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Principio de discurso y democracia directa: Faktizität und ... - RUA

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A. Abad / J. Monserrat<br />

Un elemento realmente importante <strong>de</strong> los actos políticos normales es el hecho <strong>de</strong><br />

que en estos momentos políticos los representantes toman <strong>de</strong>cisiones en nombre <strong>de</strong><br />

los ciudadanos. La implicación cívica en la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones es baja. A pesar <strong>de</strong> que<br />

parecería que el estudio <strong>de</strong> los momentos normales es menos interesante, Ac k e r m a n<br />

afirma, correctamente, que es necesario ser muy respetuosos con lo que suce<strong>de</strong> en los<br />

momentos normales, es <strong>de</strong>cir, con la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> retirarse <strong>de</strong> la política,<br />

<strong>de</strong>legando la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones en sus representantes (Gargarella, 2005, p. 3). No<br />

en vano, «el pueblo» pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir libremente retirarse <strong>de</strong> la política y <strong>de</strong>legar en sus<br />

representantes, que por otro lado, pue<strong>de</strong>n ser sustituidos mediante los medios <strong>de</strong>mocráticos<br />

oportunos.<br />

Los momentos normales, por tanto, son igual <strong>de</strong> importantes que los constitucionales<br />

por la estabilidad y continuidad necesaria a cualquier or<strong>de</strong>namiento jurídico. Tal<br />

y como hemos a<strong>de</strong>lantado anteriormente, la finalidad <strong>de</strong> los momentos constitucionales<br />

es afectar <strong>de</strong> manera <strong>directa</strong> a un momento normal <strong>de</strong>terminado para producir otro <strong>de</strong><br />

diferente. Ac k e r m a n <strong>de</strong>staca <strong>de</strong> los momentos normales que la carencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate y <strong>de</strong><br />

participación popular no vicia necesariamente la legitimidad <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cisiones tomadas<br />

por el gobierno si <strong>de</strong>terminadas condiciones institucionales son satisfechas. Estas condiciones<br />

son, por ejemplo, que los representantes <strong>de</strong>l pueblo puedan ser responsables<br />

<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>cisiones; seg<strong>und</strong>o, que la estructura institucional obligue los representantes<br />

<strong>de</strong>l pueblo a tomar <strong>de</strong>cisiones en base a una visión amplia <strong>de</strong>l interés público; tercero,<br />

que exista una legislación que impida que grupos <strong>de</strong> intereses condicionen el gobierno<br />

para obtener ventajas <strong>de</strong>sleales.<br />

La teoría y experiencia <strong>de</strong> los momentos constitucionales tiene que ser estudiada<br />

con <strong>de</strong>tenimiento si queremos poner en práctica la teoría habermasiana <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia<br />

<strong>de</strong>liberativa, puesto que los ciudadanos tienen acceso directo a la promulgación <strong>de</strong><br />

las normas f<strong>und</strong>amentales <strong>de</strong> su Estado sin intermediarios. El estudio <strong>de</strong> cómo «el<br />

pueblo» ha actuado <strong>de</strong> manera <strong>directa</strong> en estos momentos tiene que partir <strong>de</strong> la diferenciación<br />

<strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> normas que se codificará; <strong>de</strong> ahí la importancia <strong>de</strong> la distinción<br />

entre momentos normales y momentos constitucionales, y las características que se<br />

dan en ambos momentos. Ac k e r m a n analiza cómo la ciudadanía obliga a sus ramas<br />

representativas a actuar o legislar <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada manera, a pesar <strong>de</strong> que este proce<strong>de</strong>r<br />

sea contrario a la constitución <strong>de</strong>l país. En los momentos constitucionales, los<br />

ciudadanos, por tanto, usan los medios habituales <strong>de</strong> codificación, es <strong>de</strong>cir, mediante<br />

los órganos representativos: Parlamento, Presi<strong>de</strong>nte, Po<strong>de</strong>r judicial, para cambiar el<br />

contenido <strong>de</strong> los preceptos constitucionales. En consecuencia, «el pueblo» no actúa en<br />

un ágora imaginaria, <strong>de</strong> manera <strong>directa</strong> y mediante un diálogo pacífico y neutro, más<br />

bien al contrario.<br />

El esquema <strong>de</strong> Ac k e r m a n, a diferencia <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> Habermas, se basa en una<br />

experiencia histórica real que <strong>de</strong>be tenerse en cuenta en el momento <strong>de</strong> aplicar el principio<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong>liberativa aplicada al Derecho. Otra novedad introducida por<br />

Ac k e r m a n, y que podría mejorar los propósitos empíricos <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> Habermas,<br />

es que el primero acota el diálogo en el tiempo. Habermas consi<strong>de</strong>ra que las personas<br />

pue<strong>de</strong>n mantener el diálogo in<strong>de</strong>finidamente hasta que la <strong>de</strong>cisión se tome por unanimidad<br />

entre todos los posibles afectados por la norma. Ac k e r m a n limita el marco <strong>de</strong>l<br />

diálogo en momentos <strong>de</strong>terminados acotados en el tiempo. Incluso en los momentos

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