Diversidad y control biológico de insectos - CyberTesis UACh ...

individuos capturados por las trampas de caída. Por lo tanto, desde el punto de vista de la
eficiencia, es más recomendable el uso de trampas de caída para evaluar las poblaciones de
depredadores epígeos adultos.
Sin embargo, la situación es distinta cuando se considera otros grupos distintos a los
depredadores de superficie, incluyendo a los estados inmaduros de éstos. Los cilindros de
suelo fueron particularmente eficientes y efectivos para taxa tales como larvas de
Cantharidae, Oribatida, larvas de Carabidae y adultos de Curculionidae. En resumen, el uso
combinado de ambas técnicas permitió una mejor evaluación de la artropofauna presente y
de su respuesta frente al uso de biocidas.
La aplicación repetida de insecticidas puede cambiar la composición de los ensambles de
carábidos en el largo plazo, favoreciendo a unas pocas especies capaces de resistir estas
perturbaciones. Las consecuencias de la pérdida de depredadores tales como los carábidos y
las arañas licósidas y gnafósidas pueden afectar el correcto funcionamiento del control
natural de herbívoros en la pradera, además de reducir la biodiversidad de la familia en
nuestro país, ya que la fauna de carábidos chilenos es altamente endémica (55%, de acuerdo
a Roig-Juñent y Domínguez, 2001).
La presencia abundante de depredadores generalistas, tales como Carabidae, Lycosidae y
Gnaphosidae, podría contribuir a establecer sistemas más balanceados y menos susceptibles
a la irrupción de plagas (Mathews et al., 2004). La conservación de gremios completos de
depredadores generalistas por sobre alguno de sus componentes, ha sido propuesta como
una forma de controlar complejos de plagas diversos y que poseen generaciones en distintas
épocas (Brown y Adler, 1989). En relación a una posible reducción de la población de
arañas, cabe mencionar que aunque este grupo carece de algunas características altamente
deseables en un controlador biológico (respuesta denso-dependiente frente al incremento de
sus presas, por ejemplo), ellas se ajustan bien a un modelo de equilibrio (Riechert, 1999)
que sí es factible en sistemas relativamente estables tales como las praderas permanentes
del sur de Chile.
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