Edição Especial - Faap
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Si al petróleo y el gas le agregamos las reservas hidroeléctricas, también<br />
significativas en relación al mundo, caemos a cuenta que el potencial energético<br />
latinoamericano es una ventaja comparativa de la región frente al mundo. Pero<br />
para que ese potencial se traduzca en una palanca del desarrollo regional, es<br />
necesario integrar la región en energía.<br />
Integración<br />
El futuro energético, con sus desafíos y oportunidades, brinda un promisorio<br />
campo de cooperación regional. Desde el aprovechamiento de las fuentes de<br />
energía primaria, hasta la complementación de los sistemas eléctricos y la<br />
investigación conjunta en materia nuclear y de energías alternativas. El objetivo<br />
primario debe ser la consolidación de un mercado común de energía.<br />
La integración energética es función de recursos, redes y reglas en común.<br />
Si prima una concepción autárquica en la visión del desarrollo económico, los<br />
recursos energéticos no se tienden a mirar como complementarios en un contexto<br />
regional, sino como estratégicos a nivel nacional. Si prevalecen las estrategias de<br />
autarquía energética, la integración regional se frena, por más ventajas económicas<br />
que ofrezca a los estados miembros. Siempre habrá alguno que otro<br />
emprendimiento binacional con reglas de administración contractual ad hoc e<br />
interconexiones que permitan transacciones de energía excedente-sobre todo en<br />
situaciones de emergencia-pero nunca habrá reglas en común que permitan operar<br />
en un mercado integrado.<br />
En la región hay fuentes energéticas que permiten la integración: cuencas<br />
hidrológicas complementarias, gas en diferentes cuencas sedimentarias, parques<br />
generadores eléctricos con abastecimiento hidráulico y térmico, y capacidad de<br />
refino de productos petroleros más que suficiente para abastecer las necesidades<br />
del conjunto. La región, especialmente el Cono Sur de Latinoamérica, hoy está<br />
más interconectada por gasoductos y redes eléctricas. El fin de muchas hipótesis<br />
de conflicto y los procesos de transformación en los sectores de energía en<br />
Latinoamérica, permitieron la construcción de gasoductos y redes de<br />
transmisión eléctricas internacionales a un ritmo intenso durante la última<br />
década. Sin embargo, a partir de la crisis que atraviesan algunas economías de<br />
la región y a las previsibles complicaciones futuras con el suministro energético<br />
a nivel local, muchos países han comenzado a preguntarse si la dependencia<br />
creada por la nueva interconexión es aconsejable sin una base regional de reglas<br />
en común. Con una visión complementaria de los recursos energéticos, y a<br />
partir de las redes de interconexión existentes, el gran déficit de la integración<br />
energética regional sigue siendo la falta de armonía regulatoria.<br />
La agenda de convergencia regulatoria en energía, con sus etapas, metas y<br />
plazos, es la tarea pendiente que demandará más negociación y voluntad<br />
política tras el objetivo integrador.<br />
La región tiene los recursos energéticos, hacen falta más redes de<br />
interconexión; pero el futuro de la integración energética regional se juega en la<br />
voluntad de los estados miembros de tener reglas en común y someterse a ellas.<br />
De esas reglas depende la conformación de un mercado mayorista regional de<br />
El mundo de la energía y el desafio..., Daniel Gustavo Montamat, p. 56-63<br />
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