Cuaderno Derecho Penitenciario N 15 - Ilustre Colegio de ...

[18] No cabe conceder un tercer grado
inicial pero sí un art. 100.2 con
permisos de fin de semana.
Se trata de la clasificación inicial de una interna
condenada por delitos continuados de falsedad y
estafa. Con problemas de drogodependencia está
en tratamiento con Metadona. Su compañero condenado
por igual causa ha extinguido o está a
punto de extinguir la condena. El domicilio de
ambos, sito en Carabanchel, se está pagando
mediante un crédito hipotecario que pagan los
padres de los penados y aunque la penada no se
niega a hacerlo, es lo cierto que no ha satisfecho
nada en concepto de responsabilidad civil a los perjudicados
(mientras adquiere un piso en propiedad).
En estas circunstancias no puede decirse que
la clasificación inicial en segundo grado sea contraria
a Derecho. Otra cosa es que la penada que ha
estado más de ocho años en libertad provisional sin
delinquir no deba disfrutar de salidas del Centro. Es
un caso claro de concesión de permisos, y, aún
antes de ello, de suavización del régimen ordinario
mediante alguna variante propia del tercer grado.
En consecuencia el Tribunal mantendrá la clasificación
en segundo grado pero la penada podrá salir
al menos 48 horas todos los fines de semana y los
días festivos, lo que es factible conforme al Art.
100.2 del Código Penal.
Auto 2075/06, de 12 de mayo, JVP nº 2 de
Madrid. Exp. 1292/2005.
como fuera de ella durante las salidas, no hay
razón para no concluir que el penado puede merecer
un mayor acercamiento a lo que sería el contenido
material del tercer grado, más aún cuando la
Junta de Tratamiento destaca el correcto cumplimiento
de las normas impuestas en la anterior resolución
y la tendencia, que va manteniéndose, a un
pronóstico favorable de reinserción. Es cierto que
es tan clara la ampliación de la libertad en el acuerdo
de la Junta de Tratamiento que cabría pensar en
un tercer grado disimulado y cuasi en fraude de
Ley, pero ese sería un mal pensamiento porque la
Junta de Tratamiento no sólo no propone formalmente
la progresión y se limita a dar juego a las
posibilidades de la clasificación intermedia aprobada,
sino que las justifica en objetivos tratamentales
relacionadas con la salud del interno y la más
amplia participación en responsabilidades personales
y familiares, y al tiempo las limita en cuanto que
el amplio régimen de salidas –ciertamente notable–
lo es al propio domicilio, en condiciones que se asemejan
al contenido de la prisión atenuada tal como
la recoge, como medida cautelar, el art. 508.1 de la
LECrim. (y cuyo cómputo, en razón de su naturaleza
y penosidad, a efectos de liquidación de condena,
conforme al art. 58 del Código penal, está fuera
de duda). En consecuencia debe estimarse el
recurso y aprobarse en sus propios términos el
acuerdo de la Junta de Tratamiento del Centro
Penitenciario de Segovia de 2 de marzo de 2006.
Auto 2584/06, de 5 de junio, JVP n.º 1 de Valladolid,
Exp. 387/2006.
[19] Régimen de salidas amplísimas.
No hay fraude de ley, ya que la
Junta de tratamiento lo justifica
con motivos regimentales.
Pues bien, el 4 de agosto de 2.005 -hace 10
meses- la administración penitenciaria decidió la
aplicación del artículo 100.2 a este penado, como
manera de especificar un tratamiento que tuviera
en cuenta el estado de salud del penado, el de su
esposa y la conveniencia de mantener la fortaleza
de los lazos familiares. Este programa se aprobó
por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria por auto
de 13 de septiembre de 2005, confirmado por este
Tribunal por auto de 18 de noviembre de 2005.
Si la evolución del interno desde entonces ha
sido positiva y se ha puesto de manifiesto en una
buena conducta global, tanto dentro de prisión
[20] Factores negativos no imputables
al penado.
El penado ha cumplido más de dos tercios de la
condena. Es delincuente primario, su conducta en
prisión es adaptada. En contra de la progresión se
esgrime la gravedad del delito, la ausencia de permiso
y la falta de apoyo social.
Las tres cosas son ciertas pero el delito, con ser
grave, no deja de ser un delito de peligro por el que
el penado lleva más de seis años de prisión; la
ausencia de permisos no es algo imputable al
penado, que, con las garantías razonables, debería
haber empezado su disfrute hace tiempo, y tampoco
le es reprochable la falta de apoyo social; que
además debe corregirse a través de alguna de las
instituciones que apoyan a los penados y los acogen
durante las salidas y permisos. A ello hay que
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