Historias de los Aborigenes Tobas del Gran Chaco

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13.03.2014 Views

Nachicyi: Cuando yo era muy joven sabía cantar la canción del sol, es una canción muy melancólica, y también la canción de la luna, las dos canciones tienen una melodía muy distinta (luego sigue comentando acerca de los personajes Shillinchin y Yiguiÿaayi). Ellos cuentan sobre el momento de su primer viaje hacia la luna y el sol; de la luna decían que era escurridiza, pues no tiene un espacio fijo, se cambia de un lugar a otro ante la presencia humana, y no existe formas ni evidencia de un interlocutor (con quien hablar, indagar) porque no quiere dar ninguna revelación acerca de sus formas de ser. Pero tiene una característica no agresiva y es muy benevolente, pero tampoco permite al hombre capturar y dominar con su mente la personalidad de ella, y si tiene algo que dar al hombre siempre le dice: -- “Bueno hijo mío, aquí tiene una parte de tu ser, obtenga una pequeña porción de mi propia vida que te permitirá no morir por el efecto del fuego y de los metales (hierro) de armas de fuego; además cuando usted se baña con agua, cuando ya eres viejo, volverá a ser muy joven”. Esto es lo que más cautiva y desean los seres humanos de todos los tiempos, pues es la vida normal de la luna cuando ya cumple un ciclo normal de vida se envejece, y en ese cuadro se pone a bañar con el agua, y luego vuelve a aparecer muy joven. NOTA. El agua signifíca ciclo de lluvia que da vida a la tierra, los árboles, aves, animales, ríos, lagunas, mares, y seres humanos. Esta es la razón principal por la que el hombre de todos los tiempos desea asemejarse al ciclo de vida de la luna. Por eso el anciano Yiguiÿaayi en sus viajes hacia la luna trató de llevarse sus mascotas más fuertes: cinco madre de víboras, cinco tigres, dos arco iris, muy parecidas a las boas, para que lo cuiden y protejan durante su viaje. Pero antes de llegar a las esferas de la luna hizo regresar a sus animales mascotas, pues él decía que si las hubiere enviado al frente no volverían a la tierra, pues en el espacio ultravioleta, muy parecido a las telarañas que cubren la luna, se quedarían atrapados; pues la atracción que ejerce se parece a la atracción de las telarañas con cualquier insecto que se acerca, y aun el hombre mismo, pues ellos mismos tuvieron resistir las fuerzas atractivas de ese espacio donde lograron llegar en el intento de llegar a la luna. Nuestros dos personajes lograron tener visiones y revelaciones como un vidente (ilapiguiñi). Shillinchin y Yiguiÿaayi lograron cantar las canciones del sol y de la luna donde una vez intentaron explorar sus espacios. Yo me acuerdo que cuando aun éramos niños sabíamos cantar la canción del sol y de la luna, y las canciones del monte, pues las habíamos aprendido de nuestros mayores, en especial de mi padre que aprendió estas canciones de sus mayores y luego nos enseñó y nos instruyó de la siguiente forma: -- “Hijo, cuando usted está en el campo arriba de un árbol, cante estas canciones del monte para que no te pase algo malo, mientras perseveras en visualizar la aparición del ñandú que habitualmente sale al campo abierto. Asimismo, cuando ya está capturado el animal, no debes tirar un pedacito de la carne y así no se enfurecerá el monte en contra de usted”. También me acuerdo que mis compañeritos siempre me pedían que les cante estas canciones y me seguían adonde quiera que vaya solamente para escucharme. Una anécdota acerca de Dashiloqyi Un día mi padre Dashiloqyi se separó de su esposa y se fue con una jovencita, y con ella vivió muchos años y tuvo varios hijos de ella. Pero un día se acordó de sus hijos y volvió a su hogar, y mientras caminaba escuchó una voz muy suave en sus oídos que decía: -- “Usted ahora pide una lluvia y no se da cuenta que usted fue el causante de la falta de lluvias, pero ahora va llover sobre la tierra”. Zorrilla cuenta que su padre, mientras caminaba, se puso a cantar para pedir que llueva. Pues hacía varios años que no llovía por causa de la separación con su mujer. Y 88

fue castigado por los que tienen el control y el origen del agua. Y fue en ese preciso momento que comenzaron los truenos que anunciaban la proximidad de la lluvia, y las ráfagas de las tormentas, qaueff, qaueff (onomatopeya de ráfagas), y comenzó la lluvia a caer, mientras él continuaba caminando y chapoteando en el agua, pues llevaba un sombrero como cubrecabeza. Seguidamente escuchó una voz suave diciendo: -- “Esto te pasa ahora porque no eras inteligente hermano”, y vino la centella que hizo impacto en su cuerpo y cayó inconciente (¡qappoff!); cayó fulminado, tirado en el suelo (¡coppom!). Luego de algún tiempo no precisado volvió a escuchar la voz diciendo: -- “Ahora no volverá a hacer lo que hizo, y si lo vuelve a hacer otra vez será tu fin, no intentes hacer otra vez cosa parecida, ya advertí al principio que tengas una sola esposa, la que tienes hasta ahora y sus hijos con ella, ámalos”. Así fue amonestado otra vez en ese preciso momento. Su cuerpo estaba congelado de frío cuando volvió a la normalidad abriendo sus ojos, y se dio cuenta que su cuerpo estaba arriba de un tacurú, sus pies pisaban la superficie y su cabeza arriba de ella como si fuera acomodado en esa posición vertical; también se dio cuenta que no tenía el sombrero, la pistola y el cuchillo, y el sobre todo o poncho, cuando logró salir del adormecimiento de su cuerpo. Tomó bastante tiempo para recuperar sus fuerzas, y estando ya recuperado se puso de pie despacito y comenzó a buscar en los alrededores sus pertenencias hasta hallar las huellas de él; y siguió buscando hasta hallar la pistola, el cuchillo, el poncho, el sombrero, luego se enderezó y en ese mismo momento escuchó otra vez la voz suave: -- “Venga hermano, acérquese aquí, quiero hablar contigo”. Y se dirigió hacia el lugar donde escuchó la voz y vio una víbora grande que estaba arriba de un tacurú y le dijo: -- “Le llamé a usted porque le tenía lástima por el castigo que le dio el elefante (ser uránico), que se parece a la figura del elefante (ser imaginario), pues te quemó con el rayo. Ahora presta mucha atención a mis indicaciones; busque un animalito como soxona (cuis, conejito) y de los excremento de él hay que juntar; asimismo busque la miel de la rubiecita, y luego hay que hacer la mezcla y friccionar todas las partes de tu piel que está quemada, y se sanará muy pronto, en dos o tres días se quedará totalmente sana; ese es el motivo por cual te llamé”. Así habló la víbora y además le dijo: -- “Si algunos de mis hijos víbora muerde a alguno de sus hijos o nietos no vaciles en cantar mi canción, succione la herida con la boca para extraer la ponzoña de la víbora y no te hará daño. Ahora escuche muy bien mi canción mientras yo hago el movimiento de la campanilla de mi cola”; y comenzó a hacer el movimiento. Chajj, chajj, chajj, se parece al ruido de una sonaja nítidamente. Él logró captar la melodía de la canción de la víbora, que era una sola canción. Mi padre fue un experto en curar cualquier mordedura de víbora. Cuando alguien venía para ser atendido, le hacía acostar y miraba fijamente la parte afectada; luego de un silencio prolongado comenzaba a cantar la canción de la víbora y también le hablaba a la persona: -- “No debes estar pensando mal en tu interior pues nada malo te pasará, no importa la sangre que te sale de tus oídos y tu nariz, ahora mismo extraeré toda la ponzoña de la víbora para que mañana estés muy bien”. Y la persona se tranquilizaba notablemente a pesar de estar muy grave. Luego del incidente, mi padre se puso en marcha para llegar al hogar de sus familias, pero antes de llegar una de sus hijas vio de lejos a su padre y se dio cuenta que él tenía dificultad, y salió a auxiliarle; luego el padre le explicó: -- “Resulta que me castigó el hombre malvado, el atrevido me quemó con el fuego de la centella” (referencia de San Lucas al origen de la tormenta y de la centella). Nuestro padre llegó con el cuerpo totalmente lastimado y llagado como si fuera quemado con agua caliente. Luego de examinado por los familiares, la piel se volvió muy amarilla, y él les explicó detalladamente cómo fue el origen de sus quemaduras, y que les dieran el siguiente tratamiento: -- “Busquen los excrementos de los conejitos y la miel de la avispa rubiecita, para mezclar y friccionar todas las partes más afectadas de mi cuerpo”. 89

fue castigado por <strong>los</strong> que tienen el control y el origen <strong>de</strong>l agua. Y fue en ese preciso<br />

momento que comenzaron <strong>los</strong> truenos que anunciaban la proximidad <strong>de</strong> la lluvia, y las<br />

ráfagas <strong>de</strong> las tormentas, qaueff, qaueff (onomatopeya <strong>de</strong> ráfagas), y comenzó la lluvia a<br />

caer, mientras él continuaba caminando y chapoteando en el agua, pues llevaba un<br />

sombrero como cubrecabeza.<br />

Seguidamente escuchó una voz suave diciendo: -- “Esto te pasa ahora porque no<br />

eras inteligente hermano”, y vino la centella que hizo impacto en su cuerpo y cayó<br />

inconciente (¡qappoff!); cayó fulminado, tirado en el suelo (¡coppom!). Luego <strong>de</strong> algún<br />

tiempo no precisado volvió a escuchar la voz diciendo: -- “Ahora no volverá a hacer lo que<br />

hizo, y si lo vuelve a hacer otra vez será tu fin, no intentes hacer otra vez cosa parecida,<br />

ya advertí al principio que tengas una sola esposa, la que tienes hasta ahora y sus hijos<br />

con ella, áma<strong>los</strong>”. Así fue amonestado otra vez en ese preciso momento.<br />

Su cuerpo estaba congelado <strong>de</strong> frío cuando volvió a la normalidad abriendo sus<br />

ojos, y se dio cuenta que su cuerpo estaba arriba <strong>de</strong> un tacurú, sus pies pisaban la<br />

superficie y su cabeza arriba <strong>de</strong> ella como si fuera acomodado en esa posición vertical;<br />

también se dio cuenta que no tenía el sombrero, la pistola y el cuchillo, y el sobre todo o<br />

poncho, cuando logró salir <strong>de</strong>l adormecimiento <strong>de</strong> su cuerpo. Tomó bastante tiempo para<br />

recuperar sus fuerzas, y estando ya recuperado se puso <strong>de</strong> pie <strong>de</strong>spacito y comenzó a<br />

buscar en <strong>los</strong> alre<strong>de</strong>dores sus pertenencias hasta hallar las huellas <strong>de</strong> él; y siguió<br />

buscando hasta hallar la pistola, el cuchillo, el poncho, el sombrero, luego se en<strong>de</strong>rezó y<br />

en ese mismo momento escuchó otra vez la voz suave: -- “Venga hermano, acérquese<br />

aquí, quiero hablar contigo”.<br />

Y se dirigió hacia el lugar don<strong>de</strong> escuchó la voz y vio una víbora gran<strong>de</strong> que<br />

estaba arriba <strong>de</strong> un tacurú y le dijo: -- “Le llamé a usted porque le tenía lástima por el<br />

castigo que le dio el elefante (ser uránico), que se parece a la figura <strong>de</strong>l elefante (ser<br />

imaginario), pues te quemó con el rayo. Ahora presta mucha atención a mis indicaciones;<br />

busque un animalito como soxona (cuis, conejito) y <strong>de</strong> <strong>los</strong> excremento <strong>de</strong> él hay que<br />

juntar; asimismo busque la miel <strong>de</strong> la rubiecita, y luego hay que hacer la mezcla y<br />

friccionar todas las partes <strong>de</strong> tu piel que está quemada, y se sanará muy pronto, en dos o<br />

tres días se quedará totalmente sana; ese es el motivo por cual te llamé”.<br />

Así habló la víbora y a<strong>de</strong>más le dijo: -- “Si algunos <strong>de</strong> mis hijos víbora muer<strong>de</strong> a<br />

alguno <strong>de</strong> sus hijos o nietos no vaciles en cantar mi canción, succione la herida con la<br />

boca para extraer la ponzoña <strong>de</strong> la víbora y no te hará daño. Ahora escuche muy bien mi<br />

canción mientras yo hago el movimiento <strong>de</strong> la campanilla <strong>de</strong> mi cola”; y comenzó a hacer<br />

el movimiento. Chajj, chajj, chajj, se parece al ruido <strong>de</strong> una sonaja nítidamente. Él logró<br />

captar la melodía <strong>de</strong> la canción <strong>de</strong> la víbora, que era una sola canción.<br />

Mi padre fue un experto en curar cualquier mor<strong>de</strong>dura <strong>de</strong> víbora. Cuando alguien<br />

venía para ser atendido, le hacía acostar y miraba fijamente la parte afectada; luego <strong>de</strong><br />

un silencio prolongado comenzaba a cantar la canción <strong>de</strong> la víbora y también le hablaba a<br />

la persona: -- “No <strong>de</strong>bes estar pensando mal en tu interior pues nada malo te pasará, no<br />

importa la sangre que te sale <strong>de</strong> tus oídos y tu nariz, ahora mismo extraeré toda la<br />

ponzoña <strong>de</strong> la víbora para que mañana estés muy bien”. Y la persona se tranquilizaba<br />

notablemente a pesar <strong>de</strong> estar muy grave.<br />

Luego <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte, mi padre se puso en marcha para llegar al hogar <strong>de</strong> sus<br />

familias, pero antes <strong>de</strong> llegar una <strong>de</strong> sus hijas vio <strong>de</strong> lejos a su padre y se dio cuenta que<br />

él tenía dificultad, y salió a auxiliarle; luego el padre le explicó: -- “Resulta que me castigó<br />

el hombre malvado, el atrevido me quemó con el fuego <strong>de</strong> la centella” (referencia <strong>de</strong> San<br />

Lucas al origen <strong>de</strong> la tormenta y <strong>de</strong> la centella). Nuestro padre llegó con el cuerpo<br />

totalmente lastimado y llagado como si fuera quemado con agua caliente. Luego <strong>de</strong><br />

examinado por <strong>los</strong> familiares, la piel se volvió muy amarilla, y él les explicó<br />

<strong>de</strong>talladamente cómo fue el origen <strong>de</strong> sus quemaduras, y que les dieran el siguiente<br />

tratamiento: -- “Busquen <strong>los</strong> excrementos <strong>de</strong> <strong>los</strong> conejitos y la miel <strong>de</strong> la avispa rubiecita,<br />

para mezclar y friccionar todas las partes más afectadas <strong>de</strong> mi cuerpo”.<br />

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