Historias de los Aborigenes Tobas del Gran Chaco

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Y dos de sus yernos salieron a buscar lo solicitado por él, y antes de terminar el día llegaron e inmediatamente prepararon el remedio para ungir sus partes más afectadas, y enseguida se sintió muy aliviado, bajó la fiebre, se calmaron los dolores, y así recuperó su vitalidad y pronto quedó sano. Desde ese tiempo nuestro padre se afirmó con nuestra madre hasta la ancianidad con ella, porque realmente fue castigado, pero el hombre tuvo mucho poder y fuerzas sobrenaturales al poseer una parte del poder del origen de las tormentas y de las lluvias que controlan toda la tierra, y hablaba con mucha autoridad, pero sabe que cuando comete errores se lamentará para siempre. Estas verdades no escritas se parecen mucho cuando escuchamos la palabra de nuestro creador, comenzamos a escuchar desde el origen del hombre hasta el fin, cómo hizo paso a paso, para prestar atención al creador de todas las cosas. El hombre puede pasar muchas cosas en la vida pero no se detiene para nada frente a los que pueden originar las maldades, él deja todo a un lado y no presta atención. Mis abuelos, antepasados, eran de la zona de Pampa del Indio desde siempre, de la parcialidad toba No’olgaxanaq, y por la persecución que sufrieron todos los aborígenes del Gran Chaco, se escondieron en distintas regiones para cuidar la vida de sus gentes. Y cuando llegó la buena noticia que trajo el Cacique Moreno, luego de varios encuentros de consulta de nuestros mayores que lograron salvarse de la matanza que causaron los coroneles en nuestro territorio, mi padre tomó la decisión para sus gentes de volver a radicarse en esa región de Pampa del Indio, pues realmente son buenas las tierras para toda clase de siembra de hortalizas; para que sea definitivamente el hogar de sus hijos y nietos de la posteridad, en especial de Taxalas, Coral, Pioq La’asat, Qa’imoolec. De esa manera recuperaron sus hogares de origen, pues era tierra de sus antepasados. Así fue el modo de vida de nuestros ancianos padres, fue realmente sensacional, sa la’axaic (extraordinario). Pues un día estaba escuchando a nuestro primo mayor Don Ÿaqaaroi que realmente tuvo un pacto con el diablo - Shiÿaxaua Lma’na (el hombre de estas tierras); él contaba que llegó a un extremo de su poder que le permitía casi volar hacia el espacio sin tener alas, pues el hombre de esta tierra es realmente poderoso y él le dio poder para realizar cosas increíbles e impresionantes. El anda en todas las tierras caminando, y su cola pone al cuello para no arrastrar sobre la tierra. Yaqaaroi siempre contaba cómo fue el origen del poder que le dio el hombre de estas tierras (hombre terrestre), pues ellos en sus épocas nadie sabía el nombre de Dios (único creador) porque ellos decían que es muy malo y celoso. Mi propio abuelito, que mencioné en todos mis relatos, él era muy viejo, tanto que tenía que levantarlo para que pueda sentarse; él siempre me aconsejaba y me enseñaba: -- “Mi nieto, nunca debe jugar con el nombre de Dios pues él está presente en todos ilapiguiñi y ve todas las cosas. Cuando una persona expresa algo sus palabras llegan al oído de él, no debes hablar mal de él porque te puede castigar con la muerte; solamente con nuestro padre común, el rey, aquel que nos dio el poder para curar, con sí se puede ridiculizar su nombre”. Así contaba siempre el viejito, este relato viejísimo, tan antiguo que viene desde el tiempo inmemorial, y muchos de nuestros abuelos murieron en la región de Co’oxoic (Formosa). Nuestro abuelo se llamaba Tecolqui’, este fue el padre de mi papá, y murió el año 1930. Una anécdota que siempre me contaban nuestros mayores acerca de este abuelo en la parte final de su vida y de su humor; decía que en una ocasión los hijos de ellos se iban a cazar el chancho moro (jabalí) y este abuelo se iba también con ellos, y en los momentos aburridos se ponía a decir: -- “Hijos, si encontramos los chanchos jabalí debemos procurar de llegar y pasar sigilosamente en medio de ellos, así podemos cazar algunos de ellos”, y él hablaba en voz alta, por eso sus hijos le reprocharon diciendo: -- “Padre cállate por favor, ya estamos cerca de la manada de chanchos jabalí”. Pero seguía hablando: -- ¡Así está bueno, adelante sigan no más! Y uno de los sobrinos le dijo otra vez: -- “Tío, por favor silencio!”, pero seguía hablando: -- “Bueno, hagan un círculo para 90

que no se escape ni uno de ellos”. Ellos estaban tratando de hacer callar al viejito porque estaba hablando solo y estorbaba la búsqueda de los animales, pero él no se callaba, seguía hablando y contestando los reproches que le hacían sus hijos; y así continuó durante casi medio día. Los hijos se cansaron de él y cuando llegaron a un campo abierto vieron un ñandú solo, y uno de ellos le dijo: -- “Padre, aquí tienes una escopeta, mátelo al ñandú”. Luego hicieron un disfraz de las ramas y yuyos, él lo tomó y se lo puso, y le entregaron la escopeta: -- ¡Tómelo y mátelo al ñandú, usted es el experto en la caza de animales! Entonces, salió al campo en dirección del ñandú bien cubierto del disfraz, e hizo una distancia no muy larga cuando se levantó y se puso firme, mientras el ñandú vino en dirección de él, y como tenía puesto el disfraz el ñandú lo atropelló y cayó tambaleante; y el disfraz quedó totalmente desparramado y su cuello quedó totalmente duro. Y él siempre contaba que todo lo que él hacía era para enseñar a sus hijos, sobrinos y nietos, que en la vida uno debe aprender a tener humor frente a todas las preocupaciones del momento, de la necesidad, de los peligros, sufrimientos, hambre, y cuando uno quiere tratar de conseguir algo más rápido; pues todo se consigue pero con lentitud, fe y esperanza, y certeza sobre todas las cosas. Y para ellos lo que pasó ese día fue todo un fracaso por causa de él. Pero el se reía porque decía: -- “Así aprenderán a confiar en sus propios instintos y sus propias fuerzas y habilidades”. Así fue con este abuelo que fue el hazme reír de los demás. Era muy juguetón con los chicos, ¡pobrecito! Y el otro abuelo de nosotros se llamaba Llisoqui, fue antecesor de Nayaxaiyi, él tenía la misma edad de Huaneraxaic y Huandaxai, y era de la región de Chiguiyiiquic Nnoinaqa’ (montecito donde canta el búho), Quitilipi. El lugar donde ocurrió lo relatado fue en la zona de Qa’imoolec (laguna inundada), hoy Pampa del Indio, en ese lugar también el flagelo de una viruela negra causó la muerte de muchas gentes, la mayoría de ellos no fueron enterrados por el abandono de sus familiares. Y nuestro abuelo Tecolqui’, siempre vivía en esa región donde él actuó con muchos poderes para curar; también vivía en la zona llamada Moxoyaxai, cerca de Pioq L’asat, hoy Pampa Chica; en ese mismo lugar también vivía el otro abuelo de nosotros que se llama Desoqui’, este hombre pasaba todas las noches cantando, sus manos apretaban la cabeza, y cuando ya amanecía él se levantaba para despertar a sus gentes diciendo: -- “Aquella persona que está pensando salir el día de hoy para buscar sus alimentos ya debe despertarse, ya llega el día propiamente de nuestras vidas, ya esta presente, todos debemos estar contentos, de mi parte me siento feliz por lo que hizo mi creador”. El siempre mencionaba el nombre de Dios y decía que el tenía relación con él y que escuchaba la voz de sus palabras nítidamente, y sus palabras alimentaban su interior y todo su ser, por eso él no sentía hambre y continuaba hablando solo hasta que él mismo dejaba de pronunciar palabras. “Escuchen lo que digo, pues son cosas que nunca fueron escuchadas por el oído humano, pertenecen al pasado pero ahora las estoy declarando”, así hablaba; desde lejos hablaba pero escuchaban lo que él decía, pues hablaba en voz fuerte. Este hombre Desoqui’ era un hombre muy alto de físico atlético, con músculos de brazos grandes. Orlando Sánchez: ¿Este hombre era el que fue llevado ante los coroneles del Chaco? Juan Zorrilla: Sí, ese era el hombre. Lo que pasó en ese tiempo fue que había algunos de los que dicen ser ’oiquiaxaic (con poder excepcional), que estaban muy celosos de las predicciones que el pronunciaba. Y uno de ellos era Natoxochi, que un día les dijo a las gentes: -- “Este nuestro anciano si realmente posee el poder mágico (’oiquiaxaic), vamos a llevarlo a que nos haga algo beneficioso para nosotros, así no debe estar hablando en vano; y ya que está pronunciando el nombre de Dios, entonces llevémosle a uno de los 91

que no se escape ni uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong>”.<br />

El<strong>los</strong> estaban tratando <strong>de</strong> hacer callar al viejito porque estaba hablando solo y<br />

estorbaba la búsqueda <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales, pero él no se callaba, seguía hablando y<br />

contestando <strong>los</strong> reproches que le hacían sus hijos; y así continuó durante casi medio día.<br />

Los hijos se cansaron <strong>de</strong> él y cuando llegaron a un campo abierto vieron un ñandú solo, y<br />

uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> le dijo: -- “Padre, aquí tienes una escopeta, mátelo al ñandú”. Luego hicieron<br />

un disfraz <strong>de</strong> las ramas y yuyos, él lo tomó y se lo puso, y le entregaron la escopeta: --<br />

¡Tómelo y mátelo al ñandú, usted es el experto en la caza <strong>de</strong> animales! Entonces, salió al<br />

campo en dirección <strong>de</strong>l ñandú bien cubierto <strong>de</strong>l disfraz, e hizo una distancia no muy larga<br />

cuando se levantó y se puso firme, mientras el ñandú vino en dirección <strong>de</strong> él, y como<br />

tenía puesto el disfraz el ñandú lo atropelló y cayó tambaleante; y el disfraz quedó<br />

totalmente <strong>de</strong>sparramado y su cuello quedó totalmente duro.<br />

Y él siempre contaba que todo lo que él hacía era para enseñar a sus hijos,<br />

sobrinos y nietos, que en la vida uno <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r a tener humor frente a todas las<br />

preocupaciones <strong>de</strong>l momento, <strong>de</strong> la necesidad, <strong>de</strong> <strong>los</strong> peligros, sufrimientos, hambre, y<br />

cuando uno quiere tratar <strong>de</strong> conseguir algo más rápido; pues todo se consigue pero con<br />

lentitud, fe y esperanza, y certeza sobre todas las cosas. Y para el<strong>los</strong> lo que pasó ese día<br />

fue todo un fracaso por causa <strong>de</strong> él. Pero el se reía porque <strong>de</strong>cía: -- “Así apren<strong>de</strong>rán a<br />

confiar en sus propios instintos y sus propias fuerzas y habilida<strong>de</strong>s”. Así fue con este<br />

abuelo que fue el hazme reír <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>más. Era muy juguetón con <strong>los</strong> chicos, ¡pobrecito!<br />

Y el otro abuelo <strong>de</strong> nosotros se llamaba Llisoqui, fue antecesor <strong>de</strong> Nayaxaiyi, él<br />

tenía la misma edad <strong>de</strong> Huaneraxaic y Huandaxai, y era <strong>de</strong> la región <strong>de</strong> Chiguiyiiquic<br />

Nnoinaqa’ (montecito don<strong>de</strong> canta el búho), Quitilipi.<br />

El lugar don<strong>de</strong> ocurrió lo relatado fue en la zona <strong>de</strong> Qa’imoolec (laguna inundada),<br />

hoy Pampa <strong>de</strong>l Indio, en ese lugar también el flagelo <strong>de</strong> una viruela negra causó la<br />

muerte <strong>de</strong> muchas gentes, la mayoría <strong>de</strong> el<strong>los</strong> no fueron enterrados por el abandono <strong>de</strong><br />

sus familiares. Y nuestro abuelo Tecolqui’, siempre vivía en esa región don<strong>de</strong> él actuó con<br />

muchos po<strong>de</strong>res para curar; también vivía en la zona llamada Moxoyaxai, cerca <strong>de</strong> Pioq<br />

L’asat, hoy Pampa Chica; en ese mismo lugar también vivía el otro abuelo <strong>de</strong> nosotros<br />

que se llama Desoqui’, este hombre pasaba todas las noches cantando, sus manos<br />

apretaban la cabeza, y cuando ya amanecía él se levantaba para <strong>de</strong>spertar a sus gentes<br />

diciendo: -- “Aquella persona que está pensando salir el día <strong>de</strong> hoy para buscar sus<br />

alimentos ya <strong>de</strong>be <strong>de</strong>spertarse, ya llega el día propiamente <strong>de</strong> nuestras vidas, ya esta<br />

presente, todos <strong>de</strong>bemos estar contentos, <strong>de</strong> mi parte me siento feliz por lo que hizo mi<br />

creador”.<br />

El siempre mencionaba el nombre <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>cía que el tenía relación con él y<br />

que escuchaba la voz <strong>de</strong> sus palabras nítidamente, y sus palabras alimentaban su interior<br />

y todo su ser, por eso él no sentía hambre y continuaba hablando solo hasta que él<br />

mismo <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> pronunciar palabras. “Escuchen lo que digo, pues son cosas que nunca<br />

fueron escuchadas por el oído humano, pertenecen al pasado pero ahora las estoy<br />

<strong>de</strong>clarando”, así hablaba; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos hablaba pero escuchaban lo que él <strong>de</strong>cía, pues<br />

hablaba en voz fuerte. Este hombre Desoqui’ era un hombre muy alto <strong>de</strong> físico atlético,<br />

con múscu<strong>los</strong> <strong>de</strong> brazos gran<strong>de</strong>s.<br />

Orlando Sánchez: ¿Este hombre era el que fue llevado ante <strong>los</strong> coroneles <strong>de</strong>l <strong>Chaco</strong>?<br />

Juan Zorrilla: Sí, ese era el hombre. Lo que pasó en ese tiempo fue que había algunos <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> que dicen ser ’oiquiaxaic (con po<strong>de</strong>r excepcional), que estaban muy ce<strong>los</strong>os <strong>de</strong> las<br />

predicciones que el pronunciaba. Y uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> era Natoxochi, que un día les dijo a las<br />

gentes: -- “Este nuestro anciano si realmente posee el po<strong>de</strong>r mágico (’oiquiaxaic), vamos<br />

a llevarlo a que nos haga algo beneficioso para nosotros, así no <strong>de</strong>be estar hablando en<br />

vano; y ya que está pronunciando el nombre <strong>de</strong> Dios, entonces llevémosle a uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

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