FILIPINAS - IE

3. Carta del Embajador
de España en filipinas, d. jorge domecq
La situación económica de Filipinas ha presentado en la última
década datos que podrían inducir cuanto menos al escepticismo
al potencial exportador o inversor extranjero: con una población
activa de 39 millones, tiene un desempleo real de más del 25%
(7% de desempleo y 19% de subempleo y con 43% de mano de
obra en el sector informal); una dependencia excesiva de las remesas
de los emigrantes que representan la mayor fuente de capital
extranjero (21.000 millones de dólares en 2011); ha atraído sólo
el 4,5% de toda la inversión directa extranjera en ASEAN-6 en la
última década y, en general, ha visto una reducción continua de su
competitividad internacional debido a los problemas de corrupción,
gobernabilidad y falta de infraestructuras (se ha destinado sólo
un 2% del PIB a infraestructuras en los últimos 30 años, muy por
debajo de la media regional).
A pesar de estos datos, puede decirse actualmente que Filipinas
ha vuelto al tablero económico del mundo y que ofrece buenas
oportunidades comerciales y de inversión. El panorama económico
del país permite aventurar un crecimiento sostenido en los
próximos años, incluso a pesar de un contexto económico mundial
no favorable. Las variables macroeconómicas fundamentales son
positivas. En el primer semestre de este año el país ha crecido
un 6,1%, siguiendo una tendencia sostenida de crecimiento en
los últimos años. Su balanza fiscal se ha mantenido bajo control
y aunque sería necesaria una reforma fiscal para incrementar los
ingresos del Estado (que se quieren llevar de un 12% en 2010 a
14,7% del PIB en 2016) que permitieran acometer el gasto público
necesario para el país, se ha logrado mejorar la recaudación mediante
un mayor rigor en la lucha contra el fraude y una aplicación
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