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Sobre determinismo y libre albedrío. Eikasia 16

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Centeno, S.: «Retórica e ideología en la Carta a los romanos de Pablo de Tarso»<br />

En definitiva, la cristología paulina transforma todo el mensaje de Jesús el judío<br />

palestino, un mensaje que era de carácter más o menos revolucionario, social o políticoreligioso,<br />

lo transforma en un mensaje soteriológico en el que el reino que se proclama<br />

ya no es de este mundo, sino un reino celeste. Un reino que ya no ha de venir de forma<br />

inminente, sino que cada cristiano ha de alcanzar individualmente por la fe en Jesucristo<br />

resucitado.<br />

El nuevo evangelio de Pablo, o la nueva interpretación del evangelio 45 , transforma la<br />

visión que se tenía de Jesús. La deificación de Jesús corrió sobre todo a cargo de Pablo.<br />

Es evidente que esa opción era más difícil en ámbitos judíos porque eso supondría<br />

romper con la tradición monoteísta del Antiguo Testamento. Pablo, con esto, se adelanta<br />

a los Sinópticos que fueron redactados todos como mínimo una década después a sus<br />

cartas o incluso después del 70. De este modo la cristología y la teología paulinas<br />

fabrican un Jesús divinizado e incluso preexistente que, como “Swth’r” 46 universal se<br />

sacrifica por todos nosotros, no sólo por el pueblo elegido, para expiar los pecados de la<br />

humanidad. Esto no lo podía decir un judío, tenía que ser un hombre como Pablo con<br />

una marcada influencia helenística evidentemente.<br />

No perdamos la perspectiva de las disputas ideológicas, Jesucristo no era cristiano,<br />

era judío. Pablo era cristiano, pero un cristiano helenizado y se diferenciaba de los<br />

del cuerpo de Jesús resucitado: “‡dete t¦j ce‹r£j mou kaˆ toÝj pÒdaj mou Óti gè e„mi aÙtÒj:<br />

yhlaf»satš me kaˆ ‡dete, Óti pneàma s£rka kaˆ Ñstša oÙk œcei kaqëj m• qewre‹te œconta.” =<br />

“Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos<br />

como veis que yo tengo.” La forma de argumentar de Lucas aquí es la propia de un corpereísta empirista,<br />

propia de un médico, como parece ser que era Lucas. Se ve clara, pues, la argucia retórica de Pablo (en el<br />

peor sentido de la palabra “retórica”) al jugar con la ambigüedad y permanecer en ella: de modo que si<br />

por una parte no podía renunciar a la herencia judeocristiana de la resurrección de los cuerpos, tampoco<br />

podía admitirla, entonces, sin salirse del eclecticismo pues le resultaría retóricamente caro, inventa lo del<br />

“cuerpo místico” [sîma pneumatikÒn], un cuerpo espiritual, incorruptible, glorioso pero de carácter<br />

espiritual y mistérico. Es decir, una contradicción en los términos, una antinomia insoluble que disuelve<br />

la antropología cristiano-judía primitiva y que los teólogos católicos actuales sencillamente han olvidado<br />

porque ya no discuten ni mencionan el problema. Porque la mejor argumentación a veces, si no se quiere<br />

perder la convicción, es la ausencia de argumentación. Se echa el cerrojo. Ya sabemos que las ideologías<br />

políticas son a menudo criticables, pero, difícilmente corregibles. En el caso de las religiosas son<br />

evidentemente incorregibles, y por eso terminan por hacerse dogmáticas, sobre todo porque dejan de ser<br />

criticables. Conseguida la convicción se echa el “cerrojo”, las ideas que en un tiempo necesitaron de las<br />

argucias de la retórica pasan a ser dogmas de fe, y, en definitiva, misterios insondables. La retórica llega<br />

hasta un límite, más allá, ya lo advierte Perelman, está la violencia. En medio, añadimos nosotros, la<br />

dogmática.<br />

45 .- Véase n. 33.<br />

46 .- Este término no es un título judío sino helenístico, el título judío para Jesús sería el “Mesías”,<br />

evidentemente. El concepto de “Swth’r” no es admisible en el entramado religioso-teológico del<br />

judaísmo.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año III, <strong>16</strong> (enero 2008). http://www.revistadefilosofia.org 65

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