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<strong>Cuentos</strong> <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>
Se ofrece entre paréntesis una versión equivocada <strong>de</strong> algunas palabras para trabajar<br />
la atención en una segunda lectura <strong>de</strong>l cuento.<br />
<br />
En una lejana galaxia, a miles <strong>de</strong> años luz <strong>de</strong> la Tierra, se encuentra el planeta Azulón. Es realmente<br />
pequeño. Tan pequeño que solo viven allí <strong>Pupi</strong>, su familia, y su mascota (profesora) Lila.<br />
<strong>Pupi</strong> es un azuloi<strong>de</strong> aventurero y en sus viajes con Lila por el espacio ha conocido nuestro planeta. Le ha<br />
gustado tanto que, rápidamente, regresa a su casa para contárselo a sus padres. Según se va acercando a<br />
su planeta, se da cuenta <strong>de</strong> lo pequeño (enorme) que es. ¡Pero si apenas hay sitio para que pueda azulear<br />
con su nave! <strong>Pupi</strong> se pone nervioso y, cuando le ocurre esto, confun<strong>de</strong> las palabras.<br />
–¡Qué diminuto es mi plataneta! –exclama.<br />
Está impaciente por juntar su botón con el <strong>de</strong> Pimpam y el <strong>de</strong> Pompom, sus padres, pues ese es el modo<br />
que tienen <strong>de</strong> abrazarse y darse cariño los azuloi<strong>de</strong>s. Son unos extraterrestres muy amables, azules<br />
(amarillos), con dos antenas en la cabeza y un gran botón en la barriga (frente) que cambia <strong>de</strong> color<br />
según sus sentimientos: naranja si están contentos, rojo cuando se enfadan, gris si están tristes y morado<br />
(negro) cuando se asustan.<br />
Al bajar <strong>de</strong> la nave, a <strong>Pupi</strong> le sorpren<strong>de</strong> el silencio. Casi no se acordaba <strong>de</strong> lo silencioso que es su planeta.<br />
Y es que los azuloi<strong>de</strong>s se comunican a través <strong>de</strong> las antenas (manos), por telepatía. Los únicos sonidos<br />
que hay en el planeta son las pompazules <strong>de</strong> Pimpam en las que envía al espacio los sueños (relojes) que<br />
fabrica: PIIIM-PAAAM. Y los saltos <strong>de</strong> su padre Pompom cuidando sus plantazules: POM-POM, como<br />
una música cristalina.<br />
<strong>Pupi</strong> corre a abrazar a sus padres. De sus botones sale una luz tan naranja como la <strong>de</strong>l sol (semáforo)<br />
al final <strong>de</strong>l día. Pero lo mejor es el calorcito que los tres sienten por <strong>de</strong>ntro. ¡Qué felicidad tan gran<strong>de</strong>!<br />
También Lila se siente contenta <strong>de</strong> haber vuelto.<br />
Después <strong>Pupi</strong> les da unos regalos. A su madre le ha traído un disco con sonidos <strong>de</strong> la Tierra y una<br />
mariquita (mariposa). Y a su padre todo tipo <strong>de</strong> semillas <strong>de</strong> flores y plantas <strong>de</strong> nuestro planeta, un<br />
plumero (cepillo) y una cuerda <strong>de</strong> saltar.<br />
–¡Ahí va, la maricuquita se ha dormido en el viaje! –exclama <strong>Pupi</strong>.<br />
Sus padres se quedan asombrados al escuchar la cantidad <strong>de</strong> sonidos que salen <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>, como<br />
le ocurrió a él cuando aterrizó en la Tierra.<br />
Los azuldías siguientes <strong>Pupi</strong> les cuenta las cosas que ha aprendido en la Tierra, les hace cosquillas con el<br />
plumero y les enseña a saltar a la comba, ayuda a su madre (tía) a hacer sueños nuevos con las historias<br />
<strong>de</strong> su viaje y a su padre a plantar (regar) las semillas que le ha traído. Sin embargo, según van<br />
transcurriendo los azuldías, el mismo <strong>Pupi</strong> empieza a olvidarse <strong>de</strong> las palabras al no tener con quién<br />
hablar. ¿Qué será <strong>de</strong> sus amigos: Bego, Blanca, Rosy, Nachete y Coque? ¿Y Conchi, su mamá <strong>de</strong><br />
la Tierra, lo echará <strong>de</strong> menos? En esos momentos su botón (nariz) se pone gris. También Lila echa<br />
<strong>de</strong> menos la Tierra.<br />
–<strong>Pupi</strong> necesita aventuras –telecomentan sus padres.<br />
Su hijo es aventurero, así que su padre le teledice a <strong>Pupi</strong>:<br />
–Necesito más semillas <strong>de</strong> rosas (amapolas).<br />
De puro contento, <strong>Pupi</strong> pronuncia las palabras mágicas:<br />
–¡Cataclás, cataclás! ¡A por venturas irás!<br />
Y la nave se pone a brillar como el oro (sol). Entonces <strong>Pupi</strong> coge a Lila en brazos y se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> sus padres. Aunque estén lejos, podrán seguir en contacto por telepatía.<br />
–Muchos quesitos –se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> lanzándoles besos.<br />
Ahora que conoce el camino, le costará menos llegar a la Tierra, don<strong>de</strong> le esperan un montón<br />
<strong>de</strong> aventuras con sus amigos.
1 <br />
<strong>Pupi</strong> <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> parar en un planeta <strong>de</strong> un ver<strong>de</strong> (naranja) tan<br />
<strong>de</strong>slumbrante que durante unos instantes le ciega la vista. Al abrir los<br />
ojos <strong>de</strong> nuevo, <strong>Pupi</strong> se ve ro<strong>de</strong>ado por unos policías ver<strong>de</strong>rolos que lo<br />
están apuntando con sus pistolas <strong>de</strong> agua (tirachinas). Son unos seres<br />
ver<strong>de</strong>s con la piel lisa y escurridiza. <strong>Pupi</strong> los telesaluda con la<br />
amabilidad que caracteriza a los azuloi<strong>de</strong>s:<br />
–Hola, amigos, soy <strong>Pupi</strong> <strong>de</strong>l plataneta Azulón y vengo en son <strong>de</strong> paz.<br />
–Una multa + una multa, dos multas: por vehículo sin pedales<br />
(volante) y por estar mal aparcado –le teledicen los ecopolicías.<br />
–Una explicación + una explicación, dos explicaciones: mi nave<br />
no tiene pedales (ruedas) porque es una nave espacial y aquí no hay<br />
ninguna señal que diga no parcar –telerrespon<strong>de</strong> él muy nervioso<br />
(tranquilo).<br />
–Una respuesta + una respuesta, dos respuestas: sin nave y<br />
al ecolegio, a apren<strong>de</strong>r ecología.<br />
Y dicho esto, los ver<strong>de</strong>rolos cubren la nave con una funda <strong>de</strong> tejido<br />
ecológico y cierran la cremallera. Luego, invitan a <strong>Pupi</strong> a subirse en<br />
una <strong>de</strong> sus extrañas bicicletas (motos):<br />
–Un pedal + un pedal, dos pedales. Súbete al pedaldós.<br />
–Gracias uno y gracias dos: por cuidar (pintar) mi nave y por<br />
el pedaldós.
Los ecopolocías conducen a <strong>Pupi</strong> al ecolegio (ecoparque) para que<br />
aprenda a cuidar bien <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong>l medio ambiente.<br />
En Ecoplanet todo está limpísimo, sin una mota <strong>de</strong> polvo, sin una<br />
mancha, sin un papel, y el aire que se respira es <strong>de</strong> una gran pureza.<br />
Como <strong>Pupi</strong> no domina el arte <strong>de</strong> pedaldosear, va haciendo eses.<br />
Y como tampoco está acostumbrado a respirar un aire tan puro,<br />
le entra una alegría (tristeza) <strong>de</strong>sbordante y se pone a cantar<br />
“Pimpón es un muñeco”, una canción que aprendió en la Tierra.<br />
Los ecopolicías, escandalizados, le sacan una señal en la que se ve<br />
claramente que está prohibido hacer ruido (gestos).<br />
En el ecolegio los pequeños ver<strong>de</strong>rolos miran a <strong>Pupi</strong> con curiosidad.<br />
Sin embargo, <strong>Pupi</strong> siente que a los ver<strong>de</strong>rolos les falta aquello que<br />
únicamente se pue<strong>de</strong> ver con el corazón (los ojos). En ese momento<br />
echa terriblemente <strong>de</strong> menos a sus amigos <strong>de</strong> la Tierra y a Conchi,<br />
<strong>de</strong> modo que sus antenas (pies) empiezan a moverse como aspas<br />
<strong>de</strong> molinos provocando un pequeño tornado que lo arrastra hasta<br />
el lugar don<strong>de</strong> está su nave.<br />
–¡Cataclás, cataclás! –grita.<br />
Al instante, la nave empieza a brillar como un sol (una luna) <strong>de</strong><br />
verano, <strong>de</strong> modo que la tela que la recubre se <strong>de</strong>rrite por completo.<br />
Cuando va a subirse, <strong>Pupi</strong> <strong>de</strong>scubre a una pequeña ver<strong>de</strong>rola que<br />
le teledice:<br />
–Un nombre + un favor, me llamo Aloe, llévame en tu nave (coche)<br />
veloz.<br />
<strong>Pupi</strong> se alegra mucho <strong>de</strong> tener una compañera <strong>de</strong> viaje, será<br />
estupendo. Aloe podrá apren<strong>de</strong>r las cosas que solo se pue<strong>de</strong>n ver<br />
con el corazón y podrá enseñar a los amigos (vecinos) <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> a ser<br />
más ecológicos. Los dos parten rumbo a la Tierra.
2 <br />
<strong>Pupi</strong> aterriza en el patio (gimnasio) <strong>de</strong> su colegio <strong>de</strong> la Tierra<br />
y baja <strong>de</strong> la nave con su nueva amiga justo en el momento en que los<br />
niños salen al recreo. Inmediatamente todos se abalanzan sobre ellos.<br />
Aloe, asustada ante semejante avalancha <strong>de</strong> niños, reacciona<br />
convirtiéndose en una lámina y enrollándose sobre sí misma como<br />
un canelón (espagueti).<br />
–¿Es tu hermana (prima), <strong>Pupi</strong>? –le pregunta Rosy.<br />
–No, Aloe es una ver<strong>de</strong>rola <strong>de</strong> Ecoplanet. ¿No ves que su puerco<br />
es distinto?<br />
–¡Vaya cuerpo más raro! –exclama Coque–. Se podía llamar Rollito<br />
<strong>de</strong> Primavera. ¡Ja, ja, ja! –ríe su propia gracia.<br />
–¡Calla, Coque! ¡No seas maleducado! –lo regaña Blanca.<br />
Rosy piensa que a ella le encantaría po<strong>de</strong>r enrollarse así en muchos<br />
momentos porque es muy vergonzosa.<br />
–Tranquila, no te vamos a hacer daño, somos tus amigos (profesores)<br />
–le asegura Bego, la gemela (tía) <strong>de</strong> Blanca.
Aloe está tan sorprendida <strong>de</strong> los sonidos (las muecas) que hacen<br />
los niños como <strong>Pupi</strong> la primera vez que pisó la Tierra. Su amigo<br />
le telexplica que es su modo <strong>de</strong> comunicarse, ya que no tienen<br />
antenas (orejas), y le teletraduce lo que ha dicho Bego.<br />
Más tranquila, Aloe recupera su forma habitual.<br />
–¡Hala, parece hecha <strong>de</strong> plastilina (cartulina)! –exclama Nachete,<br />
asombrado.<br />
–¿Se va a quedar contigo? –le pregunta Blanca a <strong>Pupi</strong>.<br />
–¡Ajjjj, qué asco! Le están saliendo unas verrugas asquerosas –dice<br />
Coque.<br />
–No son verrugas, es lejía por culpa <strong>de</strong> la contaminación –respon<strong>de</strong><br />
<strong>Pupi</strong>, preocupado (contento).<br />
–Quiere <strong>de</strong>cir que tiene alergia a la contaminación –aclara Bego.<br />
Todos pue<strong>de</strong>n ver que el color ver<strong>de</strong> <strong>de</strong> Aloe está cada vez más pálido<br />
(brillante).<br />
–¡Coscorro, coscorro, Aloe en pepinillo! –chilla <strong>Pupi</strong>. Su botón (pelo)<br />
se ha vuelto morado.<br />
–¡Socorro, socorro, Aloe en peligro! –gritan los <strong>de</strong>más.<br />
–Tengo que llevarla a su plataneta –dice <strong>Pupi</strong>. Y a continuación<br />
grita–: ¡Cataclás, cataclás!<br />
Al instante, la nave <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> se vuelve tan brillante como un reflejo<br />
<strong>de</strong>l sol en el mar (la arena). <strong>Pupi</strong> y Aloe se meten <strong>de</strong>ntro y la nave<br />
<strong>de</strong>spega <strong>de</strong> inmediato. Pero antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer <strong>Pupi</strong> traza unas<br />
letras en el aire: VOLVERÉ PIRRADÍSIMO.<br />
Apenas llegan a Ecoplanet, Aloe empieza a encontrarse mejor,<br />
y en pocos minutos le <strong>de</strong>saparecen las verrugas y recupera su brillante<br />
color ver<strong>de</strong> (amarillo). Antes <strong>de</strong> que <strong>Pupi</strong> se marche <strong>de</strong> nuevo en<br />
la nave, los dos prometen seguir en contacto por telepatía (teléfono).<br />
¿Podrá Aloe regresar a la Tierra algún día?
Una tar<strong>de</strong> (mañana), Coque invita a <strong>Pupi</strong> a su casa para presumir <strong>de</strong><br />
su hermanita recién nacida. En realidad está muy fastidiado por haber<br />
perdido su puesto <strong>de</strong> “mimadito <strong>de</strong> la casa”, pero al menos esa llorona<br />
le sirve para darle envidia a su amigo. <strong>Pupi</strong> está fascinado con ella.<br />
Y también su hermana está encantada con la luz naranja (azul)<br />
<strong>de</strong>l botón <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>.<br />
–¡Qué graciosa es! ¡Y qué pequeña (gran<strong>de</strong>)! ¿Cómo se llama?<br />
–Sara.<br />
–Mira, Coque, le gusta mi bombón.<br />
–Chínchate, tú no tienes una hermana (prima) y yo sí.<br />
–¿Puedo tocarla (besarla)?<br />
–¿Y qué me das a cambio?<br />
–Una gominola (piruleta) y tres cacahuetes.<br />
–¡Y un jamón!<br />
3 <br />
–No tengo jamón, pero te lo doy mañana (esta noche).<br />
–Es que no quiero jamón.<br />
–Pero si lo has dicho.<br />
–Eres tonto, <strong>Pupi</strong>, es una expresión.<br />
<strong>Pupi</strong> no entien<strong>de</strong> a Coque. ¿Por qué dice una cosa cuando<br />
quiere <strong>de</strong>cir otra? ¿Y qué le podría dar a Coque?<br />
–Tu marinita huele muy bien (mal).<br />
–Es mi hermanita, no marinita, y siempre huele a cacota,<br />
es una cochina.<br />
–No huele a cacota, huele a flores (colonia).
–¡Sabré yo a qué huele mi hermanita! –chilla Coque–. Si digo<br />
que huele a cacota, es que huele a cacota.<br />
Sara, asustada por los gritos, se pone a llorar (reír).<br />
–¡Cállate, llorona, que mamá me va a echar la culpa! –le grita Coque.<br />
–No le grites, que es muy pequeña y dulcimable.<br />
–Si quiero le grito, para eso es mi hermana –se enfada Coque–.<br />
Tú te callas –dice apretando a <strong>Pupi</strong> en el botón.<br />
<strong>Pupi</strong> se pone tan nervioso (contento) que sus antenas se ponen<br />
a girar a toda velocidad. Su botón está rojo <strong>de</strong> lo enfadado que está.<br />
Y <strong>de</strong> pronto, el pañal (gorro) <strong>de</strong> Sara sale disparado y va a parar<br />
a la cabeza <strong>de</strong> Coque justo en el momento en que entra su madre<br />
(padre) en el cuarto.<br />
–¡Puajjj, qué ascooo! –grita Coque horrorizado–. Mira lo que ha<br />
hecho <strong>Pupi</strong>, mamá.<br />
–Ha sido sin querer. Es que él le ha gritado a su marinita y me ha<br />
apretado el bombón.<br />
–¡Pero, Coque, otra vez! Ya no sé qué hacer contigo.<br />
–Ya no me haces caso, mamá, solo quieres a Sara –se pone a<br />
lloriquear (cantar) Coque.<br />
A <strong>Pupi</strong> le da pena su amigo, se da cuenta <strong>de</strong> que lo está pasando un<br />
poco mal porque tiene celos <strong>de</strong> su hermanita. Para consolarlo,<br />
se ofrece a hacerle una plantazul como las que crecen en su planeta<br />
(nave). A Coque se le olvida rápidamente el disgusto. Será el único<br />
<strong>de</strong> sus amigos en tener algo tan especial y ya solo piensa en lo mucho<br />
que va a presumir con la plantazul.
4 <br />
Por fin <strong>Pupi</strong> va a po<strong>de</strong>r probar los platos tan ricos, típicos <strong>de</strong> Ecuador<br />
(Colombia), que hace la madre <strong>de</strong> Rosy, porque lo han invitado a<br />
comer a su casa.<br />
–Mi madre ha hecho sancocho <strong>de</strong> pollo (pescado) –le informa Rosy–.<br />
Está para chuparse los <strong>de</strong>dos. Y <strong>de</strong> postre hay plátano frito (al horno).<br />
A <strong>Pupi</strong> se le hace la boca agua. En su planeta se alimentan<br />
únicamente <strong>de</strong> los frutos que dan las plantazules y <strong>de</strong> unas bolitas<br />
pequeñísimas que flotan en el aire (mar).<br />
<strong>Pupi</strong> y Rosy ponen la mesa mientras la madre <strong>de</strong> esta da los últimos<br />
toques a la comida. En la cocina, <strong>Pupi</strong> mira fascinado una especie <strong>de</strong><br />
pimientos (tomates) diminutos y <strong>de</strong>lgados. Por su color <strong>de</strong>ben <strong>de</strong> estar<br />
riquísimos. ¿Le <strong>de</strong>jarán probar uno?<br />
–¡Rosy, <strong>Pupi</strong>, la comida está lista! –dice la madre <strong>de</strong> Rosy colocando<br />
una fuente humeante en medio <strong>de</strong> la mesa (cama).<br />
–¡Mmmm, este sancochino está riquísimo! –exclama <strong>Pupi</strong> al probarlo.<br />
A Rosy y a su madre les hace mucha gracia la equivocación <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong><br />
y casi se atragantan.<br />
–No es sancochino, <strong>Pupi</strong>, es sancocho –le corrige Rosy.
Pero <strong>Pupi</strong> está muy ocupado metiendo los <strong>de</strong>dos en el plato (vaso<br />
<strong>de</strong> agua) y chupándoselos.<br />
–<strong>Pupi</strong>, ¿qué haces? No se come con los <strong>de</strong>dos, utiliza el tenedor<br />
(la cuchara) –le dice la madre <strong>de</strong> Rosy.<br />
–Es que Rosy me ha dicho que tenía que chuparme los <strong>de</strong>dos.<br />
–Te dije que estaba para chuparse los <strong>de</strong>dos –le explica su amiga con<br />
una sonrisa divertida.<br />
¿Y no es lo mismo?, piensa <strong>Pupi</strong>. Pero, para que vean que es educado,<br />
empieza a utilizar el tenedor y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l postre, ayuda a llevar los<br />
platos a la cocina (al trastero). Allí vuelve a ver los pimientitos.<br />
Seguro que a Rosy y a su madre no les importa que coja uno, tienen<br />
un montón. Y dicho y hecho: <strong>Pupi</strong> se mete un pimientito en la boca<br />
(el bolsillo).<br />
Nada más tragarlo, <strong>Pupi</strong> siente un cortocircuito en su botón, que<br />
empieza a ponerse <strong>de</strong> todos los colores, y nota que le sale fuego<br />
<strong>de</strong> la boca (las antenas).<br />
–¡Coscorro, coscorro! ¡Un incendio en mi garganta (barriga)!<br />
¡Que vengan los porompomperos!<br />
Rosy y su madre se asustan mucho porque no saben qué ha ocurrido.<br />
Pero cuando <strong>Pupi</strong> les explica que ha comido el pimientito, lo<br />
entien<strong>de</strong>n todo.<br />
–Es que no es un pimiento, <strong>Pupi</strong>, es ají, y pica muchísimo –le explican<br />
mientras le dan un vaso <strong>de</strong> agua (leche).<br />
<strong>Pupi</strong> tiene que beber tres vasos más <strong>de</strong> agua para apagar el incendio<br />
<strong>de</strong> su boca. A partir <strong>de</strong> ahora, por muy <strong>de</strong>liciosa que le parezca una<br />
comida nueva, piensa preguntar si hace fuego (cosquillas) antes<br />
<strong>de</strong> probarla.
5 <br />
Se acerca la Navidad (el verano) y en la clase han hecho un abeto <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>seos. Cada niño ha escrito su <strong>de</strong>seo, y Alicia, la profesora, lo ha<br />
pegado en el árbol, en el lugar don<strong>de</strong> estaba escrito cada nombre.<br />
<strong>Pupi</strong>, cierra los ojos y piensa:<br />
–Ojalá se cumpla mi <strong>de</strong>seo.<br />
El día <strong>de</strong> Nochevieja <strong>Pupi</strong> está muy nervioso y en el supermercado no<br />
para <strong>de</strong> meter dulces <strong>de</strong> Navidad en el carro (la cesta) sin que Conchi<br />
se dé cuenta.<br />
–Pero <strong>Pupi</strong>, ¿para qué has cogido cuatro tabletas más <strong>de</strong> turrón<br />
(chocolate)? Tenemos <strong>de</strong> sobra. ¿No ves que solo somos tres? Mi<br />
amiga Matil<strong>de</strong>, tú y yo.<br />
–Pues entonces cojo figuritas <strong>de</strong> mazapán.<br />
–Ay, <strong>Pupi</strong> ¿no te habrás comido la caja <strong>de</strong> dulces que compramos<br />
ayer?<br />
–No, solo me llevé unos polvorones (caramelos) al cole para la fiesta<br />
<strong>de</strong> Navidad.<br />
<br />
Deseo<br />
coch
un<br />
e.<br />
Deseo una<br />
flor.<br />
Deseo una<br />
hermana.<br />
Deseo un<br />
cuento.<br />
Deseo un<br />
perro.
Una vez en casa, <strong>Pupi</strong> no para <strong>de</strong> mirar el horno, preocupado.<br />
–El pavo (pollo) se está encogiendo, Conchi. No nos va a llegar.<br />
–¡Menuda ocurrencia, <strong>Pupi</strong>! Tenemos pavo para hartarnos <strong>de</strong> comer.<br />
<strong>Pupi</strong> no está tan seguro, pero no quiere contar su <strong>de</strong>seo.<br />
Y cuando ya están a punto <strong>de</strong> sentarse a cenar (merendar) con<br />
Matil<strong>de</strong>, <strong>de</strong> pronto, por arte <strong>de</strong> magia, aparecen Pimpam y Pompom,<br />
los padres <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>.<br />
–¡Bieeeeen! ¡Han venido mis padres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi plataneta! ¡Se ha<br />
cumplido mi <strong>de</strong>seo! –exclama <strong>Pupi</strong> mientras juntan sus botones<br />
naranjas, pues así es como se <strong>de</strong>muestran cariño (sorpresa)<br />
los azuloi<strong>de</strong>s.<br />
Conchi está tan asombrada como Matil<strong>de</strong>, pero ahora entien<strong>de</strong> la<br />
preocupación <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> por la comida (los adornos). Claro que mucho<br />
más sorprendidos están los padres <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>. Les asombra la cantidad<br />
<strong>de</strong> sonidos que salen <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> las amigas <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>, y que no<br />
tengan antenas (botones), y que tengan pelo en la cabeza, y la propia<br />
casa, y que tengan un árbol lleno <strong>de</strong> estrellas… <strong>Pupi</strong> les telexplica:<br />
–No son estrellas, son lucecitas.<br />
Sus padres disfrutan mucho con la cena y, sobre todo, con el turrón<br />
(los polvorones).<br />
–¿Lo ves, Conchi, como había que comprar más?<br />
–¡Tienes razón! Pero, ¿por qué no me dijiste que vendrían tus padres?<br />
–Porque si te lo <strong>de</strong>cía, no se cumplía mi <strong>de</strong>seo. Se han<br />
teletransportado para pasar juntos las Navida<strong>de</strong>s.<br />
Después <strong>de</strong> cenar, cantan villancicos (nanas). Pimpam toca<br />
la zambomba y Pompom, la pan<strong>de</strong>reta. <strong>Pupi</strong> se siente feliz y piensa<br />
que es la mejor Navidad <strong>de</strong>l mundo.
–¿Y para qué queréis jugar con las cosas <strong>de</strong> la perra?<br />
¿Por qué no jugáis mejor con los cacharritos<br />
<strong>de</strong> la hermana pequeña <strong>de</strong> Nachete (Rosy)?<br />
–Tenemos ocho (nueve) perritos –le explica Nachete<br />
muy contento.<br />
–Vámonos ya, Conchi, que tengo muchas ganas<br />
<strong>de</strong> jugar con los cacharritos <strong>de</strong> Duna.<br />
Conchi lleva a <strong>Pupi</strong> a casa <strong>de</strong> Nachete. En el garaje<br />
(salón) están los cinco hermanos y en un rincón<br />
(el medio) están Duna y los cachorros. <strong>Pupi</strong> se queda<br />
maravillado al verlos.<br />
<strong>Pupi</strong> está <strong>de</strong>seando ir a casa <strong>de</strong> Nachete para ver<br />
los cacharritos que ha tenido su perra (gata) Duna.<br />
Le parece muy extraño que una mascota tenga<br />
cacharritos. Blanca y Bego le han regalado<br />
(prestado) a él unos cuantos y Lila no les hace ni<br />
caso. En cambio, según le ha dicho Nachete, Duna<br />
está como loca con sus cacharritos y no <strong>de</strong>ja que<br />
nadie los coja.<br />
–¡Ay, qué rapaz este! ¡Mira que me haces reír<br />
(enfadar)! No son cacharritos lo que ha tenido<br />
Duna, sino cachorritos –le explica.<br />
Conchi estalla en una sonora carcajada.<br />
–No vamos a jugar con esos cacharritos, Conchi.<br />
Son otros que le han salido a Duna <strong>de</strong> su puerco.<br />
6
Pero Duna ha empezado a ladrar y <strong>Pupi</strong> avisa<br />
<strong>de</strong> nuevo a Lila.<br />
–¿Dón<strong>de</strong> está? No la veo –dice Luis, el mayor<br />
(mediano) <strong>de</strong> los hermanos.<br />
–Es mi mascota –les respon<strong>de</strong>.<br />
–¿Quién es Lila? –preguntan a coro los hermanos<br />
<strong>de</strong> Nachete.<br />
–¡Ven, Lila, ven conmigo! –le grita <strong>Pupi</strong>, nervioso<br />
(tranquilo).<br />
Pero mucho más contenta está Lila, que ha ido<br />
directa a meterse entre los cachorritos. Es la primera<br />
(segunda) vez que ha encontrado otras mascotas<br />
<strong>de</strong> su tamaño (planeta) con las que po<strong>de</strong>r jugar.<br />
Claro que a Duna no le hace ninguna gracia<br />
y empieza a gruñir a Lila.<br />
Pero Lila no le hace caso y Duna se abalanza sobre<br />
ella. Lila corre y Duna empieza a perseguirla por<br />
el garaje (baño). El botón <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> se vuelve morado<br />
(azul) <strong>de</strong>l susto y sus antenas dan vueltas a toda<br />
velocidad. Los niños también corren, y <strong>de</strong> pronto…<br />
Nachete, que es muy hábil (lento), consigue atrapar<br />
a Lila justo a tiempo. Ahora sus hermanos se pelean<br />
por cogerla y acariciarla. Sin embargo, Lila sigue<br />
empeñada en jugar con los cachorritos (muñecos).<br />
Finalmente Duna se calma y, al ver que Lila no les<br />
hace nada a sus crías, la <strong>de</strong>ja jugar entre ellas.<br />
–¡Lila, ven a mis abrazos, que te va a mor<strong>de</strong>r<br />
(arañar)!
–Es que hay inferencias –le respon<strong>de</strong> <strong>Pupi</strong>.<br />
–¿Te ha contestado? –le pregunta Nachete cada<br />
poco.<br />
<strong>Pupi</strong> informa a Nachete mientras Aloe, con su pistola<br />
(manguera) anticontaminación, va regando árboles<br />
y plantas, que, en pocos segundos, vuelven a la vida.<br />
–Una ecocarga + una ecocarga: solución.<br />
Des<strong>de</strong> hace algún tiempo, en la casa <strong>de</strong>l pueblo<br />
<strong>de</strong> Nachete todas las flores que plantan se secan<br />
y los árboles frutales no dan fruta (hojas). Al verlos,<br />
el botón <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> se ha puesto tan gris como la ceniza<br />
(el cemento). ¡Con lo que le gustaba a él comer<br />
los nísperos y las cerezas (ciruelas) <strong>de</strong> los árboles!<br />
Pero enseguida se le ocurre enviar un mensaje<br />
a Aloe: “SOS uno + SOS dos, las plantas <strong>de</strong><br />
Nachete están enfermas y las frutas <strong>de</strong>saparecidas<br />
(podridas)”.<br />
–¿Y qué po<strong>de</strong>mos hacer? –le telepregunta él.<br />
–Hola, <strong>Pupi</strong> –le telesaluda ella–. Realizada<br />
inspección: plantas secas + árboles sin fruto,<br />
contaminación (multiplicación).<br />
–¡Es Aloe! –exclama <strong>Pupi</strong>.<br />
Un ruido (una luz) tras ellos hace que los dos<br />
se vuelvan <strong>de</strong> un brinco.<br />
–Se dice interferencias –le corrige Nachete.<br />
7
Aloe está feliz con la mariquita. Des<strong>de</strong> que vio a Lila,<br />
<strong>de</strong>seaba una mascota. Pero la mariquita se echa<br />
a volar. <strong>Pupi</strong> sale corriendo.<br />
–Ya sé, ¡una mascota! –exclama <strong>Pupi</strong>–. Porque en su<br />
plataneta solo hay plantas. ¡Mira, una maricuquita!<br />
–dice pasándosela a Aloe con mucho cuidado.<br />
Cuando Aloe nota las cosquillas <strong>de</strong> la oruga en su<br />
resbaladiza piel, siente una emoción inexplicable.<br />
También la oruga parece muy feliz. Aloe se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> sus amigos agra<strong>de</strong>ciéndoles el magnífico regalo.<br />
Aloe le teleexplica a <strong>Pupi</strong> que se ha curado la alergia<br />
echándose el gel (champú) que produce la planta<br />
<strong>de</strong> su nombre, aloe vera. A<strong>de</strong>más ha encontrado<br />
un camino (túnel) que une su planeta con la Tierra.<br />
Por eso ha llegado tan rápido. <strong>Pupi</strong> y Nachete le dan<br />
las gracias por ser tan valiente y <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n hacerle<br />
un regalo (una fiesta).<br />
–¿Por qué no le regalamos una oruga, que no vuela<br />
(corre)? –pregunta Nachete.<br />
–¡Va a saltar todos los montes <strong>de</strong>l mundo!<br />
Pero, al cabo <strong>de</strong> un rato <strong>de</strong> perseguir al saltamontes,<br />
se <strong>de</strong>sespera.<br />
–Es verdad, esta vez no le ha salido alergia –afirma<br />
Nachete.<br />
–¡No, mejor un saltamontes, que es ver<strong>de</strong> (blanco)!<br />
–cambia <strong>de</strong> opinión.<br />
–¿Cómo es que ya no tienes lejía? –le telepregunta<br />
<strong>Pupi</strong> observando su piel lisa (rugosa).<br />
–¡Mejor una marisopa! –dice persiguiendo a una<br />
bonita mariposa que apenas se para un instante<br />
en cada flor (farola) y no hay quien la atrape.
–Sí, he puesto un montón <strong>de</strong> lentejuelas <strong>de</strong> distintos<br />
colores, y nada.<br />
–No pasa nada, <strong>Pupi</strong>. Le pediremos a la madre<br />
<strong>de</strong> Rosy (Nachete) que vuelva a coserlas, y asunto<br />
resuelto –dice Blanca, que siempre encuentra<br />
soluciones para todo.<br />
–¡Qué raro, <strong>Pupi</strong>! ¿Seguro que has seguido bien<br />
las instrucciones? ¿Las has puesto en un algodón<br />
húmedo (seco)? –le pregunta Blanca.<br />
Las gemelas no están tan seguras, y <strong>Pupi</strong> se queda<br />
muy preocupado.<br />
–A mis lentejuelas no les salen hojas –comenta <strong>Pupi</strong><br />
preocupado.<br />
–Las cogí <strong>de</strong> un vestido (pantalón) <strong>de</strong> Conchi<br />
que tenía muchísimas. Seguro que no le importa.<br />
–Y la mía hasta el cielo –dice Bego.<br />
–Como siga así, la mía va a llegar hasta el techo<br />
(suelo) –comenta Blanca.<br />
–¿De dón<strong>de</strong> sacaste las lentejuelas? –quiere saber<br />
Blanca.<br />
–¿Y no es lo mismo? –pregunta <strong>Pupi</strong>.<br />
<strong>Pupi</strong> está en casa <strong>de</strong> las gemelas (los mellizos).<br />
Ha ido allí para enseñarles cómo se hacen las<br />
plantazules. Pero primero, Bego y Blanca le muestran<br />
a <strong>Pupi</strong> las plantitas que han salido <strong>de</strong> las lentejas<br />
(judías) que han plantado. Están muy orgullosas<br />
<strong>de</strong> lo bien que están creciendo.<br />
–¡Ay, <strong>Pupi</strong>! Ya sé lo que ha pasado –dice Bego–.<br />
Me parece a mí que te has liado y, en vez <strong>de</strong> lentejas,<br />
has puesto lentejuelas (garbanzos).<br />
–Pero si las lentejas son marrones (negras) –se<br />
extraña Blanca.<br />
8
<strong>Pupi</strong> ha traído cuatro bolitas porque también va a<br />
hacer hoy las plantazules para Nachete y Rosy. Coge<br />
una <strong>de</strong> las cuatro bolitas entre las manos y empieza<br />
a darle vueltas y más vueltas hasta que adquiere<br />
el tamaño <strong>de</strong> una naranja (sandía). Luego <strong>Pupi</strong> mete<br />
sus antenas (pies) <strong>de</strong>ntro y, cuando las saca, la bola<br />
se ha convertido en una <strong>de</strong>licada plantazul. Parece<br />
El botón <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> se ilumina (se apaga). Le gusta<br />
hacer felices a sus amigos.<br />
–A Nachete y a Rosy les van a encantar –aña<strong>de</strong><br />
Blanca.<br />
–Muchas gracias, <strong>Pupi</strong>, son las plantas más bonitas<br />
que hemos visto jamás –dice Bego admirada.<br />
–Mejor, así son más especiales.<br />
–Las plantazules siempre salen distintas<br />
–les explica él.<br />
–Y no te preocupes tampoco por las lentejas.<br />
Ahora cogemos unas cuantas en la cocina (el jardín)<br />
y hacemos una planta para ti –le dice Bego–. ¿Tú has<br />
traído las bolitas (pegatinas) mágicas para hacer<br />
plantazules como la que le regalaste a Coque?<br />
una bailarina con zapatillas <strong>de</strong> cristal (algodón).<br />
<strong>Pupi</strong> se la da a Blanca. Luego hace otra como un<br />
libro abierto cuyas páginas parecen las olas <strong>de</strong>l mar<br />
para Bego, porque le encanta leer. La plantazul<br />
<strong>de</strong> Nachete tiene forma <strong>de</strong> dinosaurio (elefante)<br />
porque está loco por ellos y la <strong>de</strong> Rosy es una flor<br />
tan tímida como ella. En cuanto la miran, cierra<br />
sus pétalos y se ilumina.
–Seguro que Conchi se pondrá muy contenta por<br />
la i<strong>de</strong>a tan buena que he tenido –piensa <strong>Pupi</strong>. Pero<br />
Conchi no se pone nada contenta y regresa con él<br />
Aterrizan dando botes en Pestilón, un planeta tan<br />
oscuro (luminoso) como la noche.<br />
<strong>Pupi</strong> va a la sección <strong>de</strong> chucherías. Y <strong>de</strong> pronto ve<br />
en uno <strong>de</strong> los estantes algo que le llena <strong>de</strong> alegría.<br />
¡Nubes (regalices)! Justo lo que se necesita para<br />
que llueva. Ni corto ni perezoso, <strong>Pupi</strong> llena el cesto<br />
<strong>de</strong> paquetes <strong>de</strong> nubes rosas y blancas. Mañana<br />
mismo irá en su nave a pegarlas en el cielo.<br />
Y esta se vuelve tan brillante como el sol. En un<br />
momento, los seis amigos parten en ella en busca <strong>de</strong>l<br />
terrible Pinchón, un malo malísimo que se entretiene<br />
fastidiando (ayudando) a los <strong>de</strong>más.<br />
–¡Cataclás, cataclás! –grita <strong>Pupi</strong> corriendo hacia<br />
su nave.<br />
<strong>Pupi</strong> está muy preocupado. Hace ya muchos meses<br />
(años) que no llueve en la Tierra. Y es imposible que<br />
lo haga porque no hay ni una sola nube en el cielo.<br />
Dentro <strong>de</strong> poco no van a tener agua ni para lavarse<br />
las manos (la cabeza). Solo <strong>de</strong> pensarlo, el botón <strong>de</strong><br />
<strong>Pupi</strong> se pone gris. Tal es su preocupación que no<br />
recuerda bien qué le ha pedido Conchi que compre<br />
en el supermercado (quiosco). ¿Eran melones<br />
o limones? ¿Eran guisantes o piruletas gigantes?<br />
–Dice que la Tierra está en peligro porque<br />
el malvado Pinchón ha robado las nubes <strong>de</strong>l cielo<br />
–traduce Bego.<br />
–¡Tierra en pepinillo! El malvado Pinchón ha<br />
borrado las nubes <strong>de</strong>l cielo –les informa a sus amigos.<br />
Al día siguiente, en el colegio, <strong>Pupi</strong> recibe<br />
un mensaje a través <strong>de</strong> sus antenas (su móvil).<br />
De inmediato su botón se vuelve morado.<br />
al supermercado (colegio) a <strong>de</strong>volver las nubes.<br />
9
–¡Estupidigusani! ¡Pinchone os va a convertir en<br />
carbone!<br />
–¡Venimos para que nos <strong>de</strong>vuelvas las nubes que<br />
robaste! –se envalentona <strong>Pupi</strong>.<br />
El malvado Pinchón aparece echando chiribitas<br />
amarillas (ver<strong>de</strong>s) por los ojos.<br />
–Querrás <strong>de</strong>cir bienvenidos –le corrige Bego.<br />
–¡Malveniiiidos a mi planeeeeta! –grita una voz tan<br />
<strong>de</strong>sagradable como un timbrazo (portazo).<br />
–¡Menudo plataneta más feo! –exclama <strong>Pupi</strong>–.<br />
¡Y qué pestiolor!<br />
Y en cuanto salen <strong>de</strong> la nave, una niebla <strong>de</strong>nsa y<br />
apestosa los envuelve. Apenas pue<strong>de</strong>n respirar. Y<br />
todos, menos <strong>Pupi</strong>, notan una corriente <strong>de</strong> aire que<br />
los va poniendo <strong>de</strong> muy mal humor.<br />
Al hablar, muestra sus dientes amontonados como<br />
las teclas negras <strong>de</strong> un piano (or<strong>de</strong>nador) viejo<br />
y les echa su apestoso aliento. El botón <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong><br />
se ha puesto tan rojo que parece un tomate (limón).<br />
Y sus antenas se ponen a girar a velocidad <strong>de</strong><br />
vértigo. Antes <strong>de</strong> que Pinchón pueda reaccionar,<br />
ya <strong>Pupi</strong> ha metido las nubes en el remolino<br />
que ha formado y todos juntos se van <strong>de</strong> nuevo<br />
en la nave. Pinchón les lanza rayos (piedras) pero<br />
no consigue alcanzarlos. Una vez en la Tierra,<br />
las nubes se esponjan por el cielo y los niños se<br />
felicitan por el éxito <strong>de</strong> su misión. Pero naturalmente<br />
no saben que el malvado Pinchón ya solo piensa<br />
en volver a hacer <strong>de</strong> las suyas. ¿Qué se le ocurrirá<br />
la próxima vez?
–Eso no pue<strong>de</strong> ser, <strong>Pupi</strong>, o es gran<strong>de</strong> o es pequeña –le<br />
replica Bego.<br />
–Es grandipequeña y movediza.<br />
Por eso, cuando el padre <strong>de</strong> las gemelas le da<br />
el mono <strong>de</strong> esquiar, <strong>Pupi</strong> piensa que su mono<br />
está completamente dormido (asustado).<br />
–¿Y es muy gran<strong>de</strong>? –le pregunta Blanca.<br />
–Y yo, otro mono –repite <strong>Pupi</strong> pensando en<br />
los animales que viven en los árboles (el <strong>de</strong>sierto).<br />
–¡Cuántas montamañanas (casitas) blancas! En<br />
mi plataneta solo tenemos una montamañana azul.<br />
–¡Me pido un mono (gorro), papá! –grita Blanca.<br />
Cuando bajan <strong>de</strong>l coche, <strong>Pupi</strong> se queda muy<br />
sorprendido.<br />
–¡Cómo mola! Aquí las montañas no se mueven,<br />
nos <strong>de</strong>slizamos nosotros, ya verás qué divertido<br />
(aburrido) –le explica Bego.<br />
–Se dice montaña, <strong>Pupi</strong> –le corrige Bego muerta<br />
<strong>de</strong> risa (pena).<br />
–No tiene arena, se mueve ella sola. Va don<strong>de</strong><br />
quiere.<br />
–¡Vamos a la montamañana! ¡Vamos a la<br />
montamañana! –canturrea.<br />
–¿Y es <strong>de</strong> arena movediza? –quiere saber Blanca.<br />
Bego y Blanca han invitado a <strong>Pupi</strong> a pasar el<br />
domingo (sábado) esquiando en la nieve. <strong>Pupi</strong><br />
va contentísimo en el coche (tren).<br />
–¡Qué guay (rollo)! –exclaman las gemelas.<br />
–Es que unas veces se hace muy gran<strong>de</strong> y otras<br />
muy pequeña.<br />
10
Los cuatro contemplan asombrados cómo <strong>Pupi</strong><br />
se sujeta en el telesilla con una mano (antena),<br />
mientras que con el otro brazo sostiene el mono<br />
<strong>de</strong> esquiar. Luego, una vez que se baja <strong>de</strong>l telesilla,<br />
se tira por la montaña nevada dando botes pero<br />
sin soltar el mono. Bego y Blanca corren a esperarlo:<br />
A veces, <strong>Pupi</strong> no sabe qué significan algunas<br />
palabras. Pero ahora que le han explicado para<br />
qué sirve el mono, está preparado para disfrutar<br />
<strong>de</strong> un maravilloso día (mes) en la nieve.<br />
–Pero, <strong>Pupi</strong>, no es un mono <strong>de</strong> verdad. Es un traje<br />
(vehículo) especial para esquiar, ¿ves? –le explican,<br />
enseñándole el que se han puesto ellas.<br />
–¡Mirad, en el telesilla (aparcamiento)!<br />
–exclama Blanca.<br />
Bego y Blanca abren unos ojos como platos.<br />
Mientras los <strong>de</strong>más se ponen los monos y los esquís,<br />
<strong>Pupi</strong> <strong>de</strong>saparece. Bego, Blanca y sus padres lo buscan<br />
por todas partes.<br />
–Yo sí. Pero este mono (gato) sigue dormido como<br />
un tronco, no hay manera <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>spierte.<br />
–<strong>Pupi</strong>, ¿estás bien?
–¿Y mi cubilete y mi pala? –quiere saber <strong>Pupi</strong>.<br />
–¿Y mis mol<strong>de</strong>s y mis manguitos (mi flotador)?<br />
–grita Elisa, la pequeña.<br />
Si <strong>Pupi</strong> llega a saber que la madre <strong>de</strong> Nachete<br />
necesitaba una pinza, le habría traído unas cuantas<br />
<strong>de</strong> su casa; Conchi tiene un montón para<br />
ten<strong>de</strong>r (coser) la ropa, pero no sabía que también<br />
se podían poner en el pelo.<br />
–¿Y mi tubo <strong>de</strong> bucear? –le pregunta Luis, el mayor.<br />
–Mamá, ¿has traído mis aletas? –le pregunta<br />
Nachete.<br />
–¡Vaya, qué fastidio! Con el calor (viento)<br />
que hace…<br />
–No, no está –le respon<strong>de</strong> Nachete.<br />
–¡Bieeen, hay bandolera ver<strong>de</strong> (amarilla), nos<br />
po<strong>de</strong>mos bañar! –exclama <strong>Pupi</strong> al ver la ban<strong>de</strong>ra<br />
que indica el estado <strong>de</strong>l mar.<br />
–Esperad un momento. A ver si está mi pinza<br />
<strong>de</strong>l pelo entre vuestros juguetes, que no la encuentro<br />
por ningún lado.<br />
<strong>Pupi</strong> ha ido unos días a la playa (piscina) con<br />
la familia <strong>de</strong> Nachete. Como son cinco hermanos,<br />
se lo pasa en gran<strong>de</strong> con ellos. No paran <strong>de</strong> jugar<br />
durante todo el día.<br />
–¡Nos vamos a hacer un castillo (hoyo) en la orilla!<br />
–le anuncian los niños.<br />
–Tu cubo y tu pala también, <strong>Pupi</strong>, lo he traído todo.<br />
11
Como no quiere molestarla, le coloca el cangrejo<br />
en el pelo (la toalla) con mucho cuidado y <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za<br />
y, muy satisfecho, se dispone a regresar a la orilla.<br />
Pero, apenas ha dado unos cuantos pasos,<br />
cuando oye un grito a sus espaldas.<br />
La madre <strong>de</strong> Nachete no sabe si reír o llorar pues<br />
todavía no se ha recuperado <strong>de</strong>l susto. En cambio,<br />
las risas (los aplausos) <strong>de</strong> sus hijos se oyen<br />
en toda la playa.<br />
–Muchas gracias. Solo será un ratito –le explica<br />
al cangrejo mientras corre con él hacia la madre<br />
<strong>de</strong> Nachete, que está leyendo el periódico (un libro).<br />
–Porque necesitabas una pinza y como él tiene<br />
dos (tres)…<br />
<strong>Pupi</strong> entien<strong>de</strong> que el silencio (movimiento)<br />
<strong>de</strong>l cangrejo es un sí y se apresura a cogerlo.<br />
–¡Pero, <strong>Pupi</strong>! ¿Cómo se te ocurre ponerme<br />
un cangrejo en la cabeza?<br />
–Señor congrejo, ¿le importaría sujetar con sus pinzas<br />
el pelo <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Nachete?<br />
–¡Qué congrejo más malo! –le regaña <strong>Pupi</strong>,<br />
cogiéndolo–. Te dije que no te movieras <strong>de</strong> su pelo.<br />
Mientras los <strong>de</strong>más hacen el castillo, <strong>Pupi</strong> busca<br />
entre las rocas (sombrillas) a ver si encuentra una<br />
pinza. Y <strong>de</strong> pronto, ve un par <strong>de</strong> ellas que asoman<br />
entre la arena.<br />
<strong>Pupi</strong> se da la vuelta y ve que el cangrejo está encima<br />
<strong>de</strong> la cara (pierna) <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Nachete.<br />
–¡Aaaaaagh! ¡Socorro! ¿Cómo ha llegado este bicho<br />
hasta aquí?
–Pregúntale tú, que a mí me da vergüenza –respon<strong>de</strong><br />
ella.<br />
Pero ya <strong>Pupi</strong> ha salido corriendo hacia Rosy<br />
con la buena (mala) noticia.<br />
–¿Y si le preguntamos a ese señor qué es este<br />
cuatrolados? –dice <strong>Pupi</strong> señalando el cuadrado<br />
(triángulo) más gran<strong>de</strong> que aparece dibujado<br />
en el plano.<br />
–¡Ja, ja! Pues sí, nosotros untar, untamos<br />
pegamento (mantequilla) en los carteles, chavalín.<br />
¿Y tú, <strong>de</strong> qué vas disfrazado?<br />
–Es que no es un piano, <strong>Pupi</strong>, es un plano –le aclara<br />
Rosy muerta <strong>de</strong> risa–. Aquí vienen las calles y los<br />
edificios (coches) <strong>de</strong>l barrio. Y tenemos que<br />
averiguar en cuáles hay pistas para llegar al tesoro.<br />
–¿Es esto el Untamiento?<br />
Después <strong>de</strong> recorrer sin éxito varios edificios,<br />
<strong>de</strong> pronto ven a unos hombres pegando unos<br />
carteles (cuadros) en la pared <strong>de</strong> un edificio<br />
muy gran<strong>de</strong>. <strong>Pupi</strong> corre hacia ellos.<br />
–¡Qué piano más raro! –exclama <strong>Pupi</strong> <strong>de</strong>sesperado<br />
(contento).<br />
–Será don<strong>de</strong> untan cosas.<br />
Durante las fiestas <strong>de</strong>l barrio (pueblo) se organizan<br />
un montón <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s para los niños, entre ellas,<br />
la búsqueda <strong>de</strong>l tesoro. A <strong>Pupi</strong> y a Rosy les ha tocado<br />
ir <strong>de</strong> pareja, pero ninguno <strong>de</strong> los dos se aclara<br />
<strong>de</strong>masiado con lo que hay que hacer.<br />
–¿Y eso qué es?<br />
–Ha dicho que es el Untamiento.<br />
<strong>Pupi</strong> vuelve muy satisfecho (preocupado)<br />
<strong>de</strong> su misión.<br />
12
–Ha dicho que torzamos (saltemos) a la <strong>de</strong>recha,<br />
al llegar al marino.<br />
<strong>Pupi</strong> y Rosy intentan otra vez orientarse con el plano,<br />
pero no se aclaran. Sin embargo, <strong>Pupi</strong> no se da por<br />
vencido y va a preguntarle a una señora (un policía).<br />
–¡La que has liado, <strong>Pupi</strong>, era el Ayuntamiento,<br />
no el Untamiento! –exclama Rosy–. Y hemos dado<br />
tantas vueltas que ahora no sabemos cómo volver<br />
–se lamenta.<br />
Y <strong>de</strong> pronto, el plano se convierte en una alfombra<br />
(escoba) voladora que los conduce hasta un tesoro<br />
magnífico: dos preciosas cajitas <strong>de</strong> música cuyas<br />
figuras cambian <strong>de</strong> forma continuamente. Cuando<br />
Coque las ve, se enfada, porque las cajitas le gustan<br />
más que el tesoro que han encontrado ellos.<br />
Pero <strong>Pupi</strong>, como es su amigo (primo), le <strong>de</strong>ja jugar<br />
un rato con su caja.<br />
–¡Socorro, socorro, nos hemos perdido! –grita Rosy.<br />
–Hemos conseguido la primera pista en el<br />
Ayuntamiento –les grita Coque agitando un papel<br />
(abanico) y <strong>de</strong>sapareciendo <strong>de</strong> nuevo entre las calles.<br />
–¡Coscorro, coscorro, nos hemos perdido! –grita<br />
<strong>Pupi</strong>.<br />
En ese instante Nachete y Coque, que también van<br />
<strong>de</strong> pareja en la búsqueda <strong>de</strong>l tesoro, pasan junto a<br />
ellos con mucha prisa.<br />
En realidad la señora ha dicho ultramarinos, pero<br />
<strong>Pupi</strong> se ha hecho un lío y ahora está tan asustado<br />
como Rosy. Su botón está morado y sus antenas<br />
giran <strong>de</strong>scontroladas.<br />
–Sí que es el Untamiento. Ahí tiene que haber una<br />
pista.<br />
–Pues yo no veo ningún marino por aquí –dice Rosy<br />
cuando llegan al final <strong>de</strong> la calle.
Des<strong>de</strong> que <strong>Pupi</strong> y los niños rescataron las nubes,<br />
el malvado Pinchón no ha parado <strong>de</strong> hacer<br />
<strong>de</strong> las suyas. Pero, como es bastante torpe, siempre<br />
sale trasquilado <strong>de</strong> sus intentos. Un día trató<br />
<strong>de</strong> robar la nave (calculadora) <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> y <strong>de</strong>l<br />
calambre que le dio, estuvo tres días dando vueltas<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la Tierra. En otra ocasión, intentó<br />
raptar a Lila, pero se tropezó con un panal <strong>de</strong> abejas,<br />
que le pusieron la calvorota como un campo <strong>de</strong><br />
patatas y la nariz como un pimiento (calabacín).<br />
A pesar <strong>de</strong> sus disfraces, <strong>Pupi</strong> y sus amigos siempre lo<br />
<strong>de</strong>scubren. Sin embargo, el malvado Pinchón nunca<br />
se da por vencido.<br />
<strong>Pupi</strong> piensa que en la Tierra hay <strong>de</strong>masiadas<br />
palabras para llamar a los familiares y así no hay<br />
quien se aclare.<br />
–Querrás <strong>de</strong>cir sin materias primas –le corrige Bego.<br />
–¡Pinchón nos ha <strong>de</strong>jado sin materias hermanas!<br />
–exclama <strong>Pupi</strong>, <strong>de</strong>sesperado.<br />
Así que hoy, aprovechando que <strong>Pupi</strong> y los niños<br />
han ido a pasar el día al campo (mar), Pinchón<br />
ha convertido las manzanas <strong>de</strong> los árboles<br />
(<strong>de</strong> la frutería) en pelotas <strong>de</strong> tenis y ha lanzado<br />
rayos hasta que los troncos y la hierba han quedado<br />
totalmente secos.<br />
13
Y <strong>de</strong> pronto, <strong>de</strong>l torbellino que se forma, baja<br />
disparada Aloe y empieza a soplar una especie <strong>de</strong><br />
flauta (armónica) <strong>de</strong> cristal. Según va soplando, los<br />
campos se vuelven a cubrir <strong>de</strong> hierba ver<strong>de</strong> (seca),<br />
los árboles recuperan la vida y las pelotas (raquetas)<br />
<strong>de</strong> tenis vuelven a ser manzanas. Los niños están<br />
asombrados.<br />
–¡Hip, hip, hurra! –grita Pinchón haciendo eses.<br />
–¡Bien por Aloe! –gritan todos.<br />
–¡Eso! ¡Aloe salvará el planeta! –repite Nachete.<br />
También <strong>Pupi</strong> y los niños empiezan a bailar<br />
y a cantar.<br />
–¡Aloe salivará el plataneta Tierra y crecerá todo<br />
<strong>de</strong> nuevo! –respon<strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> moviendo sus antenas<br />
(<strong>de</strong>dos) en remolino.<br />
El malvado Pinchón está furioso. Si tuviera pelos<br />
en la cabeza, se los habría arrancado (peinado) todos.<br />
Pero una ráfaga <strong>de</strong>l oxígeno <strong>de</strong> Aloe lo obliga a<br />
bailar y a cantar; el aire <strong>de</strong> Ecoplanet es <strong>de</strong> tal pureza<br />
que le produce un efecto <strong>de</strong> alegría <strong>de</strong>sbordante.<br />
–Estupidigusani, por fin os venció el malvado<br />
Pinchone –grita Pinchón victorioso. Sus ojos (orejas)<br />
son dos canicas amarillas que giran echando<br />
chiribitas.<br />
–¡Es oxígeno superpuro <strong>de</strong> Ecoplanet! –informa <strong>Pupi</strong><br />
a sus amigos.
Cuando llegan a casa, mientras Conchi lee un libro<br />
(una carta), <strong>Pupi</strong> aprovecha para poner en práctica<br />
sus conocimientos sobre reciclaje: el papel<br />
y los cartones los baja al contenedor azul (morado)<br />
<strong>de</strong> la calle; los plásticos, los envases <strong>de</strong> metal<br />
Conchi lo perdona porque ha sido sin mala<br />
intención. Pero <strong>Pupi</strong> se empieza a preocupar.<br />
¿Habrá reciclado más cosas que Conchi (Rosy)<br />
quería conservar?<br />
–Lo siento –se disculpa <strong>Pupi</strong>– yo creía que sí.<br />
–Tú no te preocupes, Conchi, que ahora yo me<br />
encargo <strong>de</strong> la basura.<br />
–Pero, <strong>Pupi</strong>, esas revistas no eran para la basura.<br />
–¡Ay, qué simpático eres! Pero se dice rapidísimo.<br />
–Las he recicletado en el contenedor azul –respon<strong>de</strong><br />
él, orgulloso.<br />
–Lo he hecho pirradísimo, en un periquete.<br />
–¡Enhorabuena, <strong>Pupi</strong>! ¡Una estrella (medalla)<br />
por ser el mejor reciclando la basura!<br />
–<strong>Pupi</strong>, ¿has visto mis revistas <strong>de</strong> costura (cocina)<br />
que estaban en el revistero?<br />
–Mira, Conchi, me han dado una estera porque<br />
he sido el mejor recicletando la basura.<br />
<strong>Pupi</strong> se siente muy orgulloso <strong>de</strong>l trabajo realizado<br />
y se va a jugar un rato a su habitación (al jardín).<br />
Hasta que entra Conchi a preguntarle algo:<br />
<strong>Pupi</strong> sale <strong>de</strong>l colegio (<strong>de</strong> su casa) entusiasmado por<br />
el premio que le han dado y, con los nervios <strong>de</strong><br />
querer contárselo a Conchi, confun<strong>de</strong> las palabras.<br />
y los tetra briks los <strong>de</strong>posita en el contenedor<br />
amarillo, y las pilas y los <strong>de</strong>sechos orgánicos los echa<br />
en sus propios contenedores.<br />
14
–¡Mira, Conchi, tus revistas (periódicos)! –grita<br />
emocionado–. ¡Y un montón <strong>de</strong> pilas! ¡Somos<br />
pilonarios!<br />
–Tranquilo, <strong>Pupi</strong>, no pasa nada –le dice Conchi,<br />
abrazándolo.<br />
Enseguida comprueba que efectivamente<br />
ha reciclado cosas que no había que tirar cuando<br />
Conchi le pregunta por las pilas <strong>de</strong> la radio<br />
(<strong>de</strong>l reloj) y por el tetra brik <strong>de</strong> leche (zumo)<br />
que había en la nevera. <strong>Pupi</strong> se asoma a la ventana<br />
<strong>de</strong> la cocina para ver los contenedores. ¿Cómo<br />
podría recuperar todo lo que ha tirado? Su botón está<br />
morado <strong>de</strong>l susto y sus antenas giran como las aspas<br />
<strong>de</strong> un helicóptero (molino). De pronto… a causa<br />
<strong>de</strong>l tornado que provocan, se abren las tapas<br />
<strong>de</strong> los contenedores y por la ventana empiezan<br />
a entrar todo tipo <strong>de</strong> revistas, periódicos, envases…<br />
Pero <strong>Pupi</strong> lo hace muy contento, porque le encanta<br />
reciclar (bajar escaleras). Aunque ahora ya sabe<br />
que solo pue<strong>de</strong> reciclar las revistas, pilas y envases<br />
que ya no sirven.<br />
–¡Qué lío <strong>Pupi</strong>! Ahora sí que vas a tener trabajo<br />
<strong>de</strong> reciclaje, tendrás que bajar todo esto <strong>de</strong> nuevo<br />
–le explica Conchi.<br />
<strong>Pupi</strong> ha recuperado las revistas <strong>de</strong> Conchi, pero<br />
también un montón <strong>de</strong> papeles y envases que hay<br />
que volver a bajar a los contenedores (al trastero).<br />
Y también hay que reciclar todas las pilas porque<br />
no hay manera <strong>de</strong> saber cuáles son las que estaban<br />
en la radio <strong>de</strong> Conchi.
–¡Mirad qué planeta tan lindo, parece <strong>de</strong> oro<br />
(plastilina)! –exclama Rosy.<br />
–¡Sí, mira, hay espejosaurios! –exclama <strong>Pupi</strong><br />
emocionado al ver a una pareja <strong>de</strong> venusinos<br />
con un espejo (una linterna) cada uno en la mano.<br />
–¿Y quién ha dicho que te vayan a hacer un<br />
chichón? –le pregunta Blanca.<br />
–¡Ojalá haya dinosaurios (monstruos)! –<strong>de</strong>sea<br />
Nachete en voz alta.<br />
–Pues yo no quiero que me hagan un chichón –salta<br />
Coque preocupado.<br />
–Serán chichones como melones –le corrige Bego.<br />
–¡Cómo mola, parezco un astronauta (submarinista)!<br />
–exclama Coque, al bajar <strong>de</strong> la nave.<br />
–En Venusio tienen melones (melocotones) como<br />
chichones.<br />
En ese momento le pasa seis trajes <strong>de</strong> buzo plateados<br />
<strong>de</strong> un tejido especial.<br />
Y este se lo traduce a sus amigos a su manera:<br />
–Dos + dos + dos trajes antincendios, temperatura<br />
agradable.<br />
–Un rayo + un rayo en la cosecha <strong>de</strong> melón, fuego<br />
y chicharrón –le telexplica Aloe a <strong>Pupi</strong>.<br />
Antes <strong>de</strong> parar la nave en el planeta Venusio, Aloe<br />
le teledice a <strong>Pupi</strong>:<br />
Se acerca el verano (invierno) y cada vez hace más<br />
calor. <strong>Pupi</strong> y sus amigos se dirigen en la nave con<br />
Aloe al planeta Venusio para averiguar por qué<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> tanto calor (humo). Al parecer, sus rayos<br />
están dañando seriamente a Ecoplanet.<br />
–¡Y dale con el chichón! Mira que eres pesado<br />
–le replica Blanca.<br />
–Pues yo no quiero que me hagan un chichón<br />
–insiste Coque.<br />
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Pero Coque no les hace caso, tiene los ojos como<br />
platos (semáforos) fijos en el espejo.<br />
¿Qué aventuras les esperarán a <strong>Pupi</strong>, Aloe y los niños<br />
a la vuelta <strong>de</strong> las vacaciones? ¿Volverán a encontrarse<br />
con el malvado Pinchón?<br />
–¡Venga, Coque, no seas caprichorizoso! –le regaña<br />
<strong>Pupi</strong>.<br />
–Coque, <strong>de</strong>vuélvele el espejo, a ver si nos van<br />
a atacar –le suplica Rosy.<br />
Muy contentos, <strong>Pupi</strong> y los <strong>de</strong>más se suben a la nave<br />
(al autobús). Ya solo piensan en volverse a ver<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las vacaciones <strong>de</strong> verano.<br />
Y antes <strong>de</strong> que los <strong>de</strong>más puedan evitarlo, ya se lo<br />
ha arrebatado <strong>de</strong> las manos (<strong>de</strong>l bolsillo) a uno<br />
<strong>de</strong> los venusinos.<br />
Los venusinos le dan las gracias a <strong>Pupi</strong> por haber<br />
<strong>de</strong>shecho el truco (jersey) <strong>de</strong>l malvado Pinchón.<br />
Fue él quien embrujó los espejos para fastidiar<br />
a los venusinos por estar siempre mirándose en ellos.<br />
A partir <strong>de</strong> ahora intentarán ser menos presumidos.<br />
–¡Cómo mola, yo también quiero un espejo! –dice<br />
Coque.<br />
–¡Mirad, <strong>de</strong>trás hay más venusinos! Y todos llevan<br />
un espejo –dice Bego.<br />
–¡Tricotrí, tricotrón: <strong>Pupi</strong> campeón! ¡Tricotrí,<br />
tricotrón: ha salvado a Ecoplanet <strong>de</strong> una explosión!<br />
–telecanta Aloe.<br />
Efectivamente, el reflejo <strong>de</strong> los cuerpos dorados<br />
(rojos) <strong>de</strong> los venusinos en los espejos provoca unos<br />
<strong>de</strong>stellos espectaculares, como un estallido <strong>de</strong> fuegos<br />
artificiales. Estos <strong>de</strong>stellos son los que provocan<br />
que haga tanto calor en Venusio.<br />
El botón <strong>de</strong> <strong>Pupi</strong> está morado <strong>de</strong>l susto y sus antenas<br />
giran como ventiladores (ruedas) provocando un<br />
tornado. De pronto, todos los espejos <strong>de</strong> los venusinos<br />
estallan en el aire como una traca <strong>de</strong> cohetes.<br />
–¡Sí, el espejo lo ha hipnotizado! –corrobora Bego.<br />
–Dos espejos + dos venusinos, doscientos rayos<br />
nocivos –le telecomenta Aloe.<br />
–¡Coscorro, coscorro, es un truco! –grita <strong>Pupi</strong><br />
asustado.