MANEJO DE LA FERTILIDAD EN AGRICULTURA ECOLÃGICA - IVIA
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<strong>MANEJO</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>FERTILIDAD</strong> <strong>EN</strong><br />
<strong>AGRICULTURA</strong> ECOLÓGICA<br />
Principios generales<br />
Rodolfo Canet Castelló (rcanet@ivia.es)<br />
Departamento de Recursos Naturales<br />
Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (<strong>IVIA</strong>)<br />
Septiembre 2005<br />
Manejo de la fertilidad en Agricultura Ecológica 1
<strong>MANEJO</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>FERTILIDAD</strong> <strong>EN</strong><br />
<strong>AGRICULTURA</strong> ECOLÓGICA<br />
Principios generales<br />
Rodolfo Canet Castelló (rcanet@ivia.es)<br />
Departamento de Recursos Naturales<br />
Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (<strong>IVIA</strong>)<br />
La fertilización es una de las prácticas agrícolas de mayor importancia. Si está bien<br />
planteada, sus objetivos principales son:<br />
• obtención de altos rendimientos<br />
• buena calidad de las cosechas<br />
• coste bajo de los fertilizantes<br />
• mínimo riesgo de contaminación medioambiental<br />
La agricultura ecológica, no obstante, es un sistema de producción que funciona<br />
como un conjunto en el cual las partes no son separables entre sí. Por ello, los objetivos<br />
indicados en la definición “clásica” de la fertilización son aún válidos pero no lo dicen<br />
todo. En agricultura ecológica es más correcto hablar de fertilidad en sentido global, que<br />
de fertilización en el sentido convencional. Además, la fertilidad es inseparable de la<br />
sanidad y salud de los cultivos y del suelo. Sería necesario por tanto, antes de profundizar<br />
en las prácticas ecológicas de fertilización, establecer las diferencias entre la fertilización<br />
convencional y la ecológica:<br />
• La fertilización convencional se basa en la aplicación de abonos minerales<br />
solubles, directamente asimilables por las plantas. Sus procedimientos están<br />
generalmente muy poco elaborados, ya que no se consideran los mecanismos de<br />
absorción de la planta, ni los equilibrios existentes entre ésta y el suelo, ni los<br />
bloqueos o sinergias entre unos y otros nutrientes. Básicamente se trata de<br />
aportar nutrientes en un exceso tal que se evite cualquier efecto negativo para la<br />
productividad, a costa de dar lugar a consumos de lujo, aparición de plagas debido<br />
a cambios en la composición nutritiva de los tejidos vegetales, y degradación<br />
medioambiental por lixiviación de nutrientes, pérdida de materia orgánica del<br />
suelo, erosión, y necesidad de emplear grandes cantidades de herbicidas,<br />
fungicidas y pesticidas.<br />
Manejo de la fertilidad en Agricultura Ecológica 2
• La fertilización ecológica, en cambio, se basa en la idea central de que es<br />
necesario alimentar al suelo y no a la planta, considerando aquél como un<br />
ecosistema que se autoregula. En este caso, el agricultor ecológico maneja el suelo<br />
de su parcela, las plantas que en él se desarrollan y los aportes de materia orgánica,<br />
mientras que los auténticos fertilizadores son los habitantes del suelo que, al<br />
descomponer el material orgánico del suelo, posibilitan la disponibilidad de los<br />
nutrientes, los cuales son tomados por los cultivos en función de sus necesidades.<br />
Los desarreglos del sistema se minimizan, y el sistema de producción es sostenible<br />
en el tiempo.<br />
Una vez comprendido esto, podemos pasar a comentar los distintos aspectos a<br />
conocer para ser capaces de diseñar un adecuado programa de fertilización en una<br />
explotación ecológica.<br />
Bases de la fertilización orgánica<br />
Una planta bajo cultivo ecológico es igual a cualquier otra en cuanto a sus<br />
necesidades nutritivas. Básicamente, lo que necesita es:<br />
• Carbono, base fundamental para la construcción de sus tejidos, es tomado del aire<br />
e incorporado mediante la fotosíntesis. No existe por tanto necesidad de aporte y<br />
por ello no se suele tratar de él cuando se habla de fertilización.<br />
• Nitrógeno, es el elemento principal de la cosecha, necesario para el crecimiento y<br />
desarrollo de la planta, y componente esencial de las proteínas.<br />
• Fósforo, necesario también en la síntesis del material vegetal, ya que forma parte<br />
de las membranas celulares y del material genético.<br />
• Potasio, se precisa para muchos procesos vitales de los vegetales y suele<br />
encontrarse en ellos en cantidades similares a las del nitrógeno.<br />
• Otros nutrientes, como el calcio, manganeso, magnesio, hierro, etc. Si bien en<br />
muchas ocasiones las cantidades requeridas son escasas, su carencia ocasiona<br />
graves problemas al crecimiento del cultivo.<br />
No obstante, como ya se ha comentado anteriormente, la agricultura ecológica<br />
considera al sistema agrario como un todo, y el mantenimiento de la fertilidad y<br />
estructura del suelo es clave, por lo cual se alimenta al suelo y no a la planta. El principal<br />
alimento para el suelo es la materia orgánica, ya sea producida por el propio sistema o<br />
aportada de fuentes externas. Esta materia orgánica será posteriormente descompuesta<br />
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por los microorganismos del suelo, produciendo los nutrientes que serán captados por las<br />
plantas.<br />
La agricultura ecológica trata de aprovechar todos los recursos del sistema agrario<br />
para proveer estos requerimientos nutritivos, de manera que los aportes externos sean<br />
mínimos o, en un sistema ideal, nulos. Este objetivo de aporte cero no es posible<br />
conseguirlo a nivel de una explotación, obviamente, pero está mucho más cerca de la<br />
realidad cuando se habla a nivel de un área geográfica. Hay que ver por tanto la práctica<br />
agrícola como un conjunto de ciclos de cultivo en cada uno de los cuales algo sale de la<br />
parcela, de manera que hay que compensar las pérdidas para evitar el agotamiento del<br />
sistema y la pérdida de su productividad. Pero ¿qué significa esto? La pérdida<br />
fundamental de nutrientes por el sistema se debe a la exportación de las cosechas, aunque<br />
sin duda siempre habrá pequeñas pérdidas debido a la desnitrificación y volatilización.<br />
Dado que los fertilizantes minerales de síntesis están prohibidos ¿cuáles son por tanto las<br />
posibilidades del agricultor ecológico para compensar estas pérdidas y cerrar así el ciclo?<br />
En realidad, son muchas:<br />
• La primera obligación es evitar todas las pérdidas innecesarias, reaprovechando<br />
los restos del cultivo, utilizando –siempre que sea posible- cubiertas vegetales que<br />
aprovechen los nutrientes que el cultivo no puede tomar en ese momento o<br />
aquellos que ya han pasado fuera del área de influencia de sus raíces, etc.<br />
• Utilizar abonos verdes para incorporar nitrógeno atmosférico, o fomentar el<br />
desarrollo de los microorganismos capaces de fijarlo, ya sea en simbiosis o en vida<br />
libre.<br />
• Aprovechar adecuadamente las propias reservas del suelo, fomentando un<br />
adecuado desarrollo radicular y la micorrización, que favorece la absorción de los<br />
nutrientes del suelo, especialmente del fósforo.<br />
• Utilizar los residuos orgánicos disponibles en la zona, directamente o, mejor, tras<br />
su compostaje, siempre y cuando estén autorizados para su uso en agricultura<br />
ecológica. En particular, resulta de gran importancia volver a asociar la ganadería<br />
con la agricultura, de manera que los estiércoles producidos serán la mejor fuente<br />
de materia orgánica y nutrientes para el cultivo.<br />
• Aplicar los productos minerales naturales autorizados, siempre que sean<br />
necesarios, y preferentemente incorporados en material orgánico compostado.<br />
Puede verse así que la materia orgánica es la clave y eje central de toda la<br />
fertilización orgánica: ya sea en forma de material vegetal formado a partir de los<br />
nutrientes del aire y las reservas del suelo, o de estiércol proveniente de fuentes externas,<br />
casi todos los nutrientes que serán asimilados por las plantas se encontrarán en un<br />
momento u otro en forma orgánica. Por ello, la segunda piedra angular de la fertilización<br />
ecológica es el mantenimiento de una adecuada actividad biológica del suelo. De nada<br />
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servirían grandes cantidades de materia orgánica en el suelo si un tratamiento de<br />
desinfección redujese esta actividad. Aparte de liberar los nutrientes contenidos en la<br />
materia orgánica, los habitantes del suelo serán una adecuada protección contra la<br />
aparición de enfermedades y plagas, ya que serán la primera barrera a vencer por parte de<br />
los patógenos antes de poder atacar a los cultivos. De hecho, la desertización biológica<br />
producida por la agricultura convencional es una de las principales causas, si no la más<br />
importante, de la constante aparición de nuevas enfermedades y plagas que asolan las<br />
explotaciones hoy en día.<br />
Prácticas para la fertilización ecológica<br />
Habiendo ya comentado cuáles son las bases en las se basa la fertilización en<br />
agricultura ecológica, hay que presentar ya las diferentes prácticas que el agricultor<br />
dispone.<br />
Conocer el propio sistema<br />
La agricultura ecológica considera una explotación como un todo del cual no se<br />
pueden separar las partes sin perder sentido. Por ello, no se puede pretender un adecuado<br />
manejo de la fertilidad del sistema sin un conocimiento adecuado del mismo en todos sus<br />
componentes:<br />
• Suelo: textura (ligera o pesada), pH (reacción), capacidad para retener nutrientes,<br />
reservas de los mismos, espesor, etc.<br />
• Agua: calidad, contenido de nutrientes que contiene, etc.<br />
• Cultivos: requerimientos climáticos y nutricionales, de modo que uno pueda<br />
asegurarse de que no van a existir carencias (en tiempo frío la liberación de<br />
nutrientes será más lenta), y compatibilidad en las rotaciones, de modo que se<br />
puedan diseñar alternando especies con diferentes requerimientos (cantidades y<br />
profundidades de exploración radicular, etc.)<br />
Un agricultor ecológico debe por tanto conocer en profundidad sus parcelas, sus<br />
cultivos y sus fuentes de nutrientes y materia orgánica si quiere realmente dominar un<br />
sistema tan complejo como una explotación ecológica.<br />
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Incrementar el contenido de materia orgánica del suelo<br />
La base de la fertilización orgánica es un adecuado manejo de la materia orgánica.<br />
Probablemente la primera necesidad en una parcela ecológica es incrementar su nivel de<br />
materia orgánica, aumentando así la reserva de nutrientes para los cultivos, fomentando<br />
el desarrollo de la vida microbiana y mejorando las condiciones del suelo en cuanto a su<br />
estructura, capacidad para retener nutrientes y agua y para evitar el desarrollo de plagas y<br />
enfermedades.<br />
Cuando se habla de materia orgánica en el suelo se habla de tres cosas diferentes:<br />
• Residuos frescos o poco descompuestos, que no tienen una gran influencia sobre<br />
las propiedades del suelo, pero que son un aporte rápido de nutrientes para los<br />
cultivos.<br />
• Biomasa microbiana, no muy importante en cuanto a cantidad pero sí en cuanto a<br />
su disponibilidad y movilidad.<br />
• Humus, que corresponde a la materia orgánica tan descompuesta que ya no se<br />
puede distinguir su origen, y que aparte de ser la principal fuente de reserva de<br />
nutrientes para cultivo, los cuales se irán liberando lentamente, es la que confiere<br />
al suelo todas las propiedades mencionadas anteriormente.<br />
Si los niveles iniciales de materia orgánica son bajos no debe pretenderse añadir<br />
toda la necesaria de golpe, ya que eso podría dar lugar a una pérdida inmoderada de<br />
nutrientes que contaminaría las aguas subterráneas. Debe cuidarse también que la<br />
relación C/N sea adecuada para evitar la inmovilización o pérdida por volatilización de<br />
nutrientes. Los procedimientos disponibles para aportar la materia orgánica necesaria se<br />
comentan a continuación.<br />
Utilizar residuos orgánicos<br />
El modo más directo de aumentar la materia orgánica del suelo es aportándola en<br />
forma de residuos. Dentro de la agricultura ecológica, los residuos a considerar son<br />
principalmente los restos de cosecha y de poda, y los estiércoles, que no pueden proceder<br />
de explotaciones intensivas. En ambos casos, los modos de aplicación son dos: directa y<br />
tras compostaje, o sea, descomponiéndolos en presencia de aire y con generación de calor<br />
que destruye su posible carga de gérmenes patógenos e inactiva las semillas de malas<br />
hierbas.<br />
Manejo de la fertilidad en Agricultura Ecológica 6
Los restos de poda y cosecha deben ser triturados antes de su aplicación, para<br />
facilitar así su descomposición por los microorganismos, y pueden dejarse como<br />
acolchado o, aún mejor, incorporarse a poca profundidad tras un ligero oreo. Materiales<br />
pobres en nitrógeno, como el rastrojo de cereal o los restos leñosos, pueden tener una<br />
descomposición lenta o producir inmovilización de este nutriente, por lo que se<br />
recomienda incorporar conjuntamente algún residuo rico en nitrógeno para compensar<br />
esta deficiencia. Mientras que en cultivos leñosos no es de esperar ningún problema,<br />
restos demasiado frescos pueden dar lugar a problemas en hortalizas si éstas se siembran<br />
o plantan tras la incorporación. En este caso el compostaje de los residuos es mejor<br />
solución.<br />
Las características de los estiércoles varían muy notablemente entre especies (ave,<br />
oveja, vaca, porcino, caballo, etc.), alimentación y manejo del ganado, edad de éste, etc.,<br />
por lo que no se puede y no se debe generalizar. No obstante, todos suelen coincidir en<br />
ser muy ricos en nitrógeno y fósforo fácilmente mineralizable, por lo que deben ser<br />
utilizados con cuidado, especialmente si son muy frescos. Existen tres modalidades de<br />
manejo de los estiércoles:<br />
• Para algunas personas, el manejo y maduración de los estiércoles debe favorecer su<br />
mineralización, esto es, convertir la materia orgánica en sustancias minerales<br />
fácilmente asimilables por las plantas, sin que se pierdan nutrientes en el proceso.<br />
Por ello, se forma el montón de estiércol y se compacta fuertemente a los dos o<br />
tres días, de manera que el aire no logre penetrar y se impida el compostaje<br />
aeróbico que de otro modo se produciría. Con esta falta de aire, la<br />
descomposición del material se realiza de modo anaerobio, menos efectivo<br />
energéticamente, las temperaturas no aumentan tanto y el material va madurando<br />
lentamente durante varios meses. Al no alcanzarse elevadas temperaturas, la<br />
higienización del estiércol es inferior, pero no se producen las elevadas pérdidas<br />
de nitrógeno en forma de amoniaco típicas de procesos más calientes.<br />
• En otras ocasiones se intenta favorecer la formación de un material más rico en<br />
ácidos húmicos y más higiénico, aun a costa de una mayor pérdida de nutrientes, y<br />
por tanto el proceso que se utiliza es el compostaje. En el caso del compostaje de<br />
estiércoles el número de volteos se suele mantener en el mínimo indispensable<br />
dado que es uno de los momentos de mayor pérdida de nutrientes. En el caso de<br />
que los materiales se sequen demasiado se riegan con agua o, cuando están<br />
disponibles, con purines.<br />
• En algunas ocasiones se prefiere emplear el estiércol en fresco o, al menos, en un<br />
menor estado de maduración que el resultante de los procesos anteriores. En este<br />
caso se recomienda mezclarlo en el campo homogéneamente mediante una labor<br />
poco profunda, de unos 10 a 15 cm, tan pronto como se haya transportado, para<br />
evitar así la pérdida de nutrientes que surge de su almacenamiento en montones.<br />
Manejo de la fertilidad en Agricultura Ecológica 7
Se esperará entonces de cuatro a seis meses para la siembra; en general se esparce<br />
en otoño o invierno para que así su transformación se encuentre avanzada cuando<br />
llegue este momento de la siembra. En el caso de una zona de fuertes<br />
precipitaciones hay que tener mucho cuidado, ya que puede lavar grandes<br />
cantidades de nitrato hacia las aguas subterráneas.<br />
Abonos verdes<br />
Se denomina generalmente abonado en verde a la utilización de cultivos de<br />
crecimiento muy rápido, los cuales se cortan e incorporan al suelo en el mismo lugar<br />
donde han sido sembrados, de manera que se mejore las propiedades físicas del suelo, se<br />
enriquezca éste con humus poco evolucionado, se aporten nutrientes y sustancias<br />
fisiológicamente activas, y se incremente la actividad microbiana. Más en detalle, los<br />
beneficios de un abono verde se pueden desglosar en:<br />
• estimulación de la actividad microbiana del suelo, debido al aporte de materia<br />
orgánica fresca y de sustancias exudadas por las raíces.<br />
• mejora de la estructura del suelo al formarse raicillas y formas microbianas<br />
filamentosas, así como por las excreciones bacterianas.<br />
• protección del suelo contra la erosión y la desecación durante su ciclo vegetativo,<br />
mejorando la circulación del agua.<br />
• renovación del humus del suelo, favoreciendo la mineralización del más antiguo y<br />
dando lugar a nuevas sustancias humificadas.<br />
• enriquecimiento del suelo con nitrógeno cuando se han empleado leguminosas,<br />
plantas capaces de fijar nitrógeno de la atmósfera.<br />
• captura del nitrato generado en la descomposición del nitrógeno orgánico, de<br />
manera que no es capaz de llegar a las capas subterráneas de agua.<br />
• liberación de sustancias activadoras del crecimiento vegetal, y con acción<br />
controladora de la aparición de plagas.<br />
• equilibrio del balance entre el nitrógeno y el carbono en el suelo en las zonas<br />
donde se han enterrado pajas de cereal, muy ricas en carbono, y aumento de la<br />
capacidad degradativa del suelo de estos materiales.<br />
• control del crecimiento de malas hierbas, tanto por el crecimiento del abono<br />
verde en sí, como por el efecto herbicida de algunas de las especies usadas como el<br />
alforfón o la facelia.<br />
Manejo de la fertilidad en Agricultura Ecológica 8
Un número considerable de plantas pueden ser utilizadas como abono verde,<br />
aunque en general pertenecen a tres grandes grupos:<br />
• Las leguminosas son capaces de fijar el nitrógeno presente en la atmósfera. Las<br />
más usadas son distintos tréboles, la veza o los altramuces. En nuestras tierras son<br />
frecuentes los yeros, las algarrobas y la almorta. Las leguminosas suelen mezclarse<br />
con cereales u otras gramíneas, siendo típicas las combinaciones veza+avena,<br />
veza+cebada, tréboles+raygrás, guisante forrajero+veza, etc.<br />
• Las gramíneas, como ya se ha dicho, se suelen sembrar combinadas con<br />
leguminosas, con lo que la masa vegetal producida es mayor y la protección del<br />
terreno es superior.<br />
• Las crucíferas se utilizan cuando se dispone de muy poco tiempo entre cultivos, ya<br />
que su crecimiento es muy rápido. Al tener largas raíces, acumulan grandes<br />
cantidades de nutrientes en sus hojas que los cultivos no han sido capaces de<br />
absorber por encontrarse fuera de su alcance, liberándolos posteriormente una vez<br />
se siegan y se incorporan al suelo. Las especies más utilizadas son el nabo forrajero<br />
o la mostaza blanca.<br />
Las plantas a elegir como abono verde dependerán de su rapidez de crecimiento,<br />
cantidad de residuos que aportan, compatibilidad con los cultivos, requerimientos<br />
nutricionales o las características del suelo de la finca. Cuando una planta se siembra<br />
como abono verde, debe utilizarse una mayor densidad de siembra de lo habitual (del 20<br />
al 50% más), y se debe segar en un avanzado estado de vegetación, cercano a la floración.<br />
Hay tres posibilidades de cultivo muy extendidas:<br />
• Siembra intercalada o sobresiembra, consistente en sembrar una variedad o una<br />
mezcla de las mismas (tréboles generalmente, u otra especie de porte bajo) entre<br />
líneas de cereales ya crecidos. Se utiliza con mucho éxito en el maíz para la<br />
protección del suelo, el control de las malas hierbas y la fertilización del suelo<br />
conjuntamente con los restos de la cosecha.<br />
• Cultivo de corta duración, entre los cultivos que dejan el suelo desnudo. Se suelen<br />
utilizar crucíferas de rápido crecimiento, y tiene la dificultad de una buena<br />
sincronización.<br />
• Cultivo de larga duración, teniendo el abono verde un lugar más en la rotación, o<br />
bien entre líneas de frutales o viñas. Se suelen emplear mezclas de leguminosas y<br />
crucíferas para un mayor rendimiento en nutrientes.<br />
Los residuos deben ser muy superficialmente incorporados al suelo,<br />
preferentemente triturados empleando una picadora de restos de cosechas, pasados unos<br />
días del corte, y ya más tarde podrán ser rotovatados a mayor profundidad. Se suele<br />
considerar que los abonos verdes dan lugar de 30 a 60 kg de humus por cada tonelada que<br />
Manejo de la fertilidad en Agricultura Ecológica 9
se incorpora, con un valor medio de 40 kg. Cuando se han utilizado leguminosas, se suele<br />
considerar que con ellas se aportan de 40 a 80 kg de N/ha, aunque dependerá de la<br />
especie utilizada y de la densidad de siembra.<br />
Lógicamente la utilización del abono verde exige un adecuado estudio previo en<br />
profundidad, ya que no es una práctica exenta de riesgos, como la competencia por el<br />
agua, la luz o el alimento con el cultivo principal, o bien cuando se produzcan invasiones<br />
repetitivas de malas hierbas.<br />
Productos minerales autorizados<br />
Existe a veces la creencia de que los productos minerales están prohibidos en<br />
agricultura ecológica, aunque eso no es así. De hecho, muchos nutrientes no existen en<br />
forma orgánica por lo que difícilmente se podrían solventar las carencias si su contenido<br />
en los residuos orgánicos fuera bajo y no se pudieran aportar en forma de productos<br />
minerales. Lo que está prohibido son los productos de síntesis, por lo que los productos<br />
minerales autorizados serán subproductos de otros procesos o bien serán productos<br />
naturales, como los fosfatos de roca, el azufre o las sales de potasio. En la lista de<br />
productos autorizados, incluída en el Reglamento CEE 2328/94 de la Comisión Europea<br />
de 30/09/1994, podrán encontrarse muchos de estos materiales.<br />
Si es necesario alguno de estos productos, se suele recomendar que se aporte a los<br />
residuos orgánicos que se vayan a aplicar en lugar de directamente al suelo, ya que ello<br />
garantizará menores pérdidas y una mejor disponibilidad.<br />
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