Sobre determinismo y libre albedrío. Eikasia 16
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Centeno, S.: «Retórica e ideología en la Carta a los romanos de Pablo de Tarso»<br />
3.1.3. Los frutos de la justificación (reconciliación con Dios, la unión con<br />
Cristo, la liberación de la Ley mosaica, etc.) (5,1-8, 39).<br />
3.1.4. El problema de la incredulidad de los judíos y el cumplimiento de las<br />
promesas (9, 1-11, 36).<br />
3.2. Parte moral (12, 1-15, 13) que reúne una serie de exhortaciones sobre la<br />
caridad, la humildad, la obediencia, etc.<br />
4. Al final se cierra la carta con un epílogo (15, 14-<strong>16</strong>, 27) en el que da una razón<br />
última de su carta.<br />
4.2.- Contextualización de la carta. Cristianismo e ideología: La dialéctica Pablo-<br />
Santiago; Roma-Jerusalén.<br />
Partimos de las hipótesis siguientes:<br />
? Primera, que los recursos retóricos muy a menudo, por no decir siempre, se ponen<br />
al servicio de una ideología o de una creencia y que en el caso de Pablo de Tarso no<br />
es diferente 25 . Por esta razón nos interesa conocer su ideología y sus creencias. Si,<br />
como decía Croce, “pensar es [siempre] pensar contra alguien”, nos sería muy<br />
conveniente saber cuál es la ideología de Pablo y “contra” quién piensa para saber<br />
de qué quiere persuadir al destinatario de la carta. Volveremos sobre esto más<br />
adelante.<br />
? Segunda, que la ideología reflejada en la Epístola a los Romanos, igual que la de las<br />
otras cartas de Pablo, no puede ser la misma que la que dejan traslucir los supuestos<br />
25 .- El creyente, y precisamente porque es creyente y no científico, para persuadir de la verosimilitud de<br />
su creencia hace uso de los recursos retóricos y argumentativos, no de los recursos demostrativos.<br />
Partimos, evidentemente, de la distinción de Perelman entre “demostración” y “argumentación”. Es<br />
evidente que los asuntos de creencia, los que tienen un carácter probable, verosímil o plausible, los<br />
asuntos que no se pueden cuantificar o medir con objetividad, lo que Galileo o Descartes (al que con tanto<br />
amor francófono mira Perelman) llamaban “cualidades secundarias”, no están sujetos a demostración.<br />
Porque “es tan absurdo –dice Aristóteles– esperar del matemático argumentos simplemente persuasivos,<br />
como exigir del orador (léase creyente) demostraciones verdaderamente tales”. Con eso está dicho todo.<br />
Por cierto, después de lo dicho, no sabemos qué ve Perelman en Descartes que no esté ya en Aristóteles.<br />
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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año III, <strong>16</strong> (enero 2008). http://www.revistadefilosofia.org