PDF 3,5 Mb.
PDF 3,5 Mb.
PDF 3,5 Mb.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
48<br />
La pintura, afirma Eugène Delacroix, si desea establecer un puente<br />
entre las sensibilidades del pintor y la del espectador, ha de estar basada<br />
necesariamente en el color; aunque también, por supuesto, en el<br />
claroscuro, la proporción y la perspectiva: "Los pintores que no son<br />
coloristas hacen iluminación y no pintura.” 45 . El propósito de Baudelaire,<br />
en abierta sintonía con Delacroix, se centra, asimismo, en resaltar el valor<br />
específico del color para expresar el universo intenso y apasionado de los<br />
sentimientos y, por extensión, del temperamento romántico-moderno. El<br />
color, ciertamente, no es el elemento fundamental de la pintura clasicista<br />
sino más bien de la romántica, que es un estilo pictórico relacionado con el<br />
temperamento y la expresión subjetiva de la realidad -tal como advierte<br />
Baudelaire al referirse a la pintura colorista de Delacroix-, por lo que la<br />
actitud apasionada de Baudelaire encuentra en el color la plasmación del<br />
temperamento del hombre moderno, a la vez que es uno de los aspectos en<br />
los que mejor se manifiestan las simpatías del poeta hacia el Romanti-<br />
cismo: “Los coloristas dibujan como la naturaleza; sus figuras están<br />
naturalmente delimitadas por la lucha armoniosa de las masas colorea-<br />
das.” 46 .<br />
El universo romántico, al situarse en la cercanía del color y, con ello, en<br />
la energía luminosa y desbordada de los infinitos matices que contiene la<br />
paleta del pintor colorista, dota al artista de nuevas posibilidades a la hora<br />
de realizar su obra. Si bien, requiere cierto esfuerzo, dado que “¿Se hace<br />
idea el público de la dificultad que supone modelar con el color?” 47 , el<br />
método de los coloristas, según lo percibe Baudelaire, “consiste en hacer<br />
del retrato un cuadro, un poema con sus accesori os, lleno de espacio y de<br />
45 Cfr. E. Delacroix: El puente de la visión, p. 32.<br />
46 Cfr. Ch. Baudelaire: Salones y otros escritos sobre arte, p. 111. (Cfr.Critique<br />
d’art Salon de 1846, O. C. II, p. 426.<br />
47 Cfr. Ibídem, p. 39. (Cfr. Critique d’art: Salon de 1845, O. C. II, p. 355).