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Sobre determinismo y libre albedrío. Eikasia 16

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Centeno, S.: «Retórica e ideología en la Carta a los romanos de Pablo de Tarso»<br />

porque todos ellos fueron escritos después de las cartas paulinas y para ser leídos por<br />

cristianos y judíos que habían perdido el Templo. Y, además, no se puede descartar<br />

tampoco que los evangelios sinópticos hayan sido contaminados de la propia ideología<br />

paulina.<br />

Vemos que en el texto de Mateo se emplea el término “cqrÒj” que se traduce por<br />

“enemigo”. Y está bien traducido, pero este término en español es ambiguo, más<br />

ambiguo al menos que en griego. Porque existe otra palabra en griego para nombrar a<br />

los enemigos: “polémioV”. ¿Por qué el texto utiliza “cqrÒj” y no “polémioV”? En<br />

español sólo tenemos un término. Pero cuándo en un idioma tan rico como el griego<br />

existen dos términos es que cada uno tiene un sentido distinto. No existen dos términos<br />

para significar lo mismo. Efectivamente, los dos términos significan “enemigo”, pero de<br />

forma distinta. Existe entre los dos términos una diferencia de sentido igual a la que<br />

existe entre los términos latinos: “inimicus” y “hostes”. Si “cqrÒj” e “inimicus” hacen<br />

referencia al enemigo privado, personal, aquel con el que tenemos cierta enemistad,<br />

“polémioV” y “hostes”, en cambio, hacen referencia al enemigo público, al enemigo<br />

que no conocemos personalmente, un enemigo abstracto, grupal, social.<br />

Jesús dice, efectivamente, que tenemos que amar a nuestros enemigos, pero dice<br />

“cqrÒj” no “polémioV”. Está diciendo literalmente que amemos a nuestros enemigos<br />

privados, a aquellos con los que nos hemos enemistado. Pero en ningún momento dice<br />

que amemos a nuestros enemigos públicos. ¿Y quiénes eran los enemigos públicos de<br />

Jesús o de los palestinos de la época? Sin duda eran los romanos y todos aquellos que de<br />

una manera u otra les apoyaron.<br />

Pablo tampoco dice “polémioV”, pero por razones distintas a las de Jesús. En el<br />

mandato de Jesús se lee efectivamente que hay que amar a los “cqrÒj” (enemigos<br />

privados), pero inmediatamente se podría añadir sin perdida de sentido que a los<br />

“polémioV” (enemigos públicos) guerra sin cuartel. Es decir, “al Cesar lo que es del<br />

Cesar, y a Dios lo que es de Dios” 144 . Y ¿qué Dios? El Dios de Israel, el Dios del<br />

pueblo de Israel. No el Dios de los romanos. Para Pablo, en cambio, los enemigos<br />

públicos no eran evidentemente los romanos, él era un ciudadano romano. Las cosas son<br />

144 .- Mt. 22, 21<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año III, <strong>16</strong> (enero 2008). http://www.revistadefilosofia.org 103

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