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100 Cfr. S. Marchán Fiz: La estética en la cultura moderna, pp. 144-146.<br />
69<br />
Simón Marchán, la reflexión se ha de vertebrar en tres vectores 100 . El<br />
primero hace referencia al final de una época, es decir, a la conciencia que<br />
se adquiere de estar ante el final del período, que es asumido por Victor<br />
Hugo, Stendhal y los autores de la Joven Alemania, entre los que destaca<br />
Heinrich Heine. En el segundo, sobresale la crítica al Romanticismo, en el<br />
que Heine, Stendhal y Alfred de Musset son los más lúcidos a la hora de<br />
promover el alejamiento tanto del Clasicismo como del Romanticismo.<br />
Hegel, como hemos visto, critica al Romanticismo en tanto que representa<br />
una temporalidad llena de situaciones contingentes e imprevisibles,<br />
imposibles de armonizar de nuevo por una subjetividad indiferente a la<br />
configuración del mundo inmediato. Por el contrario, los autores citados -<br />
claros antecesores de Baudelaire- centran su creatividad en captar y<br />
plasmar los aspectos que definen a la propia época en que crean sus<br />
obras, esto es, a la realidad que les es más próxima. Finalmente, en tercer<br />
lugar, el momento positivo del después lo encontramos en una subjetivi-<br />
dad que, siendo causa de disolución de lo clásico, representa, en este<br />
nuevo período, el refugio de un sujeto fragmentado en la heterogeneidad<br />
de lo real.<br />
El después del arte planteado por Hegel adquiere en Baudelaire todo su<br />
sentido, ya que, a la hora de proponer las condiciones que ha de reunir el<br />
pintor de la vida moderna, Baudelaire sostiene la importancia de saber<br />
captar lo efímero, es decir, los trazos dispersos en los que se metamor-<br />
fosea la experiencia estética moderna. No obstante, Hegel, recurriendo a<br />
su teoría de la disolución de la forma artística romántica, se anticipa, de<br />
manera magistral, a Baudelaire. Mejor dicho, Baudelaire, en la segunda<br />
fase de la construcción de su teoría sobre lo moderno, no hace sino<br />
reformular la vieja dualidad Clasicismo-Romanticismo, transformándola en<br />
Clasicismo-Modernidad y cargando las tintas sobre los aspectos más