El Guadalquivir, vía fluvial romana.pdf - RUA
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54 LORBNZO ABAD CASAL las invasiones germánicas habían deshecho el Imperio, se sigue encontrando citas referentes al río Genil, aunque limitadas ahora a su mero nombre. Aparece en la Chronica de Hidacio, del año 438: ad Singillionem, Baeticae provinciae fluvium, y en la Historia Sueborum de San Isidoro: Ad Singilium, Baeticae fluvium (102). El tercer afluente del Guadalquivir del que quedan citas clásicas es el Guadiamar, que desemboca actualmente en el Brazo de la Torre, ya en la marisma. Su nombre romano era Maenuba y aparece citado varias veces en las fuentes. La primera de ellas en Estrabón (103), que si bien no cita al mismo tio, incluye su estuario entre los más importantes de la región. Como tio lo encontramos citado en Plinio, qUien testifica su navegabilidad: Maenubam amnem et ipsum navegabilem haut procul accolunt Olontigi, Laelia, Lastigi (104). El hecho de que sea navegable le confiere Una gran importancia, pues los afluentes del Baetis que lo eran se extendían como tentáculos que facilitaban el intercambio y el comercio. Sólo así puede explicarse el hecho de que un río poco importante hoy. como el Guadalimar, pudiera mantener cerca de sus orillas a tres florecientes ciudades. No deja de ser significativo, desde luego, el hecho de que los testimonios que las fuentes han conservado sobre los afluentes del Guadalquivir se refieran todos ellos -salvo el del Salsum Flumen, que puede considerarse como excepción- a ríos navegables. Esto demuestra la importancia que la navegación fluvial tuvo' en la Antigüedad. No se debe confundir este Maenuba-Guadíamar con otro Maenuba,el actual Vélez, que desemboca veintiocho kilómetros al E. de Málaga. 4. CRECIDAS E INUNDACIONES. Ningún autor clásico nos ha transmitido noticias referentes a las inundaciones causadas por el Betís. Esto puede interpretarse de dos maneras: o bien en aquel entonces las inundaciones eran menos frecuentes e importantes que en tiempos más recientes, debido a la mayor facilidad que el río tenia para des (102) Hidaclo: Chronica del afio 438:
EL GUADALQUIVIR, VtA FLUVIAL ROMANA 55 aguar, o bien no constituían hechos de tanta importancia como para ser consignados por escrito y dejar constancia de ellos (105). En cuanto a las crecidas del río, Estrabón transmite un testimonio de Posidonio (106); cuenta que cuando éste se encontraba en lUpa para estudiar hasta dónde llegaban las marea,s del río, en el solsticio de verano, en tiempo de luna llena, el Betis creció tanto que llegó al doble de la altura que había alcanzado en crecidas anteriores, de manera que los soldados de la guarnición podían recoger agua sin dificultad. Posldonio parece indicar que en esta crecida tuvo más importancia la intensidad de la marea que el agua que llevaba el río, ya que el solsticio de verano no es época adecuada para que el caudal del río sea excesivo. Aún hoy las mareas se dejan sentir en Alcalá del Río, la antigua llipa, y cuando son grandes el río experimenta gran dificultad para desaguar. 5. LEYENDA Y POESÍA. Era natural que un río como el Guadalquivir, tantas veces citado por los escritores, que regaba una de las provincias más ricas del Imperio, atrajera la atención de los poetas al tiempo que se forjaban a su alrededor una serie de leyendas. La leyenda es anterior a la poesía. Mientras el río se conocía sólo de modo lejano y a base de referencias, se daba pábulo a la primera, pero cuando se conoce detalladamente, cesa la leyenda y comienza la poesía. Así, una de las principales leyendas tejidas alrededor del Tartessos-Baetts, la de un río estamnUero, cuyas aguas arrastraban estafio, pero también plata, cesa cuando los romanos conqUistan el territorio. Al menos las noticias que de ella han llegado son anteriores a la dominación romana y las transmiten aquellos autores que por vez primera hablan del río. El Tartessos estamnifero se encuentra en varios autores: ERr.lmno, Eustatio a Dionisío Periegeta y Esteban de Bizancio (107). Todos ellos coinciden en que el estafio lo arrastra el propio río, y el primero cita incluso la región de procedencia: (105) Palomo, F.: Historia critica de las riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla desde la ReconqUista hasta nuestros dlas. Sevilla, 1878; pág. S. (106) Estrabón: III, 5, 9. (107) Escimno, en Eforo 164. Eustatio a Dlonisio, 337. 'Esteban de Blzancio, recogido con los anteriores en FHA, 1, 189.
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Maenuba y aparece citado varias veces en las fuentes. La primera<br />
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Como tio lo encontramos citado en Plinio, qUien testifica su<br />
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facilitaban el intercambio y el comercio. Sólo así puede explicarse<br />
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pudiera mantener cerca de sus orillas a tres florecientes<br />
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Salsum Flumen, que puede considerarse como excepción- a<br />
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Maenuba-Guadíamar con otro Maenuba,el actual Vélez, que<br />
desemboca veintiocho kilómetros al E. de Málaga.<br />
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Ningún autor clásico nos ha transmitido noticias referentes<br />
a las inundaciones causadas por el Betís. Esto puede interpretarse<br />
de dos maneras: o bien en aquel entonces las inundaciones<br />
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