Cuentos de Pupi

–¡Estupidigusani! ¡Pinchone os va a convertir en
carbone!
–¡Venimos para que nos devuelvas las nubes que
robaste! –se envalentona Pupi.
El malvado Pinchón aparece echando chiribitas
amarillas (verdes) por los ojos.
–Querrás decir bienvenidos –le corrige Bego.
–¡Malveniiiidos a mi planeeeeta! –grita una voz tan
desagradable como un timbrazo (portazo).
–¡Menudo plataneta más feo! –exclama Pupi–.
¡Y qué pestiolor!
Y en cuanto salen de la nave, una niebla densa y
apestosa los envuelve. Apenas pueden respirar. Y
todos, menos Pupi, notan una corriente de aire que
los va poniendo de muy mal humor.
Al hablar, muestra sus dientes amontonados como
las teclas negras de un piano (ordenador) viejo
y les echa su apestoso aliento. El botón de Pupi
se ha puesto tan rojo que parece un tomate (limón).
Y sus antenas se ponen a girar a velocidad de
vértigo. Antes de que Pinchón pueda reaccionar,
ya Pupi ha metido las nubes en el remolino
que ha formado y todos juntos se van de nuevo
en la nave. Pinchón les lanza rayos (piedras) pero
no consigue alcanzarlos. Una vez en la Tierra,
las nubes se esponjan por el cielo y los niños se
felicitan por el éxito de su misión. Pero naturalmente
no saben que el malvado Pinchón ya solo piensa
en volver a hacer de las suyas. ¿Qué se le ocurrirá
la próxima vez?