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Historias de los Aborigenes Tobas del Gran Chaco

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efugio con ma<strong>de</strong>ras duras para proteger <strong>de</strong>l impacto <strong>de</strong> las balas <strong>de</strong> <strong>los</strong> fusiles, y gracias<br />

al refugio no les paso nada. La casa <strong>de</strong> refugio fue hecha para proteger las mujeres y<br />

niños en cualquier ataque sorpresivo; a<strong>de</strong>más en ese refugio estaba ubicado el crucifijo<br />

que veneraban nuestras gentes durante todas las épocas <strong>de</strong> nuestras persecuciones.<br />

Ese crucifijo le pertenece por herencia <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo a nuestro hermano Piguiñí José<br />

Sandoval, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> nuestro jefe anterior Shiquiau, el padre <strong>de</strong> Shiuen Juan Alegre, que<br />

antes <strong>de</strong> morir nos convocó a todos nosotros para anunciar su <strong>de</strong>saparición física por el<br />

contagio <strong>de</strong> una viruela; y que antes <strong>de</strong> ser sepultado le transfirió el po<strong>de</strong>r a su sucesor,<br />

por medio <strong>de</strong>l crucifijo. Mientras le estaban arrimando al pozo <strong>de</strong> sepultura todavía seguía<br />

vivo y hablando con nosotros.<br />

NOTA. Será comentado el tema en <strong>los</strong> testimonios <strong>de</strong> otro protagonista.<br />

La concentración <strong>de</strong>l bombar<strong>de</strong>o fue en dirección justo a esa casa <strong>de</strong> refugio y el<br />

impacto <strong>de</strong> las balas <strong>de</strong> <strong>los</strong> fusiles levantaron mucha tierra, tanto que el refugio casi<br />

quedó enterrado o tapado por la tierra en esa madrugada. Por suerte hubo pocos muertos<br />

y heridos no muy graves, pues la mayoría <strong>de</strong> nuestras gentes estaban muy bien<br />

escondidos <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>los</strong> troncos <strong>de</strong> <strong>los</strong> árboles esperando que se acercaran más <strong>los</strong><br />

franco tiradores. Y cuando ya cesó un poco el bombar<strong>de</strong>o masivo <strong>de</strong> las armas, la gente<br />

nuestra se levantó toda con las armas en las manos, saliendo en dos direcciones y<br />

<strong>de</strong>jando en el medio <strong>de</strong>l fuego a <strong>los</strong> atacantes para acorralar<strong>los</strong>; pero <strong>los</strong> policías<br />

estratégicamente retrocedieron <strong>de</strong>l lugar para <strong>de</strong>spistarnos, pues seguramente habían<br />

notado que <strong>los</strong> disparos <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>fensores venían <strong>de</strong> <strong>los</strong> dos costados hacía el<strong>los</strong>,<br />

<strong>de</strong>jándo<strong>los</strong> incómodos, y el<strong>los</strong> inmediatamente salieron <strong>de</strong>l lugar para no encontrarse en<br />

el medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> disparos cruzados <strong>de</strong> las armas.<br />

Mientras estaba oscuro en esa madrugada, nuestros <strong>de</strong>fensores podían imaginar<br />

don<strong>de</strong> estaba la posesión <strong>de</strong> el<strong>los</strong> por medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiros <strong>de</strong> las armas y las direcciones<br />

<strong>de</strong> las balas <strong>de</strong> <strong>los</strong> fusiles, hasta cuando salió el sol. Luego tenían que quedar escondidos<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>los</strong> árboles para contener el avance <strong>de</strong> el<strong>los</strong> sin dar ninguna tregua.<br />

Y antes <strong>de</strong>l mediodía llegó a mi casa uno <strong>de</strong> nuestros jefes, Palqon, y estaba<br />

malherido; y le hice pasar a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi casa para que <strong>de</strong>scanse un poco, pero él prefirió<br />

quedar en guardia junto conmigo con las armas en la mano y seguimos vigilando. Pero yo<br />

ya tenía pocos cartuchos <strong>de</strong>l Mauser, mientras el jefe Palqon tenía bastantes cartuchos<br />

para escopeta y las armas cortas que teníamos reservado para el momento <strong>de</strong> choque en<br />

la lucha, mientras seguimos tratando <strong>de</strong> impedir el acercamiento <strong>de</strong> nuestros atacantes.<br />

Luego llegó otro compañero llamado Quiyaxat para <strong>de</strong>cirnos: -- Hermano y usted<br />

padre (jefe), vengan urgente, vamos a tratar <strong>de</strong> escapar mientras tenemos un poco<br />

tiempo para salvarnos.<br />

Él llevaba un arma corta <strong>de</strong> calibre 45 con más <strong>de</strong> veinte balas, las últimas que le<br />

quedó; y le pedí para que me entregara por si necesitaba. Mientras estábamos<br />

conversando vimos algunos policías que estaban revisando algunas casas y ya estaban<br />

cerca <strong>de</strong> don<strong>de</strong> estábamos escondidos. Inmediatamente les apuntamos nuestras armas<br />

para dispararles y uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> fue herido y le sacaron rápidamente <strong>de</strong>l lugar; y fueron <strong>los</strong><br />

últimos <strong>los</strong> policías y civiles que <strong>de</strong>splegaron estas represiones en contra <strong>de</strong> nosotros en<br />

ese tiempo.<br />

Luego, nuestras gentes comenzaron a salir <strong>de</strong> sus escondites para ir a buscar <strong>los</strong><br />

cabal<strong>los</strong> que ya estaban ensillados, <strong>los</strong> cuales estaban esparcidos en el campo y en el<br />

monte; y arriba <strong>de</strong> sus monturas estaban las ropas <strong>de</strong> el<strong>los</strong> cargadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

madrugada <strong>de</strong> ese día. Y fue muy terrible este intento <strong>de</strong> <strong>los</strong> policías y civiles para<br />

masacrarnos. Yo, cada vez que trato <strong>de</strong> repasar esta historia <strong>de</strong> nosotros me mortifica<br />

<strong>de</strong>masiado, pues hemos vivido en carne propia todo lo que pasó con la conquista y la<br />

colonización <strong>de</strong> lo que fue el gran <strong>Chaco</strong>; es realmente terrible e incompresible.<br />

Nuestros represores tocaron dos veces <strong>los</strong> clarinetes esa mañana, luego<br />

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