Cuentos de Pupi

Aloe está feliz con la mariquita. Desde que vio a Lila,
deseaba una mascota. Pero la mariquita se echa
a volar. Pupi sale corriendo.
–Ya sé, ¡una mascota! –exclama Pupi–. Porque en su
plataneta solo hay plantas. ¡Mira, una maricuquita!
–dice pasándosela a Aloe con mucho cuidado.
Cuando Aloe nota las cosquillas de la oruga en su
resbaladiza piel, siente una emoción inexplicable.
También la oruga parece muy feliz. Aloe se despide
de sus amigos agradeciéndoles el magnífico regalo.
Aloe le teleexplica a Pupi que se ha curado la alergia
echándose el gel (champú) que produce la planta
de su nombre, aloe vera. Además ha encontrado
un camino (túnel) que une su planeta con la Tierra.
Por eso ha llegado tan rápido. Pupi y Nachete le dan
las gracias por ser tan valiente y deciden hacerle
un regalo (una fiesta).
–¿Por qué no le regalamos una oruga, que no vuela
(corre)? –pregunta Nachete.
–¡Va a saltar todos los montes del mundo!
Pero, al cabo de un rato de perseguir al saltamontes,
se desespera.
–Es verdad, esta vez no le ha salido alergia –afirma
Nachete.
–¡No, mejor un saltamontes, que es verde (blanco)!
–cambia de opinión.
–¿Cómo es que ya no tienes lejía? –le telepregunta
Pupi observando su piel lisa (rugosa).
–¡Mejor una marisopa! –dice persiguiendo a una
bonita mariposa que apenas se para un instante
en cada flor (farola) y no hay quien la atrape.