Cuaderno Derecho Penitenciario N 15 - Ilustre Colegio de ...

[44] Sin hijos menores. La Administración
establecerá la frecuencia
y duración motivadamente.
El Tribunal ha venido sosteniendo que el requisito
de la existencia y presencia de los hijos menores
de 10 años no es exigible para las comunicaciones
de convivencia, pues son distintos los fines buscados
con cada una de las clases de comunicación.
Téngase en cuenta que la interpretación contraria
elevaría al absurdo de situaciones como las
siguientes:
– Los padres perderían la capacidad de decidir,
en ejercicio de la patria potestad, que un hijo menor
no conociera o no presenciara el encierro de alguno
de sus progenitores.
– Lo que hubieran disfrutado de visitas con sus
hijos, perderían el derecho a ellas en caso de fallecimiento
o incapacidad de desplazamiento de los
hijos, esto es, cuando más necesitaban la comunicación.
– El cónyuge o persona ligada afectivamente
puede ser o no el progenitor de los hijos del interno
o interna.
– En caso de fallecimiento del cónyuge o persona
ligada afectivamente, o de falta de deseo de visitar
al interno, ello conllevaría la imposibilidad de
que lo hicieran los hijos, pues el cónyuge e hijos se
sitúan en el reglamento en el mismo plano.
En fin es evidente que todas las comunicaciones
sirven a plurales fines, pero en las íntimas predomina
el contenido sexual, en las familiares la relación
con la familia en sentido amplio (hermanos, primos,
sobrinos) o, al menos, en sentido más amplio
que la familia adquirida, aunque pueda comprender
a ésta; y en las de convivencia se pone el acento en
esa familia adquirida (cónyuge o pareja e hijos –si
los hay–). De ahí que las comunicaciones del artículo
45 n° 4, 5 y 6 del Reglamento sean acumulables.
Cosa distinta es que no pueda aprovecharse
razonablemente la ductilidad del reglamento. Éste
no fija una frecuencia mínima ni una duración mínima
de las visitas de convivencia. En consecuencia
puede y debe aprovecharse toda la información
socio-familiar que se tenga del interno para dar
lugar a una mayor o menor frecuencia y duración
de estas visitas. Y ello no es arbitrario si se razonan
los motivos. Por ejemplo la presencia o ausencia de
hijos puede ser un motivo que incida en la frecuencia
y la duración de estas comunicaciones, como
puede serlo un hecho trágico, como la muerte de un
menor, o puede serlo la existencia de graves problemas
en la educación de los hijos. En este sentido
la no previsión legal de un ritmo mínimo de las
comunicaciones y de una duración mínima de las
mismas permite la justicia del caso concreto, acomodando
la resolución a la situación y necesidades
de cada interno y su familia adquirida, y a las necesidades
de los demás internos y de mantener el
resto de las comunicaciones. Y basta esa flexibilidad
para orillar los problemas que se dicen nacidos
de la confusión de estas comunicaciones con la
íntimas y familiares. Se estimará el recurso y se
reconocerá el derecho del penado a las comunicaciones
de convivencia con su pareja, sin perjuicio
de que la Administración pueda motivadamente
establecer la periodicidad y duración de las mismas.
Auto 3991-06, 25 de septiembre de 2006, JVP
nº 4 de Madrid. Exp. 93/06, en el mismo sentido el
Auto 1457/06, 5 de abril de 2006, JVP nº 3,
Exp. 319/03.
[45] Suspensión.
Se plantea el recurso por estimar el interno que
se han vulnerado sus derechos al habérsele negado
por la Administración Penitenciaria la comunicación
de convivencia con su pareja, derecho que,
estima el interno en su recurso, reconocen y amparan
las Leyes Penitenciarias.
El artículo 51 de la Ley General Penitenciaria en
su n° 1 establece que los internos están autorizados
para comunicar periódicamente con familiares
y amigos, entre otros, y que estas comunicaciones
se celebraran respetando al máximo la intimidad y
no sufrirán otras restricciones que las impuestas
por razones de seguridad, de interés de tratamiento
y de buen orden del establecimiento y el artículo
53 de dicho texto legal determina que los establecimientos
dispondrán de locales anejos especialmente
adecuados para la celebración de las visitas y
comunicaciones con familiares y allegados íntimos.
Igualmente el artículo 45 del Reglamento Penitenciario
establece las obligaciones de que los
establecimientos penitenciarios dispongan de locales
especialmente adecuados para la realización de
la visitas y comunicaciones de "familiares y allegados"
y el n° 6 de dicho precepto establece que "se
concederán, previa solicitud del interesado, visitas
de convivencia a los internos con su cónyuge o per-
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