Edição Especial - Faap

A continuación se pasará a una cuestión mas de fondo, que implica no solo
un aspecto técnico del problema, si no que, incluso desgraciadamente, ha
llevado a controversias de carácter ideológico, lo que por cierto es grave, pues
puede llevar a perder objetividad en la discusión, El tema esta referido a la
elección del método que se aplicará para brindar los beneficios de carácter
previsional. A esos fines se distinguen dos prototipos de sistemas o métodos,
denominados de beneficios definidos y de contribuciones definidas.
En el primero los beneficios que se brindan, dependerán de una fórmula
previa, generalmente en función de los salarios obtenidos por el trabajador.
Juega un rol significativo el concepto de solidaridad entre los participantes del
sistema, pues se permite a través de los procedimientos de cálculo, aplicar
políticas redistributivas del ingreso, por cierto teóricamente en beneficio de
quienes observen menores ingresos. Es por ello que en las propuestas
originadas en el sector político, frecuentemente se hace hincapié en la
conveniencia de este método en comparación al de capitalización.
En el segundo método, denominado de contribución definida, las
prestaciones dependen exclusivamente de la acumulación de los fondos que la
persona haya realizado durante su paso por la fuerza laboral. De ahí la
denominación de método de capitalización, pudiendo ser individual, tratándose a
cada trabajador de manera particular a través de cuentas personales, o en forma
global existiendo un solo fondo común para todos los aportantes. En definitiva
este método establece con exclusividad la prestación en función de los aportes
llevados a cabo. Se suele expresar, que privilegia la equidad y la transparencia (por
el conocimiento que los individuos obtienen, de su situación como aportantes, que
en todo momento pueden advertir) sobre el concepto de solidaridad.
En Argentina hasta 1994 se contó con un régimen de reparto, el cual
luego de una época de bonanza, comenzó a observar un conjunto de
problemas, entre los que sucintamente pueden señalarse: 1) el sistema se
mostraba financieramente inviable. Con su recaudación se lograba financiar
menos del 50% de los compromisos previsionales que se debían afrontar.
Teóricamente como mínimo debían existir 3 activos o aportantes por cada
pasivo. Esa relación solo alcanzaba a dos por uno; 2) existían múltiples
inequidades en las prestaciones. Personas que en la relación aportes efectuadosbeneficio
logrado, resultaban muy beneficiadas y otras perjudicadas. Ello sobre
todo por los múltiples regímenes especiales o de privilegio; 3) bajas
remuneraciones medias y mínimas; 4) elevados incumplimientos de quienes
debían efectivizar los aporte y contribuciones; 5) total falta de transparencia.
Ante esta situación se decidió llevar a cabo una profunda reforma. Las
alternativas que se presentaban eran: a) hacer una Reforma paramétrica, esto es,
no cambiar el concepto general y si rever los parámetros tales como años de
aporte, edad mínima para jubilarse, aumento en los aportes y contribuciones;
b) instrumentar un nuevo sistema.
Se optó por la segunda posibilidad, constituyendo el SIJP que en realidad
es una solución mixta entre reparto y capitalización individual. Este último a su
vez está constituido por tres pilares: 1) Prestación Básica Universal (PBU), que
Sistemas de retiro y su impacto macroeconómico..., Walter Erwin Schulthess, p. 102-109
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