Número 1-3 - Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia ...

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CIENCIA 19. M:\DRAZO, ]\.[., Ciencia, VIII: 241-2+5, 194-8. 20. Río DE LA LOZA, L., Introducción al estudio de la Química. 2') ed., pp. 25-26, México, 1862. 21. DEMING, H., Química general, p. 17, 194-8. 22. PAULING, L., General Chemistry, p. 123, 194-7. 23. RIESENFELD, E. H., Tratado de Química inorgánica, p. 7, 1944. 24. MOLINARI, H., Química general y aplicada a la Industria. Vol. 1, p. 65, 19, 1914. 25. LAlIIIRAND, ]. Y H. PARISELLE, Cours de Chirnic, 3Q parte, p. 29, 1932. 26. PARTINGTON, ]. R., A Text-book of Inorganic Chemistry. 5:. 1 cd., p. 111, 1937. 27. ROCASOLANO, A. DE G., Tratado de Química, 4'~ ed., p. 142 [sin año]. 28. BARGALLÓ, M., Ciencia, XI: 311-316, 1951. 29. Quinto Congreso Sudamericano de Química: Resúmenes de los trabajos. Págs. 256-257, 1951. Ciencia, XI: 311-316, 1951. 30. HODGMAN, F. H. Y CH. D. HODIES, Handbook of Chemistry and Physics, 26Q ed., 1942-1943. 31. GIlANT, ]., Hackh's Chemical Dictionary, 3~ ed., 1944. 32. GET:lL\N, F. H. Y F. DANIELS, Outlin("s of Theoretical Chemistry, 6'~ ed., p. 136, 1937. 33. STAUTON, S., Physical Chemistry, p. 124, 1944. 34. FERRIZ, A., M. MORALES Y M. G. JUNCO, Química general, p. 2, 1934. 35. BARGALLÓ, M., Ciencia, IX: 266, 1948. 36. WELLS, A. F., Structural Inorganic Chemistry, p. 128, 1945. 37. AlIIsm:,"" J. P., Physical Chemistry, 2Q ed., p. 76, 1950. 38. \\1 ET 111 ORE, F. E. \\l., PrincipIes of Phase Equilibria, p. 70, 1951. 39. RIcE, M. 1. Y W. P. CORTELYON, Popoff"s Quantitative Analysis, 3Q ed., p. 48, 1935. 40. SMITH, A. y KENDALL, Química general, 3Q ed., p. 156, 1943. 41. MELLOR, J. W y G. D. PARKES, Mellor's Modern Inorganic Chemistry, p. 150, 1939. 42. DUVAL, C., R. DUVAL y R. DOLIQUE, Dictionnaire de la Chimie, 1935. 43. HILDEBRAND, ]., Solubility of Non-e1("ctrolytes, 2Q ed., p. 21, 1936. 44. MIALL, S., Diccionario de Química, 1943. 45. MORTIMEIl, F. S., ]. Amer. Chem. Soc., XLIV: 1416, 1922. 46. CHAPTAL, J.. A., Chimie appliquée aux Arts. t. 1, pp. 83-84, París, 1807. .47. MOON, P. y D. E. SPF.NCER, Amer. J. Ph)'sics, XIV, pp. 285-293, 1946: 48. ZSIGMONDY, R., Colloids and the Ultramicroscope, pp. 160-161, 1914. 49. GLASSTO,",E, S., Textbook of Physical Chemistry, 2Q ed., p. 1232, 1947. 50. BARGALLÓ, M., Tratado de Química Inorgánica para Escuelas superiores (en preparación). 51. SAZ, E., Análisis químico mineral, vol. 1, p. 35. 52. BARGALLÓ, M., Ciencia, IX: 7-14, 1948. 53. B¡SHOP, CH., ]. Chem. Ed., XXIV: 200, 1947. 52

CIENCIA Libros nuevos BONET, F., La facies urgoniana del Cretácico Medio de la Re¡¿ión de Tampico. Bol. Asoc. Me.>:. Geól. Petr., IV (5-6): 153-262, 51 láms. México, D. F., 1952. Corresponde a Burckhardt el descubrimiento de la facies urgoniana en México, pues con toda elaridad señaló, desde 1909, su presencia en el Cañón de Fernández, al W de Torreón (Coahuila), describiendo sus principales rasgos litológicos y paleontológicos. En el curso de medio siglo ese dato quedó perdido en la bibliografía geológica del país, hasta que F. Bonet, investi;pdor de Petróleos Mexicanos, decidió realizar un análisis de los hechos y de los conceptos relativos a calizas del Cretácico Medio inferior en México. El primer fruto del trabajo de Bonet es una contribución sobre la facies urgoniana de la Sierra de El Abra, al W de Tampico (Tamaulipas). Debe mencionarse que desde hace algunos años, otras ideas sobre formaciones arrecifales habían generado ciertas interpretaciones acerca de dicha sit>rra y que toda una nomenelatura estratigráfica, laxamente usada por geólogos que no estaban seguros de lo que hablaban, vino a complicar un problema que demandaba el metódico examen de materiales que fundamentah'nente contiene el trabajo de Bonet. Después de una corta introducción con datos físicobiológicos sobre la rcgión de la Sierra de El Abra, se pasa a un detallado examen de la litología de sus calizas, resumida en un cuadro que mucho ayuda para la cOlllprcnsión dc los datos esenciales y de las relaciones entre los diversos tipos de aquellas rocas. La variedad litológica en las calizas de tipo El Abra, uno de los micmbros de la formación del mismo nombre, resulta de diversidad en los procesos de litificación, diagénesis y contenido faunístico, más que de diferencias en condiciones de depósito. En otras palabras, las alteraciones secundarias han originado múltiples tipos de calizas, por decto de recristalización parcial o total de la calcita o por dolomitización, a partir de la naturaleza inicial de dos variedades fundamentales: calizas criptocristalinas y calizas con elásticos dominantes. En el primer caso (calizas criptocristalinas sin elementos elásticos o con elásticos de origen orgánico) se tiene el tipo primordial, dd cual derivaron todos los otros observados en la facies urgoniana de El Abra. Puede estar o no impregnada con materiales bituminosos y tener o no micro o macrofósiles. La alteración diage- ... nética produjo variedades litológicas según que la re~ cristalización de la matriz haya sido parcial o total. Aquí entrarían todas las calizas sin y con "miliolas'" y "de rudistas" (que Bonet propone llamar conchíferas, pues la usual denominación de coralinas que aplican los geólogos es impropia), entre las cuales hay algunas que son indistinguibles de otras de niveles superiores, v. gr.: Tamasopo, del Coniaciano-Santoniano o de facies batiales del mismo nivel, v. gr.: Tamaulipas. Ello explicaría, en parte, que en la identificación de las muestras de canal y de núeleo en los pozos la variedad negra haya sido confundida con el horizonte Otates y con la caliza Agua Nueva. Una característica valiosa para reconocer estas calizas urgonianas (variedades crema y gris con miliolas y conchíferas) es la presencia de Nummoloculina en grandes cantidades, en la facies de El Abra. Otras calizas tienen Globigerina en escasa cantidad, pero solamente son discernibles en cortes delgados. El autor se inelina resueltamente a considerar que todas estas variedades de calizas criptocristalinas tuvieron origen químico, en el seno de aguas sobresaturadas de C03Ca, por dos razones, a) que el tamaño de los elementos en dichas calizas es muy inferior al tamaño que tienen en calizas elásticas y b) que la misma pasta cristalina se encuentra sirviendo de matriz en conglomerados periarrecifales y calizas conchíferas de los núeleos arrecifales. El depósito de las calizas tuvo lugar en mares someros y lejos de toda costa emergida. En el segundo caso (calizas con elásticos dominantes) persiste la matriz criptocristalina, pero la fragmentación y desgaste de organismos arrecifales (o de sus moldes) da origen a gran cantidad de elásticos. Siem. pre, pues, son zoógenas y monogenéticas, aunque al fragmentarse la propia roca calcárea de los arrecifes se produjo una pudinga con matriz criptocristalina de aspecto sacaroideo Los pedazos de organismos o roca, por acción del oleaje, quedaron englobados en el fango calcáreo de origen químico, después de sufrir una alteración más o menos pronunciada, en iguales condiciones batimétricas. Obviamente, el tamaño de los fragmentos está en razón inversa de la distancia del arrecife. Existe un límite dimensional para los elásticos, en las dos variedades fundamentales de estas calizas, a) si son mayores de 2 mm,. se trata de calciruditas brechoides o pisolíticas y b) si son menores de 2 mm, se trata de calcarenitas microcoquínicas u oolíticas: Cuando la fragmentación de los elásticos llega a ser fina, comparable a los elementos arcillosos en las rocas silícicas, se formarían calcilutitas, que hasta ahora no se han encontrado en El Abra. En cambio, abundan las calciruditas y las calcarenitas, con interesantes indicaciones paleoecológicas, pues las primeras se formaron cerca o én inmediato contacto con los núeleos arrecifales, y las segundas en mares poco profundos, donde el oleaje pudo someter los granos a movimientos de vaivén. Ambos grupos de calizas pueden recristalizar contemporáneamente o después de su depósito, formándose otras variedades que Bonet analiza en sus características microscópicas, cuando la estructura original de la parte criptocristalina sí es reconocible. Así se generaron calizas grumosas, pudiéndose distinguir mediante el contorno de los granos y la dimensión de los cristales de calcita, si la recristalización fué anterior o posterior a la litificación de los fósiles. Estas calizas grumosas no deben confundirse con las verdaderas calizas de grumos fecales, producidas al pasar los fangos calcáreos por el tubo digestivo de animales limnívoros. Hay también calizas grumosas con miliolas, conglomerados calcáreos con matriz grumosa recristalizada y calcarenitas con las mismas características. En todos los casos el proceso de recristalización pudo realizarse en bloques, por reticulación o llegó a ser completo, difiriendo los grados cuantitativamente. Cuando la estructura original de la parte criptocristalina no es reconocible, ya que la recristalización fué total en ausencia o presencia de elásticos, se generaron calizas sacaroideas, que tan importante papel juegan en 53

CIENCIA<br />

19. M:\DRAZO, ]\.[., <strong>Ciencia</strong>, VIII: 241-2+5, 194-8.<br />

20. Río DE LA LOZA, L., Introducción al estudio <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> Química. 2') ed., pp. 25-26, México, 1862.<br />

21. DEMING, H., Química general, p. 17, 194-8.<br />

22. PAULING, L., General Chemistry, p. 123, 194-7.<br />

23. RIESENFELD, E. H., Tratado <strong>de</strong> Química inorgánica,<br />

p. 7, 1944.<br />

24. MOLINARI, H., Química general y aplicada a <strong>la</strong><br />

Industria. Vol. 1, p. 65, 19, 1914.<br />

25. LAlIIIRAND, ]. Y H. PARISELLE, Cours <strong>de</strong> Chirnic,<br />

3Q parte, p. 29, 1932.<br />

26. PARTINGTON, ]. R., A Text-book of Inorganic<br />

Chemistry. 5:. 1 cd., p. 111, 1937.<br />

27. ROCASOLANO, A. DE G., Tratado <strong>de</strong> Química,<br />

4'~ ed., p. 142 [sin año].<br />

28. BARGALLÓ, M., <strong>Ciencia</strong>, XI: 311-316, 1951.<br />

29. Quinto Congreso Sudamericano <strong>de</strong> Química:<br />

Resúmenes <strong>de</strong> los trabajos. Págs. 256-257, 1951. <strong>Ciencia</strong>,<br />

XI: 311-316, 1951.<br />

30. HODGMAN, F. H. Y CH. D. HODIES, Handbook<br />

of Chemistry and Physics, 26Q ed., 1942-1943.<br />

31. GIlANT, ]., Hackh's Chemical Dictionary, 3~ ed.,<br />

1944.<br />

32. GET:lL\N, F. H. Y F. DANIELS, Outlin("s of Theoretical<br />

Chemistry, 6'~ ed., p. 136, 1937.<br />

33. STAUTON, S., Physical Chemistry, p. 124, 1944.<br />

34. FERRIZ, A., M. MORALES Y M. G. JUNCO, Química<br />

general, p. 2, 1934.<br />

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36. WELLS, A. F., Structural Inorganic Chemistry,<br />

p. 128, 1945.<br />

37. AlIIsm:,"" J. P., Physical Chemistry, 2Q ed., p. 76,<br />

1950.<br />

38. \\1 ET 111 ORE, F. E. \\l., PrincipIes of Phase Equilibria,<br />

p. 70, 1951.<br />

39. RIcE, M. 1. Y W. P. CORTELYON, Popoff"s Quantitative<br />

Analysis, 3Q ed., p. 48, 1935.<br />

40. SMITH, A. y KENDALL, Química general, 3Q ed.,<br />

p. 156, 1943.<br />

41. MELLOR, J. W y G. D. PARKES, Mellor's Mo<strong>de</strong>rn<br />

Inorganic Chemistry, p. 150, 1939.<br />

42. DUVAL, C., R. DUVAL y R. DOLIQUE, Dictionnaire<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> Chimie, 1935.<br />

43. HILDEBRAND, ]., Solubility of Non-e1("ctrolytes,<br />

2Q ed., p. 21, 1936.<br />

44. MIALL, S., Diccionario <strong>de</strong> Química, 1943.<br />

45. MORTIMEIl, F. S., ]. Amer. Chem. Soc., XLIV:<br />

1416, 1922.<br />

46. CHAPTAL, J.. A., Chimie appliquée aux Arts.<br />

t. 1, pp. 83-84, París, 1807.<br />

.47. MOON, P. y D. E. SPF.NCER, Amer. J. Ph)'sics,<br />

XIV, pp. 285-293, 1946:<br />

48. ZSIGMONDY, R., Colloids and the Ultramicroscope,<br />

pp. 160-161, 1914.<br />

49. GLASSTO,",E, S., Textbook of Physical Chemistry,<br />

2Q ed., p. 1232, 1947.<br />

50. BARGALLÓ, M., Tratado <strong>de</strong> Química Inorgánica<br />

para Escue<strong>la</strong>s superiores (en preparación).<br />

51. SAZ, E., Análisis químico mineral, vol. 1, p. 35.<br />

52. BARGALLÓ, M., <strong>Ciencia</strong>, IX: 7-14, 1948.<br />

53. B¡SHOP, CH., ]. Chem. Ed., XXIV: 200, 1947.<br />

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