4. L. González de Andrés

SEMINARIO VILLAS TARDOANTIGUAS. ARQUITECTURA Y CULTURA MATERIAL
CÁDIZ, 16 DE FEBRERO DE 2012
REVESTIMIENTOS MARMÓREOS DE LAS ÁREAS DE SERVICIO EN LA
VILLA ROMANA DEL CASALE (PIAZZA ARMERINA, SICILIA)
Lorenzo González de Andrés
Javier Atienza Fuente
La villa del Casale está situada en los alrededores de la población de Piazza
Armerina, provincia de Enna, en el centro de la isla de Sicilia. Se trata de un gran complejo
de época tardoimperial, datado a lo largo del siglo IV D. C., que consiste en un gran
asentamiento rural de tipo residencial- industrial típico de la época, compuesto de las
unidades necesarias tanto para la producción agrícola, pars rustica y pars fructuaria, como la
pars urbana (Columela, De re rustica, 1,6,1), para el disfrute y el perfecto acomodo - el otium y
la amoenitas – del propietario, el dominus. Este se encontraba generalmente en el centro de un
fundus o latifundium, es decir, las tierras pertenecientes al dueño, las cuales son explotadas y
dan razón de ser al conjunto de la propiedad, debiendo supuestamente estar estas en
proporción con el edificio de la villa (Columela, 1,4,8), el cual, en cuanto a lujosa residencia,
se denominara posteriormente praetoria (Digesto, 47,15,3).
En la villa objeto de nuestro estudio, nos encontramos con un gran conjunto de
dependencias – la pars urbana – que gravitan en torno a varios espacios – patios porticados -
que actúan de distribuidores. En cuanto a esto, se podría decir que la villa del Casale forma
parte del tipo denominado “villas de peristilo”, de gran difusión en las zonas mediterráneas,
con orígenes helenísticos y que refleja la disposición de la domus urbana romana. En este
caso, dado su gran extensión y complejidad, estos espacios abiertos se multiplican,
encontrándonos aquí, como hemos dicho, con tres: El gran Peristilo central, (8), el ovoidal
conocido como Xystus, (44) y el atrio poligonal (2), que hace las veces de primer distribuidor
tras el ingreso. A continuación, encontramos toda una serie de ambientes con distintas
funciones públicas y privadas.
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1.- Funciones de los ambientes
Las villas tardoantiguas, a partir de fines del siglo III y principios del IV d.C. sufren
una transformación sistemática que las hace dejar de ser exclusivamente lugar de producción
y ocasionalmente de reposo y pasan a incrementar enormemente la función de
representación, es decir, de mostrar ante los demás el estatus social del propietario (Sfameni,
2006), realizando este por tal motivo, un excepcional programa arquitectónico y decorativo,
que va convirtiendo estas residencias en “pequeñas ciudades”, en palabras de Olimpiodoro:
“e magnis Romae urbs dominibus (…) quaequmque mediocres etiam urbs habere potuit,
hippodromum, fora, delubra, fontes, varia balnea” (Fr, 43).
Para nuestro caso en concreto, esta nueva situación parece deberse a varios motivos,
uno de los cuales seria, en la primera mitad del siglo IV, la creación y traslado de la capital
imperial a Constantinopla. Debido a esto, y a la práctica monopolización de los productos
cerealísticos provenientes de Egipto por parte de la nueva urbe oriental, se ha hablado de un
“renacimiento” de la isla de Sicilia en esa época, pues se convierte esta en granero de Roma,
así como la llegada de nuevos propietarios para los latifundios con altos cargos y
generalmente de orden senatorial (Carandini, 1982: 15-18). Evidentemente, el florecimiento y
la intensiva producción de los latifundios conllevó la renovación y la ampliación de ciertos
centros rurales, dando un nuevo sentido al poder de estos propietarios, algo que sucedió
también en las provincias del África noroccidental (Numidia Cirtensis y África Proconsularis),
aun controladas por Roma. Puede ser que esto estrechara aún más los lazos que siempre
hubo entre las dos tierras, reflejándose esto tanto en el aspecto social –se cree que la familia
del propietario de la villa procedía de esta zona de África, sea cual sea su verdadera
identidad de entre las varias barajadas (Carandini, 1982: 28-46; Pensabene, 2010: 11-12) -
como en el artístico y arquitectónico.
Dada la situación, la villa adquiere la función no sólo industrial y centro de
concentración de los servicios principales que la producción pueda necesitar, sino también
en centro de poder político de la región, de representación e incluso de lugar para impartir
justicia; en suma, que el propietario, el dominus, además de un espacio para el otium y la
amoenitas, y una sustanciosa producción agraria, dispone de un recinto donde hacer
ostentación de sus cargos, su riqueza y su poder, asentado estratégicamente en la vía Catania
– Agrigento del itinerarium Antonini – si es cierta como parece la identificación de la mansio
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Philosophiana con el yacimiento de Sofiana, a cinco kilómetros al sur -, y dominando las
tierras en el centro de un amplissimi latifundia (Carandini, 1982: 22-26; Pensabene, 2010: 7-9).
Podemos diferenciar entonces en la villa del Casale una serie de ambientes que, por la
función que parecen tener dentro del sistema orgánico del conjunto, son claramente de
recepción y representación, tanto más monumentales y decorados más lujosamente cuanto
más importantes eran los cargos y el prestigio del dominus. Si atendemos a las
identificaciones propuestas aquí pudo tener un cargo de praefectus urbi de la ciudad de
Roma, además de otros, lo cual, en época de ausencia de los emperadores (ahora
directamente en Oriente o en las nuevas y efectivas capitales de Occidente: Milán, Tréveris o
Ravena), conllevaba en ella tener prácticamente las funciones de éstos. No es extraño
entonces, encontrarnos aquí con algo tan imponente como la Basílica (32), lugar de actos
públicos de todo tipo, como decíamos antes, presididos por el dominus. Asimismo, el gran
pasillo que la precede, o Ambulacro de la gran caza (31), funciona a modo de nártex,
independizado del espacio privado del gran Peristilo, gracias al aterrazamiento en que esta
escalonada la villa, y podría ser el lugar donde esperaban los que iban a ser recibidos.
También, la gran sala del Triclinium, (47) para celebraciones con personalidades de altos
rangos, o la del Adventus, (7) donde -según el mosaico del pavimento- pudiera ubicarse el
lugar de recepción general, y algunas otras estancias dedicadas a estas funciones.
Los ambientes privados se encuentran generalmente separados en la medida de lo
posible de los anteriores, aunque a veces deban converger, obviamente, en lugares comunes,
como los ya comentados patios porticados que actúan de distribuidores. Estos se componen
de varios grupos de estancias identificadas como de uso personal de los dueños, como
podrían ser las ubicadas a uno y otro lado de la Basílica, pero independizados de ella
(Carandini, 1982: 238-248), los grupos en torno a las salas llamadas por sus mosaicos “de la
pequeña caza” (21), y “de Orfeo” (28), -a no ser que funcionaran como Oecus- y, por
supuesto, las letrinas y el complejo termal, que cumplían la función de servicio.
2.- Las latrinae
Estos recintos necesarios para el complemento de la higiene personal, solían ser estancias
abiertas, con un pequeño patio o pórtico junto a ellas, lo que, además de situarse
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generalmente un poco separadas del núcleo habitacional, hacia las veces de ventilación
natural. Naturalmente, aunque eran estancias privadas, las había de varios tipos,
dependiendo si eran usadas exclusivamente por los dueños y los invitados o si lo eran por la
servidumbre, lo que no era óbice para desatender la decoración.
2.1.- Latrina porticada
Se encuentra (4) adosada al muro norte del gran ambiente (3) paralelo al atrio
poligonal de ingreso a la Villa (2), el cual se separa de ella, que está a una altura más baja,
por medio de su muro de cierre del lado occidental, lo que la aísla intencionadamente. Su
acceso se encuentra en el lado oeste por medio de un pequeño vestíbulo pavimentado de
mosaico que conduce al exterior del complejo, y al que se debía acceder normalmente a
través de una sala absidada en el centro del muro norte del pórtico o “Edículo de Venus” (5)-
llamado así por una imagen de esta diosa que se encontró y ocupaba supuestamente la
hornacina – que tiene una puerta al exterior en ese lado. Esta letrina es la mayor de la Villa, y
se ha puesto en relación con el personal de las termas no admitido en la domus y la
servidumbre (Carandini, 1982): 114-115), dado que, a diferencia de las demás, el mosaico
pavimental que posee es de simples motivos geométricos. Tiene forma de exedra, con el
banco corrido de los asientos a lo largo del muro del fondo – desaparecido -,bajo un pórtico
que se sustentaba en cuatro columnas de opus latericium, que separaban el exterior,
pavimentado de esto igualmente, del interior del mosaico antes mencionado.
En cuanto a los restos de decoración marmórea, se reducen al revestimiento del canal
sanitario que corre a los pies de los bancos. Aquí encontramos un amplio abanico de tipos de
mármoles, todos reutilizados, pues en realidad se trata de fragmentos irregulares los cuales
se cortan con forma regular únicamente a veces cuando se trata de cubrir las paredes
laterales o el exterior de dicho canal. Todo ello se conserva además de modo muy
fragmentario, incluso en ocasiones a ras de suelo, lo que dificultó o impidió en ocasiones su
correcta identificación. Se hallan sobre todo variedades de mármol blanco o gris, como
Bianco y Bardiglio di Luni, Proconesio, Bigio venato di Ippona o Greco scritto. A
continuación, una larga serie de polícromos: Cipollino de Karistos, Africano, Giallo antico,
Portasanta, y algunas Brechas, Breccia coralina, Iasense brecciato, etc.
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2.2.- Latrina pequeña
Esta dependencia (11) se encuentra en un ángulo entre el gran Peristilo (8) y la Palaestra
(56), con acceso desde el primero a través de un reducido espacio al aire libre pavimentado
de opus latericium (10), que obviamente servía para la ventilación de la letrina. Esta es una
estancia trapezoidal con el fondo curvo, recorriendo este y los laterales el banco corrido –
desaparecido y reconstruido en parte- a cuyo pie corre el canal sanitario, y a la que se accede
desde el pequeño patio por medio de unos escalones. En el muro de entrada, a la derecha de
estos escalones, se encuentra una pileta que, además de alimentar el canal, servía para la
higiene personal. El pavimento es de mosaico, de tema animalístico, y las paredes estaban
pintadas al fresco, con motivos geométricos, del cual quedan restos in situ. Se supone que era
la letrina privada de la Villa (Carandini, 1982: 157-158), cosa que parece lógica teniendo en
cuenta tanto la situación como su más cuidada decoración.
Los revestimientos de mármol debieron ser cuantiosos, y de ellos hemos podido
constatar in situ los que corresponden a las escaleras de acceso, canal de saneamiento y sobre
todo, la pila antes mencionada. Son mármoles blancos y grises, en los que en algún caso se
aprecia su reutilización, con pequeños fragmentos para el canal y lastras de mayor tamaño
en la cubrición de los peldaños y aún más en el revestimiento interior y exterior de la pila.
Bianco y Bardiglio di Luni, Proconesio, Bigios, etc.
2.3.- Latrina poligonal
Separada del conjunto (42), detrás de los apartamentos del dominus, al pie del
acueducto, es un reducido edificio de planta octogonal con una estrecha entrada. El banco
recorre toda la pared interior, pero no se conserva, y hay una reconstrucción. El pavimento
es de mosaico de motivos vegetales, con un elaborado desagüe de mármol blanco en el
centro. Esta letrina, por su ubicación –aparte de su conveniencia para una óptima
ventilación-, y discreto tamaño, se ha puesto en relación tanto con los apartamentos del
dominus
(37-41), como con el gran Triclinium (47) y su espacio dependiente, el pórtico
ovoidal o Xystus (44) (Carandini, 1982: 116 y 291). La decoración marmórea, aparte del
sumidero descrito, consiste en una única pieza, pero cuya presencia aquí revela aspectos
importantes para la interpretación cronológica de las fases constructivas de la Villa. Se trata
de un capitel de pilastra de estilo corintizante –obviamente reutilizado-, horadado en su
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interior, que hace las veces de pileta para la alimentación del canal de desagüe que corría
bajo los bancos por medio de una fistula aún in situ (Fig. 2 y 3). Es de mármol blanco,
probablemente Luni, y esta forrado al interior en dos de sus lados con sendas lastras de
Rosso antico.
3.- El complejo termal
Se trata de unas grandes y completas instalaciones que atendían, en su diversidad de
espacios, todas las necesidades para el cuidado del cuerpo de los propietarios y,
seguramente, ocasionales y distinguidos invitados en un ambiente de belleza y lujo. Así, las
termas cumplían doble función: la de servir, además de para la salud corporal y el disfrute,
para, - y no menos importante -, la ostentación frente a los demás, demostrando el estatus
social del dominus. De esta forma, encontraremos aquí un cuidado programa decorativo.
Esto venia de antiguo, pues ya Séneca, refiriéndose a los baños de la villa de un
personaje, comenta: “Se siente pobre y sórdido si no relucen sus muros con magníficos
espejos, si no resaltan sus mármoles alejandrinos por las incrustaciones de Numidia, si no
está todo recubierto de un complicado barniz, variado como la pintura, si el cristal no reviste
la bóveda, si la piedra de Thasos, en otro tiempo algo raro de ver en algún que otro templo,
no recubre nuestras piscinas” (Epistolae morales, LXXXVI, 6). En nuestro caso, los
revestimientos marmóreos, son, por regla general, comparables a los de los ambientes más
importantes de representación, como la Basílica, por no hablar de la decoración musivaria.
El complejo se encuentra situado al oeste del conjunto residencial, siguiendo un plano
axial, de este a oeste, conectado con este por medio de dos pequeños vestíbulos al noreste y
al sur del primer ambiente, la Palaestra. A continuación, van apareciendo toda la serie de
salas en las que se dividía este tipo de establecimientos: Apodyterium, Frigidarium, Natatio,
Elaeothesium, Tepidarium, Caldarium y Laconicum, enumerados aquí según el orden en el
aparecen en estas Thermae.
3.1.- Vestíbulo noreste
Se accede a él (12) desde el gran Peristilo por medio de una escalinata semicircular
que desciende a un espacio trapezoidal pavimentado de mosaico, en el que se representan
supuestamente la domina con sus hijos y dos esclavas portando objetos para el servicio de
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las Thermae, lo cual, unido a su situación directamente conectada con el interior de la Villa, a
hecho pensar que este acceso era fundamentalmente privado (lo que no excluía el uso por
invitados importantes) (Carandini, 1982: 331-332). Un banco corrido de gruesas losas de
caliza recorre las paredes laterales, interrumpido por una puerta y escalones frente a los
anteriores que da al exterior, utilizada seguramente por el servicio. Finalmente,
interrumpiendo de nuevo el banco, otros escalones descienden a la Palaestra. Todas estas
escaleras se hallaban revestidas de placas de mármol de diferentes tipos y colores, (Bianco,
Bigio, Cipollino, Giallo, Bardiglio, Greco scritto, etc.) sin un orden aparente
cromatísticamente hablando, lo cual, unido a la existencia de algunas placas con molduras a
la vista, hace pensar en una reutilización a falta de materiales más homogéneos. (Figs. 4 y 5).
3.2.- Vestíbulo sur
Es la entrada al complejo para los que accedían a él directamente desde el atrio
poligonal (2) – primer distribuidor de la Villa, como vimos -, y a donde se llegaba a través de
una pequeña sala absidada llamada edículo de Venus, por una estatua que allí se encontró
(5). Esta estancia cuenta con una puerta que sale al exterior y permite acceder a la Latrina
porticada, además de a los fornacis de las thermae, como en el caso de la puerta del vestíbulo
anterior. A continuación, bajando unos escalones, entramos en este espacio de entrada (6).
Pavimentado con un mosaico geométrico, según Carandini (Op. cit. pp. 326-331), se podría
adscribir a estas dos salas al uso de la servidumbre encargada del funcionamiento de las
thermae. En cuanto a la decoración marmórea, se reduce a los restos que revestían los
escalones de ingreso, que consisten en el frente del último y sus laterales. Volvemos a
encontrar aquí una mescolanza de tipos y colores, colocados sin orden aparente: Greco
Scritto, Bianco y Brechas, todas claramente reutilizadas.
3.3.- Palaestra
Se trata del gran atrio de entrada al resto del complejo (56). Es una larga sala con un
ábside en cada extremo, con cuatro pares de columnas enfrentadas, sostenidas por pedestales
y adosadas a las paredes, dividiendo el espacio en cinco tramos, cuyo pavimento lo ocupa
íntegramente una representación del circo máximo de Roma. Se le ha supuesto palaestra
atendiendo al criterio seguido en el resto de ambientes, las escenas representadas en sus
mosaicos, aparte de la normal necesidad de un espacio como este en unas thermae y sobre
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todo, en unas de esta importancia. Así pues, era obvia aquí esta adscripción ya que el tema es
la magnífica imagen de los ludi circenses. Esta, que seguro tenía connotaciones muy
personales para el propietario, pues en todas las identificaciones hoy barajadas, el personaje
fue praefectus urbi de Roma, es decir encargado, entre otras funciones, de juegos y
abastecimiento para estos -escena que aparece bien representada en el ambulacro de la gran
caza (31)-. Seguramente por ello, la vista que se presentaba ante los visitantes distinguidos
que accedían a la palaestra desde el vestíbulo noreste, intencionadamente descentrado, con la
estatua en el mosaico de la Magna Mater o Cibeles de espaldas sobre el león, era la misma
que se podía ver desde el pulvinar del palatino, tribuna de los emperadores, y solo accesible
además para cargos de importancia (Carandini, 1982: 48-51 y 340-342; Pensabene y Di Vita,
2008: 13-14; Pensabene, 2010: 7-8).
Los elementos de mármol que subsisten van acordes con la importancia del mosaico;
aparte de las ocho columnas – de las que solo se conserva integra una, en Proconesio -, y sus
capiteles corintios y basas – también en estado fragmentario y de Bianco -, el escalón de
acceso sur y el noreste y los pedestales se encontraban revestidos de mármol. Aquí se aprecia
que se dio un cromatismo más homogéneo en la elección de materiales marmóreos, pues
existe toda una gama de tonalidades blancas: Bianco di Luni, Proconesio, Bigio venato di
Ippona y Greco scritto, también es cierto que si se observa más detenidamente
encontraremos en un pedestal un Cipollino verde de Eubea y algunas Brechas variadas, por
no hablar de alguna moldura que denota de nuevo reutilización.
3.4.- Frigidarium
Se trata de una gran sala poligonal (57) a la que se accede desde la Palaestra a través
de una cámara absidada, que forma parte del grupo de ocho que lo rodean en todos sus
lados. Se trata pues, de un octógono pavimentado con un mosaico de temas marinos rodeado
de ocho columnas sobre pedestales adosadas a los espacios existentes entre cámara y cámara.
Estas cámaras se pueden interpretar en dos grupos: las seis absidadas a este y oeste –
incluida la que hace las veces de ingreso desde la Palaestra -, serian los Apodyteria, por
funcionalidad y por el criterio ya reseñado antes con respecto a lo representado en sus
mosaicos, y las dos más grandes orientadas norte-sur, por su aspecto se deduce claramente
que son Piscinae, de las cuales la del norte, mas grande y alargada, ejercía su función para
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Natatio, aunque aquí denominaremos a ambas de esta ultima forma, que es la usual en este
tipo de construcciones cuando son monumentales.
Respecto a la decoración marmórea, tenemos las ocho columnas – quedan cuatro in
situ – de Granito grigio de Misia -, y sus basas y capiteles corintios, - estos últimos con pocos
ejemplares completos -, en mármol blanco; a continuación, encontramos revestimientos en
todos los zócalos de las paredes en torno a la rotonda, - no sabiendo exactamente hasta que
altura llegaban -, al igual que en los dos frentes del muro que cierra las gradas de descenso a
las Natatia, y los frentes y laterales de los pedestales que sustentan las columnas. Todo este
revestimiento se realizó con una amplia gama de blancos. Es decir, en torno a todo el
ambiente se utilizo un tipo de cromatismo sumamente homogéneo, a excepción, quizás, del
pequeño escalón de acceso a lo Apodyteria circundantes, cuyos frentes presentan a veces
algún otro tipo, pero en pequeña escala. Encontramos Bianco di Luni, y Proconesio. Esta
unidad cromática fue obviamente deliberada, por tratarse, no solo de un ambiente termal,
sino de una de sus salas principales, pues como vimos siempre se trato de usar lastras de un
blanco muy puro.
3.5.- Apodyteria
Estas salas se identifican así por sus mosaicos, como se dijo, los cuales representan
escenas de la mutatio vestis, con un personaje protagonista, seguramente dominus o domina.
Esta pequeñas estancias, en número de seis – dos de ellas actúan al mismo tiempo de lugar
de paso, desde la Palaestra hasta el Frigidarium y desde este a la llamada “sala del masaje”, o
Elaeothesium. A estas salas de accede mediante un pequeño escalón; este se encontraba
revestido de mármol, que como adelantábamos, eran de varios tipos, aunque siempre
intentando no desentonar demasiado; así, Bigios, brechas y algún Giallo. A continuación,
todos los zócalos, incluidos los laterales de los umbrales, que cierran formando una especie
de puerta, se encontraban forrados de lastras siguiendo la curvatura del ábside. Es esta, a
nuestro juicio, una de las partes más interesantes en cuanto a tipo de decoración se refiere.
Aquí solo se usaran dos variedades de mármol: Bigio venato di Ippona y Greco scritto,
alternándose de diferentes modos, pero generalmente con un esquema. Por poner un
ejemplo, a veces se cortaba la misma lastra – Bigio venato - y se colocaba inmediatamente
después, con lo que la sensación era que las venaturas de una continuaban en la otra, que ya
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tenía ángulo diverso por la curvatura de la pared, aunque fueran dos. Además,
comprobamos que las medidas de las lastras, a diferencia de todas las que revisten los
ambientes estudiados – excepción hecha de los pedestales de Palaestra y Frigidarium,
lógicamente regulares -, son bastante regulares, casi iguales en cuanto a su longitud (44-46
cm), siendo la altura desconocida de momento, aunque aparezcan restos de improntas.
3.6.- Natatio triabsidada
Adosada al costado sur del octógono del Frigidarium, se trata de un ambiente con tres
ábsides rodeando un cuerpo cuadrado central, que funcionaba como Piscina, siendo
alimentada de agua por fistulae que entraban embutidos en el muro de la parte baja de las
tres ventanas que daban luz a los ábsides (Carandini, 1982: 347). Se accede al recinto por
medio de unas gradas en cuyo pie se encuentra el desagüe, con otra fistula aún in situ.
La decoración de este ambiente paso por dos fases claramente diferenciadas en
cuanto a revestimiento se refiere: en una primera, se reviste todo – gradas y paredes,
desconociéndose si también el pavimento- de un mosaico monocromo de gruesas teselae.
Posteriormente, en una época indeterminada exactamente esto se cubre de una capa de
mortero para a continuación revestirlo de lastras de mármol. Además, para la mejor
regularización de este, se embutieron en el múltiples fragmentos de mármoles de variados
colores (algunos incluso con moldura), y se practicaron unos orificios en torno a todo el
mosaico parietal a una altura aproximada de 1´40 m., donde se insertaron unas grapas de
bronce seguramente para sujetar en la parte de arriba las largas losas - con la impronta
visible en el mortero - , de todo lo cual queda gran parte in situ. (Figs. 6 y 7).
En cuanto al revestimiento marmóreo se observa una masiva utilización del
blanco, o de tonos lo más cercano posible, con idea seguramente de dar una imagen de
unidad, en referencia al ambiente que ocupan, termal, y en concreto un lugar con agua, lo
que da (como sucede hoy) un efecto de claridad y de limpieza. De nuevo encontramos
Bianco di Luni, Proconesio, Bigios y algún alabastro de mediocre calidad. Las dimensiones
de las lastras no son homogéneas, pues en las parietales, predominan las de factura estrecha
debido obviamente a la necesidad funcional por su mayoritaria ubicación en la curvatura de
la pared de los ábsides, en las pavimentales las hay de mayor tamaño junto con otras de
otros muy diferentes.
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3.7.- Natatio grande
Se encuentra adosada al octógono del Frigidarium en su lado norte, accediéndose a
ella mediante unas gradas como en la triabsidada. Se trata de una piscina alargada rematada
en su fondo con un ábside, lugar por el que tenía su entrada el canal del acueducto que la
abastecía, no conservándose el modo exacto, posiblemente a modo de pequeño ninphaeum,
decorado con mármoles, de los cuales quedan mínimos restos. Asimismo, conserva el
desagüe, con una fistula aún in situ.
Al igual que su homóloga, su decoración paso por las mismas dos fases: primero
mosaico – exacto en su tipología al anterior - y después el revestimiento marmóreo. Aquí de
nuevo encontramos orificios en la pared musivaria para grapas de sujeción, conservándose
alguna in situ, al igual que numerosos fragmentos de mármoles de diversos colores para
regularizar el mortero, todo lo cual indica un mismo momento de remodelación en ambos
ambientes.
Como en el caso anterior, el uso masivo del blanco es evidente; se trata de grandes
lastras para paredes y pavimentos, estas últimas a veces de mayor tamaño, con la excepción,
como antes, de la pared del ábside, del formato de aquellas por iguales razones estilísticas.
La única salvedad aquí se encuentra en la existencia de una estrecha franja decorativa de
Verde antico, que corría por encima de una especie de antepecho que, al igual que esta,
recorría, a una altura de aproximadamente 1´20 m. desde el suelo, todo el ambiente desde las
gradas de acceso. Esto no dejaba de ser una nota de color en un espacio dominado por
Bianco di Luni, Bigios y Proconesio, todo con el objetivo que describimos en el anterior. Sin
embargo, observamos aquí algo que ya vimos en la triabsidada, y que nos retrotrae de nuevo
a lo ya tantas veces visto en todas las áreas estudiadas: la reutilización. Diversos detalles,
como extraños orificios – algunos ya “restaurados” en la antigüedad – en determinadas losas
pavimentales, sin explicación para el lugar que ocupan ahora; fragmentos de mármoles
similares para completar otros que
“faltaban” en las mismas u otras, y un extraño
“oxidamiento” que aparece solo en algunas, lo que hace pensar que sucedió en otro lugar.
(Figs. 8, 9 y 10).
Aunque aquí hemos analizado todo el material existente in situ en las dos Natatia, no
se sabe con certeza si existía mas decoración marmórea desaparecida, o hasta que altura
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llegaba (nosotros mismos analizamos restos ínfimos de placas de Verde antico aun in situ
que subían hasta unos 70 cm. en la esquina noreste de unión de la nave con el ábside en la
Natatio grande, partiendo de la franja del mismo material ya descrita. Fig. 8, parte sup. Izq.).
Carandini ha pensado en esa posibilidad (1982, Op. cit. pp. 359) para las dos, pero ya Gentili
encontró en las excavaciones de la Natatio grande cierta cantidad de fragmentos de un opus
sectile parietal con mármoles blancos, alguno de Thasos, Pavonazzetto, Bigio, y otros
(Gentili, 1999), lo que indica que la decoración debió ser sumamente suntuosa, aunque es
evidente que sigue respirándose un contexto generalizado de reutilización masiva.
Para terminar con este ambiente, y aunque solo sea como apunte, resta indicar que
hemos observado que en los tres puntos de la franja o cenefa de Verde antico que
corresponden con su inicio en la esquina sureste de la nave, junto a las gradas, un punto
aproximadamente central – entre los dos ventanales -, y la esquina noreste, inicio del ábside,
esta se encuentra “cubierta” por mortero. Casualmente, coincidente con el referido punto
central, existe al exterior un grueso contrafuerte, gemelo de otro en la otra pared de la nave –
y ambos compañeros de otros varios repartidos por otros lugares -, que ya Carandini puso
en relación con reparaciones a raíz del terremoto de Sicilia del 365 (1982, Op. cit. pp. 258 y
377). Si este recubrimiento tiene relación con lo dicho o no, no lo sabemos pero en cuanto a
estratigrafía de paramentos sin duda en otro momento constructivo, pues no tiene sentido
cubrir secciones de un mármol tan complicado de conseguir en la época, precisamente en un
ambiente de reaprovechamiento continuo, si no es por un motivo de peso.
3.8.- Elaeothesium
A continuación del Apodyterium central del lado oeste del Frigidarium, se pasa a esta
estancia cuadrada (58), que también da paso al Tepidarium, por otra puerta a continuación, en
cuyo pavimento de mosaico se representa a unos personajes semidesnudos - seguramente
servidores – portando recipientes mientras que otros masajean el cuerpo de otro desnudo –
el dominus - . Se trata, con toda probabilidad, de la cella ungüentaria, descrita por Sidonio
Apolinar (Epistolae, II, 2), habitualmente ubicada antes de los ambientes calientes.
La decoración marmórea parietal repite básicamente la de los Apodyteria, aunque con
un uso prácticamente total del Bigio venato di Ippona en todo el perímetro de los zócalos.
Precisamente aquí observamos de nuevo el fenómeno de encontrar, a una altura superior de
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los zócalos, un resto mínimo pero revelador a modo de testigo - a una altura aproximada de
1´60 -, de un fragmento de Bigio en la esquina suroccidental de la sala, volviéndose a reabrir
el debate aun no resuelto de hasta donde estaban cubiertas de lastras los paramentos. El resto
de la decoración parietal se compone de lastras de Bianco di Luni para los laterales de los
umbrales de ambas puertas. También existe un desagüe en el suelo trabajado en el mismo
material. Dos grandes losas pavimentan los dos umbrales: la de acceso desde el Frigidarium
es excepcional en las Thermae, y aun tal vez en la villa, pues se trata de Fior di pesco, un
mármol griego poco usual, y la de paso al Tepidarium de Bianco di Luni.
3.9.- Tepidarium, caldaria y laconicum
En el extremo occidental del complejo termal encontramos
toda esta serie de
ambientes, que cumplían la función de zonas de diferentes estadios de calor: El Tepidarium
(59), dos Caldaria (60 y 61), y el Laconicum (62). El revestimiento de mármol de estas salas, es
inexistente hoy en día, con la excepción del Caldarium norte. Respecto a este asunto,
Carandini opinó que si lo estaban (1982, Op. cit. pp. 362-371), y es de lógica pensar que es
cierto, pues aparte del testigo conservado, es lógico pensar que en unos ambientes
generalmente húmedos, recubiertos todas sus paramento al interior de tubuli, para la
circulación del aire caliente, y con el hipocaustum bajo el pavimento, un recubrimiento
parietal al fresco – como en la Palaestra – era mejor, si se podía, evitarlo.
En cuanto al Caldarium norte (60), conserva parte del revestimiento marmóreo de la
pequeña bañera en blancos cubriendo la misma primera fase de mosaico que ya conocemos.
Como curiosidad, y retomando el discurso sobre el modo de empleo del mármol en las áreas
estudiadas, y aun en toda la villa, como es bien conocido desde Gentili, una de las lastras
utilizadas posee los restos de una inscripción.
4.- Conclusiones. El uso del mármol
El periodo en el que se enmarca la construcción y sucesivas remodelaciones de la
villa del Casale (mediados-finales del s. IV), es un periodo convulso, con inestabilidad
política y social, conflictos armados con algaradas bárbaras, luchas por el poder imperial y la
creación de una nueva capital en oriente: Constantinopla, la cual inmediatamente empieza a
absorber la mayoría de los recursos – incluida la producción de canteras imperiales aún
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explotadas-. Todo esto, unido a la división del imperio, “aleja” más si cabe, los centros
orientales de extracción y en general dificulta y encarece la adquisición del producto
directamente de la cantera, incluso para personajes de alto rango, fueran esta de propiedad
imperial o no.
Es un hecho que ya desde edad augustea se buscan en occidente mármoles llamados
“de sustitución”, es decir, que semejen lo más posible a aquellos que se encontraban en
oriente y que, ya usados desde época helenística, tienen precios muy elevados que lo son aún
más por el problema de la distancia. Granitos como el rosa de Syene se podían sustituir por
uno semejante de la isla de Cerdeña. Blancos como los griegos Pentélico, Paros, Thasos y
después Proconesio, podían sustituirse por el de Luni, aparte de variedades locales. También
los Bigios venatos mas o menos oscuros, utilizados en reinos como Pérgamo (Bigio venato
lumachelato de Lesbos), se podía eludir el alto coste utilizando otros semejantes, como el
Bardiglio di Luni o el Bigio venato di Ippona, en la Numidia Cirtensis (Argelia) (Pensabene,
(2008). El Eddictum de Pretiis de Diocleciano, del 301 y 305 es el lugar donde podemos
encontrar los precios de los mármoles que afectan a esta época y es esclarecedor que no
aparezcan ni el Granito grigio de Misia ni el Bigio venato di Ippona, siendo además los mas
económicos la Breccia di Sciro y el Proconesio, mármoles enormemente usados en la villa en
general, incluidos fustes de columnas. Sin que sin embargo - y continuamos hablando del
conjunto residencial - aparezcan para esto tipos como el Pavonazzetto, el Giallo antico o el
Africano, mucho más caros y difíciles de conseguir además en todo este ambiente que
hemos descrito (Pensabene y Di Vita, 2008: 31-33; Pensabene y Gasparini, 2008: 79-83),
usándose ampliamente Bianco di Luni, por su cercanía y Proconesio, ambos por su bajo
coste, - cuando no era reutilizado -, en las áreas estudiadas.
La reutilización del mármol en la villa es algo que ya llamo la atención a Gentili, al
observar, en las lastras que revestían las escaleras de acceso al Ambulacro de la gran caza
(31) desde el gran Peristilo (8), algunas con molduras que no cumplían función estética
alguna allí (Gentili, 1999: 67), hecho que se repite en otras zonas y con diversos elementos, el
más llamativo con las columnas del gran Peristilo (Gasparini, 2008: 41-42). En nuestro caso lo
hemos observado de manera continuada, y con múltiples ejemplos, que demuestran lo antes
indicado con respeto a la época y al menor acceso a las fuentes del mármol.
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Sabemos que el mayor despliegue de lujo marmóreo se encuentra, por razones obvias
al tratarse de la mayor sala de representación, en la Basilica, con un uso masivo de multitud
de tipos de color, por regla general orientales. Pues bien, todos ellos los hemos visto
reutilizados en forma de fragmentos en varios de los ambientes estudiados, lo que podría
indicar un momento a posteriori y un claro terminus post quem con respecto a la decoración
marmórea de estas áreas. Así, es concebible que los restos de la obra del opus sectile de la
Basilica, - que también se usaron en la preparación del propio pavimento – se reutilizaran
para diversos fines; en la latrina porticada, siendo como era una estancia para el servicio,
para recubrir, como vimos, el canal sanitario; En diversas zonas como “relleno” para
completar espacios (escaleras de los vestíbulos – Figs. 4 y 5 - y Palaestra); y finalmente para la
regularización del mortero de sujeción de las lastras en las Natatio – Figs. 6 y 7 -. También
podemos encontrar un ejemplo extremo de reutilización es el caso del capitel de pilastra
existente en la latrina poligonal. Datado en el s. II (Pensabene, 1971), es compañero de otro
que se encuentra in situ en el pórtico ovoidal o Xystus (Carandini, 1982: 291 y 300). Esto
indica que primero fue traído de otro lugar para la construcción de este espacio, a mediados
del s. IV, y posteriormente se volvió a reutilizar como pileta en dicha latrina, algo que, según
la tipología del mosaico de esta, más tardía, ocurriría en un momento entre el 400 y el 450
(Carandini, 1982: 291 y 376-377).
Otros ejemplos los encontramos en las lastras del Frigidarium y las Natatio. Ya hemos
observado que por regla general, existe una irregularidad en cuanto a las medidas y
dimensiones de estas en un lugar en el que, en otras épocas, hubiera existido una perfecta
armonía de tamaños. Aquí, aunque se ha intentado guardar un efecto cromático homogéneo,
en las medidas de las grandes losas no se ha podido, dada su dispar procedencia – Fig. 8 -.
Esto se ve demostrado por detalles que se aprecian a simple vista en las losas pavimentales;
Aparecen varios “orificios”, generalmente de factura cuadrada en algunas de ellas, algunos
ya “taponados” en la antigüedad, que no parecen tener ninguna utilidad en el lugar que
ocupan ahora, Además, se observa que algunas losas se han “restaurado”, completándolas
con fragmentos lo más parecidos al mármol original, lo que hace suponer que ya venían
incompletas de origen, o si se rompieron en el transporte, no se pudo sustituirlas, ejemplos
todos de dificultad en el aprovisionamiento de material.
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Sin embargo, también existen salas con mayor uniformidad, como es el caso de los
Apodyteria. Aquí, con el uso masivo de Bigio venato di Ippona y Greco scritto y las
dimensiones de las lastras, muy similares como apuntábamos más arriba, se logra un efecto
más regular y un bello cromatismo. ¿Por qué aquí y con este tipo de mármol?
Evidentemente, aparte del bajo precio de estos tipos, su más libre utilización aquí y en gran
parte de la villa podría tener su explicación primero en la cercanía de las canteras – la
Numidia Cirtensis y en concreto las canteras de Cap du Gard, en Hippo Regius o Hippona, se
encuentran en Argelia, junto a la actual frontera con Túnez -, pero también, como decíamos
al principio, por unos posibles lazos familiares con esta zona, que, en todo caso, facilitarían y
abaratarían todo. Incluso se podría conjeturar con una posible propiedad de las mismas por
parte de la familia.
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BILBIOGRAFÍA.
- CARANDINI, A. (1982): Filosofiana. La villa di Piazza Armerina. Immagine de un aristocratico
romano al tempo di Constantino, Palermo.
- GENTILI, G. V. (1999): La villa romana de Piazza Armerina, Palazzo Erculio, I-III, Recanati.
- PENSABENE, P. (2010): “Piazza Armerina: Villa del Casale e la Sicilia tra tardoantico e
Medioevo”, Studia Archaeologica, 175, Roma.
- PENSABENE, P. en (2008): “Marmi colorati e marmi ritrovati della villa romana del
Casale”, PENSABENE, P. y DI VITA, P., Catalogo Mostra Archeologica, Piazza Armerina.
- PESABENE, P. y GASPARINI, E. (2008): “L´insediamento medievale sulla Villa del Casale
de Piazza Armerina”, PENSABENE, P. y BONANNO, C. P (Eds.) L’insediamento medievale
sulla Villa del Casale: nuovi e vecchi scavi. Catalogo della Mostra Archeologica, Piazza Armerina,
pp. 53-58.
- PENSABENE, P. en AMPOLO, C. – CARANDINI, A. – PENSABENE, P. – PUCCI, C. (1971):
“La villa del Casale a Piazza Armerina”, MEFR 83, Roma.
- SFAMENI, C. (2006): “Dalla villa al villaggio: trasformazioni e “fine” delle ville romane”,
Catalogo Mostra Archeologica, Piazza Armerina.
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ANEXO ESTADÍSTICO
Diagrama de frecuencias en el que aparecen representadas, mediante barras a las que se les asocia un color,
todas y cada una de las variedades marmóreas que hemos identificado a lo largo del estudio llevado a cabo
en las áreas de servicio de la villa romana del Casale.
Gráfico de frecuencias generado tras el análisis cualitativo de todas las lastras marmóreas conservadas in situ que
formaban parte de los revestimientos marmóreos decorativos de las áreas de servicio de la villa romana del Casale.
En la izquierda de la imagen, tabla que recoge los volúmenes totales analizados en este trabajo para cada variedad
marmórea identificada.
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ANEXO FOTOGRÁFICO
Ilustración 1.
Imagen de la planta conocida del complejo arqueológico Villa del Casale en las proximidades
de Piazza Armerina (Sicilia). Realzadas en color aparecen las zonas cuya decoración marmórea ha sido
objeto de estudio en este trabajo.
Ilustración 2.
Diversas vistas del capitel corintizante de pilastra reutilizado como pileta de decantación en el
interior de la letrina poligonal. En la figura 2 se puede observar su ubicación general en el interior de
la estancia estudiada. La figura 2 muestra un detalle del interior del hueco practicado en su cara
superior y sus laterales forrados mediante lastras de mármol rosso antico.
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Ilustración 3.
Vista general de las escaleras de acceso al vestíbulo noreste desde el peristilo. En la figura 4 se
pueden apreciar las lastras marmóreas conservadas in situ y la gran variedad de mármoles polícromos
utilizados en su revestimiento. La figura 5 muestra en detalle la moldura labrada en la cara frontal de
una de las lastras de revestimiento, como ejemplo de reutilización de materiales.
Ilustración 4.
Diversas vistas del recubrimiento marmóreo de la natatio triabsidada que forma parte del
frigidarium del complejo termal de la villa del Casale. La figura 6 muestra una vista general de la
estancia donde se pueden apreciar las diferentes fases decorativas: una primera a base de un
revestimiento parietal conformado con teselas de mármol blanco, y una posterior realizada con
grandes losas marmóreas apoyadas sobre una gruesa capa de argamasa que actúa como superficie de
regularización que tapa la fase previa de mosaico. En la parte superior de la figura se observan los
orificios practicados directamente sobre la superficie del mosaico destinadas a acoges las grapas de
sujeción de las lastras marmóreas de la segunda fase decorativa. La figura 7 muestra en detalle un
fragmento moldurado de rosso antico embutido en la capa de regularización para asentar las lastras
marmóreas de la segunda fase decorativa.
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Ilustración 5.
Diversas vistas de la decoración marmórea de la natatio grande del complejo termal de la
villa del Casale. La figura 8 muestra una perspectiva del estado actual de uno de los frentes laterales
de la natatio donde se puede apreciar la primera fase de decoración musiva de los paramentos y la
posterior a base de lastras de mármol asentadas sobre una capa de argamasa que actúa como
superficie regularizadora. La figura 9 muestra una vista del ábside que delimita la natatio con los
restos de las dos fases decorativas comentadas anteriormente. La figura 10 muestra un detalle de las
“reparaciones” que presentan algunas de las lastras marmóreas que cubren el suelo de la natatio.
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