El señor Carranza tomO huen cuidado de ... - Bicentenario

554 JUAN BARRAGAN RODRIGUEZ
"El capitán Durón batia la posición intermedia entre Loreto v ci
Grille: aprobando, lo autoricé a que continuara.
"Galopando con mi estado mayor hacia Loreto, encontramos al
señor general Villa y su séquito; aquél venia en su poderoso aiazãn,
requirienclo la artilleria para establecerla en Loreto.—Ya viene, ml
general, Ic contesté. Y proseguimos hacia Loreto.
"—Se percatarla ci enemigo de que en ci grupo dC jinetes en
que ibamos, marchaba ci general Villa?—Tal vez; pero por lo menos
debe de haber adivinado en ci encuentro la fusion de dos estados
mayores importantes porque nos siguió eon sus fuegos en to(lo
ci trayecto. El jefe nos imponia el aire y nosotros Ic obedeclamos.-
Quienes cacrian en el camino?—Ojalá no fuera el jefe!—Las balas
pasaban zumbando y se incn,staban en la tierra con un golpe
redo y seco.
"El caballo del mayor Bazán fué herido en un casco, y su asistent;
en un hombro. Eso fué todo.
"En Loreto la Iluvia de las balas era eopiosa.—Dc dOnde yenian?—;Quién
sahe!—Tal vez de todas partes; pero no se pensaba
en tirar sobre ese enemigo misterioso; toda la atenciOn se concentraba
en apoyar el ataque de la inlanteria del general ServIn, que ascendia
por los flancos de la elevada Sierpe y estaha a punto de ser
rechazado.
"Todas nuestras tropas de Loreto tiraban sobre la dma de la Sierpe,
sin que la ayuda a Servin pareciera eficaz. El general Villa hizo
establecer en ci ángulo de una casa, una ametralladora cjue abrió su
fuego también sobre la Sierpe, sin quc tampoco ella facilitara ci
avance de Servin.
"Y la artilleria no podia liegar. ;:\ veces los minutes parecen
horas!
"Per fin iiegó un cañon y luego otros, al mando de DurOn. El
primer caflonazo sonO alegremente en los oldos nuestros, y probableniente
muy (Iesagra(lablemente en los de los defensores de la Sierpe.
Los primeros tiros que hicieron blanco, regocijaron a toda nuestra
tropa de Loreto, y al cabo de quince minulos el enemigo comenzó a
evacuar La posiciOn. Nuestra handerua tricolor flameó en la dma
y nttestros soldados lanzaron frenéticos hurras de entusiasmo. La in-