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50 Cfr. Ch. Baudelaire: Critique d’art: Salon de 1846, O. C. II, p. 440.<br />

51 Cfr. Ibídem.<br />

50<br />

melancolía que exhalan todas sus obras, y que se advierte tanto en la<br />

selección de los temas y en la expresión de las figuras, como en el gusto y<br />

en el estilo del color. Además, es quien mejor expresa “¡el dolor moral! Esta<br />

elevada y seria mel ancolía brilla con un resplandor triste, incluso en su<br />

color, amplio, sencillo, abundante en masas armoniosas, como el de todos<br />

los grandes coloristas, pero lastimero y profundo como una melodía de<br />

Weber.” 50 . No obstante, la melancolía que Baudelaire siente al contemplar<br />

las obras de Delacroix no es sólo pasiva: posee el doble aspecto de la<br />

sehnsucht (anhelo, ansia, añoranza, nostalgia), muy presente en el romanti-<br />

cismo alemán e inglés, y que Baudelaire la percibe al contemplar la obra<br />

Mujeres de Argel, realizada por Delacroix tras su viaje a Marruecos en 1832.<br />

Dicha obra constituye la prueba palpable del interés de ambos por la pintura<br />

orientalista, tan inédita y sugestiva para la época: “Este pequeño poema de<br />

interior, lleno de reposo y de silencio, recargado de ricas telas y de baratijas<br />

de tocador, exhala no sé qué intenso perfume de mal lugar que nos conduce<br />

con rapidez hacia los limbos insondables de la tristeza.” 51 . Esta tristeza y<br />

esta melancolía profundas dejan una huella indeleble en Baudelaire, quien<br />

vuelve a reiterar la actualidad de dichos sentimientos en la Exposition<br />

universelle (1855) 52 , donde queda esbozado el poema Les Phares (VI) de Les<br />

Fleurs du mal:<br />

Delacroix, lago de sangre hechizado por ángeles malvados,<br />

sombreado por un bosque de abetos siempre verdes,<br />

donde, bajo un cielo triste, extrañas fanfarrias<br />

pasan, como un suspiro sofocado de Weber;<br />

esas maldiciones, esas blasfemi as, esas quejas<br />

52 Cfr. Ch. Baudelaire:Critique d’art: Exposition universelle (1855),O.C.II,p.595.

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