Historias de los Aborigenes Tobas del Gran Chaco

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13.03.2014 Views

para que no sean perjudicados; asimismo yo trato que mis hijos sean creyentes evangélicos que es el único camino bueno y seguro, pues deseo todo lo mejor para ellos, pues Dios se hizo visible en el ser humano y está presente en su palabra. Porque en otro tiempo pasado fue muy distinto, hubo mucha violencia entre los hombres, muchas guerras; en cambio es muy distinto cuando hay paz y alegría, pues Dios ya se acercó a nosotros, por eso ahora les aconsejo a ustedes que traten de seguir y orientarse en lo que produce el bienestar de todos, dejen a un lado todo lo malo para que algún día de nuestro futuro sean maestros y médicos, así como hacen los que son de otra cultura Este día particularmente me siento feliz porque puedo hablar y contar algunas cosas que me acuerdo, aunque sea muy poco, pero es importante para mi. Orlando Sánchez: ¿Cuál es tu nombre en toba? Juan Alegre: Yo me llamo Shiuen. 100

Capítulo 5 Testimonio del abuelo Cabito Leiva Juan José Castelli, 2 de Diciembre de 1977 Acerca de la historia desde la fundación de ex Napalpi, y como primer agente de policía durante el Gobierno de Centeno y los sucesos de esa época. Historia del Chaco -- Querido tío, quiero preguntar a Usted, y voy a escribir su declaración para que la nueva generación conozca nuestra historia pasada. Cuéntenos algo acerca de lo que pasó con la ex Colonia Napalpi y también de la Colonia Miraflores. -- Voy a contar acerca de lo que pasó en la Reducción Aborigen de Napalpi, y que fue producto de personas que dicen ser algo importante y poderosos; esto fue la causa principal del hecho. Previo a esto el Gobernador trató de pacificar la gente pero ellos no obedecieron y tampoco se rindieron; yo personalmente fui enviado por el gobernador en varias oportunidades para preguntarles qué es lo quieren y lo que necesitan, pero ellos estaban muy dispuestos a causar la muerte a los blancos. Esa fue la intención de ellos pues me consta. Yo vi personalmente lo que pasó en esa reducción. Cuando ocurrió esa matanza yo tenía más de 18 años y estaba al servicio del gobernador Centeno en Resistencia; yo era el asistente del que fue en vida Carlos Trotali, Sargento de policía, custodio del gobernador en esa época. Y así pasó con esa gente, murieron engañados, pues entre ellos había algunos que decían que tenían poderes y ellos creyeron en el engaño; además estaban los Mocoví con ellos, y esto estaba probado pues yo viajaba una vez por semana a ese lugar, pues el mismo gobernador me enviaba para tratar de apaciguarlos, para que se tranquilicen. De modo que él trató de advertirle claramente al Cacique de ellos para saber qué es lo que querían y necesitaban, pues estaba muy dispuesto a entregarles lo que pidieran, para que no les pase nada malo. De esa manera les persuadían para que la gente se rinda, para que no sufran los niños y para que no mueran las mujeres, pues las mujeres no tenían la culpa; pero el hombre al que escuchaba la gente decía que él podía matar a los no indígenas. Así fueron embaucadas esas gentes y cayeron erróneamente en el engaño moxoÿaqshic n’aqtac (palabras huecas, sin sentido), pues él exageraba diciendo ser poderoso. Esto que digo no lo recibí como noticias, yo lo vi personalmente pues fui enviado varias veces a esas gentes antes de ser masacrados, y todas las veces que me ponía en contacto les explicaba lo que decía el gobernador: -- “Ustedes padres, hermanos, estoy aquí enviado otra vez por el gobernador; él no quiere que ustedes se desairen (enojen) y quiere que ustedes se mejoren; y lo que necesitan, él les va a entregar pues él tiene lástima de los niños inocentes y las mujeres si mueren sin causa”. De modo que a esa gente se les trató de apaciguar, pero no aceptaban nada, insistían con enfrentar a los policías. La última vez que fui a esa reducción me encontré con un hombre anciano, el cual me dijo: -- “Usted, mi hijo, le cuento algo en relación a esas gentes; escuché ayer que ellos no se van a rendir y juraron que mañana si usted vuelve a ellos te matarán, pues ya declararon la guerra; y si usted hace caso a lo que digo, desde aquí vuelva a su lugar”. Y el lugar donde encontré al hombre fue en Quitilipi, y le contesté que le agradezco y recibo su mensaje, y que regreso desde este lugar, y lo llevé a la Comisaría con el Comisario Machado; con él hice constar textualmente el 101

para que no sean perjudicados; asimismo yo trato que mis hijos sean creyentes<br />

evangélicos que es el único camino bueno y seguro, pues <strong>de</strong>seo todo lo mejor para el<strong>los</strong>,<br />

pues Dios se hizo visible en el ser humano y está presente en su palabra. Porque en otro<br />

tiempo pasado fue muy distinto, hubo mucha violencia entre <strong>los</strong> hombres, muchas<br />

guerras; en cambio es muy distinto cuando hay paz y alegría, pues Dios ya se acercó a<br />

nosotros, por eso ahora les aconsejo a uste<strong>de</strong>s que traten <strong>de</strong> seguir y orientarse en lo<br />

que produce el bienestar <strong>de</strong> todos, <strong>de</strong>jen a un lado todo lo malo para que algún día <strong>de</strong><br />

nuestro futuro sean maestros y médicos, así como hacen <strong>los</strong> que son <strong>de</strong> otra cultura<br />

Este día particularmente me siento feliz porque puedo hablar y contar algunas<br />

cosas que me acuerdo, aunque sea muy poco, pero es importante para mi.<br />

Orlando Sánchez: ¿Cuál es tu nombre en toba? Juan Alegre: Yo me llamo Shiuen.<br />

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