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Historias de los Aborigenes Tobas del Gran Chaco

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fajo <strong>de</strong> billetes <strong>de</strong> dinero y se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> él; fue una suma bastante gran<strong>de</strong>, porque<br />

cuando la llevaron al almacenero Enrique Coba, él les entregó a el<strong>los</strong> dos Winchester,<br />

dos Mauser, seis escopetas, cartuchos <strong>de</strong> distintos calibres y pólvora, frazadas, rol<strong>los</strong> <strong>de</strong><br />

género, ropas, alpargatas, merca<strong>de</strong>rías, distintos artícu<strong>los</strong>, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la sal.<br />

Después <strong>de</strong> esta masacre <strong>de</strong>l Capitán, nuestros padres resolvieron huir hacia la<br />

región <strong>de</strong>l Co’oxoic, inmediación <strong>de</strong> la región <strong>de</strong> Subteniente Perín (Formosa). En ese<br />

lugar se incorporaron a nosotros Qoyaxaqui, Daitoxot, Dashi’chi, Qadaaxachi,<br />

Yigueloqoiyi, Pianaxachi, Teguesoic, ‘Oxonaxaiyi, y <strong>los</strong> otros, Bachoyi, Taraxat, no se<br />

hicieron presentes en esa época.<br />

Masacre <strong>de</strong> la Zanja<br />

Luego <strong>de</strong> la masacre en la zanja, con todas las gentes <strong>de</strong> mi padre fuimos a<br />

verificar <strong>los</strong> muertos y en el camino encontramos al abuelo Qanasoqui Garcete (<strong>de</strong> origen<br />

Pilagá); estaba sentado <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un árbol con la entraña afuera y el corazón latía aun<br />

con vida, y nos pidió un poco <strong>de</strong> agua y la fue a buscar don Tenaxanaxaic, puntería<br />

perfecta; y le trajo con el sombrero, le dio <strong>de</strong> beber pero el agua se caía. Luego se<br />

<strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> nosotros, diciendo:<br />

-- “¿Qué voy a hacer? Esto no fue un acci<strong>de</strong>nte, pues el<strong>los</strong> me mataron”. Los que<br />

fueron matados son: Daañi, Layoxonxaiqui’, Qanasoqui’, Ñicnaxaic, Taichiri, un hombre<br />

<strong>de</strong>l Sur, fueron siete en total. Cuando llegamos al lugar <strong>de</strong> la masacre levantamos con<br />

una palanca a Ñicnaxaic pues estaba retorcido e irreconocible; lo reconocimos mediante<br />

su cinturón que no se quemó, pues <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la masacre <strong>los</strong> policías le tiraron <strong>los</strong><br />

techos <strong>de</strong> pajas y <strong>los</strong> quemaron.<br />

Después <strong>de</strong> este acontecimiento nuestras gentes se orientaron hacia el Oeste,<br />

cerca <strong>de</strong> Fortín Lavalle, pero <strong>los</strong> policías <strong>los</strong> seguían paso a paso controlando sus<br />

movimientos hasta que un día llegó el Comandante y nos habló amablemente<br />

prometiéndonos llevarnos a un lugar <strong>de</strong> trabajo, pero ya no hizo más nada. En ese<br />

momento llegó dos veces a nuestro asentamiento, luego ya no vino más. En la última<br />

visita llevó a dos <strong>de</strong> nosotros para que vayan a buscar las merca<strong>de</strong>rías que había<br />

prometido, y <strong>los</strong> dos hombres fueron: Vi’inaic y Qochoxoyi, uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> tenía cancer en la<br />

nariz; el mismo dijo ese día: -- “Esto es un peligro pero que voy a hacer, pase lo que<br />

pase”.<br />

El<strong>los</strong> llegaron a Villafañe, control <strong>de</strong> las fronteras, fueron atendidos con comida<br />

pero les <strong>de</strong>moraron mucho las entregas <strong>de</strong> las ropas y merca<strong>de</strong>rías, hasta dijeron: -- “Se<br />

está <strong>de</strong>morando la entrega <strong>de</strong> nuestros rega<strong>los</strong>”. Esa misma noche Vi’inaic le dijo en voz<br />

baja a Qochoxoyi’: -- “Vamos a fugar (huir)”. Y se levantó a pedir al centinela diciendo: --<br />

“Amigo, favor <strong>de</strong> llevarnos al campo”. Y él accedió al pedido y les llevó afuera; y mientras<br />

simulaban bajar sus pantalones se hicieron señas para escaparse diciendo: -- “Nos<br />

escapamos hermano y nos abrimos en distintas direcciones, nos encontramos en la<br />

salida <strong>de</strong>l camino al Norte”.<br />

Mientras el policía daba la alarma, les dispara a el<strong>los</strong> y seguidamente se sumaban<br />

<strong>los</strong> <strong>de</strong>más con las armas <strong>de</strong> repetición, pero el<strong>los</strong> lograron llegar al monte; así se<br />

escaparon esa noche y antes <strong>de</strong>l amanecer se encontraron en el lugar indicado por el<strong>los</strong>.<br />

Luego llegaron <strong>de</strong> nuevo a nuestros asentamientos y contaron todo lo que pasó, diciendo:<br />

-- “Seguro que el comandante vendrá otra vez, pues no existe lo que prometió, ropas y<br />

merca<strong>de</strong>ría”.<br />

Y fue así que al otro día venían llegando, pero nuestras gentes ya estaban muy<br />

listas para enfrentarse con él, si es posible. Pero pidió disculpas porque no pudo cumplir<br />

sus promesas. Al mismo tiempo explicó que acataban las or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> sus superiores para<br />

seguir con la vigilancia <strong>de</strong> la frontera. En ese tiempo nuestros padres resolvieron<br />

refugiarse en la región <strong>de</strong> Laataxaqui (lugar <strong>de</strong> guerras). Y fue en ese mismo lugar<br />

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