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EL GUADALQUIVIR, VíA FLUVIAL ROMANA 135 Al contrario, suponían un estorbo, pues los envases vacíos ocupaban demasiado espacio. La solución más simple era romperlas y arrojar sus restos a un vertedero. Este es el origen del Testaccio. Existe una teoría según la cual las ánforas se reaprovechaban (198), atribuyendo a cada una de ellas una duración de unos cincuenta aftoso Pero esto no parece verosímil, ya que supondría un tráfico de retorno perfectamente organizado, del cual no hay noticia. Es indudable, con todo, que algunas ánforas se re aprovechaban, con usos muy variados; servían como urnas funerarias, como instrumentos sanitarios, etc. (199). El empleo principal sería romperlas para utilizarlas como elementos de construcción. Son muchos los muros hechos a base de restos de ánforas. Hay incluso quien cree que podrían molerse para construir el opus signinum (200). Tradicionalmente se ha creído que estaba hecho a base de ladrillos molidos, pero parece un contrasentido fabricar los ladrillos para molerlos luego, sobre todo si se tiene en cuenta que abundaba un material tan bueno como las ánforas. 12. RÓTULOS y SELLOS. Desde que las ánforas se colocaban en el embarcadero en espera de la nave que habia de recogerlas hasta que eran vaciadas en su lugar de destino, se pintaban con tinta varios rótulos en su superficie, horizontales en cuello y panza, y verticales bajo un asa. Han sido estudiados por Dressel, Hübner, Grenier y, más recientemente, Rodríguez Almeida (201), aunque su interpretación no está aún del todo clara. Hübner los dividió en cinco grupos, a los que tdentificó con las cinco primeras letras del alfabeto griego. a) En el cuello del ánfora. Son cifras cuyo significado aún permanece oscuro, pero que según Grenier parecen indicar la tara, esto es, el peso del ánfora vacía. (198) Lamboglla, N.: "Sulla cronologia delle anfore romane di etá republicana". RSL, XXI, 1955; págs. 241-270. (199) Sobre el posterior aprovechamiento de las ánforas véase Callender: Op. cit., pág. 23. (200) Pascual Guasch: Op. cit., pág. 246. (201) Hübner: Op. cit., págs. 469 ss.; Dressel: elL, XV, 2, 1, págs. 560-565; Grenier: Op. cit., págs. 606 ss.; Rodríguez Almeida: Op. cit., págs. 138-149.

136 LORENZO ABAD CASAL ~ ) La segunda inscripción, pintada en la parte superior de la panza del ánfora, aproximadamente a la altura de las asas, presenta uno o varios nombres propios en genitivo, escritosen letra capital. Hübnercree que son los nombres de los duefios de los productos contenidos en el ánfora, a los que, por tanto, perteneceria también el envase. En cambio Héron de Villefosse considera que éstos son más bien los nombres de los navicularit, esto es, los de aquellos que transportaron el ánfora a su destino (202). Esta inscripción se sustituirá a mediados del siglo !II por la fórmula ttsci rationts patrimont provinciae Baettcae, que parece sefialar una estatalización del comercio (203). r) Más abajo de estos nombres particulares o de la mención del fisco aparecen otras cifras, por lo general entre CLXXV y CCXVS (204), que parecen indicar el peso del ánfora una vez llena. A veces va precedida de la letra P (pondo). El peso viene dado en libras romanas, que equivalen a unos 327 gramos cada una. a ) Este apartado agrupa una serie de inscripciones escritas en letra cursiva y colocadas en posición oblicua debajo del asa, a la derecha de las inscripciones anteriores. Damos a continuación la lectura de dos de ellas. "* LXXV HISPALIM P CCXVS ILIANVM VERI CVS TRIPHON A(c)CEP(1)T EROS (205) *' CC:vrs ORFlTO ET PRISCO COS LAVTRESE GALLI XV MODEST(us) VEGET(us) (206) Se encuentra en primer lugar una R atravesada por un trazo inclinado de derecha a izquierda, que se interpreta como lTecognovi, recognitum o recensitum (207) e indica que el ánfora, (202) Véase supra. (203) Véase supra. (204) Muchas de estas cifras llevan un alargamiento final en forma de S, que se interpretó como abreviatura de semis (medio), pero Rodríguez Almeida (Op. cit., pág. 123) ha demostrado que se trata sólo de una cauda final, elemento a la vez decorativo e Indicador de final de línea de escritura. (205) GIL, XIII, 10.000, 4, 1. Grenier, Op. cit., pág. 608. (206) Hübner: Op. cit., pág. 475. (207) A la tradicional interpretación de la .. como recognovi o recognitum, Rodrlguez Almelda (Op. cit., pág. 129) ha añadido la posible lectura recensitum.

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Al contrario, suponían un estorbo, pues los envases vacíos ocupaban<br />

demasiado espacio. La solución más simple era romperlas<br />

y arrojar sus restos a un vertedero. Este es el origen del<br />

Testaccio.<br />

Existe una teoría según la cual las ánforas se reaprovechaban<br />

(198), atribuyendo a cada una de ellas una duración de<br />

unos cincuenta aftoso Pero esto no parece verosímil, ya que supondría<br />

un tráfico de retorno perfectamente organizado, del<br />

cual no hay noticia. Es indudable, con todo, que algunas ánforas<br />

se re aprovechaban, con usos muy variados; ser<strong>vía</strong>n como urnas<br />

funerarias, como instrumentos sanitarios, etc. (199). <strong>El</strong> empleo<br />

principal sería romperlas para utilizarlas como elementos de<br />

construcción. Son muchos los muros hechos a base de restos<br />

de ánforas. Hay incluso quien cree que podrían molerse para<br />

construir el opus signinum (200). Tradicionalmente se ha creído<br />

que estaba hecho a base de ladrillos molidos, pero parece un<br />

contrasentido fabricar los ladrillos para molerlos luego, sobre<br />

todo si se tiene en cuenta que abundaba un material tan bueno<br />

como las ánforas.<br />

12. RÓTULOS y SELLOS.<br />

Desde que las ánforas se colocaban en el embarcadero en<br />

espera de la nave que habia de recogerlas hasta que eran vaciadas<br />

en su lugar de destino, se pintaban con tinta varios rótulos<br />

en su superficie, horizontales en cuello y panza, y verticales<br />

bajo un asa. Han sido estudiados por Dressel, Hübner, Grenier<br />

y, más recientemente, Rodríguez Almeida (201), aunque su interpretación<br />

no está aún del todo clara. Hübner los dividió en cinco<br />

grupos, a los que tdentificó con las cinco primeras letras del<br />

alfabeto griego.<br />

a) En el cuello del ánfora. Son cifras cuyo significado aún<br />

permanece oscuro, pero que según Grenier parecen indicar la<br />

tara, esto es, el peso del ánfora vacía.<br />

(198) Lamboglla, N.: "Sulla cronologia delle anfore romane di etá republicana". RSL,<br />

XXI, 1955; págs. 241-270.<br />

(199) Sobre el posterior aprovechamiento de las ánforas véase Callender: Op. cit.,<br />

pág. 23.<br />

(200) Pascual Guasch: Op. cit., pág. 246.<br />

(201) Hübner: Op. cit., págs. 469 ss.; Dressel: elL, XV, 2, 1, págs. 560-565; Grenier:<br />

Op. cit., págs. 606 ss.; Rodríguez Almeida: Op. cit., págs. 138-149.

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