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Historias de los Aborigenes Tobas del Gran Chaco

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comenzaron a bombar<strong>de</strong>ar nuestros hogares con las armas <strong>de</strong> repetición <strong>de</strong> alto calibre;<br />

y como era oscuro aun se podía ver claramente <strong>los</strong> reflejos y las direcciones apuntadas.<br />

Al mismo tiempo se acercaban a nuestro asentamiento mientras nuestros <strong>de</strong>fensores se<br />

ubicaban en dos direcciones, <strong>de</strong>recha e izquierda, para <strong>de</strong>jar en el medio a <strong>los</strong> atacantes<br />

y contener sus avances haciendo <strong>los</strong> disparos cruzados hasta lograr que amanezca el<br />

día, enfrentando con las pocas armas a <strong>los</strong> agresores.<br />

La contención <strong>de</strong>l ataque contra nosotros fue mediante algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> policías que<br />

nos conocían muy bien, pues vivían cerca <strong>de</strong> nuestro asentamiento, como ser el Sargento<br />

Abana y el Oficial Niski, pues estos estaban con el<strong>los</strong> y <strong>de</strong>spués nos contaron todo lo que<br />

pasó durante el ataque.<br />

Luego <strong>de</strong>l mediodía ya estaba <strong>de</strong>spejado nuestro lugar, pues ya se habían retirado<br />

<strong>los</strong> policías. Entonces comenzamos a organizar la persecución, luego <strong>de</strong> seleccionar <strong>los</strong><br />

hombres más fuertes y acostumbrados a <strong>los</strong> peligros. A<strong>de</strong>más, ya habíamos logrado<br />

sacar <strong>de</strong>l peligro a las mujeres y <strong>los</strong> niños, y recuperar <strong>los</strong> cabal<strong>los</strong> que ya estaban<br />

ensillados para ser montados y salir fuera <strong>de</strong> la zona. Y les hicimos quedar solamente a<br />

<strong>los</strong> que estaban en condición <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> la persecución que íbamos a realizar a <strong>los</strong><br />

agentes <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y a <strong>los</strong> colonos que estaban apoyando la represalia <strong>de</strong> nosotros.<br />

Al abuelo Palqon, que estaba herido en un costado, le <strong>de</strong>jamos bajo el cuidado <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> que se quedaron a cuidar las mujeres y <strong>los</strong> niños. Mientras nosotros iniciamos la<br />

persecución <strong>de</strong> nuestros atacantes que ya estaban retirándose <strong>de</strong>l lugar. Y antes <strong>de</strong> salir<br />

nuestros grupos, el otro abuelo Chiyoolli’ <strong>de</strong>cidió quedarse pues ya se sintió muy<br />

cansado, a<strong>de</strong>más ya era muy avanzado en edad y por eso no quiso entrar en la lucha con<br />

<strong>los</strong> que agredieron a sus gentes.<br />

Y antes <strong>de</strong> retirarse <strong>los</strong> policías, escuchamos por segunda vez el toque <strong>de</strong> clarines<br />

como anunciando el cese <strong>de</strong>l bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong> nuestros hogares. A<strong>de</strong>más, ya había<br />

algunos heridos <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, pero no sabemos quienes eran. Y justo en ese momento llegó al<br />

lugar don<strong>de</strong> estábamos reunidos el otro abuelo Ÿaxasoxoic, que venía <strong>de</strong> otra zona<br />

solamente para averiguar como estaban nuestras gentes, si hubo muertos y heridos; y al<br />

bajar <strong>de</strong> su caballo me dijo: -- Hermano mayor, aquí les traigo un poco <strong>de</strong> agua y carne<br />

asada para uste<strong>de</strong>s.<br />

Luego, le comentamos que durante la noche estábamos afuera <strong>de</strong> nuestros<br />

hogares tratando <strong>de</strong> contener la embestida <strong>de</strong> <strong>los</strong> policías y <strong>los</strong> civiles que les<br />

acompañaban, que vinieron a matarnos acusándonos <strong>de</strong> <strong>los</strong> robos <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales <strong>de</strong><br />

el<strong>los</strong>. Pero gracias a la acción <strong>de</strong>cidida <strong>de</strong> nuestros hermanos que salieron a enfrentar a<br />

el<strong>los</strong> durante la madrugada, no se aproximaron <strong>de</strong>masiado a nuestras casas para matar a<br />

<strong>los</strong> inocentes, pues no tuvimos tiempo para organizar nuestra <strong>de</strong>fensa y tuvimos mucha<br />

suerte que no hubo tantos heridos <strong>de</strong> <strong>los</strong> nuestros hasta ese momento.<br />

Cuando llegó el abuelo, y mientras estábamos ya con el propósito <strong>de</strong> salir, vimos<br />

otros dos policías que estaban tratando <strong>de</strong> sacar <strong>de</strong>l lugar un herido <strong>de</strong> el<strong>los</strong> para llevarlo<br />

hacia el monte, y un hermano que estaba con nosotros empuñó un arma para tirar hacia<br />

el<strong>los</strong> y ahuyentar<strong>los</strong> <strong>de</strong>l lugar. Luego el<strong>los</strong> se fueron, logrando rescatar al herido.<br />

Después llegó la gente <strong>de</strong> Bachoori, Palqon, <strong>los</strong> cuales nos dijeron: -- Traten <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scansar un poco <strong>de</strong> tiempo hermanos mientras esperamos a <strong>los</strong> otros compañeros que<br />

están viniendo y luego vamos a realizar la persecución <strong>de</strong> el<strong>los</strong>; ya estamos listos para<br />

pelear con el<strong>los</strong> y les vamos hacer que <strong>los</strong> coman <strong>los</strong> cuervos este día. Pelearemos a<br />

muerte, caiga quien caiga.<br />

Y habló nuestro jefe Piguiñí José Sandoval, y dijo: -- Ahora nos toca a nosotros,<br />

nadie nos <strong>de</strong>tendrá, tampoco nadie nos tomará como prisioneros.<br />

En ese momento salió mi hermano menor Lorenzo Soria para avisar al resto <strong>de</strong><br />

nuestros hombres que ya estamos saliendo para iniciar la pelea con <strong>los</strong> policías y todos<br />

<strong>los</strong> que les acompañaban, colonos y criol<strong>los</strong>.<br />

Pero cuando llegamos al lugar don<strong>de</strong> estaban concentrados no encontramos a<br />

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