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La alimentación del lactante y del niño pequeño - libdoc.who.int ...

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26 LA ALIMENTACIÓN DEL LACTANTE Y DEL NIÑO PEQUEÑO – CAPÍTULO MODELO PARA LIBROS DE TEXTO<br />

prevención de enfermedades. Como se discutió antes,<br />

en el Principio 9, en algunas situaciones la suplementación<br />

con micronutrientes puede ser una <strong>int</strong>ervención<br />

efectiva. <strong>La</strong>s recomendaciones se resumen abajo.<br />

Vitamina A<br />

<strong>La</strong> OMS y el UNICEF recomiendan la suplementación<br />

universal con vitamina A como una prioridad para<br />

niños de 6–59 meses de edad en países con un riesgo<br />

elevado de deficiencia (Tabla 2). En estos países, se<br />

debe administrar una dosis elevada de vitamina A a<br />

los niños con sarampión, diarrea, enfermedad respiratoria,<br />

varicela, otras infecciones graves o desnutrición<br />

aguda grave, y a los que viven en la vecindad de<br />

niños con deficiencia de vitamina A (21).<br />

TABLA 2<br />

Esquema universal de administración de la vitamina A<br />

para la prevención de la deficiencia<br />

<strong>La</strong>ctantes de 6–12 meses de edad<br />

Niños mayores de 12 meses de edad<br />

100 000 UI vía oral, cada 4–6 meses<br />

200 000 IU vía oral, cada 4–6 meses<br />

Hierro<br />

Como regla, durante el período de la alimentación<br />

complementaria, se debe preferir los alimentos fortificados<br />

a la suplementación con hierro. Es necesario<br />

tener cuidado con la suplementación con hierro<br />

en lugares donde la prevalencia de la malaria y de<br />

otras enfermedades infecciosas sea elevada. En zonas<br />

donde la malaria es endémica, no se recomienda la<br />

suplementación universal con hierro. Si se emplean<br />

suplementos con hierro, no deben ser administrados<br />

a niños que tengan suficientes reservas de este mineral<br />

ya que, en estos niños, parece ser mayor el riesgo de<br />

aparición de eventos adversos graves. En estas zonas,<br />

la prevención y el manejo de la anemia requiere de un<br />

sistema de ‘tamizaje’ que permita la identificación de<br />

niños con deficiencia de hierro y de la accesibilidad<br />

a tratamiento antimalárico y anti-infeccioso apropiados<br />

(22,23).<br />

Yodo<br />

En el año 1994, la OMS y el UNICEF recomendaron<br />

la yodación universal de la sal, como una estrategia<br />

segura, costo-efectiva y sostenible, para asegurar la<br />

ingesta suficiente de yodo por parte de todos los individuos.<br />

Sin embargo, en zonas donde existe una grave<br />

deficiencia de yodo, los grupos vulnerables – mujeres<br />

embarazadas o en período de lactancia y niños<br />

menores de 2 años – podrían no estar cubiertos de<br />

manera adecuada cuando la estrategia de yodación de<br />

la sal no está completamente ejecutada; en este caso,<br />

la suplementación con yodo podría ser necesaria. <strong>La</strong><br />

Declaración Conjunta de la OMS y el UNICEF, sobre<br />

la ingesta óptima de yodo en embarazadas, mujeres<br />

que dan de lactar y niños pequeños, brinda guías que<br />

permiten categorizar a los países y posteriormente<br />

desarrollar planes para una respuesta adecuada (24).<br />

Zinc<br />

Se recomienda la suplementación con zinc como parte<br />

<strong>del</strong> tratamiento de la diarrea. Se debe administrar zinc<br />

(20 mg/día) durante 10–14 días, a todos los niños con<br />

diarrea. En el caso de <strong>lactante</strong>s menores de 6 meses de<br />

edad, la dosis <strong>del</strong> zinc debe ser de 10 mg/día (25).<br />

3.3 Adaptaciones locales de las recomendaciones<br />

sobre alimentación complementaria<br />

<strong>La</strong> Tabla 3 presenta una lista de alimentos, los principios<br />

nutritivos que contienen y cómo deben ser<br />

administrados a los niños, para lograr una buena<br />

alimentación complementaria. Para desarrollar recomendaciones<br />

específicas, que respondan a los Principios<br />

de Orientación y que sean localmente aceptables,<br />

se requiere de un proceso de adaptación. En el proceso<br />

de adaptación es útil involucrar a los cuidadores<br />

y a las familias y decidir qué es lo ‘culturalmente<br />

apropiado’ (26). Generalmente se requiere seguir los<br />

siguientes pasos:<br />

Revisar las guías nacionales o locales existentes.<br />

Elaborar una lista de alimentos disponibles a nivel<br />

local.<br />

Averiguar el contenido de nutrientes de los alimentos<br />

locales, empleando tablas de composición de<br />

alimentos (27).<br />

Calcular la cantidad de varios alimentos que permitirán<br />

cubrir las necesidades diarias <strong>del</strong> niño<br />

en relación a varios nutrientes. Para esto pueden<br />

emplearse técnicas de programación lineal (28).<br />

Evaluar qué comidas y en qué cantidades, los cuidadores<br />

y las familias aceptan que son las apropiadas<br />

para los niños e identificar sus prácticas y<br />

preferencias de alimentación.<br />

Realizar estudios sobre ‘Prácticas Mejoradas’, solicitando<br />

a las madres, o a otros cuidadores, que<br />

seleccionen una nueva ‘práctica mejorada’ de alimentación<br />

y que <strong>int</strong>enten aplicarla por sí mismas.

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