Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
40<br />
daño al de atrás. La sangre aparecía ya entre los dedos del <strong>la</strong>drón<br />
que, gimiendo y soltando maldiciones, intentaba percibir los efectos de<br />
<strong>la</strong> agresión, Estoy herido, esta idiota no ve dónde pone los pies, Y<br />
usted no ve dónde pone <strong>la</strong>s manos, respondió secamente <strong>la</strong> chica. La<br />
mujer del médico comprendió lo que había pasado, primero sonrió,<br />
pero luego vio que <strong>la</strong> herida presentaba mal aspecto, <strong>la</strong> sangre corría<br />
por <strong>la</strong> pierna del desgraciado, y no tenían agua oxigenada, ni<br />
mercromina, ni vendas, ni gasas, ni desinfectante alguno, nada. El<br />
médico preguntó, Dónde está <strong>la</strong> herida, Aquí, Aquí, dónde, En <strong>la</strong><br />
pierna, no lo ve, me c<strong>la</strong>vó el tacón del zapato, Tropecé, no he tenido <strong>la</strong><br />
culpa, repitió <strong>la</strong> muchacha, pero, inmediatamente, estalló, exasperada,<br />
Este cerdo, que estaba metiéndome mano, quién se cree él que soy.<br />
La mujer del médico intervino, Ahora lo que hay que hacer es <strong>la</strong>var <strong>la</strong><br />
herida, hacer <strong>la</strong> cura, Y dónde hay agua, preguntó el <strong>la</strong>drón, En <strong>la</strong><br />
cocina, en <strong>la</strong> cocina hay agua, pero no tenemos por qué ir todos, mi<br />
marido y yo llevaremos a este señor, y los otros se quedan aquí, no<br />
tardaremos, Quiero hacer pipí, dijo el chiquillo, Espera un poco, ya<br />
volvemos. La mujer del médico sabía que tenía que dob<strong>la</strong>r una vez a<br />
<strong>la</strong> derecha, otra a <strong>la</strong> izquierda, y seguir luego por un corredor ancho<br />
que formaba un ángulo recto. La cocina estaba al fondo. Pasados<br />
unos minutos fingió que se había equivocado, se detuvo, volvió atrás,<br />
luego exc<strong>la</strong>mó, Ah, ya recuerdo, y fueron directamente a <strong>la</strong> cocina, no<br />
podían perder más tiempo, <strong>la</strong> herida sangraba abundantemente. Al<br />
principio vino sucia el agua y hubo que esperar a que se ac<strong>la</strong>rase.<br />
Estaba temp<strong>la</strong>da y turbia, como si llevara mucho tiempo estancada en<br />
<strong>la</strong> cañería, pero el herido <strong>la</strong> recibió con un suspiro de alivio.<br />
Realmente, <strong>la</strong> herida tenía mal aspecto. Y ahora, cómo le ponemos un<br />
vendaje, preguntó <strong>la</strong> mujer del médico. Debajo de una mesa había<br />
unos cuantos paños sucios que debían de haber servido para fregar,<br />
pero sería una imprudencia grave utilizarlos como vendajes, Aquí por<br />
lo visto no hay nada, dijo mientras fingía andar buscando, Pero no voy<br />
yo a quedarme así, doctor, que <strong>la</strong> sangre no para, por favor ayúdeme,<br />
y perdone si fui maleducado con usted, se <strong>la</strong>mentaba el <strong>la</strong>drón,<br />
Estamos ayudándole, hacemos todo lo que podemos, dijo el médico, y<br />
luego, quítese <strong>la</strong> camiseta, no hay más remedio. El herido protestó,<br />
dijo que le hacía falta, pero se <strong>la</strong> quitó al fin. Rápidamente, <strong>la</strong> mujer del<br />
médico hizo con el<strong>la</strong> un rollo, lo pasó por el muslo, apretó con fuerza y<br />
consiguió, con <strong>la</strong>s puntas de los tirantes y el faldón, atar un nudo<br />
tosco. No eran movimientos que un ciego pudiera ejecutar fácilmente,