informe sobre las migraciones en el mundo 2008 - IOM Publications

sus derechos laborales, las actividades sindicales
también pueden incluir: la realización de campañas
de contratación ética para contrarrestar los efectos
de la “fuga de talento”; la organización de las
disposiciones necesarias para que los bancos locales
reduzcan el costo de las transferencias de remesas,
la concertación de acuerdos bilaterales con otros
sindicatos en los países de origen o en los países
de destino, la participación en planes de orientación
previos a la partida en el país de origen (por
ejemplo, Filipinas), la prestación de asistencia a los
trabajadores migrantes para que se mantengan en
contacto con sus países de origen y, particularmente
en África, la colaboración con los empleadores para
impedir la propagación del virus del VIH/SIDA (OSCE/
OIM/OIT, 2006, 2007). Por último, la protección de
los derechos laborales de los trabajadores migrantes
en situación irregular es especialmente problemática
en la práctica y se examina con mayor amplitud en
la Sección 7.1 infra.
6.3 El Fomento de la Cohesión Social
En un mundo caracterizado por una elevada tasa
de movilidad laboral, el carácter de la relación
entre el migrante y la sociedad de acogida está
cambiando rápidamente, y conceptos tales como la
asimilación, la integración y el multiculturalismo ya
no son totalmente satisfactorios, ni como términos
explicativos ni prescriptivos. Se necesitan nuevos
enfoques para definir los valores y principios básicos
de una sociedad de acogida y dar margen para la
diversidad, al mismo tiempo. No existe una fórmula
única para el éxito: las políticas en el sector de los
migrantes que son residentes permanentes pueden
ser muy distintas de las que se requieren en el caso
de los migrantes temporales. En términos generales,
sin embargo, el punto de partida es el reconocimiento
del migrante como participante legítimo en los
procesos sociales y económicos, y el reconocimiento
y la definición de los derechos y responsabilidades
mutuos.
INFORME SOBRE LAS MIGRACIONES EN EL MUNDO 2008
La necesidad de asegurar la cohesión social en los
países de acogida es un factor determinante crucial de
la formulación de las políticas. La migración en gran
escala con fines de trabajo, para abordar la escasez
de mano de obra y los déficits demográficos no se
considera viable en muchas partes del mundo debido
a las dificultades asociadas a la integración de un
número considerable de extranjeros en la sociedad de
acogida y a la necesidad de proporcionarles servicios
sociales adecuados. El caso del Canadá, sin embargo,
que en 2006 admitió a más de 250.000 migrantes
permanentes y más de 110.000 trabajadores
migrantes temporales, demuestra que la admisión en
mayor escala es posible con una meticulosa labor de
planificación y cuando existen políticas de recepción
adecuadas (CIC Canadá, 2007a). Además, en la
práctica es más probable que el entramado social del
país de acogida esté en riesgo cuando los migrantes
son objeto de diversas formas de discriminación,
tanto en el lugar de trabajo como en la comunidad
en general, y cuando no existen mecanismos de
integración adecuados.
La discriminación contra los migrantes es una grave
barrera que impide alcanzar la cohesión social y la
integración:
La discriminación produce un trato diferencial en
los mercados laborales, impidiendo la igualdad
de oportunidades, ocasionando conflicto en la
población de trabajadores y socavando la cohesión
social. La discriminación refuerza actitudes que
circunscriben a ciertos grupos identificables a una
función marginal y a deficientes condiciones de
trabajo. Los resultados de la constante negación de
oportunidades de trabajo, la relegación a barrios
pobres, la falta de oportunidades de educación o
formación, la falta de protección policial, y múltiples
tipos de discriminación en la vida comunitaria
significan la exclusión y, a la postre, el colapso de
la cohesión social. Los trabajadores migrantes son
víctimas de diversas formas de discriminación en el
empleo y las ocupaciones, y la discriminación que
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