El Guadalquivir, vía fluvial romana.pdf - RUA

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27.12.2013 Views

20 LORENZO ABAD CASAL Además de su triple aspecto como factor de civilización, de comunicación y de transporte, el Guadalquivir ha sido objeto de la atención y el encomio de los poetas. Aparte las alusiones que a él hacen Marcial y otros poetas latinos, que examinaremos en su lugar correspondiente, haremos mención aquí de las páginas que un escritor ingléS, Paul Gwynne, en su libro The Guadalquivir; its personality, People and Association8, dedica al río. Un río, dice, determina el destino de una raza más que ningún otro elemento geográfico. Agrupa en torno a si un núcleo de protoplasma humano, lo amasa y fermenta hasta convertirlo en una comunidad. Pero no todos los ríos tienen esta capacidad, sino sólo aquéllOS que reúnen una serie de características especiales: han de correr por una llanura cuyos límites no sean demasiado abruptos, que no esté excesivamente compartimentada por valles transversales, bien dotada de comunicaciones y de fácil riego. El único río español que reúne estas condiciones es, según él, el Guadalquivir. Nos lo presenta como un río que ería y amamanta, criador de historia, lengua y arte. Dios parece haber extendido una alfombra sobre la llanura regada por el río y sus afluentes, de manera que no quede un espacio desolado o bravío. Todo es sosegado, tranquilo, encantador (9). Junto a estas ventajas, nuestro río también presenta sus inconvenientes; tales son las inundaciones que con frecuencia asolan sus riberas, sobre todo en la última parte de su curso. Hay incluso quien le niega la auténtica condición de rio: para J. R. Vannéy, por ejemplo, no es más que un gigantesco torrente (10). Las poblacíones primitivas se asentarían, dice eoUantes de Terán, en las alturas próximas, buscando una defensa contra los elementos naturales desatados (11). Pero pronto, afíadimos nosotros, se decidirían a bajar a sus orillas y preferirían correr el riesgo a desaprovechar las ventajas que se les ofrecian. En una lucha que aún se mantiene hoy, el hombre va poco a poco dominando al río. (9) Gwynne. P.: The Guadalquivir. lts Personality, Peop!e and Associations. London. 1912; pállS. 16 ss. (lO) Vannéy, R. J.: L'Hydrologie du Bas Guadalquivir. Madrid, 1970: pág. 89. (11) Collantes de Term, F.: Contribución al estudio de la topografía de Sevilla según los más recientes hallazgos arqueológicos. Tesis doctoral Inédita. Sevilla, 1956; pág. 21.

I. El Río Guadalquivir

20 LORENZO ABAD CASAL<br />

Además de su triple aspecto como factor de civilización, de<br />

comunicación y de transporte, el <strong>Guadalquivir</strong> ha sido objeto<br />

de la atención y el encomio de los poetas. Aparte las alusiones<br />

que a él hacen Marcial y otros poetas latinos, que examinaremos<br />

en su lugar correspondiente, haremos mención aquí de<br />

las páginas que un escritor ingléS, Paul Gwynne, en su libro<br />

The <strong>Guadalquivir</strong>; its personality, People and Association8, dedica<br />

al río. Un río, dice, determina el destino de una raza más<br />

que ningún otro elemento geográfico. Agrupa en torno a si un<br />

núcleo de protoplasma humano, lo amasa y fermenta hasta<br />

convertirlo en una comunidad. Pero no todos los ríos tienen<br />

esta capacidad, sino sólo aquéllOS que reúnen una serie de<br />

características especiales: han de correr por una llanura cuyos<br />

límites no sean demasiado abruptos, que no esté excesivamente<br />

compartimentada por valles transversales, bien dotada de comunicaciones<br />

y de fácil riego. <strong>El</strong> único río español que reúne<br />

estas condiciones es, según él, el <strong>Guadalquivir</strong>. Nos lo presenta<br />

como un río que ería y amamanta, criador de historia, lengua<br />

y arte. Dios parece haber extendido una alfombra sobre la<br />

llanura regada por el río y sus afluentes, de manera que no<br />

quede un espacio desolado o bravío. Todo es sosegado, tranquilo,<br />

encantador (9).<br />

Junto a estas ventajas, nuestro río también presenta sus<br />

inconvenientes; tales son las inundaciones que con frecuencia<br />

asolan sus riberas, sobre todo en la última parte de su curso.<br />

Hay incluso quien le niega la auténtica condición de rio:<br />

para J. R. Vannéy, por ejemplo, no es más que un gigantesco<br />

torrente (10). Las poblacíones primitivas se asentarían,<br />

dice eoUantes de Terán, en las alturas próximas, buscando una<br />

defensa contra los elementos naturales desatados (11). Pero<br />

pronto, afíadimos nosotros, se decidirían a bajar a sus orillas<br />

y preferirían correr el riesgo a desaprovechar las ventajas que<br />

se les ofrecian. En una lucha que aún se mantiene hoy, el<br />

hombre va poco a poco dominando al río.<br />

(9) Gwynne. P.: The <strong>Guadalquivir</strong>. lts Personality, Peop!e and Associations. London.<br />

1912; pállS. 16 ss.<br />

(lO) Vannéy, R. J.: L'Hydrologie du Bas <strong>Guadalquivir</strong>. Madrid, 1970: pág. 89.<br />

(11) Collantes de Term, F.: Contribución al estudio de la topografía de Sevilla según<br />

los más recientes hallazgos arqueológicos. Tesis doctoral Inédita. Sevilla, 1956; pág. 21.

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