informe sobre las migraciones en el mundo 2008 - IOM Publications

CapÍtULO 13 - CONSEGUIR LOS MEJORES RESULTADOS DE LA COOPERACIÓN A ESCALA MUNDIAL, REGIONAL Y BILATERAL
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Asimismo, la solicitud de China con respecto a la admisión de sus trabajadores calificados en Nueva Zelandia es una cuestión
polémica, ya que los negociadores de Nueva Zelandia desean proteger las condiciones de trabajo y su fuerza laboral local en
cualquier tipo de acuerdo. Preocupa a los sindicatos de Nueva Zelandia que la admisión de esos trabajadores pueda reducir los
incentivos para impartir formación y mejorar las competencias de los trabajadores locales y afectar sus condiciones de trabajo.
Sin embargo, algunas asociaciones de Nueva Zelandia, como la Engineering, Printing and Manufacturing Union, consideran
esas disposiciones como un medio de remediar deficiencias de aptitudes críticas en la manufactura y otras esferas, por lo
que serían posiblemente beneficiosas. Nueva Zelandia podría otorgar acceso a determinados grupos de trabajadores chinos
calificados, como profesores de mandarín, especialistas en medicina china y turistas trabajadores de China. Por lo tanto, es
evidente que las cuestiones de la movilidad laboral dan lugar a una amplia gama de respuestas y aumentan la sensibilidad de
los países de acogida con respecto a cuestiones como los salarios, el desplazamiento de los trabajadores locales y los efectos
en las condiciones de trabajo, de manera semejante a lo que ocurre en el contexto multilateral, por lo que no es fácil alcanzar
progresos.
Un segundo punto que cabe señalar es que los acuerdos bilaterales y regionales pueden entrañar importantes concesiones de
parte de los países en desarrollo para sus asociados en el acuerdo, particularmente en sectores de gran demanda, a cambio del
acceso al mercado para sus trabajadores calificados. En las deliberaciones entre China y Nueva Zelandia, este último país exigió
importantes concesiones a China a cambio de un mayor acceso para los trabajadores chinos calificados. En las deliberaciones
que se celebran entre la India y la UE, la libre circulación de profesionales, especialmente en actividades como la TI, la medicina
y la ingeniería, y el reconocimiento de las aptitudes profesionales figuran entre las principales demandas de la India. Sin
embargo, ese acceso probablemente exige que la India contraiga compromisos en materia de inversión en sectores tales como
las finanzas, las telecomunicaciones y los servicios de distribución al por menor, y en otras esferas como los aranceles aplicables
a los productos industriales así como la política en materia de competencia y la transparencia en las reglamentaciones. En
consecuencia, el quid pro quo, especialmente para países como la India y China, que tienen grandes reservas de trabajadores
calificados pero que son también mercados de inversión muy atractivos, es probablemente mucho más pronunciado en las
deliberaciones bilaterales y regionales, y también una condición necesaria para recibir algún beneficio del desplazamiento de
llos mano de obra calificada.
El valor real de los acuerdos bilaterales y regionales, sin embargo, trasciende el acceso al mercado que pueda obtenerse por
conducto de un acuerdo en particular. Tales acuerdos también ofrecen a los países en desarrollo la experiencia y la capacidad
institucional, y en materia de reglamentación, necesarias para negociar con grandes asociados comerciales en relación con
cuestiones tales como visados y normas. Cabe esperar que la India utilice el acuerdo de cooperación económica global
concertado con Singapur como punto de referencia en las deliberaciones con la UE sobre reconocimiento mutuo y visados.
Asimismo, China, que desea obtener el acceso al mercado para sus trabajadores calificados que poseen permisos temporales
como parte de un previsto pacto de libre comercio con Nueva Zelandia, está explorando los medios de utilizar ese acuerdo a
modo de precedente en sus futuras deliberaciones con las economías más grandes de la OCDE.
En consecuencia, los acuerdos bilaterales y regionales tienen la posibilidad de servir de base para marcos multilaterales como el
AGCS, proporcionando a los países experiencia en materia de negociación, creación de capacidad de reglamentación e inspirando
confianza entre los encargados de la formulación de políticas para asumir compromisos inicialmente a escala bilateral o regional,
antes de pasar al plano multilateral. Ésa es particularmente la situación con respecto a cuestiones complejas, tales como las
normas, el reconocimiento mutuo y las políticas del mercado laboral, en las que puede que no exista ninguna fórmula técnica
acordada para la liberalización y donde las deliberaciones multilaterales tienen mayores posibilidades de encontrar tropiezos.
En términos ideales, esos pactos regionales y bilaterales deben preparar el camino para compromisos multilaterales de carácter
más liberal. El que ello efectivamente ocurra depende de la situación en general, y de la confianza de los países miembros
en el sistema de comercio multilateral, así como de las ventajas comparativas intersectoriales del caso. Existe, naturalmente,
la inquietud, frecuentemente mencionada, de que algunos países más pequeños puedan quedar marginados en esos procesos
regionales y bilaterales. Pero, dado el creciente número de países pequeños que están concertando acuerdos de colaboración