El Guadalquivir, vía fluvial romana.pdf - RUA
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EL GUADALQUIVIR, VíA FLUVIAL ROMANA<br />
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Volviendo a las dos desembocaduras que las fuentes atribuyen<br />
al rio <strong>Guadalquivir</strong>, la hipótesis más verosímil es que<br />
sólo una corresponda en realidad al río, y que se haya tomado<br />
como tal, aparte la suya propia, la del rio Guadalete. Es la solución<br />
propugnada primeramente por MÜllendorf (75) y a la que<br />
han llegado, por distintos caminos, Chocomeli (76), Martin de<br />
la Torre (77) y C. Pemán (78). Considera este último que ha sido<br />
fácil para un navegante confundir las desembocaduras de estos<br />
dos independientes con dos de un mismo rio, ya que la divisoria<br />
de aguas, vista desde el mar, apenas se aprecia. Las tres desembocaduras<br />
de que habla la Ora Maritima serian la actual del<br />
<strong>Guadalquivir</strong>, la del Guadalete y la del río San Pedro, que en<br />
otro tiempo fue el principal brazo del Guadalete. En efecto,<br />
estas tres bocas parecerían orientales (parte eoi luminis) para<br />
un navegante que proviniera del NO. <strong>El</strong> Sinus Tartesstt qUedaria<br />
identificado con la Bahia de Cádlz, mayor en esta época que<br />
en la actual, ya que aún no se había rellenado con los aportes<br />
del río Guadalete; sus límites, el Fani Promtnens y el Arx Gese<br />
ha valido del testimonio del geólogo Jessen, parece demasiado de acuerdo con la teorfa<br />
anteriormente elaborada como para parecer veroslmil (d. Schulten, A.: Tarteósos. Madrid,<br />
1945, 2." OO., págs. 250 ss.).<br />
Aparte de Schvlten, otros autores han defendido la teoría de la existencia de<br />
un brazo septentrional; asl, Bonsor (d. "Tartessos", MISEA, 1928, pág. 20) e incluso Pemán,<br />
quien se basa en Ptolomeo para reconocer su existencia, aunque en una época muy anterior<br />
al Periplo que sirvió de fuente a Avleno (Pemán, C.: <strong>El</strong> pasaje ..., pág. 27).<br />
Frente a Schulten, el ya citado C. Pemán propugna la identificación de los tres cauces<br />
citados por Avleno con los rlos <strong>Guadalquivir</strong>, Guadalete y San Pedro, mientras que los<br />
canales que bafiaban la ciudad habría que buscarlos en las marismas de Sancti Petri y<br />
Rlo Arillo (<strong>El</strong> pasaje ••., págs. 54-62).<br />
Otros autores (Martín de la Torre: Tartessos; geografía histórica del SO. de España.<br />
Sevilla, 1941, págs. 47 ss.) preconizan la existencia de un brazo meridional que desaguaba<br />
al SE. de Jerez. Ya habla sido expresada por Rodrigo Caro (Antigüedades de Sevilla !I<br />
Chorographia de su convento jurl.dico, cap. XXV) y por Bonsor ("Les colonies agrlcoles prerromaines<br />
de la vallée du Bétls". RA, 1899, II, 127), antes de convertirse a las ideas de<br />
Schulten.<br />
Las opiniones sobre los diversos cauces del Tartessos no se agotan con las expuestas<br />
anteriormente. Tenemos, por citar sólo la ~ reciente, la de Cruz Arenas ("La localización<br />
de la ciudad de Tartessos", V' Simposium de Prehistoria Peninsular, Barcelona, 1969, pá_<br />
ginas 347-67), para quien el brazo septentrional que tanto se ha buscado no seria otro que<br />
el Guadiamar, llamado posteriormente Maenuba por los autores clásicos, que en aquel<br />
entonces desembocaba en el Lago Llgustino, independiente del <strong>Guadalquivir</strong>.<br />
Nos hemos referido únicamente a aquellos autores que Identifican el Tartessos de las<br />
fuentes con el río que posteriormente los romanos llamarán Baetis y hoy conocemos con<br />
el nombre árabe de <strong>Guadalquivir</strong>. Pero hay otros investigadores que propugnan Identificaciones<br />
distintas. A veces se le ha hecho coincidir con el río Tinto, en Huelva.<br />
Es la opinión de Luzón, J. M. (Zephirus, XIII, págs. 97 ss.), que se basa para ello en la<br />
riqueza metalífera de la región y en su conocimiento de la misma y de las fuentes cl'sicas.<br />
Con esta opinión se muestra de acuerdo J. M. Blázquez (,'Fuentes griegas y roman.u referentes<br />
a Tartessos", V' Simposium de Prehistoria Peninsular, págs. 96-98).<br />
(75) Müllendorf: Deutsche Altertumskunde, 1, 124.<br />
(76) Chocomell: En busca de Tartessos. Valencia, 1940.<br />
(77) Martln de la Torre, M.: Op. cit., pág. 47.<br />
(78) Pemán, C.: Op. cit., págs. 54 ss.<br />
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