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La oxidación causada por estas especies reduce la capacidad para combatir los<br />
efectos del envejecimiento y enfermedades crónico-degenerativas, por lo que se<br />
han asociado a multitud de procesos clínicos incluyendo lesiones inflamatorias,<br />
lesiones por compuestos tóxicos y radiaciones, sobrecarga de hierro,<br />
enfermedades autoinmunes, diabetes, daño renal, enfisema pulmonar, artritis<br />
reumatoide, enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de<br />
Parkinson y Alzheimer, demencia senil, cáncer, aterosclerosis y otras<br />
enfermedades cardiacas. De hecho, el propio envejecimiento se considera como<br />
el resultado del daño oxidativo, principalmente a la mitocondrias celulares a<br />
través del paso del tiempo (de la Torre, 2007).<br />
2.2. ESTRÉS OXIDATIVO<br />
El cuerpo humano, dentro de sus procesos metabólicos produce, de manera<br />
natural los radicales libres y otras especies oxidantes, las cuales serían una<br />
grave amenaza para la salud de no ser que el mismo cuerpo reacciona ante<br />
ellos mediante defensas naturales. Sin embargo, al paso de los años estas<br />
defensas van perdiendo efectividad o se producen en menor cantidad. A la par,<br />
el cuerpo va incrementando la producción de radicales libres, si a esto se<br />
suman las fuentes exógenas de radicales como los contaminantes ambientales,<br />
la radiación solar, el consumo de alimentos procesados o chatarra, entre otros,<br />
el envejecimiento fisiológico se va acelerando (de la Torra, 2007).<br />
Dentro del organismo se genera un gran número de reacciones químicas que<br />
son favorecidas por acción enzimática y radiaciones ionizantes, produciendo<br />
especies reactivas de oxígeno, también conocidas como prooxidantes, las<br />
cuáles pueden dañar moléculas como el ADN, proteínas, lípidos y<br />
carbohidratos. Este desajuste entre el sistema oxidativo de defensa y la<br />
producción de prooxidantes, es lo que se conoce como estrés oxidativo. Se ha<br />
señalado que dicho desajuste contribuye a la lesión y muerte citológica,<br />
acelerando el proceso de envejecimiento y promoviendo un gran número de<br />
enfermedades (Yu y col., 2002).<br />
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