informe sobre las migraciones en el mundo 2008 - IOM Publications

CONCLUSIÓN
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sacar adelante a la familia hasta que finalice la sequía (McLeman y Smit, 2004). La migración laboral temporal en épocas de
estrés climático puede complementar los ingresos de la familia a través de las remesas derivadas del trabajo en otro lugar, y
reducir la demanda de recursos locales, ya que serán menos las personas que habrá que alimentar.
Pero el cuadro tiene matices. Estudios recientes efectuados en el Sahel de África Occidental han revelado la utilización de
la migración laboral temporal como mecanismo de adaptación al cambio climático. La región sufrió una prolongada sequía
durante una gran parte de los tres últimos decenios. Una de las modalidades de adaptación de las familias consiste en enviar
a sus hombres y mujeres jóvenes a buscar trabajo remunerado después de cada cosecha. Pero cuán lejos vayan depende de los
buenos resultados de la cosecha.
Una buena cosecha puede proporcionar a la familia recursos suficientes para enviar a uno de sus miembros a Europa en busca de
trabajo. Aunque los posibles beneficios en términos de remesas son elevados, el viaje es peligroso y es poco probable que los
migrantes estén de regreso a tiempo para la siguiente temporada de plantación. Pero en un año de sequía, cuando las cosechas
son pobres, los hombres y mujeres jóvenes tienden a permanecer mucho más cerca de sus hogares, dirigiéndose a las ciudades
cercanas para realizar trabajo remunerado que complemente los ingresos de la familia. En esos años, el riesgo de perder en la
“apuesta de la migración” es simplemente demasiado grande (McLeman, 2006).
En el pasado, los países desarrollados ricos se centraban principalmente en la mitigación del cambio climático fijando metas de
emisión para los países de la OCDE, y en las deliberaciones sobre los medios de contar con nuevos adherentes a un acuerdo sobre
el control de las emisiones tras la expiración del Protocolo de Kyoto en 2012. En años más recientes, se ha venido prestando
más atención a la ayuda a los países en desarrollo para que puedan adaptarse a las repercusiones del cambio climático, por
ejemplo modificando las técnicas de riego, construyendo mejores albergues para tormentas y desarrollando variedades de
cultivos resistentes a las sequías.
Este enfoque de la adaptación se basa fundamentalmente en la idea de la adaptación “en el terreno”. En cierto modo, la
migración se considera como un fracaso en el proceso de adaptación. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático, por ejemplo, ha apoyado la elaboración de Programas de Acción Nacional para la Adaptación (PANA)
para ayudar a los países menos adelantados a identificar y clasificar sus prioridades en relación con la adaptación al cambio
climático. Sin embargo, ninguno de los 14 Programas de Acción Nacional para la Adaptación presentados hasta el momento
menciona la migración o la reubicación de poblaciones como posibles respuestas normativas. Asimismo, los países desarrollados
son muy reacios a la idea de moderar sus políticas de inmigración o asilo, o a considerar el estrés ambiental como una razón
legítima para la migración.
Podría decirse que, en realidad, la comunidad internacional está haciendo caso omiso de la movilidad laboral como estrategia
para hacer frente al estrés climático. De hecho, existe un intento colectivo, y de cierto éxito, de pasar por alto la escala de
la futura migración inducida por el clima. Sin embargo, el modo en que la comunidad internacional reaccione a la migración
laboral inducida por el clima tendrá una verdadera repercusión en los efectos más importantes del cambio climático en el
desarrollo.
Algunos analistas están empezando a sostener que la migración es tanto un elemento necesario de la justicia redistributiva
mundial como una importante respuesta al cambio climático, y que los emisores de gases de efecto invernadero deben
aceptar una asignación de “migrantes por causas ambientales” 2 en proporción con sus emisiones históricas de gases de
efecto invernadero. Andrew Simms, de la New Economics Foundation pregunta: “¿Es correcto que a pesar de que la creación de
problemas como el cambio climático mundial sea atribuible en mayor medida a ciertos Estados, todos los Estados tengan que
asumir el mismo grado de responsabilidad con respecto a las personas desplazadas?”
2 La OIM utiliza el término “migrantes por causas ambientales” para describir a las personas que se desplazan principalmente como resultado del cambio
climático y la degradación ambiental. En su Nota para las Deliberaciones sobre “La Migración y el Medio Ambiente”, de 2007, la OIM define a los
migrantes por causas ambientales como “personas o grupos de personas que, por motivo de cambios repentinos o progresivos en el medio ambiente,
que afectan adversamente su vida o sus condiciones de vida, se ven obligados a abandonar sus lugares de residencia habituales, o deciden hacerlo, bien
sea con carácter temporal o permanente” (OIM, 2007: 1-2, párr. 6). Este término es más amplio que “migrantes por causas climáticas”, y comprende los
desplazamientos de población que se producen a consecuencia de procesos ambientales que pueden estar relacionados, o no, con el clima.