yo, viven al día, tampoco<br />
hacen nada, nos empalmamos y salimos por ahí a<br />
veces a robar para conseguir más frula y a veces<br />
por jo<strong>de</strong>r. A veces nos ennoviamos, yo ya tuve dos<br />
novias y otros novios, no duramos mucho, alguna<br />
fiestita y nada más. Para qué, igual hijos no voy<br />
a po<strong>de</strong>r tener nunca, ya me lo avisaron con lo <strong>de</strong>l<br />
trasplante, mejor porque no quiero tener, ¡mirá si<br />
salía otro como yo!<br />
Su discurso era prolongado y no daba lugar,<br />
prácticamente a mis intervenciones, solo pu<strong>de</strong> hacer<br />
alguna pregunta pero me sirvió para percatarme que<br />
Ana era una chica inteligente, que estaba sufriendo<br />
por su futuro y no podía encarar ningún presente, ya<br />
que eso la angustiaba.<br />
Nos seguimos viendo todas las semanas, primero<br />
Ana y yo y luego venía también su mamá que la<br />
acompañaba a todas las sesiones. Aparentemente<br />
era la única persona a la cual Ana quería y por la<br />
cual se apenaba por lo que estaba haciendo.<br />
Solo la tranquilizaba pensar que sus hermanos le<br />
daban igual muchas gratificaciones, por lo tanto eso<br />
no la hacía sentirse tan mal con ella, a veces <strong>de</strong>jaba<br />
<strong>de</strong> pensar que podía estar haciéndole mal ya que<br />
con su muerte se le acabarían todos los problemas.<br />
Para evitar que Ana siguiera utilizando droga,<br />
habíamos i<strong>de</strong>ado una primer estrategia que<br />
implicaba que Ana no saliera sola a ningún lado,<br />
siempre acompañada por algún miembro <strong>de</strong> su<br />
familia. Así pudo relatar que las “bocas” <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
conseguía la droga no estaban muy lejos, bastaba<br />
con ir a la esquina <strong>de</strong> su propia casa, la única forma<br />
<strong>de</strong> que los chicos no se acercaran para ofrecerle, era<br />
que Ana estuviese acompañada. Luego <strong>de</strong>cidimos<br />
que se incorporara a un grupo <strong>de</strong> N.A. (Narcóticos<br />
Anónimos) a los cuales Ana ya había asistido con<br />
muy poco éxito, solo había sacado <strong>de</strong> allí chicos y<br />
chicas con los cuales tener una noche <strong>de</strong> “fiesta”.<br />
. Esta vez tratamos <strong>de</strong> encararlo distinto y si<br />
EL ANALISTA CONFRONTADO AL... • SILVIA FLECHNER<br />
23
ien su madre ya había concurrido a los grupos <strong>de</strong><br />
padres <strong>de</strong> adictos, <strong>de</strong>cidió sentarse y esperarla en<br />
la puerta hasta que Ana saliera <strong>de</strong>l grupo. Buscamos<br />
un grupo al que pudiera concurrir dos veces a la<br />
semana, siempre acompañada.<br />
Lentamente, junto con el cardiólogo, la<br />
psiquiatra, el grupo <strong>de</strong> Narcóticos Anónimos y la<br />
familia, fuimos armando una red cuya intención<br />
era la <strong>de</strong> ir envolviendo a Ana en una envoltura<br />
protectora y más acogedora que aquella a la cual<br />
se había entregado. Si bien era un trabajo artesanal,<br />
tenía la peculiaridad <strong>de</strong> ir creándose y recreándose,<br />
como una malla fina a la cual hay que ir reforzando<br />
por diferentes lados a medida que la íbamos<br />
tejiendo.<br />
No pasaron muchas semanas para que Ana<br />
comenzara a enojarse con la compañía permanente<br />
y la sensación <strong>de</strong> estar siempre bajo control. Sin<br />
embargo pudimos hacerle frente a los momentos<br />
más <strong>de</strong>presivos y agresivos por los cuales iba<br />
atravesando. De a poco la veía asumir alguna<br />
responsabilidad, como por ejemplo servir el café en<br />
N. A. o lavarse su ropa interior en casa. Comenzó<br />
a hacerse una agenda artesanal y también algunas<br />
manualida<strong>de</strong>s. La continuidad <strong>de</strong> las sesiones,<br />
la presencia <strong>de</strong> la madre y <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> pares <strong>de</strong><br />
N.A. comenzó a producir sobre ella un efecto<br />
tranquilizador. Si bien los accesos <strong>de</strong> rabia y<br />
malhumor seguían presentes, era más fácil para la<br />
madre y para Ana po<strong>de</strong>r ponerlos en palabras y así<br />
bajar la angustia.<br />
Aproximadamente a los seis meses continuos<br />
con este ritmo - que me encargaba <strong>de</strong> mantener<br />
como forma <strong>de</strong> instalar una rutina - Ana me pidió<br />
en una <strong>de</strong> las sesiones que su madre no entrara a<br />
hablar conmigo luego <strong>de</strong> tener la sesión con ella.<br />
Quería utilizar todo el tiempo <strong>de</strong>l que disponíamos<br />
para hablarme <strong>de</strong> lo que había pasado en la última<br />
reunión <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> N.A. a la que había asistido.<br />
P. No sabes qué fuerte lo que pasó en el grupo,<br />
son esas casualida<strong>de</strong>s que no podés creer por lo que<br />
pasan. Esta vez, aunque te parezca raro éramos<br />
todas mujeres, no había ido ningún varón. Viste<br />
como es que todos tenemos que hablar, empezaron<br />
a contar cada una quién las había violado <strong>de</strong> niñas,<br />
no te imaginás las historias, si estabas ahí vos te<br />
caías <strong>de</strong> culo. (Relata pormenores <strong>de</strong> las violaciones<br />
que fue escuchando por parte <strong>de</strong> sus compañeras, lo<br />
hace con una sonrisa forzada y los ojos brillosos,<br />
como si fuera a llorar pero no lo hace).<br />
24<br />
A. ¿Y cuándo te tocó a ti qué dijiste? ¿a ti quien<br />
te violó?<br />
P. (silencio prolongado en el cual lentamente<br />
me voy angustiando) Mi abuelo paterno, cuando<br />
tenía 7 años, me violó a mí, a mi prima y creo que a<br />
otra <strong>de</strong> mis hermanas, pero no estoy segura, nunca<br />
me animé a hablar <strong>de</strong> esto con nadie, es la primera<br />
vez que lo cuento. Nos llevaba para el fondo <strong>de</strong> a<br />
una, <strong>de</strong>cía que nos quería mostrar una cosa y se<br />
sentaba en un banquito, nos sentaba en su falda y<br />
nos bajaba la bombacha, el resto ya lo sabés. Por<br />
favor, hoy no me hagas <strong>de</strong>cirte más.<br />
Ana no se había percatado que me había <strong>de</strong>jado<br />
totalmente <strong>de</strong>scolocada y paralizada. En realidad<br />
mi pregunta (aparentemente) apuntaba más bien<br />
a sentirse violentada, pero no concretamente<br />
violada.<br />
No era la primera vez que escuchaba el relato<br />
<strong>de</strong> adolescentes abusados, tanto <strong>de</strong> niñas como <strong>de</strong><br />
varones, por lo tanto no era eso lo que llamaba<br />
mi atención, sino que mi mente había quedado<br />
paralizada, sin po<strong>de</strong>r pensar, tomada absolutamente<br />
por sorpresa. Esta reacción contra-transferencial<br />
me estaba quizá dando la pauta <strong>de</strong> que una vez<br />
más el comienzo <strong>de</strong> Ana en cuanto a su iniciación<br />
sexual, había sido también complicado, sorpresivo,<br />
en un mal momento y una vez más con sufrimiento,<br />
dolor y agresión. Quizá <strong>de</strong> la misma forma que yo,<br />
ella había sido tomada por sorpresa y nuevamente<br />
un muy mal inicio inauguraba su sexualidad.<br />
Sus padres no entendían por qué Ana se negaba a<br />
ir a visitar a sus abuelos y el mismo problema lo<br />
tenían sus tíos con una <strong>de</strong> sus primas. Sin embargo<br />
ninguna <strong>de</strong> las niñas había hablado hasta ese<br />
momento.<br />
Luego <strong>de</strong> esta situación tan traumática para la<br />
niña, Ana hizo una asociación muy interesante que<br />
nos permitió profundizar e investigar acerca <strong>de</strong> este<br />
tema tan complejo que cabalga en forma permanente<br />
entre lo psíquico y lo somático: su fantasía era que<br />
no le habían puesto un corazón <strong>de</strong> otro en el lugar<br />
don<strong>de</strong> iba el suyo, sino que en realidad la habían<br />
violado y colocado un gran pene a<strong>de</strong>ntro que era<br />
igual al <strong>de</strong> su abuelo y se lo quería sacar, porque la<br />
sensación que le llenaba el pecho, era insoportable.<br />
La búsqueda <strong>de</strong> la muerte por parte <strong>de</strong> Ana, tenía<br />
en este caso - entre otras acepciones - un carácter<br />
liberador.<br />
Algunas reflexiones<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Tal como lo he dicho al comienzo, se han puesto<br />
en juego en Ana las bases narcisistas y objetales y<br />
hemos <strong>de</strong>bido transitar por su angustiante historia<br />
para po<strong>de</strong>r compren<strong>de</strong>r en parte su problemática.<br />
Su infancia, teñida <strong>de</strong>l recuerdo traumático <strong>de</strong> la<br />
violación por parte <strong>de</strong> su abuelo, introduciéndola<br />
al mundo sexual femenino <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> un<br />
aparato psíquico capaz <strong>de</strong> metabolizar este ultraje,<br />
la imposibilidad <strong>de</strong> vislumbrar un futuro que no<br />
implique verse como una mujer estéril, violada y<br />
violentada también por una operación que según Ana<br />
no quería, la mantenían en un presente inhóspito<br />
y sombrío que le resultaba insoportablemente<br />
doloroso. La única forma <strong>de</strong> sobrevivirlo fue<br />
a través <strong>de</strong> la droga, como forma <strong>de</strong> calmar<br />
mínimamente sus angustias <strong>de</strong> muerte y evitar estar<br />
lúcida <strong>de</strong> cara a los recuerdos traumáticos y a un<br />
futuro <strong>de</strong>sesperanzador.<br />
La llegada <strong>de</strong> la adolescencia en Ana<br />
reavivó todos sus fantasmas que habían quedado<br />
relativamente ocultos durante el período <strong>de</strong><br />
latencia, sus inicios con la menarca y las<br />
sensaciones producidas por los cambios corporales,<br />
la trasladaron rápidamente a los dolorosos<br />
recuerdos <strong>de</strong> la violación realizada por un abuelo<br />
supuestamente querido. La operación en su<br />
adolescencia viene a resignificar, como una segunda<br />
violación su cuerpo y su corazón biológica y<br />
simbólicamente <strong>de</strong>bilitado como producto <strong>de</strong> tanta<br />
agresión. La operación <strong>de</strong> trasplante <strong>de</strong> corazón<br />
no fue vivida como la salvación <strong>de</strong> su vida, sino<br />
como el implante <strong>de</strong> aquello que no logró el abuelo<br />
<strong>de</strong>jar <strong>de</strong>ntro, implantes <strong>de</strong> objetos parciales vividos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un cuerpo agredido, vejado, sexualmente<br />
ultrajado.<br />
El actuar<br />
Una relación <strong>de</strong>structiva con su psiquis y con<br />
su cuerpo, ataques contra sí misma, manifestados a<br />
través <strong>de</strong> conductas auto<strong>de</strong>structivas, enmascaraban<br />
una <strong>de</strong>presión que hace eclosión en la adolescencia<br />
y pone en jaque todas las bases narcisistas sobre las<br />
cuales se apoyaba el frágil psiquismo <strong>de</strong> Ana.<br />
En lo que atañe específicamente al intento <strong>de</strong><br />
suicidio, notamos que son diferentes máscaras<br />
las que podrá adoptar el intento suicida en el<br />
adolescente; sabemos que la <strong>de</strong>presión pue<strong>de</strong> ser<br />
una condición necesaria, pero no suficiente para<br />
ello. Las <strong>de</strong>presiones severas están frecuentemente<br />
vinculadas con intentos <strong>de</strong> suicidio, sin embargo,<br />
encontramos en la clínica la i<strong>de</strong>ación suicida sin<br />
que necesariamente implique un pasaje al acto.<br />
¿Qué condiciones <strong>de</strong>ben darse entonces para que<br />
tal hecho ocurra?<br />
Parece fundamental aclarar que el intento<br />
<strong>de</strong> suicidio o el suicidio, se convertirá en un<br />
momento en el cual un quiebre entre pensamiento<br />
y acto se hará presente. El actuar se apartará <strong>de</strong><br />
la vía <strong>de</strong> la renuncia dirigiéndose en busca <strong>de</strong> la<br />
satisfacción inmediata, <strong>de</strong>jando así suspendidos<br />
los parámetros espacio – temporales en lo que<br />
atañe a la representación. La capacidad <strong>de</strong> espera<br />
para generar la ilusión se vuelve incontrolable<br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nándose la <strong>de</strong>scarga motriz. Un momento<br />
o rapto ansioso en el sentido <strong>de</strong> una emergencia<br />
impulsiva dirigirá al adolescente en riesgo a<br />
realizar dicho acto, para ello cierto estado <strong>de</strong> pavor<br />
y <strong>de</strong>sesperación <strong>de</strong>berá haberse apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l<br />
joven (Ladame, 1995).<br />
El camino adictivo ante el dolor psíquico y la<br />
angustia<br />
El camino adictivo es una solución a la<br />
intolerancia afectiva. (Jeammet, 2004). Cuando el<br />
adolescente se siente afectivamente enca<strong>de</strong>nado y<br />
capturado, pue<strong>de</strong>n aparecer objetos <strong>de</strong> adicción, ya<br />
sea al tabaco, el alcohol, la comida, los narcóticos,<br />
los medicamentos, sin embargo, no es esta la<br />
esclavitud en sí. Por el contrario, ese objeto es<br />
experimentado como esencialmente “bueno”, como<br />
una promesa <strong>de</strong> placer y atenuación temporaria <strong>de</strong><br />
la angustia y <strong>de</strong>l dolor psíquico, incluso como lo<br />
que da sentido a la vida. Se trata entonces <strong>de</strong> un<br />
objeto i<strong>de</strong>alizado, pues se le atribuye el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
resolver mágicamente las angustias y quitar <strong>de</strong><br />
alguna manera el sentimiento <strong>de</strong> muerte interna.<br />
En <strong>de</strong>terminados momentos <strong>de</strong> nuestra vida,<br />
todos recurrimos a comportamientos adictivos,<br />
en especial cuando ciertos acontecimientos<br />
nos perturban <strong>de</strong> manera inhabitual, al punto<br />
<strong>de</strong> encontrarnos incapaces <strong>de</strong> manejar nuestros<br />
afectos y <strong>de</strong> reflexionar sobre ellos <strong>de</strong> manera<br />
constructiva. En tales circunstancias ten<strong>de</strong>mos a<br />
comer o beber más, tomar medicación en exceso<br />
o comprometernos en cualquier relación sea sexual<br />
o <strong>de</strong> otro tipo para escapar al sufrimiento psíquico.<br />
Podríamos <strong>de</strong>cir entonces que a veces, la solución<br />
que adoptamos frente a <strong>de</strong>terminados conflictos<br />
y dolores mentales que resultan por momentos<br />
inmanejables, pue<strong>de</strong>n convertirse en síntoma<br />
adictivo cuando éste aparece como el único alivio<br />
que contamos para soportar el sufrimiento y el<br />
EL ANALISTA CONFRONTADO AL... • SILVIA FLECHNER<br />
25
dolor (Braconnier, 1995).<br />
La cualidad <strong>de</strong> las primeras relaciones entre<br />
la madre y el hijo, pue<strong>de</strong> resultar <strong>de</strong>cisiva en<br />
la estructuración <strong>de</strong> fondo <strong>de</strong> ciertos tipos <strong>de</strong><br />
funcionamiento psíquico: una madre más o menos<br />
a<strong>de</strong>cuada en el sentido <strong>de</strong> Winnicott (1979) tien<strong>de</strong><br />
a sentirse “fusionada” con su bebé en las primeras<br />
semanas, Winnicott lo llama “preocupación<br />
maternal” y subraya que si el <strong>de</strong>seo materno <strong>de</strong><br />
fundirse con el lactante continúa más allá <strong>de</strong> esta<br />
fase normal, la interacción se vuelve persecutoria<br />
y patógena para el niño. Parte <strong>de</strong> la problemática<br />
<strong>de</strong> Ana, también se centró en esta situación, ya<br />
que su madre “optó” por la hija más enferma a un<br />
grado <strong>de</strong> sobreprotección extrema, <strong>de</strong>jándola sin<br />
embargo librada al traumatismo sexual generado<br />
por su abuelo sin lograr compren<strong>de</strong>r Ana, cómo es<br />
que esto sucedió si su mamá la cuidaba tanto. En<br />
ese acuerdo <strong>de</strong> a dos, cada uno es instrumento <strong>de</strong><br />
gratificación <strong>de</strong>l otro. No obstante, la movilidad<br />
<strong>de</strong>l bebé, así como sus impulsos afectivos, su<br />
inteligencia, su sensualidad y su erogeneidad, solo<br />
pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sarrollarse en la medida en que la madre<br />
invista positivamente todos estos aspectos.<br />
Pero ella pue<strong>de</strong> también inhibir la intensificación<br />
narcisista <strong>de</strong> estos elementos vitales para la<br />
estructura somato psíquica precoz <strong>de</strong>l niño, sobre<br />
todo si el bebé tiene que cubrir faltas en el mundo<br />
interno <strong>de</strong> la madre (Winnicott 1979). De ello se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que teniendo en cuenta las angustias, los<br />
miedos y los <strong>de</strong>seos que la madre experimenta y<br />
transmite al niño, ella corre el riesgo <strong>de</strong> provocar<br />
lo que ha sido conceptualizado por C. Chabert<br />
(2000) entre otros, como una relación “adictiva a<br />
su presencia” y a su cuidado, algo que sin dudas<br />
sucedió con esta adolescente. En otras palabras,<br />
es la madre la que se encuentra en un estado <strong>de</strong><br />
“<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia” respecto <strong>de</strong>l bebé. Los objetos<br />
adictivos solo resuelven momentáneamente la<br />
tensión afectiva, pues son soluciones somáticas y no<br />
psíquicas, en reemplazo <strong>de</strong> la función <strong>de</strong>l quehacer<br />
materno primario faltante.<br />
La contención<br />
El riesgo solo pue<strong>de</strong> ser controlado en forma<br />
segura si las ansieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los pacientes, la familia,<br />
<strong>de</strong>l personal y <strong>de</strong> la institución don<strong>de</strong> trabajan<br />
se encuentran a<strong>de</strong>cuadamente contenidos. La<br />
contención es un término que fue originalmente<br />
introducido por Bion (1988) <strong>de</strong>scribiendo la<br />
26<br />
función <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación proyectiva en la situación<br />
analítica en paralelo con la forma en que el bebé<br />
proyecta sus insoportables angustias en la madre,<br />
quien las “contiene”, respondiendo a través <strong>de</strong> la<br />
modificación <strong>de</strong> las ansieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l bebé por su<br />
“reverie”. Ésta es su capacidad para enten<strong>de</strong>r a<br />
través <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación empática con su bebé<br />
la forma <strong>de</strong> soportar las ansieda<strong>de</strong>s intolerables,<br />
mo<strong>de</strong>rarlas y ofrecerlas <strong>de</strong> vuelta al bebé en una<br />
forma tolerable, promoviendo un <strong>de</strong>sarrollo mental<br />
y físico sano.<br />
La función <strong>de</strong>l analista sigue algunos <strong>de</strong> estos<br />
pasos, “contiene” las proyecciones <strong>de</strong>l paciente<br />
en un estado <strong>de</strong> “reverie”, pero respondiendo con<br />
interpretaciones apropiadas. Winnicott (1972) lo<br />
<strong>de</strong>scribe en forma similar a través <strong>de</strong> la función <strong>de</strong><br />
“holding” <strong>de</strong>l analista y <strong>de</strong> la situación analítica,<br />
proveyendo una atmósfera en la cual el paciente<br />
pue<strong>de</strong> sentirse seguro y contenido aun cuando haya<br />
ocurrido una regresión severa.<br />
Proveer <strong>de</strong> un ambiente contenedor es <strong>de</strong> suma<br />
importancia, no solo para el paciente sino también<br />
para los profesionales que trabajan con el paciente.<br />
Sin embargo, no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener en cuenta<br />
que en estas situaciones violentas y peligrosas para<br />
la vida, nos encontramos trabajando más allá <strong>de</strong><br />
los límites, al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> una situación que pue<strong>de</strong><br />
ser catastrófica para el propio paciente o para su<br />
entorno.<br />
Si bien en estos casos el tiempo es un gran<br />
aliado, será justamente nuestro mayor enemigo,<br />
ya que el actuar <strong>de</strong>l paciente adolescente en estos<br />
estados, no da lugar a generar un espacio psíquico<br />
para que los parámetros témporo – espaciales, así<br />
como los corporales hayan logrado, aunque sea<br />
mínimamente, dar cabida al pensamiento y así evitar<br />
estas situaciones que nos ponen como analistas,<br />
permanentemente al límite <strong>de</strong> nuestra propia<br />
capacidad <strong>de</strong> pensamiento. El cuestionamiento que<br />
surge es cómo crear, a través <strong>de</strong>l eje transferencia –<br />
contratransferencia, un espacio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la sesión<br />
analítica que incorpore la capacidad <strong>de</strong> pensar <strong>de</strong>l<br />
paciente y por lo tanto, entre otras cosas, también<br />
anticipe la acción (Flechner, 2005).<br />
El analista confrontado a pacientes adolescentes<br />
en riesgo:<br />
Para intentar compren<strong>de</strong>r la significación <strong>de</strong>l<br />
impulso auto<strong>de</strong>structivo en el adolescente y el<br />
camino interior que lo ha <strong>de</strong>terminado, disponemos<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
<strong>de</strong> un instrumento privilegiado: la relación<br />
analítica.<br />
Si el paciente acepta el tratamiento <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> uno o varios intentos <strong>de</strong>structivos manifiestos<br />
o encubiertos, nos permitirá comenzar a trabajar<br />
sobre algunas hipótesis que hemos <strong>de</strong> formularnos<br />
a partir <strong>de</strong> la comprensión <strong>de</strong> las áreas más frágiles<br />
que expresará su mundo interno, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las<br />
cuales gravitan entre otras, las ten<strong>de</strong>ncias suicidas.<br />
Liberarlo <strong>de</strong> su fascinación por la muerte implicará<br />
ayudarlo a compren<strong>de</strong>r aquello que ha intentado<br />
llevar a cabo, esto significa integrarlo y para ello<br />
será indispensable trabajar el momento traumático,<br />
<strong>de</strong> forma tal que éste no se constituya en un punto <strong>de</strong><br />
permanente atención y espanto a la vez, intentando<br />
impedir así que reaparezca en forma repetitiva en<br />
otros actos. El intento es que esa angustia, ese terror,<br />
no anule el pensamiento sino que se convierta en<br />
verda<strong>de</strong>ra alarma que permita un primer punto <strong>de</strong><br />
anclaje que pasará necesariamente por la figura <strong>de</strong>l<br />
analista.<br />
La reactivación <strong>de</strong>l dolor psíquico, <strong>de</strong> la<br />
angustia y <strong>de</strong>presión que <strong>de</strong>termina la expresión<br />
consciente e inconsciente <strong>de</strong>l odio hacia el<br />
analista, representante <strong>de</strong>l objeto amado y odiado<br />
en la relación transferencial, constituye una dura<br />
prueba para la contra-transferencia <strong>de</strong>l analista.<br />
Los sentimientos hostiles, así como la angustia <strong>de</strong><br />
muerte que los acompaña, pue<strong>de</strong>n ser proyectados<br />
sobre el analista o volverse auto<strong>de</strong>structivos,<br />
requiriendo por parte <strong>de</strong> éste toda la capacidad para<br />
recibir y contener los aspectos negativos a fin <strong>de</strong><br />
compren<strong>de</strong>rlos e interpretarlos.<br />
Una <strong>de</strong> las mayores dificulta<strong>de</strong>s para interpretar<br />
los conflictos adolescentes que muchas veces<br />
muestran <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>sgarradora los conflictos<br />
<strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> odio, está ligada a nuestras propias<br />
resistencias contra-transferenciales para aceptar<br />
las proyecciones hostiles <strong>de</strong>l analizando y su<br />
<strong>de</strong>structividad hacia nosotros que somos quienes<br />
representamos a los culpables y responsables<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar el dolor psíquico. Será el analista<br />
con cada paciente quien podrá o no encontrar la<br />
manera, a través <strong>de</strong>l vínculo transferencia - contratransferencia,<br />
<strong>de</strong> establecer un nuevo nexo que<br />
le permita transitar al paciente con menos dolor<br />
el camino analítico que <strong>de</strong>cidió empren<strong>de</strong>r. De<br />
todas formas, parece fundamental tener analizados<br />
aspectos que tocan directamente la propia<br />
adolescencia <strong>de</strong>l analista, así como también las<br />
angustias respecto a nuestra propia muerte.<br />
Las dificulta<strong>de</strong>s y riesgos para el analista en el<br />
trabajo con estos pacientes estará siempre presente,<br />
ellos requerirán <strong>de</strong> una atención sostenida <strong>de</strong>bido<br />
a la permanencia e intensidad <strong>de</strong>l cuadro, a la<br />
relación <strong>de</strong> la transferencia y también por el control<br />
<strong>de</strong> la regresión.<br />
Más allá <strong>de</strong> la relación analítica dual, se nos<br />
plantea la mayor parte <strong>de</strong> las veces la problemática<br />
con la familia que pue<strong>de</strong> presentarse como una<br />
situación <strong>de</strong> complicado abordaje. En casos <strong>de</strong><br />
adolescentes que han atentado contra su vida, la<br />
familia pue<strong>de</strong> intentar borrar totalmente el hecho<br />
o incluso negar el valor <strong>de</strong> las señales que puedan<br />
expresarse en momentos <strong>de</strong> riesgo.<br />
Hablar acerca <strong>de</strong> intentos <strong>de</strong> suicidio y suicidios<br />
en la adolescencia <strong>de</strong>ja hoy día un sabor amargo<br />
que nos impi<strong>de</strong> ser optimistas. Sin embargo, si bien<br />
sabemos que hay adolescentes por los cuales nada<br />
pue<strong>de</strong> hacerse, hay otros que nos permiten ponernos<br />
en contacto con su dolor mental, aun sabiendo que<br />
muchas veces sienten que la muerte es la única<br />
alternativa <strong>de</strong> silenciar al enemigo interno que los<br />
atormenta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algún lugar <strong>de</strong> su cuerpo o mente.<br />
Esta situación nos <strong>de</strong>safía a realizar un trabajo más,<br />
dicho trabajo hará que se ponga en juego nuestra<br />
creatividad.<br />
Al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Freud (1910,1925) “Es la<br />
muerte la mayor crisis que enfrenta el hombre<br />
inexorablemente. Pone a prueba su aparato<br />
psíquico y el intrincado manejo <strong>de</strong>l narcisismo”.<br />
Tal vez nosotros, psicoanalistas, en nuestra<br />
propia dimensión humana nos encontramos mal<br />
preparados frente a esta problemática tan dolorosa,<br />
ya que hablar <strong>de</strong> la muerte es siempre hablar <strong>de</strong>l<br />
sufrimiento y el dolor. M. Aliza<strong>de</strong> (1995) dirá:<br />
”Cuando <strong>de</strong> morir se trata, todo el sistema narcisista<br />
se ve conmocionado...... El yo se enfrenta al cuerpo,<br />
ese extraño al yo, ese po<strong>de</strong>roso limitador. Frente al<br />
espejo (espejo <strong>de</strong> azogue pero también espejo en<br />
el rostro <strong>de</strong>l semejante), el narcisismo enraizado en<br />
el cuerpo se <strong>de</strong>smorona”. Parecería indispensable<br />
integrar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestros propios puntos <strong>de</strong><br />
referencia teórico - clínicos la dimensión <strong>de</strong> la<br />
muerte, ya que <strong>de</strong> otra forma seríamos nosotros<br />
mismos quienes estaríamos clivando, negando o<br />
anulando esta problemática que también es nuestra.<br />
Nos preguntamos entonces, ¿se trata <strong>de</strong> la<br />
misma muerte? ¿Cuál es la dimensión a la que nos<br />
confronta la muerte <strong>de</strong>l adolescente en relación a la<br />
perspectiva <strong>de</strong> nuestra propia muerte?<br />
Si nos conformamos con “tirar hacia la vida” o<br />
flexibilizar los mecanismos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa o volver<br />
al preconsciente más eficaz, <strong>de</strong>jamos preguntas<br />
EL ANALISTA CONFRONTADO AL... • SILVIA FLECHNER<br />
27
ocultas que son fundamentales para la comprensión<br />
<strong>de</strong> estas situaciones.<br />
En última instancia, no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener<br />
en cuenta que la muerte también produce una<br />
cierta fascinación, por su carácter incognoscible<br />
e impensable. El acto suicida por lo tanto, nos<br />
sumerge en el misterio <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la muerte, <strong>de</strong>l<br />
origen y el fin. Lo incomprensible tocará también<br />
al analista y éste le dará, <strong>de</strong> acuerdo a su propia<br />
historia, una significación a aquello que muchas<br />
veces <strong>de</strong>cimos sin saber qué <strong>de</strong>cimos: “es que esta<br />
muerte no tuvo sentido”.<br />
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28<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Partimos <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as freudianas<br />
y winnicottianas acerca <strong>de</strong> la<br />
concepción <strong>de</strong>l juego como una<br />
actividad humana que nos permite<br />
abrir paso hacia la comprensión <strong>de</strong> las dinámicas<br />
inconscientes.<br />
Freud (1920) en su dimensión <strong>de</strong> investigador <strong>de</strong>l<br />
psiquismo humano, nos pudo <strong>de</strong>jar el paradigma<br />
<strong>de</strong>l juego <strong>de</strong>l niño con el carretel que <strong>de</strong> alguna<br />
manera intentaba superar la angustia <strong>de</strong> separación<br />
<strong>de</strong> la madre, don<strong>de</strong> el secreto <strong>de</strong>l juego, consistía<br />
en el júbilo vinculado a la reaparición <strong>de</strong>l carretel<br />
como sustituto simbólico <strong>de</strong> la madre. El mérito<br />
<strong>de</strong> la obra kleiniana, más allá <strong>de</strong> compartir o no su<br />
marco teórico, consistió en el estudio sistemático<br />
<strong>de</strong>l juego y su significado como otra vía regia hacia<br />
el inconsciente <strong>de</strong>l niño, abriendo un campo nuevo<br />
para el psicoanálisis.<br />
Es con la obra <strong>de</strong> D. Winnicott (1972), don<strong>de</strong><br />
a partir <strong>de</strong> la conceptualización sobre los objetos y<br />
los fenómenos transicionales, que cae la dicotomía<br />
y la <strong>de</strong>marcación estricta entre mundo interno y<br />
mundo externo. Los objetos transicionales aportan<br />
una nueva i<strong>de</strong>a sobre los procesos <strong>de</strong> duelo,<br />
ubicando en forma diferente tanto el significado <strong>de</strong><br />
la resignación <strong>de</strong> las investiduras sobre los objetos,<br />
Juegos <strong>de</strong> vida – juegos <strong>de</strong> muerte<br />
en la adolescencia<br />
así como también lo referente al<br />
oscuro campo <strong>de</strong> la génesis <strong>de</strong>l<br />
proceso i<strong>de</strong>ntificatorio. De la misma<br />
manera, los fenómenos transicionales<br />
nos ubican en un campo don<strong>de</strong> no es necesaria<br />
la pregunta acerca <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> comienza y dón<strong>de</strong><br />
termina el yo y el no yo. Las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
enriquecimiento yoico se amplían a punto <strong>de</strong><br />
partida <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong> juego y<br />
en general en toda nuestra relación con la cultura,<br />
en ese campo intermedio entre el yo y el objeto que<br />
otorga nuevos <strong>de</strong>stinos a los anclajes pulsionales y<br />
a sus procesamientos.<br />
Siguiendo las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> P. Blos (1998), vamos a<br />
señalar una línea <strong>de</strong> continuidad don<strong>de</strong> la expresión<br />
<strong>de</strong>l niño pasa por el juego, la expresión <strong>de</strong>l<br />
adolescente pasa por el actuar – que pue<strong>de</strong> ser tanto<br />
un juego <strong>de</strong> vida como <strong>de</strong> muerte – y la expresión<br />
<strong>de</strong>l adulto, pasa por el lenguaje incluyendo sus<br />
aspectos preverbales, paraverbales, simbólicos,<br />
perlocutorios, sin <strong>de</strong>scartar los modos <strong>de</strong> expresión<br />
<strong>de</strong> la infancia y la adolescencia en la adultez.<br />
Enten<strong>de</strong>mos la adolescencia como un<br />
período <strong>de</strong> la vida relativamente in<strong>de</strong>finido en<br />
su comienzo y finalización, como un tiempo <strong>de</strong><br />
tránsito entre la infancia y la adultez, al cabo <strong>de</strong>l<br />
cual emerge un nuevo psiquismo reformulado con<br />
nuevas inscripciones psíquicas que producen una<br />
reelaboración <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ntificaciones infantiles,<br />
dando lugar a i<strong>de</strong>ntificaciones adultas (Nin 2004).<br />
Allí se anudan las problemáticas <strong>de</strong>l narcisismo<br />
y <strong>de</strong>l Edipo. El narcisismo con sus vergüenzas<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
29
y fragilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la autoestima, producidas por<br />
el recambio <strong>de</strong> los i<strong>de</strong>ales y el Edipo con el<br />
resurgimiento <strong>de</strong> la conflictiva sexual, que a partir<br />
<strong>de</strong> una nueva dimensión corporal produce nuevos<br />
puntos <strong>de</strong> angustia y frecuentes estallidos en los<br />
vínculos familiares y sociales.<br />
El juego y el jugar adolescente<br />
Tal como ya lo ha planteado Winnicott en<br />
Realidad y Juego (1972), compren<strong>de</strong>mos el jugar<br />
en su función esencial, aquella que consiste en crear<br />
y a<strong>de</strong>más mantener un espacio entre la realidad<br />
interna y externa, espacio en el cual los fantasmas<br />
puedan <strong>de</strong>splegarse. Winnicott tiene el mérito <strong>de</strong><br />
haber propuesto una teoría <strong>de</strong>l juego en la infancia.<br />
En la adolescencia, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l espacio<br />
potencial – transicional implica una transformación<br />
<strong>de</strong>l juego infantil al convertirse en un lenguaje <strong>de</strong><br />
acción. La capacidad <strong>de</strong>l adolescente <strong>de</strong> mantener<br />
viva “el área intermedia <strong>de</strong> experiencia” que no<br />
es la <strong>de</strong>l “a<strong>de</strong>ntro” ni la <strong>de</strong>l “afuera”, es la que le<br />
permite jugar con sus fantasmas, <strong>de</strong>jarse llevar por<br />
sus ensueños y fantasías, que a veces quedan en<br />
el plano <strong>de</strong> la imaginación y otras veces quedan<br />
plasmadas en poesías, prosa, diarios íntimos que<br />
implica un salto cualitativo en su creatividad.<br />
El jugar en la adolescencia tendrá también<br />
las características <strong>de</strong>l “como sí” en este caso<br />
experimentando las nuevas posibilida<strong>de</strong>s que le<br />
brinda su cuerpo, su nueva imagen, su nuevo rol<br />
social a través <strong>de</strong>l cual permite verse a sí mismo en<br />
los ojos <strong>de</strong> los otros como en un espejo.<br />
El adolescente pue<strong>de</strong> jugar con sus fantasmas, lo<br />
cual supone una gran libertad psíquica, sumergirse<br />
en ese espacio <strong>de</strong> tenues límites entre aquello que no<br />
está más que en la propia mente (realidad interna)<br />
y lo que existe en el afuera. Pero jugar no es tan<br />
simple y los adolescentes que vemos en nuestros<br />
consultorios nos lo recuerdan en forma cotidiana.<br />
Entonces la imposibilidad <strong>de</strong> pensar – jugar, es a<br />
menudo una puesta en acto que se pue<strong>de</strong> expresar<br />
en no comer, en lastimarse, en fugarse, etc. En estos<br />
casos una psicoterapia pue<strong>de</strong> ser indispensable,<br />
pero a la vez difícil <strong>de</strong> aceptar, especialmente para<br />
los adolescentes que tienen miedo <strong>de</strong> pensar. El<br />
juego psíquico que <strong>de</strong>berá articularse con el <strong>de</strong>l<br />
analista, no pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>splegado y el tratamiento<br />
no pue<strong>de</strong> instaurarse. Tal como lo dice Winnicott,<br />
la psicoterapia se sitúa en una zona don<strong>de</strong> las<br />
dos áreas cabalgan, aquella <strong>de</strong>l paciente y la <strong>de</strong>l<br />
terapeuta, su buen <strong>de</strong>sarrollo reposa por un lado en<br />
30<br />
la capacidad <strong>de</strong>l terapeuta <strong>de</strong> jugar, no solo con sus<br />
propias producciones psíquicas sino también con las<br />
<strong>de</strong>l otro. Y siguiendo la frase <strong>de</strong> Winnicott diremos<br />
que si el terapeuta no pue<strong>de</strong> jugar, esto significa que<br />
no está hecho para este trabajo.<br />
Algunos juegos característicos <strong>de</strong> la adolescencia<br />
El cuerpo sexualmente maduro se presta para la<br />
investigación y la experimentación <strong>de</strong> la sexualidad<br />
adolescente a través <strong>de</strong> juegos masturbatorios que<br />
comenzaron ya en la pubertad. Al acompañarse <strong>de</strong><br />
intensas fantasías edípicas, se recurre a un aumento<br />
<strong>de</strong> la actividad represiva a los efectos <strong>de</strong> disminuir<br />
la culpa concomitante, lanzándose a la búsqueda <strong>de</strong><br />
nuevos objetos significativos.<br />
El juego <strong>de</strong>l espejo<br />
En forma simultánea, se produce una mutación<br />
<strong>de</strong> or<strong>de</strong>n narcisista, don<strong>de</strong> las representaciones <strong>de</strong> sí<br />
corporales difieren dramáticamente <strong>de</strong> lo percibido<br />
en forma objetiva. Es allí don<strong>de</strong> aparece el juego<br />
<strong>de</strong>l espejo, don<strong>de</strong> el adolescente intenta controlar<br />
el inexorable proceso <strong>de</strong> los cambios corporales<br />
que lo angustia y le genera una sensación <strong>de</strong> ser<br />
extranjero en relación a sí mismo.<br />
Es así que la percepción no es congruente<br />
con las representaciones <strong>de</strong> sí corporales y la<br />
gama <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l adolescente frente al<br />
espejo es muy amplia. La percepción en el espejo,<br />
necesita <strong>de</strong> una repetición una y otra vez <strong>de</strong> su<br />
propia imagen, ya que ésta no es reconocida. Allí<br />
el fantasma se impone, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una posibilidad que<br />
pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> estirpe psicótica con características<br />
<strong>de</strong> cuerpo fragmentado o como el paciente que<br />
dice “me miro al espejo y no me veo” a la manera<br />
<strong>de</strong> una alucinación negativa. Pasando por otras<br />
alternativas como ser la percepción <strong>de</strong> aspectos<br />
propios que resultan rechazables, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>stacan<br />
las mutaciones corporales que se vivencian como<br />
peligrosamente incontrolables, generando una<br />
atmósfera paranoi<strong>de</strong> en el adolescente. De esta<br />
manera pue<strong>de</strong> resultar tranquilizador, permutar el<br />
rol pasivo por su transformación en lo contrario,<br />
pasando a ser activo y muchas veces a través <strong>de</strong><br />
la sugestión y la moda producir situaciones que<br />
llevan por ejemplo a cortarse el pelo <strong>de</strong> diferentes<br />
formas, punks, rastas, skinheads, causarse heridas<br />
en el rostro o automutilaciones en varias partes <strong>de</strong>l<br />
cuerpo.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Siguiendo las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> F. Ladame y <strong>de</strong> Winnicott,<br />
este cuerpo nuevo masculino o femenino, es<br />
experimentado a la vez como yo y no-yo, oficia<br />
entonces <strong>de</strong> interface entre el a<strong>de</strong>ntro y el afuera, el<br />
cuerpo es ahora más exterior al yo, como si no fuera<br />
territorio propio, adquiere un estatuto provisorio <strong>de</strong><br />
extraterritorialidad. La anorexia mental es un buen<br />
ejemplo <strong>de</strong> esta situación, don<strong>de</strong> la representación<br />
<strong>de</strong> la imagen mental <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> redon<strong>de</strong>ces y<br />
grasa, toma el lugar <strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong> la imagen<br />
enviada por el espejo, <strong>de</strong> un cuerpo dramáticamente<br />
a<strong>de</strong>lgazado, don<strong>de</strong> esta realidad <strong>de</strong> la emaciación es<br />
absolutamente negada.<br />
Por otro lado, vemos los aspectos adolescentes<br />
más neuróticos que tienen que ver por ejemplo con<br />
la autoafirmación <strong>de</strong> la femineidad o masculinidad.<br />
Es interesante <strong>de</strong>stacar que el espejo se encuentra<br />
ubicado en un lugar íntimo (cuarto o baño) don<strong>de</strong> se<br />
pueda <strong>de</strong>sarrollar este ceremonial que tantas veces<br />
se constituye como una experiencia traumática<br />
que termina en una sensación <strong>de</strong> terror a mirarse<br />
en el espejo. Se <strong>de</strong>staca el tiempo intenso y<br />
extenso que <strong>de</strong>dica el adolescente a las activida<strong>de</strong>s<br />
frente al espejo antes <strong>de</strong> sus salidas, ya que la<br />
vestimenta no logra reflejar su i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> sí. A su<br />
vez, es indispensable la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> mantenerse en<br />
homogeneidad con el grupo <strong>de</strong> pares.<br />
Este juego se vincula con una <strong>de</strong> las preguntas<br />
básicas que se formula el adolescente en relación<br />
a su i<strong>de</strong>ntidad: ¿quién soy?, que reformula la<br />
pregunta básica <strong>de</strong> la pubertad acerca <strong>de</strong> ¿qué me<br />
está pasando? Por eso, es que el juego <strong>de</strong>l espejo<br />
precisa mucho tiempo para procesar estas angustias<br />
y luego se va a ir <strong>de</strong>splazando hacia otros sustitutos<br />
simbólicos <strong>de</strong>l espejo, tales como el doble, ese<br />
alter ego – amigo íntimo – que no es él pero que<br />
i<strong>de</strong>ntificación proyectiva mediante, es casi igual a<br />
él.<br />
El juego <strong>de</strong>l otro – los otros<br />
Ante la urgencia <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a su angustia por<br />
la i<strong>de</strong>ntidad y en su imposibilidad <strong>de</strong> materializarla,<br />
recurre en su tránsito a distintas modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ser<br />
<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> discriminación<br />
entre el sí mismo y el otro. En el extremo <strong>de</strong> esta<br />
angustia, renuncia a ser él mismo y juega a ser otro,<br />
tal como lo vemos en el síndrome <strong>de</strong> Zellig – el<br />
personaje <strong>de</strong> la película que Woody Allen popularizó<br />
hace más <strong>de</strong> una década – quien modificaba su<br />
aspecto en consonancia con las características <strong>de</strong>l<br />
otro con quien se vinculaba.<br />
Las dos posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> interiorización <strong>de</strong>l<br />
objeto externo, están vinculadas a la introyección y a<br />
la incorporación que Widlöcher (1992) relaciona, la<br />
primera con la i<strong>de</strong>ntificación histérica y la segunda<br />
con la i<strong>de</strong>ntificación narcisista. En la introyección<br />
se interioriza la cualidad <strong>de</strong> la relación establecida<br />
con el objeto, tratándose <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra creación<br />
(Jeammet 1992). Por otro lado en la incorporación,<br />
el yo es más pasivo, menos creativo, y no se<br />
enriquece <strong>de</strong> la misma manera, ya que es el objeto<br />
mismo o una parte <strong>de</strong> sus atributos que pasa al<br />
interior <strong>de</strong>l yo, habitándolo en forma parasitaria.<br />
Pero, la incorporación no es necesariamente<br />
negativa, ya que su frontera con la introyección no<br />
está clausurada. De todas maneras se trata <strong>de</strong> una<br />
diferencia sustantiva, porque la introyección implica<br />
un espacio y una frontera mejor limitada entre el<br />
sujeto y el objeto, con el consiguiente sentimiento<br />
<strong>de</strong> seguridad interna <strong>de</strong>l sujeto, lo cual lo habilita<br />
en un acto creativo a tomar algo <strong>de</strong> otro y hacerlo<br />
propio mediante un proceso <strong>de</strong> metabolización<br />
psíquica. En tanto que en la incorporación, el<br />
sentimiento <strong>de</strong> angustia implica que la apertura<br />
hacia el otro, se opera bajo el signo <strong>de</strong> la necesidad<br />
o <strong>de</strong> la obligación. Mecanismos trascen<strong>de</strong>ntes que<br />
marcan la diferencia cualitativa entre ser como el<br />
otro o reducirse a “ser el otro”.<br />
Cuando la crisis se agudiza, sus compañeros<br />
y pares le aportan al adolescente una respuesta<br />
tranquilizadora a su conflicto <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad. Aunque<br />
se trate <strong>de</strong> una respuesta parcial, <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad<br />
grupal, colectiva y que todavía no reposa sobre su<br />
individualidad al menos constituye una respuesta.<br />
Se produce así una fuerte atracción por lo idéntico<br />
que actúa contra la exigencia <strong>de</strong> diferenciación y<br />
pue<strong>de</strong> eventualmente transformarse en fascinación,<br />
con una intolerancia o incapacidad para aceptar las<br />
diferencias. En la construcción <strong>de</strong> un grupo, se<br />
juega a quiénes y por qué son sus integrantes, quién<br />
ejerce el li<strong>de</strong>razgo y sus diferentes roles internos,<br />
así como también por dón<strong>de</strong> pasan los rasgos que<br />
diferencian un grupo <strong>de</strong> otro.<br />
Algunos grupos tienen una clara finalidad<br />
<strong>de</strong>structiva, don<strong>de</strong> la fantasía <strong>de</strong>l parricidio llega a<br />
un punto culminante. Cuando subyace la fantasía<br />
<strong>de</strong>l héroe omnipotente y el grupo se transforma<br />
en una pandilla o banda, se <strong>de</strong>safía a los otros,<br />
en general con un preámbulo <strong>de</strong> intensas ingestas<br />
<strong>de</strong> alcohol o <strong>de</strong> otras drogas, que lo llevan a<br />
pelear y medir fuerzas. Un punto importante es<br />
establecer la diferencia, no importa cual, pero que<br />
JUEGOS DE VIDA-JUEGOS DE MUERTE EN... • ÁLVARO NIN<br />
31
constituya un buen pretexto para dar rienda suelta<br />
al aspecto <strong>de</strong>structivo. Dicha diferencia establecida<br />
imaginariamente, siempre está referida a un<br />
aspecto <strong>de</strong> inferioridad (los planchas, los pobres, la<br />
pertenencia a otras tribus urbanas con subculturas<br />
diferentes, ya sea por un cuadro <strong>de</strong> fútbol o por un<br />
colegio).<br />
Esta fantasía <strong>de</strong> dominio, <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong><br />
omnipotencia, combate justamente la fantasía<br />
antagónica <strong>de</strong> <strong>de</strong>svalimiento y abandono,<br />
buscándose un chivo expiatorio que pueda<br />
materializar a través <strong>de</strong> un <strong>de</strong>splazamiento las<br />
fantasías <strong>de</strong> parricidio. La agresividad y violencia<br />
generada por la actuación <strong>de</strong> estos grupos pue<strong>de</strong><br />
finalizar en un juego <strong>de</strong> muerte, que si bien ésta no<br />
es necesariamente buscada, es encontrada <strong>de</strong>bido a<br />
la pérdida <strong>de</strong> límites que genera la situación <strong>de</strong>l<br />
propio contexto grupal.<br />
Aquí bor<strong>de</strong>amos las situaciones <strong>de</strong> los grupos<br />
que <strong>de</strong>linquen, que también tienen un amplio<br />
espectro, el cual va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> amigos<br />
íntimos que salen borrachos a romper cualquier<br />
objeto que esté en el ámbito <strong>de</strong> la ciudad, hasta las<br />
bandas organizadas que salen a robar para comprar<br />
droga, que en un lento y mortífero proceso van<br />
<strong>de</strong>cantando en una forma antisocial <strong>de</strong> estar en<br />
el mundo. Cuando el grupo vandálico se mueve<br />
con objetivos más <strong>de</strong>structivos, realiza una<br />
i<strong>de</strong>ntificación proyectiva patológica y masiva, ya<br />
que es necesario <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r absolutamente <strong>de</strong>l grupo<br />
para subsistir.<br />
El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> pertenencia llevado a un extremo, hace<br />
que el individuo <strong>de</strong>saparezca como tal y el código<br />
<strong>de</strong>l grupo se impone, en esto el rol <strong>de</strong>l lí<strong>de</strong>r tiene un<br />
papel prepon<strong>de</strong>rante.<br />
Ritos iniciáticos y <strong>de</strong> pasaje<br />
Los ritos <strong>de</strong> pasaje por su dimensión, a la vez<br />
concreta y simbólica, permitieron tradicionalmente<br />
el reconocimiento <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> estatuto social.<br />
La inscripción <strong>de</strong> lo nuevo en el registro <strong>de</strong> la<br />
sociedad adulta, constituyen una prueba <strong>de</strong> cambios<br />
y permanencias.<br />
Los ritos <strong>de</strong> pasaje facilitan la inscripción en<br />
la temporalidad: ayer, hoy y mañana <strong>de</strong>vienen<br />
categorías distintas que no son más permutables,<br />
salvo en el imaginario; marcan el curso <strong>de</strong> la vida<br />
social y confieren un sentido a la organización <strong>de</strong> la<br />
comunidad y su evolución (Ladame 2003). Más allá<br />
<strong>de</strong> esta dimensión social, son creadores <strong>de</strong> cultura,<br />
garantes <strong>de</strong> sentido asegurando así la transmisión.<br />
32<br />
La pregunta sería entonces, ¿la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong><br />
los ritos <strong>de</strong> pasaje implican entonces una pérdida<br />
<strong>de</strong> sentido? Si así fuera estaría en parte tocando la<br />
problemática tan actual <strong>de</strong> la confusión generacional<br />
tal como lo ha planteado Luis Kancyper (1998)<br />
con la terminología <strong>de</strong> los pen<strong>de</strong>viejos, padres<br />
adolescentizados que no logran marcar las<br />
diferencias generacionales ni los límites.<br />
Como ritos <strong>de</strong> pasaje mencionaremos, la fiesta<br />
<strong>de</strong> 15 años, las Bar y Bat mitzvá, las fiestas <strong>de</strong><br />
graduación, entre otras. Otro rito <strong>de</strong> pasaje son las<br />
marcas sobre el cuerpo, retomamos así el tema<br />
<strong>de</strong> las marcas corporales, la moda etc. El tatuaje<br />
es un ejemplo muy actual <strong>de</strong> marca en el cuerpo<br />
que pue<strong>de</strong> tener una doble lectura, por un lado entra<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong> la moda, mientras que por<br />
otro tiene un carácter i<strong>de</strong>ntificatorio generando un<br />
vínculo <strong>de</strong> pertenencia a un grupo, lo cual habla <strong>de</strong><br />
una inscripción generacional.<br />
Existen, sin embargo, otros ritos <strong>de</strong> iniciación<br />
que tienen un carácter siniestro como cuando<br />
se forman grupos antisociales que pasan por el<br />
sufrimiento, el cual queda a veces impreso en<br />
el cuerpo como marca y otras veces, en casos<br />
extremos – como en la película Ciudad <strong>de</strong> Dios – se<br />
trata <strong>de</strong> matar, herir o robar. Son situaciones don<strong>de</strong><br />
el acto <strong>de</strong>lictivo, marca el inicio <strong>de</strong> la pertenencia<br />
al grupo y éste se impone al individuo que <strong>de</strong> esa<br />
manera calma sus angustias arcaicas <strong>de</strong> vacío y<br />
<strong>de</strong> no ser. Nos enfrentamos así a casos en que se<br />
produce un fracaso <strong>de</strong>l movimiento integrador, el<br />
cuerpo es entonces maltratado o atacado como si<br />
efectivamente no fuera propio, estamos aquí en el<br />
campo <strong>de</strong> los juegos <strong>de</strong> muerte.<br />
El enamoramiento y los juegos <strong>de</strong>l amor<br />
Frente a la imposibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar la<br />
relación amorosa con los progenitores que imponen<br />
la ley <strong>de</strong> la prohibición <strong>de</strong>l incesto, la <strong>de</strong>cepción<br />
amorosa infantil es inevitable, al mismo tiempo<br />
se pier<strong>de</strong>n los padres infantiles cargados <strong>de</strong><br />
omnipotencia, i<strong>de</strong>alización y grandiosidad. A su<br />
vez con la eclosión <strong>de</strong> la pulsión sexual puberal, se<br />
produce un aumento <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong>fensivos<br />
tales como la represión, la transformación <strong>de</strong> los<br />
i<strong>de</strong>ales, etc. El adolescente marcha así en busca <strong>de</strong><br />
otros objetos sustitutos con los cuales llevar a cabo<br />
sus <strong>de</strong>seos. Surge así el enamoramiento que facilita<br />
la <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> la infancia permitiendo el encuentro<br />
en el presente como un aprés coup <strong>de</strong>l pasado,<br />
don<strong>de</strong> se conjuga la grandiosidad omnipotente y la<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
posibilidad <strong>de</strong> la complementariedad. Estos juegos<br />
<strong>de</strong>l amor se constituyen en el más efectivo antídoto<br />
para combatir las angustias <strong>de</strong> vacío y tristeza por<br />
la <strong>de</strong>cepción edípica, produciendo al mismo tiempo<br />
una investidura que recarga <strong>de</strong> energía vital al<br />
aparato psíquico en todas sus instancias.<br />
Acerca <strong>de</strong>l material clínico 1<br />
Agustín es un adolescente <strong>de</strong> 16 años por el cual<br />
consultan sus padres, son ellos los que vienen a la<br />
primera entrevista y están sumamente preocupados<br />
por la situación <strong>de</strong> su hijo. Me señalan que está<br />
cursando una crisis que los llena <strong>de</strong> <strong>de</strong>sorientación<br />
y confusión, pero que a la vez hay toda una historia<br />
previa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia cargada <strong>de</strong> angustias y<br />
dificulta<strong>de</strong>s.<br />
Si bien refieren que el embarazo, el parto y la<br />
lactancia no ofrecieron dificulta<strong>de</strong>s, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
primeros años, señalan una importante angustia<br />
<strong>de</strong> separación, siempre lo sintieron como un niño<br />
difícil, que no tolera bien los cambios ni pequeñas<br />
frustraciones.<br />
En los primeros años <strong>de</strong> escuela los padres<br />
pi<strong>de</strong>n orientación en diversas oportunida<strong>de</strong>s a<br />
diferentes psicólogos y psicoanalistas, ya que<br />
con el advenimiento <strong>de</strong> la escolaridad aparecen<br />
dificulta<strong>de</strong>s en el aprendizaje, en el vínculo con<br />
otros niños, episodios <strong>de</strong> rebeldías inexplicables<br />
con las maestras y con ellos mismos, que siempre<br />
terminan en crisis <strong>de</strong> llanto. Muy <strong>de</strong>mandante en el<br />
colegio, siempre se le dio una atención pedagógica<br />
especial, a los efectos <strong>de</strong> que lograra un <strong>de</strong>sempeño<br />
aceptable.<br />
Cursando el primer año <strong>de</strong> escuela, nació una<br />
hermana que le produjo intensos celos y una<br />
preocupación constante que lo llevó a pelear palmo<br />
a palmo, por la atención y el amor <strong>de</strong> los padres.<br />
Requirió a<strong>de</strong>más en dos oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
tratamientos psicoterapéuticos a lo largo <strong>de</strong> cinco<br />
años aunque en forma discontinua, básicamente por<br />
su agresividad hacia los <strong>de</strong>más y por ello, no logra<br />
mantener amigos.<br />
Luego <strong>de</strong> unos años <strong>de</strong> cursar secundaria,<br />
requirió <strong>de</strong> un cambio <strong>de</strong> liceo, que fue positivo<br />
en un principio, pero al momento <strong>de</strong> la consulta,<br />
hay un aumento <strong>de</strong> su agresividad intrafamiliar y en<br />
general con todos los que lo ro<strong>de</strong>an.<br />
1 Fragmentos clínicos <strong>de</strong> un material más extenso presentado<br />
en: Jornadas <strong>de</strong> violencia social y adolescencia <strong>de</strong> APU<br />
2005 .<br />
Por ejemplo, con sus nuevos amigos se siente<br />
traicionado, dice: Lo que pasa es que si uno <strong>de</strong><br />
nosotros tiene un problema por ahí en la calle o<br />
en las puertas <strong>de</strong> un baile, yo voy para a<strong>de</strong>lante,<br />
y ellos en cambio no, entonces me recaliento y los<br />
mando a cagar.<br />
La solución que encuentra frente a las<br />
frustraciones, es el repliegue y el aislamiento, lo<br />
cual lo lleva a importantes episodios <strong>de</strong>presivos.<br />
Se queda en su casa solo, no sale con nadie, mira<br />
la televisión muchas horas haciendo zapping, se<br />
mantiene en silencio, con malhumor, y ante el<br />
requerimiento <strong>de</strong> los familiares contesta lo mínimo<br />
imprescindible.<br />
En las entrevistas iniciales conmigo, se muestra<br />
muy <strong>de</strong>sconfiado, retraído, acepta venir, pero se<br />
encarga <strong>de</strong> transmitir muy bien su enojo. Cuando<br />
le pregunto por qué está tan enojado, dice que el<br />
problema es con su madre.<br />
Es insoportable, no me pue<strong>de</strong> ver tranquilo, siempre<br />
está inventando algo para jo<strong>de</strong>rme. Si estoy mirando<br />
tele me manda hacer un mandado para comprar<br />
algo para la comida, y yo antes iba, pero ahora, me<br />
di cuenta que me pi<strong>de</strong> cosas para jo<strong>de</strong>rme, porque<br />
no es que las precise en ese momento, sino que es<br />
para cocinar algo que va a hacer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos<br />
días……..entonces yo no la entiendo, es solo para<br />
molestarme. Ahora, si me pi<strong>de</strong> algo así, yo ni le doy<br />
bola, y si insiste la mando a cagar.<br />
En relación a su padre dice que: parece bueno,<br />
pero es un infeliz, porque hace y dice todo lo que<br />
quiere mamá. Es tan infeliz, que hace un tiempo<br />
tuvo que aflojar el laburo porque trabajaba tanto<br />
que no sé qué problema tuvo en el corazón, que<br />
el médico le dijo que si seguía así se moría en<br />
cualquier momento. Yo no entiendo para qué carajo<br />
trabaja así y no quiero tener nada que ver con él,<br />
y sé que trabaja así porque es un infeliz. En esas<br />
entrevistas no pue<strong>de</strong> traer ningún aspecto positivo<br />
<strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> los padres.<br />
En relación a sus primeras experiencias con<br />
chicas, dice que él va a los bailes y lo que le gusta<br />
es apretárselas, pero no le interesa conocerlas ni<br />
siquiera hablar con ellas, haciéndolo cada fin <strong>de</strong><br />
semana con chicas diferentes.<br />
.El síntoma que motivó la consulta, fue que<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todo ese panorama general, los padres<br />
lo vieron muy <strong>de</strong>primido y se dieron cuenta que<br />
se estaba iniciando en una práctica reiterada <strong>de</strong><br />
JUEGOS DE VIDA-JUEGOS DE MUERTE EN... • ÁLVARO NIN<br />
33
provocarse los vómitos.<br />
Él estaba muy preocupado por su aspecto físico<br />
y su peso corporal y al comienzo niega su síntoma,<br />
inventando historias acerca <strong>de</strong> que tiene trastornos<br />
digestivos <strong>de</strong> tipo funcional, hasta que todo se hace<br />
evi<strong>de</strong>nte para sus padres.<br />
En su gestualidad facial se hace notorio que<br />
tiene un signo <strong>de</strong> enojo, lo cual da cuenta que todo<br />
su malestar ya tiene una larga data. A pesar <strong>de</strong> todo<br />
su repliegue y aislamiento, realiza intentos fallidos<br />
<strong>de</strong> salida, a través <strong>de</strong>l zapping en la televisión así<br />
como también <strong>de</strong>l “zapping” que realiza cada fin<br />
<strong>de</strong> semana con una chica diferente. Aun así, sus<br />
búsquedas i<strong>de</strong>ntificatorias persisten por el lado <strong>de</strong><br />
la música, ya que toca la guitarra e intenta construir<br />
un grupo musical con quienes logra ensayar por un<br />
tiempo. Por otro lado, profundiza la relación con un<br />
abuelo con quien se lleva mejor y quiere mucho,<br />
ya que justamente siente que tiene una historia <strong>de</strong><br />
dificulta<strong>de</strong>s similares a las <strong>de</strong> él. De alguna manera,<br />
siente que precisa un espacio diferente don<strong>de</strong><br />
pueda <strong>de</strong>sarrollar toda esta confrontación con sus<br />
padres y con el mundo, así como expresarse en<br />
sus singularida<strong>de</strong>s, construyéndose a sí mismo <strong>de</strong><br />
una manera diferente. La intervención analítica,<br />
en la que se construye un espacio con un adulto<br />
diferente a los padres, posibilita dar un cauce a la<br />
necesidad <strong>de</strong> reciclar la confrontación generacional,<br />
esterilizada por el odio y atrapada en la compulsión<br />
a la repetición.<br />
Me interesa <strong>de</strong>stacar aquí que si bien en la<br />
adolescencia se <strong>de</strong>spierta una obsesión por la<br />
imagen corporal, llama la atención este síntoma<br />
elegido para a<strong>de</strong>lgazar que pasa por la provocación<br />
<strong>de</strong>l vómito, lo cual es poco frecuente en un varón.<br />
Pienso que hay una necesidad <strong>de</strong> estar aislado,<br />
en un ambiente íntimo, como lo es el baño <strong>de</strong> la<br />
casa, cortar vínculos problemáticos con los <strong>de</strong>más,<br />
estar solo y <strong>de</strong>sarrollar una actividad narcisista y<br />
secreta. Es un intento fallido <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar fuera <strong>de</strong> sí<br />
a su madre fantasmática, expulsando tanto sus<br />
alimentos como así también sus materias fecales,<br />
su orina, su semen. A<strong>de</strong>más, se posibilita el control<br />
visual en el espejo <strong>de</strong> las modificaciones corporales,<br />
como un <strong>de</strong>cantado <strong>de</strong> su búsqueda <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad<br />
en torno a las preguntas <strong>de</strong> quién soy, qué soy,<br />
cómo soy y cómo quisiera ser. Por último y como<br />
parte <strong>de</strong> un ceremonial, realiza un baño <strong>de</strong> ducha<br />
tibia, que expresa la fantasía seudo-reparadora<br />
y <strong>de</strong> “purificación”, en la medida <strong>de</strong> que intenta<br />
expulsar <strong>de</strong> sí todos sus contenidos persecutorios.<br />
Expresando <strong>de</strong> ese modo su habitual <strong>de</strong>smentida a<br />
34<br />
sus dificulta<strong>de</strong>s y angustias.<br />
El reclamo <strong>de</strong> Agustín hacia sus padres, que<br />
ha persistido y atravesado diversos momentos,<br />
es que ellos lo han <strong>de</strong>jado solo en su infancia y<br />
que ahora es casi lo único que él quiere, o sea, la<br />
mayor distancia posible <strong>de</strong> ellos. Ha sido motivo<br />
<strong>de</strong> varias polémicas entre ellos, el reproche acerca<br />
<strong>de</strong> episodios <strong>de</strong> abandono a los que los padres<br />
respon<strong>de</strong>n con sorpresa y <strong>de</strong>sconcierto, ya que por<br />
su parte niegan enfáticamente que esos abandonos<br />
hayan existido. Es más, para agregar mayores<br />
diferencias entre estas dos versiones <strong>de</strong> la “misma<br />
historia” aparente, existe una vivencia <strong>de</strong> Agustín<br />
en la que lo <strong>de</strong>jaron solo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los 9 años,<br />
don<strong>de</strong> tuvo una experiencia <strong>de</strong> juegos sexuales<br />
don<strong>de</strong> él tuvo un rol pasivo con un primo un poco<br />
mayor que a<strong>de</strong>más ahora, se re-actualiza en forma<br />
traumática.<br />
Esta realidad histórico - vivencial, ¿se tratará<br />
también <strong>de</strong> una realidad fáctica? De todos modos,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva freudiana, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
abandono <strong>de</strong> aquella teoría <strong>de</strong> la seducción, hemos<br />
aprendido cómo la pulsión sexual transforma la<br />
realidad fáctica y la configura <strong>de</strong> acuerdo a los<br />
<strong>de</strong>seos sexuales infantiles.<br />
Lo que me interesa <strong>de</strong>stacar aquí, es que esta<br />
diferencia padres – hijo, opera en el psiquismo<br />
<strong>de</strong> este último, con el fin <strong>de</strong> intentar poner una<br />
distancia que posibilite su proceso <strong>de</strong> crecimiento<br />
y <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> nuevas i<strong>de</strong>ntificaciones, que es lo<br />
que está momentáneamente afectado.<br />
Si vamos más allá <strong>de</strong> lo que supone el complejo<br />
<strong>de</strong> Edipo, con su imaginario <strong>de</strong> amores y odios,<br />
atracciones y repulsiones, y nos ubicamos en<br />
el concepto <strong>de</strong> Edipo, pero en su dimensión <strong>de</strong><br />
estructura, advertiremos que su esencia pasa por<br />
la diferencia. Diferencia <strong>de</strong> sexo y diferencia <strong>de</strong><br />
generaciones y en ese sentido, también po<strong>de</strong>mos<br />
conceptualizar el narcisismo como la diferencia<br />
(pequeñas diferencias citando a Freud) o su<br />
contrario, la no diferencia en relación al otro y<br />
por lo tanto, las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> discriminar el<br />
yo y sus objetos (internos y externos). Es por ello<br />
que adjudicamos tanta importancia a ese “campo<br />
confrontacional” que se constituye en un verda<strong>de</strong>ro<br />
crisol 2 que el adolescente necesita para vivir y<br />
2 Crisol: <strong>de</strong> acuerdo al Diccionario <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia<br />
Española (Madrid 1992, XXI edición Espasa Calpe) se<br />
<strong>de</strong>fine como un recipiente hecho <strong>de</strong> material refractario, que<br />
se emplea para fundir alguna materia a temperatura muy<br />
elevada<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
crecer y así reestructurarse psíquicamente.<br />
Una <strong>de</strong> las principales tareas psíquicas<br />
<strong>de</strong>l adolescente consiste en transformar sus<br />
i<strong>de</strong>ntificaciones edípicas infantiles, lo que supone<br />
un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>si<strong>de</strong>ntificación.<br />
Es así que “matando” imaginaria y<br />
simbólicamente a sus objetos significativos <strong>de</strong> la<br />
infancia, se materializará la salida <strong>de</strong> un ambiente<br />
endogámico, con su constelación respectiva <strong>de</strong><br />
fantasías incestuosas y simbióticas. Complejo<br />
proceso que requiere <strong>de</strong>splazar y con<strong>de</strong>nsar sus<br />
investiduras tanto libidinales como tanáticas,<br />
sobre otros objetos que se convierten a su vez en<br />
significativos y que constituyen los primeros pasos<br />
hacia la exogamia.<br />
En el caso <strong>de</strong> Agustín era justamente este proceso<br />
el que estaba dañado, ya que la violencia paroxística<br />
hacia sus padres, también la dirigía hacia sus<br />
compañeros con quienes sentía que <strong>de</strong>bía salir a la<br />
calle a vagabun<strong>de</strong>ar y buscar pleitos y enemigos.<br />
Atrapado en su violento estallido pulsional,<br />
transforma sus propios amigos en traidores y así<br />
cae en una fase <strong>de</strong>presiva don<strong>de</strong> pier<strong>de</strong> sus espacios<br />
extra-familiares replegándose sobre sí mismo en un<br />
ambiente paranoi<strong>de</strong>.<br />
Ese tránsito <strong>de</strong> la endogamia a la exogamia<br />
supone la construcción <strong>de</strong> una nueva historia, en la<br />
medida que como dice J. Puget (1997): “la marca<br />
fundamental <strong>de</strong> la adolescencia, es la <strong>de</strong> crear un<br />
nuevo espacio extra-familiar, signado por el lugar<br />
que la adolescencia le da al proyecto <strong>de</strong> pareja o a<br />
la pareja sexual misma”, así el intenso movimiento<br />
transferencial que realiza el adolescente con el<br />
espacio extra-familiar, será el que engendre nuevas<br />
marcas, trazos y estructuras psíquicas que se<br />
materializan a través <strong>de</strong> nuevas i<strong>de</strong>ntificaciones que<br />
enriquecerán al yo. Modificando también al mismo<br />
tiempo al sistema yo i<strong>de</strong>al – i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l yo. Todo ello<br />
supone una transformación radical <strong>de</strong> su aparato<br />
psíquico, lo cual lo instrumentará para afrontar las<br />
nuevas realida<strong>de</strong>s emergentes en el mundo <strong>de</strong> los<br />
adultos.<br />
El espacio analítico es a la vez el lugar don<strong>de</strong><br />
se pue<strong>de</strong> recoger toda la historia endogámica,<br />
con sus distintos niveles <strong>de</strong> historización pero<br />
también se constituye como representante <strong>de</strong> dicho<br />
espacio extra-familiar, portador <strong>de</strong> lo nuevo y lo<br />
diferente, que <strong>de</strong>be ser utilizado como una palanca<br />
a través <strong>de</strong> la transferencia que posibilite nuevas<br />
resignificaciones y reestructuraciones psíquicas.<br />
Bibliografía<br />
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JUEGOS DE VIDA-JUEGOS DE MUERTE EN... • ÁLVARO NIN<br />
35
36<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Sobre el encuadre en psicoanálisis<br />
No he hallado el término encuadre<br />
en el diccionario <strong>de</strong> la Real<br />
Aca<strong>de</strong>mia (año 1956). Sí figura el<br />
verbo encuadrar con los siguientes significados:<br />
“Encerrar en un marco o cuadro. 2 fig. Encajar,<br />
ajustar una cosa <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> otra. 3 fig. Encerrar o<br />
incluir <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí una cosa; bor<strong>de</strong>arla, <strong>de</strong>terminar<br />
sus límites”.<br />
Es un término no usado por Freud. En su<br />
aplicación al psicoanálisis Bleger lo <strong>de</strong>fine así<br />
(Revista <strong>de</strong> Psicoanálisis T XXIV Nº 2 pág. 241):<br />
“las constantes, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cuyo marco se da el<br />
proceso” y Zac (Revista <strong>de</strong> Psicoanálisis T XXVIII<br />
Nº 3 pág. 594): “Utilizo la noción <strong>de</strong> encuadre<br />
para referirme al conjunto <strong>de</strong> estipulaciones,<br />
explícitas o implícitas, que aseguran, por un lado,<br />
un mínimo <strong>de</strong> interferencias a las activida<strong>de</strong>s que se<br />
<strong>de</strong>sarrollan entre paciente y analista y por otro, un<br />
máximo <strong>de</strong> utilidad al analista para la realización<br />
<strong>de</strong> estimaciones diagnósticas y/o pronósticas.<br />
Para que las estipulaciones <strong>de</strong>l encuadre aseguren<br />
efectivamente lo que preten<strong>de</strong>n asegurar, <strong>de</strong>ben ser,<br />
como es obvio, constantes; en el sentido <strong>de</strong> que se<br />
mantienen en forma invariante en una <strong>de</strong>terminada<br />
situación”.<br />
El término encuadre enfatiza dos rasgos: <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el diccionario el <strong>de</strong>terminar los límites <strong>de</strong> algo,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong> Bleger y Zac el carácter<br />
<strong>de</strong> lo constante. Integrando ambos rasgos diría que<br />
un proceso ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ciertos<br />
límites y, para que éste se aprecie como tal ha <strong>de</strong><br />
referirse a un trasfondo constante. El encuadre<br />
tiene que ver con la forma que se da<br />
a un <strong>de</strong>terminado contenido, que es<br />
el proceso. El proceso es lo que está<br />
en movimiento y la forma que tiene un proceso<br />
psicoanalítico <strong>de</strong>berá ser a<strong>de</strong>cuada a su contenido;<br />
si el contenido es cambiante, ¿pue<strong>de</strong> la forma ser<br />
constante?<br />
En tanto formación (forma) límite es el reflejo o<br />
proyección <strong>de</strong> otra formación límite, que representa<br />
una superficie, la <strong>de</strong>l aparato psíquico, es <strong>de</strong>cir, se<br />
constituirá como proyección <strong>de</strong>l yo, que a su vez es<br />
la proyección <strong>de</strong> otra superficie, la <strong>de</strong>l cuerpo (“El<br />
yo es ante todo un ser corpóreo, no es solamente un<br />
ser superficial, sino que es él mismo la proyección<br />
<strong>de</strong> una superficie” Freud. El yo y el ello. GW Vol.<br />
13 pág. 253. Traducción mía).<br />
Este espacio virtual, potencial, que es el aparato<br />
psíquico se hace real a través <strong>de</strong> las acciones<br />
específicas que irán a construir el espacio <strong>de</strong>l<br />
mundo propio <strong>de</strong> cada sujeto. La acción específica<br />
correspondiente al proceso analítico es el diálogo<br />
y su marco se constituye en el mismo diálogo y,<br />
según entiendo, no preexiste al mismo.<br />
Hay ciertas convenciones que son las<br />
condiciones <strong>de</strong> todo diálogo que pue<strong>de</strong>n o no<br />
cumplirse, pero las que no pue<strong>de</strong>n faltar son las<br />
que permitan que el analista se comunique con<br />
el analizando y que el analizando se comunique<br />
consigo mismo: más específicamente, que el<br />
analizando se comunique consigo mismo <strong>de</strong><br />
manera directa a la vez que con la intermediación<br />
<strong>de</strong>l analista. Pero, condición esencial, es que el<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
37
analista <strong>de</strong>sarrolle o <strong>de</strong>spliegue el diálogo <strong>de</strong>l<br />
analizado consigo mismo y no interfiera en éste<br />
con sus propios contenidos y especialmente con su<br />
propia lógica. Los seres humanos usamos diversas<br />
lógicas, o sea diversos sistemas <strong>de</strong> relaciones entre<br />
representaciones que correspon<strong>de</strong>n a los diversos<br />
niveles <strong>de</strong> huellas mnémicas que Freud <strong>de</strong>sarrolla<br />
en “La interpretación <strong>de</strong> los sueños” (Cap. VII):<br />
lógicas basadas en las relaciones <strong>de</strong> simultaneidad y<br />
sucesión, lógicas basadas en relaciones <strong>de</strong> analogía y<br />
lógicas preconscientes (lógica <strong>de</strong> no contradicción,<br />
lógica dialéctica y todas las otras formas que<br />
podamos discernir) a la que agregaríamos la<br />
seudológica <strong>de</strong> la elaboración secundaria. Nuestra<br />
tarea es la <strong>de</strong> crear las condiciones para que cada<br />
uno <strong>de</strong> estos niveles pueda <strong>de</strong>sarrollarse, a la vez<br />
que permitir el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> las contradicciones<br />
entre diversos niveles <strong>de</strong> lógicas, a la vez que<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada nivel. La forma que adquirirán estos<br />
diálogos ha <strong>de</strong> ser construida a partir <strong>de</strong> los mismos,<br />
en el mismo proceso y no establecida <strong>de</strong> antemano.<br />
Así por lo menos tiendo a trabajar yo: armamos<br />
el encuadre en función <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s, ante todo<br />
subjetivas, <strong>de</strong>l paciente y <strong>de</strong>l objetivo o los objetivos<br />
que nos propongamos; el escenario (“setting”) ha<br />
<strong>de</strong> ser a<strong>de</strong>cuado a la obra que se representa. Los<br />
límites <strong>de</strong>l encuadre, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los que ponga el<br />
paciente, han <strong>de</strong> ser aquéllos bajo los cuales yo<br />
me puedo hacer responsable <strong>de</strong>l tratamiento y <strong>de</strong><br />
los objetivos a cumplir. Pero estoy notando que la<br />
palabra encuadre me genera una cierta incomodidad<br />
y me es más natural hablar <strong>de</strong> la forma en que ha <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollarse el tratamiento en lugar <strong>de</strong>l encuadre<br />
bajo el que ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse el tratamiento.<br />
Releo la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> encuadrar, caracterizada<br />
como un encerrar; normalmente cierro la puerta<br />
<strong>de</strong>l consultorio en cuyo caso el consultorio es el<br />
encuadre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual se encierra el proceso,<br />
pero no habría inconvenientes (y lo he hecho, por<br />
ejemplo en el hospital) <strong>de</strong> trabajar en un espacio<br />
abierto. Cuando cierro el contrato, encuadro sus<br />
términos, pero ninguna <strong>de</strong> estas características me<br />
parecen esenciales al proceso analítico. La forma en<br />
relación con el encuadre, tiene un carácter <strong>de</strong> menor<br />
exterioridad al proceso mismo y es inseparable<br />
<strong>de</strong> sus contenidos (un cuadro sigue siéndolo<br />
aún sin su marco). Cuando la forma adquiere<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los contenidos, en el caso <strong>de</strong> los<br />
grupos sociales tenemos lo que Freud <strong>de</strong>nominó<br />
las masas artificiales: éstas se caracterizan por<br />
cristalizar sus formas las que, in<strong>de</strong>pendizándose<br />
38<br />
<strong>de</strong> sus contenidos van poco a poco adquiriendo un<br />
carácter sagrado; esto suce<strong>de</strong> en el psicoanálisis<br />
cuando éste tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>finirse por el número <strong>de</strong><br />
sesiones, el uso <strong>de</strong>l diván, el uso exclusivo <strong>de</strong> la<br />
interpretación por parte <strong>de</strong>l analista y ésta <strong>de</strong>finida<br />
ante todo por su forma (Vd. ahora siente que...).<br />
......Todas estas formas se convierten en un sistema<br />
<strong>de</strong> tabúes que, al ser transgredidos, confieren a<br />
dichas acciones el carácter <strong>de</strong> acting-out, ataques<br />
al encuadre, etc. Este sistema <strong>de</strong> represiones, que<br />
a veces terminaban constituyéndose en una especie<br />
<strong>de</strong> cárcel, terminaban o terminan <strong>de</strong>svirtuando lo que<br />
es la esencia <strong>de</strong>l psicoanálisis: levantar represiones<br />
(<strong>de</strong>shaciendo tabúes) para hacer que lo inconsciente<br />
reprimido se haga preconsciente. Definitivamente,<br />
no me gusta la palabra encuadre.<br />
No propongo el <strong>de</strong>sarrollo caótico <strong>de</strong> los<br />
instintos (<strong>de</strong> lo que al principio se acusó al<br />
psicoanálisis); creo que el caos es un momento<br />
inevitable en el proceso <strong>de</strong>l levantamiento <strong>de</strong> una<br />
censura (o <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> censuras) cuando<br />
el conflicto se está <strong>de</strong>splegando a la vez que<br />
disolviendo, pero aún no se resolvió. En los grupos<br />
esto se hace muy evi<strong>de</strong>nte y es necesario <strong>de</strong>jar<br />
que el caos se <strong>de</strong>sarrolle para que pueda surgir<br />
la organización que estaba latente porque estaba<br />
reprimida y <strong>de</strong>sarticulada por las censuras. El<br />
tratamiento analítico va tomando forma a través <strong>de</strong>l<br />
proceso.<br />
Pero para que se dé un proceso es necesario<br />
que haya algo constante en la estructura sobre lo<br />
cual pueda aquél apoyarse. Y volvemos aquí a<br />
la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l encuadre que da Bleger: “las<br />
constantes, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cuyo marco se da el proceso”<br />
¿sobre qué se sostienen dichas constantes?<br />
Bajemos a un nivel fundante: al proceso <strong>de</strong> la vida.<br />
El principio <strong>de</strong> constancia es el <strong>de</strong> mantener las<br />
tensiones al nivel más bajo posible compatible con<br />
la vida; es <strong>de</strong> este nivel básico que se pue<strong>de</strong>n dar<br />
aquellas modificaciones tensionales que pue<strong>de</strong>n<br />
ser procesadas y a las cuales se les pue<strong>de</strong> otorgar<br />
las cualida<strong>de</strong>s psíquicas, ante todo las <strong>de</strong> placer y<br />
displacer, que le permitirán al organismo orientarse<br />
en la vida.<br />
Lo que trato <strong>de</strong> lograr en el tratamiento<br />
psicoanalítico, como en cualquier actividad, es el<br />
logro <strong>de</strong> un equilibrio básico compatible con el<br />
trabajo a realizar; este estado <strong>de</strong> equilibrio es peculiar<br />
a cada situación y es también cambiante aunque<br />
se trate <strong>de</strong> mantener el trabajo bajo un mínimo<br />
<strong>de</strong> tensiones (no por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> ese mínimo, como<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
pue<strong>de</strong> darse en ciertas melancolías, esquizofrenias<br />
o en ciertos caracteres abúlicos). Hay momentos en<br />
que esa constancia se pier<strong>de</strong>, en que uno siente que<br />
se le mueve todo el piso y tiene la sensación <strong>de</strong> que<br />
no sabe dón<strong>de</strong> hacer pie: normalmente ese estado<br />
es temporario y en el caso que no lo fuera y no se<br />
logre con el psicoanálisis, ese equilibrio mínimo<br />
compatible con el tratamiento habrá que recurrir a<br />
otros medios, como la medicación o la internación<br />
y en algunos casos, por ejemplo, si no se logra el<br />
ritmo mínimo <strong>de</strong> las sesiones que haga posible<br />
el tratamiento, interrumpirlo. Es en estos casos<br />
<strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong> marco don<strong>de</strong> el término encuadrar<br />
adquiere sentido.<br />
El concepto complementario <strong>de</strong>l <strong>de</strong> forma es el<br />
<strong>de</strong> contenido; pero también tenemos la oposición<br />
aristotélica <strong>de</strong> forma y materia: “la sensación (o<br />
percepción) es la capacidad <strong>de</strong> recibir las formas<br />
sensibles sin la materia” (Aristóteles: “Acerca <strong>de</strong>l<br />
alma” 424 a. Traducción mía). Forma es acá la<br />
traducción <strong>de</strong>l término “eidos”, usado por Platón<br />
al referirse a las formas o i<strong>de</strong>as, el “en sí” <strong>de</strong> los<br />
conceptos. Siguiendo esta línea <strong>de</strong> pensamiento,<br />
la forma <strong>de</strong>l análisis trascien<strong>de</strong> su marco o<br />
encuadre para interiorizarse en lo que el análisis<br />
es “en sí”, su esencia: hacer preconsciente el<br />
inconsciente reprimido. En otras palabras, crear<br />
las condiciones para lograr que las diferentes<br />
lógicas, correspondientes a los diferentes niveles <strong>de</strong><br />
organización mental, <strong>de</strong>sarticuladas por la censura<br />
y separadas por diferentes capas <strong>de</strong> resistencia,<br />
puedan reubicarse en el lugar que les correspon<strong>de</strong><br />
sin quedar excluidas <strong>de</strong> la organización psíquica en<br />
su totalidad. O sea, <strong>de</strong>sarticular lo <strong>de</strong>sarticulado,<br />
es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>sarticular la estratificación por capas<br />
<strong>de</strong> resistencia (la metáfora <strong>de</strong> las “capas <strong>de</strong> la<br />
cebolla”) para restituir la or<strong>de</strong>nación lógica <strong>de</strong> las<br />
representaciones. Psicoanalizar implica analizar:<br />
<strong>de</strong>scomponer formaciones sintomáticas, producto<br />
<strong>de</strong> con<strong>de</strong>nsaciones y <strong>de</strong>splazamientos <strong>de</strong>terminados<br />
por la censura y ubicar cada uno <strong>de</strong> sus elementos<br />
en el contexto mnémico que le dé sentido y al cual<br />
otorgue nuevo sentido (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista<br />
el trabajo a realizar con formaciones narcisistas<br />
no sería psicoanálisis en sentido estricto aunque sí<br />
implicaría un análisis <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong>l sujeto<br />
con el mundo).<br />
Pasé <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong>l encuadre al <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong>l<br />
análisis. Hay otra palabra que podría traducirse<br />
como encuadre, pero que tiene un énfasis algo<br />
diferente y que se la usa en inglés: “setting”.<br />
Acepciones que da el diccionario Webster (no son<br />
todas, pero elijo las que tienen que ver con el tema):<br />
“3. time and place, environment, background, or<br />
surroundings, as of a story, poem, person’s life,<br />
etc. 4. Actual physical sorroundings or scenery<br />
whether real, as of a gar<strong>de</strong>n, or artificial, as on a<br />
stage”. Sintetizando, el “setting” sería el escenario,<br />
el ambiente en el que se lleva a cabo el tratamiento<br />
psicoanalítico y que en general lleva el sello <strong>de</strong> su<br />
origen a partir <strong>de</strong> la práctica privada, o sea que el<br />
ambiente es el <strong>de</strong>l consultorio privado. Creo que<br />
este “encuadre” ha puesto límites a la expansión<br />
<strong>de</strong>l psicoanálisis hacia sectores <strong>de</strong> la población<br />
excluidos <strong>de</strong> la práctica privada. De todas maneras<br />
hay aspectos <strong>de</strong>l “encuadre” o <strong>de</strong>l “setting” cuya<br />
aplicación es necesaria: por ejemplo, el respeto<br />
por el horario que presupone una ética <strong>de</strong> respeto<br />
por el tiempo <strong>de</strong>l otro. Y dar tiempo para que el<br />
analizando pueda expresarse y yo, como analista,<br />
también necesito tiempo para interiorizarme <strong>de</strong> lo<br />
que me está comunicando y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cirle algo con<br />
sentido para él. No sé si es por hábito pero para mí<br />
50 minutos es un tiempo a<strong>de</strong>cuado, que pue<strong>de</strong> ser<br />
más, hasta los límites <strong>de</strong> nuestra tolerancia, pero no<br />
menos <strong>de</strong> 40 minutos. En general, es alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />
la media hora cuando puedo lograr una síntesis y<br />
ubicarme en el tema y tal vez ver el material con<br />
una nueva perspectiva, o sea dar forma a la materia.<br />
Pero el psicoanálisis, en tanto tratamiento, no<br />
es un hecho puntual, es un proceso: no se trata<br />
solamente <strong>de</strong> analizar, <strong>de</strong>scomponer una sola<br />
estructura sintomática. Como el ombligo <strong>de</strong>l sueño,<br />
o como un infiltrado, el síntoma se enca<strong>de</strong>na con<br />
otras estructuras, <strong>de</strong> modo que es importante que<br />
el proceso tenga una continuidad que permita ir<br />
<strong>de</strong>sentrañando progresivamente esas diferentes<br />
estructuras o “complejos” sintomáticos. ¿Hasta<br />
cuándo? ¿Hasta <strong>de</strong>sentrañar el “complejo nuclear<br />
<strong>de</strong> las neurosis”, el “complejo <strong>de</strong> Edipo”? Dice<br />
Freud en “Análisis terminable e interminable” que<br />
el análisis termina en función <strong>de</strong> “consi<strong>de</strong>raciones<br />
prácticas”; me gusta más <strong>de</strong>cir “consi<strong>de</strong>raciones<br />
clínicas”, cuando ha disminuido o <strong>de</strong>saparecido el<br />
sufrimiento <strong>de</strong>l paciente y, si el motivo <strong>de</strong>l análisis<br />
es el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> tener un espacio <strong>de</strong> reflexión para<br />
enfrentar las distintas situaciones vitales, cuando el<br />
analizando <strong>de</strong>cida interrumpir o terminar (a mí se<br />
me tien<strong>de</strong> a borrar la diferencia entre interrupción<br />
y terminación: ambas son <strong>de</strong>cisiones abiertas). Lo<br />
mismo vale para el ritmo y la frecuencia <strong>de</strong> las<br />
SOBRE EL ENCUADRE EN PSICOANÁLISIS • RICARDO AVENBURG<br />
39
sesiones: una interrupción temporaria o un intervalo<br />
largo no necesariamente implica la interrupción <strong>de</strong><br />
un proceso <strong>de</strong> apertura, en el curso <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong><br />
nuevas perspectivas y posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acción. Lo<br />
que <strong>de</strong>termina el encuadre es la forma que adquiere<br />
cada análisis en particular, que no ha <strong>de</strong> admitir<br />
otros límites que la realidad interna y/o externa<br />
tanto <strong>de</strong>l analizando como <strong>de</strong>l analista.<br />
40<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Así como el psicoanálisis<br />
no separa las formaciones<br />
psíquicas colectivas <strong>de</strong> las<br />
que pertenecen en propio al<br />
individuo, es legítimo medir los<br />
efectos <strong>de</strong> la evolución <strong>de</strong> una sociedad sobre el<br />
<strong>de</strong>stino <strong>de</strong> las neurosis. Freud (1908) en “La moral<br />
sexual cultural y la nerviosidad mo<strong>de</strong>rna”, mostró<br />
las correspon<strong>de</strong>ncias entre la represión vinculada a<br />
las instituciones, como el matrimonio, y la etiología<br />
sexual <strong>de</strong> las neurosis. Las transformaciones<br />
contemporáneas <strong>de</strong> la familia, la aparición<br />
<strong>de</strong> nuevas técnicas <strong>de</strong> procreación asistida, la<br />
<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> lo que J. Lacan llamó el “principio<br />
macho” vinculado a la sociedad patriarcal, conduce<br />
<strong>de</strong> nuevo a examinar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />
metapsicológico el sentido <strong>de</strong> la función paterna.<br />
¿Está ella pa<strong>de</strong>ciendo también una <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia?<br />
Fue en efecto J. Lacan quien planteó este<br />
problema en una época en la que la comunidad<br />
psicoanalítica no era aún muy sensible a este<br />
problema. Destaca como “la personalidad <strong>de</strong>l padre<br />
es siempre carente en alguna manera, ausente,<br />
humillada, dividida o falsa.” Define una “<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />
social <strong>de</strong> la « imago » paterna”, <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />
íntimamente vinculada a la familia. Para él, es la<br />
causa <strong>de</strong> numerosos efectos psicológicos como las<br />
enfermeda<strong>de</strong>s neuróticas. Llega hasta afirmar que<br />
esta crisis permite quizás explicar “la aparición <strong>de</strong>l<br />
psicoanálisis”, y el hecho <strong>de</strong> que unos <strong>de</strong> los “hijos<br />
<strong>de</strong>l patriarcado judío haya imaginado el complejo<br />
<strong>de</strong> Edipo”.<br />
¿Deca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la función paterna?<br />
El padre real, el padre i<strong>de</strong>alizado y<br />
la funcion paterna<br />
Se pue<strong>de</strong> preguntar legítimamente:<br />
¿la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia innegable <strong>de</strong>l<br />
núcleo patriarcal — algunos<br />
dirán paternalista — <strong>de</strong> nuestras<br />
socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales implica<br />
una falta ineludible <strong>de</strong> la función paterna?<br />
O más bien y es la tesis que sostendré, ¿no asistimos<br />
en realidad a la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> formas <strong>de</strong> predominio,<br />
i<strong>de</strong>ológicas, y en consecuencia imaginarias, que<br />
sirvieron <strong>de</strong> máscara a la función paterna pero no<br />
constituyeron sin embargo su resorte esencial ?:<br />
introducir el Sujeto en la filiación simbólica <strong>de</strong> las<br />
generaciones, sacándolo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>terminaciones<br />
naturales y biológicas . Para Lévi-Strauss el ser<br />
humano, es un sujeto <strong>de</strong> su cultura. Así pues, la<br />
función paterna continua <strong>de</strong>sempeñando un papel<br />
<strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> socialización <strong>de</strong>l hombre.<br />
¿No se confundió fácilmente la función paterna y<br />
el papel <strong>de</strong> un pater familias?<br />
El padre como un concepto<br />
En pasajes famosos <strong>de</strong> su obra « Moisés y la<br />
religión monoteísta », Freud escribe: « […] este<br />
pasaje <strong>de</strong> la madre al padre caracteriza por otro<br />
lado una victoria <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l espíritu sobre la<br />
vida <strong>de</strong> los sentidos, por lo tanto un progreso <strong>de</strong><br />
la civilización, ya que la maternidad es certificada<br />
por el testimonio <strong>de</strong> los sentidos mientras que la<br />
paternidad es una conjetura, se construye sobre<br />
una <strong>de</strong>ducción y un postulado. El « parti-pris »<br />
que eleva el proceso <strong>de</strong> pensamiento por encima<br />
la percepción sensoria revela ser una evolución<br />
pesando muchas consecuencias […]. El hombre<br />
se encuentra conducido a reconocer generalmente<br />
po<strong>de</strong>res “espirituales”, es <strong>de</strong>cir, po<strong>de</strong>res que no<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
41
pue<strong>de</strong>n ser comprendidos por los sentidos, en<br />
particular, por la vista, sino que ejercen efectos<br />
indudables, o incluso <strong>de</strong> una extrema potencia<br />
[…]. El progreso en la vida <strong>de</strong>l espíritu consiste<br />
en esto que se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> contra la percepción sensoria<br />
directa en favor <strong>de</strong> lo que se nombra los procesos<br />
intelectuales superiores, es <strong>de</strong>cir, recuerdos,<br />
reflexiones, <strong>de</strong>ducciones: que se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> por<br />
ejemplo, que la paternidad es más importante que<br />
la maternidad, aunque no se <strong>de</strong>ja probar, como este<br />
último por el testimonio <strong>de</strong> los sentidos.<br />
Esta frase en dón<strong>de</strong> Freud afirma la importancia<br />
mayor <strong>de</strong> la paternidad, no significa como una<br />
vulgarización psicoanalítica quiere <strong>de</strong>jarlo creer, un<br />
predominio <strong>de</strong>l padre real sobre la madre real, aún<br />
menos <strong>de</strong>l hombre sobre la mujer. Se trata mucho<br />
más <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar la invención <strong>de</strong> un nuevo concepto<br />
<strong>de</strong> padre, separado así como el propio concepto <strong>de</strong><br />
Dios en el monoteísmo judío, <strong>de</strong> una encarnación<br />
sensible. Mucho antes <strong>de</strong> Moisés, y sin haber<br />
<strong>de</strong>sarrollado este punto fundamental, en « el Yo y<br />
el ello » cuando Freud precisa que la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l<br />
« padre <strong>de</strong> la prehistoria personal » <strong>de</strong>l Sujeto es<br />
más bien, una representación <strong>de</strong> los padres juntos,<br />
ya prepara esta opinión. En el originario (<strong>de</strong> Piera<br />
Aulagnier) el « infans » sentiría la presencia <strong>de</strong> un<br />
elemento tercero, <strong>de</strong> una función, <strong>de</strong> un “otro” <strong>de</strong>l<br />
objeto primario que se substituiría al personaje <strong>de</strong><br />
la madre y <strong>de</strong>l padre reales. Freud precisa que el<br />
niño se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l padre por i<strong>de</strong>ntificación. Así,<br />
podría tratarse <strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong> un vínculo entre<br />
este padre y esta madre, preparando el fantasma<br />
<strong>de</strong> la escena primitiva, vínculo <strong>de</strong>l cual se siente<br />
excluido, constituyendo una limitación a su<br />
aspiración narcisista a la omnipotencia.<br />
La carencia <strong>de</strong> este vínculo, por el contrario,<br />
podría tener consecuencias psicopatológicas<br />
conduciendo a una potencialidad psicótica. Esta<br />
i<strong>de</strong>ntificación primaria constituye como lo <strong>de</strong>staca<br />
Ana Delia Levin <strong>de</strong> Said un elemento fundamental<br />
<strong>de</strong>l « sostén <strong>de</strong>l ser » porque como ella dice: la<br />
función parental (<strong>de</strong>finida por el padre y la madre<br />
unidos en la imagen <strong>de</strong>l padre originario) « advierte<br />
el <strong>de</strong>svalimiento inicial <strong>de</strong>l ser humano » (Sostén<br />
<strong>de</strong>l ser, Paidos, 2004, pp. 200-201).<br />
Más allá <strong>de</strong>l padre real, el « padre <strong>de</strong> la prehistoria<br />
personal » correspon<strong>de</strong> pues, a la percepción <strong>de</strong>l<br />
padre como antecesor <strong>de</strong>l sujeto y representante<br />
<strong>de</strong> un origen que le permanecerá para siempre<br />
inaccesible.<br />
Freud afirma que <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> esta figura, digamos<br />
<strong>de</strong> este padre-función, se perfila el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l Yo,<br />
42<br />
encarnación <strong>de</strong> los sentimientos sociales y <strong>de</strong> la<br />
moral. Esta es la razón por la que pensamos que el<br />
padre <strong>de</strong> la prehistoria personal es un precursor <strong>de</strong>l<br />
padre simbólico y <strong>de</strong> la función paterna en la cual<br />
se basa como lo recuerda Ana Delia, la constitución<br />
<strong>de</strong>l capital fantasmático <strong>de</strong>l Ser. (p.179 op. cit.).<br />
Me parece que se pue<strong>de</strong> concebir la dificultad <strong>de</strong><br />
ser padre en el mundo actual, como el resultado <strong>de</strong><br />
una tensión cada vez más difícil a asumir, para todo<br />
sujeto entre dos representaciones <strong>de</strong>l padre. La <strong>de</strong>l<br />
padre-función es una metamorfosis <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l padre<br />
i<strong>de</strong>alizado.<br />
Es <strong>de</strong>cir, que la cuestión se plantea <strong>de</strong> la siguiente<br />
forma: ¿cómo nuestras socieda<strong>de</strong>s laicas pue<strong>de</strong>n<br />
asumir al mismo tiempo la paridad o la igualdad<br />
hombre-mujer y sus consecuencias: la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong> la representación <strong>de</strong>l padre i<strong>de</strong>alizado y preservar<br />
sin embargo la función paterna, transmisora <strong>de</strong> la<br />
ley moral? Esta problemática, la <strong>de</strong>dujimos <strong>de</strong> la<br />
última gran obra <strong>de</strong> Freud, « Moisés y la religión<br />
monoteísta », así como <strong>de</strong> prolongaciones teóricas<br />
propuestas por Lacan y Rosolato. Pero otras<br />
explicaciones parecen ahora necesarias volviendo<br />
a textos previos <strong>de</strong> Freud don<strong>de</strong> son planteados<br />
los <strong>de</strong>stinos diferentes <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Edipo en<br />
la niña y el niño. En efecto en estos textos se trata<br />
especialmente <strong>de</strong> la sexualidad femenina, <strong>de</strong> la<br />
feminidad y <strong>de</strong> las “consecuencias psicológicas”<br />
vinculadas a la ausencia <strong>de</strong>l pene en la mujer.<br />
El papel específico <strong>de</strong> un padre-función como<br />
concepto distinto <strong>de</strong> una estricta encarnación en el<br />
padre real parece mucho menos evi<strong>de</strong>nte en estos<br />
artículos <strong>de</strong> Freud necesitando por lo tanto una<br />
revisión <strong>de</strong> la teoría freudiana sobre algunos puntos<br />
importantes y, en particular, en los que se refieren a<br />
la teoría dicha “<strong>de</strong> la primacía <strong>de</strong>l falo”.<br />
¿Primacía <strong>de</strong>l falo o predominio <strong>de</strong>l pene?<br />
Recor<strong>de</strong>mos que para Freud, la niña y le niño<br />
pasarían indiferentemente durante el Edipo por una<br />
fase fálica que ignora para ambos la existencia <strong>de</strong><br />
un sexo femenino, a causa <strong>de</strong> una esencia masculina<br />
<strong>de</strong> la libido.<br />
La posición <strong>de</strong> Freud, hay que recordarlo, no se<br />
refiere aquí al falo como representación <strong>de</strong>l pene,<br />
sino a este último como órgano. Para Freud, el<br />
aparato genital <strong>de</strong> la niña como el <strong>de</strong>l niño son la<br />
se<strong>de</strong> <strong>de</strong> una excitación <strong>de</strong> la cual el mo<strong>de</strong>lo sigue<br />
siendo la excitación <strong>de</strong>l pene.<br />
Para la niña, este dato anatómico supone<br />
consecuencias problemáticas. Esta excitación<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
tendría por origen un pene atrofiado, el clítoris, <strong>de</strong><br />
ahí la <strong>de</strong>cepción <strong>de</strong> la nena y la necesidad durante<br />
su <strong>de</strong>sarrollo, <strong>de</strong> renunciar a este tipo <strong>de</strong> placer y<br />
<strong>de</strong> excitación para substituirlo por el placer vaginal.<br />
Freud <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado parte <strong>de</strong>l problema esencial<br />
que es la sustitución al pene, en el imaginario<br />
fantasmático humano, por la representación <strong>de</strong> éste,<br />
el falo.<br />
Al no hacer caso <strong>de</strong> esta dimensión simbólica<br />
e imaginaria que podría, sin embargo, confirmar su<br />
hipótesis que se refiere a los aspectos filogenéticos<br />
<strong>de</strong>l inconsciente (los fantasmas originarios), su<br />
teoría parece hundirse en la búsqueda <strong>de</strong> un origen<br />
anatómico <strong>de</strong> la diferencia psíquica entre los sexos.<br />
Ya que es necesario enten<strong>de</strong>r bien un segundo<br />
aspecto <strong>de</strong> esta promoción <strong>de</strong> la representación<br />
fálica para los dos sexos: esta primacía tiene<br />
también por objeto canalizar el <strong>de</strong>seo, limitándolo<br />
hacia una forma aceptable para el narcisismo<br />
<strong>de</strong>fensivo. Al contrario, el <strong>de</strong>seo y el placer<br />
femeninos, en la medida en que ningún órgano<br />
visible parece ser la se<strong>de</strong>, conduciría a lo peligroso,<br />
ya que <strong>de</strong>sconocido y abismal. (El placer femenino<br />
sería superior <strong>de</strong> diez veces al <strong>de</strong>l hombre, afirma<br />
Tiresias, por haberlos experimentado los dos) El<br />
goce <strong>de</strong> la mujer es visible por la expresión corporal<br />
<strong>de</strong> todo su ser. Es un escándalo para el narcisismo<br />
<strong>de</strong>l pensamiento, que no soporta la herida que le<br />
inflige lo <strong>de</strong>sconocido.<br />
El falo como representación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo sexual<br />
masculino <strong>de</strong>sempeña pues, un papel <strong>de</strong>fensivo<br />
tranquilizador para el narcisismo. Su primacía<br />
para el inconsciente, el predominio <strong>de</strong>l pene y <strong>de</strong><br />
lo masculino resulta <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> rechazar el<br />
<strong>de</strong>sconocido <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo. Se pue<strong>de</strong> hacer la hipótesis<br />
que el falo como representante <strong>de</strong>l pene en erección,<br />
está vinculado al sistema <strong>de</strong> fantasmas originarios.<br />
Estos fantasmas <strong>de</strong>sempeñan un papel esencial en la<br />
represión primaria <strong>de</strong> la pulsión. Se pue<strong>de</strong> establecer<br />
aquí una correspon<strong>de</strong>ncia para el inconsciente entre<br />
el rechazo <strong>de</strong> la sexualidad infantil y el rechazo <strong>de</strong> lo<br />
femenino (J.André). Françoise Héritier señala lo que<br />
ella llama una “Valencia diferencial <strong>de</strong> los sexos”.<br />
Designa así el predominio <strong>de</strong> una categoría<br />
básica <strong>de</strong>l pensamiento: <strong>de</strong> un principio masculino<br />
opuesto al femenino. La autora ve en esta valencia<br />
dominante, una tentativa social <strong>de</strong> controlar<br />
la sexualidad femenina y la fecundación. La<br />
soberanía cultural <strong>de</strong> lo masculino estaría <strong>de</strong>stinada<br />
a contrabalancear el predominio conferido a la<br />
mujer por la naturaleza, a causa <strong>de</strong> su fecundidad.<br />
Pensamos que esta « valencia diferencial <strong>de</strong><br />
los sexos » encuentra un apoyo inconsciente en<br />
la primacía <strong>de</strong>l falo. Se trata para el « yo » <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse contra la irrupción <strong>de</strong> lo « <strong>de</strong>sconocido<br />
» vivido como <strong>de</strong>sorganizador y manifesto en<br />
el <strong>de</strong>seo y el goce femeninos. Maurice Go<strong>de</strong>lier<br />
piensa también que en la especie humana, a causa<br />
<strong>de</strong> sus particularida<strong>de</strong>s (ausencia <strong>de</strong> « œstrus »,<br />
continuación <strong>de</strong> una vida sexual <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />
menopausia) una necesidad se impuso: controlar<br />
la sexualidad <strong>de</strong> las mujeres, como si ésta podía<br />
poner en peligro la vida social. Freud hablaba <strong>de</strong><br />
lo femenino como un continente negro. (¿Quizá, es<br />
necesario vincularlo a las otras heridas narcisistas<br />
infligidas al pensamiento, que <strong>de</strong>stacaba en una<br />
“Dificultad <strong>de</strong>l psicoanálisis”?) De la primacía<br />
conferida al falo en la fantasmática humana en vez<br />
<strong>de</strong>l pene (nunca se insistirá lo suficiente a cerca <strong>de</strong><br />
esta diferencia) en la fantasmática y esto para los<br />
dos sexos, resulta la necesidad <strong>de</strong> canalizar el <strong>de</strong>seo<br />
inconsciente, en particular, femenino, hacia formas<br />
aceptables y pensables para el narcisismo.<br />
Por otra parte, es necesario observar que el<br />
<strong>de</strong>seo empuja el sujeto hacia otro ser con lo que<br />
este <strong>de</strong>seo oculta <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocido y riesgoso,<br />
per<strong>de</strong>rse. (Freud hablaba <strong>de</strong> hemorragia narcisista<br />
para caracterizar el estado <strong>de</strong> enamoramiento).<br />
El falo es una representación <strong>de</strong> este <strong>de</strong>seo que<br />
permanece firmemente amarrada a las fuentes<br />
auto eróticas <strong>de</strong> la libido. En efecto, el falo<br />
<strong>de</strong>muestra particularmente bien el goce auto<br />
erótico autosuficiente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l objeto. Es<br />
por excelencia una representación que simboliza<br />
el placer sexual masturbatorio autogenerado. Ese<br />
placer pue<strong>de</strong> leerse <strong>de</strong> manera clara, visible y<br />
controlada en todas sus fases con el aumento <strong>de</strong> la<br />
excitación, el apogeo <strong>de</strong>l goce, la eyaculación hasta<br />
el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la tensión.<br />
El placer <strong>de</strong> la masturbación femenina es mucho<br />
más problemático <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> su<br />
localización anatómica visual. No pue<strong>de</strong> dar lugar<br />
a una representación i<strong>de</strong>ntificable y controlable<br />
como la <strong>de</strong>l falo. Esta es la razón por la que en<br />
fantasmas masculinos bastante extendidos, se trata<br />
<strong>de</strong> observar la masturbación femenina, actuando la<br />
mano <strong>de</strong> la mujer o un objeto que representa a un<br />
pene imaginario. Esto correspon<strong>de</strong> seguramente a<br />
la tentativa <strong>de</strong> hacer entrar por la fuerza el placer<br />
sexual femenino en un mo<strong>de</strong>lo fálico <strong>de</strong> goce más<br />
tranquilizador para el narcisismo y cuyo fetiche<br />
constituye el aliado.<br />
Sexualidad femenina, feminidad, lo femenino.<br />
EL PADRE REAL, EL PADRE IDEALIZADO... • J.C. STOLOFF<br />
43
Nos parece, que a partir <strong>de</strong> estas consi<strong>de</strong>raciones,<br />
resulta posible clarificar algunas <strong>de</strong> las cuestiones<br />
planteadas acerca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo sexual femenino.<br />
Recor<strong>de</strong>mos las posiciones <strong>de</strong> Freud expuestas<br />
en un primer texto (1925) titulado “Algunas<br />
consecuencias psicológicas <strong>de</strong> la diferencia<br />
anatómica entre los sexos”, al cual es necesario<br />
agregar “La organización genital infantil” que le es<br />
previo (1923). Estas posiciones fueron criticadas<br />
por autores como M.Klein, E. Jones, K. Horney y<br />
son hoy objeto <strong>de</strong> nuevas controversias.<br />
Para Freud, las diferencias <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo sexual<br />
edípico en la niña y en el niño resultan <strong>de</strong>l carácter<br />
para él, universal <strong>de</strong> la fase fálica <strong>de</strong> la libido,<br />
presente en los dos sexos. Pero este término <strong>de</strong>be<br />
en Freud oírse como fase <strong>de</strong> predominio <strong>de</strong>l pene y<br />
<strong>de</strong>l clítoris porque estas zonas, a su modo <strong>de</strong> ver, son<br />
las localizaciones anatómicas genitales que suce<strong>de</strong>n<br />
a las localizaciones orales y anales <strong>de</strong>l erotismo.<br />
Cuando Freud escribe en 1923 en “La organización<br />
genital infantil” que no existe una primacía genital<br />
sino una primacía <strong>de</strong>l falo, quiere <strong>de</strong>cir que “para los<br />
dos sexos, únicamente, el órgano genital masculino<br />
<strong>de</strong>sempeña un papel”.<br />
No hay que equivocarse a propósito <strong>de</strong> lo que<br />
apunta Freud: no es la representación <strong>de</strong>l órgano<br />
masculino, el falo, lo que él afirma, porque en este<br />
caso se podría estar <strong>de</strong> acuerdo con él. Para guardar<br />
una coherencia en su teoría <strong>de</strong> las pulsiones,<br />
supone que es la zona genital clitoridiana en la<br />
niña, como el pene <strong>de</strong>l niño, que heredan <strong>de</strong> las<br />
inversiones orales y anales previas al período<br />
edipiano. Pero, po<strong>de</strong>mos preguntarnos si, <strong>de</strong>bido a<br />
su preocupación <strong>de</strong> coherencia en su teoría <strong>de</strong> las<br />
pulsiones, fundada sobre el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scarga,<br />
y ante la existencia <strong>de</strong> una excitabilidad clitoridiana<br />
mucho más evi<strong>de</strong>nte que una supuesta excitabilidad<br />
vaginal, Freud no ha subestimado la dimensión<br />
fantasmática siendo esta la única a conferir<br />
verda<strong>de</strong>ramente su primacía al falo. Nos parece<br />
que las objeciones que le han sido hechas por M.<br />
Klein, E.Jones y K. Horney tendiendo a afirmar la<br />
existencia <strong>de</strong> una excitación vaginal precoz distinta<br />
<strong>de</strong> las sensaciones clitoridianas caen en un error<br />
similar. Ya que la respuesta a estas cuestiones no se<br />
encuentran en una causalidad anatómica, sino más<br />
bien, en el valor fantasmático concedido al pene en<br />
los dos sexos.<br />
El <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Edipo en los dos sexos:<br />
diferencias y semejanzas.<br />
44<br />
Si proseguimos en la línea <strong>de</strong> pensamiento<br />
<strong>de</strong> Freud, la diferencia anatómica entre los sexos<br />
(pene para el niño, clítoris para la niña, ignorancia<br />
<strong>de</strong> la vagina para los dos) tiene consecuencias<br />
psicológicas <strong>de</strong>terminantes. Para el niño, la<br />
resolución <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Edipo sería el resultado<br />
<strong>de</strong> la angustia <strong>de</strong> castración, vinculada al miedo<br />
<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el pene como castigo impuesto por el<br />
padre para castigarlo por sus <strong>de</strong>seos incestuosos<br />
dirigidos hacia la madre. Ante esta amenaza, el<br />
niño renunciaría a su <strong>de</strong>seo incestuoso con el fin <strong>de</strong><br />
conservar el pene.<br />
Según este punto <strong>de</strong> vista, la i<strong>de</strong>ntificación al<br />
padre y a un proyecto cultural, como el <strong>de</strong> fundar<br />
a una familia, se conciben estrictamente como<br />
una consecuencia <strong>de</strong> la angustia <strong>de</strong> castración y<br />
no como una búsqueda i<strong>de</strong>ntificadora que viene a<br />
consolidar su i<strong>de</strong>ntidad primaria masculina. Ahora<br />
bien, la teoría psicoanalítica no pue<strong>de</strong> ignorar más,<br />
los numerosos trabajos ulteriores <strong>de</strong> Stoller, Roiphe<br />
y Galenson que certifican la existencia <strong>de</strong> un<br />
sentimiento precoz <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad sexual masculina o<br />
femenina antes <strong>de</strong> la travesía <strong>de</strong>l Edipo.<br />
Según Freud, cuando se refiere a la niña, la<br />
angustia <strong>de</strong> castración no <strong>de</strong>sempeñaría el mismo<br />
papel <strong>de</strong>bido a la diferencia anatómica mencionada<br />
más arriba. La pequeña que se sabe <strong>de</strong>sprovista<br />
<strong>de</strong> pene no podría concebir el temor <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rlo<br />
(Freud afirma que en ella la castración fue realizada<br />
realmente). Es la ausencia <strong>de</strong> pene que la haría<br />
entrar en el complejo <strong>de</strong> Edipo. La angustia <strong>de</strong><br />
castración la lleva a <strong>de</strong>sear el pene <strong>de</strong>l padre y luego<br />
su sustituto, un niño. Basándose sobre lo que piensa<br />
ser la existencia <strong>de</strong> un único corriente fálico <strong>de</strong> la<br />
libido (en el sentido <strong>de</strong> la existencia en ella <strong>de</strong> una<br />
excitación genital, <strong>de</strong>l mismo tipo que la <strong>de</strong>l pene<br />
pero localizada en la zona <strong>de</strong>l clítoris), conce<strong>de</strong><br />
un papel fantasmático fundamental al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l<br />
pene. Insistamos <strong>de</strong> nuevo: se trata para Freud <strong>de</strong><br />
un <strong>de</strong>seo vinculado directamente con la excitación<br />
pulsional, excitación que no pudo <strong>de</strong>sembocar en<br />
las mismas satisfacciones en cuanto a la <strong>de</strong>scarga<br />
como lo es para el niño, <strong>de</strong>bido a una « inferioridad<br />
» <strong>de</strong>l órgano que le sirve <strong>de</strong> apoyo (el clítoris).<br />
El <strong>de</strong>seo / La envidia <strong>de</strong>l pene no es pues<br />
solamente la causa principal <strong>de</strong> la entrada en el<br />
complejo <strong>de</strong> Edipo, sino también el motivo que<br />
provoca el odio a la madre <strong>de</strong>cepcionante, ya<br />
que también ella pa<strong>de</strong>ce <strong>de</strong> la misma supuesta<br />
inferioridad. La niña se trasladaría entonces <strong>de</strong> este<br />
primer objeto <strong>de</strong> amor, la madre, para establecer<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
con el padre una nueva elección <strong>de</strong> objeto. En dos<br />
textos posteriores, “La sexualidad femenina “(1931)<br />
y “La feminidad” (1933), Freud va profundizar su<br />
reflexión relativa a las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la relación<br />
préedipiana <strong>de</strong> la niña con la madre. Su eje central<br />
sigue siendo el mismo: la dificultad <strong>de</strong> la mujer<br />
no proviene <strong>de</strong> una frustración fantasmática. La<br />
ausencia <strong>de</strong>l pene consi<strong>de</strong>rada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />
anatómico es un problema, <strong>de</strong>bido a las dificulta<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> la excitación pulsional que resultaría<br />
<strong>de</strong> la supuesta inferioridad <strong>de</strong>l clítoris concebido<br />
como una especie <strong>de</strong> vestigio anatómico. La niña<br />
como el niño, antes <strong>de</strong> la resolución <strong>de</strong>l complejo<br />
<strong>de</strong> Edipo, solamente reconoce la existencia <strong>de</strong>l sexo<br />
masculino. Renunciar a la masculinidad, es pues<br />
para la nena aceptar y renunciar al placer sexual<br />
vía la masturbación. Al contrario, querer proseguir<br />
en esta última vía, es <strong>de</strong>sviarse <strong>de</strong> la feminidad,<br />
aferrándose a una pseudovirilidad.<br />
La cuestión <strong>de</strong> la resolución <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong><br />
Edipo para la niña es compleja según Freud: tanto<br />
que se pregunta cómo pue<strong>de</strong> salir <strong>de</strong> este malestar<br />
si ella no vive la angustia <strong>de</strong> castración igual que el<br />
nene. ¿Cómo la pequeña podría temer la pérdida <strong>de</strong><br />
un órgano que no posee?<br />
El « superyo » femenino que no se construye<br />
como el masculino, sobre el zócalo <strong>de</strong> la angustia <strong>de</strong><br />
castración, sufriría <strong>de</strong> una « <strong>de</strong>bilidad constitucional<br />
», conduciendo la mujer a ser menos sensible que el<br />
hombre en los imperativos morales. Es sobre todo<br />
esta última afirmación, en contradicción con los<br />
datos <strong>de</strong> la clínica y <strong>de</strong> la cultura (si se piensa entre<br />
otras cosas a las figuras <strong>de</strong> Antígona y Cor<strong>de</strong>lia), que<br />
revela una equivocación en la teoría freudiana <strong>de</strong> la<br />
diferencia entre los sexos basada en la causalidad<br />
anatómica. Freud intenta seguramente hacer frente<br />
a las críticas que podrían hacerle alegando la<br />
bisexualidad. Esta hipótesis <strong>de</strong> socorro permitiría<br />
incluir que ésta supuesta indisposición femenina<br />
hacia lo moral se encuentra tanto en la mujer como<br />
en el hombre, si se los concibe como seres humanos<br />
afectados ambos por esta bisexualidad psicológica.<br />
Realmente, basta con recordar que no es tanto<br />
la existencia anatómica <strong>de</strong>l pene como factor<br />
etiológico principal, que <strong>de</strong>sempeña un papel<br />
<strong>de</strong>terminante. Es mucho más, el sentido narcisista<br />
y organizador <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo sexual que se le asigna a<br />
través <strong>de</strong>l símbolo <strong>de</strong>l falo. Así pue<strong>de</strong>n plantearse<br />
diferentemente las interrogaciones vinculadas al<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la sexualidad femenina y masculina.<br />
Esto, en relación con el papel atribuido a la función<br />
paterna en la problemática narcisista. El complejo<br />
<strong>de</strong> Edipo es nada más que su continuación.<br />
. En los textos que acabamos <strong>de</strong> citar, esta<br />
referencia al narcisismo está muy presente, pero no<br />
se presenta como factor etiológico <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong><br />
las evoluciones diferentes <strong>de</strong> la niña y <strong>de</strong>l niño en<br />
el complejo <strong>de</strong> Edipo.<br />
Representación fálica- narcisista y complejo <strong>de</strong><br />
Edipo.<br />
Vamos ahora acercarnos más directamente al<br />
papel <strong>de</strong>sempeñado por la representación fálica en<br />
esta economía narcisista que <strong>de</strong>berá negociarse <strong>de</strong><br />
nuevo durante la fase edípica y genital infantil.<br />
Pensamos en efecto, que durante la travesía edípica,<br />
como a lo largo <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong>l sujeto, van a<br />
reactivarse y movilizarse las huellas <strong>de</strong>jadas por<br />
el conflicto narcisista que acabamos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir.<br />
Recor<strong>de</strong>mos que entre el conflicto narcisista y<br />
el conflicto edípico, no hay <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro punto<br />
<strong>de</strong> vista antinomia, sino complementariedad. El<br />
complejo <strong>de</strong> Edipo es una nueva actualización <strong>de</strong>l<br />
conflicto narcisista correspondiente a la fase genital<br />
infantil.<br />
El niño quiere, ante todo, salvar lo que representa<br />
el pene, es <strong>de</strong>cir su, propio reflejo i<strong>de</strong>alizado. El<br />
sujeto teme per<strong>de</strong>r el sentimiento <strong>de</strong> confianza en<br />
sí mismo narcisista, vía la pérdida <strong>de</strong>l pene. Esta<br />
pérdida está vinculada al temor <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el amor <strong>de</strong>l<br />
padre, por la imposibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse en relación<br />
a éste, y en consecuencia, <strong>de</strong> comprometerse en<br />
un proceso i<strong>de</strong>ntificatorio masculino. Para un niño<br />
en efecto, la única posibilidad <strong>de</strong> guardar el amor<br />
<strong>de</strong>l padre, sin <strong>de</strong>sembocar al mismo tiempo en una<br />
posición <strong>de</strong> pasividad femenina, es i<strong>de</strong>ntificarse<br />
activamente al padre. A través <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong>l<br />
falo, el niño teme no po<strong>de</strong>r comprometerse con<br />
este planteamiento i<strong>de</strong>ntificatorio, en un porvenir,<br />
que <strong>de</strong>bería confirmar el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad<br />
simbólica masculina. Ya hemos dicho que se<br />
constituye precozmente, antes <strong>de</strong> la fase <strong>de</strong>l Edipo<br />
propiamente dicha.<br />
Por lo tanto, la forma en que el padre real, en<br />
función <strong>de</strong> su fantasmática propia, comunica la<br />
prohibición <strong>de</strong>l incesto es fundamental. Vemos en<br />
clínica padres que limitan a la madre como si fueran<br />
los verda<strong>de</strong>ros propietarios <strong>de</strong> ella, al punto que no<br />
pue<strong>de</strong>n soportar la menor relación <strong>de</strong> ternura entre<br />
madre e hijos, mientras que una <strong>de</strong> las dimensiones<br />
<strong>de</strong> la función paterna es también “<strong>de</strong>jar ser” este<br />
tipo <strong>de</strong> relación y no puramente y simplemente<br />
“prohibir” a la madre como lo repite <strong>de</strong>masiado la<br />
EL PADRE REAL, EL PADRE IDEALIZADO... • J.C. STOLOFF<br />
45
teoría <strong>de</strong> Lacan y <strong>de</strong> sus alumnos. Todo pasa como<br />
si a través <strong>de</strong> la posesión <strong>de</strong> su mujer, esos padres<br />
pretendieran apropiarse <strong>de</strong> nuevo a la madre <strong>de</strong> la<br />
infancia. La paternidad los vuelve a sumergir en<br />
el conflicto narcisista (ser para la mujer-madre, el<br />
niño que se ha convertido otra vez en un rival).<br />
La reiteración constante <strong>de</strong> amenazas <strong>de</strong> castigo<br />
hacia el niño se vincula entonces con una práctica<br />
<strong>de</strong> venganza y no <strong>de</strong> prohibición estructurante.<br />
Estos hombres se sienten amenazados en per<strong>de</strong>r el<br />
falo que imaginan poseer, y <strong>de</strong> verlo robado por el<br />
niño y su madre unidos. En esta configuración, la<br />
única salida para el niño es i<strong>de</strong>ntificarse él mismo al<br />
falo <strong>de</strong>l padre. También como lo escribe Ana Delia<br />
Levin <strong>de</strong> Said (Sostén...p.196) el odio al padre<br />
resulta muy a menudo aumentado, en particular en<br />
las socieda<strong>de</strong>s con fuerte i<strong>de</strong>ología machista, por<br />
el estado <strong>de</strong>presivo en que se encuentra la madre<br />
aplastada en la realidad o en el fantasma por el<br />
hombre.<br />
La prohibición bajo su ángulo privativo y<br />
punitivo <strong>de</strong>bería al contrario combinarse con la<br />
indicación <strong>de</strong> una apertura i<strong>de</strong>ntificadora: “Tú<br />
también, serás un hombre, hijo mío” (según la<br />
fórmula <strong>de</strong> Rudyard Kipling), que muestra el<br />
camino <strong>de</strong> un proyecto i<strong>de</strong>ntificatorio masculino y<br />
paternal, conforme a la i<strong>de</strong>ntidad primaria sexual<br />
masculina <strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong> la vida.<br />
Miremos ahora, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa perspectiva nueva<br />
que tiene en cuenta la unidad entre el complejo <strong>de</strong><br />
Edipo y el conflicto narcisista, el <strong>de</strong>stino edípico<br />
<strong>de</strong> la niña. Según François Perrier, el Penis-Neid<br />
<strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse como la consecuencia <strong>de</strong> una<br />
pretensión narcisista más fundamental, la <strong>de</strong> un<br />
Phallus-Neid. Varón y nena, como se ve, giran<br />
en torno, <strong>de</strong> ésta misma búsqueda que asigna al<br />
falo cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> omnipotencia y autosuficiencia<br />
conformes a las exigencias <strong>de</strong>l « Yo-i<strong>de</strong>al »<br />
narcisista. La diferencia entre los dos sexos está en la<br />
posibilidad para el niño <strong>de</strong> apoyarse <strong>de</strong>fensivamente<br />
sobre la existencia <strong>de</strong> su pene para imaginar poseer<br />
lo que no pue<strong>de</strong> “tener” nunca: el falo. De ahí este<br />
<strong>de</strong>scontento masculino tan corriente en cuanto a los<br />
“resultados”, incluido los sexuales.<br />
Para la mujer, esta pretensión fálica narcisista<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>splazarse: se trata para ella <strong>de</strong> ser el falo, la<br />
“girl-phallus”, previsto <strong>de</strong> los atributos narcisistas<br />
que hacen su brillo y su seducción. Ya <strong>de</strong>stacamos<br />
la utilidad <strong>de</strong> este <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong>fensivo, que<br />
pue<strong>de</strong>, sin embargo, mostrar un día su fragilidad,<br />
en la medida en que pue<strong>de</strong> economizar a la mujer<br />
la salida histérica. Al verse privada <strong>de</strong>l falo la niña<br />
46<br />
acusa esencialmente a su madre, como la culpable<br />
<strong>de</strong> no haberla dotado <strong>de</strong> este órgano tan maravilloso,<br />
supuesto conferir un goce narcisista. Entonces más<br />
que <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> una inferioridad anatómica, es en<br />
el registro i<strong>de</strong>ntificatorio que es necesario situar<br />
esta <strong>de</strong>cepción: “Te elegí como mi primer y único<br />
objeto <strong>de</strong> amor, pero te veo <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> lo que da<br />
valor (el falo) y que los varones y el padre poseen.<br />
Madre no puedo ya más i<strong>de</strong>ntificarme contigo”.<br />
Está claro que la problemática fantasmática <strong>de</strong> la<br />
madre y <strong>de</strong> lo que comunicará a su hija <strong>de</strong>sempeña<br />
aquí un papel muy importante. Cuando la propia<br />
madre es atrapada por la omnipotencia que conce<strong>de</strong><br />
el falo, no pue<strong>de</strong> vivir su feminidad más que como<br />
un “en-menos” <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista narcisista.<br />
La transmisión <strong>de</strong> lo femenino se encuentra<br />
afectada. Como lo vimos más arriba, la histeria<br />
se convierte entonces en un riesgo principal, a<br />
menos que la madre proponga una imagen <strong>de</strong> la<br />
feminidad como « máscara » (véase el artículo <strong>de</strong><br />
J.Riviere). Se trataría <strong>de</strong> esta manera <strong>de</strong> parecerse<br />
al falo a falta <strong>de</strong> tenerlo. Pero en los dos casos<br />
lo femenino se in<strong>de</strong>xa <strong>de</strong> un valor menor que<br />
favorece una fijación melancólica a la madre, a<br />
menos que la salida <strong>de</strong> esta relación, mediante<br />
la i<strong>de</strong>ntificación masculina al padre, conduzca a<br />
sacrificar sencillamente lo femenino. A<strong>de</strong>más, en<br />
su camino i<strong>de</strong>ntificatorio, la niña encuentra otra<br />
dificultad <strong>de</strong>bido a la asimilación imaginaria <strong>de</strong> las<br />
cualida<strong>de</strong>s intelectuales y culturales como atributos<br />
fálicos, lo que pue<strong>de</strong> impedirle la posibilidad <strong>de</strong><br />
orientarse hacia soluciones sublimatorias.<br />
El “juego” (y es <strong>de</strong> verdad el término que<br />
conviene), en el cual la niña orienta su libido hacia el<br />
padre, es <strong>de</strong> una gran complejidad. En los casos más<br />
favorables, la rivalidad con la madre no impedirá la<br />
coexistencia <strong>de</strong> un fondo <strong>de</strong> complicidad con ella<br />
integrando una feminidad valorizada. En este caso<br />
madre e hija saben muy bien que ellas poseen algo<br />
que el padre esta <strong>de</strong>sprovisto. Esto pue<strong>de</strong> ser para él<br />
fuente <strong>de</strong> una viva angustia <strong>de</strong> castración.<br />
Esta es la razón por la cual, la problemática<br />
fantasmática <strong>de</strong>l padre real no es menos importante<br />
en este “juego <strong>de</strong> a tres” y en el éxito <strong>de</strong> este<br />
cambio <strong>de</strong> objeto. Asistimos ciertamente aquí a un<br />
juego <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamientos libidinales, narcisistas y<br />
objectales, más que a cambios bruscos y radicales<br />
<strong>de</strong> objetos.<br />
Si el propio padre se encuentra fijado en el<br />
orgullo <strong>de</strong> un Phallus-Neid para sí mismo, no<br />
podrá oír nada <strong>de</strong> lo femenino <strong>de</strong> su hija. No podrá<br />
compartir con ella algunas inversiones, por temor<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
<strong>de</strong> verse <strong>de</strong>sposeer <strong>de</strong> una superioridad fálica.<br />
Sin embargo esta relación <strong>de</strong> complicidad con el<br />
padre es esencial, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> las<br />
sublimaciones culturales para la niña (pensamos en<br />
las inversiones intelectuales, <strong>de</strong>portivas, etc.).<br />
Más que <strong>de</strong> un reconocimiento <strong>de</strong> su propia<br />
parte femenina, nos parece importante que saliendo<br />
<strong>de</strong> este círculo fálico y narcisista el padre real sepa<br />
que le falta lo femenino perteneciendo a la niña<br />
como a la madre: principalmente la posibilidad <strong>de</strong><br />
transmitir directamente la vida y dar nacimiento a<br />
un ser. Son quizás, los aspectos más importantes<br />
<strong>de</strong> la función paterna.<br />
La cura analítica es un trabajo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>si<strong>de</strong>alización, en particular <strong>de</strong> la figura paterna.<br />
El padre y el falo i<strong>de</strong>alizados tienen por función<br />
evitar la confrontación al sujeto con su origen, a<br />
menudo representada tanto en los fantasmas como<br />
en los mitos por el sexo femenino o lo que se le<br />
asimila: la cara o la mirada <strong>de</strong> la mujer (véase la<br />
Medusa). Es la posibilidad <strong>de</strong> sobrepasar ésta<br />
problemática narcisista para el padre real que<br />
permite la aparición <strong>de</strong> la función paterna. La<br />
emergencia <strong>de</strong> esta función para el sujeto en su<br />
<strong>de</strong>sarrollo constituye una condición indispensable<br />
“para pensar la esperanza” como lo indica muy<br />
a propósito en conclusión <strong>de</strong> su libro Ana-Delia<br />
Levin <strong>de</strong> Said.<br />
El trabajo <strong>de</strong> <strong>de</strong>si<strong>de</strong>alización <strong>de</strong>l padre y <strong>de</strong>l falo<br />
narcisistas, es lo que permite la cura psicoanalítica,<br />
si el psicoanalista está en condiciones <strong>de</strong> renunciar<br />
a la omnipotencia <strong>de</strong> su conocimiento y <strong>de</strong> sus<br />
interpretaciones, <strong>de</strong>jándose ganar también por lo<br />
<strong>de</strong>sconocido como se lo preconiza W.Bion. Por<br />
eso, la posición <strong>de</strong> abstinencia <strong>de</strong>l psicoanalista<br />
posee una dimensión anti narcisista que se pue<strong>de</strong><br />
comparar a la función paterna.<br />
Durante el séptimo año <strong>de</strong> su análisis Raquel<br />
relata un sueño: Pone en escena a dos analistas el<br />
doble uno <strong>de</strong>l otro. Uno mi<strong>de</strong> 1.90m otro 1.60m<br />
(1.60m es el tamaño <strong>de</strong> la paciente que se <strong>de</strong>stina<br />
a la profesión <strong>de</strong> psicoanalista) « Engañada con la<br />
mercancía », se dice en francés « trompée sur la<br />
marchandise », ella se pone furiosa a lanzar piedras<br />
sobre el pequeño analista. La paciente está en<br />
un momento <strong>de</strong> su vida personal y <strong>de</strong> su análisis<br />
que la lleva a renunciar a una visión i<strong>de</strong>alizada y<br />
todopo<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> los hombres más allá <strong>de</strong> su propio<br />
padre. “Habría querido encontrar El Todo hecho<br />
hombre” en francés « LE TOUT fait homme »,<br />
me <strong>de</strong>cía en las sesiones que precedían el sueño,<br />
pero estaba muy <strong>de</strong>cepcionada por no haberlo<br />
encontrado.<br />
-Me dice ella: “El análisis me hace caer <strong>de</strong> las<br />
cimas”.<br />
-Yo: en silencio me digo a mi mismo guardándome<br />
<strong>de</strong> comunicárselo: ¿« <strong>de</strong> la cumbre <strong>de</strong>l promontorio<br />
fálico »?<br />
La paciente: “Pierdo mis ilusiones, sí es verdad, yo<br />
espero a alguien que me cierre la boca”. En francés:<br />
« clouer le bec ».<br />
Ésta es la razón por la cual actualmente intento no<br />
hablar <strong>de</strong>masiado y cuando lo hago utilizo más bien<br />
la forma interrogativa.<br />
Raquel quiere a un niño. Elabora <strong>de</strong> nuevo<br />
algunos <strong>de</strong> los sueños <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> su cura<br />
don<strong>de</strong> se veía clavada, casi confundida en un coito<br />
parento. Encontré este fantasma en varias curas <strong>de</strong><br />
histéricos, hombres como mujeres. Podría traducir<br />
entre otras cosas un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dominio sobre el<br />
origen, por medio <strong>de</strong> una erotización, con el<br />
sentimiento que algo se oculta y sobre todo hace<br />
volver ciego. ¿Sería quizá también una modalidad<br />
<strong>de</strong> enfocar el « padre <strong>de</strong> la prehistoria personal »?<br />
La perspectiva <strong>de</strong> convertirse en madre la enfrenta<br />
no sólo a la contingencia <strong>de</strong> la existencia, sino<br />
que también cuestiona la creencia fantasmática en<br />
recibir el falo <strong>de</strong>l padre.<br />
Ella: « Ya que en efecto un embarazo se hace<br />
completamente solo. Es pasivo. No tengo ya nada<br />
que hacer, más que esperar, que venga. ¿A qué sirvo?<br />
» Detrás <strong>de</strong> este conjunto <strong>de</strong> interrogaciones se<br />
perfila su feminidad. Para ser asumida <strong>de</strong>be pasar por<br />
un <strong>de</strong>rrumbamiento <strong>de</strong>l fantasma <strong>de</strong>l falo narcisista<br />
todo po<strong>de</strong>roso y activo <strong>de</strong>l padre, mientras que se<br />
trata en el momento <strong>de</strong> su embarazo <strong>de</strong> integrar la<br />
pasividad. Al principio <strong>de</strong> su análisis la creencia en<br />
el “falo <strong>de</strong> saber” tenido por el analista la protegía<br />
contra este pozo sin fondo que representa como lo<br />
dice Freud, lo femenino y su <strong>de</strong>negación. El trabajo<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>si<strong>de</strong>alización <strong>de</strong>l “supuesto saber <strong>de</strong>l analista”<br />
la enfrenta a la angustia <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sconocido y <strong>de</strong>l<br />
femenino pero le abre la vía <strong>de</strong>l camino hacia la<br />
feminidad. Como el padre que <strong>de</strong>be aceptar que<br />
lo superen sus hijos para que ellos alcancen sus<br />
propios <strong>de</strong>seos, el analista <strong>de</strong>be renunciar a ser el<br />
« Sujeto que sabe” para que pueda surgir un día la<br />
verdad <strong>de</strong>l Ser.<br />
EL PADRE REAL, EL PADRE IDEALIZADO... • J.C. STOLOFF<br />
47
Efectos <strong>de</strong> la violencia sobre la persona <strong>de</strong>l analista<br />
1<br />
en el campo psicoanalítico<br />
La violencia es una acción<br />
que provoca en el otro dolor y<br />
daño manifestándose <strong>de</strong> una<br />
forma solapada,imposibilitando<br />
al violentado para que ejerza<br />
alguna <strong>de</strong>fensa, <strong>de</strong> esta manera<br />
queda atrapado en la situación<br />
produciendo <strong>de</strong>svalimiento en el otro.<br />
Diccionario Real Aca<strong>de</strong>mia Española<br />
Introducción<br />
La intensidad <strong>de</strong> la violencia en la vida cotidiana<br />
es uno <strong>de</strong> los paradigmas <strong>de</strong> este siglo XXI;<br />
a las guerras se le han agregado los atentados<br />
terroristas, los secuestros utilizados como armas<br />
<strong>de</strong> acción para sustentar i<strong>de</strong>ologías, las muertes<br />
sin sentido. Son acciones disruptivas que están<br />
al servicio <strong>de</strong> proyectar el odio y la agresión<br />
interna, sin metabolización en la estructura sociocultural.<br />
Desarrollan vivencias <strong>de</strong> <strong>de</strong>samparo en<br />
el entramado social que facilitan la emergencia<br />
<strong>de</strong> la hostilidad, el odio, la agresividad entre sus<br />
integrantes.<br />
Sus efectos atraviesan nuestro quehacer<br />
psicoanalítico ya que pasa a ser una realidad<br />
compartida por el analista y analizado, reactivando<br />
en cada uno su mundo interno.<br />
Trabajo <strong>de</strong>sarrollado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Capítulo “El Campo actual<br />
<strong>de</strong> la clínica infanto juvenil” <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong><br />
Argentina cuya Coordinadora es la Lic. Clara G. Benseñor y las<br />
co-autoras <strong>de</strong>l trabajo son integrantes <strong>de</strong>l mismo.<br />
Freud en Malestar en la Cultura<br />
nos dice: “el ser humano no es un ser<br />
manso y amable, sino que es lícito<br />
atribuirle a su dotación pulsional<br />
una buena cuota <strong>de</strong> agresividad”<br />
(Freud 1930), más a<strong>de</strong>lante agrega:<br />
“la inclinación agresiva es una<br />
disposición pulsional autónoma originaria <strong>de</strong>l ser<br />
humano. […] “Sostengo que la cultura encuentra<br />
en ella su obstáculo más po<strong>de</strong>roso” (Freud 1930).<br />
Siguiendo el pensamiento freudiano podríamos<br />
plantearnos, que en el hombre actual protagonista<br />
<strong>de</strong> esta cultura, la pulsión agresiva constitutiva<br />
<strong>de</strong> su subjetividad se ve reforzada por el impacto<br />
que la violencia ejerce sobre él, estaríamos frente<br />
a la violencia secundaria <strong>de</strong> la que nos habla<br />
Piera Aulagnier, en consecuencia, “la lucha por<br />
la sobrevivencia que se le presenta al Yo le resta<br />
energía libidinal para mediar entre los vasallajes <strong>de</strong><br />
la realidad y la carga pulsional, Eros se <strong>de</strong>bilita y<br />
los vínculos afectivos que se establecen entre los<br />
individuos son frágiles e inestables”( C. Benseñor<br />
2007), se coarta el proceso <strong>de</strong> metabolización,<br />
los estados <strong>de</strong> <strong>de</strong>svalimiento, incertidumbre e<br />
inseguridad prevalecen y el daño psíquico se<br />
instala.<br />
Acordamos con S. Nacht cuando nos dice<br />
refiriéndose al hombre <strong>de</strong> hoy “Su capacidad <strong>de</strong><br />
amar- y por lo tanto su actitud <strong>de</strong> vivir plenamente<br />
es asfixiada por una agresividad que la vida<br />
mo<strong>de</strong>rna alimenta sin cesar y reprime a la vez”<br />
(S. Nacht 1967). Muchas son las preguntas que nos<br />
hemos formulado en nuestro grupo <strong>de</strong> investigación<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
49
movidos por el <strong>de</strong>safío, las complicaciones y los<br />
cuestionamientos que nos plantea esta temática.<br />
Las iremos <strong>de</strong>sarrollando y presentaremos una<br />
viñeta clínica para compartirla y dialogar con los<br />
colegas.<br />
Interrogantes<br />
1.- ¿Qué po<strong>de</strong>mos hacer y aportar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
nuestro trabajo analítico que se sustenta en<br />
la elaboración y/o metabolización <strong>de</strong>l empuje<br />
pulsional para que la dotación pulsional<br />
agresiva esté al servicio <strong>de</strong> la creatividad y no <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>structividad?<br />
.No per<strong>de</strong>r nuestro fin último, el <strong>de</strong> preservar<br />
la subjetividad <strong>de</strong>l hombre en su interacción con el<br />
medio, tarea sumamente difícil ya que la persona<br />
<strong>de</strong>l analista se ve seriamente comprometida por los<br />
impactos que la violencia interna y externa produce<br />
en su funcionamiento psíquico.<br />
Des<strong>de</strong> el primer encuentro entre paciente<br />
y analista, se establece una relación vincular<br />
asimétrica, entre alguien que pi<strong>de</strong> ayuda para<br />
resolver su malestar y otro que se dispone y propone<br />
enten<strong>de</strong>r su sufrimiento para ayudar a resolverlo.<br />
Ambos irán construyendo la situación analítica,<br />
conceptualizada por los Baranger <strong>de</strong> esta manera:<br />
”La situación analítica tiene su estructura espacial<br />
y temporal, ésta orientada por líneas <strong>de</strong> fuerza y<br />
dinámicas <strong>de</strong>terminadas, tiene sus leyes evolutivas<br />
propias, su finalidad general y sus finalida<strong>de</strong>s<br />
momentáneas. Este campo es nuestro objetivo<br />
inmediato y especifico <strong>de</strong> observación” (Baranger<br />
W. Y M.1993).<br />
Es en nuestra operatoria analítica que<br />
observamos y vivenciamos los efectos que la<br />
violencia intrapsíquica y ambiental tiene sobre la<br />
persona <strong>de</strong>l analista, quien se incluye en el setting<br />
con todo su ser histórico, pulsional, i<strong>de</strong>ológico,<br />
y actual, “el analista interviene – a pesar <strong>de</strong> su<br />
necesaria neutralidad y pasividad - como integrante<br />
<strong>de</strong> parte incompleta” (Baranger y Baranger,<br />
1993). Sus intervenciones se presentarán con un<br />
sello particular otorgado por su entrenamiento<br />
profesional, sus experiencias <strong>de</strong> vida, su análisis<br />
personal.<br />
Esta situación clínica condicionará<br />
negativamente la dinámica <strong>de</strong>l campo psicoanalítico,<br />
si la singularidad real <strong>de</strong>l analista no pasa por el<br />
autoanálisis, que <strong>de</strong>bería complementar el trípo<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> formación y más allá <strong>de</strong> él. Acordamos con el Dr.<br />
Marucco y otros cuando dicen: “[...] la formación<br />
50<br />
<strong>de</strong>l analista no sólo se haría posible gracias a los<br />
tres pilares básicos tradicionales […] sino a<strong>de</strong>más<br />
por un cuarto pilar que queremos enfatizar, el <strong>de</strong> la<br />
práctica cotidiana e intensa <strong>de</strong>l propio autoanálisis”<br />
(Marucco y otros 1995). Práctica que sumada a<br />
la terapia personal nos posibilitaría intensificar la<br />
elaboración y conocimiento <strong>de</strong> nuestros puntos<br />
ciegos inconscientes.<br />
2.-La violencia, ¿cómo ingresa en el setting<br />
analítico? y, ¿qué recursos posee el analista para<br />
respon<strong>de</strong>r a sus efectos?<br />
Ana es una adolescente <strong>de</strong> 15 años, hija <strong>de</strong> padres<br />
separados. Vive tres días <strong>de</strong> la semana con el padre<br />
y cuatro con la madre, siendo esto variable.<br />
En la actualidad la madre, repentinamente, le<br />
prohíbe ver al padre, y no quiere dialogar con él<br />
sobre las vacaciones que iba a realizar con su hija.<br />
Ana <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> ir a la casa <strong>de</strong>l padre sin el permiso<br />
materno, ya que no entien<strong>de</strong> su actitud. A su regreso<br />
la madre no le permite el ingreso al hogar.<br />
La analista <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> citar a ambos padres, ante<br />
la angustia <strong>de</strong> la paciente, y por la emergencia <strong>de</strong><br />
hechos y dichos contradictorios. Aceptan asistir<br />
juntos. En la entrevista prevaleció un clima <strong>de</strong><br />
tensión y reproches mutuos. La madre lo acusa<br />
a su ex <strong>de</strong> “perversidad” y hace referencia a una<br />
<strong>de</strong>nuncia realizada por ella hace unos años en<br />
Defensoría <strong>de</strong>l Menor. Él, a su vez, le recrimina<br />
su “incontinencia verbal extrema”, “querer mal a la<br />
hija”, “falta <strong>de</strong> contención” y “no aceptar que ella<br />
tenga otros afectos”.<br />
Esta entrevista fue realizada por la mañana. A la<br />
tar<strong>de</strong>, al regresar la analista al consultorio, encuentra<br />
un sobre pasado por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la puerta. Era una<br />
“nota explicativa”, <strong>de</strong>nominación dada por el padre<br />
acerca <strong>de</strong>l hecho que provocó la <strong>de</strong>nuncia realizada<br />
por su ex pareja en su contra. Dice la nota en uno <strong>de</strong><br />
sus párrafos “…mi actual cónyuge estaba haciendo<br />
tratamiento para superar una severa afección<br />
ginecológica que pa<strong>de</strong>cía. Le habían prescripto una<br />
medicación que yo le apliqué regularmente durante<br />
un par <strong>de</strong> semanas, mientras lo estaba haciendo<br />
aprovechando que la niña estaba en el extremo<br />
opuesto <strong>de</strong> la casa dibujando y mirando un vi<strong>de</strong>o<br />
infantil, y habiendo tomado nosotros la precaución<br />
<strong>de</strong> cerrar la puerta <strong>de</strong>l cuarto conyugal, X la abrió<br />
sin que la viéramos venir, entró y preguntó qué<br />
pasaba. Le explicamos con mucha naturalidad que<br />
tenía una lastimadura y que el Dr. había dicho que<br />
había que ponerle una cremita y que papá lo estaba<br />
haciendo”. Este hecho había ocurrido a los 5 años<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
<strong>de</strong> la paciente.<br />
Pensamos que la analista fue objeto <strong>de</strong><br />
la violencia familiar, cuando se transfiere<br />
irruptivamente a su consultorio a través <strong>de</strong> la nota<br />
<strong>de</strong>jada en su ausencia, impidiéndole la elaboración<br />
<strong>de</strong> la situación con el padre.<br />
La ubican, a igual que a su paciente, como<br />
espectadora <strong>de</strong> la escena primaria; pero ésta no<br />
queda atrapada en la situación, el recurso que<br />
utiliza para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l ataque fue elaborar<br />
su contratransferencia, y luego comunicarse con<br />
el padre planteándole la necesidad <strong>de</strong> hablar<br />
personalmente <strong>de</strong> cualquier tema que lo inquiete.<br />
Acordamos con Moty Benyakar cuando<br />
establece una importante diferencia entre agresión<br />
y violencia, sostiene que las agresiones son<br />
acciones que provocan daño al otro, el agresor<br />
emite signos <strong>de</strong> alerta que permiten <strong>de</strong>sarrollar al<br />
agredido <strong>de</strong>fensas, mientras que la violencia “es<br />
también una actitud o acción que provoca dolor<br />
y daño a otro. Sin embargo, esta es in<strong>de</strong>tectable,<br />
oculta y solapada. Por lo general se escon<strong>de</strong> tras<br />
los cánones <strong>de</strong> la normalidad, imposibilitando que<br />
el otro ejerza alguna <strong>de</strong>fensa. La persona objeto <strong>de</strong><br />
la violencia queda atrapada por esa situación” (M.<br />
Benyakar 1998).<br />
3.- ¿Qué ocurre cuando el analista no posee<br />
registro sobre su propia violencia?, y ésta, ¿cómo<br />
se manifiesta en el proceso analítico?<br />
Esta pregunta nos remite al concepto <strong>de</strong><br />
narcisismo: el narciso no tiene más objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo<br />
que él mismo, ignora al otro. La herida narcisista<br />
infligida a la omnipotencia infantil nos es <strong>de</strong>parada<br />
a todos, pero algunos tienen mayor dificultad para<br />
superarla.<br />
El analista no tiene registro <strong>de</strong> su propia<br />
violencia, cuando por limitaciones <strong>de</strong> su capacidad<br />
yoica, no pue<strong>de</strong> reconocer al otro como diferente<br />
<strong>de</strong> él y lo registra como una mera proyección <strong>de</strong><br />
sí mismo.<br />
Cuando el “narcisismo intelectual” <strong>de</strong>l cual nos<br />
habla A. Green, es ejercido por el analista a<br />
través <strong>de</strong> interpretaciones supuestamente certeras,<br />
sostenidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un saber preestablecido, son<br />
interpretaciones violentas porque al explicitarlas no<br />
ha escuchado la singularidad <strong>de</strong> ese paciente y sus<br />
pa<strong>de</strong>ceres, ejerciendo un dominio intelectual sobre<br />
él.<br />
Otro aspecto a tener en cuenta, es el ejercicio <strong>de</strong><br />
la neutralidad que en estos tiempos se torna a veces<br />
difícil, porque se consulta al analista en la búsqueda<br />
<strong>de</strong> soluciones rápidas y eficaces. Mantenerla nos<br />
permite neutralizar nuestros valores, i<strong>de</strong>ologías, sin<br />
contaminar el campo analítico, y precavernos <strong>de</strong> la<br />
proyección narcisista <strong>de</strong>l paciente que nos invitaría<br />
a ocupar el lugar “<strong>de</strong>l objeto i<strong>de</strong>alizado capaz <strong>de</strong><br />
marcar el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> una vida” (Marucco 2004).<br />
Si no la mantenemos, el riesgo que corremos es<br />
someter al paciente y no acompañarlo a <strong>de</strong>scubrir<br />
su propio camino.<br />
Green, cuando hace referencia al trabajo<br />
analítico dice que “el análisis solo es posible en la<br />
unión <strong>de</strong> las asociaciones libres <strong>de</strong>l analizado y <strong>de</strong><br />
la atención parejamente suspendida <strong>de</strong>l analista,<br />
cuyo propósito es alentar las asociaciones <strong>de</strong> éste.”<br />
[…] El trabajo asociativo <strong>de</strong>l analista, su función<br />
simbolizante, consiste en eslabonar” (Green, A.<br />
1990). Sostener la atención flotante requiere un<br />
<strong>de</strong>scentramiento <strong>de</strong> sí mismo, para posibilitar el<br />
trabajo con la transferencia y la concientización <strong>de</strong><br />
la contratransferencia, que marcan el camino <strong>de</strong>l<br />
proceso analítico.<br />
Pensamos que nuestro accionar psicoanalítico<br />
tiene mucho para ofrecer al sufrimiento <strong>de</strong>l hombre<br />
actual, siempre y cuando nosotros nos ubiquemos<br />
en el primer objeto a ser analizado frente a los<br />
impactos <strong>de</strong> la violencia <strong>de</strong> nuestra época.<br />
Bibliografía:<br />
Baranger, W, Baranger M.: (1969) Problemas<br />
<strong>de</strong>l Campo Psicoanalítico. Cap. VII, Edición<br />
Kargieman Bs. As. 1993, pp.129, 130 .<br />
Benseñor, C.G. Los hijos en los divorcios<br />
controvertidos, presentado en el espacio <strong>de</strong><br />
comunicaciones preeliminares <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Argentina, 2007, Pág. 1.<br />
Benyakar, M. Agresión y Violencia en<br />
el Milenio. La ca<strong>de</strong>na el mal. Revista <strong>de</strong><br />
Psicoanálisis. Tomo LV, Nº4, 1998, Pág. 879.<br />
Freud, S (1905) Fragmentación el análisis <strong>de</strong><br />
un caso <strong>de</strong> Histeria (Dora) A.E., T. VII, Bs.As,<br />
1976.<br />
Freud, S (1912) Sobre la dinámica <strong>de</strong> la<br />
transferencia” A. E. XII, Bs. As, 1976.<br />
Freud, S. (1930) El malestar en la cultura, Cap.<br />
V y VI, Tomo XXI, A.E., Bs.As.,1976, pp.<br />
108,117.<br />
Green, A (1983) Narcisismo <strong>de</strong> vida,<br />
Narcisismo <strong>de</strong> muerte, Ed. Amorrortu, 1986.<br />
Green, A (1990) De Locuras Privadas, Ed.<br />
Amorrortu, Bs.As., 1994, Pág. 289.<br />
EFECTOS DE LA VIOLENCIA SOBRE LA... • CLARA G. BENSEÑOR Y OTROS<br />
51
Marucco, N. y otros. La función analítica y<br />
la presencia <strong>de</strong>l analista. La singularidad real<br />
en la transferencia. Revista <strong>de</strong> Psicoanálisis, T.<br />
L H, Nº3,1995. pp. 141,142.<br />
Marucco, N. La posición <strong>de</strong>l analista en el<br />
analizado <strong>de</strong> hoy, presentado en el Congreso<br />
Internacional Psicoanalítico <strong>de</strong> Nueva Orleáns,<br />
2004, Pág. 6.<br />
Nacht, S (1967) La presencia <strong>de</strong>l Psicoanalista,<br />
Ed. Proteo, Bs. As, Pág. 176.<br />
Piera, A (1975) La violencia <strong>de</strong> la interpretación,<br />
A.E. Bs.As, 2001.<br />
52<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Presentación <strong>de</strong> la paciente<br />
Mariana es <strong>de</strong>rivada a tratamiento, por una<br />
nutricionista.<br />
Al comienzo <strong>de</strong> éste, que se extendió a lo largo <strong>de</strong><br />
dos años y medio, con una frecuencia semanal <strong>de</strong><br />
dos sesiones, tenía 18 años, y cursaba el último año<br />
<strong>de</strong> la Escuela Media.<br />
Su peso, era <strong>de</strong> 118 Kg y una estatura <strong>de</strong> 1,64 m.<br />
A través <strong>de</strong> diversos índices pon<strong>de</strong>rales, presentaba<br />
un sobrepeso <strong>de</strong>l 100%, lo que la colocaba en un<br />
nivel <strong>de</strong> riesgo somático grave.<br />
Cena en Familia<br />
Es la segunda hija mujer<br />
<strong>de</strong> un matrimonio formado por<br />
Mariano, <strong>de</strong> 46 años transportista<br />
<strong>de</strong>socupado, <strong>de</strong> 140 kg, y Ana María ama <strong>de</strong> casa<br />
<strong>de</strong> 41 años, quien pesa 100 Kg.<br />
Sus otras dos hermanas, son: María Paula <strong>de</strong> 21<br />
años “gordita”, estudiante <strong>de</strong> psicología, y Luciana<br />
<strong>de</strong> 7 quien viene perfilando, en la ten<strong>de</strong>ncia a la<br />
obesidad.<br />
Al momento <strong>de</strong> la consulta, manifiesta “dolores<br />
<strong>de</strong> cabeza y estados <strong>de</strong> aburrimiento” (palabra que<br />
<strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l latín ab, contra, y horrere, sentir horror.)<br />
“Lo que hago no me llena”, y ahí comienzan<br />
mis problemas con la comida, como lo primero que<br />
encuentro.”<br />
Al interrogarla acerca <strong>de</strong> qué era lo que comía<br />
respon<strong>de</strong>: “salami, papas fritas”, que al margen <strong>de</strong><br />
su contenido simbólico <strong>de</strong>nigratorio en el lenguaje<br />
coloquial argentino, son comidas hipercalóricas<br />
y saladas con lo que aumentan la retención <strong>de</strong><br />
líquidos e ingesta <strong>de</strong> carbohidratos.<br />
Enumera una sucesión interminable <strong>de</strong> dietas<br />
repetidamente abandonadas.<br />
Indagando sobre su familia, dice que “son<br />
como cualquier padre o madre” (in<strong>de</strong>terminación)<br />
“quererse se quieren…pero…hay problemas<br />
económicos: se echan culpas mutuamente y<br />
viven peleándose”…“muchos problemas <strong>de</strong><br />
familia”. “Más que una casa, es una especie <strong>de</strong><br />
hotel don<strong>de</strong> nos juntamos los cinco para comer.”<br />
(Contradicción).<br />
La hermana <strong>de</strong> su madre, está casada con uno<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
53
<strong>de</strong> los hermanos <strong>de</strong>l padre, lo que <strong>de</strong>nota un vínculo<br />
altamente endogámico.<br />
Una confusa pelea producida 7 años atrás,<br />
<strong>de</strong>terminó la ruptura <strong>de</strong> la relación entre ellos,<br />
representando para Mariana la pérdida <strong>de</strong> la<br />
relación con sus tíos y primos <strong>de</strong> su misma edad.<br />
Se <strong>de</strong>scribe a sí misma, primeramente, como<br />
insegura, agregando a posteriori:<br />
“No sé para qué vivo, me siento como si tuviera<br />
90 años y me fuera a morir. Es todo renegro, no<br />
sé para dón<strong>de</strong> disparar. Hay veces que siento que<br />
nadie me quiere, que todo lo que hago está mal.”<br />
“Capaz que llego a mi casa, mi madre está<br />
peleada con mi papá y está acostada… Paula<br />
encerrada en su habitación…”<br />
“ El clima que flota en el aire, me pone <strong>de</strong> mal<br />
humor”.<br />
Vemos la reiteración <strong>de</strong> sentimientos <strong>de</strong> vacío,<br />
<strong>de</strong>sesperanza, <strong>de</strong>presión y la vuelta <strong>de</strong> las pulsiones<br />
<strong>de</strong> autoconservación y agresivas sobre sí misma.<br />
La tentativa <strong>de</strong> un tratamiento anterior fracasó, ya<br />
que <strong>de</strong>bía concurrir con su madre, quien sufre <strong>de</strong><br />
intensas restricciones para salir <strong>de</strong> la casa, puestos<br />
<strong>de</strong> manifiesto en problemas gastrointestinales:<br />
cólicos abdominales, que la llevan a permanecer<br />
prolongados períodos preventivos en el baño, lo<br />
que <strong>de</strong>terminaba que llegaran tar<strong>de</strong> a todas partes, o<br />
terminar <strong>de</strong>sistiendo <strong>de</strong> las salidas.<br />
En su discurso predominan frases como: “poner<br />
en la balanza, llenar, flotar, pesar, gustar, vacío,<br />
barril sin fondo, aburrimiento, explotar”.<br />
Pa<strong>de</strong>cía <strong>de</strong> frecuentes pesadillas, don<strong>de</strong> soñaba que<br />
la mataban.<br />
Su fantasía era que si hubiese sido <strong>de</strong>lgada,<br />
su vida hubiera sido diferente, y esto le habría<br />
facilitado tener otros vínculos sociales, y por<br />
supuesto, novio.<br />
Evadió la conflictiva respecto a la sexualidad,<br />
sistemáticamente, a lo largo <strong>de</strong>l tratamiento.<br />
Pecados <strong>de</strong> la carne blanca<br />
Sentados todos en torno a la mesa, el padre<br />
maneja el control remoto <strong>de</strong> la TV, haciendo<br />
zapping, continuamente.<br />
Se entabla una pelea por la mayor porción <strong>de</strong> la<br />
presa <strong>de</strong> pollo, que va siendo disputada por Mariano<br />
y Paula pasando sucesivamente <strong>de</strong> plato en plato.<br />
Mariana come la pata, única porción que no es<br />
54<br />
disputada (¿el resto?).<br />
El padre tiene la costumbre <strong>de</strong> picotear <strong>de</strong> plato en<br />
plato, particularmente “papas fritas”.<br />
“El segundo plato, lo como <strong>de</strong> gula, <strong>de</strong>spués me<br />
duele la panza”.<br />
Generalmente, se entabla una pelea por la comida.<br />
“Tengo rabia por la preferencia”.<br />
“Servirle al otro le da importancia. Mi mamá<br />
les da la porción más gran<strong>de</strong> para no<br />
escucharlos”.<br />
“Como rápido para que no me caiga<br />
indigesto”.<br />
“Me ponen nerviosa, termino <strong>de</strong> comer para<br />
levantarme e irme”.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
“No se comer <strong>de</strong>spacio, trago <strong>de</strong> bronca, como<br />
un plato más por venganza”.<br />
Trabajando el material vimos la equivalencia<br />
simbólica: la comida reemplazaba al afecto, lo<br />
concreto jugaba el lugar <strong>de</strong> lo simbólico.<br />
Las pulsiones <strong>de</strong> auto conservación se ven<br />
trastocadas: cree que aquello que le hace bien,<br />
es en realidad lo que la enferma (contradicción<br />
orgánica).<br />
El padre, <strong>de</strong>sestimado y <strong>de</strong>scalificado, parece el<br />
progenitor <strong>de</strong> la horda primitiva.<br />
Mariana come para privar a los <strong>de</strong>más, como<br />
siente que la privaron a ella. La furia se transforma<br />
en apetito, con lo que <strong>de</strong>nuncia el maltrato y la<br />
falta <strong>de</strong> cuidado, a través <strong>de</strong> la erogenización <strong>de</strong>l<br />
dolor corporal, al no ser sentido, <strong>de</strong>be ser absurdo,<br />
tapado, llenado con comida.<br />
La imposibilidad <strong>de</strong> la saciedad marca la falta <strong>de</strong><br />
límite, <strong>de</strong> ley.<br />
Cafecito <strong>de</strong>negado<br />
Para mi sorpresa, en una sesión, al hacerla<br />
pasar al consultorio (compartido) encontré sobre el<br />
escritorio una ban<strong>de</strong>ja con un termo con café y un<br />
plato <strong>de</strong> masitas.<br />
Rápidamente pensé cual sería la estrategia más<br />
a<strong>de</strong>cuada: en ese momento, lo retiré.<br />
Actualmente, me pregunto si fue lo más a<strong>de</strong>cuado.<br />
Cuando regreso, Mariana estaba llorando.
Permanecí un rato en silencio.<br />
Contra transferencialmente, el tiempo se me hizo<br />
interminable, sentía pena asombro y <strong>de</strong>sconcierto<br />
por su reacción.<br />
Le sugerí que pusiéramos palabras a su llanto.<br />
Fue imposible por su rotunda negativa, con lo cual<br />
interrumpí la sesión y le propuse que lo habláramos<br />
en la próxima entrevista.<br />
Me pregunté, qué se jugaba, si la privación, la<br />
frustración o ambas.<br />
Bocadillos<br />
Tres meses <strong>de</strong>spués, se produce una violenta<br />
pelea entre sus padres, don<strong>de</strong> por primera vez<br />
interviene Mariana, don<strong>de</strong> en alianza femenina,<br />
pone su cuerpo, interviniendo para separarlos.<br />
Contratransferencialmente, sentía que frente a su<br />
relato, si ella no hubiese mediado, ellos se hubieran<br />
matado.<br />
Se posiciona como la actriz <strong>de</strong> una función <strong>de</strong><br />
corte en esa escena, que le retorna <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el exterior,<br />
don<strong>de</strong> son los otros que la violentan.<br />
Anteriormente, solo se limitaba a hacer <strong>de</strong> pasiva<br />
escucha <strong>de</strong> las continuas quejas <strong>de</strong> su madre, respecto<br />
al maltrato recibido por su padre.<br />
La madre <strong>de</strong>primida, actúa el lugar <strong>de</strong> una<br />
hermana que pi<strong>de</strong> consejo, como una niña asustada,<br />
que intrusiona acústicamente o <strong>de</strong>sampara.<br />
En esta oportunidad, la paciente, pone su cuerpo,<br />
utilizándolo para frenar esa escena sádica, actuando<br />
ella su propio sadismo: usa su boca y manos: muer<strong>de</strong><br />
y rasguña a su padre, quien queda con la cara<br />
<strong>de</strong>sfigurada y abandona la casa por unos días.<br />
Esto le produce intensísimos sentimientos <strong>de</strong> odio,<br />
culpabilidad, vergüenza y finalmente profunda<br />
frustración, ya que convocada como confi<strong>de</strong>nte,<br />
“oreja” <strong>de</strong> la madre (orificio que no se cierra) <strong>de</strong> sus<br />
<strong>de</strong>sventuras conyugales, ésta le pi<strong>de</strong> a su marido<br />
que vuelva a la casa.<br />
Doblemente traicionada, aquella separación<br />
que <strong>de</strong>biera ser una marca simbólica efectuada por<br />
el padre, se hace en lo concreto <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> éste,<br />
por su hija.<br />
“Me quisiera alejar <strong>de</strong> todo. Estoy más<br />
molesta, porque siempre sigue todo igual,<br />
nunca se llega a nada, ni se arregla ni se<br />
corta, ni se intenta otra cosa”.<br />
“A mi madre le gusta ser la actriz dramática<br />
<strong>de</strong> una novela”.<br />
“Siempre habla, discutir con ella es terrible,<br />
se encapricha, y sé que la razón la va a tener<br />
siempre ella”.<br />
“Dice cosas que molestan y lastiman. En ese<br />
momento, siento un montón <strong>de</strong> cosas y no me<br />
sale <strong>de</strong>cir nada. Me callo y me voy a llorar a mi<br />
pieza. Me pregunto, ¿en qué fallo?”.<br />
“Me hace dudar <strong>de</strong> lo que yo pienso, si está<br />
realmente bien. Si hago algo mal me siento<br />
censurada y reprimida, como si hubiera<br />
matado a alguien”.<br />
Pensé en la función <strong>de</strong>l colchón <strong>de</strong> grasa como<br />
coraza anti estímulo amortiguador, en lo corporal<br />
<strong>de</strong> la violencia a la que era sometida, <strong>de</strong>l temor que<br />
le generó su propia violencia <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nada y, el<br />
efecto culpógeno <strong>de</strong> la <strong>de</strong>smentida.<br />
Me pregunté, qué lugar quedaba para la paciente,<br />
si todos estaban tan ocupados y preocupados por sus<br />
propios pa<strong>de</strong>ceres: su madre, en estado <strong>de</strong> retracción<br />
narcisista <strong>de</strong>l que salía explosivamente, con tintes<br />
paranoi<strong>de</strong>s, generando alianzas y exclusiones. Y un<br />
padre pasivo, que calla y <strong>de</strong>ja hacer.<br />
Todo queda registrado a nivel <strong>de</strong>l cuerpo real,<br />
concreto, en el comer compulsivamente.<br />
La sustancia grasa que prolifera sin límites,<br />
como equivalente <strong>de</strong> una coraza anti estímulo, y <strong>de</strong><br />
reserva energética, protección y abrigo, reemplaza<br />
a una madre interna, cuya ausencia se transforma en<br />
un vacío insondable.<br />
Esta situación, la llena <strong>de</strong> una furia muda que<br />
tapa con atracones <strong>de</strong> comida o letargo: especie<br />
<strong>de</strong> hibernación sensorio afectiva, colapso<br />
anímico, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sconecta <strong>de</strong>l exterior, <strong>de</strong> sus<br />
sentimientos e i<strong>de</strong>as.<br />
Dentro <strong>de</strong>l cuerpo familiar, la única forma <strong>de</strong><br />
discriminación se actúa a través <strong>de</strong> un mecanismo<br />
regresivo, pura pulsión sin ligadura, sin posible<br />
mediación por la palabra.<br />
Apelación como tiro por elevación a la función<br />
paterna, para acallar a una madre que no se pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> oír, pero tampoco escucha.<br />
Mariana busca inútilmente la mirada <strong>de</strong>l padre<br />
para ser incluida en una filiación paterna. Éste, le <strong>de</strong>cía<br />
jocosamente, “a vos te saqué <strong>de</strong> un tacho <strong>de</strong> basura<br />
<strong>de</strong> la calle”.<br />
CENA EN FAMILIA • CRISTINA FALISE<br />
55
Entonando<br />
A medida que transcurría el tratamiento, contra<br />
mis expectativas, Mariana estaba cada vez más<br />
gorda, por lo que <strong>de</strong>cidí citar a sus padres.<br />
Marcelo llega solo. Híperobeso, manifiesta una<br />
pronunciada disnea al subir un piso por la escalera.<br />
Al señalárselo, dice que es lo normal en él.<br />
Le respondo que toma como normal algo que<br />
es manifiestamente patológico y que consulte<br />
inmediatamente con un médico. Conociendo las<br />
dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su esposa para salir <strong>de</strong> la casa, y ante<br />
la expectativa que no concurriera, <strong>de</strong>cido hacerlo<br />
pasar.<br />
Frente a mi planteo, dice que en su casa hay<br />
mayor tensión, por sus problemas laborales, y la<br />
presencia <strong>de</strong> sus suegros en la casa, motivados por<br />
diversas enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ambos, dado que estos<br />
viven solos en pleno campo, y ante el abandono por<br />
sus cuñados hace que recaiga exclusivamente sobre<br />
ellos su cuidado.<br />
Intempestivamente, irrumpe Ana María. Con<br />
un discurso violento, catárquico y acusatorio<br />
se presenta como la víctima <strong>de</strong> la situación,<br />
enumerando la cantidad <strong>de</strong> medicación que tuvo<br />
que tomar para po<strong>de</strong>r concurrir.<br />
Se dirige a su marido llamándolo “Este señor,<br />
que no compren<strong>de</strong>”, acusándolo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sinterés y<br />
participación nula en el cuidado <strong>de</strong> sus suegros.<br />
Marcelo, miraba al techo…<br />
Surgen antiguos y cebados rencores: haber<br />
convivido con su suegro antes <strong>de</strong>l parto <strong>de</strong> Marcela.<br />
“No me puedo olvidar nada <strong>de</strong> mi pasado…”<br />
.. Blandiendo su <strong>de</strong>do índice, y vociferando se dirige<br />
hacia mí, diciéndome en repetidas oportunida<strong>de</strong>s:<br />
“Porque Usted, señora…” increpándome por no<br />
compren<strong>de</strong>r sus dolorosos pa<strong>de</strong>cimientos.<br />
Por supuesto el encuadre quedó totalmente<br />
<strong>de</strong>svirtuado, la madre se instala en un lugar <strong>de</strong><br />
reclamo furibundo y vindicatorio, focalizando<br />
la artillería sobre su marido, al que <strong>de</strong>nuncia<br />
también por no darle dinero suficiente (Marcela<br />
asimismo <strong>de</strong>scribió a su madre como compradora<br />
compulsiva), y a mí como terapeuta, me borró <strong>de</strong>l<br />
lugar que marcaría alguna diferencia.<br />
La magnitud <strong>de</strong> la reacción da cuenta <strong>de</strong> lo<br />
vivido, como un ataque a la <strong>de</strong>smentida, ante la<br />
pregunta acerca <strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong> la progresiva<br />
obesidad <strong>de</strong> su hija.<br />
Mariana comentaba que su madre la hostigaba<br />
cuando no hacía dieta, y la tentaba con comida,<br />
cuando lo hacía.<br />
56<br />
Confesiones contratransferenciales<br />
En esa oportunidad, salí con un ataque <strong>de</strong><br />
hambre dolorosa, me vi comiendo bocaditos y<br />
tragándolos compulsivamente.<br />
Pu<strong>de</strong> así enten<strong>de</strong>r en carne viva, como analista,<br />
el efecto sobre la paciente <strong>de</strong>l accionar <strong>de</strong> sus<br />
padres violentos y la relación mortífera que su<br />
madre ejercía con Mariana.<br />
Bibliografía<br />
Kaplan y Sadock. Tratado <strong>de</strong> Psiquiatría.<br />
VI Edición Volumen I. Buenos Aires. Ediciones<br />
Intermédica Editorial, 1997.<br />
Quiroga Susana. Patologías <strong>de</strong> la auto<strong>de</strong>struc<br />
ción. Buenos Aires. Ediciones Publikar, 1996.<br />
Calvo Carmen. Cápsulas <strong>de</strong> vacío en la<br />
personalidad. Sus consecuencias en las crisis<br />
bulímico anoréxicas. Buenos Aires. Tecné, 1995.<br />
Actualidad Psicológica. Autores Varios: Anorexia<br />
y Bulimia. Año XIX N 216. La Oralidad.<br />
Seminario <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> Freudiana<br />
Internacional. Rosario. Homo Sapiens<br />
Ediciones, 1992.<br />
Kowalowsky Pablo y col. Anorexia Bulimia<br />
Hipocondría. Clínica <strong>de</strong> bor<strong>de</strong>. Buenos Aires.<br />
Convocatoria clínica Ediciones, 1994.<br />
Maldavsky. David. Teoría y clínica <strong>de</strong> los<br />
procesos tóxicos. Buenos Aires. Amorrortu<br />
editores, 1992.<br />
Maldavsky David. Pesadillas en vigilia .<br />
Sobre neurosis Tóxicas y traumáticas. Buenos<br />
Aires. Amorrortu Editores, 1995.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
La hospitalidad en las fronteras 1<br />
Fronteras <strong>de</strong>l psicoanálisis, psicoanálisis <strong>de</strong> las fronteras<br />
Hace tiempo, escuché una<br />
conferencia <strong>de</strong>l Dr. Marcio<br />
<strong>de</strong> Freitas2 en la cual él hablaba<br />
sobre la hospitalidad, como una<br />
manera <strong>de</strong> acoger a otro ser<br />
humano, con toda su alteridad y la complejidad<br />
<strong>de</strong> sus circunstancias, aun cuando muchas veces<br />
esto implique un riesgo ante lo imprevisto <strong>de</strong> cada<br />
encuentro.<br />
Para Freitas, y coincido con él, el encuentro<br />
analítico precisa <strong>de</strong> esa hospitalidad por parte <strong>de</strong><br />
ambos miembros <strong>de</strong> la dupla analítica, es <strong>de</strong>cir,<br />
analizante y analizado, para que cualesquiera que<br />
sean las condiciones posibles, pueda darse cabida<br />
a la construcción <strong>de</strong> un espacio <strong>de</strong> intimidad que<br />
permita el trabajo analítico.<br />
Traigo a la memoria esa conferencia porque<br />
presentaba viñetas <strong>de</strong> tres pacientes que por<br />
diversas circunstancias no era posible que<br />
se a<strong>de</strong>cuaran al encuadre propuesto para un<br />
tratamiento analítico clásico, ni siquiera en lo que<br />
respecta a la regularidad <strong>de</strong> las sesiones semanales,<br />
ya que por diversas circunstancias, esos pacientes<br />
viajaban mucho y <strong>de</strong> manera discontinua, por lo que<br />
difícilmente las sesiones podían fijarse siguiendo<br />
la lógica acostumbrada. Lo que tenían en común<br />
esos tres pacientes, era la necesidad <strong>de</strong> acotar su<br />
sufrimiento, y la búsqueda <strong>de</strong> un análisis, pese a la<br />
imposibilidad <strong>de</strong> apegarse al encuadre analítico,<br />
lo cual, más allá <strong>de</strong> cualquier<br />
justificación, en los tres casos esto<br />
<strong>de</strong>notaba también aspectos <strong>de</strong> su<br />
problemática, la que se evi<strong>de</strong>nciaba<br />
en las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mantener no sólo dicho<br />
encuadre, sino alguna continuidad en otros ámbitos<br />
<strong>de</strong> su vida. ..... Lo interesante para mí, fue el<br />
modo en el que en los tres casos poco a poco se fue<br />
construyendo un espacio analítico posible, aunque no<br />
clásico, que les permitió a estos pacientes imbuirse<br />
en un proceso <strong>de</strong> análisis aun en condiciones tan<br />
inusuales.<br />
El tema <strong>de</strong> este simposium, “Psicoanálisis y<br />
<strong>Psicoterapia</strong> psicoanalítica” me trajo esas viñetas<br />
puesto que invita a la reflexión sobre distintas<br />
modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trabajo en psicoanálisis y la relación<br />
<strong>de</strong> esto con la cuestión <strong>de</strong>l encuadre y el proceso<br />
mismo, entre la forma y el fondo <strong>de</strong> lo que se juega<br />
en la psicoterapia y otras situaciones analíticas que<br />
no correspon<strong>de</strong>n al mo<strong>de</strong>lo clásico propuesto por<br />
Freud. Así que mi reflexión <strong>de</strong> hoy gira en torno<br />
a los distintos modos en que como psicoanalistas<br />
<strong>de</strong>bemos abrir un espacio, modo posible <strong>de</strong> análisis<br />
a los pacientes que con tan diversas circunstancias,<br />
hoy nos consultan.<br />
Creo que como el Dr. Freitas, muchos <strong>de</strong><br />
nosotros nos hemos encontrado ante situaciones en<br />
las que nos enfrentamos a circunstancias en las que<br />
uno tiene la duda respecto <strong>de</strong> si es posible analizar<br />
o no a una persona <strong>de</strong>terminada. De hecho, cada<br />
vez es más común encontrarnos con pacientes<br />
que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva freudiana entraban en el<br />
rubro <strong>de</strong> inanalizables, y probablemente los que<br />
actualmente así lo parezcan, son aquellos que<br />
como analistas nos enfrentan a la necesidad <strong>de</strong><br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
57
mantener la capacidad <strong>de</strong> escucha y el pensamiento<br />
inquisitivo para seguir investigando y abriendo<br />
posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comprensión teórica y análisis<br />
para aquellos cuyas subjetivida<strong>de</strong>s dificultan hoy<br />
nuestra tarea. Esto es <strong>de</strong> hecho lo que muchos<br />
autores han logrado con sus i<strong>de</strong>as y <strong>de</strong>sarrollos<br />
sobre los modos <strong>de</strong> funcionamiento mental <strong>de</strong><br />
pacientes que han requerido modificaciones a la<br />
cura tipo, <strong>de</strong>sarrollada en función a los trastornos<br />
neuróticos.<br />
Así, teniendo como base fundamental las<br />
premisas <strong>de</strong>l psicoanálisis clásico, la apertura a<br />
ciertas variaciones correspon<strong>de</strong> a circunstancias<br />
en las que éstas, han resultado necesarias, al<br />
enfrentarnos a situaciones en las cuales, quien<br />
pi<strong>de</strong> ayuda no pue<strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuarse a las exigencias <strong>de</strong>l<br />
mo<strong>de</strong>lo que propone diván y cuatro o cinco sesiones<br />
semanales.<br />
Esta apertura a ciertas variaciones es también la<br />
condición que ha abierto la posibilidad <strong>de</strong> analizar<br />
a aquellos que en otro tiempo fueron ubicados en<br />
las fronteras <strong>de</strong>l psicoanálisis, fronteras que sin<br />
embargo ahora forman parte <strong>de</strong> los territorios que<br />
transitamos en la cotidianidad <strong>de</strong> nuestra práctica.<br />
En esos territorios nos encontramos con las<br />
llamadas patologías actuales, es <strong>de</strong>cir, los<br />
trastornos no neuróticos, tales como los trastornos<br />
narcisísticos no psicóticos, la patología bor<strong>de</strong>rline,<br />
con todo lo que involucra las adicciones, bulimia,<br />
anorexia y toxicomanías, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las afecciones<br />
psicosomáticas, y las caracteropatías.<br />
Dichas patologías han requerido ciertas<br />
modificaciones, o mejor dicho, ampliaciones<br />
al método analítico que gira sobre la neurosis<br />
transferencial, la conflictiva <strong>de</strong> la represión y<br />
las formaciones <strong>de</strong>l inconsciente propias <strong>de</strong> los<br />
neuróticos.<br />
El <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a estos pacientes implicó<br />
no sólo modificaciones a la técnica, sino también<br />
una ampliación <strong>de</strong> la metapsicología freudiana,<br />
puesto que las premisas <strong>de</strong> “hacer consciente lo<br />
inconsciente”, o “don<strong>de</strong> era el ello <strong>de</strong>be advenir<br />
el yo”, no fueron suficientes para compren<strong>de</strong>r a<br />
aquéllos cuyo pa<strong>de</strong>cer no se anuda a los <strong>de</strong>seos<br />
reprimidos o los conflictos superyoicos, tampoco<br />
con las terribles angustias ante la castración, sino<br />
que más bien los enfrentan, y nos enfrentan con<br />
angustias <strong>de</strong> intrusión y abandono, <strong>de</strong> vacío y<br />
aniquilamiento, con las dificulta<strong>de</strong>s o imposibilidad<br />
<strong>de</strong> pensar y por lo tanto, con las repercusiones que<br />
todo esto tiene en el proceso analítico.<br />
La neurosis nos sitúa en una clínica <strong>de</strong> la falta,<br />
58<br />
en la clínica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo inconsciente, <strong>de</strong> la represión<br />
y <strong>de</strong>l retorno <strong>de</strong> lo reprimido, <strong>de</strong>l síntoma y <strong>de</strong> la<br />
división <strong>de</strong>l sujeto. Es una clínica que encuentra<br />
su terreno <strong>de</strong> abono en las formaciones <strong>de</strong>l<br />
inconsciente.<br />
La actual, no es una clínica <strong>de</strong> la falta, sino<br />
una clínica <strong>de</strong>l vacío, <strong>de</strong>l antiamor, <strong>de</strong>l no lugar.<br />
Es una clínica que nos enfrenta mucho más con<br />
Narciso que con Edipo y cuyas huellas están en<br />
los trastornos <strong>de</strong> estas nuevas “enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
alma”. Nuevas no porque antes no existieran, sino<br />
porque la comprensión actual <strong>de</strong> las mismas, ha<br />
abierto nuevas posibilida<strong>de</strong>s ante trastornos que<br />
aparecen como efectivamente irreductibles ante<br />
la lógica que presi<strong>de</strong> la constitución neurótica<br />
<strong>de</strong>l síntoma, y que fue la que dio pie al método<br />
psicoanalítico en primera instancia.<br />
Recor<strong>de</strong>mos que la estructura edípica implica<br />
un Yo, afligido generalmente por la amenaza<br />
<strong>de</strong> castración, lo cual se articula con un sistema<br />
<strong>de</strong>fensivo en el que es central la represión. En esta<br />
estructura rige el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l Yo.<br />
La estructura narcisista respon<strong>de</strong> al narcisismo<br />
primario persistiendo en ella un Yo i<strong>de</strong>al y la<br />
<strong>de</strong>smentida <strong>de</strong> la castración 3. Es el tiempo <strong>de</strong>l “dos<br />
en uno” o el “uno en dos”, don<strong>de</strong> el uno es apenas la<br />
reflexión <strong>de</strong>l espejo. En los trastornos narcisistas,<br />
los mecanismos <strong>de</strong>fensivos son más primitivos que<br />
en la neurosis, teniendo un lugar prepon<strong>de</strong>rante la<br />
<strong>de</strong>smentida en lugar <strong>de</strong> la represión.<br />
Con todo esto, resulta claro que las nociones<br />
clave <strong>de</strong>l método freudiano, tales como pulsión,<br />
represión y fantasma, que limitan la teoría a un<br />
eje inconsciente, preconsciente y consciente ya<br />
no fueron suficientes para explicar la patología<br />
“más allá <strong>de</strong> la neurosis”, por lo que ahora ha sido<br />
necesario un complemento metapsicológico, el cual,<br />
como postulan los Botella 4 , incluye nociones tales<br />
como objeto, realidad y renegación, lo cual implica<br />
un nuevo eje paradigmático: pulsión, negatividad y<br />
pensamiento.<br />
Así las cosas, hubo que concebir una<br />
metapsicología que abarcara lo negativo,<br />
irrepresentable por <strong>de</strong>finición, ajena <strong>de</strong> la inmediatez<br />
<strong>de</strong> una figurabilidad y los ro<strong>de</strong>os y tormentos <strong>de</strong>l<br />
mundo <strong>de</strong> representaciones. Para algunos, esta<br />
problemática, más allá <strong>de</strong> las palabras, se situaba<br />
fuera <strong>de</strong> la labor analítica, puesto que antes sólo<br />
3 Braier, “Cuerpo y carácter en la psicoterapia <strong>de</strong>l siglo XXI ”<br />
4 Botella C.y S. “La figurabilidad psíquica” Amorortu, 2003.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
era tratable lo que era objeto <strong>de</strong> “psiquización”.<br />
Ahora, con nuestros pacientes es común a<strong>de</strong>ntrarnos<br />
en el espacio <strong>de</strong> lo irrepresentable, sabiendo<br />
a<strong>de</strong>más que ya no sólo estamos en el ámbito <strong>de</strong>l<br />
inconsciente reprimido, sino también en el <strong>de</strong>l<br />
inconsciente escindido.<br />
El concepto <strong>de</strong> inconsciente escindido es un<br />
importante aporte teórico, para compren<strong>de</strong>r no<br />
sólo lo que enfrentamos en las patologías actuales,<br />
sino también para la comprensión <strong>de</strong> lo que había<br />
quedado en los límites <strong>de</strong> la analizabilidad <strong>de</strong><br />
los pacientes neuróticos. Así pues, la búsqueda<br />
<strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong> los trastornos no neuróticos<br />
y la patología narcisista, nos ha posibilitado un<br />
conocimiento que permite encarar incluso también<br />
el hecho <strong>de</strong> que en todo sujeto, una estructura<br />
narcisista coexiste con la edípica. Por lo tanto,<br />
cada acto psíquico como producto final incluye<br />
algo que se reprime y algo que se <strong>de</strong>smiente, tanto<br />
en la percepción como en el recuerdo. Implica algo<br />
que se habla y algo que se actúa, algo <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
narrativo y algo inefable.<br />
Hacer consciente lo inconsciente, levantar la<br />
represión nos envuelve en la historia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
Edipo, ubicado evi<strong>de</strong>ntemente en el inconsciente<br />
reprimido. El abordaje <strong>de</strong> lo inconsciente escindido<br />
implica más la construcción <strong>de</strong> representaciones, la<br />
búsqueda <strong>de</strong> acceso a la figurabilidad, la necesidad<br />
<strong>de</strong> habérnoslas más con lo que se juega en el campo<br />
<strong>de</strong> lo negativo.<br />
Todo esto nos sitúa actualmente ante lo que para<br />
muchos constituye una tercera tópica, que prece<strong>de</strong><br />
a las dos tópicas postuladas por Freud.<br />
Por otra parte, estas ampliaciones en la<br />
comprensión teórica <strong>de</strong> los trastornos no neuróticos,<br />
se han acompañado también <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sarrollos en<br />
cuanto al papel <strong>de</strong>l analista <strong>de</strong> un modo tal que ya<br />
no es una visión unidireccional la que da cuenta<br />
<strong>de</strong>l acontecer <strong>de</strong> la situación analítica, sino que la<br />
noción <strong>de</strong> campo analítico ha puesto el acento no<br />
sólo en los aspectos transferenciales, sino también<br />
los contratransferenciales que marcan el curso<br />
afectivo <strong>de</strong> cada sesión.<br />
Ahora, estamos conscientes <strong>de</strong> que la función<br />
<strong>de</strong>l analista implica no sólo interpretar o hacer<br />
construcciones, sino <strong>de</strong> que también hay que<br />
contener, clarificar, organizar, y hacer muchas<br />
cosas en aras <strong>de</strong> que el paciente pueda tener la<br />
cabeza suficiente para analizar. Me refiero a todo el<br />
trabajo que implica ir implementando en el paciente<br />
un modo <strong>de</strong> funcionamiento mental que tienda<br />
menos a la <strong>de</strong>scarga y la evacuación y más a la<br />
ligazón que permita el uso <strong>de</strong> representaciones que<br />
subviertan la palabra por el acto. Acto palabra para<br />
dar cuenta <strong>de</strong> una historia, <strong>de</strong> un acontecer psíquico<br />
y salvaguardar al sujeto <strong>de</strong> la pura repetición<br />
<strong>de</strong>moníaca o cualquier otra forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>scarga<br />
propia <strong>de</strong>l inconsciente escindido. Sólo así, es que<br />
se pue<strong>de</strong> lograr analizar.<br />
Esto, en palabras <strong>de</strong> Marcelo Viñar 5 , implica<br />
transformar un pedido <strong>de</strong> ayuda en un pedido <strong>de</strong><br />
análisis, lo cual es un <strong>de</strong>safío que reclama nuestra<br />
inventiva y sagacidad. “Se trata <strong>de</strong> acoger y enten<strong>de</strong>r<br />
lo que se pueda <strong>de</strong> la propuesta tal como viene <strong>de</strong>l<br />
paciente, para ir acompasando en el dialogo un<br />
código compartible y reformulando un lenguaje que<br />
suele ser evacuativo (o <strong>de</strong> acción y <strong>de</strong>scarga) para<br />
pasar a un lenguaje reflexivo que permita trabajar”.<br />
Para todo esto es necesario dar cabida a la<br />
utilización <strong>de</strong> lo que contratransferencialmente nos<br />
atraviesa, y que también será <strong>de</strong>terminante como<br />
parte <strong>de</strong>l acontecer en el proceso analítico, tanto<br />
en su conformación y <strong>de</strong>sarrollo, como en otros<br />
aspectos tales como abrirse al surgimiento <strong>de</strong> las<br />
producciones <strong>de</strong>l inconsciente, <strong>de</strong> dar figurabilidad<br />
a lo que no lo tiene aún, a transformar los elementos<br />
beta en alfa (si seguimos a Bion), y todo lo que se<br />
abre en cada relación analista-paciente, en la que<br />
<strong>de</strong>bemos reconocer que nuestro papel nos implica<br />
en una relación no unidireccional, sino bidireccional<br />
en cuanto a lo que acontece en el campo analítico.<br />
Ahora bien, construir este espacio entre<br />
dos, requiere ir creando un espacio <strong>de</strong> intimidad<br />
que propicie el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> los avatares<br />
transferenciales. Sin embargo, retomando los<br />
ejemplos con los que inicié, la construcción <strong>de</strong> ese<br />
espacio tiene sus propios <strong>de</strong>safíos.<br />
Muchos pacientes con trastornos narcisistas<br />
y patologías bor<strong>de</strong>rline resultan muy difíciles<br />
<strong>de</strong> “encuadrar”. De hecho, a modo <strong>de</strong> ver <strong>de</strong><br />
Andre Green, el encuadre psicoanalítico es<br />
un incomparable instrumento <strong>de</strong> diagnóstico,<br />
para tener i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> aquéllo a lo que nos estamos<br />
enfrentando.<br />
Bleger <strong>de</strong>cía que al romper el encuadre aparece<br />
la parte psicótica <strong>de</strong> la personalidad, pero ya<br />
<strong>de</strong> entrada, las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acotarse a ciertas<br />
circunstancias dadas por un encuadre <strong>de</strong>terminado,<br />
<strong>de</strong>velan dificulta<strong>de</strong>s diversas, por ejemplo las <strong>de</strong><br />
cercanía y distancia toleradas, la temporalidad, las<br />
5 Viñar, M. “Sobre encuadre y proceso analítico en la actualidad”<br />
Revista Uruguaya <strong>de</strong> Psicoanálisis 2002:96<br />
LA HOSPITALIDAD EN FRONTERAS... • CECILIA RODRÍGUEZ<br />
59
angustias <strong>de</strong> fusión-separación, y otras, tan propias<br />
<strong>de</strong> las patologías actuales.<br />
El enfrentamiento <strong>de</strong>l encuadre psicoanalítico<br />
clásico con este tipo <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s, propició que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> pasada la década <strong>de</strong> 1920, se generaran<br />
movimientos que <strong>de</strong>sembocaran en el estallido<br />
que en los años cincuentas produjeran cambios<br />
contun<strong>de</strong>ntes entre los cuales, surgieron las<br />
psicoterapias psicoanalíticas.<br />
Ahora, a más <strong>de</strong> 50 años <strong>de</strong> esos<br />
acontecimientos, las cuestiones relativas a la<br />
psicoterapia y psicoanálisis están lejos <strong>de</strong> haber<br />
encontrado un acuerdo común entre analistas, en<br />
una problematización que abarca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> similitu<strong>de</strong>s<br />
y diferencias, hasta la pertinencia <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>fine a<br />
una u otra, mas allá <strong>de</strong> la frecuencia <strong>de</strong> las sesiones<br />
o el uso <strong>de</strong>l diván.<br />
De este <strong>de</strong>bate psicoanálisis /psicoterapia sigue<br />
siendo inevitable la reflexión sobre la dialéctica<br />
encuadre y proceso analítico, que es la que en este<br />
trabajo he querido abordar.<br />
La psicoterapia psicoanalítica, cuando gira<br />
sobre una cuestión temporal, como en el caso <strong>de</strong><br />
la psicoterapia breve, o la focal, centrada en alguna<br />
situación específica, tendrán estos factores como<br />
eje y límite, pero cuando se trata <strong>de</strong> una psicoterapia<br />
psicoanalítica sin estas especificaciones, entonces<br />
me parece que no es tan radical un corte entre<br />
ambas modalida<strong>de</strong>s, pues me inclino a pensar que<br />
la cuestión <strong>de</strong> los distintos encuadres, el <strong>de</strong>l análisis<br />
y el <strong>de</strong> la psicoterapia psicoanalítica, implican la<br />
forma, y que el fondo es el proceso analítico que<br />
se da en uno u otro y que es el que le da su valor a<br />
cada uno <strong>de</strong> ellos. Después <strong>de</strong> todo, la psicoterapia<br />
es una variación <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo clásico y pue<strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>rse sólo en relación con ese mo<strong>de</strong>lo.<br />
Creo que el psicoanálisis es el método que<br />
permite trabajar realmente las raíces <strong>de</strong>l conflicto<br />
psíquico, pero cuando las circunstancias no lo<br />
hacen posible, la psicoterapia psicoanalítica es un<br />
recurso que para muchos pacientes es tan valioso<br />
como el oro mismo <strong>de</strong>l psicoanálisis.<br />
Repito, yo creo que en las dos modalida<strong>de</strong>s, no<br />
es la forma, (frecuencia, diván o no diván) sino<br />
el fondo que implica la relación transferencial y<br />
contratransferencial con todos sus avatares, lo que<br />
<strong>de</strong>tonará o no, un proceso y la profundidad <strong>de</strong>l<br />
mismo.<br />
De este modo me sumo a los que piensan que<br />
es la cualidad <strong>de</strong>l proceso mismo, con el trabajo<br />
en transferencia, lo que pauta las diferencias<br />
entre ambas modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> análisis. y que<br />
60<br />
<strong>de</strong>bemos ser muy cautelosos <strong>de</strong> implementar el<br />
encuadre óptimo que nos permita trabajar con un<br />
paciente <strong>de</strong>terminado, sin <strong>de</strong>sbordarnos hacia las<br />
transgresiones, o caer en el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviarnos<br />
<strong>de</strong> las referencias analíticas fundamentales que<br />
<strong>de</strong>ben regir nuestro trabajo. Y si bien, hay pacientes<br />
difíciles <strong>de</strong> encuadrar, no <strong>de</strong>bemos per<strong>de</strong>r la<br />
perspectiva <strong>de</strong> todas las implicaciones que en<br />
situaciones así, se ponen en juego.<br />
En el cotejo <strong>de</strong> las implicaciones clínicas, y otras<br />
circunstancias por las que el psicoanálisis ha sido<br />
abierto a lo que algunos llaman psicoanálisis con<br />
modificación <strong>de</strong> encuadre o <strong>de</strong> encuadre modificado,<br />
Green 6 propuso la sugestiva <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong><br />
“relación psicoanalítica <strong>de</strong> encuadre acondicionado”.<br />
Reconociendo al mismo tiempo todo el <strong>de</strong>bate que<br />
han implicado las modificaciones, o extensiones,<br />
incluida la psicoterapia psicoanalítica.<br />
El encuadre que rige las pautas <strong>de</strong> encuentro<br />
entre analista y analizante, es un aspecto medular<br />
como sostén <strong>de</strong>l proceso, por lo que nunca hay<br />
que per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista sus implicaciones, sea cual<br />
sea el modo establecido, especialmente con las<br />
patologías en las que se trabaja en situaciones en<br />
las que constantemente se pone a prueba no sólo<br />
el encuadre mismo, sino también la neutralidad <strong>de</strong>l<br />
analista.<br />
Mariam Aliza<strong>de</strong> 7 afirma que los encuadres<br />
<strong>de</strong>sencuadrados <strong>de</strong>l análisis tipo no son encuadres<br />
aberrantes, sino que son los que instalan nuevos<br />
tipos <strong>de</strong> interacción analítica.<br />
Sin embargo, hay que enfatizar que es sobre<br />
todo en dichas circunstancias en las que nos topamos<br />
con dificulta<strong>de</strong>s en las que se impone la ausencia<br />
<strong>de</strong> un encuadre análogo al <strong>de</strong>l psicoanálisis, que<br />
es importante recalcar, subrayar, y escribir con<br />
mayúsculas, que esto obliga al analista a remitirse<br />
a un encuadre interno. Es <strong>de</strong>cir, al encuadre que él<br />
mismo internaliza en su propio análisis, y que nunca<br />
<strong>de</strong>be <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> estar presente en su mente rigiendo el<br />
limite <strong>de</strong> las variaciones que autoriza y llevándolo<br />
a salvaguardar las condiciones necesarias para<br />
proseguir los intercambios. El encuadre interno<br />
<strong>de</strong>l analista, es un logro esencial <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong><br />
formación.<br />
Por otra parte, en todos los casos, la neutralidad<br />
6<br />
Green,“I<strong>de</strong>as directrices para un psicoanálisis<br />
contemporáneo”.<br />
7<br />
Aliza<strong>de</strong>, M. “El rigor y el encuadre interno”. Revista<br />
Uruguaya <strong>de</strong> Psicoanálisis 2002:96<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
sigue siendo premisa para el psicoanalista, pero<br />
ahora aceptamos el hecho <strong>de</strong> que hay pacientes<br />
que constantemente ponen la relación al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
la necesidad <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> dicha neutralidad, (por<br />
ejemplo cuando el paciente se pone en riesgo o<br />
pone en riesgo a otros, cuando hay que parar las<br />
actuaciones o cualquier otra cosa que nos saque<br />
<strong>de</strong>l mero ámbito <strong>de</strong> la interpretación), pero sin<br />
per<strong>de</strong>r la mira <strong>de</strong> volver al mismo una y otra vez,<br />
teniendo claro que neutralidad, no implica silencio<br />
y distancia, implica no imponer nuestros <strong>de</strong>seos,<br />
ni caer en el ámbito <strong>de</strong> la sugestión o dirección,<br />
pero no nos exime <strong>de</strong> una relación necesaria e<br />
intensa, <strong>de</strong> esa “locura entre dos 8 ” como la llama<br />
Viñar, y que es la única que posibilita la vivencia<br />
<strong>de</strong> los núcleos pasionales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una relación<br />
que posibilite la apertura a nuevas subjetivida<strong>de</strong>s.<br />
......Esto es precisamente lo que que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi<br />
perspectiva <strong>de</strong>termina la cualidad <strong>de</strong> un proceso<br />
psicoanalítico y lo diferencia <strong>de</strong> la psicoterapia.<br />
Partiendo <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong> mi propia<br />
“aventura analítica” a lo largo <strong>de</strong> muchos años,<br />
viví distintos periodos, <strong>de</strong> los cuales, en el primero,<br />
iba con mi analista una vez a la semana. Eso<br />
era todo. Sólo una sesión semanal durante un<br />
par <strong>de</strong> años y sin embargo, fue una experiencia<br />
que fue <strong>de</strong>lineando un antes y un <strong>de</strong>spués en mi<br />
vida. No creo que la profundidad <strong>de</strong> un proceso<br />
analítico <strong>de</strong>penda meramente <strong>de</strong> la frecuencia<br />
<strong>de</strong> las sesiones, o <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l diván, aunque éste<br />
último propice <strong>de</strong>finitivamente la situación <strong>de</strong><br />
regresión propia <strong>de</strong> un proceso psicoanalítico. Sin<br />
embargo, la intensidad <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong>tonado,<br />
sea como sea la forma que adopte, es lo que hace<br />
que los encuentros entre analista y paciente sean lo<br />
suficientemente significativos, o estériles, en algunos<br />
casos, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> la frecuencia <strong>de</strong> las<br />
sesiones o el uso <strong>de</strong>l diván.<br />
En cuanto a lo que yo viví analizándome, no<br />
podría marcar una línea divisoria entre la intensidad<br />
<strong>de</strong> un proceso psicoterapéutico y uno analítico,<br />
pues gradualmente uno me fue llevando al otro.<br />
¿Por qué inicie con una sola sesión? No podía con<br />
más. No en ese momento, hace ya tantos años.<br />
Y se trabajó con lo que se pudo, hasta que hubo<br />
más posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trabajar con más frecuencia<br />
y continuidad.<br />
Como sea, esto me enseñó por experiencia<br />
propia a trabajar con los recursos con los que se<br />
cuente, puesto que <strong>de</strong>bemos compren<strong>de</strong>r que<br />
trabajamos con lo que tiene y pue<strong>de</strong> un paciente y<br />
esto tiene importancia para no forzar situaciones, ya<br />
que en nuestros días, muchos pacientes no pue<strong>de</strong>n<br />
(al menos <strong>de</strong> inicio) ajustarse al encuadre clásico<br />
<strong>de</strong> análisis, bajo el peligro <strong>de</strong> que éste se vuelva<br />
iatrogénico si no se va creando a la vez, un espacio<br />
propicio que permita el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong>l proceso.<br />
Green 9 habla <strong>de</strong> que el problema es <strong>de</strong>finir<br />
cuál es el encuadre óptimo para el paciente. Esto<br />
incluye también la cuestión <strong>de</strong> la psicoterapia o el<br />
psicoanálisis. ¿Qué medios se usan y para qué fin?<br />
Esto permitirá iniciar un trabajo que poco a poco<br />
vaya acotando las dificulta<strong>de</strong>s para implementar un<br />
análisis propiamente dicho.<br />
Así que el analista tiene la función central <strong>de</strong><br />
ir construyendo, con cada paciente, un encuadre<br />
posible para que el análisis se constituya.<br />
En los casos a los que hice referencia al inicio<br />
<strong>de</strong> este trabajo, fue lo que quise enfatizar. Se<br />
trabaja con lo que el paciente trae, tratando <strong>de</strong> ir<br />
dando lugar a ese espacio entre dos que permita el<br />
surgimiento <strong>de</strong> un proceso analítico. Esto a veces se<br />
logra, a veces no. Que se lograra siempre implicaría<br />
la omnipotencia <strong>de</strong>l analista, la cual no existe.<br />
Viñar lo compara con los encuentros amorosos<br />
que a veces fructifican y a veces fracasan. Vuelvo<br />
a citarlo, porque me gusta mucho, él dice que en<br />
psicoanálisis, como en el amor y la amistad, lo que<br />
<strong>de</strong>fine la calidad <strong>de</strong>l encuentro y el espesor <strong>de</strong> lo<br />
que ahí ocurre no son las condiciones formales, sino<br />
la actitud y disposición <strong>de</strong> quienes llevan a cabo el<br />
proceso. Las pautas formales son mudas, cuando el<br />
psicoanálisis marcha, y sólo son estri<strong>de</strong>ntes cuando<br />
hay dificulta<strong>de</strong>s.<br />
Con todo lo anteriormente expuesto, es fácil<br />
compren<strong>de</strong>r que la ampliación <strong>de</strong>l campo analítico,<br />
las modificaciones <strong>de</strong>l encuadre y la expansión<br />
<strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong>l psicoanálisis, han generado<br />
ciertas crisis <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad en la integridad <strong>de</strong> la<br />
práctica analítica. Pero ese es justamente el <strong>de</strong>safío:<br />
integración sin pérdida <strong>de</strong> la integridad.<br />
A<strong>de</strong>más, me sumo a quienes consi<strong>de</strong>ran que<br />
la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l analista no está estructurada en el<br />
diván ni en la frecuencia con la que atien<strong>de</strong> a un<br />
paciente. La i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l analista se estructura en<br />
la capacidad <strong>de</strong> escucha <strong>de</strong>l habla <strong>de</strong>l otro-en estado<br />
naciente- en la intervención que mantiene acceso<br />
al diálogo vivo y en la posibilidad <strong>de</strong> ejercer el<br />
trabajo don<strong>de</strong> la categoría <strong>de</strong> provisionalidad <strong>de</strong> los<br />
8 Cita <strong>de</strong> Daniel Gil en el libro <strong>de</strong> Viñar<br />
“Psicoanalizar hoy”.<br />
9 Green, A.(2005) “I<strong>de</strong>as directrices para<br />
un psicoanálisis contemporáneo”.<br />
LA HOSPITALIDAD EN FRONTERAS... • CECILIA RODRÍGUEZ<br />
61
conceptos <strong>de</strong>linean nuestro campo.<br />
En todo esto se pone en juego nuestra<br />
hospitalidad, que en términos <strong>de</strong> Derrida implica<br />
la apertura a lo extranjero, que en este contexto<br />
entiendo también lo extranjero que no es mi propio<br />
pensamiento, pero que puedo acoger para tratar <strong>de</strong><br />
compren<strong>de</strong>r y ampliar el mío.<br />
Esta forma <strong>de</strong> hospitalidad implica abrirse ante<br />
las vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otro, aunque esto nos lleve por<br />
sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>sconocidos, lo cual, siempre es así,<br />
cuando no trabajamos protegidos en las trincheras<br />
<strong>de</strong> nuestras teorías.<br />
Sin esa hospitalidad, nuestro trabajo no sería<br />
posible, y esto exige un gran compromiso <strong>de</strong> cada<br />
analista, puesto que abrirse a otro sin esperar que<br />
se a<strong>de</strong>cue a nuestros códigos, lenguaje y preceptos,<br />
requiere una apertura que no es sencillo sostener,<br />
y que sin embargo, en nuestra profesión es<br />
imprescindible. Sobre todo, porque al abrirnos a<br />
otros, algo <strong>de</strong> nosotros se abre para <strong>de</strong>jar que lo<br />
extranjero nos habite. ¿No es esto lo que se pone en<br />
juego en cada encuentro analítico? La resistencia<br />
<strong>de</strong>l propio analista pue<strong>de</strong> enmascararse <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
su persistencia en la búsqueda <strong>de</strong> asociaciones y<br />
eslabones en el discurso en lugar <strong>de</strong> abrirse a esa<br />
hospitalidad que nos expone a abrirnos a vivir<br />
con el otro sus incertidumbres y sufrimientos, sus<br />
locuras y angustias más terribles, nos expone a<br />
ser <strong>de</strong>positarios <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong>l odio, ambos en sus<br />
formas más <strong>de</strong>spiadadas, y con todo ello, también<br />
a ubicarnos nosotros mismos en los límites <strong>de</strong><br />
nuestras propias fronteras.<br />
Volviendo a la cuestión puntual, <strong>de</strong>l psicoanálisis<br />
o psicoterapia, reconozco las diferencias, pero me<br />
parecen más importantes las coinci<strong>de</strong>ncias que<br />
son las que sostienen el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> un proceso<br />
analítico. La frecuencia, duración <strong>de</strong> la sesión, y<br />
todo lo que enmarca los encuentros, son necesarios<br />
e imprescindibles para establecer los limites<br />
requeridos que se <strong>de</strong>linean para po<strong>de</strong>r trabajar en<br />
una modalidad u otra.<br />
Sin embargo, por sí sólo el encuadre no<br />
garantiza nada si no se cuenta con los recursos <strong>de</strong>l<br />
propio analista para servirse <strong>de</strong>l encuadre, el que<br />
se convenga, ya sea psicoanálisis o psicoterapia,<br />
para <strong>de</strong>tonar un proceso que realmente ponga al día<br />
los fantasmas, los <strong>de</strong>lirios y todas las turbulencias<br />
afectivas <strong>de</strong> cualquier viaje, verda<strong>de</strong>ramente<br />
analítico.<br />
62<br />
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NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
“Entre el analista y el analizante<br />
solo intercambian letras”<br />
(Lacan 1983) Seminario XX<br />
momento <strong>de</strong> concluir.<br />
El sujeto recurre al análisis a causa <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong><br />
amor...La palabra analítica, por ser un discurso<br />
amoroso,...le confiere su eficacia,...”<br />
Al comienzo era el amor.<br />
(Kristeva, 1986)<br />
“El amor es un crimen que no pue<strong>de</strong> realizarse sin<br />
cómplice”<br />
(Bau<strong>de</strong>laire) Pequeños poemas en prosa.<br />
Al cerrar la puerta <strong>de</strong>l consultorio al finalizar el<br />
día, el analista se sienta al filo <strong>de</strong>l diván, así,<br />
en “asociación libre” recupera fragmentos <strong>de</strong> las<br />
sesiones <strong>de</strong>l día y <strong>de</strong> la vida, y se interroga. Es el<br />
momento <strong>de</strong>l pensamiento (como lo harían Freud y<br />
Bion), <strong>de</strong>l rearmado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la intensidad <strong>de</strong> las<br />
sesiones, encontrar un anclaje teórico o simbólico<br />
al torbellino pasional.<br />
Es al filo <strong>de</strong>l diván don<strong>de</strong> persiste en su<br />
reflexión, ya que es allí don<strong>de</strong> se pue<strong>de</strong> pensar y<br />
tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r, al filo <strong>de</strong> su diván <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que<br />
el paciente ha salido y resurgen en otra dimensión<br />
los pacientes <strong>de</strong> hoy y los <strong>de</strong> ayer, atenuados por la<br />
imagen, al filo <strong>de</strong>l diván <strong>de</strong> su analista al momento<br />
<strong>de</strong> levantarse y <strong>de</strong>jar atrás la asociación libre, al filo<br />
<strong>de</strong>l diván don<strong>de</strong> piensa junto a su supervisor. Nunca<br />
en el diván ni tras el diván pues esos lugares son <strong>de</strong><br />
vivencia, no <strong>de</strong> pensamiento que obtura.<br />
El analista se pegunta entonces, pensando en<br />
ese último paciente, ¿dón<strong>de</strong> estamos, qué suce<strong>de</strong>?<br />
Al Filo <strong>de</strong>l Diván<br />
Interrogaciones sobre la clínica<br />
es un paciente joven <strong>de</strong> 34 años,<br />
hace un año que asiste tres veces<br />
por semana, un paciente con un<br />
psiquismo poco estructurado,<br />
que se sienta frente al analista, ninguna vez se ha<br />
recostado en el diván. En la sesión <strong>de</strong> hoy, el analista<br />
no podía mantenerse <strong>de</strong>spierto, por momentos le<br />
invadía la angustia <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>r seguir lo que se le<br />
comunicaba con palabras, en la letra, en el texto;<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> encontrarse diciendo algo como si<br />
estuviese hablando dormido, y tratando <strong>de</strong> no hacer<br />
bizcos porque los ojos se le cerraban. Al <strong>de</strong>spedir al<br />
paciente, que por cierto no hace ningún comentario<br />
<strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>l analista, ya se encontraba totalmente<br />
<strong>de</strong>spabilado, eso sí, con una <strong>de</strong>sazón, que lo lleva a<br />
sentarse al filo <strong>de</strong>l diván. Se interroga, ¿qué sucedió,<br />
o qué suce<strong>de</strong>? ¿Es la contratransferencia?, ¿se trata<br />
<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación proyectiva?, ¿objetos muertos <strong>de</strong>l<br />
paciente recordando a Klein o a Cesio?, ¿alguna<br />
dificultad <strong>de</strong> hacerse cargo <strong>de</strong> algo abrumador?,<br />
¿<strong>de</strong> este paciente, <strong>de</strong>l anterior? ¿Evasión o traba <strong>de</strong>l<br />
analista por la transferencia <strong>de</strong>l paciente, como diría<br />
Lacan?; ¿fue un quiebre psicótico <strong>de</strong>l analista, algo<br />
para tratarse en su análisis y que no le correspon<strong>de</strong><br />
al paciente?; este paciente, ¿es paciente para<br />
análisis? Él, el analista ¿está ubicado en la técnica<br />
psicoanalítica? o será que al encontrarse cara a cara<br />
con el paciente ¿no se permite una tarea netamente<br />
analítica?, ¿cómo es que se trabaja en psicoanálisis?<br />
El análisis se juega en la pasión, consi<strong>de</strong>ro<br />
que ese es punto nodal <strong>de</strong>l trabajo psicoanalítico,<br />
que lo que hace a las psicoterapias es el diferente<br />
posicionamiento <strong>de</strong>l analista o el terapeuta.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
63
El terapeuta, si se quiere psicoanalítico, trabaja<br />
integrado a un nivel <strong>de</strong> pensamiento secundarizado.<br />
El psicoanálisis es un extraordinario medio para<br />
captar en lo más profundo el sentido oculto <strong>de</strong><br />
los fenómenos humanos (M’Uzan, 1995), solo<br />
se concibe el psicoanálisis con la aceptación <strong>de</strong><br />
la hipótesis <strong>de</strong>l inconsciente, que se enlaza a lo<br />
imaginario <strong>de</strong> la representación y a lo real que<br />
lo exce<strong>de</strong>, lo real solo se bor<strong>de</strong>a pero no se hace,<br />
no se atrapa, se le pue<strong>de</strong> leer por sus enlaces, se<br />
le da sentido con lo imaginario, pero quedarnos<br />
allí , con la palabra que explica o con la imagen,<br />
es ya no hacer psicoanálisis, es hacer sugestión,<br />
o psicoterapia (Vegh, 2006). Para consi<strong>de</strong>rar un<br />
tratamiento psicoanalítico se requiere que el analista<br />
esté dispuesto a recibir la compleja riqueza <strong>de</strong>l<br />
inconsciente. El dispositivo analítico, diván, número<br />
<strong>de</strong> sesiones y hasta la asociación libre, solo facilitan<br />
el acceso a la producción <strong>de</strong>l inconsciente, pero el<br />
requisito indispensable, afirmo, se encuentra en la<br />
escucha, circunscrita en ésta, el posicionamiento <strong>de</strong><br />
la pareja analítica.<br />
Y ¿que escucha un psicoanalista, dón<strong>de</strong> y cómo<br />
se coloca para escuchar? esto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> netamente<br />
<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a que se tenga sobre el inconsciente,<br />
sobre la metapsicología y, fundamentalmente <strong>de</strong> la<br />
capacidad <strong>de</strong>l analista para acce<strong>de</strong>r a los fenómenos<br />
inconscientes, <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> alterar, tanto<br />
económica como tópica, su funcionamiento<br />
psíquico, como lo señala M’Uzan, el analista no<br />
es un personaje neutro o impávido, pues participa<br />
cabalmente en una aventura que no está exenta,<br />
para él, <strong>de</strong> riesgos, y que le exige una tolerancia<br />
al no saber (Lacan, 2003), (Mannoni, 1989), hasta<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la aventura, podrá contar, teorizar y fijar<br />
sus adquisiciones provenientes <strong>de</strong> la experiencia<br />
clínica, mientras se encuentra tras el diván solo<br />
pue<strong>de</strong> borrase, involucrarse en la experiencia<br />
emocional, dicho al estilo <strong>de</strong> Bion (Bion W. , 1987).<br />
Para participar en la experiencia emocional<br />
como analista se ha dicho que se <strong>de</strong>be “hacer<br />
silencio en, sí”, “<strong>de</strong>jarse habitar”, “prestar el<br />
cuerpo”, “<strong>de</strong>clinar el lugar <strong>de</strong>l sujeto supuesto<br />
saber o <strong>de</strong>l petit a”, todas estas expresiones,<br />
suenan taaan románticas, taaan generosas, ¡mmm...<br />
bocado <strong>de</strong>licioso para la imagen narcisista!,<br />
paradójicamente, llevarlo a cabo es justo un golpe<br />
<strong>de</strong> knock-out al narcisismo primario, ya que la<br />
escucha analítica que llevará a la producción <strong>de</strong>l<br />
inconsciente, a una interpretación y a lo que se<br />
llama un acto analítico, solo se consigue “leyendo”<br />
la transferencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la puesta en escena,<br />
64<br />
trabajando en transferencia, para que una vez así<br />
convocada la pulsión podamos leer a la letra, como<br />
lo indica Lacan. El fenómeno <strong>de</strong> la transferencia<br />
es un momento creativo, André Green ha <strong>de</strong>scrito<br />
con la expresión <strong>de</strong> “procesos terciarios”, para<br />
explicar ese lugar que no es ni interno al analizante<br />
o al analista, ni externo a uno o al otro, sino que<br />
está entre ellos. De estas i<strong>de</strong>as y siguiendo la línea<br />
<strong>de</strong> varios analistas que han tratado el tema, como<br />
Vegh (Vegh, 2006), Kristeva (Kristeva, 1986) al<br />
hablar <strong>de</strong> lo semiótico y Aulagnier con lo originario<br />
o los Botella y la regresión formal (Botella, Cesar<br />
y Bottella Sara, 1997), trataré <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir lo que<br />
pasa por la mente <strong>de</strong>l analista para tener acceso e<br />
influir sobre el inconsciente, ya que si consi<strong>de</strong>ramos<br />
que el inconsciente es inaprehensible por vía <strong>de</strong> lo<br />
imaginario ni lo simbólico tendremos que enten<strong>de</strong>r<br />
cómo es que a diferencia <strong>de</strong>l terapeuta el analista<br />
se pone como objetivo el <strong>de</strong>scubrimiento más<br />
profundo posible <strong>de</strong> los procesos intrapsíquicos<br />
inconscientes, a través <strong>de</strong> lo que revelan la<br />
asociación libre en el paciente y la atención<br />
parejamente flotante en el analista (Green, 2005).<br />
Primeramente y como se <strong>de</strong>ja traslucir <strong>de</strong> los<br />
epígrafes, se trata <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> dos sujetos que<br />
hablan, aunque sabiendo que en su hablar no se<br />
dice todo, pero que se encuentran en un juego <strong>de</strong> la<br />
pasión acordando no actuar, la pareja analítica solo<br />
adquiere sentido gracias al espacio <strong>de</strong>l encuadre<br />
y su valor <strong>de</strong> intermediario, campo <strong>de</strong> fenómenos<br />
transicionales y <strong>de</strong> intercambio limitado al “hablar<br />
y no hacer”, ya que así se tiene el caldo <strong>de</strong> cultivo<br />
<strong>de</strong> la transferencia, sedimento <strong>de</strong> la realización<br />
alucinatoria <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos, y ésta a su vez ingrediente<br />
fundamental <strong>de</strong>l fantasma y <strong>de</strong>l inconsciente<br />
(Green, 2010).<br />
El analizado y su analista forman una<br />
complicidad, un organismo nuevo, M’Uzan<br />
<strong>de</strong>scribe un sistema <strong>de</strong> pensamiento no<br />
secundarizado, que surge en la mente <strong>de</strong>l analista<br />
en ciertos momentos <strong>de</strong> la sesión, don<strong>de</strong> la<br />
pérdida <strong>de</strong> límites <strong>de</strong>l yo permite una difusión <strong>de</strong><br />
la i<strong>de</strong>ntidad, esta <strong>de</strong>sintegración <strong>de</strong>l sentimiento <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad permiten la comprensión y dan acceso a<br />
los procesos psíquicos inconscientes, se requiere<br />
para el trabajo analítico una alteración económica<br />
y tópica tanto <strong>de</strong>l analista como <strong>de</strong>l paciente. La<br />
vía para posicionarse en este lugar <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia<br />
solo la adquiere el analista que pue<strong>de</strong> soportar la<br />
vacilación <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad, <strong>de</strong> lo imaginario <strong>de</strong>l Yo<br />
(Lacan), así las fronteras <strong>de</strong>l yo y no yo se tornan, y<br />
se encuentra el analista dispuesto a la i<strong>de</strong>ntificación<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
primaria tolerando la <strong>de</strong>spersonalización. Es solo<br />
así, que se crea ese espacio situado en las fronteras<br />
<strong>de</strong>l inconsciente y el preconsciente. A <strong>de</strong>cir <strong>de</strong><br />
una querida supervisora, “soltando amarras”. Solo<br />
soltando amarras la travesía pue<strong>de</strong> comenzar,<br />
solo <strong>de</strong>jando el puerto <strong>de</strong>l saber, que se encuentra<br />
en lo preconsciente. Permitiendo el fading <strong>de</strong>l<br />
yo ya no hay cuentos o relatos estructurados,<br />
los síntomas manifiestos <strong>de</strong> la neurosis <strong>de</strong><br />
transferencia y las representaciones reprimidas<br />
que la animan muestran sus raíces en imágenes<br />
más elementales, menos organizadas entre sí, éste<br />
es el pasaje para encontrarse en cualquier esquina<br />
a una producción <strong>de</strong>l inconsciente. Todo lo que se<br />
haga a otro nivel: <strong>de</strong> traducción, <strong>de</strong> comprensión<br />
o <strong>de</strong>l relato manifiesto etc. queda lejos <strong>de</strong> la tierra<br />
<strong>de</strong>l inconsciente, se leería la letra y no a la letra,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, el analista no es solo el<br />
<strong>de</strong>dicatario y agente provocador <strong>de</strong> la neurosis <strong>de</strong><br />
transferencia, sino un elemento orgánico, parte <strong>de</strong>l<br />
tejido. Se confronta lo pulsional, con su anclaje<br />
corporal con su representación psíquica y la<br />
“realidad” <strong>de</strong> lo enunciado con palabras. Al surgir<br />
la interpretación <strong>de</strong> este lugar, lleva en sí, la carga<br />
pulsional y representacional <strong>de</strong>l analista, embebida<br />
<strong>de</strong> lo pulsional <strong>de</strong> la relación transferencial jugado<br />
en esta creación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l encuadre, será el agente<br />
activo <strong>de</strong> la curación. (La forma en que trabaja el<br />
psicoanálisis con la palabra, afecto y ca<strong>de</strong>ncia,<br />
será tema <strong>de</strong> otra investigación que ya iniciamos e<br />
interrogarnos).<br />
Consi<strong>de</strong>remos entonces que este procedimiento<br />
don<strong>de</strong> el yo se pier<strong>de</strong>, la conciencia se oscurece y los<br />
referentes usuales se diluyen, está profundamente<br />
ligado tanto al inconsciente, a la pulsión, como la<br />
memoria afectiva o <strong>de</strong> experiencias sensibles, la<br />
parte semiótica que <strong>de</strong>scribe Kristeva (Kristeva,<br />
1986). Por lo mismo, precipita también al peligro<br />
<strong>de</strong> actuar lo pulsional, que se ha hecho actual,<br />
palpitante. Ante esta sensación <strong>de</strong> vértigo, el<br />
analista intenta salir a flote pensando, el yo retorna,<br />
con sus interpretaciones en proceso primario o<br />
secundario, ¡ah! fin <strong>de</strong>l viaje, ó solo un momento <strong>de</strong><br />
esparcimiento en un puerto seguro.<br />
Si el viaje no es tolerado (por cualquiera <strong>de</strong> la<br />
pareja analítica, pero principalmente por el analista)<br />
o es <strong>de</strong>masiado corto, el pensamiento que nos saca<br />
a flote, en lugar <strong>de</strong> procesar y metabolizar con una<br />
interpretación cargada <strong>de</strong> afecto solo obtura o, si no<br />
regresa a puerto a tiempo con la seguridad <strong>de</strong> un<br />
timón firme y orientado (por su propio análisis y<br />
castración) cae en la acción hacia la satisfacción,<br />
en la perversión. Es así, que el trabajo analítico es<br />
como dice Kristeva (Kristeva, 1986) un trabajo <strong>de</strong><br />
amor, que vulnera al analista en su narcisismo para<br />
ejercer su difícil arte, que basado en la escucha y<br />
en la palabra, vuelve actual lo que era potencial,<br />
el análisis es un acto <strong>de</strong> amor, en este sentido acto<br />
amoroso, y el poeta Bau<strong>de</strong>laire señala sabiamente<br />
que solo se pue<strong>de</strong> realizar con un cómplice.<br />
En cuanto al analista que se encuentra al filo<br />
<strong>de</strong>l diván repensando sobre su paciente soporífico,<br />
ya ha asistido con su <strong>de</strong>sconcierto y angustia a su<br />
análisis <strong>de</strong>l que no pue<strong>de</strong> recordar si su analista<br />
dijo algo al respecto o si no dijo nada. En el<br />
siguiente encuentro con su paciente, éste comenta<br />
<strong>de</strong> entrada, suspirando mientras se sienta: “Ay que<br />
rico llegar, hoy ha sido un día muy activo, no he<br />
parado (el clima afectivo es muy vivaz)”, al analista<br />
se le presenta su propia imagen, <strong>de</strong> hace algunas<br />
horas, tomando un café cargado antes <strong>de</strong> iniciar<br />
el trabajo vespertino, como tratando <strong>de</strong> quitarse <strong>de</strong><br />
encima cualquier resto <strong>de</strong> pesa<strong>de</strong>z, el analista dice:<br />
“Hoy has estado huyendo, ¿<strong>de</strong> qué?” (El rostro <strong>de</strong>l<br />
paciente que por lo general tiene un gesto como <strong>de</strong><br />
máscara <strong>de</strong> sonrisa, se tensiona un poco y se relaja,<br />
ya no se ve acartonado) dice: “siempre siento que<br />
tengo algo <strong>de</strong>ntro, a veces más cerca y a veces lo<br />
puedo mantener más lejos, pero es algo que siempre<br />
me acompaña, algo como, no sé, como dormido,<br />
pero como malo...”<br />
El analista aún no sabe <strong>de</strong> qué se trata el sopor,<br />
pero su experiencia nos permite mostrar que no<br />
se pue<strong>de</strong> permanecer insensible a la catarata <strong>de</strong><br />
sufrimientos que en ocasiones <strong>de</strong>bemos presenciar,<br />
y que el intercambio <strong>de</strong> la letra que menciona Lacan<br />
(Lacan, 1983), <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse como lo que insiste<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la letra, lo que finalmente es lo insistente <strong>de</strong>l<br />
inconsciente, la pulsión, la pasión. No es una letra<br />
muerta lo que se vive sobre el terreno <strong>de</strong>l análisis,<br />
sobre la transferencia, consi<strong>de</strong>rando que no es solo<br />
repetición sino pulsión, el analista sabe que el trabajo<br />
con sus pacientes <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> fundamentalmente <strong>de</strong> sus<br />
influencias, no sugestivas, no se trata <strong>de</strong> su saber,<br />
(este le sería útil en la psicoterapia, en la educación<br />
o en la sugestión), se trata <strong>de</strong> su funcionamiento<br />
mental, para tratar <strong>de</strong> explicar lo que tiene que estar<br />
en juego en un psicoanálisis, me gusta pensar en lo<br />
que Freud <strong>de</strong>scribió <strong>de</strong>l block maravilloso, cómo<br />
escribiendo <strong>de</strong> un lado, influimos en la impronta<br />
en otro lado, solo po<strong>de</strong>mos hacer la marca sobre la<br />
cara externa y nunca estamos en contacto directo<br />
ni vemos <strong>de</strong> manera pura el fondo maleable, pero<br />
<strong>de</strong> alguna manera se toca, y la irradiación <strong>de</strong> esta<br />
AL FILO DEL DIVÁN... • ADRIANA LIRA RAMÍREZ<br />
65
marca será <strong>de</strong>sconocida. Como suce<strong>de</strong> con otra<br />
metáfora, la <strong>de</strong> un instrumento musical que al<br />
tocarlo y generar la vibración a cierta intensidad<br />
y estando a una distancia a<strong>de</strong>cuada, hace vibrar y<br />
sonar a otro instrumento sin tocarlo, claro que no<br />
suena igual, pero hay un camino asintótico en los<br />
tonos. Así es como consi<strong>de</strong>ro que <strong>de</strong>be trabajar el<br />
analista para producir el inconsciente, producir la<br />
vibración vibrando.<br />
Ahora bien, la vibración letárgica <strong>de</strong> nuestro<br />
analista, la po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r por permitir<br />
ser afectado, en esta creación conjunta <strong>de</strong> la<br />
pulsión <strong>de</strong>l paciente, o...no, el sueño se <strong>de</strong>be a<br />
la <strong>de</strong>fensa primitiva <strong>de</strong>l yo ante la sensación <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>smantelamiento, con el adormecimiento se logra<br />
un bloqueo al <strong>de</strong>samarre evadiendo el contacto<br />
con la intensidad <strong>de</strong> la sensación, o...no. Estas<br />
explicaciones y la teoría son la metonimia que<br />
aparece ante lo <strong>de</strong>sconocido (Bion W. R., 1982),<br />
ante lo incognoscible <strong>de</strong>l inconsciente, con ellas<br />
nos agarramos fuerte <strong>de</strong> un peldaño, pero lo que<br />
hace a este trabajo y a la clínica psicoanalítica es la<br />
interrogación. Así que sigamos al filo <strong>de</strong>l diván, al<br />
filo <strong>de</strong>l inconsciente. La permanente interrogación<br />
es el corazón <strong>de</strong> nuestra práctica.<br />
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Vegh, I. Las letras <strong>de</strong>l análsis.<br />
Buenos aires: Paidós, 2006.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
El prejuicio, sus efectos en la clínica psicoanalítica<br />
Consi<strong>de</strong>ro que como<br />
analistas, en cada<br />
aventura analítica <strong>de</strong>bemos<br />
arriesgarnos a reconstruir<br />
nuestros propios prejuicios y permitirnos entrar en el<br />
espacio enigmático, dudoso <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> nosotros,<br />
pues solo así, el paciente verá que es posible tomar<br />
el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>batirse y enfrentarse a sí mismo para<br />
llegar a tomar conciencia <strong>de</strong> los prejuicios que lo<br />
habitan y que impi<strong>de</strong>n su transformación.<br />
El prejuicio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista psicoanalítico<br />
La complejidad <strong>de</strong> los procesos inconscientes<br />
<strong>de</strong>l prejuicio nos obliga a tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
sus orígenes inconscientes. No <strong>de</strong>bemos olvidar que<br />
la constitución <strong>de</strong>l sujeto se inicia en lo que Freud<br />
<strong>de</strong>nominará (1878) “El Complejo <strong>de</strong>l Semejante”,<br />
en don<strong>de</strong> el otro, el semejante, es el primer objeto<br />
satisfactor y hostil.<br />
Es a partir <strong>de</strong> estas experiencias con el objeto<br />
que en cada sujeto se constituye el amor y el odio.<br />
El amor aparece a partir <strong>de</strong> la huella que <strong>de</strong>ja el<br />
objeto satisfactor y será transcrito en la psique<br />
en representaciones que tendrán el sentido <strong>de</strong>l<br />
conocido, el amigo, el socio, el protector. En cambio,<br />
el odio aparecerá a partir <strong>de</strong> la huella que <strong>de</strong>ja el<br />
objeto hostil; esa parte <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> nosotros<br />
que siente un perjuicio original en don<strong>de</strong> el objeto<br />
nos ha dañado en su ausencia, en su frustración.<br />
Esa huella se transforma<br />
en representaciones que<br />
serán parte <strong>de</strong> nuestros<br />
prejuicios. Así el extraño,<br />
el hostil, el extranjero- los nombraremos <strong>de</strong><br />
diferentes formas- <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la subjetividad y la<br />
cultura en la que estemos inmersos. Por eso, para<br />
algunos ese objeto hostil, extraño, es <strong>de</strong>positado en<br />
el negro; para otros en el judío, el nazi, el jorobado,<br />
lo femenino, la locura.etc. Es esa parte <strong>de</strong>sconocida<br />
<strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> nosotros que se proyecta en el otro,<br />
ella, representa la parte peligrosa que nos persigue<br />
y que expulsamos afuera, colocándola en el otro.<br />
Encontrar un ser semejante a nosotros, pero a la vez<br />
diferente, nos genera el sentimiento <strong>de</strong> lo extraño,<br />
<strong>de</strong>l caos <strong>de</strong> lo incomprensible.<br />
En el trabajo sobre “Lo ominoso” Freud<br />
(1919) dice: “Lo rechazado en el otro correspon<strong>de</strong><br />
a algo propio no admitido como tal por el sujeto.<br />
Así lo conocido, íntimo (Heimlich), se transforma<br />
en lo <strong>de</strong>sconocido y extraño (Unheimlich). En<br />
la inquietante extrañeza, lo que retorna es algo<br />
familiar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, <strong>de</strong>venido extraño por el<br />
proceso represivo. Así lo siniestro, el <strong>de</strong>sconocido<br />
y extraño están <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> nosotros.<br />
Solo en la posibilidad <strong>de</strong> ser extranjeros <strong>de</strong><br />
nosotros mismos, podremos superar el horror<br />
frente a la diferencia, procesaremos la posibilidad<br />
con la alteridad y podremos cuestionar nuestros<br />
prejuicios.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
67
El prejuicio en el proceso analítico<br />
El prejuicio aparece en la mente tanto <strong>de</strong>l<br />
paciente como <strong>de</strong>l analista, cada uno trae su propia<br />
escena <strong>de</strong>l inconsciente, su constelación edípica,<br />
sus creencias culturales y familiares, e inclusive<br />
en el mundo psicoanalítico cada quien escucha al<br />
paciente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su postura teórica. Me parece, que<br />
sea cual fuere la teoría implícita con la que estemos<br />
pensando el proceso <strong>de</strong> nuestros pacientes, en ella<br />
inevitablemente se vehiculizan nuestras propias<br />
experiencias vitales, nuestras i<strong>de</strong>ologías.<br />
Consi<strong>de</strong>ro que el analista <strong>de</strong>be conducirse <strong>de</strong><br />
acuerdo con la regla <strong>de</strong> abstinencia y neutralidad,<br />
y atenerse a la tarea <strong>de</strong> guiar el proceso <strong>de</strong> la cura<br />
por los caminos <strong>de</strong> la dialéctica transferenciacontratransferencia.<br />
Por eso, si el analista llegara a<br />
tener un caso en el que evaluara la imposibilidad <strong>de</strong><br />
abstenerse <strong>de</strong> una con<strong>de</strong>na moral <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong>l<br />
paciente, no <strong>de</strong>be aceptar ese caso en análisis. Debe<br />
abstenerse <strong>de</strong> analizar.<br />
En los sesenta Aberastury <strong>de</strong>cía que “jamás<br />
tomaría en análisis a un nazi”. Cada quien <strong>de</strong>be<br />
pensar con quien podría trabajar sin lastimar al<br />
ser humano que tiene enfrente o <strong>de</strong> lo contrario<br />
abstenerse <strong>de</strong> hacerlo. ¿Quién podría-digamos-<br />
trabajar con un torturador? ¿Se pue<strong>de</strong> analizar a<br />
alguien que tortura, sin volvernos su cómplice?<br />
Estas situaciones parecen tener respuestas<br />
claras. El problema aparece cuando el paciente<br />
ya está en análisis y no se trata <strong>de</strong> aceptar o no<br />
el caso. Por ejemplo, cuando un paciente tiene<br />
“comportamientos nazis”, ¿se analizan o no? Y<br />
en realidad ¿qué se quiere <strong>de</strong>cir con analizarlos?<br />
¿Interpretarlos? Me parece que es preciso efectuar<br />
una intervención para mostrar al paciente sus<br />
<strong>de</strong>sobjetalizaciones narcisistas, y que el analista<br />
es otro que existe, pero traducido a su mundo<br />
intrapsíquico. Aquí, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>l discurso<br />
<strong>de</strong>l paciente, podrían <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse los diferentes<br />
tipos <strong>de</strong> intervención: Me ves como tu torturador<br />
o estas siendo mi torturador, mi socio o mi rival.<br />
Y un problema más: es importante reconocer<br />
cuando el prejuicio <strong>de</strong>l analista <strong>de</strong>viene un<br />
obstáculo para enten<strong>de</strong>r el contenido <strong>de</strong>l material<br />
inconsciente, situación que impacta tanto en la<br />
contratransferencia como en las posibilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> su escucha. El analista <strong>de</strong>be estar listo para<br />
analizar y metabolizar la parte extraña <strong>de</strong> sí<br />
mismo que hace su aparición en el proceso.<br />
Cuando en mi propio consultorio me <strong>de</strong>scubrí<br />
68<br />
intentando dar respuesta a tales preguntas<br />
y enfrentando las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estas<br />
circunstancias, <strong>de</strong>cidí elaborar una viñeta <strong>de</strong>l<br />
proceso para po<strong>de</strong>r compartir y pensar inquietu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> estas experiencias analíticas.<br />
Llega a mi consultorio una paciente <strong>de</strong>bido a la<br />
enorme angustia que le produjo estar embarazada<br />
<strong>de</strong> un varón y por la aparición <strong>de</strong>l pensamiento<br />
compulsivo <strong>de</strong> rechazo, maltrato y fantasías <strong>de</strong><br />
matar al futuro bebé. Me encuentro con una mujer<br />
<strong>de</strong> una belleza angelical: alta y espigada, cabello<br />
rubio, tez blanca, ojos claros, facciones <strong>de</strong>licadas;<br />
tenía una expresión suave, aunque su mirada era<br />
triste. Sin embargo, cuando comienza a hablar <strong>de</strong><br />
su bebé, siento como si su mirada y su expresión<br />
se endurecieran, se transformaban y se llenaran<br />
<strong>de</strong> una rabia que la <strong>de</strong>sbordaba, su expresión<br />
se convertía en un rostro siniestro. Durante las<br />
primeras sesiones estos cambios siniestros en<br />
su expresión me llevaban a tener sensaciones<br />
contratransferenciales <strong>de</strong> confusión, ambigüedad.<br />
La paciente hablaba <strong>de</strong> su pánico a lastimar<br />
o matar al futuro bebé, <strong>de</strong>l impacto <strong>de</strong> sentirse<br />
así, <strong>de</strong>l dolor que su marido no la apoyara en esta<br />
situación y que solamente la juzgara. Decía que<br />
el marido se quejaba, que ella solamente lo usaba<br />
para quedar embarazada (ya tenían una hija <strong>de</strong> dos<br />
años y estaban esperando al segundo). El marido<br />
<strong>de</strong>cía que ella tenía una relación con su hijita<br />
como si fueran una sola persona; <strong>de</strong> tal manera<br />
que él se quejaba <strong>de</strong> quedarse fuera <strong>de</strong> la diada<br />
madre-hija. La paciente adoraba a su hija, pero no<br />
entendía porque quería <strong>de</strong>saparecer a su hijo. Con<br />
estos temas recurrentes, la paciente no me daba<br />
mucha entrada a preguntar cosas, las sesiones<br />
las llenaba con ese mismo material que parecía<br />
<strong>de</strong>sbordarle.<br />
Des<strong>de</strong> la primera entrevista habíamos<br />
acordado que tendríamos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tres o<br />
cuatro sesiones para <strong>de</strong>cidir si trabajaríamos<br />
juntas; en la cuarta sesión me dice: Me da terror<br />
que usted me rechace, ya está por terminar la<br />
sesión y no me ha dicho nada alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> si<br />
trabajaremos juntas o no.<br />
Durante las sesiones, a mí me invadían emociones<br />
contradictorias; sus cambios radicales <strong>de</strong><br />
expresión, <strong>de</strong> tono y <strong>de</strong> discurso. Veía a una mujer<br />
sufriendo <strong>de</strong>sgarradoramente, y al mismo tiempo,<br />
era muy impactante ver cómo transformaba su<br />
expresión, <strong>de</strong> triste y suave, a una expresión fría y<br />
siniestra, cuando hablaba <strong>de</strong> cómo podría llegar a<br />
maltratar a su hijo.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Me sentía presa <strong>de</strong> una parálisis interior y no<br />
sabía efectivamente qué <strong>de</strong>cisión tomar. Ignoraba<br />
por qué ella no permitía mi entrada a su historia<br />
personal.<br />
Le dije: ¿Usted frecuentemente es rechazada<br />
por los <strong>de</strong>más o es usted quien tiene miedo que su<br />
enojo <strong>de</strong>struya las relaciones con ellos, en este caso<br />
conmigo o con su bebé que está por nacer?<br />
Empieza a llorar y respon<strong>de</strong>: No lo sé. En realidad<br />
nunca me acerco a la gente, me da pánico que me<br />
rechacen. Esto que acabo <strong>de</strong> hacer, no sé cómo<br />
pasó; nunca pregunto cómo estoy en la relación<br />
con el otro, no me atrevo.<br />
Aquí se había atrevido. Ciertamente me había<br />
comprometido a tomar una <strong>de</strong>cisión con ella en<br />
la tercera o cuarta sesión. El tiempo estaba por<br />
terminar, y le dije que hablaríamos la próxima vez<br />
sobre eso, pero que me parecía importante que se<br />
hubiera permitido expresar su preocupación, ya<br />
que quizá <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> su comentario estaba el miedo<br />
a que yo me volviera su maltratadora al <strong>de</strong>jarla en<br />
la incertidumbre por más sesiones, es <strong>de</strong>cir, si le<br />
iba a permitir nacer o no como paciente mía, como<br />
quizás ella sentía pánico <strong>de</strong> no lograr permitirle a su<br />
bebé nacer. Lloró mucho aquel día.<br />
Después <strong>de</strong> ese evento terapéutico <strong>de</strong>cidí que<br />
aunque no tenía claro qué pasaba con ella y qué<br />
pasaba conmigo, lo iría <strong>de</strong>scubriendo durante el<br />
proceso. Lo que sí sabía es que sentía a una mujer<br />
profundamente <strong>de</strong>samparada y asustada, que<br />
clamaba ayuda <strong>de</strong>sgarradoramente, por el miedo a<br />
que el <strong>de</strong>sbordamiento <strong>de</strong> su propia rabia y agresión<br />
llegara a maltratar y <strong>de</strong>struir a su hijo.<br />
Lo que fue apareciendo al principio <strong>de</strong>l tratamiento<br />
fue el rechazo a lo masculino y al padre como su<br />
representante, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un tiempo trabajando<br />
juntas aparece que <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l síntoma había un<br />
secreto familiar, una historia transgeneracional <strong>de</strong><br />
convicciones racistas y prejuicios malignos que me<br />
<strong>de</strong>ja perpleja. La paciente me platica lo maltratada<br />
que había sido por sus padres, me dice:<br />
Es que hablar <strong>de</strong> eso me duele mucho… Mis<br />
abuelos me cuentan que ellos veían que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que<br />
nací, mis papás no me querían. Ellos veían que yo<br />
no crecía, que me veía flaquita, que lloraba mucho y<br />
que cada vez que ellos llegaban, la abuela <strong>de</strong>cía:<br />
Esta niña tiene hambre, por eso llora; me daba<br />
<strong>de</strong> comer y yo inmediatamente me tranquilizaba.<br />
Un día llegaron y pasó lo <strong>de</strong> siempre, pero esta<br />
vez ensucié mi pañal y la abuela me cambió y<br />
me vio toda ampollada, tenía las nalguitas todas<br />
agrietadas. Se impactó <strong>de</strong>l estado en que me tenían,<br />
discutió con ellos. Mis padres dijeron: “La niña no<br />
nos importa, si se muere nos da igual”. La abuela<br />
entonces les dijo: “Déjenme llevarme a la niña”.<br />
Ellos me entregaron inmediatamente, diciendo<br />
que yo era insoportable. A partir <strong>de</strong> ese momento,<br />
en que la abuela dijo que tenía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> diez<br />
meses, viví con ellos hasta los siete años, momento<br />
en que mis padres dijeron que me querían <strong>de</strong><br />
regreso en su casa, que yo era hija <strong>de</strong> ellos y no <strong>de</strong><br />
los abuelos. Me tuve que regresar a mi casa, con<br />
mucho sufrimiento.<br />
Mis padres me rechazaron toda la vida.<br />
- ¿Usted tiene alguna hipótesis <strong>de</strong> por qué sus<br />
padres la rechazaron tan radicalmente?<br />
Se hace un silencio sepulcral.<br />
Mi historia es muy difícil.<br />
Al bajar ella la mirada y volverme a ver, al parecer<br />
asustada, confundida, mi sensación volvió a ser<br />
como en las primeras sesiones <strong>de</strong> confusión, <strong>de</strong><br />
estar frente a un enigma, frente a algo no dicho.<br />
Después <strong>de</strong> un largo silencio, la paciente continúa:<br />
- Mire, es que en mi casa hay una situación con los<br />
abuelos que no se habla nunca. Lo que pasa es que<br />
mis abuelos y mi padre son inmigrantes en Chile.<br />
Cuando me dice esto, me inva<strong>de</strong>, una sensación<br />
helada, y pienso: Chile aceptó proteger a algunos<br />
nazis <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la guerra. Mi sensación,<br />
in<strong>de</strong>scriptible, sólo me permite articular: ¿De<br />
dón<strong>de</strong> emigraron? Con dificultad me respon<strong>de</strong>:<br />
“De Alemania”, baja la mirada y me relata:<br />
-Mi abuelo fue nazi. Mi padre lo rechazó siempre<br />
por eso y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> unos años <strong>de</strong> haber emigrado,<br />
él -el padre <strong>de</strong> la paciente- se enamoró <strong>de</strong> una latina.<br />
Los abuelos entraron en cólera: cómo se le ocurría<br />
enamorarse <strong>de</strong> alguien <strong>de</strong> la raza inferior. Él era<br />
un ario <strong>de</strong> la raza superior y <strong>de</strong>bía emparejarse con<br />
alguien como él.<br />
El hijo no soportaba oírlos hablar así y continuó<br />
con la novia, que era una mujer <strong>de</strong> una fisonomía<br />
totalmente latina: baja <strong>de</strong> estatura, <strong>de</strong> cabello castaño<br />
oscuro, ojos negros, piel apiñonada. Después <strong>de</strong> un<br />
tiempo <strong>de</strong> una guerra entre el padre y los abuelos,<br />
estos le dijeron: “Si quieres seguir con la novia te<br />
tienes que ir <strong>de</strong> la casa”. Él se fue y se casó con<br />
aquella mujer.<br />
Después <strong>de</strong> un tiempo <strong>de</strong> ese matrimonio,<br />
padre y abuelos se reconciliaron. A pesar <strong>de</strong> ello,<br />
los abuelos maltrataron a la nuera durante toda la<br />
vida: la insultaron por su aspecto físico, por su color<br />
<strong>de</strong> piel, por su origen; casi no hablaban con ella y la<br />
EL PREJUICIO, SUS EFECTOS EN LA... • MIRIAM GRYNBERG<br />
69
humillaban constantemente. El primer nieto heredó<br />
la fisonomía <strong>de</strong> la madre, y esto los abuelos no lo<br />
soportaron: maldicen al hijo por haberles hecho esa<br />
<strong>de</strong>shonra familiar y el maltrato se hace extensivo<br />
al nieto. En ese clima nace la paciente. Al nacer<br />
totalmente aria, el rechazo recibido por los padres,<br />
por parte <strong>de</strong> los abuelos arios, es <strong>de</strong>positado en<br />
ella. Así, las víctimas <strong>de</strong> los abuelos se vuelven los<br />
torturadores <strong>de</strong> la paciente.<br />
Al oír ese relato quedo perpleja, confundida,<br />
pienso que no quiero que esta historia se repita,<br />
y al mismo tiempo me pregunto: ¿Si yo podré<br />
tratar a la nieta <strong>de</strong> un nazi, siendo hija y nieta <strong>de</strong><br />
sobrevivientes? Y por otro lado, tenía frente a mí<br />
a una mujer sufriendo, suplicando ayuda, con la<br />
que me había comprometido a trabajar. Tratarla me<br />
parecía imposible… pero ya la había aceptado en<br />
tratamiento ¿Qué hacer?<br />
Mientras yo pensaba todo esto las i<strong>de</strong>as y los<br />
sentimientos se me confundían, eran ambiguos.<br />
- ¿Verdad que usted es judía?- me pregunta.<br />
Yo me quedo sin palabras. Hago un silencio, en<br />
don<strong>de</strong> trato <strong>de</strong> recuperarme.<br />
- Yo creo que usted es judía por su apellido y, a<br />
<strong>de</strong>cir verdad, yo siempre escojo a mis doctores<br />
<strong>de</strong> origen judío.<br />
- ¿Por qué?<br />
- No sé, me siento en confianza con ellos, siento que<br />
son gente que sabe enten<strong>de</strong>r el dolor <strong>de</strong>l otro y sabe<br />
ayudar a los <strong>de</strong>más.<br />
La sesión había llegado a su término, yo había<br />
quedado agotada, confundida, por no po<strong>de</strong>r poner<br />
en or<strong>de</strong>n mis sentimientos.<br />
Empecé a pensar el caso. A ver la dificultad que sería<br />
<strong>de</strong>jarla <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber iniciado el tratamiento y,<br />
al mismo tiempo lo difícil que sería continuarlo; la<br />
dificultad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rme volver su victimizadora o su<br />
víctima.<br />
Mi paciente era la que había sido colocada como<br />
la víctima <strong>de</strong> su familia y buscaba <strong>de</strong>sesperadamente<br />
ser ayudada para no repetir el hecho <strong>de</strong> ser la<br />
victimaria <strong>de</strong> su bebé, como había sucedido con<br />
ella. En ese bebé, que todavía no nacía, estaban ya<br />
<strong>de</strong>positados odios, violencia, <strong>de</strong>strucción; era una<br />
criatura inocente que iba a cargar la historia <strong>de</strong> tres<br />
generaciones llenas <strong>de</strong> odio.<br />
Esta mujer quería parar la transmisión <strong>de</strong> esa<br />
<strong>de</strong>structividad en su familia.<br />
Decidí seguir con el caso a pesar <strong>de</strong> lo difícil<br />
que sería para mí, y empezamos a trabajar todo lo<br />
que estaba <strong>de</strong>positado en ese bebé: su confusión,<br />
su intolerancia a la diferencia, cómo ella había<br />
70<br />
aprendido que al diferente había que <strong>de</strong>saparecerlo,<br />
humillarlo, rechazarlo, torturarlo. La paciente me<br />
confesó su confusión entre lo bueno y lo malo en<br />
el mundo.<br />
Me platicó cómo el abuelo bajaba todas las<br />
tar<strong>de</strong>s a un tipo <strong>de</strong> bunker que había construido en<br />
su casa, a tomar y llorar por la Alemania nazi. Y me<br />
hacía preguntas:<br />
- ¿El abuelo está mal o es mi papá el que está mal?<br />
Nunca he querido enten<strong>de</strong>r la historia política <strong>de</strong>l<br />
abuelo y lo que hizo en la guerra. El me rescató<br />
pero sé que mató y lastimó a muchos, entre ellos a<br />
mi padre, a mi madre y a mi hermano.<br />
- ¿Cómo enten<strong>de</strong>r esto sin enloquecer? –le dije.<br />
- Lloró mucho y me dijo ¿No sé que ven mis padres<br />
en mí, a quién ven?<br />
- Quizá al abuelo -le contesté.<br />
- Lloró mucho y me dijo: mis padres siento que me<br />
odian, pero empiezo a enten<strong>de</strong>r que quizá, si tiene<br />
usted razón, no me odian a mí sino lo que ven en<br />
mí, que es a él.<br />
Trabajamos mucho acerca <strong>de</strong> cómo los padres no la<br />
podían ver a ella, y me <strong>de</strong>cía:<br />
- Me siento vacía <strong>de</strong> mí, quizá por eso no puedo<br />
<strong>de</strong>cir que posición tengo en la vida. Mi vida es una<br />
confusión. ¿Soy la hija <strong>de</strong> mis abuelos, o soy su<br />
nieta? ¿Soy el padre <strong>de</strong> mi padre, o soy su hija? ¿Yo<br />
podré ver en mi hijo a él y no a todos ellos?<br />
Empecemos el análisis <strong>de</strong> la viñeta por el<br />
impacto contratransferencial. El peligro que existe<br />
para el analista frente a una novedad totalmente<br />
inesperada es que, al ser la cruda realidad<br />
<strong>de</strong>smantelante <strong>de</strong> nuestras segurida<strong>de</strong>s, po<strong>de</strong>mos<br />
caer en la tentación <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarlas obvias y<br />
tomar una actitud contratransferencial negativa,<br />
prejuiciosa que “disuelva o inmovilice el trabajo<br />
analítico” (Amati 2000).<br />
En el caso relatado necesité movilizar mi mundo<br />
interior, tuve que romper mis certezas y enfrentar<br />
mis dudas, mi confusión. Dice Amati (2000) que<br />
para tratar este tipo <strong>de</strong> casos don<strong>de</strong> aparece en el<br />
tratamiento un fenómeno <strong>de</strong> novedad terrorística,<br />
nuestro primer movimiento es reconocer esto<br />
a través <strong>de</strong> una reacción contratransferencial<br />
<strong>de</strong> confusión y ambigüedad, hay una sensación<br />
<strong>de</strong> ceguera. Así, primero acepté no saber cómo<br />
resolver la situación, abandoné la omnipotencia<br />
<strong>de</strong> aferrarnos a las certezas, a los prejuicios que se<br />
presentan en nosotros cuando nos enfrentamos a<br />
tales <strong>de</strong>safíos terapéuticos.<br />
Me parece fundamental realizar todo este<br />
esfuerzo con el afán <strong>de</strong> recuperar lo antes posible<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
la capacidad <strong>de</strong> pensamiento crítico, preservando<br />
así el sentido <strong>de</strong> nuestro trabajo y continuar con<br />
una intensa elaboración <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ambas.<br />
Para lograrlo, tendríamos que vencer los pactos<br />
silenciosos y los aspectos in<strong>de</strong>cibles <strong>de</strong> lo vivido,<br />
<strong>de</strong> lo transmitido.<br />
Pasemos a la pregunta: ¿Cómo puedo tratar a la<br />
nieta <strong>de</strong> un nazi?<br />
Esta pregunta parece escon<strong>de</strong>r la dificultad<br />
<strong>de</strong> aceptar un paquete tan embrollado, como<br />
diría Bleger. Pero es justamente la aceptación<br />
<strong>de</strong> recibir el “paquete” lo que le permite a la<br />
paciente “utilizar” (como lo entien<strong>de</strong> Winnicott)<br />
al terapeuta judío (como víctima que sobrevive,<br />
como recipiente <strong>de</strong> su confusión), porque se<br />
trata <strong>de</strong> la sobrevivencia <strong>de</strong> su hijo, que parece<br />
representar el judío, la víctima “inocente”, como<br />
ella misma lo fue. Es una pregunta que no solo<br />
evi<strong>de</strong>ncia el impacto contratransferencial, sino que<br />
es a partir <strong>de</strong>l cuestionamiento <strong>de</strong> la analista que se<br />
pue<strong>de</strong> empezar a bor<strong>de</strong>ar lo que la paciente estaba<br />
viviendo <strong>de</strong> aquello <strong>de</strong>l horror, <strong>de</strong> lo ajeno, <strong>de</strong> lo<br />
extraño.<br />
Nos permitió ir <strong>de</strong>splegando los enunciados<br />
con<strong>de</strong>nsados y escondidos. Así la pregunta abre la<br />
posibilidad <strong>de</strong> que aparezca el secreto <strong>de</strong> la historia<br />
no dicha, escindida por parte <strong>de</strong> la paciente. No solo<br />
el secreto <strong>de</strong> la problemática víctima – victimario<br />
y <strong>de</strong> una indiferenciación generacional en don<strong>de</strong><br />
no queda claro quién es quién, ni qué lugar tiene<br />
cada uno en la ca<strong>de</strong>na generacional. Sino también<br />
<strong>de</strong> la transmisión <strong>de</strong>l odio y la imposibilidad <strong>de</strong> la<br />
elaboración edípica, situaciones que no le permitían<br />
a Aline la renuncia a la omnipotencia y daba<br />
lugar, en cambio a una intolerancia a la diferencia<br />
generacional, sexual y <strong>de</strong> alteridad.<br />
Faimberg (1993) nos ayuda a pensar a través<br />
<strong>de</strong> su teorización el caso. Ella nos dice que cuando<br />
hay secretos familiares pue<strong>de</strong>n establecerse<br />
i<strong>de</strong>ntificaciones alienantes en el proceso <strong>de</strong><br />
transmisión transgeneracional. Consi<strong>de</strong>ra que este<br />
tipo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación es una i<strong>de</strong>ntificación alienante<br />
para el yo, en la medida que su causa se encuentra<br />
en la historia <strong>de</strong>l otro. La parte alienada <strong>de</strong>l yo es<br />
i<strong>de</strong>ntificada con la lógica narcisista <strong>de</strong> los padres<br />
según la cual solo se tolera al otro en la medida<br />
en que pueda establecer una validación placentera<br />
<strong>de</strong>l yo. De esta manera el niño es objeto <strong>de</strong> una<br />
intrusión tiránica no solo porque es diferente, sino<br />
sobre todo, y paradójicamente, porque su historia<br />
está ligada a la historia <strong>de</strong> sus padres y <strong>de</strong> todo lo<br />
que rechazan <strong>de</strong> su sistema narcisista.<br />
Consi<strong>de</strong>ro que la paciente fue víctima <strong>de</strong> este<br />
tipo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación puesto que los padres parecen<br />
expulsar en ella el intolerable odio que tienen<br />
por los abuelos, y lo <strong>de</strong>positan en la hija a quien<br />
odian y rechazan. Esta formulación correspon<strong>de</strong><br />
a la fantasía inconsciente <strong>de</strong>l no-yo <strong>de</strong> los padres,<br />
convertida en la i<strong>de</strong>ntificación alienante <strong>de</strong> la hija,<br />
quien pasa a ser el no-yo, y <strong>de</strong>finiéndose <strong>de</strong> ese<br />
modo adquiere una i<strong>de</strong>ntidad negativa. Vemos pues<br />
un doble movimiento en esta trama intersubjetiva:<br />
expulsión <strong>de</strong> la historia traumática <strong>de</strong> los padres y<br />
apropiación por parte <strong>de</strong> la hija, al someterse a un<br />
po<strong>de</strong>r ajeno, su yo queda escindido.<br />
Ella queda llena <strong>de</strong> confusión, <strong>de</strong> ambigüedad,<br />
sin saber quién es quién. Ahora tiene miedo <strong>de</strong><br />
repetir ella en su hijo ese estilo <strong>de</strong> relación narcisista<br />
<strong>de</strong>positándole a él la parte <strong>de</strong> odio que no tolera en<br />
ella, convirtiéndose el hijo en el no-yo <strong>de</strong> ella.<br />
El problema con lo masculino era en parte lo que la<br />
había llevado a tratamiento. Ella traía como primer<br />
enunciado lo masculino que tenía con<strong>de</strong>nsado y<br />
escondido, la problemática que fue <strong>de</strong>splegándose<br />
posteriormente en diferentes enunciados frente<br />
a lo no tolerado, a lo extraño que tendría que ser<br />
rechazado, odiado.<br />
Por eso creo que lo importante es el problema<br />
con la diferencia. La paciente tenía una historia<br />
transgeneracional don<strong>de</strong> no parecía haber cabida<br />
para asumir la diferencia. La alteridad solo podía<br />
existir en la ca<strong>de</strong>na generacional en tanto estuviera<br />
<strong>de</strong>finida por el odio.<br />
Es tal su confusión, que no sabe a veces diferenciar<br />
entre lo bueno y lo malo.<br />
En palabras <strong>de</strong> ella, recor<strong>de</strong>mos cuando dice: ¿El<br />
abuelo está mal o es mi papá el que está mal?<br />
Nunca he querido enten<strong>de</strong>r la historia política <strong>de</strong>l<br />
abuelo y lo que hizo en la guerra. El me rescató<br />
pero sé que mató y lastimó a muchos, entre ellos a<br />
mi padre, a mi madre y a mi hermano.<br />
Con esto po<strong>de</strong>mos ver la complicada situación<br />
<strong>de</strong> la paciente. La confusión es tan severa que<br />
su rescatador, el abuelo, es a la vez el victimario<br />
<strong>de</strong> muchos. Su rescatador tiene una dimensión<br />
maligna, difícil <strong>de</strong> pensar para ella, puesto que al<br />
i<strong>de</strong>ntificarse con él, ella es también portadora tanto<br />
<strong>de</strong> la parte rescatadora como <strong>de</strong> esa parte maligna.<br />
Profunda confusión… enloquecedora. ¿De qué es<br />
portadora ella?<br />
A pesar <strong>de</strong> toda esta dificultad, una esperanza<br />
con esta paciente es que ella era la única <strong>de</strong> todo el<br />
grupo familiar que se había atrevido a pedir ayuda, a<br />
introducir una mirada externa a todo el conglomerado<br />
EL PREJUICIO, SUS EFECTOS EN LA... • MIRIAM GRYNBERG<br />
71
transgeneracional; <strong>de</strong>seaba <strong>de</strong>sesperadamente no<br />
repetir la historia en su hijo. Aline buscaba un lugar<br />
don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r parar y transformar la <strong>de</strong>vastadora<br />
historia transgeneracional que traía a cuestas.<br />
Todo esto me lleva a reflexionar en el espacio<br />
transferencial: en como ella buscó para establecer<br />
un vínculo transferencial a una mujer judía en<br />
don<strong>de</strong> se pudiera poner en escena el conflicto. Así<br />
se establece la posibilidad <strong>de</strong> repetir la historia<br />
tiránica <strong>de</strong> intrusión víctima-victimario, <strong>de</strong><br />
confusión entre quién es quién y <strong>de</strong> ambigüedad en<br />
el vínculo, pero también se juega la esperanza <strong>de</strong><br />
que pudiéramos elaborar y metabolizar el paquete<br />
que me <strong>de</strong>posita.<br />
Posiblemente la elección <strong>de</strong> una analista judía<br />
está sustentada por la fantasía <strong>de</strong> que solo una<br />
mujer con esas características viviría lo complicado<br />
que para ella era aceptar a su hijo varón. En otras<br />
palabras, para la analista judía representaba una<br />
situación tan difícil como para la paciente, aceptar<br />
y lograr metabolizar el caos que implicaba “estar<br />
embarazada en transferencia <strong>de</strong> una bebé–paciente<br />
como ella”, si esto sucedía la paciente tendría la<br />
esperanza <strong>de</strong> hacerlo también con su propio bebé.<br />
El que yo lograra relativizar mi prejuicio, el<br />
intentar superar en mí, el fantasma <strong>de</strong> repetición en<br />
su aspecto fatalista, le daba a ella la esperanza <strong>de</strong><br />
intentar liberarse <strong>de</strong> la “fatalidad <strong>de</strong> la repetición”.<br />
Con este tipo <strong>de</strong> casos don<strong>de</strong> el paciente es<br />
<strong>de</strong>positario <strong>de</strong> traumas transgeneracionales, las<br />
representaciones <strong>de</strong>l trauma son fragmentarias y<br />
no se integran <strong>de</strong> una manera a<strong>de</strong>cuada (Gomel<br />
1997).<br />
Es la presencia <strong>de</strong>l analista, lo que le permite buscar<br />
al paciente las causas y sentidos que <strong>de</strong>jaron las<br />
marcas <strong>de</strong> la transmisión, que se van integrando y<br />
se van historizando en la historia <strong>de</strong>l sujeto y su<br />
linaje.<br />
Ayudar al paciente a tolerar los espacios <strong>de</strong><br />
reciprocidad arrasados por trauma transmitido<br />
transgeneracionalmente es un paso <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong>l<br />
encuentro terapéutico.<br />
Es necesario trabajar el trauma, el prejuicio que se<br />
produce y su transmisión buscando su elaboración.<br />
Viñar (2008) nos advierte: “Debemos volver a la<br />
memoria, no para llegar al estremecimiento <strong>de</strong>l<br />
terror, sino para reabrir la cuestión <strong>de</strong> quién es mi<br />
prójimo.<br />
Por eso es importante remendar ese <strong>de</strong>sgarro<br />
don<strong>de</strong> el prójimo pueda volver a tener el lugar<br />
imprescindible y único don<strong>de</strong> pueda seguir siendo<br />
humano. El hombre necesita <strong>de</strong>l prójimo para po<strong>de</strong>r<br />
72<br />
ser humano. Debemos estar alertas para respon<strong>de</strong>r<br />
a la ética <strong>de</strong> la responsabilidad con el otro humano.<br />
Es por eso, que este trabajo preten<strong>de</strong> abrir la<br />
problemática acerca <strong>de</strong> qué pacientes estamos<br />
dispuestos a recibir y a continuar con ellos en su<br />
proceso.<br />
Si bien Berenstein (2004) habla acerca <strong>de</strong><br />
“hacer lugar a lo ajeno <strong>de</strong>l otro” y Roustang<br />
(citado por Volnovich) crea la noción <strong>de</strong> la<br />
“pasión por la alteridad”, <strong>de</strong>bemos preguntarnos<br />
¿<strong>de</strong>seamos establecer un proceso analítico con<br />
toda alteridad? Consi<strong>de</strong>ro que hay alterida<strong>de</strong>s<br />
que resultan inadmisibles, pero también <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> esta experiencia terapéutica consi<strong>de</strong>ro que hay<br />
alterida<strong>de</strong>s que pareciendo imposibles, pue<strong>de</strong>n<br />
llegar a ser posibles, si logramos mantener la<br />
escucha <strong>de</strong> la historia que pue<strong>de</strong> estar <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un<br />
enunciado <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad.<br />
Decía Baal Shem(S.XVIII): “El individuo no<br />
es engranaje <strong>de</strong> una máquina monstruosa; le<br />
correspon<strong>de</strong> modificar hasta las leyes que lo<br />
aprisionan…”<br />
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EL PREJUICIO, SUS EFECTOS EN LA... • MIRIAM GRYNBERG<br />
73
La terapia psicoanalítica un nuevo camino<br />
<strong>de</strong>l psicoanálisis<br />
La práctica clínica en la<br />
actualidad nos plantea<br />
el <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> conservar el rol<br />
terapéutico <strong>de</strong>l que nació el<br />
psicoanálisis tomando en cuenta, los reclamos <strong>de</strong> la<br />
vida real. Freud planteaba ya en Nuevos Caminos<br />
<strong>de</strong> la <strong>Psicoterapia</strong>: “Nuestra eficacia terapéutica<br />
no es muy gran<strong>de</strong>, las condiciones <strong>de</strong> nuestra<br />
existencia nos restringen a los estratos superiores<br />
y pudientes <strong>de</strong> nuestra sociedad, y en esta elección,<br />
se apartan <strong>de</strong>l psicoanálisis llevados por toda clase<br />
<strong>de</strong> prejuicios.<br />
Yo añadiría a las sabias palabras <strong>de</strong> Freud,<br />
que son estos los enviados por la exigencia <strong>de</strong><br />
las instituciones educativas, en don<strong>de</strong> el hijo<br />
surge como síntoma, los que muchas veces llegan<br />
al consultorio en busca <strong>de</strong> una cura rápida, no<br />
complicada, <strong>de</strong> mínimo esfuerzo, solicitando se<br />
encaje al hijo en un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> lo que es el alumno<br />
perfecto.<br />
Es ese narcisismo parental, tan complejo, el<br />
que el hijo agujera fracturando su economía, lo<br />
que algunas veces permite que se <strong>de</strong>cidan por una<br />
terapia psicoanalítica que los ayu<strong>de</strong> a restablecer<br />
el narcisismo roto. Sin embargo, no <strong>de</strong>sean<br />
comprometerse mucho ni por mucho tiempo. Es<br />
entonces, cuando la psicoterapia psicoanalítica<br />
pue<strong>de</strong> intervenir en los restos profundos que<br />
representa el hijo por medio <strong>de</strong> la palabra y el<br />
afecto revelando caminos nuevos.<br />
Freud comprendía que la enfermedad mental<br />
no constituía una menor amenaza<br />
para la salud que la enfermedad<br />
física, y soñó que algún día la<br />
sociedad se percataría <strong>de</strong> ello y<br />
entonces “Se crearían lugares <strong>de</strong> consulta a los que<br />
se asignarían médicos <strong>de</strong> formación psicoanalítica,<br />
quienes, aplicando el psicoanálisis, volverían<br />
más capaces <strong>de</strong> resistencia y más productivos a<br />
hombres que <strong>de</strong> otro modo se entregarían a la<br />
bebida, a mujeres que correrían peligro <strong>de</strong> caer<br />
quebrantadas bajo la carga <strong>de</strong> las privaciones, a<br />
niños a quienes sólo les aguardaría la opción entre<br />
el embrutecimiento o la neurosis”.<br />
Prueba <strong>de</strong> su visión profunda es la Clínica<br />
José Sayago <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong><br />
Guadalajara así como muchas otras instituciones<br />
que cumplen esa función.<br />
“Se nos planteará la tarea, prosigue Freud: <strong>de</strong><br />
a<strong>de</strong>cuar nuestra técnica a las nuevas condiciones y<br />
buscar para nuestras doctrinas teóricas la expresión<br />
más simple e intuitiva. Y es muy probable que en<br />
la aplicación <strong>de</strong> nuestra terapia a las masas nos<br />
veamos precisados a alear el oro puro <strong>de</strong>l análisis<br />
con el cobre <strong>de</strong> la sugestión directa. Pero cualquiera<br />
que fuese esta forma futura para él, no cabe duda<br />
<strong>de</strong> que sus ingredientes más eficaces seguirán<br />
siendo los que tome <strong>de</strong>l psicoanálisis 1 .<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
75
Retomando el planteo anterior, no son solo las<br />
masas <strong>de</strong>sprotegidas, las que se benefician <strong>de</strong> la<br />
psicoterapia psicoanalítica sino que a mi parecer<br />
la posmo<strong>de</strong>rnidad y todo lo que en la actualidad<br />
vivimos don<strong>de</strong> se privilegian los bienes materiales<br />
sobre los espirituales, la apariencia externa, la<br />
no frustración y la satisfacción inmediata, ha<br />
producido una sociedad light, superficial como si<br />
y no son muchos los pacientes que están dispuestos<br />
a invertir tiempo, esfuerzo, y tolerar el sufrimiento<br />
implícito a la renuncia pulsional y narcisista que<br />
requiere el psicoanalizarse, por el contrario solo<br />
buscan equilibrios y remiendos mágicos, brujos,<br />
limpias, consi<strong>de</strong>ro que son estos los que pue<strong>de</strong>n<br />
beneficiarse <strong>de</strong> una psicoterapia psicoanalítica que<br />
si bien, los ayu<strong>de</strong> a recuperar el equilibrio pueda<br />
éste ser más a<strong>de</strong>cuado o más sano.<br />
Para los pacientes el motivo <strong>de</strong> consulta es el<br />
sufrimiento, <strong>de</strong>mandan el alivio que les proporciona<br />
la terapia y muchas veces con el simple hecho <strong>de</strong> ser<br />
escuchados y mirados psicoanalíticamente realizan<br />
modificaciones, como si el encuentro entre paciente<br />
y terapeuta produjese una reacción química, he aquí<br />
el influjo <strong>de</strong> la transferencia, <strong>de</strong> esa expectativa<br />
confiada, ensalmo <strong>de</strong> la palabra. No <strong>de</strong>bemos<br />
olvidar que es en el tratamiento <strong>de</strong> la resistencia y la<br />
transferencia don<strong>de</strong> resi<strong>de</strong> la principal característica<br />
<strong>de</strong> la psicoterapia psicoanalítica, aun cuando aquí<br />
difiere su técnica no se interpreta la transferencia<br />
a menos que se conviertan en resistencia y <strong>de</strong>be<br />
conservarse el tono positivo <strong>de</strong> ésta. Y justo lo<br />
que la diferencia <strong>de</strong> los otros tipos <strong>de</strong> psicoterapia<br />
es el conflicto psíquico, capturado en un aspecto<br />
<strong>de</strong>sconocido e inconsciente 2.<br />
Martín, y su madre llegan a consulta porque<br />
el colegio lo impone como requisito. No pone<br />
atención, es distraído, lento, va mal en matemáticas,<br />
no tiene amigos, cuenta con 13 años, pero pareciera<br />
ser menor, es el tercero <strong>de</strong> cuatro hijos. La madre es<br />
una mujer joven, trivial a quien le interesa mucho su<br />
apariencia, cuesta trabajo ponernos <strong>de</strong> acuerdo con<br />
el horario, porque Martín y ella acu<strong>de</strong>n al Spinning<br />
todos los días. A su padre lo asesinaron hace tres<br />
años durante un asalto a su negocio, lugar don<strong>de</strong><br />
vivían. La madre menciona que “estaba con el vicio<br />
y quería jurar” pero los fines <strong>de</strong> semana visitaba un<br />
2 ACERCA DEL PROCESO ANALÍTICO EN<br />
PSICOANÁLISIS Y EN PSICOTERAPIA.<br />
Alain Gibeault Revista Uruguaya <strong>de</strong> Psicoanálisis<br />
2002; 96: 17-23<br />
76<br />
bar en compañía <strong>de</strong>l hermano <strong>de</strong> ella que<br />
es homosexual, regresando al día siguiente<br />
alcoholizado se enojaba <strong>de</strong> la nada y fue muy<br />
celoso. Al morir el padre, Martín cursaba el cuarto<br />
año y entonces iniciaron los problemas con la<br />
escuela.<br />
La primera vez que lo veo, dibuja una casa<br />
con cuatro ventanas, las ventanas no reflejan nada,<br />
solo líneas que dan la impresión <strong>de</strong> limpio pero<br />
vacío, una puerta gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> dos hojas y una puerta<br />
pequeña, un camino negro que conduce a ella,<br />
en el balcón se encuentran dos personas, afuera<br />
un jardín con árboles pequeños, <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> ellos,<br />
cuelga un diminuto columpio, un niño hincado<br />
junto a un perro. Sobre la casa tres nubes, ¿serán<br />
acaso los tres años que han pasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la muerte<br />
<strong>de</strong>l padre?, atraen mi atención seis pájaros negros<br />
que cubren el horizonte, parecieran ser <strong>de</strong> rapiña,<br />
<strong>de</strong> esos que comen carroña, al preguntarle sobre<br />
el dibujo menciona: “Mi mamá y mi papá están<br />
en el balcón oyendo música, en el jardín estoy yo,<br />
jugando con mi perrito (no tiene), la casa tiene dos<br />
puertas porque la chica es la <strong>de</strong>l perro. En el árbol<br />
hay un columpio, me gusta pasearme, son payasos<br />
las líneas negras, refiriéndose a los pájaros”. “Me<br />
siento solo”, prosigue: “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que murió mi papá”.<br />
“Antes ya se habían metido a su negocio. A veces<br />
íbamos a la barranca a caminar. Mi papá siempre<br />
se reía cuando me caía, pero un día se resbalo él y<br />
me empecé a reír. Yo creo que fui el que mas lloró,<br />
nadie se acuerda cuando se enojaba. Pensé que<br />
corrió al ultimo cuarto don<strong>de</strong> esta la computadora y<br />
luego al cuarto <strong>de</strong> mi hermano cuando lo mataron”.<br />
Mi impresión era que había algo extraño, un<br />
sufrimiento por el padre que mataron, al mismo<br />
tiempo que un gusto por que se murió, no solo<br />
ahora tendría el camino libre con la madre y se<br />
instalaría en su lugar, sino que al parecer, el padre<br />
lo condujo a erotizar la relación, <strong>de</strong> ahí el goce al<br />
verlo tirado en el piso, ¿quién <strong>de</strong> los dos per<strong>de</strong>ría<br />
el pene? lucha a muerte agresión erotizada. Una<br />
sensación siniestra me produjo en su dibujo el<br />
camino negro que conducía a la puerta <strong>de</strong> entrada,<br />
oscuridad y negrura en contraste con la brillantes<br />
<strong>de</strong> los cristales, las aves negras <strong>de</strong> rapiña vuelan<br />
sobre la casa aguardando que muera el padre para<br />
<strong>de</strong>vorarlo, pero también acechan al niño, que se<br />
hinca ante el perro que no existe, el cual representa<br />
al padre y la persecución homosexual. Los payasos<br />
correspon<strong>de</strong>n a la manía en la que se refugia frente<br />
a sus afectos, la burla, el triunfo pero también lo<br />
inquietante.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Un parricidio, la homosexualidad rondando,<br />
y un incesto, ¿que hacer? Al ver que existe cierta<br />
angustia y malestar, pero no un gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
modificación interna les propongo una terapia por<br />
seis meses con dos sesiones por semana, pensando<br />
que podrían beneficiarse si lograran encontrar<br />
sentido a estos sentimientos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l incesto<br />
que se hacia presente en el tocar a la madre, en el<br />
placer, persecución y culpa ante el asesinato <strong>de</strong> su<br />
padre y esa relación erotizada que no murió con él,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la relación que la madre propiciaba entre<br />
Martín y el tío homosexual.<br />
Al principio acudía solo el niño, pero al<br />
enterarme <strong>de</strong> que Martín acostumbra ir a dormir con<br />
el hermano homosexual <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong>cido hacerla<br />
entrar, Martín todo el tiempo le dice a su madre:<br />
toca aquí, aquí. Para ambos la seducción, es natural<br />
y la exigencia <strong>de</strong> Martín para con su madre es como<br />
pareja, al señalarlo, sorprendido me respon<strong>de</strong> ¿yo?<br />
Y relata que tiene pus en un pie, ahora la carroña es<br />
el, “estoy sintiendo el pie bien frío, tengo mas <strong>de</strong><br />
3 años con una astilla” justo los años que el padre<br />
tiene muerto.<br />
Abro el tema sobre la homosexualidad <strong>de</strong>l<br />
tío y la complicidad <strong>de</strong> la madre al permitir que<br />
Martín comparta la cama con él, para atraparlo<br />
psíquicamente y nunca <strong>de</strong>jarlo ir, aun cuando el<br />
precio sea convertir a Martín en homosexual, no hay<br />
or<strong>de</strong>n, no hay ley, la madre acu<strong>de</strong> porque la mandan<br />
<strong>de</strong> la escuela, el incesto y la homosexualidad, no le<br />
molestan, que ambicioso pareciera ser el objetivo<br />
<strong>de</strong> la terapia, la madre molesta y sorprendida por lo<br />
que le digo acepta su participación, aparentemente<br />
compren<strong>de</strong>, pero se va <strong>de</strong> vacaciones y Martín<br />
nuevamente, va a dormir a casa <strong>de</strong>l tío y su pareja<br />
homosexual quienes lo llevan a la siguiente<br />
sesión. Lo cual muestra lo difícil que resulta que<br />
la madre renuncie a su satisfacción, a<strong>de</strong>más, el niño<br />
sería también el que actuaría la homosexualidad <strong>de</strong><br />
ella pues admira incondicionalmente a una hermana<br />
que también es homosexual.<br />
Martín chupa todo el tiempo un hilo <strong>de</strong> su<br />
chamarra, pienso en la relación tan intensa que<br />
existe entre los dos, unidos por el cordón umbilical,<br />
el pecho que no suelta, que difícil será que<br />
quiera renunciar a esta relación tan gratificante y<br />
<strong>de</strong>structiva, Martín pregunta, si ya no pue<strong>de</strong> dormir<br />
con el tío y le digo que para él, es muy atractivo<br />
lo que siente y por eso no quiere <strong>de</strong>jarlo, a lo que<br />
respon<strong>de</strong>: “El otro día que dormí con mi tío me caí<br />
<strong>de</strong> la cama y ni sentí, estaba soñando bien raro, que<br />
estábamos en un barco y que le había hecho un<br />
hoyo, pisaba una tachuela y se hundió en la ma<strong>de</strong>ra<br />
y empezó a entrar el agua, <strong>de</strong> esos sueños que no<br />
ves nada, que traes algo que no te <strong>de</strong>jan ver y pues<br />
es bien <strong>de</strong>sesperante que no pue<strong>de</strong>s hacer nada y<br />
también soñaba que tienes que correr bien rápido<br />
y yo voy bien lento y corro y luego me tropiezo<br />
y no me puedo parar, ay no, me <strong>de</strong>sesperan esos<br />
sueños y luego me <strong>de</strong>spertaba y volvía a dormirme<br />
y continuaba el sueño y traía unos lentes amarillos<br />
y no veía nada y me los volvía a poner y casi no<br />
veía nada y la tachuela aparecía en otro lado,<br />
corría y no veía nada, veía algo negro, eran unos<br />
mega lentes como <strong>de</strong> buzo y no veía nada. Martín<br />
se siente <strong>de</strong>sesperado, <strong>de</strong>sesperanzado e inundado<br />
entre la persecución al anhelar la muerte <strong>de</strong>l padre<br />
que lo sedujo y lo atrapó en una agresión erotizada<br />
que no muere, esta a punto <strong>de</strong> ahogarse, entre las<br />
re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la locura y el incesto o es pareja <strong>de</strong> su<br />
madre o <strong>de</strong> ese tío continuación <strong>de</strong>l padre, pesadilla<br />
interminable en la que se hun<strong>de</strong> lentamente, por<br />
eso prefiere no ver y al renegar la castración <strong>de</strong> la<br />
madre se rehúsa a percibir la suya aferrándose a ese<br />
pie-pene putrefacto erotizado, todo es posible hasta<br />
tener los dos sexos como el padre.<br />
Conforme avanza el tratamiento la resistencia<br />
se torna mas intensa, la madre llega un día a sesión<br />
y dice que Martín, no quiere ir más. Lo que no<br />
quieren es ver lo que se comenzó a <strong>de</strong>velar en el<br />
tratamiento, la homosexualidad que inicio en esa<br />
relación purulenta y erotizada con el padre y que<br />
continuo con el tío en un intento <strong>de</strong> escapar <strong>de</strong> lo<br />
pantanoso <strong>de</strong>l incesto y la fusión con la madre y<br />
al no po<strong>de</strong>r renunciar a esa complicidad perversa<br />
tan atractiva, mejor es no saber nada y suspen<strong>de</strong>r,<br />
lo expongo y <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n continuar, sin embargo no<br />
paro ahí poco <strong>de</strong>spués asaltan al hermano mayor<br />
y el que supuestamente vieron don<strong>de</strong> vivían,<br />
era el pretexto i<strong>de</strong>al para mudarse a vivir con la<br />
hermana homosexual <strong>de</strong> la madre y quedar otra vez<br />
pegaditos en una habitación.<br />
Es mi turno, lanzo mi juego y al revelarlo la<br />
madre respon<strong>de</strong>: “ya tengo unos planes hechos y<br />
luego me platicas esto, me siento confundida y me<br />
siento mal, ¿por qué para po<strong>de</strong>r tomar la <strong>de</strong>cisión<br />
tengo que pensar y tardar? Si ya tengo la <strong>de</strong>cisión<br />
y resulta que no se pue<strong>de</strong>, no me puedo ir con mi<br />
hermana, me <strong>de</strong>sespero”.<br />
Conforme avanza el tratamiento, la madre<br />
va mostrando una gran fragilidad, ahora en lugar<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir a los hijos se <strong>de</strong>struye y se persigue<br />
internamente, expresando: “me duele el estomago,<br />
tengo miedo <strong>de</strong> tener cáncer, tuve que buscar apoyo<br />
LA TERAPIA PSICOANALÍTICA UN NUEVO... • LAURA MEJORADA<br />
77
en mis hermanos y con mi mamá, por eso a veces<br />
uno añora una pareja, pero diferente, alguien que<br />
me apoye, que esté. Martín continua amenazado<br />
ante el peligro <strong>de</strong> ser ahora el animal <strong>de</strong>vorado: me<br />
borraron un juego que tenia, es <strong>de</strong> agarrar pociones,<br />
libros y luego tiene una ca<strong>de</strong>nas y unas calaveras<br />
pero con armadura y tienes que matarlos y matar<br />
hombres con armadura y es bien difícil, porque<br />
luego me matan las calaveras. Hace un silencio,<br />
bosteza. Produce sonidos tapándose la boca con la<br />
mano y <strong>de</strong>stapándola aaaa se oye chido no, (como<br />
eco).<br />
Martín aludía a los sonidos <strong>de</strong> sus afectos,<br />
jugar con la luz, rascarse los pies, taparse un ojo<br />
no ver bien, taparse la boca y hacer sonidos para<br />
<strong>de</strong>cir sin hablar. Denunciar lo fétido lo podrido que<br />
lo rondaba, pues era el próximo en caer victima <strong>de</strong><br />
la locura y como en su sueño no se podría levantar<br />
este fue el objetivo <strong>de</strong> la psicoterapia para él.<br />
Finalmente la madre <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> no ven<strong>de</strong>r la casa<br />
y una sesión antes <strong>de</strong> que concluya el tratamiento<br />
menciona que ya tiene pareja y aun cuando es casado<br />
se fracturó la fusión con el hijo, hay un tercero y<br />
Martín lo percibe, ahora tiene más amigos, la madre<br />
le permitió salir porque esta ocupada con su pareja.<br />
Se produjo una modificación interna a través <strong>de</strong><br />
instaurar un limite entre el niño y la madre se lanzó<br />
la libido a otro objeto, se reacomodaron las piezas,<br />
y en este po<strong>de</strong>r tirar los dados nuevamente existe<br />
otra posibilidad que el niño vislumbra jugando:<br />
“cierro mi ojo y pongo la mano así, luego cambio,<br />
lo tapo, cambio <strong>de</strong> mano y con la luz veo que se me<br />
mueve la mano y me pongo aquí en el centro y me<br />
pongo la mano así. No sé si te has fijado que cierras<br />
un ojo y luego vez sombras, se cambia <strong>de</strong> lugar, se<br />
mueve y vez figuras”.<br />
Martín <strong>de</strong>nuncia y ahora pue<strong>de</strong> ver un poco <strong>de</strong><br />
luz en relación a lo que sucedía en su interior, en<br />
esa penumbra <strong>de</strong> indiscriminación y podredumbre<br />
que tenia que comer como ave <strong>de</strong> rapiña, es este<br />
caso una muestra <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos lograr en<br />
una psicoterapia psicoanalítica: un reacomodo <strong>de</strong><br />
lugares en el equilibrio narcisista.<br />
78<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
De larga data ha sido la<br />
discusión acerca <strong>de</strong> los<br />
criterios empleados para <strong>de</strong>finir<br />
lo que es un psicoanálisis o lo que<br />
es una psicoterapia. Al respecto, ríos <strong>de</strong> tinta han<br />
corrido a lo largo <strong>de</strong> los últimos años. Mi intención<br />
hoy no es echarle más leña al fuego, o quizás sí,<br />
pero creo que eventos como el que hoy nos convoca<br />
nos da la oportunidad <strong>de</strong> intercambiar los diferentes<br />
criterios que cada uno <strong>de</strong> nosotros podamos tener.<br />
Y para iniciar la discusión, yo me pregunto ¿se<br />
pue<strong>de</strong> establecer una diferencia tajante entre ambos<br />
abordajes?<br />
Durante mi formación y al inicio <strong>de</strong> mi práctica,<br />
mi preocupación se centraba en <strong>de</strong>finir si lo que yo<br />
estaba haciendo o iba a hacer con el paciente era<br />
psicoanálisis o psicoterapia psicoanalítica. Hoy, a<br />
dos décadas <strong>de</strong> práctica terapéutica, ese interés se<br />
ha visto modificado y mi preocupación se centra en<br />
no confundir la forma con el fondo y conservar lo<br />
que al psicoanálisis le da su i<strong>de</strong>ntidad, manteniendo<br />
los postulados freudianos que le dieron origen.<br />
En la actualidad ya no me preocupa ni me<br />
ocupa si el tratamiento se realiza cara a cara, sin<br />
el uso <strong>de</strong>l diván o por el número <strong>de</strong> sesiones o <strong>de</strong><br />
cuánto tiempo será la duración <strong>de</strong>l mismo.<br />
Águila o sol:<br />
psicoanálisis versus psicoterapia<br />
Me parece que dilucidar las<br />
diferencias (si las hay) y las<br />
aproximaciones, tienen mucho<br />
que ver con la forma <strong>de</strong> dirigir<br />
la cura y, que esta dirección se relaciona mucho<br />
con lo que entendamos en conceptos tales como<br />
el <strong>de</strong> inconsciente y el <strong>de</strong> pulsión, ya que estas<br />
concepciones se verán reflejadas en la forma en<br />
que practiquemos el análisis y en la forma en que<br />
concibamos sus objetivos...<br />
Cesar Merea (2001) sostiene que una<br />
práctica terapéutica que usa los fundamentos <strong>de</strong>l<br />
psicoanálisis con un encuadre metodológicamente<br />
razonado, es psicoanálisis<br />
Así mismo, Winnicott <strong>de</strong>cía que “si nuestro<br />
propósito sigue siendo el verbalizar la conciencia<br />
en términos <strong>de</strong> transferencia, estamos haciendo<br />
análisis” (Winnicott, 1962).<br />
Para que una psicoterapia siga siendo<br />
psicoanálisis, la dirección <strong>de</strong> la cura se dirigirá<br />
al <strong>de</strong>velamiento <strong>de</strong>l saber inconsciente tanto <strong>de</strong>l<br />
analizante como <strong>de</strong>l analista, apunta a la aparición<br />
<strong>de</strong> las formaciones <strong>de</strong>l inconsciente (sueños,<br />
actos fallidos, lapsus, equívocos), ese momento<br />
en el cual el inconsciente se manifiesta en ambos<br />
participantes en el acto analítico. No se trata <strong>de</strong><br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
79
una comunicación <strong>de</strong> inconsciente a inconsciente,<br />
no existe un inconsciente <strong>de</strong>l analizado y otro <strong>de</strong>l<br />
analista; no aludimos a un inconsciente cerrado sino<br />
a aquél que se va constituyendo en la interacción<br />
entre dos sujetos. Según Szpilka (1989) no hay<br />
un inconsciente preexistente, sino uno que está en<br />
juego en la relación analítica, y que es aquel que se<br />
produce en el momento mismo <strong>de</strong>l acontecimiento<br />
psíquico y que sella los lazos entre ambos<br />
participantes; si éste es el concepto que tenemos <strong>de</strong>l<br />
inconsciente po<strong>de</strong>mos entonces consi<strong>de</strong>rar que la<br />
transferencia es una formación <strong>de</strong>l inconsciente.<br />
Des<strong>de</strong> la ética se trata <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r por lo que<br />
uno hace; hay una ética <strong>de</strong>l analista que se pue<strong>de</strong><br />
resumir como la responsabilidad <strong>de</strong>l terapeuta <strong>de</strong> lo<br />
que produce en el acto analítico.<br />
Según Nasio: “la posición <strong>de</strong>l psicoanalista en<br />
relación con su paciente, la manera <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar<br />
su función y en especial los objetivos que establece<br />
para el análisis son aspectos éticos <strong>de</strong> nuestra<br />
práctica” (1987). En la actualidad el interés se<br />
dirige más al psicoanalista y a las modalida<strong>de</strong>s<br />
operadas por él para asumir su función que a la<br />
instrumentalización <strong>de</strong> la técnica.<br />
Des<strong>de</strong> luego que hay aspectos puntuales<br />
<strong>de</strong> articulación entre un psicoanálisis y una<br />
psicoterapia psicoanalítica como son el encuadre,<br />
la transferencia, las resistencias, la regresión,<br />
atención flotante y su contraparte: la asociación<br />
libre, etcétera. Sin embargo, yo me centraré en<br />
dos conceptos que consi<strong>de</strong>ro fundamentales para<br />
que un análisis sea un análisis: uno <strong>de</strong> ellos es <strong>de</strong>l<br />
encuadre, y el otro, el <strong>de</strong> transferencia. Respecto<br />
<strong>de</strong>l encuadre, y siempre siguiendo a Green (1990),<br />
entiendo éste no como un precepto técnico sino<br />
como una función mental, como el marco interno<br />
que actuará como fondo para que la verdad<br />
subjetiva <strong>de</strong>l paciente se exprese. Por su parte, la<br />
interpretación <strong>de</strong>be ser dada en transferencia y su<br />
interpretación sistematizada, ya que lo que no es<br />
transferible no es analizable.<br />
El análisis es un espacio en el cual el paciente,<br />
ante la enunciación <strong>de</strong> la regla fundamental <strong>de</strong> la<br />
asociación libre, dice lo que se le ocurre, lo que se<br />
le viene en mente; hace todo un <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> sus<br />
palabras, <strong>de</strong> su saber, <strong>de</strong> sus creencias, aunque no<br />
sabe ni lo que dice, ni sabe quién es y, al no po<strong>de</strong>r<br />
sentirse representado en lo que dice por no tener<br />
significantes que le otorguen un ser, intenta ser el<br />
objeto que le falta al Otro, y ese es el lugar que<br />
le asigna el paciente al terapeuta, el lugar <strong>de</strong>l gran<br />
Otro, lugar <strong>de</strong>l amo, el lugar <strong>de</strong> quien se supone que<br />
80<br />
posee un saber (médico, brujo, chamán, psicólogo,<br />
analista) y esto le confiere un po<strong>de</strong>r: el <strong>de</strong> la<br />
sugestión, al cual Freud pronto renunció.<br />
El meollo <strong>de</strong>l asunto radica en lo que el analista<br />
haga con ese po<strong>de</strong>r; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> interviene y<br />
cómo opera para no colocarse en el lugar que el<br />
paciente le asigna, absteniéndose <strong>de</strong> no ofrecerse<br />
como i<strong>de</strong>al a seguir. El sólo hecho <strong>de</strong> colocarnos<br />
en posición <strong>de</strong> escucha, <strong>de</strong> comunicación íntima, <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong> ese discurso con sus resonancias<br />
afectivas; le otorga a nuestras palabras un po<strong>de</strong>r<br />
que es susceptible <strong>de</strong> operar y que pue<strong>de</strong> ser eficaz,<br />
especialmente para rectificar i<strong>de</strong>ntificaciones.<br />
En mi opinión, la regla <strong>de</strong> abstinencia haría<br />
alusión a este rechazo por parte <strong>de</strong>l analista a<br />
utilizar ese po<strong>de</strong>r como un medio para operar,<br />
con la supuesta omnipotencia que nos conce<strong>de</strong> el<br />
paciente. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l analista sería esta abstención<br />
misma.<br />
Viñeta 1<br />
La siguiente viñeta que presento proce<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> una paciente con varios años <strong>de</strong> análisis y<br />
que no respon<strong>de</strong>ría a los criterios clásicos <strong>de</strong><br />
un psicoanálisis ni por el uso <strong>de</strong>l diván ni por la<br />
frecuencia <strong>de</strong> las sesiones.<br />
Paciente: Yo sé que provoqué todo esto y ahora<br />
creo que por algo lo hice. Yo tenía que <strong>de</strong>cir la<br />
verdad para parar todo esto, y le dije una parte <strong>de</strong><br />
verdad; no toda, pero una parte sí; pero cuando se lo<br />
<strong>de</strong>cía no se lo estaba diciendo a él, sino que sentía<br />
que él era como un espejo, como un reflejo <strong>de</strong> mí;<br />
se lo <strong>de</strong>cía a él para <strong>de</strong>círmelo a mí. Si esto yo se lo<br />
dijera a cualquiera, no me enten<strong>de</strong>ría lo que quería<br />
<strong>de</strong>cir; cualquiera diría que estoy loca; no sé por qué<br />
se lo tenía que <strong>de</strong>cir, pero lo tenía que <strong>de</strong>cir.<br />
Terapeuta: Y conmigo como mediadora, como<br />
un modo <strong>de</strong> exorcizar los <strong>de</strong>monios….<br />
Paciente: Creo que esa es la palabra que explica<br />
mi intención. Y cuando hablaba con él se me venían<br />
las palabras sin pensarlas; me salían y le <strong>de</strong>cía: sí,<br />
sí hice esto y esto otro, pero realmente no lo había<br />
hecho, y eso mismo me lo <strong>de</strong>cía a mí, que yo no lo<br />
había hecho y hubo un momento en que le dije: yo<br />
con un lápiz no puedo matar, y dije, yo no soy la<br />
asesina, me lo dije para mí, pero cuando dije eso<br />
me quedé helada, asustada y ahí estabas tú: con tus<br />
palabras, yo no maté a mi mamá, yo no la maté;<br />
la suplante pero esto él no me lo podría enten<strong>de</strong>r,<br />
pero eso ya no me importó porque era algo que me<br />
lo estaba diciendo a mí misma. Pero yo se lo tenía<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
que <strong>de</strong>cir a él, como una parte <strong>de</strong> mí, diciéndosela a<br />
otra parte <strong>de</strong> mí, como algo que yo necesitaba <strong>de</strong>cir,<br />
algo innombrable, algo que <strong>de</strong> otro modo no podía<br />
<strong>de</strong>cir ¿me entien<strong>de</strong>s?<br />
Con base en todo lo anteriormente mencionado<br />
po<strong>de</strong>mos afirmar que la cura analítica, para que<br />
tenga posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> manera terapéutica,<br />
tiene que <strong>de</strong>sarrollarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la<br />
transferencia y <strong>de</strong> su interpretación sistematizada.<br />
Pero, ¿qué estatuto le damos a la interpretación?<br />
¿Qué es lo que enten<strong>de</strong>mos por interpretación<br />
psicoanalítica? Lo que me parece más importante<br />
es que tengamos presente que la interpretación, más<br />
que ser algo que actúa sobre la transferencia, es un<br />
efecto <strong>de</strong> ella, es la puesta en acto <strong>de</strong> la transferencia<br />
y que para que ésta tenga un valor efectivo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> su estatuto como formación <strong>de</strong>l inconsciente.<br />
Según Nasio, una vez que la interpretación es<br />
enunciada, ésta <strong>de</strong>sparece inmediatamente y es<br />
sustituida por otro significante que la reemplaza por<br />
otra formación equivalente (sueño, lapsus, síntoma,<br />
etcétera) que surgirá en el paciente. Y dice: “….una<br />
vez lanzada la interpretación ésta va <strong>de</strong>recho al<br />
olvido y no a la oreja” (1987). Y se pregunta ¿qué<br />
olvido? Y se respon<strong>de</strong>: el <strong>de</strong> la represión, un olvido<br />
activo que reaparece constantemente en retornos<br />
sucesivos, es el pulsionar <strong>de</strong> la pulsión, diría yo.<br />
Y es soñando como el paciente respon<strong>de</strong> a la<br />
interpretación, y cita: “al sueño no se lo explica,<br />
se lo lleva consigo” (1987), y en la dialéctica <strong>de</strong>l<br />
acto analítico es igualmente cierto a la inversa:<br />
lo inconsciente <strong>de</strong>l analizado retorna en una<br />
interpretación <strong>de</strong>l analista.<br />
Éste es el momento fecundo <strong>de</strong> la transferencia,<br />
el <strong>de</strong>l retorno <strong>de</strong> lo reprimido <strong>de</strong> los significantes<br />
ligados a las pulsiones. Momento en el cual el<br />
analista tiene que abandonar el lugar <strong>de</strong> interprete,<br />
abandonar el lugar <strong>de</strong>l que dirige la cura y enfrentarse<br />
con el lugar que le ha asignado el paciente, que es el<br />
lugar <strong>de</strong>l objeto, y que en la terminología lacaniana<br />
<strong>de</strong>signa al objeto ”a” objeto <strong>de</strong> goce, objeto atractor<br />
<strong>de</strong> la pulsión.<br />
Hay que enten<strong>de</strong>r la transferencia como una<br />
actividad pulsional, causa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, <strong>de</strong> la cual<br />
el analista es el <strong>de</strong>stinatario, ya que encarnamos<br />
la expresión imaginaria <strong>de</strong>l objeto primario, y<br />
reconocer que todas las expresiones <strong>de</strong>l paciente no<br />
están dirigidas a nosotros como personas, sino al<br />
objeto que encarnamos, y que en estos momentos<br />
transferenciales surgen vivencias que muestran el<br />
sello <strong>de</strong> la pasión, <strong>de</strong> todos los amores y los odios<br />
surgidos en relación con el objeto significativo.<br />
Momentos dolorosos tanto para el paciente como<br />
para el analista. Si éste los tolera y los interpreta,<br />
él dirige la cura.<br />
Viñeta 2<br />
El siguiente sueño que relataré correspon<strong>de</strong> a<br />
la sesión anterior a unas vacaciones y sucedánea<br />
a algunas sesiones en las cuales el tema giró<br />
predominante en torno a la angustia que le<br />
provocaba el no sentirse vista y tomada en cuenta,<br />
lo cual la angustiaba mucho en tanto se sentía<br />
borrada y <strong>de</strong>saparecida. Las interpretaciones las<br />
relacioné con las vacaciones y su temor a que, al no<br />
vernos durante varias sesiones, ella fuera a sentirse<br />
borrada por mí, que yo ya no la tuviera en cuenta ya<br />
que podrían importarme más otras cosas.<br />
La paciente, que siempre llega puntual, a esta<br />
sesión llegó veinte minutos tar<strong>de</strong>, muy angustiada,<br />
<strong>de</strong>sesperada, y llorando me dice: “llegué tar<strong>de</strong><br />
porque no me podía <strong>de</strong>spertar, tuve una pesadilla<br />
y no me podía <strong>de</strong>spertar” y me empieza a contar:<br />
“soñé que estaba con mis hermanas y que ya era la<br />
hora <strong>de</strong> mi terapia y estaba <strong>de</strong>sesperada por llegar<br />
y les pedía a mis hermanas que me acompañaran,<br />
y cuando llegaba, tú no me hacías caso, pues me<br />
<strong>de</strong>cías que tenías hambre y te ibas a comer; yo te<br />
<strong>de</strong>cía que había hecho todo lo posible por llegar<br />
y no per<strong>de</strong>r mi sesión, pero tú nuevamente me<br />
ignorabas y te ibas a acostar pues tenías frío y te<br />
querías tapar. Yo lloraba <strong>de</strong>sesperada y angustiada<br />
y mi hermana María me trataba <strong>de</strong> consolar, pero<br />
mi hermana Martha le <strong>de</strong>cía: déjala, está haciendo<br />
el duelo. Yo me quería <strong>de</strong>spertar pero no podía, y en<br />
el sueño tuve que imaginarme y acordarme como<br />
era tu consultorio y acordarme <strong>de</strong> la música que<br />
tú pones en la sala <strong>de</strong> espera para po<strong>de</strong>r ubicarme,<br />
tranquilizarme y así po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>spertar”.<br />
Para que un tratamiento sea psicoanalítico<br />
el objeto <strong>de</strong> la pulsión es y será el analista;<br />
convertirnos en el objeto “atractor” <strong>de</strong> la pulsión.<br />
El acto analítico es un encuentro intersubjetivo<br />
en el cual se <strong>de</strong>be dar una creación, la edición<br />
<strong>de</strong> algo nuevo y su elaboración; si en un proceso<br />
terapéutico se da este encuentro bajo la égida <strong>de</strong> la<br />
transferencia ese tratamiento es psicoanalítico, sea<br />
llamado psicoterapia o psicoanálisis.<br />
Personalmente no creo que ni la psicopatología<br />
ni los preceptos técnicos como la frecuencia <strong>de</strong><br />
las sesiones, el uso <strong>de</strong>l diván o la implementación<br />
<strong>de</strong> un encuadre rígido sean <strong>de</strong>marcatorios <strong>de</strong> los<br />
límites entre lo que sería una psicoterapia o un<br />
AGUILA O SOL. PSICOANÁLISIS Y/O PSICOTERAPIA • PATRICIA REYES<br />
81
psicoanálisis, y creo que se pue<strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> una<br />
psicoterapia el primer paso <strong>de</strong> un análisis: el uno a<br />
partir <strong>de</strong>l otro y viceversa.<br />
Bibliografía<br />
Merea, César. Desafíos <strong>de</strong> la psicoterapia<br />
psicoanalítica. 2001. Rescatado <strong>de</strong> www.sps.<br />
org.ar .<br />
Winnicott, D. W. Objetivos <strong>de</strong>l tratamiento<br />
objetivo analítico. Buenos Aires: Paidós, 1962.<br />
Szpilka, Jaime. Sobre la cura psicoanalítica.<br />
Una palabra <strong>de</strong> amor. Madrid:<br />
Tecnipublicaciones, 1989.<br />
Nasio, Juan David. En los límites <strong>de</strong> la<br />
transferencia. Buenos Aires: Nueva visión,<br />
1987.<br />
Green, André. De locuras privadas.<br />
Buenos Aires: Amorrortu, 1990.<br />
82<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
No se pue<strong>de</strong> llegar al alba sino<br />
por el sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la noche.<br />
Mi casa me dice: “No me <strong>de</strong>jes,<br />
porque aquí mora tu pasado”.<br />
Y el camino me dice: “Ven y sígueme, porque<br />
soy tu futuro”. Y yo digo, tanto a mi casa como<br />
al camino: “Yo no tengo pasado ni futuro.<br />
Si me quedo aquí, hay un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> marcharme,<br />
en mi estancia y si voy allá, hay un <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> estancia en mi partida. Solo el amor y la<br />
muerte transforman todas las cosas”.<br />
Gibran Jalil.<br />
Por los caminos <strong>de</strong> la cura<br />
Vicisitu<strong>de</strong>s en el encuentro analítico<br />
El encuentro analítico, brinda a paciente y<br />
analista una preciosa oportunidad <strong>de</strong> recorrer<br />
los caminos <strong>de</strong>l inconsciente. Caminos sinuosos<br />
e intrincados, que nos llevan a internarnos en el<br />
terreno <strong>de</strong> lo transferencial – contratransferencial,<br />
unas veces cubierto <strong>de</strong> fango, producto <strong>de</strong>l odio <strong>de</strong>l<br />
paciente y otras, <strong>de</strong> las mieles <strong>de</strong> su amor, ambos<br />
peligrosos por los riesgos que conllevan, pero que<br />
si se saben sortear, producirán movilizaciones en la<br />
patología <strong>de</strong>l paciente.<br />
La persona aquejada por trastornos psíquicos,<br />
presenta una disminución significativa en su<br />
capacidad <strong>de</strong> amar, <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> gozo, como bien<br />
lo señaló Freud, porque invierte gran cantidad <strong>de</strong> su<br />
energía en sostener el conflicto; su libido está ligada<br />
a los síntomas que le procuran una satisfacción<br />
sustitutiva, <strong>de</strong> allí que muchas veces sea tan difícil<br />
<strong>de</strong>splazarla hacia otros lados.<br />
Durante el tratamiento analítico, se crean<br />
nuevas versiones <strong>de</strong>l antiguo conflicto: el paciente<br />
se comporta en el presente con el analista, como<br />
lo hizo en el pasado con sus objetos. La actitud<br />
distinta <strong>de</strong>l analista, junto con la movilización<br />
<strong>de</strong> resistencias y su trabajo<br />
interpretativo, va promoviendo una<br />
modificación.<br />
La transferencia, producida<br />
artificialmente, aparece en lugar <strong>de</strong> la enfermedad<br />
<strong>de</strong>l paciente. Y en el lugar <strong>de</strong> los objetos libidinales<br />
irreales, aparece un único objeto, también<br />
fantaseado: la persona <strong>de</strong>l médico. Cuando la libido<br />
es <strong>de</strong>sasida <strong>de</strong> este objeto provisional, ya no pue<strong>de</strong><br />
volver atrás, a los objetos primeros, sino que queda<br />
a disposición <strong>de</strong>l yo, explica Freud.<br />
La falta <strong>de</strong> movilidad <strong>de</strong> la libido y la rigi<strong>de</strong>z<br />
<strong>de</strong>l narcisismo, fueron señaladas por él, como<br />
limitantes en el proceso analítico. Asimismo, la<br />
intensidad constitucional <strong>de</strong> las pulsiones y la<br />
alteración perjudicial <strong>de</strong>l yo, adquirida en la lucha<br />
<strong>de</strong>fensiva, son factores <strong>de</strong>sfavorables para el<br />
efecto curativo <strong>de</strong>l análisis, capaces <strong>de</strong> prolongar<br />
su duración hasta lo interminable.<br />
Y sumado a lo anterior, hay que consi<strong>de</strong>rar<br />
que el analista, no ha alcanzado por entero en<br />
su personalidad, la normalidad psíquica, afirma<br />
Freud, por lo que el punto hasta don<strong>de</strong> haya llegado<br />
el analista en el conocimiento y modificación <strong>de</strong><br />
su psiquismo, <strong>de</strong>terminará en buena medida los<br />
alcances <strong>de</strong> su trabajo analítico con sus pacientes.<br />
Nasio, afirma que el Psicoanalista trabaja ante<br />
todo con su inconsciente, y que su silencio, es<br />
un silencio activo, en el que bosqueja estrategias<br />
y tácticas para conducir y dirigir la cura, lo que<br />
significa, ser conocedor <strong>de</strong> la técnica, pero al<br />
mismo tiempo, tener la libertad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarmarse<br />
y exponerse a los efectos <strong>de</strong>l inconsciente. Al<br />
transitar por los caminos <strong>de</strong> la cura, el analista y<br />
su paciente, se encuentran con la transferencia,<br />
y es allí don<strong>de</strong> el analista abandona la dirección<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
83
<strong>de</strong> la cura, para convertirse en él objeto <strong>de</strong> la<br />
transferencia. La transferencia se juega, cuando<br />
aparece la <strong>de</strong>manda más pura y representativa <strong>de</strong><br />
la pulsión reprimida, don<strong>de</strong> surgen los elementos<br />
pasionales <strong>de</strong>l amor, el odio y la ignorancia; el<br />
momento más doloroso para paciente y analista,<br />
don<strong>de</strong> se ponen en juego las resistencias <strong>de</strong> éste.<br />
Y resulta culminante, ya que <strong>de</strong>be conducirse en<br />
una atmósfera <strong>de</strong> privación, don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> amor sea inaceptable; momento fecundo en<br />
que el analista <strong>de</strong>be hacer silencio en sí, silenciar<br />
sus propios <strong>de</strong>seos. Luego <strong>de</strong> lo cual surgirá la<br />
interpretación. Es en este momento <strong>de</strong>l análisis,<br />
don<strong>de</strong> se gesta lo que Freud llamó la “neurosis <strong>de</strong><br />
transferencia”, una neurosis artificial, en la que<br />
aparecen síntomas nuevos, propios <strong>de</strong> la relación<br />
analítica, que sustituye a aquella original, por la que<br />
el paciente hizo la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> análisis.<br />
André Green, por su parte, dice que el silencio<br />
<strong>de</strong>l analista solo se compren<strong>de</strong> como parte <strong>de</strong>l<br />
encuadre analítico y agrega que el analista, visible<br />
al comienzo <strong>de</strong> la sesión, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> serlo en el curso<br />
<strong>de</strong> ésta, para reaparecer al final. Por su parte, el<br />
paciente, experimenta ese silencio, acostado en el<br />
diván, en una posición que limita sus movimientos.<br />
Y reunidas estas condiciones, se inducen<br />
pensamientos dirigidos a ese objeto inaccesible,<br />
que retornan sobre el analizando, enca<strong>de</strong>nándose<br />
con otros; es <strong>de</strong>cir, se <strong>de</strong>spliega un pensamiento<br />
asociativo que origina el discurso <strong>de</strong>l paciente, que<br />
a su vez, produce una serie <strong>de</strong> representaciones en<br />
el analista, que muchas veces carecen <strong>de</strong> traducción<br />
verbal.<br />
El analista es el guardián <strong>de</strong>l encuadre, cuyo<br />
parámetro principal es el silencio. Silencio en<br />
cuanto al contenido manifiesto <strong>de</strong>l discurso. La<br />
interpretación surge <strong>de</strong>l trabajo sobre los blancos<br />
<strong>de</strong>l discurso, en la discontinuidad asociativa. La<br />
elaboración por parte <strong>de</strong>l paciente, provocará un<br />
silencio compartido entre analista y paciente.<br />
Voy a <strong>de</strong>tenerme aquí, para comentar algunos<br />
aspectos <strong>de</strong>l trabajo con una <strong>de</strong> mis pacientes.<br />
Teresa, solicita tratamiento por presentar síntomas<br />
característicos <strong>de</strong> un cuadro <strong>de</strong> tipo Bor<strong>de</strong>rline:<br />
intolerancia a la frustración, falta <strong>de</strong> contención y<br />
ten<strong>de</strong>ncia a la actuación, sensación <strong>de</strong> vacío, intensos<br />
sentimientos <strong>de</strong> coraje, odio y envidia; sadismo,<br />
voracidad, elementos narcisísticos, alternancia<br />
entre <strong>de</strong>presión y manía, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, consumo<br />
<strong>de</strong> alcohol y drogas, ten<strong>de</strong>ncia a la proyección<br />
y síntomas corporales como migraña, colitis,<br />
insomnio, cansancio y propensión a quedarse en la<br />
84<br />
cama y dormir muchas horas, así como trastornos<br />
<strong>de</strong> la alimentación caracterizados por excesos en el<br />
comer que terminaban en vómito.<br />
Durante la primera parte <strong>de</strong>l tratamiento,<br />
presentaba una ten<strong>de</strong>ncia al acting in: se sentaba,<br />
se acostaba en el diván o a veces en el suelo, se<br />
paraba y caminaba por el consultorio, le costaba<br />
mucho trabajo permanecer quieta. Hablaba mucho<br />
<strong>de</strong> sus síntomas físicos, sobretodo <strong>de</strong> la migraña y<br />
<strong>de</strong> cómo la imposibilitaba.<br />
Por supuesto que ante tal exceso <strong>de</strong> actuación,<br />
no podía <strong>de</strong>tenerse a pensar, no me escuchaba, o<br />
cuando lo hacía, le disgustaba lo que le <strong>de</strong>cía. Y su<br />
<strong>de</strong>manda era enorme. Su mamá le contó que <strong>de</strong> bebé,<br />
traía todo el tiempo entre los dientes su biberón, no<br />
lo soltaba. Y el control que quería ejercer sobre<br />
mí parecía ser <strong>de</strong> ese tipo. Las actuaciones fuera<br />
<strong>de</strong> sesión eran frecuentes, una ocasión se disgustó<br />
mucho porque una señora estaba estacionada atrás<br />
<strong>de</strong> ella y como se tardó en mover el coche, hizo que<br />
se bajara y la golpeó. Me llamaba frecuentemente<br />
para que la ayudara con sus angustias.<br />
“No puedo tener control <strong>de</strong> mi cuerpo (afirmaba),<br />
me enfermo, me canso, me echo en la cama a dormir<br />
o a ver televisión. Ni siquiera puedo controlar lo<br />
que como. Me siento gorda, me estorba mi cuerpo.<br />
Ya he controlado otras muchas cosas, pero creo que<br />
hasta que no tenga control sobre mi cuerpo, no voy<br />
a po<strong>de</strong>r estar <strong>de</strong>l todo bien”.<br />
Largos meses <strong>de</strong> una labor <strong>de</strong> mucha paciencia<br />
y <strong>de</strong> irle interpretando su conducta <strong>de</strong>sbordada,<br />
fue dando por resultado que disminuyera<br />
consi<strong>de</strong>rablemente sus actuaciones y que pudiera<br />
mantenerse más tiempo acostada, lo que permitió<br />
que me escuchara y pudiera ir conservando <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> ella mis interpretaciones.<br />
Después <strong>de</strong> varios años <strong>de</strong> tratamiento, también<br />
disminuyeron sus síntomas: <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ingerir alcohol y<br />
drogas, sostuvo su trabajo, controló su alimentación,<br />
la migraña y la colitis se presentaron <strong>de</strong> manera<br />
ocasional, las relaciones con su familia mejoraron<br />
y Teresa estaba más contenta, su <strong>de</strong>presión y<br />
sensación <strong>de</strong> vacío fueron <strong>de</strong>sapareciendo.<br />
El trabajo con este tipo <strong>de</strong> pacientes, a los que<br />
vemos a menudo en nuestros consultorios en la<br />
actualidad, se convierte en un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>safío,<br />
ya que la intensidad <strong>de</strong> sus afectos, lo florido <strong>de</strong> su<br />
sintomatología, las actuaciones constantes <strong>de</strong>ntro<br />
y fuera <strong>de</strong>l consultorio, hacen difícil mantener el<br />
encuadre en ocasiones y nos mueven intensos<br />
afectos gran parte <strong>de</strong>l tiempo, por lo que hay que<br />
tener mucho cuidado para no caer en actuaciones.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
La actuación atenta contra el pensamiento y la<br />
palabra, que son nuestros instrumentos <strong>de</strong> trabajo<br />
en análisis.<br />
De acuerdo a André Green, el silencio es el<br />
equivalente vigil <strong>de</strong>l dormir <strong>de</strong>l analista: él se<br />
escucha escuchar, en tanto que en esa escena <strong>de</strong>l<br />
discurso oído, que hace eco a la escena <strong>de</strong>l sueño,<br />
se forman las asociaciones <strong>de</strong>l oyente <strong>de</strong>l mismo<br />
modo como el trabajo <strong>de</strong>l sueño opera para<br />
reunir fragmentos figurados, tiempo previo <strong>de</strong> la<br />
formación, y <strong>de</strong>spués, la formulación interpretativa,<br />
contrapunto <strong>de</strong> la elaboración secundaria <strong>de</strong>l<br />
contenido manifiesto <strong>de</strong> una producción onírica.<br />
Pienso que la escucha en pacientes Bor<strong>de</strong>rline, en<br />
momentos <strong>de</strong> mucha turbulencia, en lugar <strong>de</strong> sueños,<br />
produce pesadillas, por la intensidad <strong>de</strong> los afectos,<br />
originando un retardo en la recuperación <strong>de</strong> nuestro<br />
silencio como analistas y es en ese momento, en<br />
el que la actuación por parte <strong>de</strong> nosotros pue<strong>de</strong><br />
hacerse presente.<br />
El trabajo <strong>de</strong>l analista es conflictual, afirma<br />
André Green. Es el producto <strong>de</strong> una lucha<br />
constante entre el enten<strong>de</strong>r, el mal-enten<strong>de</strong>r, lo<br />
no-entendido, lo inaudito, lo inaudible sea porque<br />
no es perceptible, sea a causa <strong>de</strong>l horror provocado<br />
por la audición. Freud nos recordó que <strong>de</strong>bíamos<br />
ser humil<strong>de</strong>s para po<strong>de</strong>r cumplir con nuestra<br />
función como analistas, mencionando un aforismo<br />
<strong>de</strong>l anatomista Ambroise Paré: “Yo lo vendo, Dios<br />
lo cura”, que Nasio traduce como: “Yo lo escucho,<br />
me presto al juego <strong>de</strong> las fuerzas pulsionales, el<br />
psicoanálisis lo cura”.<br />
Son muchos los retos que se nos presentan en<br />
nuestra labor analítica, pero si nos mantenemos<br />
apasionados y abiertos a seguir aprendiendo<br />
tanto <strong>de</strong>l trabajo con nuestros pacientes, como <strong>de</strong><br />
nosotros mismos, continuaremos <strong>de</strong>scubriendo<br />
y asombrándonos, dos aspectos que me parecen<br />
fascinantes, pues mantienen encendida la flama <strong>de</strong><br />
la pasión <strong>de</strong> ser analistas.<br />
Bibliografía<br />
Freud, S. (1890). Tratamiento Psíquico<br />
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trad. J. L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu.<br />
Vol. I. pp., 111 – 132. (1916 – 1917).<br />
Conferencias <strong>de</strong> Introducción al Psicoanálisis.<br />
Parte III. 27ª. Conferencia. La transferencia.<br />
En Obras Completas, trad. J. L. Etcheverry.<br />
Buenos Aires, Amorrortu. Vol. XVI, pp., 392 –<br />
407. (1937). Análisis terminable e interminable.<br />
En Obras Completas, trad. J. L. Etcheverry.<br />
Buenos Aires, Amorrortu. Vol. XXIII, pp., 211<br />
– 254.<br />
(1938). Esquema <strong>de</strong>l Psicoanálisis. En Obras<br />
Completas, trad. J. L. Etcheverry. Buenos Aires,<br />
Amorrortu. Vol. XXIII, pp., 133 – 210.<br />
Gibran, Jalil. Arena y Espuma. México.<br />
Editorial Orión, 1972.<br />
Green, A. La nueva clínica psicoanalítica y<br />
la teoría <strong>de</strong> Freud. Buenos Aires, Amorrortu,<br />
1993.<br />
Nasio, J. D. Cómo trabaja un psicoanalista.<br />
Buenos Aires. Paidós, 1997.<br />
POR LOS CAMINOS DE LA CURA... • MICAELA HERNÁNDEZ<br />
85
El psiquismo solo pue<strong>de</strong><br />
ser indagado en forma<br />
indirecta, “el hace señas”.<br />
Es escuchando, estando a la cabecera <strong>de</strong>l<br />
diván como nos disponemos a resonar<br />
con el inconsciente <strong>de</strong>l analista <strong>de</strong>jando<br />
vibrar el propio. (André Green).<br />
Esta cita me parece importante para enmarcar<br />
las i<strong>de</strong>as sobre un aspecto medular y razón <strong>de</strong><br />
ser <strong>de</strong>l psicoanálisis, la curación mental y física <strong>de</strong>l<br />
paciente a través <strong>de</strong> medios psíquicos.<br />
La teoría <strong>de</strong> la cura implica a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un importante<br />
trabajo sintético un compromiso que lleva a una<br />
reflexión <strong>de</strong> la práctica clínica propia sobre lo que<br />
observamos en el paciente y en nosotros mismos<br />
y sobre la técnica que es nuestra herramienta <strong>de</strong><br />
trabajo. Es <strong>de</strong> vital importancia porque permite al<br />
psicoanálisis actuar <strong>de</strong> manera terapéutica, <strong>de</strong>fine<br />
los objetivos <strong>de</strong> nuestra tarea como psicoanalistas y<br />
<strong>de</strong> los pacientes que acu<strong>de</strong>n en busca <strong>de</strong> ayuda.<br />
Hablar <strong>de</strong> psicoanálisis y psicoterapia implica<br />
recapitular la forma en que se aplica la teoría<br />
obtenida mediante la investigación <strong>de</strong>l psiquismo<br />
<strong>de</strong>l analista y <strong>de</strong>l analizando en el trabajo clínico.<br />
Pero ¿se aplica la teoría? o ¿solo son conocimientos<br />
que el analista <strong>de</strong>be obtener para <strong>de</strong>spués olvidarlos<br />
al momento <strong>de</strong> abordar al paciente y enfrentarse a<br />
ellos sin memoria y sin <strong>de</strong>seo al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> J.D. Nasio<br />
creyendo solamente en la verdad <strong>de</strong>l inconsciente?<br />
Retomare posteriormente estos cuestionamientos<br />
Reflexiones sobre la “cura”<br />
Psicoanálisis y/o psicoterapia<br />
para dar paso a algunas i<strong>de</strong>as<br />
sobre el concepto <strong>de</strong> cura <strong>de</strong><br />
acuerdo a Freud y posteriormente<br />
<strong>de</strong> otros autores, sin olvidar que la obra freudiana es<br />
muy rica, profunda e imposible <strong>de</strong> abarcar en unas<br />
cuantas líneas.<br />
El concepto <strong>de</strong> cura freudiano va incluido en el<br />
corazón <strong>de</strong> los tres niveles que integran la <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong>l término psicoanálisis don<strong>de</strong> Laplanche y<br />
Pontalis la <strong>de</strong>scriben como un método psicoterápico<br />
basado en la investigación y caracterizado por la<br />
interpretación <strong>de</strong> la resistencia, transferencia y <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>seo don<strong>de</strong> confluyen los otros dos niveles; el<br />
<strong>de</strong> investigación y el <strong>de</strong>l cuerpo teórico <strong>de</strong>rivado<br />
<strong>de</strong> ésta. Se va ampliando y enriqueciendo con los<br />
<strong>de</strong>scubrimientos obtenidos <strong>de</strong> la investigación<br />
psíquica <strong>de</strong> los pacientes y <strong>de</strong>l mismo Freud en<br />
el trabajo clínico al cual le da gran importancia.<br />
Su estilo creador fue un retorno sobre las mismas<br />
cuestiones a través <strong>de</strong> un cuestionamiento<br />
permanente <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>scubrimientos y <strong>de</strong> sí mismo<br />
que lo llevaron a enriquecer su teoría a lo largo <strong>de</strong><br />
toda su obra, lo que provocó que la teoría sobre la<br />
cura se fuera complejizando al incorporar nuevos<br />
conceptos.<br />
El objetivo <strong>de</strong> la cura para Freud era hacer<br />
consciente lo inconsciente en el campo <strong>de</strong> la<br />
transferencia; la cura analítica transita <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
entonces por un eje que atraviesa el psicoanálisis que<br />
es el concepto <strong>de</strong> la transferencia y que discrimina<br />
al psicoanálisis <strong>de</strong> cualquier otra psicoterapia. El<br />
medio que utiliza la técnica psicoanalítica para<br />
hacer accesible al paciente el sentido latente <strong>de</strong><br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
87
su comunicación es la interpretación que muestra<br />
el conflicto <strong>de</strong>fensivo y el <strong>de</strong>seo inconsciente<br />
que ocurre en un psiquismo dinámico y complejo<br />
que Freud <strong>de</strong>jo entrever cuando afirma que en el<br />
nos enfrentamos a ten<strong>de</strong>ncias sometidas a una<br />
compulsión a la unificación y a la combinación,<br />
<strong>de</strong> forma, que al <strong>de</strong>scomponer un síntoma y liberar<br />
una noción pulsional, ésta entra automáticamente a<br />
formar parte <strong>de</strong> un nuevo conjunto.<br />
Debido a las diversas constelaciones psíquicas<br />
que intervienen incluida la <strong>de</strong>l psicoanalista, Freud<br />
consi<strong>de</strong>ro imposible la fijación mecánica <strong>de</strong> una<br />
regla para el uso <strong>de</strong> la técnica. Insistió en que su<br />
dominio solo se adquiría en la experiencia clínica<br />
con los pacientes y en el propio análisis; así, en<br />
análisis terminable e interminable <strong>de</strong>clara que todo<br />
analista en ejercicio <strong>de</strong>bería reanalizarse cada cinco<br />
años.<br />
La práctica clínica se ve afectada por las distintas<br />
posiciones teóricas enmarcadas en la obra freudiana,<br />
por lo que el concepto <strong>de</strong> cura varía <strong>de</strong> acuerdo a<br />
las diferentes escuelas. Kleinianas, lacanianas, etc.,<br />
estos aspectos complejizan la aprehensión <strong>de</strong> la<br />
técnica y hacen que cada cura sea única.<br />
Así <strong>de</strong> acuerdo a Lacán el termino “cura”<br />
<strong>de</strong>signa la practica <strong>de</strong>l psicoanálisis opuesto a su<br />
teoría, para él, la meta <strong>de</strong>l psicoanálisis no es “curar”<br />
en el sentido <strong>de</strong> producir una psique perfectamente<br />
sana, el tratamiento analítico se propone llevar al<br />
analizante a conocer su verdad sobre su <strong>de</strong>seo. La<br />
cura es un proceso con una dirección <strong>de</strong>finida con<br />
principio, medio y fin; el punto <strong>de</strong> entrada en la<br />
situación analítica es un contrato entre el analista<br />
y analizante que incluye el acuerdo <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong><br />
la regla fundamental asociación libre, atención<br />
flotante. Después vienen la o las entrevistas que<br />
permiten construir un síntoma psicoanalítico que<br />
ayuda a ir <strong>de</strong>sarrollando la transferencia, a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> que permiten <strong>de</strong>terminar si existe una <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> análisis y crear una hipótesis sobre la estructura<br />
clínica <strong>de</strong>l analizante.<br />
Lacán menciona que el analizante al asociar<br />
libremente elabora los significantes que lo han<br />
<strong>de</strong>terminado en su historia y es impulsado a articular<br />
parte <strong>de</strong> su <strong>de</strong>seo. Este es un proceso dinámico<br />
que involucra un conflicto entre una fuerza que<br />
impulsa al tratamiento (<strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l analista) y otra<br />
que bloquea el proceso (resistencia), la técnica <strong>de</strong>l<br />
analista es dirigir y poner en movimiento el proceso<br />
cuando se frena. El fin <strong>de</strong>l análisis involucra un<br />
cambio en la posición subjetiva <strong>de</strong>l analizando (su<br />
<strong>de</strong>stitución subjetiva) y un cambio en la posición<br />
88<br />
<strong>de</strong>l analista (la pérdida <strong>de</strong>l ser <strong>de</strong>l analista, la caída<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> S.S.S.). Debe producir alguna<br />
modificación <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa fundamental <strong>de</strong>l<br />
sujeto S, alguna alteración <strong>de</strong> su manera <strong>de</strong> goce.<br />
Respecto a la cura Kristeva menciona que los<br />
diferentes tipos <strong>de</strong> representación psíquica<br />
orientados hacia el lenguaje pero irreductibles a<br />
su estructura gramatical y lógica, la bipolaridad<br />
<strong>de</strong> la transferencia-contratransferencia que da su<br />
sello al discurso interpretativo lleva a condicionar<br />
a cada situación analítica como un microcosmos<br />
especifico. La aparente abstracción <strong>de</strong>l psicoanálisis<br />
individualiza al máximo la cura convirtiéndola<br />
en el uso <strong>de</strong> un lenguaje único con cada paciente,<br />
en una obra <strong>de</strong> arte, en la elaboración <strong>de</strong> una<br />
nueva construcción teórica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l continente<br />
freudiano.<br />
Maud Mannoni consi<strong>de</strong>ra que si el analista no<br />
está expuesto al inconsciente y a su inconsciente no<br />
está haciendo psicoanálisis y en consecuencia se<br />
abandona la pasión por saber y la búsqueda <strong>de</strong> la<br />
investigación. El analista está ubicado en el lugar<br />
<strong>de</strong> S.S.S., si se corre al lugar <strong>de</strong>l S que sabe, no<br />
podrá cuestionarse lo que suce<strong>de</strong> entre p-a. Si tiene<br />
i<strong>de</strong>as preconcebidas sobre la técnica a utilizar en la<br />
cura, corre el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar escapar el surgimiento<br />
<strong>de</strong> una verdad <strong>de</strong>l inconsciente; forma un paciente<br />
dócil y el análisis se <strong>de</strong>senvuelve en la falsedad.<br />
Veamos ahora lo que nos dice J.D. Nasio sobre<br />
la esencia <strong>de</strong> la dirección <strong>de</strong> la cura: Es la creación<br />
<strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> espera <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l analista por la<br />
realización <strong>de</strong> una experiencia, la <strong>de</strong> saber percibir<br />
<strong>de</strong> modo inconsciente el inconsciente <strong>de</strong>l paciente;<br />
existe un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l analista, la <strong>de</strong> esperar que la<br />
verdad irrumpa y nos sorprenda, así ocuparemos<br />
el lugar <strong>de</strong>l objeto que causa la experiencia <strong>de</strong> la<br />
irrupción <strong>de</strong>l inconsciente. De acuerdo a Lacán<br />
eso será ocupar el lugar <strong>de</strong>l semblante <strong>de</strong>l amo, lo<br />
cual no <strong>de</strong>bemos olvidar para po<strong>de</strong>r posibilitar ser<br />
tocados por una verdad.<br />
Para Szpilka el objetivo <strong>de</strong> la cura es hacer<br />
producir el inconsciente, este no es accesible como<br />
significado latente que se ilumina en la consciencia<br />
en función <strong>de</strong>l contenido manifiesto, sino <strong>de</strong> la<br />
producción <strong>de</strong> otro <strong>de</strong>cir, un significante nuevo<br />
que sigue siendo un mal <strong>de</strong>cir. El análisis consiste<br />
en elaboraciones retrospectivas que permiten la<br />
historización subjetiva que se da durante la cura a<br />
través <strong>de</strong> la palabra; se obtiene creando el pasado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el futuro, este concepto nos permite apreciar<br />
en toda su profundidad la aportación freudiana <strong>de</strong>l<br />
aposteriori gracias al cual nuestra intervención<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
tiene sentido. Consi<strong>de</strong>ra que el Ser es el futuro <strong>de</strong> la<br />
palabra y por lo tanto solo pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spués; cada<br />
<strong>de</strong>cir va creando un nuevo sujeto efecto <strong>de</strong> su <strong>de</strong>cir,<br />
<strong>de</strong> ahí que sea inútil insistir en el aquí y ahora y en<br />
el allá y entonces, ya que el sujeto se construye en<br />
cada momento. Esta teoría a mi parecer nos muestra<br />
lo evanescente <strong>de</strong>l inconsciente, pero también la<br />
oportunidad que tiene el sujeto <strong>de</strong> rehacerse en cada<br />
momento.<br />
Hemos venido hablando <strong>de</strong> clínica lugar <strong>de</strong><br />
realización <strong>de</strong> la cura y <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong>l analista<br />
y nadie como André Green para aclararnos este<br />
concepto. La <strong>de</strong>fine como un cuerpo empírico<br />
que busca prescribir un tratamiento apropiado<br />
sintomático o etiológico. La clínica es opuesta al<br />
pensamiento, es la experiencia <strong>de</strong> la cura; la clínica<br />
observa, percibe, persigue, adivina, es incoherente;<br />
se llamó clínico al médico que visitaba a los<br />
enfermos. Después adquirió un sentido más preciso<br />
<strong>de</strong> aquello que se conoce o se hace al pie <strong>de</strong>l lecho<br />
<strong>de</strong>l enfermo; el psicoanálisis es una práctica que se<br />
realiza a la cabecera <strong>de</strong>l diván.<br />
El psicoanalista no trata al analizante como<br />
el médico al enfermo que <strong>de</strong>be someterse a sus<br />
indicaciones. El análisis <strong>de</strong>scansa en el analizante<br />
a quien se le da la palabra sin olvidar que el análisis<br />
se realiza entre dos; es erróneo consi<strong>de</strong>rar que la<br />
clínica es solo una práctica, un arte, lo i<strong>de</strong>al resi<strong>de</strong><br />
en un equilibrio entre teoría y clínica; la teoría<br />
<strong>de</strong>be conservar una relación entre sus teoremas y<br />
lo que enseña a la clínica, <strong>de</strong> los afectos y <strong>de</strong> los<br />
síntomas. La clínica en ocasiones no alcanza a ser<br />
explicada por la teoría. La clínica <strong>de</strong>bería superar<br />
sus intenciones <strong>de</strong>scriptivas y elevarse al nivel<br />
<strong>de</strong> abstracción para promover la reflexión; pero a<br />
pesar <strong>de</strong> cualquier esfuerzo siempre quedará una<br />
distancia teórico-practica. El pensamiento clínico<br />
<strong>de</strong>be tener presente este hiato y aceptar que no<br />
pue<strong>de</strong> ser colmado; no hay lugar don<strong>de</strong> el peso <strong>de</strong><br />
la incertidumbre sea mayor que en el psicoanálisis,<br />
originado por la insoportable ambigüedad <strong>de</strong>l<br />
psiquismo.<br />
En psicoanálisis existe no solo una teoría<br />
sino un pensamiento clínico original surgido <strong>de</strong><br />
la experiencia <strong>de</strong> la cura y que se observa cuando<br />
la teoría evoca el recuerdo <strong>de</strong> un paciente y <strong>de</strong><br />
un momento ininterrumpido <strong>de</strong> su análisis, que<br />
<strong>de</strong>muestra “la prosecución interrumpida, <strong>de</strong> un<br />
trabajo subterráneo y silencioso”. El pensamiento<br />
clínico alu<strong>de</strong> a las transformaciones dictadas por<br />
la angustia, el sufrimiento, el dolor, así como<br />
las estrategias para tratar <strong>de</strong> evitarlos o intentar<br />
superarlos; construye conceptos que muestran las<br />
razones <strong>de</strong>l inconsciente, sus transformaciones<br />
en alucinaciones, actuaciones, somatizaciones,<br />
entre otros. La clínica refiere también al analista<br />
encargado <strong>de</strong> escuchar ese sufrimiento.<br />
Volvamos ahora a nuestra pregunta inicial:<br />
<strong>¿Psicoanálisis</strong> o psicoterapia?<br />
Existen posiciones contrarias sobre las diferencias<br />
entre psicoanálisis y psicoterapia hasta aquellos<br />
que no hacen ninguna diferencia, a mi enten<strong>de</strong>r son<br />
opciones terapéuticas diferentes con aplicaciones y<br />
alcances distintos. El abordaje <strong>de</strong> estos conceptos<br />
nos remite a su creador, Freud consi<strong>de</strong>raba que<br />
la psicoterapia es una forma <strong>de</strong> tratamiento<br />
basado en los principios teóricos y técnicos <strong>de</strong>l<br />
psicoanálisis aunque sin realizar las condiciones<br />
<strong>de</strong> una cura psicoanalítica rigurosa <strong>de</strong>sarrollada<br />
con el fin <strong>de</strong> allegar el tratamiento a las clases más<br />
<strong>de</strong>sprotegidas.<br />
El método psicoanalítico implica la regla<br />
fundamental es <strong>de</strong>cir, libre asociación, atención<br />
flotante y el análisis en transferencia <strong>de</strong> este<br />
diálogo analítico; tuvo en cuenta el rol <strong>de</strong> la<br />
contratransferencia pero solo la interpretaba cuando<br />
las manifestaciones se entorpecían o <strong>de</strong>sviaban su<br />
curso. Fue hasta en construcciones en el análisis<br />
don<strong>de</strong> reconoció que el análisis se <strong>de</strong>sarrollaba en<br />
dos escenarios distintos: el <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las dos<br />
partes, lo que suce<strong>de</strong> entre el analista y el paciente,<br />
así como sus consecuencias; el pensamiento clínico<br />
se había centrado hasta entonces en lo intrapsíquico<br />
<strong>de</strong>l paciente. El método se fue enriqueciendo<br />
a lo largo <strong>de</strong> su obra a través <strong>de</strong> ir incorporando<br />
conceptos obtenidos <strong>de</strong> la investigación clínica,<br />
como el análisis <strong>de</strong> las resistencias, la necesidad <strong>de</strong><br />
elaboración, recuperación <strong>de</strong> la amnesia infantil y<br />
la R.T.N. Delimita la acción <strong>de</strong>l psicoanálisis a las<br />
psiconeurosis <strong>de</strong> transferencia, no así a las neurosis<br />
narcisistas y actuales.<br />
La psicoterapia psicoanalítica sigue lo más<br />
posible las condiciones <strong>de</strong> la cura, aun cuando le es<br />
imposible aplicar el encuadre psicoanalítico clásico,<br />
pero sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> referirse en el trabajo psíquico<br />
<strong>de</strong>l analista a este mo<strong>de</strong>lo cuando la aplicación<br />
<strong>de</strong>l encuadre psicoanalítico resulte imposible;<br />
sin embargo tiene técnicas y reglas propias que<br />
consi<strong>de</strong>ro serian motivo <strong>de</strong> otro trabajo.<br />
El objetivo <strong>de</strong>l psicoanálisis es el<br />
<strong>de</strong>scubrimiento más profundo <strong>de</strong> los procesos<br />
psíquicos-inconscientes mediante la asociación<br />
libre y la atención flotante constante <strong>de</strong>l trabajo<br />
psicoanalítico. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todas las disposiciones<br />
REFLEXIONES SOBRE LA CURA... • MARÍA ESTHER GUZMÁN<br />
89
secundarias: visibilidad o no <strong>de</strong>l analista,<br />
frecuencia <strong>de</strong> las sesiones, duración, etc.; existen<br />
a<strong>de</strong>más otras medidas técnicas como uso <strong>de</strong>l<br />
silencio o verbalización, interpretación o no <strong>de</strong><br />
la transferencia, entre otros, que diferencian una<br />
práctica <strong>de</strong> otra.<br />
El psicoanálisis y la psicoterapia persiguen<br />
los mismos fines como es ampliar la toma <strong>de</strong><br />
conciencia <strong>de</strong>l paciente a través <strong>de</strong> interpretar o no<br />
la transferencia, la curación es un beneficio anexo<br />
<strong>de</strong> acuerdo a Freud. Sus <strong>de</strong>finiciones varían <strong>de</strong><br />
acuerdo a la escuela lacaniana, freudiana y kleiniana,<br />
etc.; basadas en un pensamiento clínico particular<br />
que por cuestiones <strong>de</strong> tiempo no mencionaré. No<br />
<strong>de</strong>bemos ignorar el auge <strong>de</strong>l método psicoterápico<br />
sustentado en situaciones reales (economía, tiempo,<br />
patología, etc.), también ocurre que una psicoterapia<br />
<strong>de</strong> inicio evolucione a un análisis cuando el paciente<br />
va mejorando. Es necesario enfatizar que el análisis<br />
es irremplazable en la formación <strong>de</strong> analistas y/o<br />
psicoterapeutas, así como en el tratamiento <strong>de</strong> las<br />
neurosis, perturbaciones <strong>de</strong> carácter, etc.<br />
De cualquier forma y al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Green “ya sea que<br />
el paciente esté recostado o sentado, el mal habrá<br />
hecho estragos reemplazando el placer <strong>de</strong> existir<br />
por un estado que parece mas cerca <strong>de</strong> la muerte<br />
que <strong>de</strong> la vida. Ese mal <strong>de</strong>manda tratamiento, obliga<br />
a buscar una manera <strong>de</strong> tratar con él y aunque la<br />
empatía es necesaria, el pensar como psicoanalista<br />
es indispensable; sin dureza, sin lagrimeos, sin<br />
velos, esto es psicoanalizar”.<br />
Antes <strong>de</strong> concluir ¡<strong>de</strong>tengámonos un momento!<br />
En este recorrido se nos ha mostrado la necesidad<br />
<strong>de</strong> un psicoanalista vivo, comprometido, tolerante a<br />
la incertidumbre, abierto a su inconsciente y al <strong>de</strong><br />
su paciente, cuestionador constante <strong>de</strong> su práctica<br />
y <strong>de</strong> si mismo, conocedor <strong>de</strong> la teoría, hábil en el<br />
manejo <strong>de</strong> la técnica, fiel al inconsciente, firme ante<br />
la seducción <strong>de</strong> teorías que prometen la cura fácil<br />
y rápida, dispuesto a <strong>de</strong>jarse tocar por los afectos<br />
<strong>de</strong>l paciente, etc. Es momento <strong>de</strong> cuestionar nuestra<br />
entrega, <strong>de</strong> renovar la pasión <strong>de</strong> saber, para po<strong>de</strong>r<br />
participar en la experiencia maravillosa que nos<br />
brinda la situación analítica.<br />
Bibliografía<br />
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Trabajando diferencias: Freud-Lacan-Winnicott<br />
implicancias en la ciencia. Buenos Aires. REV.<br />
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Szpilka, J. Sobre la cura psicoanalítica, una<br />
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palabra <strong>de</strong> amor. Madrid. Tecnipublicaciones<br />
S.A., 1989.<br />
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psicoanalítica. Buenos Aires. Nueva Visión,<br />
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Nasio, D. Cómo trabaja un psicoanalista.<br />
México. Paidós psicología profunda, 1996.<br />
Evans D. Diccionario introductorio <strong>de</strong><br />
psicoanálisis lacaniano. Buenos Aires. Paidós<br />
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Laplanche, J y Pontails, J-B. Diccionario<br />
<strong>de</strong> psicoanálisis. Buenos Aires. Paidós, 1996.<br />
Maruco, N. Cura analítica y transferencia,<br />
<strong>de</strong> la represión a la <strong>de</strong>smentida. Buenos Aires.<br />
Amorrortu, 1999.<br />
Green, A. El pensamiento clínico.<br />
Buenos Aires. Amorrortu, 2002.<br />
Safouan, M. La transferencia y el <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong>l analista. Buenos Aires. Paidós, 1989.<br />
Soler, C. ¿Qué psicoanálisis?<br />
Buenos Aires. Edita EOL, 1994.<br />
Mannoni, M. De la pasión <strong>de</strong>l ser a la<br />
“locura” <strong>de</strong>l saber. Freud los anglosajones<br />
y Lacan. Buenos Aires. Paidós, 1989.<br />
Kristeva, J. Las nuevas enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l alma,<br />
Madrid, Catedra, 1993.<br />
Strachey, J y Freud, A. Cinco conferencias<br />
sobre psicoanálisis, un recuerdo infantil <strong>de</strong><br />
Leonardo Da Vinci y otras obras (1910).<br />
Sigmund Freud obras completas. Buenos Aires.<br />
Amorrortu, 1976.<br />
Comunicaciones preliminares. Obstáculos en la<br />
cura. Primer cuatrimestre, 2006.<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
El Psicoanálisis y el trompo <strong>de</strong> la vida<br />
“La vida es como un trompo<br />
compañeros, la vida gira como<br />
todo gira y tiene colores como los<br />
<strong>de</strong>l cielo. La vida es un juguete<br />
compañeros, a trabajar jugamos muchos años, a<br />
estar tristes o alegres mucho tiempo. La vida es<br />
lo poco y lo mucho que tenemos, la moneda <strong>de</strong>l<br />
pobre compañeros.”<br />
Líber Falco.<br />
para mí el psicoanálisis se asemeja a este<br />
Y poema <strong>de</strong> este poeta uruguayo, porque el<br />
psicoanálisis también gira y tiene colores, colores<br />
que no apuntan hacia la exactitud ni objetividad<br />
<strong>de</strong> la ciencia, ni hacia el carácter <strong>de</strong> las buenas<br />
teorías, ni hacia la confrontación <strong>de</strong> los sabios, sino<br />
hacia los <strong>de</strong>safíos actuales en que se reformula la<br />
psicopatología en su vínculo con la cultura, para<br />
ofrecerle al ser humano una vida distinta que apunte<br />
hacia los colores <strong>de</strong>l cielo alegres y suaves, <strong>de</strong>jando<br />
atrás las tormentas <strong>de</strong> grises y negros.<br />
Dentro <strong>de</strong>l ser humano existe una misma<br />
constelación <strong>de</strong> acontecimientos psíquicos que<br />
van <strong>de</strong> la mano, tales como impulsos creativos<br />
o conductas patológicas que pue<strong>de</strong>n por medio<br />
<strong>de</strong>l psicoanálisis mismo, irse analizando y<br />
diseccionando para separar lo sano <strong>de</strong> lo enfermo,<br />
lo creativo <strong>de</strong> lo repetitivo. La razón y la locura<br />
no se conjugan una en <strong>de</strong>mérito<br />
<strong>de</strong> la otra, sino que son anverso<br />
y reverso <strong>de</strong> una unidad que está<br />
dislocada o <strong>de</strong>scentrada entendiéndose bien como<br />
enfermedad o bien, como un núcleo creativo fuente<br />
<strong>de</strong> pasión y <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales.<br />
El psicoanálisis es una experiencia <strong>de</strong> toda<br />
una trayectoria humana en la que el individuo va<br />
en búsqueda <strong>de</strong> un confi<strong>de</strong>nte con quien compartir<br />
lo más íntimo y las ilusiones más gran<strong>de</strong>s. Ambos<br />
elementos <strong>de</strong> la díada, paciente y analista, creen<br />
que el otro sabe: el paciente cree que el analista<br />
será su objeto <strong>de</strong> auxilio, en esa reedición <strong>de</strong> su<br />
<strong>de</strong>samparo original, y el analista cree en que el<br />
círculo cerrado <strong>de</strong> la repetición compulsiva <strong>de</strong><br />
su paciente, se abrirá en espiral para dar lugar a<br />
la elaboración y simbolización <strong>de</strong> su pulsión. Es<br />
una ilusión <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este juego analítico en que<br />
el cielo se tiñe <strong>de</strong> colores diversos mediante la<br />
traducción y la <strong>de</strong>traducción. Aquí el analista es un<br />
interlocutor inédito que trata a veces <strong>de</strong> ser nadie,<br />
y a veces máscara para asumir todos los personajes<br />
que el analizando le atribuye. Se hace susceptible<br />
<strong>de</strong> ser situado, cercado, acaparado, dispuesto a<br />
ser investido como una madre arcaica bajo una<br />
influencia tanto amorosa como mortífera. Entre<br />
ellos se <strong>de</strong>sarrolla un diálogo mutuo que <strong>de</strong>scubre<br />
esa falacia <strong>de</strong> la palabra humana en que uno habla<br />
con el otro para hablarse a sí mismo y sostener<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA<br />
91
que uno mismo tiene la razón. Es en este diálogo<br />
psicoanalítico que se da la asociación libre y la<br />
atención flotante, así como el acto analítico como<br />
condiciones en las que puedan darse el <strong>de</strong>sacomodo<br />
y los momentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconcierto y perplejidad<br />
para que esa historia tejida <strong>de</strong>l analizando pueda<br />
encontrar una vía alterna, pueda <strong>de</strong>stejerse y<br />
volverse a tejer.<br />
Este acto analítico estaría marcado por esa<br />
sorpresa que <strong>de</strong>scoloca, abre y <strong>de</strong>spliega una<br />
lógica diferente, y que llamamos inconsciente. La<br />
lógica <strong>de</strong>l inconsciente es una lógica infrecuente<br />
y efímera, pero marcada por momentos fecundos<br />
<strong>de</strong> inflexión y organización fantasmática que<br />
<strong>de</strong>termina la relación entre el paciente y su analista<br />
y los acontecimientos ulteriores <strong>de</strong> ésta. Lo que<br />
cura, en psicoanálisis a diferencia <strong>de</strong> otras terapias<br />
es el axioma <strong>de</strong> base <strong>de</strong> ser un acontecimiento<br />
singular que mediante estos momentos <strong>de</strong><br />
inflexión y organización fantasmática, unidos al<br />
afecto ofrece la posibilidad <strong>de</strong> simbolización <strong>de</strong> la<br />
pulsión, misma que al estar <strong>de</strong>sajustada por exceso<br />
o por bloqueo por angustia o por inhibición pueda<br />
reanudar su proceso, cauce y circulación para<br />
reconstruir al sujeto.<br />
El acto psicoanalítico es un momento efímero,<br />
pero que ofrece efectos dura<strong>de</strong>ros, pinta el cielo <strong>de</strong><br />
colores, abraza al trabajo, la alegría o la tristeza,<br />
lo poco o lo mucho que tenemos. Y es mediante<br />
el vínculo transferencial que el surgimiento<br />
<strong>de</strong>l inconsciente da lugar a la neurosis <strong>de</strong><br />
transferencia y a la posibilidad <strong>de</strong> aparición <strong>de</strong> una<br />
“irracionalidad”, en la que aparecen un conjunto<br />
<strong>de</strong> afectos y representaciones que dramatizan y<br />
tramitan ese advenimiento, y aprehensión <strong>de</strong> la<br />
pulsión. El tiempo transferencial es un tiempo<br />
presente que reescribe el pasado, es un tiempo<br />
in<strong>de</strong>finido que colapsa todos los tiempos, en el que<br />
como <strong>de</strong>cía Spilka trata <strong>de</strong> producir lo inconsciente<br />
en lo consciente. Esta producción que no es a<br />
veces accesible como significado latente que está<br />
en función <strong>de</strong>l contenido manifiesto que nos ofrece<br />
el analizando, ni es tampoco el significado <strong>de</strong> lo<br />
que se dice, es una articulación significante nueva<br />
que experimenta un viraje, viraje que pue<strong>de</strong> dar<br />
lugar a una creación.<br />
En este intercambio <strong>de</strong> colores la neurosis <strong>de</strong><br />
transferencia se instala, y los dos cuerpos presentes,<br />
presentan cuatro mentes, o quizá más, al surgir esa<br />
“ambigüedad esencial <strong>de</strong> la situación analítica,”<br />
que <strong>de</strong>cía Baranger, en la cual “gracias a la renuncia<br />
<strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> acción, todo pasa sin que nada pase”.<br />
92<br />
Cuentos y juegos se <strong>de</strong>splazan en esa novela <strong>de</strong><br />
la vida que se juega entre ambos elementos <strong>de</strong> la<br />
díada. Historias propias, dichas o calladas que se<br />
muestran como un jardín interior que se cosecha<br />
y se renueva, programas <strong>de</strong> teatro que se repiten o<br />
cambian. Pero también historias que se anclan, que<br />
se amarran o aprisionan y lastiman, reiterándose y<br />
repitiéndose incesantemente hasta la muerte.<br />
Viñeta: Paciente: “Pues lo que pasa es que sigo y<br />
sigo enojada contigo porque digo que si tu ya sabías<br />
lo <strong>de</strong> mi papá, si tú ya sabías todo el daño que me<br />
había hecho, y todo lo i<strong>de</strong>alizado que lo tenía, si tu<br />
ya sabías que yo lo creía mi salvador y que por su<br />
culpa no puedo funcionar en el sexo, por qué no me<br />
lo dijiste antes, por qué no me lo dijiste <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
principio o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer año, en lugar <strong>de</strong> tenerme<br />
aquí y aquí como tu esclava, pase y pase el tiempo y<br />
yo sin funcionar. A<strong>de</strong>más ahora si que estoy linda,<br />
ya no soy como era, no se cómo soy, y menos cómo<br />
voy a ser, ¡esto si que está lindo!”.<br />
Entre el analista y su paciente se crea un juego<br />
en el que surgen po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong> muerte,<br />
<strong>de</strong> ser ogro y amante, <strong>de</strong> dar vida para vivir, o<br />
agresión para <strong>de</strong>struir. De aquí la importancia <strong>de</strong><br />
la palabra intercambiada y <strong>de</strong> los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> ese<br />
intercambio en la transferencia-contratransferencia,<br />
ya que es a partir <strong>de</strong> esta trama significante que se<br />
va a dar la posibilidad <strong>de</strong> la significación.<br />
Cuando el paciente acu<strong>de</strong>, sitúa su presencia<br />
en ese primer goce <strong>de</strong> una completud ilusoria que<br />
supera el <strong>de</strong>samparo <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong>spedazado<br />
y la angustia que lo conlleva, ese <strong>de</strong>samparo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia extrema que se sitúa en el origen <strong>de</strong>l<br />
psiquismo. Es aquí cuando su imagen especular<br />
pue<strong>de</strong> ser asumida o no jubilosamente, aquí<br />
don<strong>de</strong> aparece esa matriz simbólica en la que el<br />
yo se precipita en una forma primordial antes <strong>de</strong><br />
que aparezca la dialéctica <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación con<br />
el otro, y antes <strong>de</strong> que el lenguaje lo sitúe en su<br />
función <strong>de</strong> sujeto. La forma total <strong>de</strong> su cuerpo se le<br />
a<strong>de</strong>lanta en un espejismo en la que le es presentada<br />
como Gestalt, pero en una exterioridad en que es<br />
más constituyente que constituida, y su aparición<br />
simboliza la permanencia mental <strong>de</strong>l yo, al mismo<br />
tiempo que prefigura su <strong>de</strong>stinación enajenadora,<br />
ya que es en esta relación ambigua en don<strong>de</strong> se<br />
redon<strong>de</strong>a el mundo <strong>de</strong> la fabricación <strong>de</strong> su ser. Su<br />
salvación y su captura se anudan en este acto que<br />
funda el sujeto y el ser. De manera, que como <strong>de</strong>cía<br />
Kristeva, los síntomas y los fantasmas son discursos<br />
<strong>de</strong> amor hacia un otro, hacia ese otro imposible<br />
incapaz <strong>de</strong> colmar todos los <strong>de</strong>seos y todas las<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
<strong>de</strong>mandas, pero que posibilita su acceso a la palabra<br />
introduciéndola en todas las marcas innombrables<br />
<strong>de</strong> la significancia. El analista al reconocer la<br />
subjetividad que existe en los momentos intensos<br />
<strong>de</strong> las pasiones entre su paciente y él, <strong>de</strong>posita<br />
una confianza exorbitante en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l vínculo<br />
transferencial y <strong>de</strong> la palabra interpretativa<br />
sabiendo que a través <strong>de</strong> ellos, al ser reconocidos<br />
y nombrados, se posibilita mediante el proceso<br />
viviente <strong>de</strong> nuestras pasiones, el restablecimiento<br />
<strong>de</strong> su unidad provisoria. En el diván <strong>de</strong>l psicoanalista<br />
se autoriza explícitamente una búsqueda <strong>de</strong>l amor,<br />
amor que incluye un encuentro en el que la promesa<br />
o esperanza se mezclan en el no-tiempo, ya que no<br />
existe un tiempo cronológico, sino una significación<br />
don<strong>de</strong> se juega el intercambio entre el encierro y<br />
el empantanamiento <strong>de</strong> la repetición, o la apertura<br />
a la metáfora viviente <strong>de</strong> la elaboración. Es allí<br />
don<strong>de</strong> mediante el <strong>de</strong>shacimiento <strong>de</strong> la confusión<br />
entre lo real, lo imaginario y lo simbólico, se hallan<br />
nuevos códigos amorosos en que se perfila un<br />
nuevo mapa <strong>de</strong> miradas, sueños y sufrimientos en<br />
don<strong>de</strong> se puedan volver a poner las cosas en su sitio<br />
reimplantando al menos un poco <strong>de</strong> la realidad.<br />
La vida en el análisis supone un trabajo en dos<br />
tiempos en don<strong>de</strong> lo originario se suelda como<br />
una combinación química, y lo actual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
presente recorta el contenido y el valor <strong>de</strong> aquello<br />
originario que evocamos, ya que es por medio<br />
<strong>de</strong> la elaboración y simbolización que po<strong>de</strong>mos<br />
llegar a la remo<strong>de</strong>lación <strong>de</strong> nuestro imaginario. En<br />
este horizonte asintótico, los datos van perdiendo<br />
precisión y certeza y su valoración va siendo<br />
discriminativa, se va recirculando una dialéctica en<br />
que se <strong>de</strong>smonta la traducción existente, por otra<br />
más porosa y abierta.<br />
Viñeta: Paciente: “Está bien, ya no me siento toda<br />
<strong>de</strong>spanzurrada, tan en la nube, con la vida pasándome<br />
<strong>de</strong> lado, pero me doy cuenta y aún no puedo trabajar<br />
como se <strong>de</strong>be con disciplina y constancia, tampoco<br />
puedo levantarme todos los días con esa energía<br />
en don<strong>de</strong> todo se vea bonito, y la vida no sea tan<br />
difícil. Pero bueno, al menos ya voy entendiendo<br />
las cosas, ya las puedo ir acomodando en mi cabeza<br />
porque justo cuando me cae un veinte, tuc tuc me<br />
sigue cayendo otro y otro”.<br />
La experiencia analítica saca a la superficie la<br />
libido subyacente a las <strong>de</strong>mandas y aspiraciones<br />
<strong>de</strong>l paciente, empezando a hablar <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos<br />
y dando acceso al erotismo que está en la base<br />
<strong>de</strong> su relación con los otros, encontrando modos<br />
<strong>de</strong> significación a<strong>de</strong>cuados para los registros más<br />
oscuros e innombrables <strong>de</strong> la excitabilidad. En la<br />
transferencia el analista pone en juego la disolución<br />
<strong>de</strong> su saber como el paciente lo presupone, para que<br />
éste en su <strong>de</strong>silusión juegue a la construcción <strong>de</strong><br />
vínculos, a crear, ayudar, amar y a buscar su verdad<br />
por el goce <strong>de</strong> recomenzar cada momento. Así, el<br />
cielo se va tiñendo <strong>de</strong> colores, <strong>de</strong> sensaciones, <strong>de</strong><br />
afectos y <strong>de</strong> palabras.<br />
El análisis es un aprendizaje <strong>de</strong> la separación,<br />
<strong>de</strong> la realización <strong>de</strong> duelos, un pasaje <strong>de</strong>l alma que<br />
se ha entregado al alma que se recobra, para jugar<br />
a una nueva partida una y otra vez. La certidumbre<br />
adquirida por el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> uno mismo,<br />
consuela al narcisismo y permite transferir el propio<br />
<strong>de</strong>seo sobre el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los otros, abriéndonos a<br />
las múltiples experiencias <strong>de</strong>l reencuentro, tanto<br />
con los que son diferentes como con los que son<br />
semejantes.<br />
Viñeta: Paciente “Bueno la verdad es que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
que me ha caído el veinte <strong>de</strong> lo <strong>de</strong> mi papá, pues<br />
estoy como atarantada pero al mismo tiempo me<br />
siento con fuerza. Ya no me quiero quedar tirada<br />
en la cama, ya no quiero seguir siendo la misma<br />
corajuda <strong>de</strong> siempre, que no hace nada y espera<br />
que le llegue un príncipe azul. Tengo que ver que<br />
aunque me duela, es la raíz <strong>de</strong> muchas cosas, <strong>de</strong><br />
muchos sentimientos que tengo. Quiero llorar pero<br />
<strong>de</strong> gusto. Y la verdad que tú también mereces un<br />
abrazo porque finalmente <strong>de</strong>scubro esto que me<br />
tenía ahí como coagulada.”<br />
El psicoanálisis es como el discurso <strong>de</strong> la<br />
vida que lleva a reflexionar profundamente sobre<br />
las ilusiones, revela verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la economía<br />
libidinal y <strong>de</strong> los intereses psíquicos bajo los que<br />
se construyeron los pactos amistosos, los amorosos,<br />
los profesionales y los i<strong>de</strong>ológicos, dando lugar<br />
a una más radical experiencia <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z para<br />
construir el propio yo ayudándolo a ver <strong>de</strong> frente<br />
tanto la imagen <strong>de</strong>smitificada <strong>de</strong> uno mismo como<br />
la <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />
De manera que así como Líber Falco <strong>de</strong>dica su<br />
poema a la vida, yo lo traduciría al psicoanálisis, y<br />
atreviéndome a modificar algunas <strong>de</strong> sus palabras<br />
diría también, que el psicoanálisis es como un<br />
trompo compañeros, que gira y gira como todo gira<br />
y tiene colores como los <strong>de</strong>l cielo. El psicoanálisis<br />
es como un juego compañeros, a trabajar jugamos<br />
muchos años, a estar tristes o alegres mucho tiempo,<br />
es lo poco y lo mucho que tenemos, es la moneda<br />
<strong>de</strong>l hombre, compañeros.<br />
EL PSICOANÁLISIS O EL TROMPO DE LA VIDA... • CRISTINA OETLING<br />
93
Bibliografía<br />
Green, André. El discurso vivo.<br />
Una concepción psicoanalítica <strong>de</strong>l afecto. Ed.<br />
Promolibro.<br />
Kristeva, Julia. Historias <strong>de</strong> amor. Ed.<br />
Siglo XXI.<br />
Kristeva, Julia. Al comienzo era el amor.<br />
Psicoanálisis y fe. Ed. Gedisa.<br />
Lacan, Jackes. Escritos. Ed. Siglo XXI.<br />
Spilka, Jaime. Sobre la cura psicoanalítica. Ed.<br />
Tecnipublicaciones.<br />
Viñar, Marcelo. Psicoanalizar hoy. Problemas<br />
<strong>de</strong> la articulación teórico-clínica. Ed. Trilce.<br />
94<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
96<br />
Participantes<br />
Eduardo Braier<br />
Psicoanalista. Miembro Titular con<br />
Función Didáctica <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Argentina y Miembro<br />
Pleno <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong><br />
Internacional. Barcelona, España.<br />
eabraier@telefonica.net<br />
Ricardo Avenburg<br />
Miembro <strong>de</strong> AP<strong>de</strong>BA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
J.-C. Stoloff<br />
Miembro <strong>de</strong> SPFR.<br />
Paris, Francia.<br />
Clara Benseñor<br />
Miembro Titular. APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
dgbenseor@yahoo.com.ar<br />
Viviana Cohen<br />
Miembro Adherente APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
vivianagra@gmail.com<br />
Marta Dávila<br />
Miembro Titular. APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
martadavila@fibertel.com.ar<br />
Cristina Falise<br />
Miembro Adherente. APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
cristina.falise@gmail.com<br />
Alicia García<br />
Miembro Adherente. APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
aliciagarcia_gonz@yahoo.com.ar<br />
María Iribarren<br />
Miembro Adherente. APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
miribaarren@yahoo.com.ar<br />
Liliana Revuelta<br />
Candidata. APA.<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
lrevuelta@fibertel.com.ar.<br />
Adriana Lira<br />
Psicoanalista Titular <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
liraadriana@yahoo.com.mx<br />
Cristina Oetling<br />
Psicoanalista Titular <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
cristinaoetling03@hotmail.com<br />
Silvia Flechner<br />
Miembro titular <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong>l Uruguay en funciones<br />
didácticas.<br />
Montevi<strong>de</strong>o, Uruguay.<br />
sflech@chasque.net<br />
Álvaro Nin<br />
Miembro titular <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong>l Uruguay.<br />
Montevi<strong>de</strong>o, Uruguay.<br />
adnin@montevi<strong>de</strong>o.com.uy<br />
NÚM. 5 2011 REVISTA DE PSICOANÁLISIS DE GUADALAJARA
Patricia Reyes<br />
Psicoanalista Titular en funciones<br />
didácticas. <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong><br />
Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
reyeslopez@yahoo.co.m<br />
María Esther Guzmán<br />
Psicoanalista Titular <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong> Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
maesther_guzman@hotmail.com<br />
Miriam Grynberg<br />
Psicoanalista Titular <strong>de</strong> la APM.<br />
México, DF. México.<br />
miriamgc32@hotmail.com<br />
Cecilia Rodríguez<br />
Psicoanalista Titular en funciones<br />
didácticas. <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong><br />
Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
rgzcecilia@hotmail.com<br />
Laura Mejorada<br />
Psicoanalista Titular en funciones<br />
didácticas. <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong><br />
Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
mejoradalaura@yahoo.com<br />
Micaela Hernán<strong>de</strong>z<br />
Psicoanalista Titular en funciones<br />
didácticas. <strong>Asociación</strong> <strong>Psicoanalítica</strong> <strong>de</strong><br />
Guadalajara.<br />
Grupo <strong>de</strong> Estudio <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong><br />
<strong>Psicoanalítica</strong> Internacional (IPA).<br />
Jalisco, México.<br />
micaela210@yahoo.com<br />
97
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con la frecuencia <strong>de</strong> un número por año.<br />
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