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INFORMACION CIENTIFICA GADOR
La gran mayoría de los trastornos mentales y del<br />
neurodesarrollo no se deben a una sola causa<br />
lineal, sino por el contrario a un sinfín de interacciones<br />
entre factores de riesgo y de protección,<br />
unos genéticos y otros ambientales. Hasta hace<br />
unas pocas décadas la psicología evolutiva<br />
ponía su foco de atención en el niño en desarrollo.<br />
Hoy sabemos que el desarrollo es un proceso<br />
que incluye todo el período vital de un ser<br />
humano, y un aspecto de vital relevancia como<br />
forjador de nuestro destino ulterior estará determinado<br />
por nuestra “prehistórica travesía de las<br />
cuarenta semanas que permanecemos en el vientre<br />
materno”: nuestro desarrollo prenatal. Dicho<br />
esto, podría afirmarse que un niño que nace<br />
tiene un pasado de nueve meses que cincelan un<br />
primer modelaje de programación de sus células.<br />
Entonces cabe preguntarnos qué tan influenciable<br />
es el feto humano? Las condiciones asociadas<br />
a la gestación y al alumbramiento, los<br />
mitos, las supersticiones presentes en derredor de<br />
los orígenes de la vida, se reconocen desde la<br />
antigüedad y es un hecho que la mayoría de las<br />
mujeres gestantes “intuyen” que su estado anímico,<br />
emocional y aún físico, influyen sobre el feto.<br />
La creencia de que la ansiedad y el estrés prenatal<br />
pueden afectar el desarrollo del bebé tiene sus<br />
raíces en las manifestaciones folclóricas de<br />
todas las culturas que nos abren el umbral a los<br />
intrincados vericuetos del pensamiento popular<br />
que expresan el misterio y la fascinación que representa<br />
el desarrollo de la vida y que quedan<br />
sellados en fabulaciones tales como “el mal de<br />
ojo” del que pueden ser víctimas las mujeres embarazadas<br />
y sus recién nacidos, la suposición<br />
Dra Carolina Remedi<br />
Médica Psiquiatra<br />
Especialista en Psiquiatría Infanto-Juvenil<br />
Subdirectora Instituto de Biociencias Henri Laborit<br />
Docente Carrera de Especialidad en Psiquiatría<br />
Infanto-Juvenil. Area de Postgrado Facultad de<br />
Medicina - Universidad Católica de Córdoba<br />
<br />
de que aquel que le niegue un antojo o un deseo<br />
a la madre hará que el niño nazca con manchas<br />
en su piel, o que la mujer gestante que mire un<br />
eclipse lunar dará a luz un niño con labio<br />
leporino….Estos presupuestos han sido recientemente<br />
demostrados por la evidencia científica.<br />
La medición y la definición de estrés es un tema<br />
de difícil dilucidación, ya que la evaluación de<br />
un factor estresor como tal, puede ser indicador<br />
de un estímulo-amenaza, o bien puede aludir a la<br />
interpretación que la mujer hace de tal acontecimiento<br />
(esto es, una respuesta al estímulo), o bien<br />
puede resultar como consecuencia psicológica<br />
de dicha respuesta. Es decir se entraman factores<br />
ligados a la personalidad de la mujer, niveles<br />
de ansiedad y capacidad de afrontamiento,<br />
eventos vitales y la propia situación biográfica.<br />
El primer trimestre del embarazo queda sellado<br />
por la impronta de las modificaciones fisiológicas<br />
que sufre el cuerpo de la mujer, en tanto que los<br />
dos trimestres que le suceden quedan bañados<br />
por el influjo de la ansiedad y el distress ligado a<br />
los miedos al trabajo de parto, el temor a dar a<br />
luz un niño enfermo y la preocupación por la<br />
propia imagen. La intensidad del imprinting<br />
emocional está ceñidos a los rasgos de personalidad,<br />
-siendo las mujeres con mayor grado de<br />
neuroticismo aquellas que viven con más alta expresividad<br />
emocional su gestación-, el número<br />
de gestaciones previas y el resultado de las<br />
1
2<br />
mismas y por último incide también el nivel socioeconómico<br />
que les depara mayores posibilidades<br />
de ser sostenidas y acompañadas en este<br />
proceso vital.<br />
Hay muchas razones para pensar que las emociones<br />
maternas pueden afectar al feto, entendiendo<br />
que si bien no existen conexiones directas<br />
entre el cableado neural de la madre y del feto,<br />
sí se inicia una cascada de reacciones – si se<br />
concatena un sistema de señales- circulatorias,<br />
hormonales y de índole inmunológicas que modifican<br />
directamente el ambiente uterino, ese mar<br />
profundo que es el líquido amniótico, esa fuente<br />
de nutrientes que es la placenta a la vez que<br />
muro protector y el puente tendido entre la<br />
madre y el hijo que es el cordón umbilical. Así,<br />
las respuestas de la madre a los estresores se traducen<br />
en modificaciones cardio-metabólicas y<br />
neuroendocrinas, como hipoxia, hipoflujo, falta<br />
de nutrientes, incremento de sustancias tóxicas, e<br />
hipercortisolismo, con la consecuente disregulación<br />
en el sistema de alerta (arousal).<br />
Estudios en Modelos Animales y Teoría<br />
de la Programación Fetal<br />
La prueba más concluyente ha sido verificada<br />
desde los estudios en modelos animales –en roedores<br />
y en primates- ya que el stress prenatal<br />
puede ser manipulado experimentalmente sin<br />
obstáculos éticos. Los ensayos realizados esgrimen<br />
que el estrés materno prenatal y la ansiedad,<br />
promueven alteraciones conductuales y<br />
reactividad emocional en las crías, persistiendo<br />
estos rasgos hacia la adultez. Tanto en el desarrollo<br />
físico (prematurez y bajo peso al nacer) y<br />
psicomotor, como las conductas exploratorias<br />
frente a situaciones novedosas, la actitud lúdica y<br />
los comportamientos sexuales y sociales; en síntesis,<br />
el repertorio de aptitudes para el aprendizaje<br />
y de la capacidad para lidiar con el stress y la<br />
novedad en la vida extrauterina; quedan teñidos<br />
por la impronta prenatal. Los ensayos demuestran<br />
que el epicentro de estos desórdenes, se<br />
centra en las alteraciones del eje HPA como mecanismo<br />
patofisiológico a partir del cual el estrés<br />
materno afecta el desarrollo emocional, cognitivo<br />
y temperamental aún en la madurez, con lo que<br />
se infiere que el eje HPA podría ser “programado<br />
durante el período fetal”, lo que implicaría un<br />
pasaje del cortisol materno a través de la barrera<br />
placentaria incidiendo en el desarrollo hipocampal<br />
y amigdalino del feto.<br />
Este hecho, conocido como “teoría de la programación<br />
fetal”, se define como un readecuamiento<br />
fisiológico por efecto de un estímulo nocivo<br />
precoz en un período sensible del desarrollo<br />
fetal, lo que sugiere que los sistemas biológicos<br />
se adaptan al input del ambiente, pero la plasticidad<br />
de los mismos para adaptarse en el largo<br />
plazo se limita con el desarrollo. El proceso por<br />
el que acontece esta programación fetal, es mediante<br />
la inducción, delección o impedimento del<br />
desarrollo de ciertas estructuras somáticas como<br />
resultado de una injuria en un período crítico.<br />
Los mecanismos comprenden cambios en la expresión<br />
génica, en la diferenciación tisular y en<br />
procesos homeostáticos como la expresión enzimática.<br />
Dado que las hormonas regulan el crecimiento<br />
fetal y el desarrollo tisular, estas actuarían<br />
como señales de maduración que adaptarían el<br />
desarrollo fetal a condiciones intrauterinas adversas,<br />
maximizando las condiciones de sobrevida<br />
tanto in utero como al nacer, pero a su vez, condicionando<br />
un mayor riesgo de ciertas patologías<br />
en la vida postnatal.<br />
Ello explicaría que si ocurren situaciones de<br />
estrés en estos momentos del desarrollo intrauterino,<br />
algunas áreas del cerebro se desarollarían<br />
“programadas” para una situación de estrés permanente,<br />
suscitando una respuesta maladaptativa<br />
ulteriormente si es que hubiere un cambio sustancial<br />
en el entorno. El cerebro adulto quedaría<br />
“preparado para sobrevivir en un mundo lleno de<br />
riesgos”, haciendo una lectura rígida, no discriminada<br />
ni categorial de las situaciones a<br />
vivir…Todas modificaciones que abonan el proceso<br />
de vulnerabilidad.
¿Patrones de conducta formados en la<br />
etapa prenatal?<br />
El embarazo ofrece un modelo experimental de<br />
la naturaleza para evaluar los efectos del estrés<br />
prenatal en los procesos del desarrollo humano,<br />
a través de manipulaciones prenatales y postnatales<br />
tempranas acontecidas en el transcurso del<br />
mismo, (ej: uso de glucocorticoides de síntesis en<br />
la prematurez, deprivación nutricional de la<br />
madre, infecciones, uso de sustancias tóxicas, exposición<br />
a eventos traumáticos -eventos bélicos,<br />
actos de terrorismo, muerte o separación del cónyuge-,<br />
ruidos, condiciones subóptimas y fatiga laboral,<br />
deprivación materna, manejo neonatal).<br />
El hallazgo de mayor incidencia a resultas del<br />
stress prenatal se relaciona con el bajo peso al<br />
nacer y los partos prematuros, siendo estos últimos<br />
directamente ligados a la intensidad del<br />
estrés sufrido por la madre. La ansiedad materna<br />
en el último trimestre gestacional se asocia<br />
–con un correlato significativo- a problemas del<br />
desarrollo conductual, cognitivo y emocional en<br />
la primera infancia.<br />
Sin embargo se sabe que la mayoría de las mujeres<br />
embarazadas (80%), sometidas a estrés en el<br />
embarazo tienen partos saludables, lo que hace<br />
pensar en el efecto multiplicador de los factores<br />
de riesgo como forjadores de curso mórbido, y<br />
en el timing de la gestación en el que se imprimen<br />
los estresores, más que en elementos individuales.<br />
Se describe un “período crítico”, que se<br />
extiende desde las 12 a las 24 semanas de gestación<br />
–o bien el segundo y tercer trimestre gestacional-<br />
, que explicaría el 10-25% de la variación<br />
en el comportamiento de los recién nacidos<br />
durante los primeros siete meses de vida y ello in<br />
La calidad del entorno prenatal y<br />
postnatal temprano pueden propiciar<br />
una susceptibilidad para las<br />
enfermedades relacionadas al estrés<br />
en el curso de la vida…<br />
cluye: llanto, hiperactividad, trastornos del<br />
sueño, alimentarios y desarrollo de temperamento<br />
difícil (emociones negativas) y dificultades en<br />
el desarrollo psicomotor.<br />
Algunas consideraciones sobre el<br />
neurodesarrollo<br />
El feto humano está equipado con sistemas sensoriales<br />
muy competentes y de zonas cerebrales<br />
no programadas genéticamente,….lo que está<br />
programado en el hombre es “su no –programación”.<br />
Nacemos con un cerebro que debe desarrollarse<br />
en casi un 60% extrauterinamente a la<br />
vez que apto para ser moldeado en interacción<br />
con la experiencia. Las neuronas se informan al<br />
mismo tiempo que se forman, van edificando una<br />
red de altísima y compleja conectividad que se<br />
va integrando de forma asociativa con las múltiples<br />
experiencias a que se expone. Es particularmente<br />
plástico y versátil, pero también altamente<br />
sensible y vulnerable a las injurias, de hecho es el<br />
más vulnerable de todos los órganos a la teratogénesis,<br />
tanto por el largo tiempo que toma su<br />
desarrollo que excede en muchos años al nacimiento<br />
como por los períodos críticos de mayor<br />
y más profundo desarrollo en los que acontece un<br />
“estallido proliferativo de sus más de 100 mil millones<br />
de neuronas que permite compararlo con<br />
el número de estrellas de la Vía Láctea y tras esta<br />
explosión aparece una suerte de Big Bang que<br />
las separa, aumentando dramáticamente el<br />
número de ramificaciones dendríticas, recibiendo<br />
cada neurona unas quince mil conexiones<br />
procedentes de otras vecinas.<br />
3
4<br />
Las regiones cerebrales se forman en diferentes<br />
etapas de la gestación, comenzando por el tallo,<br />
luego los hemisferios cerebrales y finalmente el<br />
cerebelo. Es por esta razón que el momento gestacional<br />
en que ocurre la lesión, la intensidad o<br />
la gravedad de la misma, todo ello determinará<br />
la disfunción post natal y su expresividad en los<br />
trastornos cognitivos, comportamentales, emocionales<br />
y motores.<br />
Podemos afirmar, pues, que el neurodesarrollo y<br />
los patrones de comportamiento, se ordenan paulatinamente<br />
desde el ambiente intrauterino, evidenciándose<br />
una organización hacia la complejidad<br />
a partir de procesos de diferenciación celular<br />
y de especialización funcional, todos ellos regulados<br />
por los niveles de 5TH fetal, conocido<br />
como el neurotransmisor “morfógeno”, ya que<br />
guía las señales del neurodesarrollo.<br />
DESPERTAMOS A LA VIDA EN EL SENO<br />
DEL MODELAJE MATERNO.<br />
El stress prenatal y la exposición materna a glucocorticoides<br />
(GC) exógenos puede modificar el<br />
eje HHA de manera persistente. Los GL son esenciales<br />
para muchos aspectos del desarrollo cerebral<br />
pero la exposición a un “excedente” pude<br />
disregular la función neuroendocrina en el largo<br />
plazo. Los efectos rápidos del stress en el cerebro<br />
fetal incluyen la modificacion de los circuitos<br />
de NT y del andamiaje transcripcional. Asimismo<br />
modifican los patrones de respuesta conductual,<br />
la morfologia del cerebro y otros órganos. El<br />
timing de la exposición a los GC, tiene intensos<br />
efectos en la naturaleza del fenotipo expresado.<br />
La calidad del entorno prenatal y postnatal<br />
temprano pueden propiciar una susceptibilidad<br />
para las enfermedades relacionadas<br />
al estrés en el curso de la vida, y como<br />
fruto de estos hallazgos se ha demostrado<br />
que la programación del eje HHA intrauterina,<br />
está relacionada al desarrollo de enfermedades<br />
cardiovasculares, insulinoresistencia,<br />
y diabetes en la adultez.<br />
El momento de la maduración del eje HHA<br />
en relación con el nacimiento de diversas<br />
especies es muy específico y se vincula a<br />
los procesos de desarrollo, funcionalizándose<br />
en el ser humano hacia el tercer trimestre<br />
gestacional y completando su desarrollo<br />
en el período postnatal. Se registra<br />
un crecimiento exponencial de las concentraciones<br />
de cortisol en el plasma fetal en los últimos<br />
10 días de gestación en los seres humanos. El aumento<br />
de GC circulantes en el feto es vital para el<br />
desarrollo de los sistemas vitales como el pulmón,<br />
el hígado y el riñón. Este aumento también es fundamental<br />
para el desarrollo normal del cerebro y<br />
del eje neuroendocrino. De hecho, recientemente<br />
se ha identificado una expresión significativa en<br />
la actividad transcripcional -Factor inductor de<br />
crecimiento nervioso A-, (NGFI-A) en el hipocampo.<br />
Pero el cerebro fetal sometido a circunstan
cias vitales negativas de la madre, sufre el influjo<br />
neurotóxico de los glucocorticoides, que pueden<br />
dañar la plasticidad funcional del eje HHA aumentando<br />
el tono basal del mismo y del sistema<br />
simpatico-adrenérgico, con la consiguiente propensión<br />
a desarrollar un temperamento inhibido<br />
con respuestas de ansiedad y alarma inadecuadas<br />
y sostenidas frente a situaciones de afrontamiento.<br />
El efecto deletéreo sobre las neuronas hipocámpicas<br />
y la menoscabada capacidad para<br />
resistir los embates del cortisol, aumentan la susceptibilidad<br />
a padecer trastornos en la memoria<br />
y el aprendizaje en el curso vital. Se ha mencionado<br />
previamente el significativo rol del sistema<br />
serotoninérgico en el neurodesarrollo, y la entronizada<br />
exposición prenatal a estrés materno<br />
puede vulnerar esta vía, suscitando un hipofuncionalismo<br />
que confiere riesgo ulterior de síntomas<br />
de depresión, impulsión agresiva, trastornos<br />
de la alimentación, trastornos generalizados del<br />
desarrollo y dolor crónico.<br />
El embarazo ofrece un modelo<br />
experimental de la naturaleza para<br />
evaluar los efectos del estrés prenatal<br />
en los procesos del desarrollo humano.<br />
Transducción de hormonas de stress a<br />
través de la placenta<br />
El stress materno conduce a múltiples cambios cardiovasculares<br />
y endocrinos en la madre, incluido<br />
el aumento de ACTH plasmático, las concentraciones<br />
de B-endorfina, glucocorticoides y<br />
catecolaminas. La placenta, como<br />
órgano de barrera estructural y bioquímico<br />
produce una enzima, la 11B-hidroxidehidrogenasa<br />
tipo 2- (11B-HSD2)<br />
-, que limita de manera natural el ingreso<br />
de los glucocorticoides maternos<br />
al feto. La reducción de la misma durante<br />
la gestación se correlaciona con<br />
menor peso al nacer (reduciendo el suministro<br />
de glucosa al feto), e incremento<br />
de la presión arterial en el curso de la<br />
vida. La inhibición de esta enzima, por<br />
exposición a estrés materno, resulta en<br />
hiperactividad del eje HHA y aumento<br />
de CRF amigdalino, detentando un fenotipo<br />
ansioso. Lo notable de esto es<br />
que la capacidad catalítica de esta<br />
enzima frente a un estresor agudo, se<br />
ve disminuída si ya hubo una exposición crónica a<br />
estrés previamente.<br />
5
6<br />
Por otra parte el aumento de catecolaminas maternas<br />
induce a una constricción vascular en la<br />
placenta que suscita hipoxia fetal, lo que a su vez<br />
activa el eje HHA fetal y el sistema nervioso simpático,<br />
lo que además de vulnerar la respuesta<br />
fetal al estrés e interfiere el crecimiento intrauterino.<br />
Aproximadamente el 7 % de la mujeres embarazadas<br />
en esta parte del mundo occidental<br />
corren el riesgo de partos prematuros. Se las<br />
trata con glucocorticoides sintéticos entre las 24<br />
y las 34 semanas de gestación para reducir/ prevenir<br />
el síndrome de distress respiratorio del<br />
recién nacido. Aunque no se registran efectos adversos<br />
en tratamientos de monodosis con glucocorticoides<br />
prenatales en los niños, está surgiendo<br />
evidencia de que los cursos múltiples pueden<br />
tener efectos negativos sobre los resultados neurológicos<br />
en la vida postnatal .<br />
Una pregunta o una conclusión: Sobrevive<br />
el más apto o el más adaptable???<br />
Se puede remediar el daño infligido sea funcional<br />
o estructural -por un entorno precoz inadecuado-,<br />
con intervenciones apropiadas?, Dice Michael<br />
Rutter, psiquiatra infantil del Reino Unido y<br />
estudioso de temas ligados al neurodesarrollo, a<br />
la vulnerabilidad y resiliencia humanas, que<br />
“…Si tan solo supiéramos qué es lo que permite<br />
a las personas liberarse del daño de graves experiencias<br />
adversas, tendríamos a nuestra disposición<br />
el medio de incrementar la resistencia al<br />
estrés y la adversidad”, es decir podríamos refuncionalizar<br />
todo el set de señalizaciones metabólicas,<br />
neuroquímicas, inmunológicas y cognitivas<br />
de que dispone nuestro organismo para ser portadores<br />
de bienestar y seguridad. Las doctoras<br />
Werner y Smith, del Departamento de Desarrollo<br />
Humano y Comunitario de la Universidad de California,<br />
Davis, (EE.UU.), como contrarrespuesta<br />
a los argumentos previamente revisados publican<br />
los resultados de uno de los más significativos estudios<br />
longitudinales que se llevaron a cabo en<br />
una cohorte multi-racial de niños (en su mayoría<br />
hijos de inmigrantes de poblaciones minoritarias),<br />
expuestos a condiciones de pobreza, estrés<br />
prenatal y perinatal, psicopatología parental, discordia<br />
familiar, y psicopatología de los progenitores,<br />
nacidos en la isla de Kuai, Hawai, en<br />
1955. En este contexto general comienza el estudio<br />
de la población de niños y niñas, realizándose<br />
un seguimiento longitudinal en varias fases:<br />
en el período pre y perinatal, entre el nacimiento<br />
y los dos años, a los diez años, a los dieciocho<br />
años y a los treinta y uno o treinta y dos años.<br />
Una primera observación de las autoras concluye<br />
que en términos generales alrededor de los dos<br />
tercios de estos niños y niñas tuvieron un desarrollo<br />
físico y psicológico adecuado desde su nacimiento<br />
hasta la edad adulta, así como unas<br />
condiciones de vida estables y un desarrollo<br />
social positivo. A esta investigación se le denominó:<br />
Vulnerables pero invencibles: los niños de alto<br />
riesgo del nacimiento a la madurez<br />
Hasta ahora hemos reseñado un largo listado de<br />
situaciones “de acumulación, de cargas fisiológicas”<br />
que porta “pasivamente” un sujeto en<br />
riesgo, desde su vida antenatal, propulsores de<br />
distintas formas de desregulación, que reflejan la<br />
exposición repetida al estrés, con el consiguiente<br />
aumento del CRF/cortisol y alteración del eje<br />
HHA. Esta resulta una ecuación casi perfecta<br />
para describir las improntas restrictivas para un<br />
desarrollo más adaptativo que mina los recursos<br />
biológicos y la calidad de respuesta de un individuo.<br />
Sin embargo existen evidencias de que nuestro<br />
cerebro se adapta y aprende de todas las contingencias<br />
que debe afrontar, desde las más desfavorecidas<br />
en la carga genética, en el neurodesarrollo,<br />
en las múltiples formas de desregulación,<br />
hasta los entornos más limitantes. Parece ser<br />
mucho más tolerante a cualquier tipo de “fallo”,<br />
“tiene una gran capacidad de adaptación al<br />
daño”, le identifica su capacidad de resiliencia.<br />
Pero cómo abordar esta increíble plasticidad<br />
adaptativa?
Podemos afirmar que la adaptación es un fenómeno<br />
presente en los seres vivos, también sabemos<br />
que es un proceso dinámico a la vez que regulatorio<br />
por excelencia. Lo que sabemos desde<br />
la teoría de la evolución nos dice que el costo de<br />
la capacidad adaptativa de nuestra especie<br />
humana es “el tiempo”.<br />
Si dispusiéramos de un genoma que mute rápidamente<br />
para hacer logros adaptativos “según los<br />
requerimientos de tiempo y forma”, el relato de la<br />
vida humana sería mucho más simple. Sin embargo,<br />
la gran diversidad de tipos celulares que<br />
se adaptan a ambientes tan variopintos, en nuestra<br />
condición humana que alberga unos 30.000<br />
genes, no puede explicarse por mutaciones, ya<br />
que la modificación en la secuencia de genes es<br />
un proceso sumamente lento e infrecuente en<br />
nuestra evolución.<br />
Entonces qué ocurriría si se identificaran mecanismos<br />
favorecedores de cambios que no dependieran<br />
de la secuencia de los genes, sino mas<br />
bien de la estructura que toma el ADN dentro de<br />
la célula, es decir, de la cromatina: es allí en<br />
donde nace una nueva ciencia, la ·Epigenómica,<br />
que estudia los cambios en la actividad de los<br />
genes que no involucran su patrón estructural,<br />
sino su capacidad transcripcional.<br />
Volvamos a la cromatina. Esta estructura está formada<br />
por el ADN y las histonas, proteínas básicas<br />
que se unen al ADN, lo comprimen y lo mantienen<br />
dentro del núcleo. Cuando la interaccion<br />
histona / ADN se relaja, se abre, se hace accesible<br />
la transcripción genética para que ciertos<br />
genes que estaban silenciados, se puedan trans<br />
Nacemos con un cerebro que debe<br />
desarrollarse casi en un 60%<br />
extra-uterinamente a la vez que es<br />
apto para ser moldeado en interacción<br />
con la experiencia.<br />
cribir. Esta es parte del libro de la vida que es<br />
modificable por la experiencia, por el entorno.<br />
Entonces así, se pone en marcha toda una maquinaria<br />
“de interruptores y promotres” que laboran<br />
activando o impidiendo la señalización para la<br />
expresión de los genes.<br />
Precisamente se cree que los mecanismos moleculares<br />
que subyacen a los efectos del estrés prenatal<br />
y postnatal temprano y su relación a los glucocorticoides,<br />
incluyen cambios epigeneticos en la<br />
cromatina, afectando la expresión en los tejidos<br />
del receptor glucocorticoideo intracelular. Es por<br />
ello que un exceso de glucocorticodes en los inicios<br />
del desarrollo prenatal puede alterar permanentemente<br />
la señalización del tejido glucocoritcoideo<br />
con las consiguientes consecuencias en<br />
el decurso vital.<br />
Hemos de saber que será a través de “estas<br />
marcas epigenéticas” que los factores del entorno<br />
intrauterino, como los extrauterinos (nutrición,<br />
condiciones socioeconómicas, calidad de vida,<br />
vínculos, elecciones en general y las contingencias<br />
que el destino nos dispense), todo ello puede<br />
dejar una huella en los genes para ser transmitidos<br />
a la generación que nos sucede. Concluyo<br />
con palabras de Henri Laborit, que hacen una<br />
lúcida síntesis de aquello que he tratado de transmitir<br />
en esta disertación.<br />
“Desde la fecundación, el hombre hereda una<br />
memoria genética…no subestimable<br />
Desde su nacimiento hereda toda la memoria semántica<br />
de la raza…a través del medio social en<br />
donde el azar de este nacimiento lo ha situado”.<br />
7
8<br />
<br />
<br />
<br />
Dr Carlos A. Soria.<br />
Médico psicoanalista.<br />
Especialista en Psiquiatría.<br />
Especialista en Farmacología.<br />
Director del Instituto de Biociencias Henri Laborit.<br />
Presidente de la Asociación Argentina de<br />
Psicofarmacología.<br />
<br />
Sean mis primeras palabras de agradecimiento a<br />
la casa <strong>Gador</strong> por la organización de este Simposio;<br />
a Miguel, Carolina y Fabio por acompañarnos<br />
en esta mesa y a ustedes por su presencia.<br />
Abordaremos el tema de la epigenética en sus<br />
vertientes pre y postnatal. La agenda que vamos<br />
a desarrollar se inicia con la diludicación del genoma<br />
humano a partir del cual se ha rejerarquizado<br />
a su opuesto conceptual, el ambioma y al<br />
puente dinámico entre ambos, el epigenoma.<br />
Somos la generación afortunada, la primera que<br />
tiene ante sí el manual de instrucciones, el método<br />
de ensamblaje, la receta primordial. Estamos<br />
finalmente en condiciones de comprender cómo<br />
natura nurtura conundrum, cómo naturaleza<br />
y entorno entretejen la delicada trama de<br />
nuestra individualidad. De entender cómo el<br />
anudamiento entre genoma y contexto se verifica<br />
en el epigenoma y, particularmente en los endofenotipos,<br />
la traducción biológica de esta conjunción.<br />
El alud gnoseológico post-genómico expande los<br />
horizontes epistemológicos vigentes en procura<br />
de mayor integración.<br />
Un concepto de Edward Wilson, la consiliencia,<br />
se ofrece como nuevo marco contenedor,<br />
propone incorporar las metáforas del arte y los<br />
datos duros de la ciencia en un terreno común de<br />
explicación.<br />
Su traducción práctica es la interdisciplina, sumar<br />
afluentes de saberes muy diversos en un río<br />
teórico central. Por él navegamos hacia el mar de<br />
verdades transitorias de la ciencia y lo hacemos<br />
en la barca de la medicina traslacional. Con ella<br />
aspiramos a reconocer y cartografiar la relación<br />
mente-cuerpo, con miras a explorar el delta de la<br />
ansiedad y los islotes de las enfermedades relacionadas<br />
al estrés (ERE).<br />
Lo traslacional es barca y puente a la vez, por<br />
ella deben acarraerse los conocimientos gestados<br />
en torno al genoma, ambioma, epigenoma y<br />
endofenotipos para anclarlos en el mundo clínico<br />
real, con el propósito de convertir los datos de la<br />
En el epigenoma se verifican los espejos<br />
bioquímicos de la realidad y se anuda<br />
la encarnación del entorno, es allí<br />
donde el contexto puede anidar y<br />
enseñorearse de nuestra intimidad.
investigación básica en aplicación instrumental.<br />
Con estos rumbos y en este espíritu estamos realizando<br />
el Proyecto GEMA, una aventura científica<br />
que la casa GADOR ha tenido la gentileza de<br />
apoyar. Abordar lo epigenético, es un tramo más<br />
de este Proyecto.<br />
Por epigénesis entendemos los mecanismos no<br />
genéticos (epigenéticos) de regulación génica.<br />
Todo lo que está por arriba y por fuera de los genes.<br />
En otra concepción, Esteller alude a “las vestiduras<br />
bioquímicas que lleva el ADN desnudo”,<br />
en esta visión un ropaje traslúcido permitiría que<br />
el ambioma penetrara las vestiduras influenciando<br />
lo genómico, en tanto que tejidos más sólidos<br />
darían mayor resistencia y asegurarían la perdurabilidad<br />
del mensaje génico sin mácula o impronta<br />
exterior. Para otros es la biología adquirida<br />
o la influencia del estilo de vida sobre los genes,<br />
para nosotros, en el epigenoma se verifican<br />
los espejos bioquímicos de la realidad y se anuda<br />
la encarnación del entorno, es allí donde el<br />
contexto puede anidar y enseñorearse de nuestra<br />
intimidad.<br />
Vamos a ilustrar lo epigenético con un ejemplo tomado<br />
de la Historia.<br />
Partimos desde el apogeo del sueño o del delirio<br />
compartido de éste hombre, Adolf Hitler. Contemplemos<br />
al Tercer Reich en su momento de<br />
máximo esplendor; en tal momento gran parte de<br />
Europa y el norte de África yacían bajo el dominio<br />
del Imperio que habría de durar mil años.<br />
En seis años el sueño se disipó, el norte de África<br />
y el sur de Italia fueron recuperados; la operación<br />
Overlord desembarcó a los aliados en Normandía<br />
y el implacable avance del Ejército Rojo<br />
por el este anunciaron un amargo despertar.<br />
Vamos a detenernos en un pequeño punto de<br />
este marco general, nos centramos en Holanda<br />
al comienzo de la guerra. Reinaba por entonces<br />
Wilhelmina Elena Pauline, Reina de Holanda,<br />
Princesa de Orange Nassau, había nacido el 31<br />
de agosto de 1880. Conocida en lengua española<br />
como Guillermina llegó a ser la mujer más<br />
rica de su tiempo, a muy temprana edad atesoraba<br />
una fortuna gigantesca para la época: 1.000<br />
millones de dólares. A los 19 años, en las vísperas<br />
de la Primera Guerra Mundial concedió los<br />
Palacios Reales de la Haya a fin de que los Estados<br />
en conflicto dispusieran de un ámbito de arbitraje<br />
imparcial que, diálogo mediante, evitara<br />
la conflagración. Si bien fracasó en su propósito<br />
inicial, en el mismo marco estructural funciona<br />
hoy el Tribunal Internacional de la Haya.<br />
No pudo evitar involucrarse en la Primera Gran<br />
Guerra, ni tampoco en la Segunda y el 10 de<br />
mayo de 1940 el ejército nazi invadió Holanda.<br />
Ese día tomó una heroica decisión: ponerse al<br />
frente de su pueblo y resistir la invasión. Esa misma<br />
noche dos fragatas inglesas la portaron y escoltaron<br />
hasta Londres, desde donde se dirigió a<br />
Canadá donde constituyó un Gobierno en el exilio.<br />
Cuando el avance de los aliados y en particular<br />
de los soviéticos anunciaba la caída de Alemania,<br />
Guillermina ordenó a su pueblo –desde el<br />
9
10<br />
exilio- destruir todas las vías de comunicación,<br />
particularmente del ferrocarril, dado que los holandeses<br />
no podían incidir militarmente por la<br />
acción bélica directa propuso a su pueblo que lo<br />
hiciera desde el sabotaje organizado. Tuvo éxito,<br />
todas las vías de comunicación holandesas resultaron<br />
destruidas. Así las cosas, ocurrió algo<br />
singular: como los soviéticos avanzaban velozmente<br />
y el mundo comenzaba la Guerra Fría<br />
para las fuerzas en pugna ocupar Berlín se convirtió<br />
en el objetivo central. Bajo esta lógica, los<br />
aliados intentaron cruzar el Rhin a la altura de<br />
Arhem, no lo lograron y, por urgencia táctica dejaron<br />
de costado a los Países Bajos y siguieron<br />
directo hacia Berlín. De tal suerte, Holanda quedó<br />
soslayada del curso final de la guerra. Con<br />
las rutas de provisión cortadas los holandeses –y<br />
esto son narraciones textuales de la época- enfrentaron<br />
una situación en donde “Morían de<br />
hambre en el helado abrazo del último invierno<br />
de la guerra”. La prensa de ese tiempo describe<br />
cómo la gente comenzó a levantar los durmientes<br />
del ferrocarril buscando el carbón que yacía debajo,<br />
buscar calorías para alimentarse y para entibiar<br />
los rigores del invierno eran la única batalla<br />
que podían librar. Una narración de 1944 señala:<br />
“Temprano por la mañana o después del<br />
atardecer se puede ver a caballeros respetables<br />
moviéndose lentamente por plazas y parques,<br />
analizando las cualidades combustibles de todas<br />
las cosas”. Los bosques de olmos que adornaban<br />
Holanda fueron devastados y todo lo que se pu<br />
diera quemar fue quemado. Un periodista relataba<br />
“Entendí la diferencia entre la inanición y el<br />
hambre a secas: los que tienen hambre gritan,<br />
pero los que se mueren de hambre permanecen<br />
callados, el tráfico se ha detenido, todas la empresas<br />
están paralizadas, el ruido de los pasos<br />
es ahogado por la abundante nieve y este inmenso<br />
silencio es perforado por un solo pensamiento:<br />
el pan de cada día que no llega”. La dieta<br />
diaria se redujo a papas -con su corteza incluida-<br />
entibiadas en agua. Las libretas de racionamiento<br />
habían perdido todo sentido porque no había<br />
nada que adquirir. La dieta diaria era inferior a<br />
1000 calorías; en Rotterdam donde se mantuvieron<br />
registros fiables se constataban en promedio<br />
400 muertes diarias, en total se estima en<br />
16.000 los muertos por el hambre de ese invierno.<br />
Los tulipanes, que desde el Medioevo fueron<br />
emblema y eje comercial de Holanda se convirtieron<br />
en alimento, sus bulbos dieron aporte complementario<br />
a las patatas. Un funcionario de la<br />
época señalaba “Tuvimos suerte de que fuera un<br />
invierno tan frío, evitó que los cadáveres se descompusieran<br />
demasiado rápido y provocaran<br />
epidemias”. La madera de los ataúdes revestía<br />
más valor como fuente de calor que como cobertura<br />
respetuosa de cadáveres. Surgió un nuevo<br />
grupo social “Los excursionistas del hambre”,<br />
personas que dejaban la ciudad y se internaban<br />
en el campo para buscar alimento “Competían<br />
entre sí por las menguantes reservas de los campesinos,<br />
y lo que era aún peor, lo que compra<br />
¿Porqué son importantes los factores<br />
epigenéticos? Porque intervienen en<br />
la formación de la memoria celular<br />
de tal suerte que las células quedan<br />
programadas para siempre.
an podía ser confiscado por los desmoralizados<br />
alemanes que también tenían hambre”. Al soslayarlos<br />
el avance de la guerra los primigenios invasores<br />
germanos resultaron también prisioneros<br />
de esta ínsula famélica. Finalmente, en abril de<br />
1945, se lanzó la Operación Maná. Fuerzas<br />
combinadas dejaron caer 7.000 toneladas de<br />
alimentos sobre la población hambreada, el relato<br />
sigue “Corrimos afuera y saludamos a los aviones<br />
agitando sombreros, bufandas, banderas,<br />
sábanas… nuestra silenciosa calle se convirtió en<br />
un estruendo de alegría!!” Al cabo de unos días<br />
Holanda había sido liberada, el invierno de hambre<br />
se esfumó, pero las tristes memorias quedaron<br />
congeladas para siempre. Dos preguntas:<br />
¿congeladas dónde?, ¿congeladas cómo? El interjuego<br />
entre el genoma de los holandeses y ese<br />
ambioma tan desfavorable se almacenó en el<br />
epigenoma. Allí quedó congelado.<br />
A pesar de la guerra y el hambre, el amor seguía<br />
triunfando, seguía habiendo embarazos y seguían<br />
llegando niños al mundo. Las madres que<br />
sufrían de hambrunas padecían un déficit calórico<br />
y ésta es una situación de estrés monumental,<br />
estas mujeres necesitaban desesperadamente<br />
ahorrar energía. Los fetos recibían también muy<br />
poco aporte calórico y debieron realizar un salto<br />
adaptativo, un cambio permanente en su metabolismo,<br />
que dejó una “huella” indeleble, una<br />
programación vital metabólica, que generó<br />
un metabolismo ahorrativo en el que<br />
cada gramo de energía se debe atesorar. Algo<br />
que se inició en el ambioma, el hambre, se trasladó<br />
al epigenoma y de éste al genoma, consagrándose<br />
la encarnación del entorno.<br />
Este metabolismo ahorrativo se tradujo y se traduce<br />
en la adultez en síndrome metabólico, obesidad,<br />
diabetes tipo II, enfermedad cardiovascular<br />
e hipertensión, enfermedades relacionadas al estrés.<br />
Esto se corrobora experimentalmente en ratas,<br />
cerdos y ovejas. Hacia el tercer trimestre el<br />
niño “aprende” de la oferta alimentaria, “sabe”<br />
extraer los elementos que necesita de la diversidad<br />
de la dieta disponible. Un niño sometido a<br />
una dieta monocorde aprende prontamente que<br />
sólo de un tipo de alimento extraerá los elementos<br />
necesarios. Quienes se dedican a nutrición<br />
conocen esto muy bien: cuando enfrentan pacientes<br />
con obesidad no cesan de inculcar que<br />
eviten las dietas monocordes, que traten de variar.<br />
Lamentablemente, cuando nuestro metabolismo<br />
adopta una melodía basal es altamente probable<br />
que tienda a su reiteración. Cuando nuestro<br />
organismo detecta hipoglucemia el hambre se<br />
11
12<br />
convierte en apetito, en “ganas de algo dulce” y<br />
eso algo es casi siempre lo mismo que nos condujo<br />
a la obesidad. Retornemos a Holanda 50 años<br />
después de la hambruna. Los niños de entonces<br />
son adultos que mayoritariamente presentan síndromes<br />
metabólicos. Los más afectados por la carencia<br />
en el primer trimestre del embarazo verán<br />
incrementarse notoriamente su riesgo para enfermedades<br />
cardiovasculares, obesidad y presentarán<br />
una ecuación colesterol total/HDL desfavorable.<br />
Los más afectados en el segundo trimestre<br />
del embarazo mostrarán un incremento del riesgo<br />
a diabetes tipo II.<br />
El estudio de la adversidad temprana tanto pre<br />
como postnatal en lo atinente a las enfermedades<br />
relacionadas al estrés ha sido abordado desde<br />
dos áreas principales, la epidemiología y los mecanismos<br />
neurobiológicos subyacentes. Los aportes<br />
epidemiológicos sustanciales los debemos a<br />
Seymour Levine y David Barker, los neurobiológicos<br />
destacan a Michael Meany, Stephen<br />
Matthews, Charles Nemeroff, Paul Plotsky, Jonathan<br />
Seckl y Steven Suomi. Vamos a reseñar los<br />
aporte de algunos de ellos, David Barker, en<br />
Southampton, Inglaterra ha investigado los riesgos<br />
de por vida para enfermedad metabólica y<br />
cardiovascular en un estudio muy singular, “Los<br />
orígenes fetales de la enfermedad adulta”. Es sabido<br />
que la carencia nutricional y su correlato de<br />
carencia de calorías, determinan la desnutrición<br />
la que en sí misma es una severa fuente de estrés<br />
con traducciones a largo plazo. Barker estudió<br />
también los agentes estresantes no nutricionales,<br />
pudo determinar que otro elemento central es el<br />
bajo peso al nacer, ajustado esto a la longitud<br />
del cuerpo. A menos peso al nacer mayor riesgo<br />
de padecer síndrome metabólico del adulto.<br />
Confrontados los niños de mayor peso con los de<br />
menor peso y evaluando la predicción de riesgo,<br />
los de menor peso presentaban 18 veces mas<br />
probabilidades de desarrollar síndrome metabólico,<br />
8 veces más de padecer diabetes tipo II<br />
(esto es igual en mujeres y varones) y, si tomamos<br />
el 25% de los que tienen menor peso y el 25% de<br />
los que tiene mayor peso, los de menor índice tienen<br />
un 50% más de probabilidad de padecer enfermedades<br />
cardiovasculares posteriores. Como<br />
predictor de un factor de riesgo estos datos muestran<br />
una contundencia epidemiológica pocas veces<br />
replicada.<br />
Del mismo modo, los niños nacidos con menor<br />
circunferencia craneal aparecen asociados a menores<br />
conexiones hipocámpicas y esto supone<br />
mayor vulnerabilidad al estrés y mayor dificultad<br />
para aprender y memorizar en el largo plazo. Lo<br />
interesante es que las niñas con desnutrición gestacional<br />
que quedaban con metabolismos ahorrativos<br />
y estamos hablando ya de la segunda<br />
generación, más tarde o más temprano se embarazan.<br />
Aunque reciban una dieta normal, estas<br />
niñas -por ahorrativas- retienen nutrientes lo que<br />
conduce -aún con dieta normal- a una deprivación<br />
fetal. Lo que fue primero ambioma, se hizo<br />
epigenoma y lentamente se va incorporando al<br />
genoma con su tendencia a la perpetuación.<br />
Pareciera que hay un umbral más allá del cual el<br />
auxilio ya no tiene aplicación, el efecto no se<br />
puede revertir.<br />
Si bien hemos dedicado gran parte<br />
de la exposición a la vulnerabilidad,<br />
lo que prima afortunadamente en<br />
nosotros es la resiliencia. La mayoría<br />
resultamos más resilientes que vulnerables.
Otro recordatorio de la brutalidad de la guerra<br />
lo encontramos en Leningrado. Allí se dio una situación<br />
de mayor gravedad, el sitio de Leningrado<br />
se prolongó por 900 días y no tuvo ayuda<br />
posterior.<br />
El relato de una médica local señala “Después<br />
del primer año de sitiados en nuestro hospital,<br />
simplemente, los niños dejaron de nacer”. Hay<br />
otros datos que remarcan la relación entre ingesta<br />
y fecundidad, las mujeres recolectoras del desierto<br />
del Kalahari dejan de ovular y menstruar<br />
en las épocas de sequía, una adaptación epigenómica<br />
singular.<br />
Evaluemos en perspectiva este neuropatrón de<br />
transmisión metabólica. Estudiado varias generaciones<br />
después -25 años es una generación- los<br />
herederos holandeses de aquel invierno cruel siguen<br />
presentando bajo peso al nacer, propensión<br />
a la obesidad y a la diabetes tipo II. Tomemos<br />
otro ejemplo, los países nórdicos tienen una<br />
afinada capacidad de registro (Finlandia, Suecia,<br />
Dinamarca atesoran una enorme cantidad<br />
de datos de su población a través de muchas generaciones).<br />
Allí se ha visto que el menor peso al<br />
nacer si se suma además a parto prematuro asegura<br />
un sujeto adulto con niveles altos de glucocorticoides<br />
entre los 20 y 70 años y con alto riesgo<br />
de síndrome metabólico. Hay un dato secundario<br />
que resulta interesante, en especial desde<br />
la perspectiva masculina; en el cromosoma 10, el<br />
CYP17 una pequeña fracción hace que el colesterol<br />
se convierta mediante una enzima en estradiol,<br />
testosterona y cortisol, son esteroides muy<br />
parecidos. Los esteroides inhiben la secreción de<br />
testosterona pero por su similitud también pueden<br />
ocupar los receptores de testosterona lo que provoca<br />
una “desmasculinización” de ese bebé. Ya<br />
nacido ese varoncito tendrá una menor proclivi<br />
dad a la actividad sexual, pero lo más ostensible<br />
será el ominoso “síndrome de vestuario” masculino,<br />
determinado por un menor desarrollo de los<br />
genitales externos.<br />
La respuesta al estrés, esencialmente se maneja<br />
de tres formas, la primera es poner en marcha el<br />
mecanismo de alarma, la interfase ergotrófica, la<br />
huída o la lucha mediatizada por el locus coeruleus<br />
y el sistema nervioso simpático. Luego, hay<br />
un elemento de restauración, la interfase trofotrófica,<br />
ejecutada por el sistema nervioso parasimpático<br />
y su representante central, el sistema serotoninérgico.<br />
Hay un tercer factor que media entre<br />
ambas, la interfase glandulotrófica con el eje hipotálamo-hipofiso-adrenal<br />
(H-H-A), en el que interviene<br />
el núcleo paraventricular (PVN), la hipófisis<br />
anterior, las adrenales y los receptores glucocorticoideos.<br />
Evaluados estos sistemas en ratas sometidas a estrés<br />
durante el embarazo se verifica un aumento<br />
13
14<br />
de glucocorticoides (GC) que se transfieren al<br />
feto que también va a incrementar los GC, con la<br />
traducción final de una rata adulta con elevados<br />
niveles de GC.<br />
Estas mamás-rata estresadas van a generar ratoncitos<br />
con elevados niveles basales de GC que se<br />
acompañará, además, con una permanente activación<br />
glandulotrófica. Sometidos a situaciones<br />
estresantes presentarán una rápida activación de<br />
la respuesta de estrés, una facilitación ergotrófica,<br />
que se potencia con una lenta desactivación,<br />
una morigerada actividad trofotrófica. Estudiados<br />
a nivel de los receptores GC, la desventura<br />
primaria se traducirá en menor número de receptores<br />
GC a nivel del núcleo PVN del hipotálamo,<br />
estructura clave para inhibir la liberación de CRF,<br />
la llave maestra de todo el sistema de la respuesta<br />
de estrés. El estrés materno prenatal se traduce<br />
también en elevados niveles de catecolaminas<br />
tanto en la mamá como en el feto. Estos tenores<br />
decrementan a su vez la capacidad de<br />
filtrado de la barrera placentaria y facilitan<br />
de este modo el ingreso de los GC maternos<br />
al ámbito fetal. Estos estudios se<br />
han replicado ampliamente en monos rhesus<br />
que muestran altos niveles de MOPEG<br />
en el LCR, el MOPEG es el producto final<br />
de la noradrenalina, lo que revela una respuesta<br />
ergotrófica francamente elevada.<br />
En cerdos, muy cercanos a nosotros desde<br />
lo homología genética se ha comprobado<br />
un neuropatrón metabólico similar.<br />
Por otra parte, se ha comprobado que madres<br />
deprimidas en el embarazo suelen<br />
presentar altos niveles de cortisol, altos ni<br />
veles de noradrenalina (NA) y bajos niveles de<br />
dopamina (DA), recordemos que DA es clave en<br />
el funcionalismo de los sistemas de recompensa,<br />
en la obtención de placer y en la producción de<br />
su anverso patológico, la anhedonia. De este árbol<br />
surgen hojas muy parecidas, los niños mimetizan<br />
el perfil bioquímico de sus madres, lo que se<br />
traduce en efectos emocionales y conductuales<br />
posteriores.<br />
De todos los sistemas que participan en la respuesta<br />
de estrés la función ergotrófica parece la<br />
menos influenciada por determinantes genéticos.<br />
El sistema que dispara la respuesta de alarma<br />
muestra escasos polimorfismos que puedan incidir<br />
sobre los receptores adrenérgicos y su enzima<br />
limitante, la tirosina-hidroxilasa. La solidez<br />
génica contrasta con la extrema sensibilidad del<br />
sistema a la influencia externa, determinantes pre<br />
y postnatales inciden altamente en la programación<br />
de vulnerabilidad.<br />
La medicina traslacional ofrece dos caminos,<br />
la implementación de nuevas moléculas<br />
valorando su impacto potencial en cada<br />
nivel de integración o, el reperfilar moléculas<br />
conocidas –validadas por el tiempo en su<br />
eficacia y seguridad- e implementarlas de<br />
nuevos modos y con nuevos objetivos.
En términos de determinantes epigenéticos las experiencias<br />
más conocidas y posiblemente las<br />
más elegantes en su desarrollo han sido las de<br />
Meaney, en la Universidad de McGill en Montreal.<br />
Utilizó entornos de cuidados variables para<br />
estudiar eventos adversos tempranos pre y postnatales.<br />
Diseñó para ratas un modelo de entornos<br />
de altos y de bajos cuidados, lo que se tradujo<br />
en respuestas de estrés notablemente diferentes.<br />
Las ratas sometidas a entornos de bajos cuidados<br />
mostraron perfiles específicos con hiperreactividad<br />
del eje HHA, elevados niveles diurnos<br />
de corticosterona y altas respuestas de ansiedad<br />
frente a estímulos novedosos. Su vida posterior<br />
resultaba un estado de alarma permanente.<br />
Habían sufrido perturbaciones persistentes en los<br />
sistemas críticos de la respuesta de estrés.<br />
Veamos ahora a las ratas criadas en entornos<br />
maternales de altos cuidados, pero, aclaremos<br />
previamente un concepto: ¿Qué se entiende por<br />
cuidados en este modelo? Primordialmente contacto.<br />
Al igual que en las ratas, el ser humano responde<br />
esencialmente al tacto. Desde hace<br />
aproximadamente 200.000 años, con la aparición<br />
de los mamíferos y de los animales de sangre<br />
caliente el tacto-contacto constituye el elemento<br />
pro-resiliente primordial. Más cuidados<br />
es, básicamente, más contacto maternal. El camino<br />
que se extiende desde altos contactos maternales<br />
a deprivación es el mismo que conduce de<br />
resiliencia a vulnerabilidad.<br />
¿Qué pasó con las ratas criadas en entornos de<br />
altos cuidados?<br />
Mostraron cambios en las vías noradrenérgicas,<br />
la noradrenalina, el elemento patrón de la respuesta<br />
ergotrófica posee la capacidad de inhibir<br />
su propia liberación y lo hace a partir de autorreceptores<br />
alfa-2-presinápticos, el aumento en la<br />
densidad de autorreceptores en el locus coeruleus<br />
tiene un efecto buffer, amortiguador, en casos<br />
de hiperactividad o hiperreactividad del sistema<br />
noradrenégico y facilita que todo el sistema<br />
opere con menos reactividad y con más capacidad<br />
de freno ante la activación.<br />
Los altos cuidados incrementan además la densidad<br />
de receptores benzodiacepínicos en la<br />
amígdala y el locus coeruleus (LC). Tenemos benzodiacepinas<br />
endógenas que resultan clave en la<br />
regulación de la ansiedad. El aumento en la densidad<br />
de sus receptores en la amígdala que es el<br />
gran disparador de alarma y en el LC que es el<br />
gran instrumentador de la respuesta de estrés<br />
(RE), que junto a un incremento en la densidad<br />
de los receptores para el CRF aseguran que todo<br />
el sistema amortigue la amenaza y disipe eficazmente<br />
las consecuencias somáticas de la RE.<br />
15
16<br />
¿Por qué son importantes los factores epigenéticos?<br />
Por que intervienen en la formación de la memoria<br />
celular de tal suerte que las células quedan<br />
programadas para siempre. Y a partir de las células<br />
los tejidos, los órganos, los sistemas y la esfera<br />
conductual. Intervienen asimismo en la señalización<br />
celular y a través de ella en la señalización<br />
cerebral. Participan además en la modelación<br />
de los microcircuitos neurales y nuestra respuesta<br />
emocional no es más que la puesta en<br />
marcha de un conjunto de microcircuitos cerebrales.<br />
Alteran también la respuesta celular, determinan<br />
las respuestas conductuales del organismo y<br />
el funcionamiento sistémico.<br />
En años recientes hemos podido desentrañar algunos<br />
puntos nodales del sistema epigenético entre<br />
ellos el SERT, el transportador de serotonina,<br />
el BDNF -factor neurotrófico derivado del cerebro-,<br />
el CRF, la catecol-orto-metiltransferasa y los<br />
receptores 5-HT1A del sistema serotoninérgico.<br />
Nos centraremos en estos últimos.<br />
¿Por qué son importantes los 5-HT1A? Porque las<br />
neuronas piramidales del hipocampo resultan<br />
cruciales en la dotación de resiliencia al organismo.<br />
Si bien hemos dedicado gran parte de la exposición<br />
a la vulnerabilidad, lo que prima afortunadamente<br />
en nosotros es la resiliencia. La mayoría<br />
resultamos más resilientes que vulnerables.<br />
En caso de una neurotransmisión insuficiente a nivel<br />
de los 5-HT1A la vivencia que más nos habitaría<br />
sería la ansiedad y nuestro comportamiento<br />
preferido sería la evitación. ¿Cómo podemos<br />
perder nuestra resiliencia natural? Por una persistente<br />
activación fásica del eje HHA, como ocurre<br />
en el estrés crónico. En lugar de la forma bifásica<br />
habitual entramos en perenne activación porque<br />
hemos perdido la capacidad de contrarregulación.<br />
Logramos la tormenta perfecta, todos los<br />
feed-back son positivos, esto es para Laborit la inhibición<br />
de la acción. De este modo la alarma<br />
benéfica inicial se convierte en el largo plazo en<br />
enfermedad relacionada al estrés. La activación<br />
fásica altera la neurotransmisión hipocámpica de<br />
los 5-HT1A al desacoplar al receptor 5-HT1A de<br />
su sistema mensajero intracelular, la proteína G.<br />
De las experiencias negativas tempranas, los psiquiatras<br />
conocemos que el abuso y la negligencia<br />
son promotores de vulnerabilidad para ansiedad<br />
y depresión. En el suelo neurobiológico subyacente<br />
encontramos un aumento persistente en<br />
la expresión del gen y un incremento sostenido<br />
en la actividad neuronal del CRF. Otro dato verificable<br />
es el decremento en la actividad de la dopamina-beta-hidroxilasa,<br />
la enzima que convierte<br />
dopamina en noradrenalina, su descenso sostenido<br />
se observa en los modelos de indefensión<br />
aprendida. Testosterona es la hormona de la respuesta<br />
al entorno, su incremento es un incremento<br />
de la reactividad al estímulo ambiental. Adolescentes<br />
criados en entornos violentos presentan<br />
una liberación casi continua, no presentan el ritmo<br />
de liberación pulsátil habitual, están en permanente<br />
hiperreactividad.<br />
El sujeto en adversidad social sostenida<br />
va perdiendo su capacidad de<br />
confrontación con el contexto, la<br />
traducción bioquímica de esto es un<br />
incremento sostenido del cortisol y<br />
del MOPEG.
El estrés psicosocial de laboratorio es un modo<br />
accesible, traslacional, de verificar lo que hemos<br />
reseñado. Se pueden realizar pruebas neurocognitivas<br />
computarizadas, de simple implementación<br />
y correlacionarlas con los incrementos del<br />
cortisol salivar o la reactividad del ACTH plasmático.<br />
El cortisol adrenal va siendo descartado<br />
como elemento de medición porque presenta un<br />
amplio rango adaptativo lo que puede enmascarar<br />
una situación de vulnerabilidad que no se refleja<br />
en los niveles del cortisol.<br />
La situación de daño epigenético es máxima<br />
cuando a estresores tempranos se le suman second<br />
hits, segundos impactos posteriores, cuando<br />
a la desdicha inicial se le suma infortunio posterior.<br />
El que mejor espeja estas situaciones es el<br />
ACTH plasmático, no disponemos todavía de<br />
pruebas específicas para su evaluación debido a<br />
que su corta vida media es un escollo para cualquier<br />
test de desafío o medición pero es sin duda<br />
el elemento que mejor refleja la activación del<br />
eje HHA.<br />
El estrés prenatal deja tras de sí neuropatrones,<br />
uno de ellos asociado a la resistencia a la insulina,<br />
medible por la prueba de tolerancia a la glucosa,<br />
verificable en hemoglobinas glicosiladas<br />
casi al límite máximo normal y que constituyen un<br />
factor de riesgo para la diabetes tipo II, esto se<br />
da mayormente en aquellos niños que han sufrido<br />
carencias nutricionales o agresiones en el tercer<br />
trimestre del embarazo. Estos mismos sujetos<br />
evaluados por test neuropsicológicos van a mostrar<br />
alteraciones en la memoria declarativa, un<br />
claro marcador del funcionamiento del hipocampo<br />
que ha resultado impactado por la persistencia<br />
de los glucocorticoides en el tiempo. En el laboratorio<br />
clínico la hemoglobina glicosilada es<br />
un fiel correlato del proceso involutivo del hipocampo.<br />
Y esto es consiliencia, un neuropatrón<br />
observado desde distintos niveles de integración.<br />
17
18<br />
La adversidad social provoca –y esto ha sido ampliamente<br />
verificado- un decremento de los receptores<br />
5-HT1A y con los receptores se va también<br />
nuestra capacidad de resiliencia. El sujeto<br />
en adversidad social sostenida va perdiendo su<br />
capacidad de confrontación con el contexto, la<br />
traducción bioquímica de esto es un incremento<br />
sostenido del cortisol y del MOPEG. ¿Qué quiere<br />
decir esto? El cortisol traduce un eje HHA activado<br />
y el MOPEG un sistema nervioso simpático y<br />
un locus coeruleus en actividad. El concepto de<br />
carga alostática es un concepto superador de la<br />
noción de estrés, en razón de que refleja más<br />
adecuadamente los dinamismos de la respuesta<br />
de estrés. Nuestro estudio en el Proyecto GEMA<br />
ha consistido en evaluar el alprazolam con criterios<br />
traslacionales en pacientes con neuroticismo<br />
y carga alostática. Seguimos las comprobaciones<br />
de otros autores como Takahashi y Santagostino<br />
que observaron que el alprazolam impacta<br />
inicialmente sobre el GABA y es por ello un ansiolítico<br />
efectivo, pero que tras 7 días de implementación<br />
desciende los niveles de MOPEG y<br />
cortisol, lo que sugiere una capacidad neuroquímica<br />
para modular el impacto epigenético. Si lográramos<br />
probar esto con evaluaciones traslaciones<br />
que correlacionen los niveles neurobioquímicos,<br />
neurocognitivos, endocrinos, inmunológicos,<br />
cardiovasculares y autonómicos, podríamos proponer<br />
al alprazolam como un modulador epigenético.<br />
Conocemos cómo la psicofarmacología puede<br />
incidir en el nivel molecular y modular desde allí<br />
las respuestas en el nivel cognitivo y conductual.<br />
Y cómo la psicoterapia puede operar en el sentido<br />
opuesto, desde lo cognitivo hasta lo molecular.<br />
Desde estas bases la medicina traslacional<br />
ofrece dos caminos, la implementación de nuevas<br />
moléculas valorando su impacto potencial en<br />
cada nivel de integración o, el reperfilar moléculas<br />
conocidas –validadas por el tiempo en su eficacia<br />
y seguridad- e implementarlas de nuevos<br />
modos y con nuevos objetivos. La vieja y noble<br />
aspirina es un ejemplo universal, los datos del estudio<br />
GEMA nos sugieren que el alprazolam puede<br />
ir mucho más allá de su perfil tradicional.<br />
El camino que se extiende desde altos<br />
contactos maternales a deprivación<br />
es el mismo que conduce de resiliencia<br />
a vulnerabilidad.
ALPLAX ® 0,25 - 0,50 - 1 - 2: Comprimidos. ALPLAX ® XR 0,50 - 1 - 2: Comprimidos de liberación controlada. Venta bajo<br />
receta archivada. COMPOSICIÓN: ALPLAX ® : Cada comprimido de ALPLAX ® 0,25-0,50-1-2 contiene: alprazolam<br />
0,25-0,50-1-2 mg, respectivamente. Excipientes: c.s. ALPLAX ® XR: Cada comprimido de liberación controlada de ALPLAX ®<br />
XR 0,50-1-2 contiene: alprazolam 0,50-1-2 mg, respectivamente. Excipientes: c.s. ACCIÓN TERAPÉUTICA: Ansiolítico.<br />
INDICACIONES: Trastorno de ansiedad generalizada (DSM-IV). Ansiedad asociada con depresión. Trastorno de angustia<br />
(Ataque de pánico) con o sin agorafobia. POSOLOGÍA: La dosis óptima se ajusta a la sintomatología del paciente y a la<br />
respuesta obtenida. Si fuere necesario, se puede aumentar gradualmente la dosis inicial con relación a la tolerabilidad.<br />
ALPLAX ® : Trastorno de ansiedad generalizada: La dosis usual inicial es de 0,25 a 0,5 mg tres veces por día, dosis que<br />
puede ser aumentada/reducida hasta alcanzar el efecto terapéutico máximo, incrementando 0,5 mg por día, con intervalos<br />
de 3 a 4 días. La dosis máxima diaria es de 4 mg por día. Trastorno de angustia: Comenzar con dosis de 0,5 mg tres veces<br />
por día, pudiendo incrementarse a razón de 1 mg por día cada 3 ó 4 días. La dosis media habitual es de 5 a 6 mg por día,<br />
distribuidos en tres tomas iguales. Ocasionalmente, algunos pacientes necesitan 10 mg diarios. Poblaciones especiales: En<br />
pacientes ancianos, en pacientes con enfermedad hepática avanzada y en pacientes con enfermedades debilitantes, la<br />
dosis usual inicial es de 0,25 mg, de 2 a 3 veces por día. Esta dosis puede incrementarse gradualmente si es necesario y si<br />
es bien tolerada. Los pacientes ancianos son más sensibles a los efectos de las benzodiazepinas. Si ocurren efectos<br />
adversos durante la dosis inicial, ésta debe ser disminuida. ALPLAX ® XR: Los comprimidos de ALPLAX ® XR deben<br />
administrarse enteros, sin dividir, triturar, masticar o disolver. Trastorno de ansiedad generalizada: La dosis usual inicial de<br />
ALPLAX ® XR es de 0,5 a 1 mg/día, dosis que puede ser aumentada hasta alcanzar el efecto terapéutico deseado,<br />
incrementando 0,5 mg/día, cada 3 ó 4 días. La dosis máxima diaria es de 4 mg, administrados en 1 ó 2 tomas. Trastorno de<br />
angustia: Comenzar el tratamiento con dosis de 0,5 ó 1 mg antes de acostarse, o si se prefiere administrando 0,5 mg dos<br />
veces por día, pudiendo incrementarse la toma diaria a razón de 1 mg/día cada 3 ó 4 días. La dosis media habitual es de 5<br />
a 6 mg/día, ocasionalmente algunos pacientes necesitan dosis mayores a 6 mg/día, en dichos casos la dosis debería ser<br />
aumentada lentamente para evitar eventos adversos. Poblaciones especiales: En los ancianos y pacientes con<br />
enfermedades debilitantes, insuficiencia hepática, renal o respiratoria debe iniciarse el tratamiento con 0,5 mg/día,<br />
aumentando gradualmente la dosis según la respuesta individual y la tolerabilidad. Reducción de la dosis o discontinuación:<br />
Las reducciones de la medicación o la interrupción del tratamiento deben hacerse gradualmente, reduciendo la dosis diaria<br />
en no más de 0,5 mg cada 3 días. En algunos pacientes puede ser necesario hacerlo más lentamente aún. Pasaje de<br />
ALPLAX ® a ALPLAX ® XR: Los pacientes que actualmente están siendo tratados con dosis diarias divididas de ALPLAX ®<br />
(por ejemplo 3 ó 4 veces al día), pueden pasar a ALPLAX ® XR a la misma dosis diaria total, administrada una vez al día.<br />
CONTRAINDICACIONES: Hipersensibilidad conocida a ALPLAX ® u otras benzodiazepinas o a cualquiera de los<br />
componentes de la formulación. Glaucoma de ángulo cerrado. Puede usarse en los pacientes con glaucoma de ángulo<br />
abierto que reciben el tratamiento adecuado. Tratamiento concomitante con itraconazol y ketoconazol. Miastenia gravis.<br />
ADVERTENCIAS: Evaluar la ecuación riesgo-beneficio del tratamiento en los casos de: hipoalbuminemia, enfermedades<br />
orgánico-cerebrales, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, apnea del sueño, antecedentes de abuso de sustancias que<br />
actúan sobre el SNC. Pacientes con antecedente de convulsiones o epilepsia, no deben discontinuar el tratamiento<br />
abruptamente. Debido a sus efectos depresores sobre el SNC, los pacientes tratados con alprazolam deben ser prevenidos<br />
de participar en áreas de riesgo o actividades que requieren un alerta mental completa, como operar maquinarias o manejar<br />
vehículos, e ingerir alcohol. Las personas adictas al alcohol u otras drogas deben ser observadas cuidadosamente cuando<br />
reciben alprazolam u otros psicotrópicos. El alprazolam no es efectivo como sustituto de los neurolépticos. Dependencia<br />
psicológica y física: La dependencia psicológica es un riesgo potencial de las benzodiazepinas, incluido el alprazolam. Este<br />
riesgo puede incrementarse si las dosis superan los 4 mg/día y con el uso prolongado, y se incrementa aún más en<br />
individuos con antecedentes de abuso de drogas y/o alcohol. El riesgo de dependencia física al alprazolam, es más severo<br />
en pacientes tratados con dosis altas (más de 4 mg diarios) y por períodos de tiempo prolongados (8 a 12 semanas) que<br />
después de tratamientos de corta duración. Síntomas de abstinencia: Los síntomas observados luego de la discontinuación<br />
del tratamiento con alprazolam en monoterapia fueron: dificultad de la concentración, parestesias, movimientos anormales,<br />
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embotamiento, calambres y sacudidas musculares, diarrea, náuseas, vómitos, trastornos de la visión, irritabilidad,<br />
disminución del apetito, pérdida de peso, incremento de la percepción sensorial y trastornos del olfato. Otros síntomas como<br />
ansiedad e insomnio, registrados con frecuencia, se pueden atribuir a la reaparición de la enfermedad, a un fenómeno de<br />
rebote o a la abstinencia. El riesgo de padecer crisis convulsivas puede ser incrementado con dosis superiores a los 4<br />
mg/día. Ansiedad interdosis: En los pacientes con trastorno de pánico que reciben dosis de mantenimiento, puede<br />
desarrollarse ansiedad interdosis y ansiedad matutina, circunstancias que indican el desarrollo de tolerancia o la existencia<br />
de un intervalo prolongado entre las dosis. Ambos casos se atribuyen a que la dosis prescripta no es suficiente para<br />
mantener niveles plasmáticos por encima del rango necesario para prevenir síntomas de abstinencia, recaídas o rebote. En<br />
estas situaciones se recomienda acortar el intervalo interdosis o administrar alprazolam de liberación controlada.<br />
PRECAUCIONES: Como con cualquier otro psicofármaco, se deben tener las mismas precauciones con el alprazolam<br />
cuando se lo administra a pacientes severamente deprimidos o en aquellos en los cuales pueden existir ideas o planes de<br />
suicidio. En los pacientes ancianos y debilitados, utilizar la menor dosis efectiva para evitar el desarrollo de ataxia o<br />
sedación excesiva. Precaución en los pacientes con compromiso de las funciones renal, hepática o pulmonar. Se<br />
informaron episodios de hipomanía y manía asociados con el uso de alprazolam en pacientes con depresión. El alprazolam<br />
tiene un débil efecto uricosúrico. Interacciones con otras drogas: Las benzodiazepinas potencian los efectos depresores<br />
sobre el SNC cuando se administran junto con psicotrópicos, anticonvulsivantes, antihistamínicos, alcohol y analgésicos<br />
opioides. Otras interacciones son con: imipramina, fluoxetina, propoxifeno, anticonceptivos orales, carbamazepina,<br />
nefazodona, fluvoxamina, cimetidina, diltiazem, disulfiram, isoniazida, antibióticos macrólidos como eritromicina y<br />
claritromicina y asimismo, el jugo de pomelo. Posible interacción con sertralina, paroxetina, ergotamina, amiodarona,<br />
nicardipina, nifedipina y ciclosporina. Interacciones con pruebas de laboratorio: Las benzodiazepinas pueden interferir con<br />
las pruebas de captación tiroidea, disminuyendo la captación de iodo radiactivo. Embarazo: Debe considerarse que los<br />
niños nacidos de madres que están recibiendo benzodiazepinas pueden sufrir riesgo de síndrome de abstinencia durante el<br />
periodo post-natal, flaccidez neonatal y trastornos respiratorios. Existe un aumento en el riesgo de malformaciones<br />
congénitas durante el primer trimestre del embarazo. Lactancia: Las mujeres que deben usar alprazolam no deben<br />
amamantar. Uso en pediatría: No han sido establecidas la seguridad y efectividad del uso de alprazolam en niños menores<br />
de 18 años. REACCIONES ADVER<strong>SA</strong>S: Los efectos colaterales de alprazolam suelen observarse generalmente al<br />
comienzo del tratamiento y habitualmente desaparecen durante el transcurso del mismo. Los más comunes fueron:<br />
somnolencia y embotamiento. Las reacciones adversas ocasionales (observadas entre un 1 y 10% de los casos) son:<br />
Trastornos cardiovasculares: palpitaciones/taquicardia. Trastornos del oído y laberínticos: vértigo. Órganos de los sentidos:<br />
visión borrosa. Trastornos gastrointestinales: diarrea, vómitos, dispepsia, dolor abdominal, boca seca, constipación,<br />
náuseas, dolor laringofaríngeo. Trastornos generales: malestar, debilidad, dolor toráxico. Trastornos músculo-esqueléticos<br />
y del tejido conectivo: dolor lumbar, calambres musculares, sacudidas musculares, artralgia, mialgia, dolor en los miembros.<br />
Trastornos del sistema nervioso: cefaleas, mareos, temblores, falta de atención, parestesias, diskinesias, hipoestesias,<br />
hipersomnia. Trastornos psiquiátricos: irritabilidad, insomnio, nerviosismo, sensación de irrealidad, aumento de la libido,<br />
agitación, despersonalización, pesadillas, depresión, desorientación, confusión, ansiedad. Trastornos renales y urinarios:<br />
dificultades en la micción. Trastornos respiratorios, toráxicos y mediastinales: congestión nasal, hiperventilación, disnea,<br />
rinitis alérgica. Trastornos de la piel y tejido subcutáneo: aumento de la sudoración, prurito. PRESENTACIONES: ALPLAX ®<br />
0,25-0,50-1: envases con 30 y 60 comprimidos ranurados. ALPLAX ® 2: envases con 30 y 60 comprimidos multirranurados.<br />
ALPLAX ® XR 0,50-1-2: envases con 20 comprimidos de liberación controlada. GADOR S.A. Darwin 429 - C1414CUI -<br />
Buenos Aires - Tel: (011) 4858-9000. Para mayor información, leer el prospecto interior del envase o consultar en<br />
www.gador.com.ar. Fecha de última revisión: Ago-2007.