informe sobre las migraciones en el mundo 2008 - IOM Publications

INFORME SOBRE LAS MIGRACIONES EN EL MUNDO 2008
A la luz de esas inquietudes no resueltas sobre cuál es el mejor procedimiento y el grado ideal con respecto a la integración de los
mercados laborales en el extremo inferior del espectro de aptitudes, los acuerdos laborales bilaterales pueden ser instrumentos
prometedores para correlacionar con flexibilidad la oferta y la demanda de mano de obra, tanto de temporada como estructural,
y de acuerdo con las necesidades y capacidades nacionales, mitigando al mismo tiempo la presión para la migración irregular.
Existen ya varios acuerdos laborales bilaterales, incluidos los concertados en el marco del Programa de Trabajadores Agrícolas
de Temporada del Commonwealth del Caribe (SAWP) suscrito con el Canadá 1 , y otros concertados por los Estados Miembros de
la CARICOM con los Estados Unidos para el trabajo temporal en los sectores de la agricultura y la hostelería.
Si se quiere ampliar la cobertura de esos acuerdos en términos de países de destino y categorías de trabajadores (Banco
Mundial, 2005), la educación pública y el conocimiento de sus beneficios, así como la introducción de mejoras sustanciales en
su diseño para asegurar la viabilidad, serán elementos de fundamental importancia.
Los beneficios para los países de origen que se derivan de acuerdos laborales bilaterales eficientemente concebidos incluyen,
entre otros, un mayor acceso al mercado laboral internacional y a la “circulación de talento”. Los países de destino, mientras
tanto, pueden recibir beneficios de la cooperación, asegurando, en general, que el acceso a su territorio siga siendo de carácter
temporal y responda con más eficiencia a situaciones verificables de escasez de mano de obra y cambios sectoriales en la
demanda. Para alcanzar eficazmente esos objetivos los acuerdos y/o iniciativas unilaterales acompañantes deberán incluir
incentivos para la migración temporal y circular; cuotas adecuadas, y costos de transacción relativamente bajos para los
empleadores y los migrantes por igual (Mansoor y Quillin, 2007; Ruhs, 2005).
Los acuerdos laborales bilaterales también pueden servir a modo de instrumentos de la política de desarrollo ofreciendo a los
nacionales menos calificados de los PMA un acceso preferencial a las cuotas de empleo, cuyas repercusiones pueden apoyar la
consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (Pritchett, 2006). Al beneficiar a los menos calificados, esos acuerdos
podrían aliviar parcialmente la inquietud en el sentido de que las políticas de admisión que exigen conocimientos avanzados
pueden exacerbar las disparidades de ingresos en los países de origen al aumentar el valor que se da a los conocimientos
especializados locales (Pritchett, 2006; Caldentey y Schmid, 2006) y orientar las corrientes de remesas hacia los sectores
presuntamente en mejores condiciones económicas. Sin embargo, en estos momentos, Haití, por ejemplo, tiene una distribución
de beneficiarios de remesas bastante equitativa entre los quintiles de ingresos más bajos y más elevados, según la Encuesta
sobre las remesas en Haití en 2006, efectuada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2007), aunque esa situación
podría cambiar. No obstante, se requiere una mayor labor de investigación para determinar si algunos de esos efectos son
contrarrestados por el capital humano y/o el empleo generados por los mayores beneficios en materia de educación e inversión
local gracias a las remesas que envían los trabajadores altamente calificados (Banco Mundial, 2005). 2 Tales objetivos de
desarrollo pueden ser más realistas cuando los acuerdos se refieren a situaciones de escasez de mano de obra de carácter
temporal.
Por otro lado, los acuerdos laborales bilaterales pueden reducir la vulnerabilidad de los trabajadores migrantes a la explotación
durante la contratación y el empleo. Además de obligar a los países de origen a efectuar una mejor reglamentación de las
actividades de las agencias de contratación, los acuerdos pueden ayudarlos a negociar una limitada libertad de circulación para
sus nacionales dentro de sectores ocupacionales asignados, lo que también permite mejorar la eficiencia del mercado laboral
en el país de destino (Ruhs, 2005).
Una labor de investigación más rigurosa sobre la eficacia de tales acuerdos en términos de su aplicación y repercusiones y,
posiblemente, la creación de un proceso consultivo regional (PCR) sobre la migración para complementar el CSME, que permita
el intercambio de buenas prácticas y experiencias, ayudaría a los Estados Miembros de la Comunidad del Caribe a elaborar
acuerdos laborales bilaterales más amplios y eficaces.
Para concluir, los acuerdos laborales bilaterales bien concebidos pueden ayudar a los países de origen y de destino a cultivar la
cooperación entre múltiples partes interesadas y a obtener el apoyo público necesario para abordar cuestiones políticamente
delicadas de la gestión de la migración, así como contribuir a que las políticas migratorias estén más alineadas con las relativas
al comercio y la inversión extranjera (Ruhs, 2005). De esa manera, los acuerdos laborales bilaterales pueden ayudar a satisfacer
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