29.10.2013 Views

INSTITUCION EDUCATIVA LA PRESENTACION - Institución ...

INSTITUCION EDUCATIVA LA PRESENTACION - Institución ...

INSTITUCION EDUCATIVA LA PRESENTACION - Institución ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>INSTITUCION</strong> <strong>EDUCATIVA</strong> <strong>LA</strong> <strong>PRESENTACION</strong><br />

NOMBRE ALUMNA:<br />

AREA : EDUCACIÓN FÍSICA RECREACIÓN Y DEPORTE<br />

ASIGNATURA: EDUCACIÓN FÍSICA RECREACIÓN Y DEPORTE<br />

DOCENTE: SONY NORE<strong>LA</strong> GONZÁLEZ RUIZ<br />

TIPO DE GUIA: CONCEPTUAL<br />

PERIODO GRADO N 0 FECHA DURACION<br />

1 9° 3 MARZO 2 UNIDADES<br />

INDICADOR DE DESEMPEÑO<br />

Reconoce la importancia del manejo positivo de los conflictos, participando con una actitud acertada en las<br />

actividades de la clase.<br />

<strong>LA</strong> RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN <strong>LA</strong> ACTIVIDAD FÍSICA Y DEPORTIVA<br />

El conflicto no es algo ajeno a la convivencia, sino una parte fundamental de ella. Una convivencia no conflictiva<br />

en términos absolutos es imposible. Además, no sería conveniente, pues nos negaríamos a nosotros mismos<br />

muchas libertades y las posibilidades de cambio y desarrollo social. El reto de cualquier grupo es encarar los<br />

conflictos de manera constructiva para el afianzamiento del propio grupo y de sus miembros (Puig Rovira,<br />

1997).<br />

Sentimientos: La convivencia va acompañada de numerosos núcleos sentimentales. Nuestras relaciones<br />

interpersonales siempre van acompañadas de afecto, nos llevan a sentirnos alegres o desdichados, orgullosos<br />

o avergonzados, temerosos o esperanzados. Nuestros sentimientos inundan nuestras relaciones sociales,<br />

están determinados por lo que acontece en ellas y, al mismo tiempo, determinan la manera de relacionarnos<br />

con los demás. Cuando nos damos cuenta que otra persona no respeta las normas o los valores del grupo, o<br />

cuando entendemos que alguien no coopera o colabora para el logro de los objetivos colectivos nos sentimos<br />

enfadados o indignados. Cuando el grupo no alcanza sus metas podemos sentirnos ansiosos o abatidos.<br />

Cuando se logran éxitos nos congratulamos y alegramos. En el grupo se crean héroes y estigmatizados<br />

desencadenándose, por tanto, sentimientos de orgullo y de vergüenza o culpa. Las emociones y sentimientos,<br />

siguiendo la metáfora de Marina (1996), surgen como un balance sentimental que nos informa del logro de<br />

nuestros objetivos más existenciales. Pero, no debemos olvidar que muchos de esos objetivos están<br />

claramente configurados por nuestro entorno social y cultural, por los grupos a los que pertenecemos.<br />

Las emociones y sentimientos, por supuesto, también afloran en situaciones conflictivas. En cualquier<br />

circunstancia en que nuestros intereses estén en juego, se vean comprometidos, surgen las emociones. No es<br />

extraño, entonces, que los conflictos vayan acompañados de numerosos núcleos sentimentales como la ira, la<br />

ansiedad, la tristeza, etc. Todas esas emociones activan tendencias de acción y modos de interpretar el mundo,<br />

de lo que está ocurriendo, con lo cual están determinando de manera fundamental las posibles estrategias de<br />

solución del conflicto.<br />

REGU<strong>LA</strong>CIÓN DE OBJETIVOS Y CONFLICTOS: En cualquier relación interpersonal siempre están implicados<br />

los intereses, metas, compromisos, ideales, etc. de dos o más personas, las cuales, además, pertenecen a un<br />

grupo de referencia más amplio en el que existen unas normas de actuación más o menos precisas y estrictas,<br />

y en el que están presentes y se potencian una serie de valores, actitudes y objetivos que suelen ser<br />

compartidos por sus miembros. En esas interacciones, en unas ocasiones los intereses u objetivos de los<br />

individuos de un grupo pueden coincidir y en otras no. En el primer caso la convivencia está garantizada, si<br />

tienen lugar discrepancias puede surgir el conflicto, especialmente cuando los intereses, metas o compromisos<br />

de alguna de las partes no sean respetados. En los casos de desencuentro, dar una salida constructiva a la<br />

situación conflictiva no es fácil, pues requiere que los protagonistas se esfuercen para cambiar y alterar sus<br />

objetivos momentáneos hasta que su nivel de coincidencia sea suficientemente elevado como para poder<br />

convivir, es decir, mantener actitudes, valores, metas y reglas compartidas. En esas circunstancias, continuar<br />

conviviendo requiere el repaso y la revisión de nuestros objetivos, metas, compromisos, etc. con el fin de<br />

situarnos en los que sean compartidos y sintonicen con los de la otra parte. Si falla ese esfuerzo, o no se hace,<br />

en ese momento persistirán los intereses divergentes y el conflicto. La realidad nos indica que nuestros<br />

mecanismos de control nunca son absolutos y que con relativa frecuencia fallan. No es extraño, entonces, que<br />

el conflicto esté presente en nuestras relaciones interpersonales.<br />

1


Los conflictos debemos situarlos en los posibles cambios de metas, objetivos, compromisos, etc. que una<br />

persona tiene a lo largo del tiempo (conflictos intra-individuales), o en las metas, objetivos y compromisos<br />

distintos que dos personas (conflictos interindividuales) o dos colectivos (conflictos de grupo) consideran<br />

prioritarios en un determinado momento. Su solución está relacionada con la regulación, involuntaria o reflexiva,<br />

de nuestros objetivos. Pero, debemos aceptar que nunca se pueden ajustar de modo absoluto las convicciones<br />

y compromisos de todos los individuos de un grupo, de distintos grupos sociales, o, incluso, de una persona en<br />

etapas o facetas distintas de su vida. Entonces, desde esta perspectiva, no tiene sentido intentar luchar para<br />

que no afloren conflictos. En cualquier grupo social siempre, antes o después, van a surgir conflictos. Más bien,<br />

nuestra tarea fundamental debe ser la adquisición de destrezas de regulación que puedan ponerse en práctica<br />

en las situaciones conflictivas, intentar afianzar las habilidades que hacen posible dar salida a los conflictos de<br />

manera negociada y cooperativa, aprender, entre otras cosas, a regular las emociones que afloran en las<br />

situaciones conflictivas.<br />

<strong>LA</strong> RESPUESTA A LOS CONFLICTOS: En una aproximación pasiva a un conflicto fundamentalmente lo que<br />

hacemos es evitarlo, protegernos de la situación mediante la huida. En términos de control de objetivos, lo<br />

distintivo sería que los aparcamos, de manera que dejamos prevalecer los de otra persona o grupo, o nos<br />

acomodamos a ellos. Aceptamos sus exigencias. Puesto que no encaramos el conflicto y nos conducimos de<br />

manera dócil, probablemente no surjan comportamientos especialmente agresivos o violentos, pero en términos<br />

sentimentales sí es muy probable que experimentemos ansiedad, miedo, abatimiento, tristeza, etc. Aparcar,<br />

posponer o eliminar un objetivo puede interpretarse como una pérdida, y éstas suelen construirse<br />

emocionalmente en forma de pena, ansiedad o tristeza dependiendo de que se mantengan ciertas expectativas<br />

futuras respecto a su logro o ya se considere inalcanzable.<br />

Cuando se trata de objetivos o intereses que están relacionados con nuestra valía personal y dignidad, nuestra<br />

autoestima se puede resentir. Si las situaciones conflictivas son muy recurrentes y nuestras respuestas pasivas<br />

se van haciendo habituales, podemos sufrir un riesgo real de llegar a ser víctimas. Por otro lado, un grupo social<br />

en que algunos individuos adopten esta manera pasiva de enfrentarse a los conflictos corre el peligro de dar<br />

cabida en su seno a ciertas dinámicas de abuso de poder y maltrato.<br />

Quien alcanza sistemáticamente sus objetivos va afianzando cierta sensación de impunidad, y quien siempre<br />

los hipoteca se convence cada vez más de que el grupo no le ofrece posibilidades de realización personal y<br />

comienza a rechazarlo. Pero, si no puede dejar de pertenecer a él o salir de su influencia, se sentirá maltratado<br />

por él.<br />

En una aproximación agresiva, en la situación conflictiva, prevalecen por encima de todos nuestros intereses y<br />

objetivos. No los alteramos o modulamos. Los consideramos prioritarios y además, para hacerlos prevalecer,<br />

buscamos el enfrentamiento y la competición con los demás. Queremos vencerles, lograr el máximo beneficio.<br />

Somos intransigentes, pudiendo llegar incluso a interpretar que, si la otra persona lograse sus objetivos, eso<br />

nos humillaría. Frecuentemente, cuando dos individuos o grupos ponen en juego simultáneamente este modo<br />

de resolver los conflictos, se puede observar una espiral de violencia, la cual suele escalar el conflicto. Si este<br />

modo de resolver los conflictos se hace crónico en una institución, se observan en ella innumerables episodios<br />

de agresión. En términos sentimentales la ira, el enfado, el odio, el rencor, la venganza acompañan estas<br />

situaciones. Todos estos núcleos sentimentales surgen cuando interpretamos que alguien nos agravia, ofende o<br />

humilla. Si de manera crónica los conflictos se resuelven de manera agresiva, los protagonistas ganarán en<br />

unas ocasiones y perderán en otras, pero es muy probable que no olviden. Cuando no se olvida, surge el<br />

rencor, el afán de venganza y el odio. Todos estos núcleos sentimentales llevan a un clima social enormemente<br />

deteriorado en el que las actitudes hostiles de unos hacia otros impiden incluso la existencia de objetivos de<br />

grupo comunes.<br />

La negociación requiere la regulación de nuestros objetivos y metas. Nos damos cuenta que hay intereses o<br />

compromisos diferentes a los nuestros, asumimos que son tan legítimos como éstos, y hacemos el esfuerzo de<br />

modular nuestras pretensiones y de que también las intente ajustar la otra parte. La negociación lleva a<br />

concesiones mutuas. En términos de habilidades, recursos y destrezas, es más costosa que las aproximaciones<br />

pasivas y agresivas, pero comportamental y sentimentalmente es mucho más rentable. Requiere saber<br />

comunicarse bien, conocer o intuir los objetivos, pensamientos y sentimientos de la otra persona, ser<br />

imaginativo en los ofrecimientos de acuerdo, etc.<br />

Suele ir acompañada de bienestar subjetivo y de sentimientos de afianzamiento personal, pues al menos,<br />

parcialmente, hemos alcanzado nuestras metas o compromisos sin que los objetivos colectivos se resientan.<br />

Desde una perspectiva institucional, la negociación y el establecimiento de acuerdos, al no deteriorar el logro de<br />

objetivos comunes, favorece un buen clima social. Se reconocen mutuamente los éxitos ajenos y se respeta la<br />

diversidad de criterios, objetivos o creencias presentes en el grupo. Es más, se consideran enriquecedoras. Los<br />

conflictos se encaran de manera optimista y esperanzada. La cooperación es aún más exigente que la<br />

2


negociación. En términos de control de objetivos, supone que se hacen prevalecer tanto los objetivos o<br />

intereses de otra persona o grupo como los nuestros o los de nuestro grupo. Esto se logra incorporando los<br />

objetivos o compromisos de los demás con los nuestros, lo cual supone un reajuste mental adicional. Además,<br />

en términos comportamentales requiere coordinación de las partes para el logro de los objetivos comunes.<br />

Sentimentalmente, la cooperación es muy reconfortante, pues no sólo se alcanzan objetivos personales sino los<br />

colectivos y son éstos los que nos acercan a la felicidad. Nuestro afianzamiento personal consolida el grupo y<br />

los éxitos del grupo los consideramos nuestros. Las actividades que nos acercan a los objetivos colectivos y a<br />

los individuales prácticamente no se disocian. Institucionalmente, lleva a un clima social magnífico en que los<br />

individuos se comprenden, se animan, se ayudan, etc., pues las metas de uno son las de todos.<br />

SEIS TIPS PARA MANEJAR CONFLICTOS<br />

1. Cultiva un vínculo con tu "adversario": La clave para desarticular un conflicto radica en establecer un<br />

vínculo -o restablecerlo si se ha deteriorado- con la otra parte. Para ello no es necesario que el individuo te<br />

agrade; lo único que hace falta es un objetivo en común. Trata a la persona como a un amigo, y basa la relación<br />

en el respeto mutuo y la cooperación. Los líderes deben aprender a diferenciar entre la persona y el problema, y<br />

evitar las reacciones negativas a los ataques o las emociones intensas.<br />

2. Dialoga y negocia: Es importante no apartar la conversación del tema en cuestión, mantenerse concentrado<br />

en un resultado positivo y ser consciente de la meta común. No te muestres hostil ni agresivo. La etapa<br />

siguiente es la negociación, en la que además de dialogar se "regatea". El diálogo y la negociación producen<br />

transacciones genuinas y productivas para ambas partes.<br />

3. "Pon el pescado sobre la mesa": Esta expresión significa plantear una cuestión difícil sin hostilidad. La<br />

frase proviene de Sicilia, donde los pescadores exponen su botín sobre una gran mesa, para limpiarlo en<br />

conjunto. Si lo deja "bajo la mesa", empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, si planteas el problema, puedes<br />

empezar a aclarar el enredo. Debes ser directo pero respetuoso y hablar siempre en el momento oportuno.<br />

4. Comprende la causa del conflicto: Entre las raíces de una discrepancia se encuentran las diferencias en<br />

materia de objetivos, intereses o valores. También podrían influir percepciones opuestas de un problema y<br />

hasta estilos de comunicación distintos. El poder, la rivalidad, la inseguridad, la resistencia al cambio y la<br />

confusión de roles son otros motivos de desacuerdo. Es crucial determinar si el conflicto se da por intereses o<br />

necesidades. Los primeros son más transitorios y superficiales, como la posesión de tierras, el dinero o un<br />

empleo; las necesidades son más básicas y difíciles de negociar: identidad, seguridad y respeto, por nombrar<br />

algunas. Muchos conflictos parecen obedecer a intereses, cuando en realidad son producto de necesidades.<br />

5. Aplica la ley de la reciprocidad: Ésta es la base de la cooperación y la colaboración. En general, lo que das<br />

es lo que recibes. Recientemente, varios investigadores han descubierto "neuronas espejo" en el cerebro, lo<br />

cual indica que el sistema límbico (cerebro emocional) donde se encuentra la empatía, recrea en nosotros la<br />

experiencia de las intenciones y las emociones del otro. El intercambio y la adaptación interna permiten que dos<br />

individuos sean capaces de identificarse con los estados interiores del otro. En consecuencia, ambos podrán<br />

hacer las concesiones necesarias en el momento debido.<br />

6. Construye una relación positiva: Una vez establecido un vínculo, nutre la relación y persigue el logro de los<br />

objetivos. Trata de equilibrar la razón y la emoción, ya que aquellas como miedo, enojo y frustración pueden<br />

desbaratar acciones bien planeadas. Entiende el punto de vista de la otra persona, lo compartas o no.<br />

Recuerda que cuanto más efectiva sea la manera en que comuniques tus diferencias y puntos de concordancia,<br />

mejor comprenderás las preocupaciones del otro y mejorarás tus probabilidades de alcanzar un acuerdo<br />

aceptable para ambas partes.<br />

“EL QUE QUISIERE TENER SALUD EN EL CUERPO, PROCURE TENER<strong>LA</strong> EN EL ALMA”.<br />

FRANCISCO DE QUEVEDO<br />

3

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!