25.10.2012 Views

Saramago, Jose - Ensayo sobre la ceguera

Saramago, Jose - Ensayo sobre la ceguera

Saramago, Jose - Ensayo sobre la ceguera

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

75<br />

buena, dijo <strong>la</strong> muchacha, y luego, bajando <strong>la</strong> voz, No sé qué hacer, me<br />

va a venir <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> y no tengo compresas, Tranqui<strong>la</strong>, tengo yo. Las<br />

manos de <strong>la</strong> chica de <strong>la</strong>s gafas oscuras buscaron dónde asistirse, pero<br />

fue <strong>la</strong> mujer del médico quien, suavemente <strong>la</strong>s cogió entre <strong>la</strong>s suyas,<br />

Descanse, descanse. La muchacha cerró los ojos, se quedó así un<br />

minuto, se habría quedado dormida de no ser por el barullo que en<br />

aquel momento se armó, alguien había ido al retrete y, al volver,<br />

encontró su cama ocupada, no había sido por ma<strong>la</strong> intención, el otro<br />

se había levantado para el mismo fin, se cruzaron los dos en el<br />

camino, está c<strong>la</strong>ro que a ninguno de los dos se le ocurrió decir, Ojo, no<br />

se equivoque de cama cuando vuelva. De pie, <strong>la</strong> mujer del médico<br />

miraba a los dos ciegos que discutían, notó que no hacían gestos, que<br />

casi no movían el cuerpo, muy rápido han aprendido que sólo <strong>la</strong> voz y<br />

el oído tienen ahora alguna utilidad, cierto es que no les faltaban<br />

brazos, que podían pegarse, luchar, llegar a <strong>la</strong>s manos, como suele<br />

decirse, pero un cambio de cama no era para tanto, que todos los<br />

errores de <strong>la</strong> vida fuesen como éste, bastaba con que se pusieran de<br />

acuerdo, La dos es <strong>la</strong> mía, <strong>la</strong> suya es <strong>la</strong> tres, que quede c<strong>la</strong>ro, Si no<br />

fuéramos ciegos, no habría ocurrido esto, Tiene razón, lo malo es que<br />

somos ciegos. La mujer del médico le dijo al marido, El mundo está<br />

todo aquí dentro.<br />

No todo. La comida, por ejemplo, estaba fuera, y tardaba. De<br />

una sa<strong>la</strong> y de <strong>la</strong> otra, varios hombres se habían ido acercando al<br />

zaguán, aguardando que dieran <strong>la</strong> orden por el altavoz. Pateaban el<br />

suelo, nerviosos, impacientes. Sabían que iban a tener que salir al<br />

recinto exterior para recoger <strong>la</strong>s cajas que los soldados, cumpliendo lo<br />

prometido, dejarían en el espacio entre el portón y <strong>la</strong> escalera, y<br />

temían que aquello fuera una añagaza, una trampa, Quién nos dice<br />

que no empiezan a disparar contra nosotros, Visto lo que ya hicieron,<br />

muy capaces son, No podemos fiarnos, Yo no voy allá fuera, Ni yo,<br />

Alguien tendrá que ir, si queremos comer, Puede que morir de un tiro<br />

sea mejor que ir muriendo de hambre poco a poco, Yo iré, Y yo también,<br />

No es preciso que vayamos todos, A los, soldados puede que no<br />

les guste ver tanta gente, O se asusten, pensando que queremos huir,<br />

puede que por eso mataran al de <strong>la</strong> pierna, Hay que decidirse, Toda<br />

prudencia es poca, acordaos de lo que pasó ayer, nueve muertos,<br />

nada menos, Los soldados nos tienen miedo, Y yo les tengo miedo a<br />

ellos, Me gustaría saber si ellos también se quedan ciegos, Ellos,<br />

quiénes, Los soldados, Yo creo que ellos deberían ser los primeros.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!