evangelístico
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
tu cruz, cien cruces, pero dame vida, porque<br />
todavía me quedan cosas por hacer por este<br />
pueblo y por esta patria. No me lleves todavía,<br />
dame tu cruz, dame tus espinas, dame tu<br />
sable, que yo estoy dispuesto a llevarlas, pero<br />
con vida, Cristo mi Señor”.<br />
Luego, agregó: “Y le digo a Dios, si lo que<br />
uno vivió y ha vivido no ha sido suficiente,<br />
sino que me faltaba esto, bienvenido, pero<br />
dame vida, aunque sea vida llameante, vida<br />
dolorosa, no importa”.<br />
“Vida llameante, vida dolorosa, no importa”,<br />
negociaba Chávez con Dios.<br />
Me conmovió escucharlo. Sí, Hugo Chávez<br />
—poderoso, amado por unos y detestado por<br />
otros, conocido en el mundo entero, carismático,<br />
verborrágico— le decía a Dios que aceptaba<br />
de buen grado el calvario de vivir con cáncer<br />
si ése era el precio para seguir en esta Tierra.<br />
Más allá de las ideologías, la política o el<br />
poder, Hugo Chávez me pareció entonces la<br />
síntesis de la condición humana: queremos vivir,<br />
y vivir bien, rechazamos el dolor, las limitaciones,<br />
las dificultades y, sin embargo, cuando<br />
adivinamos el riesgo del final, rogamos por<br />
un día más de vida sin condición alguna; agradecemos<br />
incluso una “vida dolorosa”, “vida<br />
llameante”.<br />
En el valor de la vida desnuda me dejó<br />
pensando aquella vez Hugo Chávez.<br />
Y el archivo de la tele me llevó a la misma<br />
reflexión: la necesidad de bendecir la vida que<br />
tenemos hoy, como quiera que esa vida sea, y<br />
por el tiempo que se nos conceda u<br />
julio 2013 23